Loe raamatut: «Realidades y retos del aborto con medicamentos en México», lehekülg 11

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Así mismo, esta investigación sobre parteras indígenas y no indígenas de zonas rurales y pobres en Chiapas, tiene la intención de desmarcar el cliché que se ha hecho desde una visión antropológica occidental sobre las mujeres del sur de México (violentadas, desposeídas y desempoderadas), ya que al menos desde el movimiento zapatistas de 1994 quedó de manifiesto que las mujeres indígenas tenían su propia agencia, y ello ha sido resignificado a principio del siglo XXI por la nueva mirada de la antropología feminista (Jules Falquet, 2001; Aida Hernández, 2001; entre otras). Así se ha podido resignificar la agencia que las mujeres indígenas y rurales de regiones empobrecidas como Chiapas, tienen en su hacer política, su cuestionamiento de usos y costumbres, y su realización de prácticas frente al poder patriarcal.

Gracias a que se contaba con los contactos de organizaciones que trabajaban directamente con la asistencia para la interrupción libre y voluntaria del embarazo con medicamentos y la capacitación de parteras, se trazó una ruta de trabajo localizando a cinco parteras situadas en una región fronteriza con Guatemala, y cinco más en la región altos de Chiapas, formando un total de diez participantes, durante los meses de marzo a junio 2018, quienes a su vez, permitieron la grabación de sus experiencias en cuanto a su trabajo como parteras que conocen y utilizan medicamentos para la interrupción de embarazos no deseados. Para conocer estas prácticas desde un enfoque cualitativo, se les realizaron entrevistas semiestructuradas desde el enfoque de la etnografía feminista.

Para fines de salvaguardar a las parteras tradicionales, las entrevistas realizadas se hicieron personalmente, en sus espacios de trabajo (generalmente sus hogares) y dado que la práctica del aborto está penalizada en Chiapas, los nombres fueron cambiados y su ubicación exacta omitida. Como parte del proceso inicial, se solicitó a las participantes un consentimiento informado por escrito.

En este caso las mujeres parteras entrevistadas son pobres, la mayoría con poca o nula escolaridad y profesantes de religiones que se oponen al aborto, pero se erigen como agentes indiscutibles en los espacios donde ni los servicios de salud (con su persistente precariedad en el sur de México) ni el Estado, que se niega a despenalizar el aborto en todo el territorio aun a sabiendas que viola derechos humanos de las mujeres, puede frenar el compromiso, la sororidad y la seriedad del actuar de estas parteras tradicionales.

Así, esta investigación tuvo dentro de sus intereses, conocer los puntos de vista de las parteras tradicionales respecto a la interrupción del embarazo dentro de un contexto que penaliza al aborto inducido, lo cual pone de manifiesto la asimetría de poder entre cuerpo femenino autónomo versus infantilizado por el Estado, al decidir sobre la voluntad de una mujer para ser madre o no. En este sentido, y siguiendo a Patricia Castañeda, el trabajo está motivado por un interés de emancipación en el que se pretende realizar la investigación “de, con y para las mujeres” (Castañeda, 2008:14) con la finalidad de seguir contribuyendo en la documentación científica de los saberes de las mujeres en el mundo.

De acuerdo con la ruta de trabajo que se pudo realizar, se contactaron a un total de nueve parteras tradicionales, que tenían la característica común de haber sido alguna vez capacitadas para el uso medicamentos para interrumpir el embarazo de manera segura, por medio de una asociación civil internacional. Esta asociación tiene como finalidad capacitar y dotar de métodos anticonceptivos a población que por diversas circunstancias tiene problemas de acceso a ellos, así como dar capacitación en salud sexual y reproductivas a médicos, médicas enfermeras, parteras y promotores de salud que se los soliciten, sus servicios no son gratuitos, pero cobran de acuerdo con las necesidades del público con el que trabajan.

Se entrevistaron a cinco parteras en una zona del centro del estado de Chiapas (denominada por nosotras como Zona A) y cuatro parteras situadas en una zona que hace frontera con Guatemala (denominada por nosotras como Zona B). Estas dos regiones se eligieron de acuerdo con la aceptación para participar en el estudio de las parteras entrevistadas frente a un tema penalizado en Chiapas.

Todas ellas permitieron la grabación de sus experiencias en cuanto a su trabajo como parteras que usan medicamentos para la interrupción de embarazos no deseados. Para conocer estas prácticas se realizaron entrevistas semiestructuradas, mismas que posteriormente fueron transcritas. Así mismo se llevó un diario de campo que sirvió de guía a la hora de realizar el análisis de la información. La transcripción se hizo en Word y algunas tablas comparativas en Excel para procesar la información, así como el uso del Atlas T.

Con la finalidad de salvaguardar a las participantes, las entrevistas realizadas se hicieron personalmente y dado que la práctica del aborto está penalizada en Chiapas, y en la mayor parte del país, los nombres fueron cambiados y su ubicación exacta omitida. Como parte del proceso inicial, se solicitó a las participantes un consentimiento informado por escrito (Sánchez-Ramírez, 2016:251). En el caso de una participante que no tenía manejo de la lectoescritura, se optó por el apoyo de una intérprete para garantizar el anonimato y confidencialidad de todas las participantes. El trabajo de campo se realizó entre marzo y julio del 2018.

Para la clasificación de la información en este trabajo se consideraron 3 categorías desde que se diseñó el instrumento de la entrevista: 1) sororidad, 2) ¿cómo es la ayuda? y 3) ¿cómo llegan las mujeres?

Tabla 1. Características generales de las parteras entrevistadas


Fuente: Elaboración propia con base en trabajo de campo

En la tabla 1 se pueden observar las edades de las parteras y los años de servicio que tienen ejerciendo, demostrando con ello, la larga experiencia de sus prácticas. La iniciación dentro del campo de la partería se da por lo regular a edades muy tempranas, algunas atendiendo partos desde los 14 años.

En cuanto a la escolaridad, las hay sin escolaridad hasta con preparatoria terminada, pero dado que todas son parteras tradicionales, lo interesante aquí es ver la vía de obtención de conocimientos; la mayoría de las parteras que participaron en este estudio dijeron haber aprendido el oficio de la partería a través del conocimiento heredado por la abuela, la madre, la hermana o en su caso por la suegra. Aunque también se encontraron casos donde este conocimiento fue adquirido a través de los sueños, registrado también por otras investigaciones como la de Sánchez-Ramírez y otros (2015) y Ollinca y Freyermuth (2018).

Para el caso específico de la lengua materna, ésta por lo regular se encuentra relacionada con la zona de dónde son originarias, aunque no es una determinante y es importante mencionar que todas las parteras que narraron sus experiencias hablaban castellano ya sea como primera o segunda lengua, por lo que no fue necesario contar con traductora para el trabajo de las entrevistas. Reconocemos que una limitante de este estudio fue el no indagar en la cosmovisión maya de las culturas tostsil, tseltal, y tojolabal a las que pertenecen algunas parteras, lo cual sería interesante en posteriores estudios.

Sobre sus prácticas religiosas, la mayoría declararon que profesan la religión católica; este aspecto es muy particular, ya que dicha característica no las limita para la realización de abortos inducidos, a pesar de la radical postura de la iglesia católica al respecto.

Las parteras de este estudio son mujeres con escasos recursos económicos, que atienden en su propia casa, y que son reconocidas en sus comunidades por todo lo que hacen en favor de la salud; lo cual no las exime del estigma que sobre ellas puede caer al saber que realizan abortos, como parte del juego de doble moral social; las juzgan, pero acuden a ellas cuando las necesitan para interrumpir de manera segura un embarazo no deseado en estas regiones alejadas de los lugares donde el aborto no es punible en el país.

Resultados

El aborto con parteras indígenas, rurales y sororales

Como se ha mencionado en la metodología para este trabajo, se obtuvo la información a través de 3 categorías: 1) Sororidad, 2) ¿Cómo es la ayuda (procedimiento), y 3) ¿Cómo llegan las mujeres? Las entrevistadas fueron muy claras al mencionar que antes de que ellas conocieran y usaran los medicamentos para abortar, esta práctica casi nunca se mencionaba como aborto, se decía “dejar pasar” (similar a lo que mencionan Castañeda y otros 2003) y que ahora es más común que se diga interrupción, con lo que se le quita un poco el tremendo peso del estigma que el aborto puede tener en su contexto. Una de las interrogantes principales que nos hicimos fue el por qué lo hacen si saben que es algo muy sancionado socialmente y que además corren el riesgo de ser acusadas ante la ley, incluso por los propios servicios de salud hegemónicos. Encontrando para nuestra sorpresa que, sin estar formadas dentro de alguna corriente feminista o de género y salud, tienen muy claro el por qué se alían con las mujeres que las buscan para abortar.

¿Sororidad o por qué lo hacen?

Mónica Pérez (2014) define a la sororidad como un término derivado del latín soror que significa hermana, es una forma de referirse a la hermandad entre mujeres con respecto a las cuestiones sociales de género. Relaciones que pueden generar alianzas, complicidad y resistencias. Es un término acogido y propuesto por algunos feminismos; por tanto, esta categoría se refiere al apoyo entre mujeres ante la búsqueda de una solución para un embarazo no deseado de manera segura y sin ser juzgadas por el acto, y si bien las entrevistadas no lo nombran como tal, sus prácticas nos condujeron a esa luz.

Isabel (Zona A): Yo ayudo, una por ser mujer y todas pasamos por diferentes situaciones en la vida al tener un embarazo que a veces no es deseado o que a veces tienen problemas con la pareja, muchas dicen: —Es que yo no quiero embarazarme o no lo quiero tener porque mi marido no me da dinero para alimentar—. Muchas cosas de esas, entonces es ahí en donde una le empieza a explicar: —Bueno, sí hay un tratamiento para esto, es delicado pero ustedes tienen que valorar— ya me explican y entonces yo digo, soy mujer y en mi caso lo haría si estoy viendo cómo está sufriendo esa mujer, por eso siempre les aconsejo que tiene que ver la situación de vida que tengamos, porque de qué sirve que venga a sufrir un bebé que no tiene ni ropa, pues a mí se me conmueve mi corazón lo que explican y lo que veo, es lo único, cuando dicen: —Es que yo no tengo dinero o qué voy hacer ya con un hijo—.

En este caso se pueden encontrar dos elementos que ayudan a una mayor comprensión de los motivos que esta partera tiene al dar atención a los casos de aborto inducido; la sororidad al compartir su condición de género y la empatía que encuentran al ver la situación de vida en que están enfrentando las mujeres cuando le dice que no tienen recursos económicos para hacer frente a su maternidad, lo cual incluso es una de las causales permitidas por la ley en dos estados del país (Michoacán y Yucatán) respecto al aborto.

Doña Luz (Zona A): Bueno, lo que a mí me motiva es que a veces vienen ellas con mucha necesidad y es que nosotros vemos cuando hay mucha necesidad, en el 2016 se murieron dos chamacas, una señora ya con cinco meses de embarazo y la otra con tres meses, se mataron, se suicidaron aquí en el municipio porque no tuvieron otra salida pero fue en el 2016, que no nos buscaron, si hubiera venido aquí antes y aunque no tuvieran su dinero, la organización que nos vende el medicamento tiene la capacidad y autoriza que a esa gente se le dé gratis, eso es lo que me han dicho, que hay la posibilidad de ayudar gratis porque no tienen dinero, no tienen, no tienen nada, yo siempre les digo: —Miren, no tienen por qué contarme yo no soy nadie que tenga que juzgar, somos amigas y yo las voy a ayudar y no quiero que me estén contando historias porque ustedes saben y ustedes van a decidir qué quieren hacer con su vida y yo, si puedo, las voy a ayudar siempre y cuando estén a tiempo. Y ya me empiezan a decir la última fecha de su período [menstruación] para ver si todavía hay tiempo.

Esta narrativa es incluso conmovedora ya que se centra en el interés por la persona, y por ende en la mujer. En primer lugar, al referirse a que ninguna mujer debe de suicidarse por no contar con el apoyo para intentar interrumpir un embarazo que no desea, en segundo lugar, al mostrar su disposición a apoyar sin cuestionamientos a otras mujeres, cosa que tantas mujeres desearíamos en muchas decisiones que comprometan nuestro cuerpo y nuestra salud.

Rosario (Zona A): Muchas de las mujeres que abortan son estudiantes y así piden sus medicamentos para abortar, ellas me necesitan para que las ayude y yo las quiero ayudar para que no tengan un embarazo que no quieren, yo lo hago por ayudar sólo.

Al igual que el caso anterior, se puede observar el interés centrado en la persona, y donde al parecer las mujeres estudiantes (jóvenes) tienen más clara la existencia de medicamentos autoadministrado para abortar.

Josefina (Zona A): Bueno, en mi caso, yo pienso que hay muchas mujeres que buscan interrumpir su embarazo porque apenas está gateando un hijito y ya viene el otro, entonces yo he tenido esa necesidad y por eso decido apoyarles porque pues la pareja ya no quiere porque ya está un niño y viene ya el otro, entonces he tenido la necesidad de apoyarlas y una vez que pasa ya les hablo de planificación familiar y así ya no se sigan embarazando, pero ya es una necesidad porque de verdad desde que llevo haciendo este trabajo no me han venido a buscar madres solteras, más bien vienen con sus parejas y sí me han tocado muchos casos y por eso mismo ya tiene dos, tres o cuatro hijitos y ya el papá dice: —Ya no quiero, porque ya no puedo, ni caite [zapatos] le puedo dar a mis hijitos, ¡hágame usted el favor!, ¡apóyeme usted! Y es que la verdad no tienen lo económico para poder criarlos a sus hijos y es que sí da lástima—

Esta narrativa en particular es muy parecida a la de Isabel, en donde las razones para ayudar a las mujeres a interrumpir un embarazo se deben a su situación económica, al tener ya muchos hijos y no encontrarse en la posibilidad de mantenerlos, incluso las parejas solicitan a la partera que les ayude. Aquí el cuestionamiento sería qué está pasando con la satisfacción de la demanda de anticoncepción masculina.

A diferencia de las parteras de la Zona A, en la Zona B no mencionaron tan enfáticamente la situación económica para prestarles el apoyo.

Angelina (Zona B): De hecho, desde que me vienen a buscar yo les hablo y les explico que hay un kit5 que les puede ayudar y es 100% efectivo, yo siempre les digo eso a las mujeres para que se sientan seguras porque siempre vienen con ese miedo y dejo que me hagan preguntas hasta que ya no quedan dudas, se van y ya te haces como amiga y te escribe y te dicen: —Hola, buenos días, que miré esto, — Y ya les digo; Tranquilas no pasa nada. Hay que darles seguridad para que estén más tranquilas y a veces no sólo es hacerse la interrupción porque también se involucra que la familia o la pareja, sino que es todo, entonces ellas se involucran más en eso que en su propio problema y el qué dirán y empieza el temor y ahí es donde tenemos que entrar nosotras [las parteras].

En esta narrativa destaca el entendimiento de la partera sobre lo que implica el estado emocional de las mujeres en su salud, no solamente resuelve el problema del embarazo no deseado, sino que funge también como una persona que inspira confianza y acompañamiento. Es interesante también reflexionar la forma en que logra que las mujeres se sientan seguras del procedimiento que están realizando, ayudándoles a recuperar seguridad y autonomía en sí mismas, lo contrario a culpabilizarles por su decisión.

Lupita (Zona B): Yo fui madre soltera y me hubiera gustado que me ayudaran, tengo una hija, me embaracé a los 17 años. Ahora que vienen pues yo platico primero con las muchachas porque yo más trabajo planificación familiar, les pregunto por qué no utilizaron sus métodos, pero pues ya cuando se embarazan pues no queda más que apoyarlas o enviarlas a un lugar en donde las puedan apoyar. Nosotras no las debemos de abandonar porque las niñas, bueno yo las llamo niñas, aunque tengan 18 años, porque hacen cosas indebidas que les perjudica la salud y la vida a veces por tomar cosas que nos son correctas. Trato de aconsejarlas, que piensen bien lo que están haciendo porque, puede ser un momento de desesperación que se pelearon con el novio o con el marido, entonces yo no, yo definitivamente el día que vienen no les digo rápido que sí, las escucho y les digo piensa bien las cosas que vas hacer, haz un ultrasonido y ven con tu pareja o con un familiar, yo no sé con quién porque hay otro detalle: si les pedimos un familiar pues a veces no quieren que lo sepan, entonces que venga la pareja, tiene que involucrarse y estar en el proceso, que se dé cuenta lo que sufre la mujer también [haciendo referencia a las molestias que se presentan en el cuerpo de las mujeres al realizarse un aborto con medicamento].

Lo primero que se destaca de esta narrativa es visibilizar que la partera les ofrece elementos para que reflexionen, devolviéndoles a las mujeres la responsabilidad de sus decisiones. El darles tiempo a las mujeres de pensar sobre la posibilidad de interrumpir un embarazo no deseado, comprendiendo incluso cuestiones de dinámicas de pareja jóvenes, la partera no ve en esta asistencia una cuestión lucrativa, al dejar la posibilidad abierta de que las mujeres regresen o no, para realizarse la interrupción.

Margarita (Zona B): A veces vienen las muchachas y dicen que hay algunas que las violan, algunas que también los padrastros, algunas que, pues viene la pareja y que no lo quieren tener, pero viendo la necesidad, entonces sí se les puede dar, que no sea de muchos meses, que sería de unos cuatro, cinco, seis semanas de embarazo.

Esta narrativa hace alusión a los casos atendidos de violencia sexual (a pesar de estar reconocido como causal permitida de aborto en todo el país) que enfrentan las mujeres que buscan interrumpir un embarazo no deseado, resultado muchas veces de un abuso realizado incluso dentro del mismo núcleo familiar, dejándolas más vulnerables y con un riesgo latente que pone en peligro su vida y su salud, no sólo física sino también emocional, por ello, la atención oportuna de la partera en estos casos resulta crucial.

¿Cómo es el procedimiento que da confianza?

Como ya se mencionó, la OMS (WHO, 2015) establece de manera muy precisa cómo se debe llevar a cabo una interrupción con medicamento, con una ruta muy clara de pasos a seguir, por ello, uno de los cuestionamientos principales para asegurar que las parteras del estudio realizan de manera segura la interrupción de la gestación era indagar sobre cómo lo hacían.

Doña Luz (Zona A): Vienen muchachas de las escuelas, siempre y cuando vengan acompañadas de alguien porque alguien lo tiene que saber porque también corre el riesgo que la mamá se entere, no sé como pero se puede enterar, y ahí sí vamos a ir a la cárcel porque no se está tomando en cuenta la familia o alguien de adulto que venga con esa muchacha… Ellas vienen aquí, ya platicamos y le digo como aplicar el medicamento, se van a tomar una primera pastilla aquí, lo quieren llevar o quieren volver a venir, de todos modos yo les voy a dar las instrucciones y lo van a hacer tal y como es el protocolo o las indicaciones, les digo, y me dicen: —Sí lo voy a llevar. —Déjame tu número [de teléfono] y te voy a estar marcando a tales horas; porque como ya les di la primera les digo, la segunda dosis va a ser hasta que pase 24 horas, se van a aplicar otras 4 y así yo ya calculo la hora que les voy a marcar para ver cómo están y les digo todos los síntomas. Los síntomas son después de tomar el misoprostol mareo, puede dar diarrea, calambres en el vientre, fiebre y vómito, esos son los síntomas uno de todos les puede dar. Yo les tengo que decir que tienen que regresar 21 días después de tomar el medicamento para hacerles otro prueba para ver si quedaron limpias para que yo esté segura que sí salió porque yo les digo también que quedan muy fértiles y si a los 8 o 15 días vuelven a tener relaciones sin protección vuelven a embarazarse y no vayan a decir que mi medicamento no sirvió, entonces sí tienen que regresar a los 21 días, antes de tener relaciones para que veamos que quedaron limpias, —Ustedes se van a guardar un mes en lo que regresan a hacerse su prueba. Hay quienes regresan y quienes no regresan, pero estoy pendiente de ellas por teléfono. Es tomada una pastilla y 24 hora después 4 que se aplican entre las encías y las mejillas, vaginal es algo que nunca he hecho nunca lo he trabajado así, eso me da miedo porque la pastilla va a estar en el cuello de la matriz, yo me imagino o pienso que puede hasta provocar molestias o una llaguita o no sé, yo no hago ese tipo de trabajos y para el dolor les digo que tomen ibuprofeno.

Se pueden observar en esta narrativa 4 elementos de un aborto seguro según la OMS: 1) solicitar que la mujer venga acompañada de alguien cercano, 2) las instrucciones correctas de uso del medicamento de manera ordenada, 3) el seguimiento a la paciente por teléfono, el chequeo después de 21 días para garantizar que el procedimiento se completó y 4) hacer una revisión de salud post evento. Como una medida muy suspicaz por parte de las parteras aclaran a las mujeres de qué manera no se usa el medicamento (vía vaginal) para evitar evidencias si hay una complicación que puede ser motivo de maltrato y de denuncia en los hospitales a los que tuvieran que acudir. Una cuestión muy particular aquí es que la partera aclara que quedarán fértiles después de determinado número de días, para que sean las propias jóvenes las que estén conscientes y tomen sus propias precauciones.

Rosario (Zona A): A veces pasa así, de mujeres que pasan por violencia y abusos, me han tocado dos o tres casos de esos, ellas solitas me dicen que pasan por cosas así y que las agarran a la fuerza y las violan, las mujeres que vienen me preguntan si tengo medicamento para que baje su regla, casi no dicen que vienen a abortar, es más bien que vienen porque quieren que les baje su sangrado. Primero lo tengo que saber qué tiempo tienen que no les baja para saber el tiempo del embarazo, yo las toco para saber el tiempo que tienen porque se siente en la matriz cuando está ocupado, se toca el vientre y arriba de su pubis, y así ya lo veo si es embarazo o si sólo es un retraso y ya para confirmar lo voy a sacar una prueba de embarazo, también hay síntomas que son de embarazo, cuando es retraso no hay síntomas eso a veces es la diferencia, en algunas mujeres hay mareo, vómito o dejan de comer, a veces da dolor de cabeza. Primero mifepristona y luego el misoprostol después de las 24 horas y así sale bien.

En este caso se puede observar que, aunque no es muy detallada la forma de aplicación del medicamento, sí hace alusión al tipo de medicamento que utiliza, así mismo, considera la importancia de saber las semanas de gestación como una determinante para llevar a cabo el procedimiento. A diferencia de la primera narrativa, ella no solicita el acompañamiento familiar de las mujeres que recurren a su ayuda para interrumpir un embarazo; es interesante ya que, desde un principio, menciona el hecho de atender a mujeres que han sido víctimas de abuso sexual, considerando la situación que enfrentan las mujeres en estos casos, muchas veces el acompañamiento se verá permeado por el grado de inseguridad y miedo que estas mujeres que acuden con las parteras pueden estar enfrentando solas.

Para el caso de las parteras de la Zona B, podemos observar que utilizan estrategias más modernas.

Socorro (Zona B): Yo nunca trabajo así no más al aire, yo siempre trabajo con estudios y con ultrasonido para que no me mientan en el tiempo y vaya yo a meter las patas como se dice, para evitar equivocarse en el tiempo y que ha habido mujeres que se hacen la prueba de embarazo y sale positivo y sí puedo checarlas y sí puedo ver el tiempo pero si hay un embarazo ectópico también es mucho peligro y la verdad no hay nada mejor que tener un ultrasonido en la mano, para todas las enfermedades y todas las consultas que vienen hombre o mujer yo mezclo las tres cosas: medicamentos, hierbas y todo lo que es homeopatía y eso es un gran beneficio porque no hay tanta dificultad y es más rápido. Para el caso de la interrupción también hay hierbas para eso que se mezclan con el medicamento que aplico y la persona o paciente queda muy satisfecha porque se evita mucho dolor, inflamación y es más rápido. Ellas vienen y me dicen lo que necesitan, platicamos y yo la escucho y que se desahoguen, al final le digo, ¿estás segura? y la oriento porque no es nada más hacer por hacer, hay que orientarla, como católica la oriento y le hago ver las cosas y al final pues, la decisión es de ella, —Piénsalo— les digo, —piénsalo, ese bebé te puede pasar un vaso de agua, yo concientizo. Mire, yo me he preparado para eso; primero se toma una pastilla la mifepristona y a las 24 horas después de la primera pastilla se les da 4 de misoprostol que se aplican entre las mejillas y las encías, después les doy a tomar un té endulzado por si les baja la presión o por si les da nauseas, es un té especial y espero una o dos horas y empieza el sangrado y si ella se quiere ir a su casa se puede ir o si quiere estar aquí se puede quedar pero más se van a su casa y entonces ya después del tratamiento y su remedio llevó un control por teléfono hasta que me aseguro que pasa todo. Saber las semanas de gestación y el ultrasonido es para que yo me sienta tranquila, no importa si vienen acompañadas o no, yo no pido eso. Yo ayudo a una mujer siempre y cuando me traiga su ultrasonido para no poner en peligro su vida y su salud porque ya ve que ahorita hay mucho embarazo ectópico y en casos como esos, ningún medicamento le va a hacer efecto porque no es un embarazo normal, si yo sé cuantas semanas tiene y el ultrasonido está bien y es un embarazo normal y dentro del protocolo de las semanas, yo lo apoyo y no me siento mal porque siento que estoy ayudado a una mujer.

Se consideraron aquí algunos elementos más modernos como el uso de ultrasonido para determinar las semanas de gestación y saber las condiciones del embarazo, también la combinación de medicinas alopáticas y alternativas, existe un acompañamiento y un seguimiento del procedimiento y se menciona el hecho de hacer una labor de concientización sobre el aborto (porque es católica dice), pero recalca también el hecho de respetar la decisión de las mujeres a continuar con la interrupción del embarazo aunque se vea contrariada su propia creencia religiosa, incluso mostrando finalmente su convicción: “no me siento mal, porque siento que estoy ayudado a una mujer”.

También hay casos en donde se guían por la fecha de última menstruación, lo cual está siendo avalando por otros estudios a nivel internacional donde, consideran fiable la fecha de la última regla aportada por la mujer para realizar una interrupción con medicamento de manera segura (véase Raymond & Bracken, 2015).

Margarita (Zona B): Bueno, por ejemplo, las capacitaciones que nos han dado consistían en tomarse la primera que es la mifepristona —Ajá, tomarse esa, a las 24 horas una en cada muela de misoprostol y las otras dos a las 12 horas más tomadas. Ellas me dan su fecha de última menstruación, por ejemplo, viene una persona y me dice: —Oye el 25 fue mi última menstruación. Entonces ya hago cuentas del 25, quince días más, es lo que hago yo las cuentas, ya veo cuántas semanas trae.

“Viene gente de todo tipo”. Las mujeres buscan a las parteras

Con esta categoría ¿cómo llegan las mujeres? se pretendía conocer la manera en que las mujeres buscan y llegan hasta dónde estén las parteras que realizan interrupciones, así como a qué estrato social pertenecen.

Doña Luz (Zona A): Se tiene que pensar en las mujeres maltratadas, hay que ayudar, hay que preguntar porque a veces vienen muy tristes las mujeres y cuando les pregunto qué les está pasando, me dicen: —Mire usted, es que mi marido se fue a emborrachar y no me trajo dinero y todavía me pegó… y así quiere que yo siga teniendo más hijos. La mayoría son mujeres jóvenes, de 18 a 20 años, también de 25 años. Hay muchas formas como ellas se relacionan conmigo y me dicen, por ejemplo, la que vino anoche mandó a una muchacha y me dijo: —Oiga, me dijeron que usted hace pruebas de embarazo. —Sí, le digo. —Y ¿a cómo lo da usted? —No mira, lo que pasa es que aquí hago yo la prueba y cobro $25 pesos (1 USD aprox). —Ah, está bueno, le voy a decir a mi amiga. Se fue la muchacha y ya en la noche vino la otra muchacha solita. Empiezan a platicar pues, con pena que no puede tenerlo por diversos motivos. La mayoría son solteras, vienen personas de dinero se puede decir, con recursos y hasta de buena familia, pero es por lo mismo que es anónimo, entonces buscan cómo van a interrumpir su embarazo y la mayor parte son de rancherías, gente muy humilde, viene gente de todo tipo.

Lo primero que se observa en este caso es que acuden mujeres víctimas de maltratos y con problemas económicos para mantener a un nuevo hijo (esto sería bajo las causales de violencia y condición económica) y también se puede observar que acuden mujeres que tienen la voluntad de interrumpir su embarazo sin dar más explicaciones (lo que sería el respeto total al aborto libre, seguro y voluntario). Resalta también en la narrativa que para las mujeres que acuden nunca es fácil solicitar el apoyo directamente, lo cual depende de la confianza que les infunda la partera, así mismo, la entrevistada refiere que llegan mujeres de todos los estratos sociales y ella lo atribuye a la discreción con la que se realiza dicho procedimiento, y que se considera necesario, dado el contexto.