Loe raamatut: «Vida campesina en el Magdalena Grande», lehekülg 6

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Autodefensas de los Rojas

Desde la década de los ochenta existieron, en el departamento del Magdalena, tres grupos de autodefensas o paramilitares (Zúñiga, 2004), dos de los cuales operaban en la Sierra Nevada de Santa Marta: la unión de antiguos marimberos, quienes se aliaron para controlar los cultivos de coca y su derivado (la cocaína), entre los que se encuentran Hernán Giraldo, quien conformó las autodefensas del Mamey, el grupo de autodefensas de Palmor, conformado por Adán Rojas, y el grupo de José María Barrera, quien conformó el grupo de autodefensas los Cheperos. Las autodefensas del Mamey controlaron la parte norte de la Sierra Nevada de Santa Marta, mientras las autodefensas de Adán Rojas ejercían control sobre la parte occidental. Las autodefensas del Mamey se dedicaron a controlar el negocio del narcotráfico en la producción, el procesamiento y la distribución.

Las autodefensas de Palmor se dedicaron a hacer trabajo de sicariato para los grandes cultivadores de banano y palma. Este grupo armado era contratado para asesinar sindicalistas y dirigentes de la Unión Patriótica. Desde el momento en que se crearon, los dos grupos armados compartieron sus espacios debido a que Hernán Giraldo y Adán Rojas eran amigos desde la época de la bonanza marimbera. Para finales de los años setenta se crean las primeras autodefensas en Palmor, llamadas la Defensa Civil (Molano, 1988). Cuando la guerrilla hace su aparición en el año de 1982 los primeros que le hacen la contraposición son los integrantes de la Defensa Civil. Para el año de 1983 los conflictos entre la guerrilla y la Defensa Civil se tensionaron y continuó el enfrentamiento armado entre los dos grupos:

después vinieron los de la guerrilla y comenzaron a darle a los paras, por ejemplo, que hubo gente, a mí me mataron a un cuñado, y empezó la guerrilla a dar clavija a los paras, yo recuerdo que mataron a un señor que era familia de los Rojas, lo mataron por allá, mataron a otro ahí, ahí en la vuelta más acá donde una señora, mataron a un señor Martínez, el hijo del señor se metió debajo del carro y se les voló, y el señor sí lo mataron […], lo llevaban al río y mataron a Néstor Villamil, otro paramilitar, cuando lo mataron a él, y mataron a otro en el río. Entonces ellos se fueron, pero quedó la guerrilla aquí, pero bueno, nosotros teníamos una bendición de Dios, ese tipo, porque por ejemplo ahí uno encontraba gente del pueblo y no porque quería, sino porque los obligaban a ir, y por allá llegaba el uno, el otro con la botella de brandy, gallinas al hombro y así, y a mí nunca me pidieron ni una panela gracias a Dios (Entrevista citada en Alfonso, 2017, p. 115).

La guerrilla no solo arremetió contra los socios de la Defensa Civil, sino que fue por el cabecilla Adán Rojas. La orden que le dio la guerrilla fue que tenían que desalojar las fincas y abandonar la vereda. Adán Rojas, sus hijos y sobrinos se dispusieron a enfrentar a la guerrilla, pero “la guerra con el ELN comenzó muy pronto, le quemaron las casas de sus fincas San Martín y Santa Gertrudis, y se le llevaron cientos de reses. Sin embargo, aguantaron” (Verdad Abierta, 2009, p. 7). La guerrilla tomó el control del pueblo y expulsó al grupo de los Rojas de Palmor en el año de 1983. Adán Rojas y su familia se trasladaron a San José Kennedy, en la Zona Bananera. En ese corregimiento el grupo armado instaló su base de operaciones y comenzó a hacer trabajos de sicariato para los grandes finqueros, con asesinatos sistemáticos contra los trabajadores bananeros afiliados a Sintrainagro:

Lista en mano, otra vez lista en mano, un grupo armado mató ayer a cinco miembros de Sintrainagro en la Zona Bananera de Ciénaga (Magdalena). La matanza provocó una parálisis en el corte y el embarque de la fruta. Los habitantes acusaron a presuntos paramilitares del hecho, que se sumó a los asesinatos de tres concejales y otro dirigente en menos de dos meses (El Tiempo, 1994, p. 1).

La guerra de los Rojas con la guerrilla no terminó en Palmor: para el año de 1994 la guerrilla del ELN se tomó el corregimiento de San José de Kennedy y atacó a los Rojas. Durante el enfrentamiento con el grupo de los Rojas fueron asesinados dos sobrinos del viejo Adán Rojas. A partir de estos acometimientos, el grupo de los Rojas se trasladó a la vereda Girocasaca, corregimiento de Bonda, con el consentimiento de Hernán Giraldo, quien tenía el dominio del territorio. Aun así, los Rojas no dejaron de operar en la parte occidental de la Sierra Nevada de Santa Marta y convirtieron en objetivo militar a todas las personas que vivían en San Pedro de la Sierra, Siberia y Palmor; para este grupo armado estas personas eran auxiliadoras de las guerrillas. La estrategia del grupo de Adán Rojas era asesinar a las personas estigmatizadas como guerrilleras y sindicalistas en la zona plana, debido a que la guerrilla no tenía control sobre esos territorios. Por lo tanto, desde el municipio de Ciénaga hasta el municipio de Fundación la violencia del grupo de los Rojas fue fuerte, en el sentido de que cometieron asesinatos y masacres contra personas que creían que eran la base social de la guerrilla.

Las autodefensas unidas de Colombia (AUC)

Para finales de 1996 las dinámicas de la guerra cambiaron en el departamento del Magdalena con la llegada de las ACCU. Este grupo paramilitar hizo sus primeras incursiones en los municipios del Centro del Magdalena como Sabanas de San Ángel, Ariguani, Chibolo, San Ana y Pivijay (Fiscalía de Justicia y Paz, 2006). Para tener el control de esta zona del departamento del Magdalena las ACCU tuvieron que negociar con el grupo de autodefensas de Chepe Barrera, que operaba desde los años ochenta en esa zona. También buscaron el apoyo económico de las familias ganaderas. Estas familias tenían el control económico y político de estos municipios del departamento del Magdalena y terminaron apoyando el proyecto paramilitar. En el departamento del Magdalena y Cesar el comandante general del grupo era Salvatore Mancuso y el segundo comandante era Santiago Tobón, alias René Ríos. El comandante de grupos en el departamento del Magdalena era Baltazar Durango Mesa, alias Baltazar: este comandante paramilitar operaba en los municipios de Ariguaní, Chibolo, Bosconia y el Copey. El Grupo Zona Bananera, a cargo de William Rivas, alias 4.4. En el departamento del Cesar operaba Martín Alberto Medina Camelo, alias el Negro Medina, y Juan Andrés Álvarez, alias Daniel, y en el sur del departamento de La Guajira el grupo estaba bajo el mando de Martín Velasco Galvis, alias Jimmy.

Para el año de 1997 las ACCU se convierten en Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Para ese mismo año entra al grupo de Edgar Córdoba Trujillo, alias 5.7, y se le asigna como comandante del grupo de la Zona Bananera, que era comandado por William Rivas, alias 4.4. Edgar Córdoba Trujillo, alias 5.7, ordenó el grupo y lo dividió en tres escuadras: la primera escuadra se llamó “héroes de las bananeras”, al mando de alias Martín o 17; la segunda escuadra era “conquistadores de los planes”, al mando de William Rivas, alias “4.4”; la última escuadra era “vencedores de Santa Rosa”, al mando de Bernardo Escobar, alias Rubén o 07 (Fiscalía de Justicia y Paz, 2006). Edgar Córdoba Trujillo, alias 5.7, instaló su base de operaciones en la vereda los Braciles —corregimiento de Estación Villa—, municipio de Sabana de San Ángel. Desde esta base se coordinaban los asesinatos y masacres que se hicieron en la Zona Bananera, la Loma del Bálsamo, Santa Rosa de Lima y la Cristalina. Para octubre de 1998 el grupo paramilitar coordina una operación en la Sierra Nevada de Santa Marta; esta operación fue dirigida por Juan Andrés Álvarez, alias Daniel, y segundo al mando iban alias 5.7 y Adán Rojas. Los que guiaron al grupo hacia el corregimiento de Siberia y San Pedro de la Sierra fueron guerrilleros que habían desertado del ELN. En la operación de la Sierra el grupo paramilitar ejecutó una masacre en el corregimiento de Siberia, en las veredas de La Secreta, Lourdes, la Unión, Corea, El Congo y San Pedro de la Sierra:

La denuncia fue hecha por la defensora regional del Pueblo en Santa Marta, Lisett Peñaranda. Según ella, varios pobladores de la zona informaron que hace cuatro días llegaron unas 300 personas que luego se dispersaron en varias direcciones y prácticamente se tomaron el corredor entre la vereda Siberia y San Pedro de la Sierra, en jurisdicción de Ciénaga. La situación cada día es más tensa. Las autodefensas no dejan subir a los campesinos que se dirigen a sus lugares de trabajo y tampoco dejan bajar a los que se encuentran allá, explicó la funcionaria, quien llamó la atención de las autoridades policivas y militares para que asuman el control de la situación. Según Peñaranda, el grupo dio muerte a los campesinos Alfredo Murcia Bohórquez y a su sobrino José Antonio Pacheco Murcia, cuyos cuerpos con heridas de machete, signos de tortura y maniatados, fueron encontrados en predios de una finca cercana a la vereda La Unión, donde residían. En otro sitio, dijo la funcionaria, fueron encontrados muertos a tiros el anciano José Domingo Clavijo Pita, de 78 años; los hermanos Edgar Orlando y Uriel Poveda Ortiz; Ana María Legarda y su hijo Darwin Trigo Legarda; Jorge Julio Parra y Florentino Castillo Acosta, todos labriegos. Las identidades de las otras cinco personas asesinadas no han podido ser establecidas por las autoridades, porque los cuerpos permanecen en el sitio de los hechos. Su traslado hasta la morgue del Hospital San Cristóbal de Ciénaga se prevé para las próximas horas (El Tiempo, 1998, pp. 1-5).

Como se puede analizar, el grupo paramilitar inició su recorrido de la muerte desde la vereda La Aguja —Zona Bananera— y en su recorrido no fue atacado por la guerrilla. En su recorrido detuvo los carros en la vía, entró a las viviendas de los campesinos e interrogó a presuntos colaboradores de la guerrilla, los cuales eran reconocidos por los guías guerrilleros. Muchos campesinos fueron avisados por integrantes de la guerrilla para que abandonaran la zona porque podían ser asesinados por el grupo paramilitar; otros, por sus propios medios abandonaron sus fincas y se desplazaron hasta el municipio de Ciénaga a esperar que el grupo de paramilitares abandonara la zona. Los campesinos que no se desplazaron fueron sacados de sus casas e interrogados para saber si eran guerrilleros. El grupo paramilitar asesinó a las personas que eran señaladas por los guías como presuntos colaboradores de la guerrilla. La mayoría de las muertes fueron causadas con armas blancas (cuchillo y machete) y tiros de gracia para no generar ruido y así no tener que enfrentar a la guerrilla:

Imagen 4. Cortando leña


Fuente: Archivo Oraloteca (2020).

El que llevó a los paramilitares allá fue un guerrillero al que le decían Jesús; él era guerrillero del ELN. Él era conocido por allá porque pasaba mucho en la base que tenía la guerrilla más arribita de Siberia. Cuando llegaron los paramilitares a nosotros nos avisó un vecino que nos fuéramos porque venían subiendo los paramilitares matando gente. Cuando los paramilitares llegaron a la casa de mis papás, la encontraron vacía. Nosotros nos fuimos para los corrales de las mulas y eso está un poquito lejos de la casa. Allá duramos tres días escondidos y salíamos a buscar comida a la casa y regresábamos. Cerca de Siberia la guerrilla tenía la base y ellos vieron pasar a los paramilitares, pero no los enfrentaron porque ese día había unos quince guerrilleros y había como cuatro guerrilleras embarazadas y por eso no los enfrentaron (V. Meriño, comunicación personal, febrero del 2020).

El grupo paramilitar siguió el camino a San Pedro de la Sierra sin que se registraran combates con la guerrilla. A diferencia de lo que hicieron en Siberia, en el corregimiento de San Pedro de la Sierra el grupo paramilitar ejecutó la mayoría de los crímenes en la plaza del pueblo. Por lo tanto, la tortura y los asesinatos colectivos se hicieron para que todas las personas los vieran, los escucharan y lo supieran. El grupo paramilitar dirigido por alias Daniel, 5.7 y Adán Rojas se sintió con el poder absoluto frente a una población indefensa, sin tener un contendor legal o ilegal que les hiciera contrapeso:

Anoche al cierre de la presente edición, se confirmó que seis cadáveres sin identificar fueron bajados desde San Pedro de la Sierra a la morgue del Hospital San Cristóbal de Ciénaga, donde las autoridades procedieron a la identificación de los mismos con la ayuda de algunas personas que se acercaron hasta el sitio. Las informaciones que hemos recibido en este despacho también dan cuenta del ajusticiamiento de 10 hombres en el corregimiento de San Pedro de la Sierra. Estos campesinos inicialmente fueron maniatados y mantenidos durante varias horas en la plaza principal y posteriormente asesinado[s] a tiros y machete, sostuvo la funcionaria (El Tiempo, 1998, pp. 6-7).

La masacre cometida por el grupo paramilitar estuvo asociada al estigma que siempre se le tuvo a los campesinos de estos dos corregimientos de ser auxiliadores de la guerrilla. Desde mediados de la década de 1980, la guerrilla le dio duros golpes a las fuerzas militares en estas dos zonas, donde murieron varios soldados pertenecientes al batallón Córdoba. La Policía Nacional y las Fuerzas Armadas no encontraron el apoyo de los campesinos por temor a represalias de la guerrilla. Otro motivo por el cual se les estigmatizaba como colaboradores de la guerrilla estaba relacionado con el ocultamiento y traslado de los secuestrados hacia el corregimiento de Siberia o San Pedro de la Sierra. Este estigma hacia estas dos poblaciones las puso en la mira de los grupos paramilitares, poniendo en riesgo la vida de los campesinos de estos dos corregimientos. Para el grupo paramilitar todas aquellas personas que no eran de la localidad eran estigmatizadas como guerrilleras y eran asesinadas.

La guerra contra los Rojas

En 1996 fue capturado Adán Rojas Ospina, sindicado de los delitos de concierto para delinquir y porte de armas. El 16 de septiembre de 1999, Rigoberto Rojas Mendoza y su grupo liberan a su padre de la cárcel Rodrigo de Bastida de Santa Marta. En esa misma operación también se fugaron Eliseo Beltrán Cadena, alias el Gordo; Javier Enrique Llaruro, alias Cianuro; alias la Leona, y Eduardo Bengoechea Mola, alias el Flaco. En su fuga, el grupo de los Rojas decide robar un carro. En este acto delictivo participaron José Gregorio Rojas y Álvaro de la Pava Valencia, alias el Cabo de la Pava, miembro activo de la Policía en ese momento:

El día 24 de Septiembre de 1999, se produce el homicidio de Emérito Rueda Ríos, amigo cercano de Hernán Giraldo Serna, a manos de hombres del grupo de los Rojas, en hechos que se dice apuntaban a un secuestro, pero los Rojas han manifestado, que se trató del hurto de una camioneta; lo cierto es que fue interceptada la camioneta donde se desplazaba Emérito Rueda, ganadero de la región, que venía de su finca, en compañía de su medio hermano Andreino Isaza Ríos, presentándose un cruce de disparos muriendo en el lugar Emérito Rueda Ríos, y el Cabo de la Pava, quedando herido Andreino; el cuerpo del suboficial de la Policía, Cabo de la Pava fue enterrado en Girocasaca por el grupo de los Rojas, pero el GAULA de la Policía exigió su entrega, por lo que fue desenterrado el cuerpo, y abandonado en los predios del SENA Agropecuario de Santa Marta donde fue recogido por la Policía y reportado como muerto en actos propios del servicio, expidiéndose la resolución No. 003889 de 27 de Septiembre de 1999 (Fiscalía de Justicia y Paz, 2006, p. 24).

Dentro de la estructura armada que comandaba Hernán Giraldo, Emérito Rueda jugaba un papel importante: por un lado, era amigo de Hernán Giraldo desde la época de la bonanza marimbera; por otro lado, era un narcotraficante que le dejaba grandes ganancias a la estructura armada. El asesinato de Emérito Rueda fue el punto de inflexión para que el grupo de los Rojas, comandado por Adán Rojas y las Autodefensas Campesinas del Magdalena y La Guajira (ACMG), comandadas por Hernán Giraldo, se fueran a una confrontación militar (El Tiempo, 2000). Entre Adán Rojas y Hernán Giraldo siempre existió una amistad, hasta delinquían en el mismo territorio. Para comienzos del año 2000, Hernán Giraldo decide atacar militarmente al grupo de los Rojas. Antes de hacerlo, les informa a los hermanos Carlos y Vicente Castaño y son estos los que dan el aval de atacarlos. Los hermanos Castaño comisionan a alias Tolima y Mono leche para que apoyen militarmente al grupo de Hernán Giraldo durante los enfrentamientos:

la casa donde vivía la esposa de Adán Rojas fue atacada con granadas. Giraldo envió un grupo de 150 hombres para matarlos, durante la guerra se registraron muertes en la región de Jirocasaca en la Sierra Nevada, y en Santa Marta y otras poblaciones aparecían muertos diariamente (Verdad Abierta, 2009, p. 32).

Las primeras víctimas de estos enfrentamientos se dieron en la vereda El Cúrval y en la vereda Girocasaca, donde los Rojas tenían su campamento. Después de varios días de combate, Adán Rojas y Rigoberto Rojas fueron heridos; en esa misma acción murieron alias el Loco, el Caleño y un mecánico que prestaba sus servicios a los Rojas. Las ACMG logran la expulsión de los Rojas del territorio, lo cual obliga a Rigoberto Rojas y Adán Rojas a huir hacia Barranquilla. En el peaje de Tasajera es capturado por la Policía Rigoberto Rojas; Adán Rojas es capturado en un centro médico de la ciudad de Barranquilla mientras se recuperaba de las heridas. Un grupo de hombres que pertenecía a las filas de los Rojas se pasó a las ACMG; entre ellos, alias el Gordo y alias el Flaco Bengoechea, quienes se entregan a Pacho Musso, entregándole las armas que los Rojas tenían en caletas. El grupo de los Rojas se desestabiliza y se repliega: algunos de sus miembros se van al interior del país y otros buscan protección de las AUC.

La guerra de las autodefensas campesinas del Magdalena y La Guajira (ACMG) contra el Bloque Norte- AUC

La expansión de las AUC hacia la parte norte de la Sierra Nevada de Santa Marta se concretó para junio del 2001. Jorge 40 decide trasladar un grupo al mando de Juan Hipólito Mejía Rodríguez, alias Caucasia, al corregimiento de Minca, para crear una base paramilitar y a la vez entablar conversaciones con Hernán Giraldo para que anexara a las ACMG a la estructura de las AUC. Es así como se inicia el acercamiento de cooptación por parte de las AUC a las ACMG. En esta etapa de negociación no armada el grupo de los Rojas instigó la guerra contra Hernán Giraldo. El conflicto contra la estructura armada de Hernán Giraldo se decidió en el momento en el que las AUC vieron en ella una oportunidad que se acomodaba a sus intereses estratégicos dentro de una coyuntura nacional. Esta determinación no solo estaba ligada a la confrontación armada, sino que también estaba relacionada con los cultivos de coca, el transporte de cocaína y el tráfico de armas. Sin embargo, el hecho que desencadenó la ofensiva contra esta estructura fue, en primer lugar, la pérdida de un embarque de cocaína que le pertenecía a Carlos Castaño y, en segundo lugar, el asesinato en 2001 de dos miembros de la Policía Antinarcóticos por parte de Pacho Musso, el comandante militar de Hernán Giraldo, en el sector de Mendihuaca:

Pero el detonante, fueron los hechos ocurridos el día 9 de octubre del 2001, en que miembros de la policía nacional antinarcóticos adelantaban labores de inteligencia con el fin de ubicar para dar captura a Jairo Antonio Musso Torres conocido con el alias de Pacho Musso, y éste fue alertado de la presencia de los agentes por miembros de la organización que prestaban sus servicios como radio chipas en el sector del hotel Mendihuaca Caribean Resort; por lo que alias Pacho Musso envió un grupo de paramilitares conformado por personas de su seguridad y patrulleros, al mando de Omar Martín Ochoa Ballesteros alias El Viejo, que terminan dando muerte a los tres agentes de la policía antinarcóticos, y a tres civiles que se encontraban en el Restaurante El Pechiche, ubicado sobre la Troncal del Caribe, al frente del citado Complejo turístico (Fiscalía de Justicia y Paz, 2006, p. 30).

Estos hechos influyeron en el endurecimiento de la perspectiva y el discurso de Vicente y Carlos Cataño hacia la estructura paramilitar de Hernán Giraldo y estos hermanos dan la orden de atacar a Hernán Giraldo. Este ataque fue comandado por Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40, quien pidió a Hernán Giraldo que entregara a Pacho Musso, pero Giraldo no aceptó unirse ni entregar a su lugarteniente. Al ver la negativa del jefe de las ACMG, Jorge 40, este decide atacarlo:

Esto se torna en el motivo para que Carlos Castaño decida atacar a las ACMG, enviando de distintas partes de la costa norte miembros de grupos de autodefensas como Héroes de los Montes de María, ACCU de Fundación, del Elmer Cárdenas y por supuesto del Bloque Norte, los cuales llegaron por La Guajira (entrando por Mingueo, Palomino y Perico Aguao) y el Magdalena (por Fundación y Ciénaga), con más de trescientos hombres, y material de guerra, contando con la ayuda de Adán y José Gregorio Rojas, quienes conocían la región, para el ingreso a la zona, y la identidad y ubicación de los miembros de las ACMG (Fiscalía de Justicia y Paz, 2006, p. 30).

Imagen 5. Casa campesina en el corregimiento de Siberia


Fuente: Archivo Oraloteca (2020).

La guerra entre las dos estructuras armadas trajo como consecuencia un impacto social y económico para la región. Hubo desplazamiento de miles de campesinos de las veredas de la Sierra Nevada para la Troncal del Caribe, durante los meses de enero y febrero del 2002, ya que como estrategia para evitar el acceso de los miembros de las AUC a la región Hernán Giraldo Serna ordenó a los presidentes de las juntas de acción comunal convocar a todos los residentes del sector a instalarse en la Troncal del Caribe, a la altura de las veredas de Calabazo, en el corregimiento de Guachaca, Magdalena, y en el corregimiento de Río Ancho, municipio de Dibulla, La Guajira; así como para lograr la atención del Gobierno Nacional con el fin de que enviara tropas del Ejército. El 23 de febrero de 2002 se da la tregua entre los dos grupos y en el carro del general Mario Montoya trasladan a Jorge 40 hasta la vereda Los Cocos para reunirse con Hernán Giraldo Serna.

El grupo de Autodefensas Campesinas del Magdalena y La Guajira fue absorbido por el Bloque Norte de las AUC y se transformó en el Bloque Resistencia Tayrona (BTR). En este momento Hernán Giraldo queda subordinado a Jorge 40, creando una nueva estructura de mando militar. Hay que tener en cuenta que el BRT inició una ofensiva contra la guerrilla para anexar territorios y expandirse militarmente a los corregimientos de Siberia, San Pedro de la Sierra y Palmor, pertenecientes al municipio de Ciénaga, que están en la Sierra Nevada de Santa Marta.