Loe raamatut: «La competitividad de la región centro del estado de Guanajuato y valoración de su capital territorial»
A través de nuestras publicaciones se ofrece un canal de difusión para las investigaciones que se elaboran al interior de las universidades e instituciones de educación superior del país, partiendo de la convicción de que dicho quehacer intelectual se completa cuando se comparten sus resultados con la colectividad, al contribuir a que haya un intercambio de ideas que ayude a construir una sociedad madura, mediante una discusión informada.
Con la colección Pública social se busca dar visibilidad a trabajos elaborados en torno a las problemáticas sociales para ponerlos en la palestra de la discusión.
Otros títulos de la colección
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Laura Gemma Flores (coord.)
El malestar social en la transmodernidad. Estructura y acción social en la sociedad de la incertidumbre
Mauricio Guzmán Bracho
Reconceptualizar la seguridad y la paz. Una antología de estudios sobre género, seguridad, paz, agua, alimentos, cambio climático y alternativas
Úrsula Oswald Spring
¿Cómo comprender lo social para colaborar en su cambio?
Roberto Diego Quintana
Definición y redefinición de la Ciencia Política Contemporánea
Francisco Javier Jiménez Ruiz y Héctor Zamitiz Gamboa (coords.)
Un balance de gestión gubernamental. Enrique Peña Nieto (2012-2018)
Héctor Zamitiz Gamboa (coord.)
Reinterpretaciones contemporáneas
Guillermo E. Estrada Adán y Pedro Salazar Ugarte (coords.)
Libro que es resultado del proyecto de investigación PAPIIT IN307917: “Análisis y valoración cualitativa de los componentes económicos, sociales, culturales y político-institucionales del capital territorial de la Región Centro del Estado de Guanajuato, diseño de estrategias que promuevan el desarrollo territorial” bajo los auspicios de la Dirección General de Asuntos del Personal de la :UNAM.
Obra que fue dictaminada por pares académicos y reconoce la adscripción institucional de los participantes donde se llevó a cabo la investigación.
Los derechos exclusivos de la edición quedan reservados para todos los países de habla hispana. Prohibida la reproducción parcial o total, por cualquier medio conocido o por conocerse, sin el consentimiento por escrito de su legítimo titular de derechos.
Primera edición: octubre 2021
De la presente edición:
D. R. © Susana Suárez Paniagua
D. R. © Arlene Iskra García Vázquez
D. R. © Verónica del Rocío Zúñiga Arrieta
D. R. © 2021 Bonilla Distribución y Edición, S.A. de C.V.
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ISBN: 978-607-8781-43-0 (Bonilla Artigas Editores)
ISBN ePub: 978-607-8781-76-8
Coordinación editorial: Bonilla Artigas Editores
Cuidado de la edición: Jorge Sánchez Casas
Diseño editorial y de portada: d.c.g. Jocelyn G. Medina
Realización ePub: javierelo
Hecho en México
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Contenido
Introducción
Globalización y competitividad de los territorios
Desarrollo, competitividad y capital territorial
Región centro del estado de Guanajuato y desafíos para su competitividad
Capital territorial y competitividad económica
Capital territorial y competitividad social
Capital cultural y competitividad territorial
Capital territorial y competitividad medioambiental
Capital territorial y competitividad político-institucional
Epílogo
Estrategias para el aprovechamiento del capital territorial e impulso a la competitividad
Referencias bibliográficas
Sobre las coordinadoras
Introducción
Nos encontramos en una época en la que se ha desplegado una economía capitalista de alcance global, con un intenso flujo de capital financiero, productivo, liberalización de los mercados, movilidad de bienes, personas, información, procesos que están generando nuevas formas de vida, en las que tenemos alcance a bienes que proceden de diferentes partes del mundo, así como acceso a información y comunicación de todas partes del mundo, y establecemos comunicación con otros, especialmente de manera virtual y en tiempo real, todo ello ha hecho posible que vivamos en un mundo interconectado, en el que compartimos ideas, pensamientos y formas de ver el mundo e incluso problemas de escala planetaria, como actualmente ocurre con la pandemia del coronavirus.
Este nuevo rostro que tienen las sociedades de todo el mundo, se expresa en distintas formas de organización social y espacial, en las que pareciera que el espacio no importa, porque casi han desaparecido las fronteras para la movilidad de bienes, información, capital, etc.; pero, en realidad, nos encontramos que sucede lo contrario que, el espacio cobra gran importancia en esta dinámica económica, social, cultural e incluso política que ha impulsado el proceso de globalización, debido a que en este contexto, los territorios, es decir, aquellos espacios que han formado un tejido social único, que han sido construidos a través de procesos histórico-sociales, que tienen sus particularidades, sus culturas, son en los que se establecen y cobran vida todos estos factores que se mueven a través del mundo, y que los conectan, territorios que además cuentan con sus propios bienes y agentes locales, los cuales interactúan con la globalización.
Indudablemente, los territorios importan, especialmente si consideramos que la integración económica mundial no ha sido de la misma manera para todos, ni han logrado colocarse todos en la misma posición, sino que es muy evidente que ha sido desigual y por categorías (ganadores potenciales o en marcha, perdedores, estancados o en retroceso). Efectivamente mientras unos territorios sí han logrado obtener ventajas de la liberalización del comercio y con ello ampliar las oportunidades de desarrollo para sus habitantes, otros no lo han alcanzado. Esta desigualdad económica entre los territorios es muy notoria, se puede apreciar en los diferentes niveles de crecimiento económico y calidad de vida que tienen los países, regiones o localidades, concretamente en sus capacidades productivas, ingresos per cápita de sus habitantes, equipamiento urbano, infraestructura, niveles educativos, servicios de salud, avances científico-tecnológicos, capacidad y desempeño institucional entre otras muchas cosas, revelando que mientras unos han experimentado crecimiento económico, otros han sufrido procesos de desaceleración con las consecuentes diferencias en los niveles de vida de la población.
De manera que la globalización para algunos territorios supone oportunidades de crecimiento económico y desarrollo, pero para otros significa amenazas, en razón de las condiciones con las que cuentan para atraer capital y de las acciones emprendidas por sus actores locales, lo que significa que, de acuerdo con las condiciones de las que gozan y de la respuesta de sus actores locales frente a la globalización, o bien pueden quedar integrados en la economía de manera ventajosa o, por el contrario, pueden situarse en una posición de desventaja y con riesgo de que gran parte de su población quede excluida de la dinámica económica global.
Al mismo tiempo que permea esta desigualdad económica y social, los territorios están sometidos a la dinámica económica capitalista que les impone contender entre sí para lograr una posición ventajosa en el mercado, lograr altas tasas de crecimiento económico, lo que los ha llevado a buscar y a desarrollar estrategias para conseguir esta posición, esto es, para ser territorios competitivos. Situación que ha llevado a varios científicos sociales (fundamentalmente economistas) a formularse la pregunta ¿de qué depende que los territorios conviertan las condiciones generadas por la globalización económica en amenazas u oportunidades?, pregunta que han tratado de responder desde hace mucho tiempo, primero fue en relación con el logro del crecimiento económico y posteriormente sobre la competitividad.
Efectivamente varios enfoques teóricos han brindado explicaciones sobre las causas o factores determinantes que inciden en el logro del crecimiento económico de los territorios y ahora en conseguir competitividad. Con el avance en la ciencia económica, empezó a considerarse la variable espacial, la cual ahora ocupa un lugar relevante en las explicaciones sobre el comportamiento económico, de hecho, cada vez más se le otorga un papel clave en los procesos económicos. Por supuesto, hoy en día, las más recientes teorías económicas y de análisis económico-regional, fijan su atención en el territorio en el momento de estudiar los procesos económicos y sociales, pero ahora desde una perspectiva distinta a la de simple contenedor de factores de producción y de procesos productivos, sino desde la mirada de un espacio social construido por los agentes económicos y sociales que intervienen en él, agentes que a su vez son modelados por el espacio.
Más aún, el territorio es concebido de manera holística, es decir, integrado por diversas dimensiones: económica, socio-cultural, medio ambiental y político-institucional, y como resultado de la interacción que se efectúa entre estas distintas dimensiones, lo que le otorga un carácter sistémico y complejo. Concepción que ha propiciado nuevas perspectivas de análisis de índole interdisciplinaria con la confluencia de diversas disciplinas sociales, y particularmente el despliegue de un nuevo enfoque de desarrollo: el territorial, que propone una concepción más amplia de desarrollo, no sólo considerado como el crecimiento económico de un lugar, sino como el logro de sociedades más cohesionadas social y territorialmente.
Este enfoque enfatiza que el objetivo fundamental es impulsar un proceso de desarrollo endógeno, es decir, estimular la capacidad de los territorios para obtener mayores beneficios económicos e invertirlos en el propio territorio, crear más empleos, propiciar el desarrollo de la ciencia y la tecnología local, así como la apropiación de las novedades tecnológicas, e igualmente tomar decisiones y ejecutar acciones concertadas entre los distintos agentes en torno a un proyecto de desarrollo local que persiga conciliar la dinámica de la economía global con el desarrollo social.
A partir de este nuevo enfoque han emanado nuevas orientaciones para el análisis de los territorios, así como diversas proposiciones sobre los factores determinantes para alcanzar el crecimiento económico y la competitividad de éstos. Inclusive conforme al enfoque de desarrollo territorial, se ha creado una más amplia concepción de la competitividad, que abarca a todas las dimensiones presentes en el territorio, a la cual se le ha denominado competitividad territorial, que implica que los territorios no sólo sean competitivos en materia económica, sino que al mismo tiempo garanticen sostenibilidad ambiental, tengan capacidad para que sus agentes trabajen de trabajar de manera conjunta en un proyecto de desarrollo de su territorio, e igualmente demuestren aptitud para articularse con otros territorios y hacer progresar su proyecto, así como garantizar su viabilidad en el contexto de la globalización.
Esta concepción de competitividad conduce a deliberar sobre la respuesta a la pregunta, ¿cuáles son los factores o condiciones que propician que un territorio sea competitivo territorialmente? Esta deliberación ha llevado a algunas organizaciones internacionales –Observatorio Europeo Leader, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico-:OCDE– y a algunos científicos sociales, especialmente a Roberto Camagni, a desarrollar un nuevo concepto el Capital Territorial, el cual discierne que cada territorio posee bienes tangibles e intangibles que constituyen un capital, con el cual pueden hacer frente a la disputa que tienen entre sí para lograr una posición ventajosa en el mercado, con sostenibilidad medioambiental, social y cultural, es decir, ser competitivos en todas sus dimensiones, en un mundo globalizado.
De este concepto de capital territorial surgen nuevas propuestas interpretativas de la competitividad territorial, las cuales sugieren algunos factores o condiciones que los territorios deben tener o aprovechar para obtener ventajas y conseguir ser competitivos en el entorno global, especialmente estas propuestas están de acuerdo en que los agentes locales deben conocer los bienes que tiene su territorio, sus interacciones, para descubrir cuáles de éstos pueden constituir una fuente de impulso para el logro de la competitividad. Incluso van más allá, al afirmar que la capacidad de los agentes locales para identificar estos bienes, valorarlos y emplearlos de manera eficaz es decisiva para que los territorios sean competitivos.
Sin duda, el esclarecimiento del concepto de capital territorial ha llevado al despliegue de diferentes formas de determinar su significado y su alcance, y de manera conjunta, a la precisión de nuevas y distintas categorías, metodologías y propuestas de medición o evaluación de sus componentes. Justamente estas nuevas perspectivas teóricas del desarrollo, la competitividad y de manera particular del capital territorial constituyen un nuevo y fructífero campo para reflexionar, inspeccionar y brindar elementos que lo enriquezcan, e igualmente para analizar los bienes que posee un determinado territorio y descubrir su potencial, lo que puede ayudar al diseño de nuevas políticas públicas de desarrollo regional.
Derivado de lo anterior, llevamos a cabo un estudio sobre los componentes económicos, sociales, culturales y político-institucionales del capital territorial de la región centro del estado de Guanajuato, en el que revisamos y analizamos las perspectivas teóricas que abordan y explican la competitividad, centrándonos fundamentalmente sobre el estado del conocimiento del enfoque del desarrollo, competitividad y capital territorial. Conjugamos dos interpretaciones del capital territorial, la propuesta por el Observatorio Europeo Leader y la realizada por el economista Roberto Camagni, precursor del concepto y enfoque del capital territorial, porque consideramos que las dos se complementan y ofrecen una visión más comprehensiva del capital territorial y de su relevancia para el desarrollo y competitividad de los territorios, a través de sus distintas categorías, metodologías y formas operativas.
Las perspectivas teóricas que consideramos nos permitieron profundizar en sus planteamientos teóricos y utilizar sus propuestas para identificar los componentes del capital territorial, así como emplear sus metodologías para valorar los acervos de la región objeto de estudio. Con base en sus planteamientos, organizamos el contenido del libro, en los dos primeros capítulos se exponen los enfoques teóricos que explican el fenómeno de la globalización y la competitividad de los territorios, entre los que destaca el desarrollo territorial, marco interpretativo bajo el cual se presenta la competitividad territorial y se explica lo que se comprende por capital territorial, así como el papel que desempeña en términos de la competitividad. Luego en el capítulo tres, ofrecemos un panorama de la región centro del estado de Guanajuato en materia económica y social, así como los desafíos que enfrenta para llegar a ser competitiva. Posteriormente en los siguientes cinco capítulos exponemos cada uno de los capitales territoriales con los que cuenta la región y su relación con la competitividad territorial, a saber: Componentes Económicos y Competitividad Económica, Componentes Socio-culturales y Competitividad Social, Componentes Físicos-Ambientales y Competitividad Ambiental y Componentes Político-Institucionales y Competitividad Político-Institucional. Cabe señalar, que en cada uno de estos últimos cinco capítulos presentamos una valoración cualitativa de los acervos de los que dispone la región, lo que permite identificar las dificultades y los activos de este territorio y con ello la posibilidad de encontrar nuevas formas de utilización por parte de los agentes locales de su capital territorial para conseguir mayor competitividad.
La obra muestra los bienes de distinta naturaleza (tangibles, intangibles, duros, suaves, mixtos) de los que dispone cada municipio que integra la región en cada una de las dimensiones que están presentes en su territorio, así como sí son aprovechados o no de manera suficiente y estratégica para promover procesos de desarrollo y lograr competitividad territorial. Con ello intentamos avanzar en el conocimiento de los agentes locales de su capital territorial y en el aprovechamiento de los activos territoriales, así como fortalecer sus capacidades para no sólo diseñar mejores políticas públicas espaciales, sino, sobre todo en construir un capital relacional.
Globalización y competitividad de los territorios
Globalización y reconfiguración territorial
La globalización es un fenómeno económico y social, que ha sido objeto de reflexión teórica en las distintas áreas del conocimiento, cuyo estudio ha permitido entender que no sólo se trata de un fenómeno meramente económico, sino que también tiene efectos en el ámbito político, social, cultural y geográfico o territorial, siendo así, un fenómeno multidimensional.
Si bien es un término ampliamente usado en los ámbitos de la vida social y con distintos fines científicos como ideológicos, lo cierto es que no existe una sola definición de la globalización. En la literatura es posible encontrar diversas concepciones que enfatizan diferentes aspectos de esta, de acuerdo con la disciplina y el paradigma teórico que la estudia. Así, desde una perspectiva económica, la globalización se presenta como un proceso definido por la creciente internacionalización de la economía y el aumento de las relaciones capitalistas de mercado. En el ámbito de las relaciones internacionales este concepto hace referencia al incremento de la densidad de las relaciones interestatales y el desarrollo de políticas globales. Por otra parte, en las ciencias jurídicas y el derecho, la globalización constituye la intensificación y transformación de reglas y normas que rigen la emergente sociedad mundial (Mayor, 2000, pp. 114-117).
Desde la sociología, se ha suscitado un importante debate con la participación de teóricos como Beck, Giddens, Pitersen, Bauman, De Sousa Santos, Sassen, Wallerstein, entre otros autores; los cuales han pretendido responder la pregunta ¿qué es la globalización y cuáles sus características y consecuencias para todos los ámbitos de la vida social? No es la intención del presente capítulo abordar ese nutrido debate, baste con decir que en el enfoque sociológico se han identificado dos proposiciones sobre la globalización, aquella que la define como un proceso hacia la homogeneización y por lo tanto se concibe como un proceso de convergencia entre sociedades, de concentración capitalista y al mismo tiempo como una fase de expansión de su modelo de desarrollo, de homogeneización cultural, social y jurídica (Mayor, 2000, pp. 125-138).
La otra proposición define a la globalización como un proceso que propicia heterogeneidad, es decir, un proceso en el que convergen diferentes elementos de cuya relación emergen nuevos elementos, algunos viejos se conservan mientras otros nuevos surgen, mediante procesos de sincretismo, hibridación, interpenetración cultural, glocalización. Al nivel de las naciones este proceso permite el nacimiento de un nuevo espacio: el espacio transnacional en el cual nuevos actores crean nuevas formas de organización política y de relaciones sociales y culturales que se trastocan. Estos procesos han llevado a un aumento significativo de las relaciones sociales a nivel global permitiendo el nacimiento de la llamada sociedad mundial (Mayor, 2000, pp. 125-138).
Ahora bien, se ha dicho que la globalización es un proceso histórico, que hasta nuestros días lo vivimos, un proceso que ha configurado el desarrollo de los territorios, transformándolos de distintas maneras a lo largo de sus distintas fases, las cuales exponemos a continuación.
Fases del desarrollo de la globalización
En la literatura se hace referencia a tres fases de desarrollo de la globalización. La primera fase (de 1870 a 1913) se caracterizó por una gran movilidad de los capitales y de mano de obra, acompañados del auge comercial promovido por los bajos costos del transporte. La segunda fase comprende el periodo de 1945 a 1973, estuvo marcada por el desarrollo de instituciones internacionales de cooperación financiera y comercial, por el comercio de manufacturas entre los países desarrollados, así como por una limitada movilidad del capital y de la mano de obra. La tercera fase, ubicada en el último cuarto del siglo :XX, se caracteriza por la marcada generalización del libre comercio con una mayor presencia de empresas trasnacionales, así como por la expansión y la considerable movilidad de los capitales, por la tendencia a la homogeneización de los modelos de desarrollo y las restricciones impuestas al movimiento de mano de obra (Comisión Económica para América Latina y el Caribe [CEPAL], 2002, pp. 18-19).
De esta manera, para algunos teóricos de las ciencias sociales, la globalización no es un fenómeno nuevo, sino que se trata de tendencias y procesos que vienen ocurriendo en el mundo desde hace mucho tiempo atrás, que tiene sus raíces en el capitalismo. Lo que presenciamos ahora es solo, lo que se ha denominado la fase contemporánea (Serna, 2016, pp. 52).
Para Camagni (2002) lo nuevo que presenta la globalización es la aceleración de muchos procesos de integración que se refuerzan y se compenetran entre sí de múltiples maneras. Siguiendo con el autor, en esta fase contemporánea, lo nuevo de la globalización es, por un lado, que el comercio internacional ha crecido a un ritmo acelerado y ha pasado del intercambio de bienes finales entre los sistemas de producción nacional, al intercambio de bienes intermedios dentro de redes de producción organizadas a escala mundial. Por otro lado, las inversiones extranjeras directas también se han incrementado espectacularmente sobre todo en los países en vías de desarrollo, y ha crecido significativamente la movilidad y volatilidad del capital financiero (p. 65).
De tal manera que siguiendo con Camagni, la globalización es un proceso de creciente integración planetaria del mercado de bienes y servicios, del mercado de localización de la actividad económica y del mercado de los factores de producción como las tecnologías y de la información.
Otro aspecto nuevo de esta etapa de la globalización, que señala este teórico economista, es la relación dialéctica y confrontación entre la hipermovilidad de algunos factores de producción y el anclaje territorial de otros, que actúan como importantes factores de localización para procesos productivos más avanzados, como las innovaciones tecnológicas de la información y la comunicación (TIC). En efecto, afirma Camagni (2002), el desarrollo de las TIC´s, ha hecho más eficiente el stock de capital y ha permitido integrar nuevas funciones dentro y fuera de las firmas acordes con el nuevo paradigma organizativo basado en la idea de flexibilidad y descentralización integrada.
Es evidente que las innovaciones tecnológicas en el transporte, información y comunicaciones permitieron cambios en la producción, impulsaron el crecimiento económico e intensificaron el comercio internacional y el movimiento mundial de capital financiero, político (desarrollo de acuerdos internacionales, liberalización de los mercados, normas sociales, debilitamiento del Estado) (0bservatorio Europeo Leader, 1999).
En suma, podemos decir que son elementos característicos de la globalización: la intensificación de las relaciones sociales a escala mundial, el surgimiento de una forma de organización de la actividad económica de alcance transnacional, la formación de redes trasnacionales de generación, flujo e intercambio de patrones culturales, la emergencia de problemas de dimensión planetaria.
Como hemos mencionado, la globalización es un fenómeno multidimensional, por lo que tiene implicaciones económicas, políticas, sociales, culturales, medioambientales, geográficas o territoriales, enseguida hacemos referencia a estas dimensiones.
Dimensiones de la globalización
La dimensión económica ha sido la más estudiada por la influencia que ejerce en las demás dimensiones, más adelante la abordaremos con mayor profundidad, basta mencionar aquí que dicha dimensión ha consistido en cambios en la producción, el mercado, la mano de trabajo y las finanzas.
En la producción, los cambios están marcados por el advenimiento de las nuevas tecnologías aplicadas a la electrónica, la informática y las comunicaciones, el fortalecimiento de los servicios, la emergencia de nuevos sectores, actores, de nuevos países líderes, de nuevas configuraciones de la geografía productiva y en la organización de la producción mediante la firma global (Cuervo, 2006, p. 33).
En lo comercial se caracteriza porque la principal fuente de crecimiento económico son las exportaciones, las cuales se han incrementado significativamente gracias a los acuerdos comerciales, uniones aduaneras, y a los procesos de integración económica. Se ha generado una nueva división del trabajo a escala mundial basada sobre todo en la competitividad y la inserción de cada sector en los flujos y redes del nuevo sistema económico (Caravaca, 1998, p. 13).
En su dimensión social la globalización se caracteriza por la intensificación de las relaciones sociales a escala mundial. Como señala Giddens (2004, p. 68), esto ha permitido que lugares lejanos se enlacen y que acontecimientos locales sean configurados por aquellos ocurridos en lugares distantes y viceversa. Las relaciones sociales se expanden, en y, a través de nuevas dimensiones de actividad (tecnológica, organizacional, administrativa, legal, etc.) y la intensificación de la interconexión impulsada por las redes de comunicación e información modernas. Con lo que el movimiento de bienes y capitales, el flujo de comunicación, el intercambio cultural, así como la movilidad de personas se han intensificado (Held, 1997 citado por Serna, 2016, p. 55). Para Boisier (1998) la intensificación de las relaciones sociales ha modificado la inserción laboral de una gran proporción de la población.
En su dimensión política, la globalización ha debilitado la noción tradicional del Estado nacional y fortalecido los estados supranacionales y subnacionales, lo que ha modificado el patrón de las relaciones internacionales con el surgimiento de nuevos actores e instituciones con una gran influencia política, tales como empresas multinacionales, organizaciones inter y suprarregionales, organizaciones no gubernamentales y particulares. Los Estados Nación ya no están solos en la política internacional, Serna señala que “ahora tienen que compartir el escenario global con un número creciente de actores globales […] generando una estructura policéntrica del poder” (2016, p. 57). Por otro lado, siguiendo con el autor, se observa que la demarcación entre la política interior y la política exterior se hace más difusa; ahora las relaciones transnacionales permiten que los actores externos tengan injerencia en los asuntos internos de los Estados.
Respecto a su dimensión cultural, Boisier (1998) señala que la globalización lleva a la propagación a escala mundial de patrones o modelos culturales. La evolución de los massmedia ha eliminado las fronteras geográficas y acortado las distancias permitiendo el acceso a nuevas experiencias y significaciones sociales, culturales e incluso a discursos que antes no eran posibles. Con lo cual se ha intensificado la escala, la intensidad, la velocidad y volumen de las comunicaciones culturales (Held, 1997 citado por Serna, 2016, p. 58).
Globalización económica y reconfiguración territorial
Ciertamente, la dimensión económica de la globalización ha sido la dimensión que más se ha analizado, y enseguida abordamos sus efectos espaciales, o territoriales.
La globalización ha generado importantes cambios en el orden económico mundial que se pueden enunciar de la siguiente manera: 1) el surgimiento de patrones de integración productiva que cruza las fronteras nacionales; 2) este nuevo patrón de organización productiva da lugar a lo que se ha llamado “economía global”, la cual implica la operación de una red global de operaciones especializadas para la producción, reproducción, mantenimiento y financiamiento de esa economía global; 3) surgen las ciudades globales, como espacios estratégicos que concentran los actores clave para la realización de esas funciones especializadas que requiere la economía global (Serna, 2016, p. 56).
Con respecto a los patrones de integración productiva, podemos señalar que la incorporación masiva de las innovaciones tecnológicas a la producción, generaron cambios en la fabricación de los bienes, así como en la organización de las empresas y en la localización de las actividades económicas (Caravaca, 1998, p. 6). Uno de estos cambios fue la subcontratación internacional de tareas que requieren del uso intensivo de mano de obra, dando paso a la segmentación y especialización de la producción. En efecto, la producción se divide en distintas etapas permitiendo que algunos componentes sean realizados por otras empresas, las cuales pueden incluso estar localizadas en otro país, y que son contratadas por que se han especializado en la realización de ciertas fases del proceso productivo y el ensamble de algunos modelos. Lo cual ha conducido a una nueva división espacial del trabajo estructurada entre agentes económicos que operan en redes (CEPAL, 2002, pp. 18-19; Bervejillo, 1995).