Loe raamatut: «Sobre la animalidad (y otros textos afines de política contemporánea)»
Con Filosófica abrimos un canal de difusión para las investigaciones que se elaboran al interior de universidades e instituciones de estudios superiores, partiendo de la convicción de que dicho quehacer intelectual está completo cuando sus resultados se comparten con la comunidad.
Esta colección ofrece al lector de habla hispana trabajos originales de investigadores y académicos contemporáneos y textos de autores clásicos, cuyas reflexiones buscan dilucidar temas en el ámbito del pensamiento filosófico.
Otros títulos
10. La interpretación alemana de Pláton
Jeannet Ugalde Quintana
11. Enajenación, modernidad y capitalismo
Sergio Lomelí y Zaida Olvera (comps.)
12. El monarca, el ciudadano y el excluído. Hacia una crítica de “lo político”
Gerardo Ávalos Tenorio
13. Vocablos griegos para un léxico de Filosofía política
Leticia Flores Farfán
14. La apropiación de Heidegger
Pilar Gilardi y Delmiro Rocha (coords.)
15. Crisis de la Escolástica y el Humanismo del Siglo de oro español y su influencia en México
Julieta Lizaola Monterrubio y Xóchitl López Molina (coords.)
Publicación financiada con recursos PROFEXCE 2020.
Los derechos exclusivos de la edición quedan reservados para todos los países de habla hispana.
Prohibida la reproducción parcial o total, por cualquier medio conocido o por conocerse, sin el consentimiento por escrito de los legítimos titulares de los derechos.
Esta publicación fue dictaminada por pares académicos bajo la modalidad doble ciego.
Agradecemos a la familia Toledo por autorizar la reproducción de la imagen de los forros, de la autoría del artista plástico Francisco Toledo, así como a la Asociación Civil Amigos del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca y al Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo.
Primera edición en papel, noviembre 2020
Edición ePub: octubre 2021
D.R. © 2020 Armando Villegas Contreras
D.R. © 2020 Bonilla Distribución y Edición, S.A. de C.V.
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ISBN: 978-607-8636-98-3 (Bonilla Distribución y Edición)
ISBN: 978-607-8639-89-2 (UAEM)
ISBN ePub: 978-607-8781-77-5
Cuidado de la edición: Bonilla Artigas Editores
Diseño editorial: María L. Pons
Imagen de portada: Francisco Toledo
Diseño de portada: Jocelyn G. Medina
Realización ePub: javierelo
Hecho en México
Contenido
Prólogo
Introducción
PARTE I
El nacimiento del animal: una relectura de Las palabras y las cosas
Indistinción, separación, continuidad
Derrida y la animalidad
Introducción
El animal como preocupación
Lo propio del hombre
La fabulación política del animal
La fábula
El animal político. Un párrafo, tres lecturas y una discusión
Biopolítica, ayer y hoy
La cuestión de los tres comienzos del logos
Problematización
Estética de la política
Covid, filosofía y animalidad
PARTE II
La lectura de Ante la ley de Kafka
Introducción
“Trivialidades”
Derrida y Agamben ante la ley de Kafka
Conclusiones
Resistencias al olvido y olvido de las resistencias
Anacronía
Cierre
Violencia, aceleración del tiempo y reproductibilidad técnica
Aceleración
Reproductibilidad técnica
Preguntas
Bibliografía
Sobre el autor
Para Natalia
Agradecimientos
Quiero agradecer a Natalia Talavera, Laksmi Adyani de Mora, Roberto Monroy y Manuel Reynoso la lectura amistosa y crítica que hicieron de estos textos. Son, sin duda, entrañables amigos de este andar vagabundo del pensamiento. También agradezco a los y las integrantes del seminario Figuras del Discurso, el grupo de investigación con el que trabajo en el Centro Interdisciplinario de Investigación en Humanidades (CIIHU) de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM). Todos y todas hemos aprendido mucho de nuestros encuentros. Larga vida a este colectivo. Y desde luego a las queridas Beatriz Alcubierre e Irene Fenoglio con quienes he compartido estos últimos años el trabajo de la academia y la amistad sin condición. Agradezco al Cuerpo Académico Contramemoria y Discurso Marginal y al Centro Interdisciplinario de Investigación en Humanidades el apoyo para la publicación de este trabajo.
Prólogo
La propuesta del libro Sobre la animalidad (y otros textos afines de política contemporánea) puede pensarse a partir de una cita que refleja la preocupación de su autor. En una entrevista con Élisabeth Roudinesco, Jacques Derrida deja en claro que “la ‘cuestión-de-la-animalidad’ no es una cuestión entre otras”, sino que es la cuestión que determina todas las grandes cuestiones que establecen lo propio del hombre: su historia, su filosofía, su derecho. Pensar al hombre, parece decir Derrida, implica pensar esa otredad producida por siglos de discusión. El ejercicio crítico, en esa dirección, que presenta Armando Villegas en este su más novedoso texto parte, no tanto de decir algo más sobre el animal, sino de revisar su cuestión dentro del discurso, revisarlo como figura de un lenguaje que, a la vez que lo piensa central para la discusión, lo produce como excluido, como la necesaria otredad que justifica la propiedad de lo humano. Siguiendo el argumento central que mantiene el presente texto, las teorías de la política, las prácticas de exclusión y violencia, las fábulas, los cimientos de determinadas filosofías o estéticas, los umbrales entre la ley y la literatura pasarían por o al margen de esta cuestión, la cuestión de lo animal.
Este trabajo constituye una revisión a las discursividades que producen o discuten la división fundamental entre lo humano y lo animal. Sobre la animalidad se construye como un trabajo de crítica sobre crítica, de revisión de los fundamentos que han construido la separación entre lo propio del hombre y su alteridad: desde Aristóteles a Hobbes, de Maquiavelo a Lacan, puede verse cómo el animal es usado como metáfora para describir cierta otredad, y a la vez cierta alegoría, del propio hombre. Empero, aquí el análisis no se queda en la lectura de esos autores fundamentales de lo occidental, sino que va a los comentarios que un conjunto de nombres propios, algunas veces llamados postesctruturalistas, han vertido sobre la cuestión. El ejercicio de Villegas versa sobre lo dicho o revisado por Michel Foucault, por el mismo Jacques Derrida, Giorgio Agamben, Alain Badiou o Jacques Rancière en cuanto a lo animal. Las reflexiones que estos autores han elaborado se convierten en huellas que, en un gesto derridiano, Villegas va rastreando en los textos, pero también en sus márgenes, en sus enunciaciones, pero también en sus implicaciones, en obras fundamentales para la crítica como son Las palabras y las cosas, Homo sacer o El desacuerdo.
En esta revisión, la producción de la oposición entre lo humano y lo animal constituye una serie de presupuestos que administraron los discursos, pero también prácticas sociales para una figura u otra. Lo que en el discurso filosófico hace al hombre un hombre –el mito, el lenguaje, el arte, la literatura, el derecho– aparecen aquí como fábula productora de lo que distintos autores han llamado una biopolítica, que entre otras cosas legitimó ciertas posturas ante lo viviente: las especies en extinción, el consumo humano del animal para alimento o vestido, los sacrificios espectaculares de animales, la experimentación en nombre del bienestar y salud, y otras actitudes que repiten constante, pero de manera inestable, que el sufrimiento animal no importa.
La postura crítica, pero también la propia política de la reflexión y la reflexión como una política, nos lanza a pensar no en un umbral determinado entre lo humano y lo animal que acredita las anteriores prácticas, sino una multiplicidad de umbrales, de diferencias entre todo lo viviente. En esta cuestión, señala Villegas, no se trata de un ejercicio de retribución de aquello que al animal se le ha arrebatado, sino una posición que trata de ver que los límites entre las especies no son claros, sino que entre el hombre y el animal existe una multiplicidad de límites. Este ejercicio crítico tiene como objetivo repensar nuestras posturas frente a lo viviente y cuestionar esa supuesta soberanía que nos permite hacer sufrir; porque, como es verdad, no conocemos nada de la cuestión animal, no podemos decir nada absoluto ni propio de él, como nada absoluto ni propio de lo humano, por lo que cualquier justificación solo remite a la fuerza de un discurso y no a su argumento.
En cuanto al rigor analítico, el trabajo atento en Sobre la animalidad radica en pensar cómo la discursividad produce determinadas sensibilidades o prácticas frente a lo viviente. El animal, como una figura en el discurso político y teórico, representa, como dice Derrida, la cuestión. Esto es, cuestión como asunto, pero también como pregunta; como tema, pero a la vez, como interpelación crítica. Tratar al animal como figura en el discurso es señalar las posibles relaciones en las que se le somete, tal cual pensaría Nietzsche desde un carácter retórico, a una interpretación metafórica, parcial y subjetiva, productora de relaciones de poder. La producción del discurso sobre el animal –entendido aquí como tema del discurso, pero también como referencialidad de lo que se dice (el animal allí) y, a la vez, como objeto de lo dicho por el discurso desde una posición superior, desde el arriba, por sobre de él– es pensada en la historia de los hombres filósofos que dijeron algo (o nada pudieron decir) sobre él. Por eso es valioso el aporte de esta genealogía del discurso filosófico que muestra los argumentos y licencias que los autores se han otorgado para decir algo sobre el animal. La cuestión es si es posible pensar al animal no en relación al hombre, sino en su propio derecho o interés, o más allá del derecho o del interés, decir algo sobre él en sí. El sabor final del presente libro nos lleva a arriesgar un pensamiento que vaya más allá de nuestra preocupación como humanos, y en relación a los animales, ante los animales.
El camino argumentativo de Sobre la animalidad divide en dos partes su propuesta. La primera de ellas entra de lleno en la problemática de la cuestión animal que, como rastro, se ha quedado en los problemas filosóficos, políticos y estéticos contemporáneos. Como se puede intuir, su aparición, su debate, pero también su espectro, van a producir en las diferentes vertientes del discurso, obligando por efecto, no solo a pensar en la disciplina de la filosofía y su tradición, sino también a reflexionar inevitablemente sobre la violencia, la crueldad y las relaciones que hemos establecido con los animales, y cómo esa violencia se sostiene en los grandes valores de lo humano. Pensamos aquí, a partir de lo dejado por el análisis de Villegas, en distintas variantes de esta importante discusión. Reparamos también en las hembras, por ejemplo, obligadas a aparearse, a parir, a amantar, como otras formas de violencia posible a partir de esta particular historia de lo enunciado.
El vuelco que se da a la filosofía, así, como productora de discursividad y a la política como fábula, muestra una crítica contundente de los supuestos saberes que producen una política con lo viviente, exponiendo a su vez la ventaja crítica del análisis del discurso. El cierre de la primera parte, con el capítulo sobre el Covid 19 y la forma en que apresuradamente ciertos nombres propios de la filosofía actual opinaron acerca de la pandemia y los rastros de la animalidad en ella, nos regresa a recapacitar en la producción del discurso como síntoma y preceptor de prácticas de exclusión y violencia que tratan de reacomodar una serie de oposiciones constantes –civilización-barbarie, higiene-suciedad, occidente-oriente– en relación a la separación, otra vez, del hombre-animal. Dicho proceso de enunciación y sus efectos dejan visible un asunto que nos parece primordial en el capítulo, puesto como giro de la crítica: más allá de preocuparnos por el posible contagio entre el hombre y el animal, Villegas termina señalando una urgencia de ampliar el estudio biopolítico a la investigación sobre el trato hacia los animales, haciendo ver los decires de autores como Badiou, Žižek o Byung Chul Han como lo menos interesante en la experiencia de la pandemia contemporánea.
En la segunda parte del trabajo, pensaríamos que la cuestión de la animalidad toma una posición en el margen de la discusión, no como desaparición sinocomo una huella en las actuales reflexiones en torno a los temas de la política. Como si la cuestión de la animalidad diera paso de la idea del margen a la multiplicidad de márgenes en los problemas de la exclusión. En este sentido, la posición del animal –ante el texto, ante la filosofía, ante la política– recuerda al campesino de Kafka: una figura liminal ante lo vertical. Esa lectura singular de Villegas al inicio de la segunda parte hace replantearnos la posición a veces patética que implica el afuera de ley, así como subvertir la lectura del cuento más allá de la tradición. En este sentido, se formula una posición interesante en la lectura de la literatura, una que deconstruye su oposición con la ley. Con una lectura particular que cuestiona los sentidos de la alegoría entendida en cierta tradición interpretativa, la propuesta de Villegas tiende a pensar esta relación entre literatura y política y a tomar las textualidades como fabulaciones que esgrimen determinado poder. La idea de alegoría entendida como ejemplo se ve subvertida para pensarla como productora de ley. Las fabulaciones serían ante todo un régimen de producción de relaciones de fuerzas, de relación de ley. No dejamos de pensar en un clásico cuento
de Quiroga, en donde un magistrado, cansado de que los burros vecinos comieran su césped, pone un declarado mensaje a la entrada de su jardín “¡Ojo! Los pastos de este potrero están envenenados”; analfabetas, los burros desatienden el mensaje y pasan a comer, por lo que son recibidos con un disparo fulminante. La escritura del cartel, aquí, en la propia fábula de Quiroga, se entiende como una productora de ley, de fuerza, de soberanía frente a lo viviente.
Los ensayos incluidos al final de esta obra presentan la discusión del autor en torno a los ejercicios de la memoria, el olvido y la historia, tratando de pensar las modernas sensibilidades en el arte, la violencia o los movimientos políticos. El tiempo y sus empalmes se ven analizados por el autor desde la repetición de poéticas –en términos de Marx– que determinados movimientos sociales conjuran para producir sus agendas, llamando viejos espectros para resistirse a olvidar, pero a la vez olvidando las viejas resistencias que les precedieron. Finalmente, el capítulo de cierre anuncia una investigación prolífera por venir: la arqueología de la sensibilidad y la violencia, proyecto que pretende dar respuesta, desde una reflexión política y estética, a distintos fenómenos de violencia social, cultural, de género, mediática.
Nos queda por reconocer el trabajo teórico de Armando Villegas como un esfuerzo por producir una crítica sin coartada, colectiva. Prueba de ellos es el proyecto que empezó en 2014 desde su iniciativa, con miras a una reflexión horizontal: el Seminario Figuras del Discurso, comprometido con una teoría performativa del lenguaje que nos fuerza a pensar las palabras y sus efectos, sea en ámbitos políticos o académicos. En ese sentido, este libro no solo es una revisión fina del pensamiento filosófico sino también una propuesta política que cuestiona la relación actual con lo viviente. Sea que a partir de aquí podamos imaginar un mundo más amable para los, así llamados, animales.
Laksmi de Mora Martínez
Roberto Monroy Álvarez
Como si yo soñase, con total inocencia, con un animal
que no le desease ningún mal al animal. Pero es cierto
(y es incluso en torno a esta verdad que nos afanamos aquí)
que el discurso dominante del hombre en vías de hominización
se imagina al animal bajo las especies más contradictorias
e incompatibles: bondad absoluta porque natural,
inocencia absoluta antes del bien y del mal, el animal
sin culpa ni defecto (ésta sería su superioridad como
inferioridad) pero asimismo el animal como mal absoluto,
crueldad, salvajismo asesino.
Jacques Derrida,
El animal que luego estoy si(gui)endo.
Introducción
El texto que el lector tiene en sus manos se compone de dos partes. La primera es una reflexión sobre lo que se ha denominado en la filosofía occidental “la animalidad”. Se trata de pensar la imaginación que los textos filosóficos han producido sobre los animales, y sus consecuencias prácticas. Es un tema en sí mismo de política contemporánea en el que se mezclan cuestiones como la alimentación, la crueldad, los saberes biológicos, el derecho y las políticas públicas. Pensar la animalidad e incorporar, como hacemos en la segunda parte, textos sobre literatura, violencia y las formas de olvido y de memoria de grupos sociales implica incrementar nuestra empatía con los vivientes no humanos, dado que todos esos temas están implícitamente relacionados en la forma de una lucha política. O al menos, implica incrementar la sugerencia de adherir a la discusión decenas de problemáticas que van acompañadas de la convivencia con los vivientes, ahí donde la literatura ha pensado a los animales como productos fabulosos o el lugar que ocupó la “figura del lobo” en el concepto de soberanía y, si es posible, pensar también cómo grupos de activistas y académicos han emprendido la defensa de los animales. La filosofía no puede emprender dicha tarea sin pensar las coartadas de todo tipo que simplifican el asunto. Intentamos por ello la revisión de los conceptos, de las experiencias, incluso de las contradicciones que se llevan a cabo cuando se inicia una reflexión que, desde luego, siempre va emparejada de prácticas a favor y en contra. La primera parte aborda, así, problemáticas que involucran nuestros vocabularios, nuestras prácticas, nuestras experiencias.
Esta primera parte constituye, además, un homenaje personal a dos de los filósofos franceses más importantes de la segunda mitad del siglo xx: Foucault y Derrida. Leídos asiduamente en las academias por sus posiciones sobre la historia y la escritura, por sus estrategias genealógicas, arqueológicas y deconstructivas, poco se los ha relacionado con el problema de la animalidad. Aun cuando desde su primer libro, la Historia la locura, y más tarde en las reflexiones sobre los anormales, la animalidad apareció como un problema marginal. A Foucault se lo lee cotidianamente por cuestiones como la biopolítica o la ética del cuidado de uno mismo y sus conocidas hipótesis sobre el poder. Quisimos recuperar un texto muy polémico al momento de su publicación, para datar lo que aquí se llama “Nacimiento del animal”. Nos referimos a Las palabras y las cosas. Si bien es cierto que Foucault habló del nacimiento (y muerte) del hombre, poco se lo ha leído en el sentido que también dató el momento de la invención de lo animal como objeto de saber. Ambas positividades en la historia del saber dan luz sobre muchas problemáticas actuales que no se reducen a la consabida “animalización del hombre” en términos biopolíticos, sino también a la recurrente entrada del animal en lo humano u hominización de lo animal. Ambos procesos de invención dan lugar a la transformación de unos y otros en un corte ubicable en el siglo xvii europeo y que Foucault analizó en los primeros capítulos de su libro sobre la arqueología de las ciencias humanas. Ello nos conduce a repensar las posibilidades de la biopolítica como un tema inseparable del trato o maltrato con el que se gestiona la vida de los animales. Toda una serie de transferencias en dicha gestión que se llevan a cabo a través de la ciencia y los saberes biológicos. Se trata, en suma, de repensar la animalidad.
Más fácil es rastrear la discusión en Derrida quien, a pesar de sus derivas y relaciones con temas como la escritura y la literatura, se dedicó en los últimos años a plantear el asunto de la oposición “violenta e injusta” entre lo humano y lo animal. Una más de las oposiciones que deconstruyó, mostrando la infinitud de diferencias empobrecidas por la oposición, con las consecuentes prácticas sociales y los estereotipos que conducen a una violencia injusta contra los animales. Incluso, si como analizó en sus últimos seminarios, se utilizaron figuras animales para pensar en el poder político, ellas refuerzan las ideas cotidianas que justifican el maltrato ilimitado sobre los animales. Ahora bien, estos textos pretenden contribuir al estudio de estos autores, pero sobre todo a la lucha en contra de las violencias hacia los vivientes, de los cuales nada prueba que tengamos el derecho de tomar sus vidas a cuenta de una supuesta superioridad técnica. Y de ser el caso de que tuviéramos la certeza del derecho a tomar la vida de los animales en las formas contemporáneas de maltrato hacia ellos, tampoco deberíamos de privarnos del derecho a cuestionar dicho derecho.
La primera parte termina con un texto de reciente factura sobre la Covid-19 y la reiterada exclusión de la animalidad en la discusión, ya no académica, sino política. Exclusión que prueba las hipótesis de los filósofos (Foucault y Derrida) aquí estudiados. En dicho texto se cuestionan dos cosas. Por un lado, la abrumadora urgencia de los filósofos para pensar inmediatamente y tratar de probar sus teorías con acontecimientos nuevos y, por otro, la poca sabiduría científica de quienes nos formamos en el área, sobre el problema de los animales. Ello tiene sus consecuencias para la argumentación de la propia filosofía. Aun cuando este problema ha sido muy estudiado por filósofos, y más hoy en día, no se logra que los grandes argumentos sobre la animalidad compitan o siquiera se yuxtapongan al problema de siempre: los seres humanos.
La segunda parte está compuesta por una serie de preocupaciones sobre la violencia y la política contemporáneas. Íntimamente relacionadas, las reflexiones de la primera y segunda parte pueden servir como crítica general que coadyuve a pensar el problema de las violencias. Ambas partes muestran derivas de nuestra época. Por ejemplo, ahí donde la soberanía se contempla a la luz de cierta bestialidad animal o excepcional, o donde las violencias que alcanzan a grupos sociales y sus formas de organización y de construir el pasado alcanzan también a los animales. El texto “Ante la ley” de Kafka pretende revitalizar el problema de la textualidad, el asunto de los traspasos de disciplinas afines pero demarcadas por las instituciones del saber que, si los podemos juntar, son eficientes a la hora de analizar cuestiones como la soberanía. Al final incluimos dos textos, uno sobre las preguntas (y decisiones) que las resistencias hacen respecto al problema del olvido y la memoria. Ello implica preguntar y analizar las reiteradas consignas sociales (no jurídicas, no estatales) sobre el olvido y el perdón. El otro texto intenta ser una reflexión sobre la aceleración del tiempo, inspirado en un libro del historiador Reinhart Koselleck y lo que éste nos ayuda a pensar sobre los medios de comunicación, la reproductibilidad técnica de la experiencia moderna y la violencia, tan cotidianamente acomodada ya en nuestras vidas.
Esperemos, pues, que los textos sirvan al lector para repensar políticas y estudios críticos sobre los contenidos que, a manera de preocupación, aquí se presentan.