La frontera olvidada

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La frontera olvidada
Poblamiento costero de Tabasco en cuatro momentos decisivos, 1518-2020


Miguel Ángel Díaz Perera
Candy Cristina de los Santos González






EE972.63D5

La frontera olvidada. Poblamiento costero de Tabasco en cuatro momentos decisivos, 1518-2020 / Miguel Ángel Díaz Perera, Candy Cristina de los Santos González .- Chetumal, Quintana Roo, México : El Colegio de la Frontera Sur, 2021.

1 recurso digital: EPUB; fotografías, mapas, retratos; 22 MB

Incluye bibliografía

E-ISBN: 978-607-8767-40-3

1. Descubrimiento y conquista, 2. Asentamientos humanos, 3. Relaciones comerciales, 4. Industria del petróleo, 5. Crecimiento demográfico, 6. Historia, 7. Tabasco (México), I. Díaz Perera, Miguel Ángel (autor), II. De los Santos González, Candy Cristina (autora)


Primera edición impresa, junio de 2021

Primera edición digital, agosto de 2021

D. R.© El Colegio de la Frontera Sur

Av. Centenario km 5.5, C. P. 77014

Chetumal, Quintana Roo, México

www.ecosur.mx

Imágenes en portada: Carta General del Estado de Tabasco (1911), Manuel Castellanos Ruiz. Vapor “Canuto Bulnes”, Waite Photo, Archivo General de la Nación. Estero (Sabancuy, Campeche), quemados en antorcha (El Bellote, Paraíso, Tabasco), Miguel Ángel Díaz Perera (marzo de 2021).

Esta publicación fue sometida a un estricto proceso de arbitraje por pares, con base en los lineamientos establecidos por el Comité Editorial de El Colegio de la Frontera Sur.

Obra financiada por la Academy of Finland (Academia de Finlandia) a través del proyecto “Water and Vulnerability in Fragile Societies” (“Agua y Vulnerabilidad en Sociedades Frágiles”), registro 1317319.

Diseño y producción digital: Sofía Carballo.

Corrección: Julio Roldán.

Se autoriza la reproducción de esta obra para propósitos de divulgación o didácticos, siempre y cuando no existan fines de lucro, se cite la fuente y no se altere el contenido (favor de dar aviso: llopez@ecosur.mx). Cualquier otro uso requiere permiso escrito de los editores y autores.

Hecho en México / Made in Mexico

Índice

Presentación

Agradecimientos

La frontera olvidada. Poblamiento costero de Tabasco en cuatro momentos decisivos, 1518-2020

Primer momento. Choque de civilizaciones

La importancia histórica de la costa

Santa María de la Victoria: el primer pueblo

Segundo momento. Tierra de nadie, usufructo de todos

¿Pueblos sin ley?

La costa con vistas al México decimonónico

Tercer momento. La transición hacia un mundo distinto

Las puertas al golfo de México y el Atlántico

De la movilidad a la inmovilidad, de la exclusión al control estatal

Hacia el Tabasco moderno: una costa inmóvil

Cuarto momento. Islas de pasado vs. un Leviatán incontenible (el Estado)

Pescadores y petróleo: auge demográfico y conflictividad social

Las paradojas del progreso

Epílogo. El futuro confuso en el siglo xxi

Referencias

Presentación

Hablar o escribir de Tabasco, o entender su idiosincrasia, es imposible sin conocer los intrincados procesos de asimilación social que se han vivido en esta entidad. En tanto zona de fuerte influencia costera y marina, Tabasco requiere de un análisis en el tiempo de las dinámicas que se dieron en la frontera de su territorio con el mar. Este libro es una reflexión histórica acerca de dicha interacción que también es la base de los actuales procesos socioculturales tabasqueños.

La obra comienza con el capítulo “Primer momento. Choque de civilizaciones” que se dedica al contexto previo a la conquista y presenta cómo con su llegada los españoles fueron transformando el paisaje, la sociedad y la cultura. Da fe de la casi desaparición de los habitantes originales debido a epidemias y migración, y el devenir de los cambios hasta convertir la región en un puente hacia el sureste. Además, se relata cómo el territorio mismo se “defendió” de esa intromisión mediante un clima tropical adverso y una flora y fauna casi imposibles de conquistar, una circunstancia que limitó la asimilación de la zona por mucho tiempo. Finalmente, se cierra señalando que la acción de diferentes intromisiones piratas de variado origen y el inicio de una incipiente actividad ganadera dan cuenta de los esfuerzos “civilizatorios” de la región.

En “Segundo momento. Tierra de nadie, usufructo de todos” se describe cómo, ante lo agreste del territorio para los conquistadores, algunos grupos de indios cimarrones, junto con piratas y bandidos, fundaron campamentos en clandestinidad, tanto para disfrutar de la riqueza local como de la que llegaba desde fuera, misma que dio lugar a un proceso de asimilación. Estos grupos semiestablecidos se movían por estos territorios de acuerdo con sus necesidades y utilizaron la naturaleza para su subsistencia y para intercambiar bienes, en especial de palo de tinte y cuero de ganado cimarrón, emprendiendo así relaciones comerciales con los grupos establecidos. También se aborda la aparición y desaparición de localidades importantes, entre ellas Villahermosa, o las de tipo costero como Frontera. Un subtema destacado es la casi desaparición de los grupos originales en la región y el control de grupos nuevos “invasores” o del mestizaje con la consecuente transculturación en el marco de la independencia que daría lugar a México. El capítulo también se ocupa de una época marcada por eventos como la invasión francesa a través de puerto Frontera —puerta de entrada al naciente Tabasco—, del desarrollo de dicho puerto y de su decadencia como vía fluvial de comunicación ante las alternativas terrestres. Se concluye reseñando las estrategias políticas para orientar los procesos de asimilación y ocupación del territorio en el estado.

El capítulo “Tercer momento. La transición hacia un mundo distinto” nos ubica en la época moderna de México y presenta el modo en que la zona costera se transforma para dar origen a sitios de conexión marítimo-terrestre. Igualmente, detalla la ocupación de los ejidos en la región ya sea que tengan o no límites con la línea costera y hasta una distancia de 10 km desde dicho punto y las actividades económicas de su población. Es un capítulo que busca dejar en claro cómo la explotación petrolera es un transformador de fuertes impactos ambientales, cuyo éxito se relaciona por la cercanía con el mar y por la posibilidad de utilizar la región como franja intermedia de distribución interna y externa entre procesos políticos y económicos locales inciertos y el crecimiento demográfico que se plasma con el surgimiento de nuevas localidades.

El capítulo final del libro, “Cuarto momento. Islas de pasado vs. un Leviatán incontenible (el Estado)”, desarrolla la detonación de las diferentes vías de comunicación terrestre en sustitución de las fluviales, con el impulso de carreteras, ferrocarriles y comunicación área, lo que incentivó el poblamiento de la zona. Además se trata la importancia del procesamiento digital de la información de fotografías aéreas del Centro Documental de Estudios sobre el Agua (cdea), material en el que aún pueden identificarse sitios con posibles campamentos que serían las representaciones actuales de aquellos de siglos atrás y el vínculo de la población con el agua. A la par se discute cómo en este periodo aparece la difícil relación entre los habitantes y la industria petrolera en concomitancia con fuertes sobresaltos sociales y económicos resultado de eventos como el impacto del amarillamiento letal de las plantaciones de coco de la región. La lectura del capítulo nos hace ver cómo este periodo destaca por el uso indiscriminado de recursos provenientes del petróleo a pesar de la crisis en el país y los conflictos y escándalos políticos.

El libro concluye con una reflexión acerca de las formas de poblamiento en Tabasco, que, disperso en algunas zonas y concentrado en otras, ha dejado una región inmersa en un vasto patrimonio histórico, cultural y económico que actualmente se debate entre el intento de la aplicación de una reforma energética y la construcción de una nueva refinería en medio del impacto global de una pandemia que interfirió con el desarrollo del censo 2020 que dejará en duda la demografía de la región, pero que no opaca sus evidentes transformaciones y pone sobre la mesa el futuro asociado a los escenarios de los cambios globales.

 

Dra. Dora María Frías Márquez

Secretaria de Servicios Académicos

Profesora-investigadora

División Académica de Ciencias Básicas

Universidad Juárez Autónoma de Tabasco

Agradecimientos

A mi hijo Ulises, siempre pienso en ti,

al amigo caído en batalla, Ramón Castellanos Coll,

y con la deuda de un libro próximo, a don David Gustavo Gutiérrez Ruíz


Este libro no hubiera sido posible sin el acompañamiento de múltiples cómplices académicos. En primer lugar, fue decisivo el cotidiano diálogo con Ale­jan­dro Espinoza Tenorio y Dora Elia Ramos Muñoz, quienes compartieron conmigo su vasto conocimiento sobre la costa del golfo de México en seminarios y reuniones, sobre todo en el marco del proyecto “Pesca y petróleo” que tuvo financiamiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) entre 2017 y 2018; escucharlos fue alimento para mi curiosidad y me involucré en rascar en los antecedentes de las comunidades por ellos visitadas, y después con un ánimo más amplio, en comprender la geografía humana, los tejidos bajo los cuales se había edificado el poblamiento costero.

Estas actividades coincidieron con la tesis doctoral de Federico Reyes Grande, joven estudiante a quien tuve el placer de asesorar; el “Fede Nieblas” —así conocido por su afición a la lucha libre— se enfocó con trabajo fino y cuidadoso con un diario de campo bajo el brazo, en Barra de Tupilco, en el municipio de Paraíso, hermoso pueblo que colinda con el golfo de México y atestigua imponentes plataformas petroleras en el mar. Y casi por accidente, un día llegó a mi oficina una señorita entusiasta interesada en aplicar a la maestría de ECOSUR, Candy Cristina de los Santos González, quien al poco tiempo quedó como becaria en un programa de preparación para posgrados en ECOSUR. Candy en un primer momento apoyó con transcripciones las entrevistas de Federico, pero después empezó búsquedas de información de localidades aledañas y, en el transcurrir del año 2018, elaboró una propuesta de ingreso a la maestría que comprometía un análisis de vulnerabilidad social en dos localidades costeras: Barra de Tupilco y Sánchez Magallanes. Por estas razones, la complicidad creció y ya para entonces, año de 2019, no estaba comprometido solo con mis colegas, sino también con estudiantes del posgrado.

A la par, tuve otro cómplice en los complejos laberintos de la historia siempre a un costado, literal —tenemos oficinas vecinas— y metafóricamente, el Lic. Pedro Narváez Solís, quien es coordinador del Centro Documental de Estudios sobre el Agua (cdea), instancia producto de un convenio de colaboración entre la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (ujat), la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y ECOSUR, y donde se alberga un importante acervo de información histórica en materia de agua, la mayoría proveniente de la extinta Comisión del Río Grijalva de la Secretaría de Recursos Hidráulicos. En el cdea, Pedro y yo intercambiamos en diversos momentos pareceres sobre documentos históricos y en más de una ocasión él, al hacer labor de limpieza y catalogación, me sorprendió con aerofotos que evidenciaban hermosos detalles de las actividades costeras. En otros momentos, tuve el placer de compartir el calor de un buen café con mis estimadísimas amigas, la Dra. Lily Gama Campillo y la Dra. Dora Frías Márquez, rodeados con esa información proveída por Pedro y con agudas observaciones de ambas, sin duda me ayudaron a incentivar mis ánimos y marcaron muchas de las líneas que se observan en este libro.

El resultado fue obvio. En una charla de pasillo, Alejandro Espinoza me invitó a escribir un capítulo para un libro que traía entre manos. Por aquellos días, empezó el proyecto “Water and Vulnerability in Fragile Societies” a partir de convenio de colaboración entre la Academia de Finlandia, la Universidad de Helsinki y ECOSUR, entonces la líder y colega finlandesa Anja Nygren visitó Tabasco y compartió conmigo el interés en el tema sobre las desigualdades espaciales. Para entonces hicimos un taller participativo en la ciudad de Tenosique y recorrimos varias localidades aledañas a Villahermosa; después pude ir a Helsinki y conocer más de cerca la forma de trabajo y los postulados críticos de Anja con respecto al crecimiento de las ciudades y la vulnerabilidad inherente que se configura en difíciles escenarios como los de Tabasco. Con esta mezcla de encuentros fue que me encontré, víctima gustosa de preguntas y confusiones, ante la computadora y la primera página en blanco.

Empecé, y entre tumbos tardé más de un año en acabarlo. Después de leído por Dora Ramos, creímos que salía de los parámetros en origen planteados y con la marca inevitable de preguntas heredadas por Anja. Fue entonces que tomé conciencia de proponerlo como libro en el marco del proyecto “Water and Vulnerability in Fragile Societies” y emprendí nuevas pesquisas de información, sobre todo en el Archivo General Agrario de la Ciudad de México y amplié la cartografía, información y documentos de archivo. Siempre tuve atención amable en los archivistas, héroes anónimos dedicados a la difícil tarea de resguardar el patrimonio histórico nacional; siempre estaré agradecido por sus finas atenciones y sugerencias para nuevas búsquedas a seguir.

Como siempre, el Área de Fomento Editorial de ECOSUR fue también decisivo para tener un buen término. La coordinadora, Lic. Laura López Argoytia y su amable cómplice en estas modestas pero importantes actividades, la Lic. Carla Quiroga Carapia, con esmero, dedicación y vocación con no pocas circunstancias en contra, lograron cuidar los procesos de revisión. Sin duda, este esfuerzo se complementó con la cuidadosa revisión de estilo a cargo de Julio Roldán Estrada y un excelente diseño a cargo de Sofía Carballo Espinosa. Naturalmente, estos esfuerzos fueron notables en un contexto de confinamiento, cuando una pandemia de alcances mortales tocó a amigos y familiares y cuando aires de crisis económica cruzaron los cielos. Es notable mantener el optimismo y el compromiso en estos tiempos difíciles.

En el plano personal, proseguiré una promesa: dedicar un libro a cada uno de mis hijos. Dos anteriores llevaron el afecto para Miguel Ángel y Diego, este con todo mi corazón va para Ulises. También a mis amigos que marcan mis pasos: Jorge Luis Capdepont, Pablo Marín, Raymundo Vázquez, Jesús Arturo Filigrana, Elías Balcázar, Carlos Enrique Ruiz, Rogelio Everth Ruiz, Carlos Armando Preciado, Anja Nygren, Dora Ramos, Alejandro Espinosa, María Azahara, Mercedes Castillo, Yolanda Renaud, Armando Hernández, Fernando Limón, Cecilia Limón, Pedro Nar­váez, Graciela Velázquez, a mis estudiantes, José, Rosario, Geovanni y Federico. Muchos de ellos, amigos del Submarino. En especial agradezco a Alejandra Ramírez por su apoyo en los procesos administrativos. Como toda publicación mía, también va dedicada In memoriam a mi padre Miguel Ángel Díaz Contreras.

Y siempre, por siempre, a mi domadora mientras siga aguantándome…


Miguel Ángel Díaz Perera

Tenosique, Tabasco, diciembre de 2020

La frontera olvidada.
Poblamiento costero de Tabasco en cuatro momentos decisivos, 1518-2020

Miguel Ángel Díaz Perera

Candy Cristina de los Santos González


Para los ojos curiosos no es difícil advertir en el límite norte del estado de Tabasco un inmenso azul que aparece a la vista, un mar infinito visitado por orgullosos lugareños que degustan de playas, o pescadores que se adentran sin importar las enormes plataformas petroleras en las cercanías. Pocas veces se recala en los alcances internacionales de esas aguas, como parte de una cuenca oceánica que incluye litorales de tres países: México, Estados Unidos y Cuba, una plataforma continental con más de 3294 kilómetros de línea de costa (sin contar la insular) incluyendo el mar Caribe, el equivalente a un triple viaje en vehículo de Mérida (Yucatán) a la Ciudad de México. Esta cuenca oceánica tiene nombre conocido: golfo de México.

Modesta, esta playa tabasqueña es parte de los 1 964 375 km2 de superficie territorial (insular y continental) mexicana, de la cual corresponden 3 149 920 km2 a las zonas marítimas de jurisdicción nacional, y de estas 829 540 km2 al golfo de México y mar Caribe que comprenden el mar territorial (inegi, 2003; Lanza, 2004).1 Enorme paisaje donde concurren actividades humanas en cuya fortuna están enlazadas, donde se tejen dramas cotidianos, pasiones, dolores, alegrías y hasta amores que se atestan y vacían en una masa de aguas cálidas. Además, la importancia histórica es patente. Por ahí se rumora que fue donde cayó un enorme meteorito que condenó a la extinción masiva a los dinosaurios, por ahí mismo entraron los españoles sucesores de Cristóbal Colón, y ahí anduvieron también verdaderos piratas del Caribe. Son las mismas aguas que hoy parecen estar en competición entre la industria petrolera, barcos mercantes y pescadores ribereños.

No todo es mar, pero sí agua. Desde los cayos de Florida hasta la península de Yucatán, varias cuencas descargan en el golfo de México, puerta de numerosas vetas donde se advierten al sur las tierras bajas de Tabasco caracterizadas por dos enormes brazos, las cuencas Grijalva y Usumacinta que juntas tienen un escurrimiento natural medio superficial de 115 536 millones de m3 por año, en un área de 83 553 km2 y una longitud de 1521 km (Conagua, 2011), por ahí brota el equivalente a cincuenta veces el requerimiento de agua potable diaria en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (Semarnat y Conagua, 2014), es decir, por estas dos riadas circu­lan más del 30% del total de los recursos hídricos de México. Además, la planicie tabasqueña coge una de las mayores precipitaciones pluviales del país, excediendo los 5000 mm anuales en puntos de la zona límite con Chiapas (Sernapam, 2011), sin contar que ambas cuencas son transfronterizas pues nacen en Guatemala y surcan México antes de alcanzar el añil del mar, el antes mencionado golfo de México.

La historia en estos más de 3294 km tiene honda huella. Sin embargo, para los ojos del orgulloso lugareño o el pescador poco importan los alcances oceánicos del golfo de México al percibirse lejano. Estas personas dan énfasis a lo visto, vivido, al espacio calificado por la experiencia. El lugareño o el pescador se preocupan por lo inmediato, por lo próximo; no obstante, esto expone una deuda intelectual. Si pudiéramos juntar los libros recientes —me refiero a la segunda mitad del siglo xx y a lo que va del xxi— sobre Tabasco, pareciera que la vida actual alrededor de las cuencas Usumacinta y Grijalva no tuviera conexión con el golfo de México. La costa pareciera no ser un escenario medular para entender la cambiante relación entre el delta y el mar. Aunque próxima, la ribera tabasqueña está borrada, olvidada. No es algo trivial, esta línea de costa estatal suma 195 km con tres municipios que colindan con playa: Cárdenas, Paraíso y Centla, y otros tres por muy poco como Jalpa de Méndez, Huimanguillo y Comalcalco; equivalen al total de la frontera norte de la entidad y donde abunda una mayoría de localidades rurales dispersas. Esta franja incluye nueve desembocaduras o barras, puertas entre el mar y la superficie continental (imagen 1).