Aplicación del método del ver, juzgar y actuar al fundamento teórico y a la práctica del sistema modular.

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Aplicación del método del ver, juzgar y actuar al fundamento teórico y a la práctica del sistema modular

Carreño Dueñas, Dalia

Aplicación del método del ver, juzgar y actuar al fundamento teórico y a la práctica del sistema modular/ Editora académica: Dalia Carreño Dueñas, [y otros ocho autores]; Bogotá: Ediciones USTA, 2020.

211 páginas; gráficos y tablas

Incluye referencias bibliográficas, glosario e índices conceptual y de autores

ISBN: 978-958-782-335-6

E-ISBN: 978-958-782-336-3

1. Educación universitaria 2. Educación superior -- Investigaciones -- Colombia 3. Educación -- Planeación 4. Pedagogía -- Evaluación 5. Humanismo -- Enseñanza 6. Currículo Educación Colombia I. Universidad Santo Tomás (Colombia).


CDD 378.007 CO-BoUST


© Dalia Carreño Dueñas, José Arturo Restrepo Restrepo, Eduardo González Gil, Miguel Moreno Lugo, Carlos Alberto Cárdenas Sierra, Norhy Esther Torregrosa, Jorge Eliécer Martínez Posada, Daniela Alejandra Valencia González y Esteban José Ahumada Quiroga, autores, 2020

© Dalia Carreño Dueñas, editora académica, 2020

© Universidad Santo Tomás, 2020

Ediciones USTA

Bogotá, D. C., Colombia

Carrera 9 n.º 51-11

Teléfono: (+571) 587 8797, ext. 2991

editorial@usantotomas.edu.co

http://ediciones.usta.edu.co

Corrección de estilo: Angie Xiomara Bernal Salazar

Diagramación y montaje de cubierta: Martha Cadena

Impresión: DGP Editores S.A.S.

Hecho el depósito que establece la ley

ISBN: 978-958-782-335-6

E-ISBN: 978-958-782-336-3

Primera edición, 2020

Esta obra tiene una versión de acceso abierto disponible en el Repositorio Institucional de la Universidad Santo Tomás: https://repository.usta.edu.co/

Universidad Santo Tomás

Vigilada Mineducación

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 3645 del 6 de agosto de 1965, Minjusticia Acreditación Institucional de Alta Calidad Multicampus: Resolución 01456 del 29 de enero de 2016, 6 años, Mineducación

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio, sin la autorización expresa del titular de los derechos.

Impreso en Colombia • Printed in Colombia

Contenido

Presentación

El ver: fundamento teórico del sistema

José Arturo Restrepo Restrepo, O. P.

Dalia Carreño Dueñas

Introducción

Conocimiento y educación superior en la dialéctica de la sociedad contemporánea

La institucionalidad universitaria y su estatuto epistémico

La institucionalidad educativa entre premoderna y moderna

Nuevas relaciones y funcionalidades. El conocimiento y sus aplicaciones

La sociedad promueve un pensamiento independiente

Conclusión

Referencias

El acto pedagógico prudencial: una reflexión desde el pensamiento de Tomás de Aquino

Eduardo González Gil, O. P.

Miguel Moreno Lugo

Introducción

Los hábitos como perfeccionadores en Tomás de Aquino

Una glosa a la prudencia universitaria

Magisterio

Conclusiones

Referencias

El sistema modular en la Universidad Santo Tomás

Carlos Alberto Cárdenas Sierra

Introducción

Antecedentes históricos

Paradigma epistemológico del currículo

Terminología modular y currículo

Conclusiones

Referencias

El actuar: práctica del sistema modular desde la perspectiva de los estudiantes

Dalia Carreño Dueñas

Norhy Esther Torregrosa Jiménez

Jorge Eliécer Martínez Posada

Daniela Alejandra Valencia González

Esteban José Ahumada Quiroga

Introducción

Metodología prudencial

Población y muestra

Fases

Instrumentos

Resultados

Análisis de resultados

Análisis de los grupos focales

Conclusiones

Glosario

Sobre los autores

Índice conceptual

Lista de tablas

TABLA 1. Definición del concepto de hábito

TABLA 1. Estudiantes participantes según instrumento

TABLA 2. Categorías y subcategorías de análisis del sistema modular

Lista de figuras

FIGURA 1. Las virtudes cardinales según Tomás de Aquino

FIGURA 1. Género de los estudiantes participantes en la entrevista semiestructurada

FIGURA 2. Estrato socioeconómico de los estudiantes participantes en la entrevista semiestructurada

FIGURA 3. Características del humanismo tomista según los estudiantes participantes en la entrevista semiestructurada

FIGURA 4. Concepto tomista de hombre según los estudiantes participantes en la entrevista semiestructurada

FIGURA 5. Definición del sistema modular de los estudiantes participantes en la entrevista semiestructurada

FIGURA 6. Objeto del derecho según los estudiantes participantes en la entrevista semiestructurada

 

FIGURA 7. Escuelas de derecho que predominan en la Facultad según los estudiantes participantes en la entrevista semiestructurada

FIGURA 8. Motivación para elegir el programa de Derecho de los estudiantes participantes en la entrevista semiestructurada

Presentación

Este trabajo de investigación es resultado de la colaboración y la cohesión entre investigadores de los grupos Socio-Humanística del Derecho, Raimundo de Peñafort y Aletheia de la Universidad Santo Tomás (USTA), articulados en torno a la pregunta por el estado de la cuestión del sistema modular, de su estatuto teórico, de su método y de su aplicación, toda vez que este se conforma en la impronta de formación de los profesionales del derecho.

Para responder esta pregunta se empleó el método prudencial de ver, juzgar y actuar, propio del sistema modular, que por su riqueza facilita las labores de análisis y crítica. Los investigadores desarrollaron el ver en varios momentos, en una primera etapa, se dio al ubicar la problemática de la relación entre conocimiento y educación superior, pues el derecho, como parte de la ciencia social y como saber situado, está inmerso en los conflictos epistemológicos del presente.

Una vez establecido el ver, se procedió al juzgar, que exige partir de los valores propios del sistema, tales como la pedagogía prudencial, el humanismo tomista y las apuestas pedagógicas del currículo modular de la Facultad de Derecho.

Luego de los momentos del ver y el juzgar se procedió al actuar, que consistió en indagar entre los estudiantes de la Facultad de Derecho acerca de los sentidos y comprensiones de la formación humanista tomista del sistema modular, para identificar cómo y de qué maneras han logrado asumirla como propia.

La población de estudiantes que participó en la etapa del actuar estuvo conformada por 196 alumnos de los 913 que integran la Facultad de Derecho de la Sede Principal Bogotá. La muestra fue de carácter intencional, se seleccionó un número plural de estudiantes de segundo, quinto, sexto, noveno y décimo semestre, que respondieron al criterio de haber cursado más de un módulo del sistema. Los instrumentos empleados fueron una encuesta semiestructurada, grupos focales y un taller.

Lo novedoso de esta indagación consiste en realizar una práctica investigativa aplicando el método prudencial, para dar cuenta de los sentidos y comprensiones del sistema modular en la Facultad de Derecho, que comparten como comunidad de aprendizaje profesores y estudiantes. Además, este proceso da cuenta del presente de la formación de los juristas tomasinos, quienes tienen el compromiso de transformación ética y creativa del mundo del derecho, de su teoría y de su práctica.

La estructura de este libro se basa en el método prudencial, organizado en tres acápites. En el primero, que consiste en el ver, José Arturo Restrepo Restrepo y Dalia Carreño Dueñas parten de la realidad que se manifiesta en la problemática de la relación entre conocimiento y educación superior, cuestionan la institucionalidad universitaria y los desafíos a los que se enfrenta al formar a las generaciones del presente, caracterizadas por un pensamiento independiente.

El segundo acápite, enfocado en el juzgar, es decir, en los valores desde los cuales se juzga la realidad, está conformado por dos contribuciones. En la primera, fray Eduardo González Gil, O. P. y Miguel Moreno profundizan en el sentido y los alcances del acto pedagógico prudencial, el hábito de la prudencia y la concreción de estos en la comunidad universitaria. En la segunda contribución de esta parte, Carlos Alberto Cárdenas analiza los valores tomistas en perspectiva del ser y la formación del jurista de la USTA, y la manera como en su operatividad hacen posible el compromiso con un derecho justo, facilitador de la paz social, la igualdad y la solidaridad.

La tercera parte del libro corresponde al ejercicio del actuar, en esta, Dalia Carreño Dueñas, Norhy Torregrosa, Jorge Eliécer Martínez, Daniela Alejandra Valencia González y Esteban José Ahumada Quiroga aplican instrumentos mixtos para hallar los sentidos y comprensiones sobre la forma en que los estudiantes han asumido el sistema modular humanista tomista, siguiendo la metodología prudencial cualitativa, la hermenéutica del actuar. El texto analiza cómo los estudiantes tomasinos han incorporado en su formación como juristas los valores fundantes de la persona, la dignidad y la justicia para transformar la conflictiva sociedad actual.

DALIA CARREÑO DUEÑAS

Editora académica

El ver: fundamento
teórico del sistema[*]

JOSÉ ARTURO RESTREPO RESTREPO, O. P.

DALIA CARREÑO DUEÑAS

Introducción

El respaldo teórico con el que cuenta el sistema modular se ha ido construyendo a lo largo de más cuarenta años, a partir de respuestas renovadas a los retos educativos y sociales de cada momento. Es necesario advertir las relaciones entre la educación superior y el conocimiento dentro de un contexto pragmático, profesionalizante del presente, y un discurso ético humanista que debe incorporarse como imperativo en la formación académica de personas que contribuyan con la construcción social, más allá de su carácter de profesionales y técnicos del derecho.

En este capítulo se emplea el método prudencial del ver como la primera etapa que permite reconocer la realidad en la que está inmerso el sistema modular, lo que facilita la labor de análisis y crítica de este. Asimismo, se contextualiza la problemática de la relación entre conocimiento y educación superior, pues el derecho como parte de la ciencia social, y como saber situado, está involucrado en los conflictos epistemológicos del presente.

Aquellos elementos tradicionalmente relacionados con la idea de universidad, tales como la creencia en una educación general, una cultura común, una institución regida primordialmente por académicos y sensible a definiciones plurales de inteligencia, dan cuenta actualmente de una educación superior pensada para una sociedad que ya no existe (Newman, 1942). Dichos elementos han sido transformados en parte por las racionalidades tecnológicas, que generan por sí mismas el saber, bajo el imperativo de lo útil, según el cual la educación superior es comprendida como un bien cultural, estatal y social, dirigido a la producción de bienes netamente económicos. Sus funciones ahora están en función del desarrollo de bienes patrimoniales (en lectura marxista), en este sentido, se puede afirmar que las instituciones de educación superior (IES) pasaron de ser fuerzas de producción importantes, a ser parte del mantenimiento de las relaciones de producción.

Por lo anterior, uno de los criterios posmodernos más relevantes sobre educación superior se desprende de la intersección entre conocimiento, educación superior y sociedad (Barnett, 2001), esta se da en una relación no lineal sino triangular y además dialéctica, donde cada elemento de la triada entra en alguna clase de relación, conservando cierto grado de autonomía con correspondencias y resistencias, semejanzas y diferencias. Sin embargo, este debate refleja mundos e intereses limitados, a saber, el de los académicos, el del trabajo empresarial y el de la sociedad de mercado (MacIntyre, 1994, p. 45).

Conocimiento y educación superior
en la dialéctica de la
sociedad contemporánea

Las definiciones o tendencias cambiantes que tiene la sociedad contemporánea sobre el conocimiento y su aplicación se anidan en la educación superior, dado que esta actualmente hace parte de la industria del conocimiento, no en cuanto fábrica del saber como tal, sino en cuanto que integra el engranaje de las distintas fuerzas que involucran a la sociedad actual en su lógica de funcionamiento. La universidad del siglo XXI promueve en su ejercicio competencias, pensamiento estratégico y transferibilidad, lo que quiere decir que promueve, en el marco de su institucionalidad, profesionales con habilidades para utilizar los conocimientos de modos determinados, tal como los necesita la sociedad. Las formas de conocimiento y las didácticas que se consideran válidas experimentan cambios en su concepción y planteamiento, pues formas del pensamiento que se consideraban genuinas e inamovibles actualmente no son tenidas en cuenta; en cambio, se da lugar a nuevas y provisionales epistemologías, didácticas, estratégicas, entre otras.

La educación posmoderna, como hecho social, tiene la exigencia de aportar formas novedosas en su concepción y ejercicio, lo que implica adecuarse a un terreno más amplio, salir de aquellas áreas establecidas por las comunidades académicas e ir a un escenario más social, donde pueda responder a los intereses que esa misma sociedad establece desde la política estatal, la empresa y el mercado. Por su parte, el Estado, en la región latinoamericana, canaliza su trabajo en objetivos con unas características distintas a otros desarrollos públicos. Las tendencias que se pueden identificar oscilan entre la industrialización, la teoría de la dependencia y sobre todo el desarrollismo. Cada enfoque sucede al otro sin desaparecer en sentido estricto, sino que algunos aspectos se traslapan en formas novedosas. La consecuencia directa de esta manera de proceder es que dichos Estados enfrentan problemas estructurales de poder y de capacidad, por las fuertes presiones de carácter económico trasnacional. Un Estado presionado por la clase económica pierde capacidad para atender las necesidades de los sectores sociales y tiende cada vez más a privatizar servicios como la educación, la salud, las comunicaciones, entre otros, que afectan directamente a las comunidades.

La educación posmoderna se enfrenta a la comprensión del mundo en el cual está inscrita, de ahí que indagar por el horizonte de sentido que enmarca este mundo es una exigencia y un reto ineludible. Touraine (1997) caracteriza las sociedades contemporáneas teniendo en cuenta dos aspectos: la disociación creciente del universo instrumental y el universo simbólico de la economía y de las culturas. Además, considera el poder difuso en la orientación de un orden social que se moviliza en una sola dirección, hacia la circulación de capitales, bienes de servicio e información, lo que a su vez genera un vacío político y social. Según Touraine, ante esto, que no siempre es consciente, se pueden dar respuestas encaminadas a una regresión como reacción, pues el resultado se concibe como una fragmentación social con muchos excluidos, con nuevas élites de poder apropiadas del intercambio global y un sinnúmero de marginales que navegan entre la atomización social y el refugio en tradiciones locales, regionales, étnicas o religiosas extremistas.

Martin Heidegger hablaba de un mundo desencantado, en el mismo sentido, Toledo (2003) califica este escenario como una dislocación, pues la realidad aparece como algo externo al ser humano. El mundo laboral, mercantil y comercial alejado de la naturaleza y la vida humana, centrado en la linealidad racional del progreso y el desarrollo, basado en un modo de producción de tipo industrial, es mecánico y tecnológico, de carácter repetitivo y monótono (Toledo, 2003, p. 34).

Con la globalización como fenómeno marco de la educación superior se han venido acentuando otras categorizaciones, autónomas en algunos de sus aspectos, que han coincidido con la época y el espíritu que las impulsa. Entre otras, se encuentran: la industria del conocimiento (McLuhan, 1985), la sociedad poscapitalista (Drucker, 1993), la aldea global (McLuhan, 1994), la sociedad postindustrial (Touraine, 1997) —emparentada con la sociedad de la información (Masuda, 1984)—, la sociedad red (Castells, 1996), la sociedad del conocimiento (Stehr, 2013) o sociedad del saber (Unesco, 2003), la inteligencia colectiva y las sociedades basadas en el conocimiento (Lévy, 2004).

La institucionalidad educativa, sobre todo en la educación superior, ha llegado a ocupar un lugar clave en las nuevas dinámicas de lo social, sin que este haya sido su objetivo. El motivo es la constante demanda por la producción de conocimientos pertinentes para las dinámicas sociales como factor fundamental. Esto conlleva cierto nivel de tensión al interior de las comunidades cognitivas al tener que ocuparse, aplicar o calificar ciertos tipos de conocimientos que antes no estaban en el radar de la universidad. Las comunidades académicas movilizan el conocimiento a través de la disertación, la convalidación y la contrastación al interior de las mismas disciplinas, pero el conocimiento que requieren y consumen la sociedad, la empresa y el mercado en ocasiones está cifrado en la información, la velocidad y la provisionalidad.

 

De ahí la tensión entre la sociedad moderna y la posmoderna, esta última enfrentada a concepciones de conocimiento y razonamiento que se identifican más con el conocimiento estratégico, que como proceso moderno. En consecuencia, las categorías clásicas de conocimiento resultan inapropiadas para los requerimientos del pensar estratégico más orientado a la transferibilidad y al resultado. No se puede desconocer que la práctica educativa, al verse introducida en una corriente de lo social más dinámica, se compromete con tendencias específicas, que conllevan la pregunta por las ideas de universidad, centralidad en la persona, en el conocer y cómo esta puede salvaguardar su ámbito formativo, siguiendo a Gadamer (1995), lo que para algunos es su cualidad original (Martínez, 2002) más que la productividad misma.

En este contexto posmoderno, es un reto recuperar la práctica social de la educación, como una orientación abierta a las demandas de la sociedad, las disciplinas y la capacidad de conocer y transformar la realidad, sin dejar de lado una concepción ajustada al ser personal (Barnett, 2001). Lo anterior implica que tal visión no se restrinja por intereses o fuerzas coyunturales, que contenga una idea del conocimiento que no sea meramente instrumental y que busque llevar a las personas a situaciones no predeterminadas, porque serán ellas, en el ejercicio de su libre albedrío, ajustado a la razón, quienes se las imaginen.

Es necesario advertir que tal como se definen en la actualidad los límites de lo educativo en la universidad, referidos a la relación entre sociedad, conocimiento e institución, no son los únicos referentes para comprender el universo de lo educativo. Para Ottone y Hopenhayn (2000) existe otra forma de abordaje o lectura de la situación actual de la educación superior, que toma como punto focal no la relación dialéctica de los factores mencionados, sino el componente cultural. De esta manera, se dirige una crítica a las reformas educativas en Latinoamérica, por desatender el sentido dinámico de la cultura como horizonte de lo educativo y se señala la simultaneidad sistemática como esa tendencia a suponer que todos los educandos son esencialmente iguales, como si tuvieran las mismas posibilidades de aprender y fuera posible encontrar la misma utilidad a los contenidos para promover una mayor igualdad de oportunidades. Según Hopenhayn:

Tópicos como multiculturalismo, sociedad del conocimiento, cultura mediática, globalización cultural, crisis de los metarrelatos o del orden simbólico, pueden ser mencionados en la retórica de la política pública, pero no van mucho más allá de las innovaciones generales. Más aún, cuando en el campo educacional se habla de cultura todavía se la entiende muchas veces de manera restringida, como ilustración en artes y refinamiento estético y aún costumbre moral, y no como visiones de mundo, producciones simbólicas cotidianas o dinámicas de comunicación. (2002, p. 298)

Las actuales reformas educativas, y sobre todo la pragmática de la educación superior, han abandonado la idea de multiculturalismo en aras del funcionalismo educativo, la pertinencia social y económica, el control en los contenidos y las formas de gestión, con menoscabo de los ámbitos socioculturales en los que se inserta, aspecto que la teoría crítica de la educación ha señalado reiteradamente (Freire, 1993).

El denominado informe GUNI (Global University Network for Innovation, 2009) explora las claves de la educación superior en el siglo XXI, desde la mirada multifocal de autores y nacionalidades, con el propósito de ubicar aquello que considera “buenas prácticas”, entre las que se encuentran aspectos económicos y mecanismos de acreditación existentes, para garantizar la calidad, los retos y las funciones emergentes en la educación superior, en relación con su contribución al desarrollo humano y social. El informe de la Unesco, América Latina y el Caribe: escenarios posibles y políticas sociales (Dos Santos, 2011), admite que las IES están influidas y condicionadas por las políticas del Estado-nación y por las tendencias globales del sistema mundo capitalista. Parece ser que estas influencias sobre la universidad son generadas por las instituciones educativas dentro de ellas mismas y en la sociedad donde radican.

Al convenir en este abordaje descriptivo de la educación superior actual, con la dialéctica entre sociedad, conocimiento e institucionalidad, se asume que esta no es estática, sino que cambia, en cuanto a su modo y forma, y además que no es ni ha sido ahistórica. Entre los factores que hacen posible la idea de educación superior se encuentra el de permanecer en el tiempo fiel a aquello que le animó en su concreción, así como la modalidad a través de la cual el saber que transmite y el que produce puedan implantarse en el espíritu del tiempo y, de esta manera, el destino de los saberes, por su renovación, contribuye a estructurar y a reestructurar continuamente la producción de conocimiento y su transmisión, en paralelo a su funcionamiento y preocupación por la respectiva inserción y pertinencia de los saberes dentro de la propia época (Renaut, 2008).