Loe raamatut: «Daniel»
Primera edición: noviembre, 2020
© Chantal Maillard, 2006, 2007, 2015, 2019, 2020
© Piedad Bonnett, 1994, 2006, 2011, 2013, 2017
© Vaso Roto Ediciones, 2020
ESPAÑA
C/ Alcalá 85, 7° izda.
28009 Madrid
Grabado de cubierta: Víctor Ramírez
Queda rigurosamente prohibida, sin la
autorización de los titulares del copyright,
bajo las sanciones establecidas por las leyes,
la reproducción total o parcial de esta obra
por cualquier medio o procedimiento.
Impreso en España
Imprenta: Kadmos
ISBN: 978-84-122439-3-2
eISBN: 978-84-122630-4-6
BIC: DNF
Depósito Legal: M-25997-2020
Chantal Maillard
Piedad Bonnett
Daniel
Voces en duelo
Oficio poético
Daniel. Voces en duelo se concibió como homenaje a la memoria de nuestros respectivos hijos y fue oficiado en escena el 20 de octubre de 2018 en Málaga, en el Centro Cultural MVA, como clausura del Festival de Poesía Irreconciliables. Estamos muy agradecidas por la acogida de los responsables de dicho centro y la amable invitación de los organizadores del Festival, por la colaboración sonora de Álvaro Escalona y la generosa participación de los asistentes.
Dos hijos. Un mismo nombre. Una misma decisión. Un mismo gesto.
Dos madres frente a un mismo abismo.
Contra el tabú. Por esa libertad. Por el coraje del suicida.
Como homenaje.
Índice
Convocatoria
DANIEL
Éxodo
CONVOCATORIA
Las resonancias, a veces, se disfrazan de coincidencia. Algunas, extremadamente poderosas, nos dejan sin aliento y resulta imposible desatenderlas.
Era el mes de junio de 2017 cuando recibí Los habitados. No conocía, por entonces, a Piedad Bonnett. Me quedé paralizada ante una dedicatoria interior: Para Daniel, in memoriam. Leí los poemas que seguían con los ojos cada vez más desorbitados y un ahogo en la tráquea. Tuve que cerrar el libro. Era en mi propia vida su propia muerte lo que allí se decía.
Quién vio lo que no vi, / lo que tan sólo / a mí me pertenece: // tú como un ave inversa que se entrega, / oscura y sin plumaje, / derrotada, leía. Y las palabras iban en busca de mis propios versos, me los traían de la mano como a hermanas: Los ojos en las estrellas…/ ¿Había nubes? // Pájaro de alas rotas / Mi hijo.
Hice entonces lo que nunca suelo hacer: pedir la dirección de la autora y ponerme en contacto con ella. Tenía que saber que no me equivocaba. Tenía que averiguar si aquello era delirio, un extraño desdoblamiento en el espacio-tiempo o simplemente el ejercicio de una estadística sombría.
Nuestros hijos llevaban el mismo nombre, tenían aproximadamente la misma edad cuando decidieron quitarse la vida, y lo llevaron a cabo de idéntica manera, desde la misma altura, en un mes de abril. Entre Nueva York y Málaga se estableció un vínculo del que no seríamos conscientes hasta mucho más tarde.
En el escenario a oscuras, dos sillas frente a frente. En medio, el abismo. Dos voces, trazando puente sobre la nada. Proyectados, la pena es menos pena, el dolor menos propio. Al fin y al cabo ¿no habitamos todas acaso el mismo cuerpo? Y allí donde la mente se resiste, el poema encuentra.
Con este Oficio –en ambas acepciones de la palabra– y con vuestra asistencia, la de quienes acudisteis entonces y la suya, lector, ahora, deseamos recuperar el antiguo poder de invocación y convocación del poema: invocar la voz que nos rescata en el más adentro y convocar la voz que nos une entre todas.
Os damos las gracias.
Ch. M.