Loe raamatut: «España Verde. País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia»
Índice
INVITACIÓN AL VIAJE
! Bienvenido a la España Verde!
Lo más destacado de la España Verde
Ficha técnica
Propuestas de visita
¿Cómo llegar?
DESCUBRIR
La España Verde en 30 palabras
Pinceladas sobre la España Verde
Historia
Política y economía
Población e idiomas
Estilo de vida
Arte y cultura
Fiestas
Cocina local
Juegos, ocio y deportes
Personajes ilustres
PAÍS VASCO – EUSKADI
Vitoria-Gasteiz
Provincia de Araba-Álava
Donostia / San Sebastián
Provincia de Gipuzkoa (Guipúzcoa)
Bilbao
Provincia de Bizkaia (Vizcaya)
CANTABRIA
Santander y sus alrededores
Costa cantábrica
Interior de Cantabria
ASTURIAS
Costa Verde
Interior de Asturias
GALICIA
Provincia de Lugo
Provincia de A Coruña
Provincia de Pontevedra
Provincia de Ourense
INFO PRÁCTICA
Informarse
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Galería de mapas
INVITACIÓN AL VIAJE
INVITACIÓN AL VIAJE - Porto do Son, playa de Caveiro (Ría de Muros).
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! Bienvenido a la España Verde!
Galicia, Asturias, Cantabria y el País Vasco pueden presumir de albergar algunos de los parajes naturales más bellos y valiosos de la península Ibérica. Unos parajes en los que mar y montaña se funden para dar lugar a algunas de las leyendas y criaturas legendarias más entrañables de la mitología peninsular.
Le fascinará, ante todo, su esplendorosa naturaleza, que podrá descubrir, a pie o en bicicleta, a lo largo de las costas, adentrándose en el interior o ascendiendo a algunos de los míticos picos de la cordillera Cantábrica.
Luego lo harán sus ciudades: A Coruña, la mítica Santiago, Oviedo, la señorial Santander, Bilbao, la aristocrática San Sebastián, la moderna y sostenible Vitoria... y un montón de bellas localidades, urbanas y rurales, que hacen de la cornisa cantábrica un paraíso único.
A la sombra de la catedral de Santiago, paseará por los callejones de su casco antiguo y apreciará toda su riqueza patrimonial y su ambiente festivo. Oviedo será el punto de partida para descubrir el prodigioso patrimonio prerrománico de Asturias, símbolo del mestizaje de tantas culturas, una etapa más del camino que se dirige a Santiago por el norte. Al pasear por Gijón, sucumbirá a los encantos de su antiguo barrio de pescadores, de su paseo marítimo y de los surfistas que se enfrentan a las olas en la playa. En Santander le esperan la elegancia de las playas del Sardinero y de la Magdalena, preludio de la señorial y marinera San Sebastián, del inexcusable recorrido por el casco viejo de Bilbao y de la modernidad que envuelve a Vitoria, capital vasca y europea en su apuesta por la sostenibilidad. Y los paseos continuarán por otros lugares: Lugo con sus murallas romanas, la luminosa A Coruña, Getaria con su atmósfera marinera, Pontevedra, Avilés, la Rioja alavesa y sus paisajes del vino... Descanso en las playas, senderismo en la montaña, paseos urbanos, modernidad en los museos, avistamientos de aves o paseos tras la pista de un vino o de un producto como la sidra, el albariño o el rioja… No es frecuente una oferta tan rica y variada.
Además, podrá saborear las mil facetas de una cocina especialmente sabrosa, considerada con razón como la mejor de España. Una cocina que paladeará en los restaurantes, pero también en los mercados y durante los numerosos festivales o ferias que aquí se celebran.
Se dispone a visitar territorio del Camino de Santiago, y le aconsejamos que lo haga con la mente abierta. Depende de usted hacerlo suyo. Antes de empezar, le proponemos que piense en esta frase de Raúl Alfonsín, presidente de la República Argentina e hijo de gallegos: «Para los gallegos, Finisterre nunca fue el final, sino el principio». Eso esperamos para usted. ¡Que tenga un buen viaje!
Lo más destacado de la España Verde
Un patrimonio cultural diverso
Las joyas más antiguas del patrimonio de la España Verde se esconden en cuevas y nos trasladan a nuestra historia más remota: son las pinturas o grabados del Paleolítico. Sobre los dólmenes y los castros de las belicosas tribus del norte peninsular, los romanos trazaron caminos, puentes y ciudades, como aún se evidencia, por ejemplo, en Lugo o Pontevedra. Son también tierras de castillos, casonas fortificadas y multitud de iglesias y ermitas que, con sus blasones, reclaman su protagonismo en la Reconquista. Otro rasgo común es la arquitectura indiana, resultado de las provechosas estancias en las Américas de algunos de sus habitantes. La burguesía del siglo XIX dejó elementos modernistas en casas y balnearios. Y los siglos XX y XXI han seguido configurando el paisaje urbano, dotándolo de modernidad. Aquí patrimonio rima con diversidad.
Una cultura del encuentro
Como en el resto del país, aquí las fiestas y las reuniones sociales son hitos importantes, desde el tapeo hasta el multitudinario seguimiento de las grandes celebraciones, pasando por las fiestas patronales, las de los barrios y las ferias locales. Jóvenes y mayores se mezclan entre el bullicio, manteniendo bien vivas tradiciones centenarias. Y no solo por las noches. Estas celebraciones son también una oportunidad para ensalzar un producto, ya sea el vino, las setas, el atún o las sardinas... o simplemente se realizan por el placer de estar juntos. Para el viajero es una oportunidad única de acercarse a la intimidad de los habitantes de la región. Y no dude de que será bienvenido.
Una naturaleza en estado casi salvaje
Visitar las ciudades y los pueblos de estas regiones es un gran placer, pero no es el único. Aquí todo invita a caminar, y no solo siguiendo la peregrinación a Compostela. Campos tranquilos salpicados de granjas, verdes prados donde pastan las vacas, angostos senderos, pequeños pueblos con antiguas granjas, bosques suntuosos y, muy especialmente, los cientos de kilómetros de una costa abrupta que produce algunos de los productos del mar más exquisitos... Todo invita a pasear, a pie o en bicicleta.
El gran número de parques naturales y de paisajes inscritos como zonas de Reserva de la Biosfera garantizan el placer de retorno a la naturaleza y permiten descubrir toda la diversidad de la zona. Depende de usted disfrutarlo.
En cuanto a la fauna, los ciervos, lobos y osos pardos de Cantabria frecuentan estas tierras, aunque son bastante difíciles de avistar. Con mayor facilidad verá aves rapaces. Algunas playas también se han mantenido en estado virgen, y para descubrirlas solo tendrá que apartarse un poco de los principales destinos turísticos.
Un folclore siempre vivo
El primer rasgo del folclore del norte peninsular es la diversidad. Cada región lo enarbola y ensalza en sus celebraciones como un elemento de identidad que sigue vivo, como una tradición en permanente actualización que late en sus habitantes. Da fe de ello la gaita, de remoto origen celta y que resuena tanto en cada fiesta local como en los numerosos festivales internacionales que atraen cada año a más y más gente, sobre todo a muchos jóvenes. También en la tradicional danza vasca del aurresku, solemne bienvenida que se baila al son del txistu, o en el afán de los asturianos por enseñar a tirar y degustar bien una sidra. Abra bien la mente, aquí hay mucho que aprender.
Una cocina excepcional
Galicia o el País Vasco dan acceso a algunos de los mejores tesoros de la cocina española. Los platos para disfrutar son aquí infinitamente más diversificados que en otras zonas del país. Y lo mismo ocurre en Asturias y Cantabria. Junto a las costas, los restaurantes exhiben el pescado de mar o de río (lubina, sargo, merluza, mero, besugo, atún, rodaballo, cabracho, ...) y el marisco (cigalas, centollos, langosta roja, bogavantes y los famosos percebes...). Por no mencionar la deliciosa carne, de caza o de granja. Cada comarca tiene sus propias especialidades, al igual que las ciudades y los pueblos. No olvide descubrirlas. Las numerosas jornadas gastronómicas y fiestas populares dedicadas a un producto emblemático (sardina, cebolla, salmón, manzana, ...) le ayudarán a hacerlo. Debe saber que muchos restauradores están comprometidos con el uso de productos locales, de mercado y de temporada. En cuanto a los vinos, cada comunidad protege sus denominaciones controladas (D.O.) y ofrece circuitos turísticos basados en la enología. Déjese guiar.
Ficha técnica
La España Verde en pocas palabras
Regiones
Comunidades autónomas: Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco (Euskadi).
Capitales y sedes de las asambleas de los gobiernos autónomos regionales: Santiago de Compostela (Galicia), Oviedo (Asturias), Santander (Cantabria), Vitoria (País Vasco).
Superficie: Galicia representa el 5,8% del país, con 29574 km2; Asturias el 2,1%, con 10604 km2, Cantabria representa el 1% del territorio, con 5221 km2 y el País Vasco el 1,4%, con 7234 km2.
Lenguas oficiales: español, gallego y euskera.
Población
Religión: católica.
Población: Galicia: 2701743. Asturias: 1028244. Cantabria: 580229. País Vasco: 2199088 (Fuente: INE 2018).
Distribución de la población con respecto a España: Galicia: 5,78%; Asturias: 2,20%; Cantabria: 1,24%; País Vasco: 4,71%.
Densidad: Galicia (313 municipios): 91,35 hab/km2; Asturias (78 municipios): 96,97 hab/km2; Cantabria (102 municipios): 109 hab/km2; País Vasco (251 municipios): 304 hab/km2.
Economía
PIB per cápita, España: 25730 € (2018).
PIB per cápita, Galicia: 23294 euros.
PIB per cápita, Asturias: 23087 euros.
PIB per cápita, Cantabria: 23817 euros.
PIB per cápita, País Vasco: 34079 euros.
Tasa de desempleo: Media de España: 14,2% (septiembre 2019). Galicia: 11,49%. Asturias: 14,43%. Cantabria: 8,73%. País Vasco: 9,26%.
Fuente: INE, 2018.
Estacionalidad
Temporada alta: julio-agosto y Semana Santa.
Temporada media: septiembre-octubre y abril-mayo-junio.
Temporada baja: de noviembre a marzo.
Las banderas de las cuatro regiones
Bandera de Galicia
La ley de 29 de mayo de 1984 de la Xunta de Galicia establece las proporciones exactas de la bandera actual. Una franja azul claro atraviesa en diagonal el fondo blanco y representa el océano Atlántico atravesado por numerosos migrantes que se dirigían al Nuevo Mundo. En su centro se encuentra el escudo, con siete cruces blancas rodeando el Santo Grial (cáliz de la sangre de Cristo) y coronado por una hostia, que forma parte del escudo del Reino de Galicia desde el siglo XIII. Hay muchas teorías antagónicas sobre la representación del cáliz: ¿Similitud sonora entre «Galicia» y «cáliz»? ¿En honor al Santísimo Sacramento expuesto en la catedral de Lugo? ¿O porque el Santo Grial está escondido en Galicia?
Bandera del Principado de Asturias La bandera de Asturias está compuesta por la Cruz de la Victoria en amarillo sobre fondo azul. El origen de esta cruz se remonta a la mítica batalla de Covadonga (722), que marcó el inicio de la Reconquista con la victoria del ejército asturiano sobre los musulmanes. Supuestamente conducida por don Pelayo, primer rey de Asturias, se convirtió en emblema de la victoria y de la fe para los reinos cristianos. En el siglo IX, el rey Alfonso III adoptó esta bandera como símbolo de su reino, añadiendo las letras griegas alfa (en mayúsculas) y omega (en minúsculas), en referencia a Cristo, que era principio y fin.
Bandera de la Comunidad Autónoma de Cantabria La bandera de Cantabria es bicolor: dos bandas horizontales de iguales proporciones, blanca la de la parte superior y roja la inferior. Utilizada como matrícula marítima de Santander, a la bandera actual se le añadió el escudo de la región. En 2016 el parlamento cántabro reconoció también el lábaru cántabru, estandarte militar utilizado en época romana, como símbolo identitario del pueblo cántabro.
Bandera del País Vasco La bandera vasca (ikurriña), diseñada en 1894 por los fundadores del Partido Nacionalista Vasco, Luis y Sabino Arana, consiste en una cruz blanca y una cruz oblicua verde sobre fondo rojo. La cruz verde de San Andrés representa el roble de Gernika, símbolo de los foros de Vizcaya y sinónimo de libertad para los vascos; la cruz blanca representa el catolicismo y el fondo rojo, el pueblo. Formalizada en 1936 por el gobierno vasco, la ikurriña fue prohibida durante el franquismo y solo recuperó su legitimidad en 1979.
Propuestas de visita
Visita breve
Es posible programar rutas cortas para cada comunidad autónoma, aunque hay muchas más opciones. Galicia, Asturias, Cantabria y el País Vasco merecen estancias de dos semanas cada una, y ciudades como Santiago de Compostela, Gijón, Santander o San Sebastián, por sí solas, podrían justificar un viaje. Cuna de la España celta y del arte paleolítico, estas regiones cuentan con un importante patrimonio arquitectónico, artístico y cultural. He aquí algunos ejemplos de itinerarios:
Breve estancia en el País Vasco
Amalgama de tradición y modernidad, lo rural y lo urbano se conjugan aquí a la perfección, combinando naturaleza, patrimonio, cultura y gastronomía.
Día 1: San Sebastián. Hay que dedicar al menos un día a la elegante perla del Cantábrico. Desde la plaza del Ayuntamiento, el paseo junto a una de las bahías más bellas del planeta nos puede llevar hasta el faro del monte Igueldo pasando por el Peine de los vientos, la famosa obra de Eduardo Chillida. Es recomendable subir al mirador del monte con el funicular, las vistas lo merecen. Los amantes de la gastronomía podrán continuar hasta el Akelarre, el restaurante del famoso cocinero Pedro Subijana, o bien deshacer sus pasos para internarse en el casco viejo y disfrutar de unos deliciosos pintxos.
Día 2: La costa guipuzcoana. Hondarribia, Pasaia, Zarautz, Getaria, Zumaia (playa de Itzurun, mundialmente famosa gracias a la serie Juego de Tronos)... El litoral guipuzcoano no es muy largo (86 km), pero sí muy intenso por la cantidad de puntos de interés que vale la pena visitar, con encantadores pueblos marineros y tentadoras playas. Céntrese principalmente en los que acabamos de citar y no olvide que aquí se pueden practicar surf, buceo o vela, además de comer en algunos de los mejores restaurantes del País Vasco, que no es poco decir.
Día 3: Bilbao. Por la mañana, primer plato fuerte: paseo por la ría y... el Guggenheim. Imprescindible, por supuesto. En sus alrededores hallará buenos sitios para comer. Después, un paseo por el elegante Ensanche para cruzar al Casco Viejo por el puente del Arenal. Pase el resto de la tarde en el Casco Viejo disfrutando del ambiente de sus calles, visitando los monumentos más antiguos de la ciudad y, cuando apriete el hambre, comience la tradicional ruta de los pintxos por esas mismas callejuelas peatonales.
Día 4: La costa vizcaína. Lekeitio, Gernika, el bosque de Oma en Kortezubi (los árboles pintados por Agustín Ibarrola) y la cueva de Santimamiñe —en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai—, Bermeo y San Juan de Gaztelugatxe (ojo, con entrada previa), Sopelana,... Si tiene tiempo, incluya también Plentzia en su ruta, un pueblo encantador ya muy cercano a Bilbao.
Día 5: Vitoria. De plaza en plaza (plaza de España, de la Burullería, del Machete y los Arguillos...), en una mañana puede recorrer el núcleo más antiguo de la capital vasca y visitar sus principales monumentos, como la Casa del Cordón, el palacio Escoriaza Esquivel o la basílica de San Prudencio de Armentia. ¡No deje de subir a la torre de la iglesia de San Vicente! Por la tarde, dos opciones museísticas: el Bibat-Museo de Arqueología o el Artium-Museo de Arte Contemporáneo (fíjese: Picasso, Miró, Tàpies, Oteiza, Ibarrola...). Claro que si puede ver los dos...
Día 6: La Rioja alavesa. Un breve recorrido por esta famosa comarca vinícola debe conectar tres localidades: Labastida (visite el barrio barroco y pruebe sus célebres chuletillas al sarmiento), la encantadora ciudad fortificada de Laguardia y Elciego. En esta última, si el presupuesto lo permite, está la opción de comer en el restaurante del hotel Marqués de Riscal, en el emblemático edificio de Frank Gehry. Si no, hay muchas más opciones exquisitas en toda la comarca. Desde luego, en su agenda no puede faltar la visita (o visitas) a alguna bodega.
Día 7: Regreso.
Breve estancia en Cantabria
Un territorio pequeño pero con una gran variedad de atractivos: pueblos marineros, playas, paisajes de montaña y bonitos rincones para explorar a pie o en bicicleta.
Día 1: Santander. Para visitar a conciencia la capital de Cantabria, que cuenta con una magnífica bahía, es imprescindible un día entero. Por la mañana, visita a la catedral y al palacio de la Magdalena, y luego paseo por el parque. Diríjase a las playas del Sardinero para almorzar en uno de los restaurantes con vistas al mar y relajarse en la playa o en el casino, dependiendo de su estado de ánimo. Al final del día, una copa o un helado en alguno de los establecimientos de la plaza de Italia. Regrese al centro para pasear, comprar en las calles Burgos o Juan de Herrera y tomar una copa en el café de Pombo. Cena en una de las bodegas de la plaza de Cañadío.
Día 2: Excursión Castro Urdiales-Laredo. Hacia el este por el litoral, visite Castro Urdiales, un pueblo costero donde podrá pasear por sus playas y disfrutar de su encantador casco histórico. Cerca del ayuntamiento, frente al puerto, se pueden admirar las vistas mientras se degusta el marisco que ofrecen los excelentes restaurantes de la ciudad. Luego, en Laredo, disfrutará de los cuatro kilómetros de fina arena de la playa de La Salvé.
Día 3: Ruta Santillana del Mar-Altamira. Hacia el oeste, puede pasar una mañana en Santillana del Mar. Como un escenario cinematográfico, se trata de un pueblo medieval cargado de historia, con calles empedradas y edificios muy antiguos de gran belleza. Visite su colegiata, del siglo XII. Comida en Santillana, aprovechando alguno de los restaurantes con jardín o terraza. Por la tarde, vaya a Altamira para visitar el museo y la réplica de «la Capilla Sixtina del Paleolítico», cuya cueva original no puede visitarse. Regreso a Santillana para disfrutar de esta joya durante la noche.
Día 4: Excursión Comillas-San Vicente de la Barquera. Algo más al oeste de Santillana, en Comillas, hay que acercarse al Capricho de Gaudí, en la zona alta de la villa, una de las tres únicas obras que creó fuera de Cataluña. Luego diríjase a San Vicente de la Barquera. Almuerzo en su encantador puerto pesquero, bajo la mirada benévola del castillo y la iglesia de Santa María. Aquí podrá degustar el sorropotún, un guiso de atún con cebolla, tomate y patata. Luego recorra el paseo marítimo y haga una pausa en alguna de sus terrazas para tomar unas copas al atardecer.
Días 5 y 6: Los Picos de Europa. Al acercarse a este macizo montañoso de 2648 metros de altitud descubrirá los pueblos de Potes, con su imponente torre del Infantado (del siglo XV) y el monasterio de Santo Toribio (importante centro de peregrinación), y Fuente Dé. Desde este último, tomando el teleférico obtendrá una inmensa vista panorámica de la región. Al regresar hay que pasar por la Reserva Nacional del Saja, una zona protegida que constituye un muy buen ejemplo de bosque atlántico. Lejos de los circuitos más turísticos, esta ruta le permitirá ver el trabajo de los artesanos y tal vez traerse unas abarcas decoradas.
Día 7: Regreso.
Breve estancia en Asturias
Cuna del Reino de España, Asturias está repleta de testimonios históricos. Una emocionante estancia en las raíces de la historia de nuestro país.
Día 1: Gijón. Visita del puerto, joven y dinámico, que ha situado a esta localidad como la primera ciudad asturiana en términos de población. Por la mañana, descubra su arquitectura modernista y regrese, para comer, a la cercana y magnífica plaza Mayor. Luego, caminata o bicicleta, por el paseo de la playa de San Lorenzo, hasta el parque de Isabel la Católica, y comida en sus alrededores. Visite el Jardín Botánico del Atlántico y suba a la torre de La Laboral para obtener una de las mejores vistas de la ciudad. Por la noche, descubra los encantos del antiguo barrio pesquero de Cimadevilla. Puede tomar una copa en la plazuela de Jovellanos y luego degustar la sidra en cualquiera de los pequeños bares de las calles circundantes.
Día 2: Cudillero. Visitando este pequeño pueblo típico, con sus enrevesadas calles y sus deliciosos restaurantes, descubrirá los encantos de la Costa Verde. Muy cerca de Gijón.
Día 3: Excursión Ribadesella-Villaviciosa. Para seguir descubriendo la Costa Verde, puede empezar por Ribadesella, una villa marinera con playas magníficas. Para el almuerzo, en los restaurantes del viejo puerto le servirán marisco fresco del día. Luego, diríjase a Villaviciosa. Paseo por su encantador casco viejo, plagado de casas de Indianos, y visita a El Gaitero, toda una referencia de la sidra asturiana. Cena en alguna de las sidrerías de Villaviciosa.
Día 4: Oviedo. La capital de Asturias cuenta con sus famosas iglesias de arquitectura prerrománica. Dedique la mañana a recorrer el casco antiguo y a visitar el mercado del Fontán, donde podrá tomar un vermú y almorzar. Y reserve la tarde para una visita al monte Naranco, donde conocerá los monumentos más bellos de Oviedo: Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo. Regrese al centro hacia el final de la tarde y dé un pequeño paseo por el parque del Campo de San Francisco hasta el hotel Reconquista, emblema y símbolo de la ciudad. Por la noche, unos vinos o unas sidras en las callejuelas que convergen en la plaza de Cimadevilla. Y cena en uno de los buenos restaurantes de Oviedo, cerca de la plaza de Juan XXIII.
Día 5: Cangas de Onís-Covadonga. Cerca del Parque de Covadonga, la localidad de Cangas de Onís es un punto de partida idóneo para recorrer el interior de Asturias. Y también para practicar diferentes actividades, como rafting o senderismo. Al llegar, admirará su puente medieval, de origen romano, del que pende la cruz que hoy es símbolo de Asturias, y luego puede continuar hacia Covadonga y su famoso santuario, cuna de la Reconquista.
Día 6: Senderismo por los Picos de Europa. A caballo entre Asturias, Cantabria y León, esta espectacular cadena montañosa es imprescindible. Pasará por el pueblo de Arenas de Cabrales, que le ofrecerá una magnífica vista de las gargantas del río Sella y donde podrá degustar su famoso queso y visitar las cuevas de maduración.
Día 7: Regreso.
Breve estancia en Galicia
Espiritual, cultural, rural... Galicia lo tiene todo para disfrutar de un viaje variado y dinámico. Una semana le permitirá descubrir algunos de sus aspectos más famosos.
Día 1: Santiago de Compostela. Ciudad meta de la peregrinación, es del todo imprescindible. Comenzando por la catedral, culminación de la arquitectura románica con algunos añadidos barrocos. Y no olvide visitar su museo, situado al lado. Comida en cualquiera de los buenos restaurantes que hay cerca del mercado, después de recorrerlo. Por la tarde, pasee por las estrechas calles del casco antiguo y visite la colegiata de Santa María del Sar. Una pausa en el Café Casino para disfrutar de su terraza y luego puede ir de compras por las calles Vilar y Nova. Paseo por el parque de la Alameda y tapas en O Abrigadorio, justo al lado. Cena en uno de los buenos restaurantes y un último paseo por la Rúa do Franco.
Día 2: A Coruña. Por la mañana, visite la «ciudad de cristal», con su elemento arquitectónico más característico: las galerías. Luego regrese al núcleo urbano medieval para comer en la muy agradable plaza de María Pita. Por la tarde, visite el Museo de Bellas Artes y la torre de Hércules. Subir sus doce plantas permite acceder a un balcón panorámico situado a 112 metros de altura, un mirador imprescindible sobre el Atlántico y sobre el inicio de la turbulenta Costa da Morte. Paseo a pie o en bicicleta por el paseo marítimo (¡trece kilómetros y medio!) para apreciar las diferentes estampas de la ciudad. Luego recorra el monte San Pedro, en el parque del mismo nombre, para tomar el ascensor panorámico y disfrutar de otra impresionante vista sobre el campo de golf de Artabre. Pinchos y cena bajo las estrellas en una de las terrazas de la avenida Marina.
Día 3: Visita de la antigua Lugo. En el corazón de Galicia, esta ciudad fortificada forma parte de la Reserva de la Biosfera Terras do Miño. Por la mañana, recorra sus calles medievales y almuerce en uno de los buenos restaurantes de la calle Cruz. Paseo reparador a lo largo de la muralla, catalogada como Patrimonio de la Humanidad. Visite la catedral y el museo provincial, y diríjase las termas romanas, emplazadas en el hotel Balneario. Descanso en su cafetería, a la sombra de una glicinia con vistas al Miño. Regreso al centro y breve visita a la Casa de los Mosaicos o de Batitales. Al lado, puede finalizar el día en la plaza Mayor disfrutando de sus terrazas, para tomar una copa y cenar.
Día 4: Ribeira Sacra. Una maravilla natural que le llevará al corazón de las provincias de Ourense y Lugo. Salida a primera hora de la mañana para visitar los numerosos monasterios y testimonios de arte románico, y disfrutar después de los paisajes remontando en barco el río Sil. También es una oportunidad para probar los excelentes vinos de la denominación de origen Ribeira Sacra, principalmente tintos.
Día 5: Allariz. Continúe su inmersión por la bella provincia de Ourense visitando uno de los más fascinantes pueblos gallegos, Allariz, junto al río Arnoia, donde el tiempo parece haberse detenido en la Edad Media. También se encuentra dentro de la zona de Reserva de la Biosfera. Descubra los talleres de artesanía y deguste platos típicos en lugares antiguos.
Día 6: Pontevedra. Por la mañana, visita del casco antiguo y pausa para unas tapas en la deliciosa plaza de la Verdura. Comida en uno de los restaurantes de las calles que dan a la plaza. Por la tarde, visita de los monumentos de la ciudad: iglesias de Santo Domingo y Santa María la Mayor y convento de Santa Clara. A continuación, diríjase a la isla de las Esculturas, en la ría, para conocer este espacio de Art land y tener contacto con la naturaleza en las orillas del río Lérez. Cena y regreso a la plaza de Leña, en el núcleo medieval de la ciudad. Y, por fin, una copa en la cafetería-jardín del Parador.
Día 7: Regreso.
Visita larga
Estancia de exploración (dos semanas)
Puede elegir entre visitar dos comunidades autónomas o bien solo una pero adentrándose un poco más hacia el interior y deteniéndose en más sitios; en una palabra, tomándose su tiempo.
Estancia larga: un mes y diez días de inmersión cultural
Nuestra propuesta comienza en el País Vasco, para ir luego hacia Cantabria, atravesar Asturias y llegar a Galicia, el punto final del Camino. Por supuesto, puede hacerlo en el sentido contrario, según desde donde llegue a la zona. Si va en coche, podrá acceder más fácilmente a algunos lugares inolvidables. De todas formas, debe saber que en estas cuatro regiones el transporte público está muy desarrollado, en particular el autobús, y funciona muy bien. De hecho, es muy utilizado por los habitantes de la zona. Recuerde también que puede caminar o alquilar bicicletas y taxis para ir un poco más lejos de lo que permiten el autobús o el tren. En resumen, todo el mundo tiene acceso a todo.
Días 1 al 10: País Vasco. Requiere tiempo. Las tres capitales merecen, como mínimo, un día de estancia en cada una de ellas; también Vitoria, la más desconocida pero no menos interesante. Recorrer la costa tampoco puede hacerse a la ligera: si comienza en Gipuzkoa, el recorrido es bastante intenso: Mutriku, Deba, Zumaia, Getaria, Zarautz, Orio... para acabar en la bellísima Hondarribia. Quizás quiera dedicar aquí media jornada a practicar surf o vela porque la ocasión es difícilmente mejorable... Haga también un breve desvío hacia el interior para visitar los santuarios de Loiola y Aránzazu. Siguiendo por el litoral vizcaíno, una estrecha y entretenida carretera le permitirá conectar Sopelana, Plentzia, Bermeo y San Juan de Gaztelugatxe hasta Mundaka y Gernika. A partir de allí, la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, que puede recorrer en barco. Por último, el interior. Hay muchas opciones. Si lo suyo es la naturaleza, adéntrese en tierras vizcaínas para recorrer los parques naturales de Urkiola y Gorbeia, que le ofrecerán un resumen muy completo de los paisajes del País Vasco más rural, de sus pueblos, sus costumbres y, desde luego, de su gastronomía. Si no, tiene la opción de la Rioja Alavesa, que apetecerá más a los amantes de los paisajes plácidos... y de los vinos.
Días 11 al 16: Cantabria. Al este de Santander, siguiendo la costa, hay que llegar hasta Castro Urdiales, una ciudad con un rico pasado medieval que merece una parada. Luego ya viene Santander, la capital de la comunidad, donde disfrutará del encanto de su bahía. Vaya a la Magdalena, camine por el paseo marítimo, acérquese al cabo Mayor o tome el funicular, que le permitirá obtener una fabulosa vista de la bahía. Sin olvidarse de nadar en la playa del Sardinero. En el centro, compras, restaurantes y vida nocturna. Luego diríjase a Santillana del Mar, una visita obligada en Cantabria. Este pueblo medieval es uno de los más bellos de España y conserva todo el encanto de sus calles empedradas y casas señoriales. Eso sí: si puede, mejor visítela fuera de temporada. A pocos kilómetros, la cueva de Altamira ya no se visita, pero sí el museo, que incluye el acceso a una reconstitución milimétrica del lugar. Puede practicar senderismo en los Picos de Europa, que se extienden a caballo entre Asturias y Cantabria.