Loe raamatut: «¿La nueva normalidad?»
¿LA NUEVA
NORMALIDAD?
O lo que nos deja la pandemia
Luisa Fernanda Zambrano
(Comp.)
¿LA NUEVA
NORMALIDAD?
O lo que nos deja la pandemia
Caracas, 2021
Dra. Ana Alejandrina Reyes
Rectora
Dra. Luisa Fernanda Zambrano D.
Decana de Educación Avanzada
Dra. Heddy Luppi
Directora de Formación Avanzada
Dr. Juan Siverio
Director de Investigación
Dra. Mireya Bolett
Directora de Acreditación
Mg. Mery Angulo
Directora de Cooperación, Educación
Continua e Interacción con las Comunidades
Mg. Olga Uribe
Directora de Secretaría
© Luisa Fernanda Zambrano D. (Comp.)
© Araca Editores, 2021
aracaeditores@gmail.com
@aracaeditores
Diseño de cubierta: Felgris Araca Hernández
Diagramación: Felgris Araca Hernández
Corrección: Elizabeth Haslam
Caracas, Venezuela
ISBN: 978-980-7412-53-7
Depósito Legal: DC2021000472
Contenido
Presentación 7
Gestión de las organizaciones en tiempos de pandemia COVID-19. (Tres casos de estudio de reacomodo, nuevas formas de emprendimiento e innovación organizacional).
Dra. Gertrudis M. García Barroso 13
Juicio al discurso de nueva normalidad en y después del COVID-19. Un ejercicio interpretativo a partir del discurso hegemónico circulante
Dra. Mireya Bolett 37
Convivencia familiar en tiempos de pandemia. Re-conociéndonos, ¡palabra Santa!
Dra. Ysabel C. Gutiérrez de Álvarez 55
La casa, nuevos espacios de lucha y conquistas para la mujer, teletrabajadora en tiempos de pandemia 202073
Dra. Luisa Fernanda Zambrano D. 73
Presentación
Reflexionar en colectivo sobre cualquier temática se hace un poco cuesta arriba; sin embargo, hacerlo con un conjunto de investigadoras/es inquietados/as por todo lo que se está moviendo en el mundo con la pandemia del COVID-19 y su vinculación con lo que se hace y deja de hacer en el contexto de Venezuela es toda una aventura intelectual/académica. Sobre todo, cuando la interrogante fundamental que se plantea tiene la pertinencia y la direccionalidad necesaria: ¿Nueva Normalidad. O lo que nos deja la pandemia? El objetivo general de esta publicación es hacer reflexión crítica respecto a temas como este que nos toca vivir y confrontar en estos tiempos. La idea es contextualizar las diferentes miradas de investigación (educativa, lingüística, socio-cultural, económica, financiera, ecológica, tecnológica, laboral, psicológica, gerencial, entre otras) al tiempo de revisar los resultados de todo lo vinculado con la postpandemia, en especial para Venezuela y América Latina.
Hablar de una supuesta “nueva normalidad” puede generar per se una polémica interesante para todos los ámbitos de la investigación, atendiendo inicialmente la definición más común, la referida a una expresión del ámbito de la economía, las finanzas y el comportamiento social en general, acuñada para describir las nuevas condiciones financieras tras la crisis de 2008, las secuelas de la gran recesión y especialmente la pandemia por Coronavirus del ٢٠١٩-٢٠٢٠ causada por el virus SARS-coV-٢ (Covid-١٩). Desde entonces, el término se ha utilizado en una variedad de contextos para dar a entender que algo anómalo antes, ahora es común.
Lo mismo ocurre con la expresión “O lo que nos deja la pandemia”: es una invitación a pensar de forma prospectiva, en los escenarios posibles dentro de un contexto de “permisologías reducidas”, “libertades acotadas” o de “espacios de desarraigos, vaciados”, lugares o modos “otros” de hacer y pensar el futuro próximo.
Esta publicación está pensada como un aporte que impulsa la necesaria reflexión académica y debate en general en tiempos de incertidumbre; por ello, su contenido apunta explorar espacios “otros”. Uno de ellos lo presenta Mireya Bolett, en su artículo, cuando nos dice: “Se está ‘sembrando’ la idea de una nueva normalidad, pero sin definir cuál, porque esa ‘nueva normalidad’ no sería diferente a la impuesta por el capitalismo-colonial y el patriarcado (...) una realidad que podría estar apostando a un nuevo orden mundial caracterizado por el miedo, la inseguridad, el sometimiento extremo a normas que sencillamente se imponen, con la finalidad de romper cualquier comportamiento hacia la libertad...”. Y cuando la autora del artículo nos plantea: “Una ‘normalidad’ muchas veces impuesta por las estructuras de poder global y pasa a ser necesariamente aceptada, aunque se obvie que, además, la normalidad está ajustada a ciertas reglas y convenciones producto de las condiciones georreferenciales particulares de cada país o región”.
En ese orden de ideas, Mireya Bolett nos pasea por aspectos vinculados a “la crisis mundial ya en desarrollo, agigantada con la aparición de la pandemia. Se refuerza la crisis financiera, laboral, alimentaria, ecológica, energética, pero también la humana afectando no solo la racionalidad, la psiquis, sino su emocionalidad. En este contexto, surge el discurso de la ‘nueva normalidad’ desde las estructuras del poder mundial, hegemónico, y que ante la confusión del momento histórico lo hace suyo el uso cotidiano, en la vida común, desde la opinión pública informativa hasta las conversaciones formales e informales”. De allí que uno de los mejores aspectos de su escrito dan señas de ir detrás del lenguaje y sus expresiones, para ello hace referencias pertinentes. “... Ese lenguaje que, en relación con el COVID-19 o coronavirus, nos hace ‘constatar las estancias de manipulación que se experimentan en esas redes informáticas, produciendo contradictorias respuestas en los cibernautas a las diferentes expectativas informativas’ en un escenario ‘en donde la mentira es capaz de hacer pasar lo malo por bueno’...”. Es así como, en relación con la expresión “nueva normalidad”, “... se intenta, desde los centros de poder hegemónicos, no perder lo ganado, sino, por el contrario, profundizarlo, valiéndose a través de procedimientos argumentativos, lograr la adhesión de un público o audiencia...”. Es incuestionable la lectura de su artículo para esclarecer lo que nos rodea con respecto al uso del recurso discursivo basado en la utilización del lenguaje como mecanismo de dominación hegemónico.
La lectura que nos remite Ysabel Gutiérrez en su artículo precisa que estamos en medio de un debate por los efectos psicosociales “que, sin duda alguna, están perjudicando dramáticamente a la sociedad. “El llamado internacional ha sido a quedarse en casa, practicar el distanciamiento social y lavarse las manos con frecuencia. Lo anterior ha generado cambios abruptos en la población con incidencia en la salud física y emocional, calidad de los servicios públicos, impacto ambiental, desaceleración global en la economía, pulverizando los ingresos, incremento el desempleo. Indudablemente, es la familia el foco de atención más visible”. Gutiérrez y nos plantea que debemos “comprender comprender cómo la familia venezolana, considerada el escenario más importante de desarrollo humano, enfrenta la pandemia. Para ello, es clave la convivencia, es decir, vivir con otros otras. Por eso, preciso saber en el grupo familiar el modo de interacción de sus integrantes, su dinámica, valores, carencias, fortalezas, sus formas de resolver”.
Ysabel Gutiérrez aborda la investigación “desde una postura interpretativa, intersubjetiva, y critica de la realidad, la metódica se construye desde una perspectiva fenomenológico-hermenéutica. Se busca aportar con la construcción de nuevos conocimientos desde la familia en los nuevos modos de lidiar con esta amenaza”. Y de manera clara pone en evidencia la fragilidad humana y la resiliencia para afrontar las adversidades sociales. La familia, una vez más, es epicentro de luchas encarnizadas por la supervivencia. La pandemia develó cómo a pesar de los grandes y acelerados cambios en materia tecnológica, de información y comunicación, la sociedad aún no está preparada para lidiar con cambios abruptos, secuelas de esta pandemia del siglo XXI”.
Revisado estos aspectos relacionados con la nueva normalidad, y la interpretación de la misma desde el lenguaje y el discurso hegemónico y las relaciones del desarrollo humano, ahora Gertrudis García nos plantea cómo la “pandemia desencadenó un potencial para dar nuevas formas a la geopolítica de la globalización como también se convirtió en una oportunidad de aplicar las medidas para alcanzar un modelo de desarrollo sostenible e inclusivo. En nuestro país —contínúa Gertrudis García—,ya se venían implementando políticas nacionales dirigidas hacia el desarrollo endógeno sustentable y el socialismo comunitario como estrategias para el desarrollo de la economía local a través de un nuevo modelo social de producción postcapitalista...”. Nos muestra como “la gestión de las organizaciones ha dado un giro en la mejora de sus procesos en tiempos de pandemia, reacomodándose, innovando e incorporando nuevas formas de emprendimiento colectivas. Para ello analiza “tres casos de reestructuración de la gestión organizacional para enfrentar al COVID-19 como también para crear la posibilidad de la reemergencia de fuerzas anti antihegemónicas”.
En ese orden de ideas, según Gertrudis García, esta pandemia, y lo que será la postpandemia, “contribuyó de manera positiva a revalorar el talento humano dentro de las organizaciones, evitó los despidos, incrementó el trabajo remoto y volvió a invertirse en capacitación de personal. Pero también se eliminó la burocracia, se facilitó la toma de decisiones, se obtuvo un mayor empoderamiento de líderes”. “En resumen, se cumplió con el postulado de la teoría de desarrollo endógeno, el cual indica que ‘las interacciones entre cambio tecnológico, escala y alcance de las operaciones de las empresas y la introducción y difusión de las innovaciones, permiten obtener economías internas y externas de escala y economías de diversidad a todas y cada una de las empresas del sistema o del ‘cluster’”.
Con los tres ejemplos de desarrollo local urbano durante la crisis sanitaria a través de la gestión de las organizaciones por reacomodo, innovación y nuevas formas de emprendimiento, la autora hace un aporte importante en su investigación. Los resultados de la misma dan razón de la necesidad, en la actualidad, de varias orientaciones: demandar “esfuerzos coordinados frente a la pandemia, no recurrir al proteccionismo, al egoísmo ni al unilateralismo, y actuar unidos como civilización. Luego, tras vencer al COVID-19, evaluaremos profundamente sus consecuencias en el tablero geopolítico, que no serán pocas. Como todo conflicto violento, en esta oportunidad una guerra contra un virus producirá cambios en el sistema internacional” y, por ende, en lo nacional.
Para culminar con la presentación de esta iniciativa de investigación, está el artículo sobre los efectos sociales y económicos del teletrabajo de mujeres venezolanas durante la pandemia COVID-19 entregado por Luisa Fernanda Zambrano, quien nos plantea que “el teletrabajo llegó para quedarse” en un análisis minucioso de lo que se prefigura en esta “nueva realidad” postpandemia, donde, tal y como ella lo plantea en su título: “la casa” se convierte en “nuevos espacios de lucha y conquistas para la mujer teletrabajadora en tiempos de pandemia 2020” .
La autora realiza un conjunto de interpretaciones socioculturales, económicas y laborales, luego de su respectiva problematización, que resultan de gran interés para el/la lector/a en estos tiempos convulsos del siglo XXI, protagonizado por las mujeres teletrabajadoras, que convierten sus espacios domésticos de confinamiento, durante el “quédate en casa”, en su lugar propicio de trabajo, autocrecimiento, emprendimiento, etc. Las interrogantes que se plantea son las siguientes: “¿Es realmente más ventajoso para las mujeres teletrabajar que salir de casa a la oficina? ¿Cuáles son los beneficios de una u otra forma de laborar? ¿Hay independencia y libertad en el teletrabajo? ¿Es ahora la casa el espacio donde librar las nuevas conquistas sociolaborales de las mujeres? Son preguntas que éste artículo explora a través de la investigación de campo con mujeres que por la emergencia producto de la pandemia, teletrabajan y, de todo ello, emergen diversas categorías de análisis, claves que encontrarán cuando hagan la lectura del artículo y resuenen una a una, en su reflexión, esas categorías.
De tal manera que estas investigaciones, presentadas en la modalidad de artículos y materializado en esta publicación colectiva, nos acercan a algunas de las aristas que tocan lo que se pudiese estar llamando “nueva normalidad” en el contexto de dar a entender que algo anómalo antes, ahora es común, donde se abren lugares o modos “otros” de hacer y pensar el futuro próximo, por tanto, este libro será de gran utilidad y una referencia obligada para estudiantes, investigadores/as, docentes y todos los interesados en la temática que tiene convulsionado al mundo entero, Latinoamérica y a Venezuela en particular.
Jesús Pérez Talavera
Caracas, 13 de diciembre de 2020
Gestión de las organizaciones en tiempos de pandemia COVID-19
(Tres casos de estudio de reacomodo, nuevas formas de emprendimiento e innovación organizacional)
Dra. Gertrudis M. García Barroso
Resumen
En este artículo, se analiza la gestión de las organizaciones antes, durante y en lo que llamamos el inicio de la postpandemia del COVID-19. Antes de la pandemia, la economía mundial se estaba desacelerando. En informes de organizaciones mundiales ya se señalaban los altos niveles de deudas en áreas como salarios y productividad tanto en países en desarrollo y desarrollados. Durante la pandemia, la ruptura de las cadenas de suministro, la desaceleración del crecimiento mundial y el desempeño de los mercados financieros mostraron vulnerabilidades en las economías mundiales afectando en todos los ámbitos a las organizaciones. Sin embargo, esta pandemia desencadenó un potencial para dar nuevas formas a la geopolítica de la globalización como también se convirtió en una oportunidad para aplicar las medidas para alcanzar el modelo de desarrollo sostenible e inclusivo. En nuestro país, ya se venían implementando políticas nacionales dirigidas hacia el desarrollo endógeno sustentable y el socialismo comunitario como estrategias para el desarrollo de la ecomonía local a través de un nuevo modelo social de producción postcapitalista en áreas como i) la defensa y mejoramiento de las necesidades vitales (agua, gas, alimentación, electricidad, salud), ii) la preservación de los recursos comunitarios, las identidades y culturas nacionales y iii) la defensa del ambiente; generando una clase social subalterna que se moviliza en los territorios en torno a organizaciones comunitarias de socio-producción. Igualmente, existe un 89 % de organizaciones empresariales privadas y mixtas, que son micro, pequeñas o medianas (mipyme), que configuran la mayor parte de sectores de la actividad económica del país, para las cuales las medidas de cuarentena preventiva han implicado reducción de ingresos y ventas. Ante tales eventos, la gestión de las organizaciones ha dado un giro en la mejora de sus procesos en tiempos de pandemia, reacomodándose, innovando e incorporando nuevas formas de emprendimiento colectivas. Por ello, se analizan tres casos de reestructuración de la gestión organizacional para enfrentar al COVID-19 como también para crear la posibilidad de la reemergencia de fuerzas anti hegemónicas.
Palabras claves:
Gestión de las organizaciones, tiempos de pandemia, reacomodo, nuevas formas de emprendimiento, innovación.
Globalización, la geopolítica mundial y la pandemia del coronavirus (el antes, durante y después de la pandemia)
Antes de la pandemia
La dinámica capitalista globalizada desplazó las relaciones de poder, debilitando al Estado para que ejerza sus funciones de protección y cuidado de la sociedad. Tal y como señala D. Harvey (2014), aumentó la capacidad del capital para influir en los procesos de toma de decisiones públicas en favor de sus intereses privados, generando en definitiva una “desposesión de lo común”, donde las élites se apropian y mercantilizan los espacios comunes de convivencia colectiva. En este escenario, los sistemas productivos y los mercados adquirieron una dimensión global, donde el Estado cede protagonismo y liderazgo a las empresas multinacionales, y las nuevas tecnologías de la información, los transportes y las comunicaciones refuerzan el funcionamiento y la interacción de las organizaciones (Oman, 1992).
Uno de los lemas de esta globalización capitalista fue “la competitividad de las naciones”, enmarcada en la teoría de Michael Porter (1998) o, lo que es lo mismo, a que “las empresas compiten en los mercados juntamente con el entorno productivo e institucional del que forman”; en otras palabras, la mejora de la productividad y competitividad de los países depende de la introducción de innovaciones en las organizaciones, bien sean estas privadas, públicas, mixtas, sociales y de cualquier índole.
Así, la globalización, según Ugarteche (1997), dio lugar a un nuevo orden internacional y a una nueva división internacional del trabajo. Pero este modelo de desarrollo, entendiéndolo como lo señala Fukuyama (1992): “la globalización como la forma que toma el liberalismo en la actualidad”, ha traído consigo desequilibrios, inestabilidad, desigualdad y pobreza; pero su principal característica ha sido su desplazamiento por el mercado y la exclusión del ser humano en sus transacciones.
Sin embargo, en una economía dominada solo por la visión financiera de las actividades económicas, subyacen problemas que han venido paulatinamente afectado la estabilidad y funcionamiento de los mercados, como aconteció en la crisis financiera que se manifestó en los años 2007-2008, circunstancia esta que sacudió la economía global, especialmente, en los países desarrollados que, según Carvallo (2014), la ha llevado a “una suerte de recesión sistémica subyacente, donde aparecen, de forma continuada por un largo período, tres fenómenos: (1) creciente deuda pública; (2) altas tasas de desempleo (que es diferente en cantidad dependiendo de la estructura económica de cada país) o puestos de trabajo precarios; y (3) limitado crecimiento económico estructural”. Todo esto conlleva, como lo señalan Millán y Santander (2020) a que el sistema bancario acumule fuertes apalancamientos en forma de productos financieros derivados de activos en riesgo, lo que llevó a la falta de liquidez; tal como ha sucedido en Estados Unidos y con las grandes potencias que conforman la Unión Europea, acentuando la debilidad económica estructural de los países excesivamente endeudados y recurriendo a la necesidad de estímulos monetarios para mantener a sus economías a expensas, de países prestamistas. Así, China se convierte en eso, a través de sus inversiones o sus préstamos a largo plazo (no sólo en economías deprimidas o en vías de desarrollo, como Latinoamérica, sino también en Estados Unidos y Europa), en el nuevo socio estratégico; iniciándose, así, otro marco de geopolítica económica.
En contraposición a este modelo de capitalismo, insurge un movimiento mundial de alter mundialización, que busca una alternativa de desarrollo a las políticas neoliberales, ofreciendo, en primer lugar, resistencia a la pretensión uniformadora del mercado total, reivindicando la primacía de lo social por sobre un determinismo económico mecánico, depredador y ciego; procurando que esta idea fundamental de justicia social sea planteada y asumida también a nivel global.
Durante la pandemia
Al igual que como ocurrió con la crisis de 2008, la pandemia del coronavirus y sus secuelas han “ralentizado” la globalización. Una crisis que irrumpe en un momento en el que parte de la comunidad internacional cuestiona los pilares sobre los que se venía sosteniendo el mundo desde el fin de la II Guerra Mundial; una crisis sanitaria de naturaleza irremediablemente global que estalla en un contexto de auge de identidades nacionales. Tal y como señala Fanjul ((citados en Olivie y Gracia, 2020), esta crisis incrementa la valoración del riesgo de dependencia geográfica respecto a China, lo que puede desarrollar estrategias de diversificación geográfica de proveedores, que puede no afectar negativamente al comercio en términos agregados, o puede incidir en una tendencia de relocalizaciones hacia países de origen y la consecuente reducción del volumen de intercambios comerciales.
En relación a lo anterior, Castiñeira (2020) argumenta que el coronavirus no es un evento geopolítico, aunque sí es un evento disruptivo que puede conectarse al sistema y perturbarlo hasta modificar el anterior orden establecido. Muy a pesar que la Organización Mundial de la Salud ha realizado esfuerzos para la prevención, contención y erradicación de la enfermedad, cada país escogió responder a la pandemia de manera independiente, permitiendo esto evaluar quién ha tenido mejor o peor desempeño en lo político, institucional, económico, organizacional y sanitario de cada país.
En este caso, el repliegue de las identidades nacionales y el auge populista del “My country first” (Castiñeira, 2020) y los efectos económicos, políticos y sociales devastadores de la epidemia podrían representar un letargo generalizado de la globalización.
En este escenario actual, de acuerdo a Picatoste (2020), las empresas desempeñan un papel fundamental. Como actores claves de la economía, las organizaciones tienen una responsabilidad con la sociedad, que se materializa en efectuar una adecuada gestión y, además, en garantizar la seguridad de todos los que participan en sus actividades y procesos.
Tal vez a la pandemia no se le puede atribuir un cambio en las tendencias de la economía global, pero sí ha contribuido a la aceleración geopolítica y a una mayor desaceleración de la globalización. Del mismo modo, el impacto del coronavirus puede, de acuerdo con algunos expertos contribuir a remodelar el orden global.
Después de la pandemia o el postpandemia
Luego de la pandemia, gran cantidad de gente se pregunta: ¿Cómo nos adaptaremos a esta nueva realidad? Algunos la denominan la “nueva normalidad”. Una nueva normalidad después de la crisis sanitaria donde la gente cambió su estilo de vida, las organizaciones se reacomodaron, innovaron o buscaron otras formas de trabajo; pero también nacieron nuevas organizaciones que emergieron para salir adelante ante la crisis.
Muchas modificaron su gestión, otras tuvieron que incorporar nuevas tecnologías, y otras se dedicaron a la forma de cómo atender a sus clientes y a sus comunidades. Todo esto contribuyó de manera positiva a revalorar el talento humano dentro de las organizaciones, evitó los despidos, incrementó el trabajo remoto y volvió a invertirse en capacitación del personal. Pero también se eliminó la burocracia, se facilitó la toma de decisiones, se obtuvo un mayor empoderamiento de líderes.
En la gestión de las organizaciones, todas emprendieron un plan económico de emergencia para fomentar la inversión y poder reactivar la economía, lo que contribuyó con la adopción de formas más flexibles de organización de la producción y con el desarrollo de las economías de urbanización. El desarrollo endógeno se vio fortalecido por las prácticas y experiencias de reestructuración productiva y de dinámica urbana y producción social, como también por introducción y difusión de innovaciones y de conocimiento que generó el desarrollo local de las comunidades.
En resumen, se cumplió con el postulado de la teoría de desarrollo endógeno, el cual indica que “las interacciones entre cambio tecnológico, escala y alcance de las operaciones de las empresas y la introducción y difusión de las innovaciones, permiten obtener economías internas y externas, de escala y economías de diversidad a todas y cada una de las empresas del sistema o del “’cluster’”. Es decir, la introducción de innovaciones que siempre son el resultado colectivo de la cooperación tácita de las empresas, genera aumento de la productividad y de la competitividad de las economías locales” (Vázquez Barquero, 1999; Amin y Tomaney, 1997).
El desarrollo urbano y local de los territorios es el espacio que comienza a ganar terreno para que las organizaciones emprendan una nueva gestión caracterizada por la interacción de actores sociales, económicos, políticos y culturales a través de redes productivas locales que permiten la creación de nuevos escenarios para la producción y servicios, como también a responder estratégicamente a través de iniciativas de las nuevas organizaciones locales que estimulan los procesos de desarrollo endógeno.
Tres ejemplos de desarrollo local urbano durante la crisis sanitaria a través de la gestión de las organizaciones por reacomodo, innovación y nuevas formas de emprendimiento
De acuerdo a lo anteriormente señalado, el coronavirus abre paso para una posible reconfiguración geopolítica. Según Guller (2020), “el coronavirus podría convertirse en un catalizador para la creación de un nuevo orden mundial, se acelera el proceso de creación de un nuevo mundo multipolar, partiendo del debilitamiento de EEUU como imperio colonizador y se dan cuenta de que sin la cooperación con el gigante asiático, Estados Unidos carece de posibilidad alguna de salir de esta crisis a gran escala”.
Pero, también, esta pandemia abrió las puertas para el fortalecimiento del desarrollo endógeno y del desarrollo local urbano, ya que tanto las ciudades como los territorios introdujeron nuevas formas para la creación de organizaciones sociales, socio- productivas, empresariales y de servicio donde los actores sociales con sus recursos, potencialidades y conocimiento contribuyeron con el proceso de desarrollo económico de sus localidades.
Tal es el caso de estas tres organizaciones: una por reacomodo, otra por innovación y otra como nueva forma de emprendimiento colectiva.
Caso 1
Las empresas, tanto en Venezuela como en otras partes del mundo, generalmente invierten en proteger el perímetro donde se encuentran sus oficinas, pero el mundo se ha transformado digitalmente y con la coyuntura de este virus los colaboradores se han visto forzados a conectarse desde sus casas vía tecnologías anticuadas que no son seguras y mucho menos prácticas, creando complejidades de ciberseguridad, logística y gestión.
La nueva realidad es que el perímetro ya no es el edificio o la oficina de la empresa, sino que es el usuario que se debe conectar desde donde quiera. Tal es el caso de la empresa Láminas y Revestimientos, es una organización familiar venezolana dedicada a la compra de láminas de fórmica para revestimiento de sustratos como mdf, mdp, madera de pino, revestimiento de paredes, elaboración de gabinetes de cocina, baños, closet, vestier, recepciones, consultorios y decoraciones en diferentes espacios como restaurantes, hoteles, clínicas, entre otras.
Los líderes de esta organización, conscientes de que el coronavirus pudiera estar a nivel mundial hasta el año 2022 —siendo esto la realidad más inmediata para establecer los escenarios y nuevas estructuras productivas, como lo son: (i) minimizar el desempleo, producto de la baja productividad y baja demanda, (ii) establecer nuevos métodos, procesos y sistemas que involucren la asistencia con distanciamiento social y trabajo desde casa como parte de las alternativas para enfrentar las contingencias a largo plazo y (iii) mantener la productividad evitando el desempleo y minimizando los efectos de recesión económica en las comunidades— decidieron reacomodar su gestión.
En tal sentido, entendieron que la productividad debe apalancarse sobre otros métodos y sistemas, y que todo implicaba que el departamento de Mercadeo y Ventas de esta empresa, por ser el proceso de comercialización de bienes, sin ninguna intervención de producción con materia prima, era quien tenía que dar el frente a las inversiones de esta organización familiar.
Este departamento presentaba problemáticas producto del estancamiento comercial: reducción de la inversión, menor integración de la cadena de valor (ingresos, producción, comercialización y ventas), deterioro de las capacidades productivas y del capital humano. Pero, también, afectado por la actividad económica, pues el distanciamiento generalmente implica la desaceleración de la producción o incluso su interrupción total. Esto disminuyó las horas de trabajo, los salarios y dio lugar a la consiguiente reducción de la demanda agregada de bienes y servicios. Igualmente, operaba con tecnología desactualizada.
De no crear una estrategia que permitiera a la empresa apalancarse, las consecuencias serán el debilitamiento comercial con inexistencia de bienes en las zonas comerciales, producto de la falta de traslado de las láminas, fórmicas y tableros a los diferentes clientes por las restricciones viales; la imposibilidad de asistir a la oficina para la atención de clientes, lo que debilitaría la percepción de la marca a los consumidores finales y, finalmente, el ingreso se vería minimizado quedando comprometido los pagos para poder continuar con las operaciones.
A partir de la situación expuesta, los líderes y trabajadores de la empresa tomaron la decisión de proponer estrategias para mejorar el proceso de comercialización, que permitan satisfacer sobre todo, las necesidades y expectativas de los clientes, así como optimizar los procesos de gestión, logrando un trabajo más fácil, eficiente y de calidad.
Por ello, se proponen estrategias para mejorar el proceso de comercialización, capitalización de la base de datos, comunicación interna y externa, maximización de la publicidad en redes sociales y en todos los medios digitales. Al evaluar las cuatro etapas del proceso administrativo en el departamento de Ventas y Mercadeo se encontraron una serie debilidades. Posteriormente a cada debilidad se le diseñó una acción correctiva que conllevó a formular las estrategias de acción con el fin de mejorar la eficiencia de los procesos y de las acciones junto a los trabajadores. Para ello se presenta la síntesis descriptiva de la propuesta
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