Los impasses de la feminidad

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Los impasses de la feminidad
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Los impasses de la feminidad

Los impasses de la feminidad

Goces y escrituras

Prólogo

Miquel Bassols

Índice de contenido

Portadilla

Legales

Prólogo, Miquel Bassols

Palabras para esta publicación

Introducción

1. Justificación del tema de investigación

2. Antecedentes conceptuales en el campo del psicoanálisis

3. Interés actual del tema de investigación

3.1 Encrucijadas actuales

3.2 Perspectiva lacaniana

3.3 La generalización del goce femenino

3.4 Escritura y sexuación femenina

4. Hipótesis de trabajo

Capítulo 1. El problema de los feminismos en la cultura

1. Antecedentes históricos

2. Las tres olas del feminismo

3. De la lucha por la igualdad a la búsqueda de la diferencia

4. La subversión del feminismo y la crisis del género

5. Las teorías queer

6. Feminismo y psicoanálisis

7. La persistencia del malestar femenino

Capítulo 2. La problemática freudiana sobre la sexualidad femenina

1. Freud y su lazo con las mujeres

2. De la mano de la histeria

3. Consideraciones preliminares a la sexualidad femenina

4. El complejo de Edipo y la diferencia sexual anatómica

5. La ligazón con la madre

6. Salidas femeninas del complejo de Edipo y sus consecuencias

7. El enigma femenino

Capítulo 3. Del enigma femenino a la lógica de la sexuación

1. Nota preliminar sobre los conceptos de sexo, sexualidad y sexuación

2. Goce y estructura

3. La relación al falo en ambos sexos

4. La función de la mascarada y el rechazo a la feminidad

5. El goce de la privación

6. La soledad del goce

7. La maternidad, una patología femenina

8. El goce suplementario

9. La satisfacción fálica y el Otro goce

3.10. La mujer, entre centro y ausencia

Capítulo 4. Escritura y feminidad

Parte I. Del padre a lo femenino

1. El fracaso de la utopía paterna

2 El estallido de la feminización

3. El pasaje del padre a lo femenino

4. La generalización del goce femenino

Parte II. Lo imposible de escribir

5. No hay relación. Hay Uno

6. Lo que no cesa: el goce no negativizable

7. La imposibilidad de una escritura

8. La inexistencia de la relación sexual

9. La inexistencia de “La mujer”

9.1 Presentaciones discursivas de la inexistencia de “La mujer”

9.2 La inexistencia de “La mujer” en el discurso psicoanalítico

Parte III. Escritura y posición femenina 10. La función de la escritura y el lugar de la letra en la enseñanza de Lacan

10.1 La letra, soporte material

10.2 La lettre, signo de un goce enigmático

10.3 La letra, escritura de un litoral

10.4 La letra, borde de lo imposible de escribir

11. El síntoma, goce puro de una escritura

12. Una mujer, síntoma de otro cuerpo

13. La creencia en una mujer-síntoma

14. Una solución sin garantías

Capítulo 5. Escrituras posibles

1. Usos de la escritura

2. Figuraciones de lo femenino

2.1 Una escritura secreta

2.2 La escritura de lo que no tiene nombre

3. Soluciones femeninas

3.1 Hablar la propia lengua de mujer

3.2 Una mujer que está viva

3.3 Arrancarse de la expulsión

3.4 De la histeria a lo femenino

3.5 La reinvención de una mujer

3.6 Dejarse agarrar

4. Pequeña nota adjunta

Capítulo 6. Consideraciones no conclusivas

1. Orientación de la investigación

2. Reseña del recorrido

3. Nuevas perspectivas

4. Consideraciones finales

Referencias bibliográficas

 

Camaly, Gabriela Los impasses de la feminidad : goces y escrituras / Gabriela Camaly. - 1a ed . - Olivos : Grama Ediciones, 2020.Archivo Digital: descargaISBN 978-987-8372-23-51. Clínica Psicoanalítica. I. Título.CDD 150.195

© Grama ediciones, 2017.

Av. Maipú 3511, 1° A (1636) Olivos. Pcia. de Buenos Aires.

Tel.: 5293-2275 • grama@gramaediciones.com.ar

http://www.gramaediciones.com.ar

© Gabriela Camaly, 2017.

Diseño de tapa: Gustavo Macri

Ilustración de tapa: Eduardo Medici

Obra: Boquitas pintadas.

Pintura. 2005

Digitalización: Proyecto451

Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del “Copyright”, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático.

Inscripción ley 11.723 en trámite

ISBN edición digital (ePub): 978-987-8372-23-5

El gran asunto de la escritura es conquistar

un pequeño territorio de lo indecible, cada vez.

Amélie Nothomb, 2015

Prólogo

Estimado lector o lectora, ya te pienses masculino, femenina o incluso neutro –Facebook ya te ofrece estas tres opciones–, olvídate de lo que hasta ahora creías saber sobre las mujeres. Este libro te dirá que cualquier saber que hayas acumulado sobre ellas no vale mucho a la hora de definir la feminidad como sustancia, como La mujer que existiría si tú, estimado lector o lectora, no fueras un ser hablante, alguien sometido inevitablemente a ese “imposible de decir inherente al goce sexual” que estas páginas te recuerdan de entrada. Y si insistes en querer saber qué es la feminidad no dejarás de encontrarte una y otra vez con este imposible -lo más real, decía Jacques Lacan-, un imposible sin el que, con todo, tampoco podrías saberte un ser hablante. Entonces, ya te pienses hombre o mujer, o neutro o no, o alguno más de los cincuenta y cuatro géneros enumerados para tu elección en el mismo Facebook, lo real de la feminidad seguirá mostrándose como la alteridad irreductible a lo que puedas representarte de la sexualidad. En esta alteridad irreductible –“la Diferente, la Otra para siempre en su goce”, (1) escribía Jacques Lacan– se funda sin embargo toda elección sexual, lo sepas o no, elección forzada desde entonces ante lo real.

Sólo desde esta perspectiva podrá calibrarse de manera justa la empresa que la autora de este libro, nuestra colega de la Asociación Mundial de Psicoanálisis Gabriela Camaly, se propuso llevar a cabo como proyecto de investigación para “conquistar un pequeño territorio de lo indecible”, como nos avisa con la cita escogida para abrirlo. Es el territorio que Sigmund Freud sólo pudo avizorar después de su descubrimiento del inconsciente –invención más bien– para terminar nombrándolo como terra incognita o también como “el continente negro de la sexualidad femenina”. Fue la enseñanza de Jacques Lacan la que hizo posible adentrarse realmente en este territorio, primero con los instrumentos de la lingüística de su época, después con los de la lógica, finalmente con los de la topología, pero siempre con la experiencia clínica como punto de partida.

Este libro realiza así un preciso recorrido por el mapa trazado por Lacan, después de Freud, sobre el territorio de la feminidad. El concepto del falo será central en la teoría para mostrar precisamente aquello que escapa a él, al falo y al concepto. En el mapa resultante aparecen entonces múltiples zonas sin representación posible que dan cuenta del goce femenino imposible de simbolizar por el concepto del falo. Pero la autora no se conforma con explicarnos el mapa en una clara exposición de los conceptos que han servido para dibujar las fronteras y escribir los nombres de los lugares. Estas páginas son además una suerte de libro de viaje, como aquellos libros que escribían los exploradores sabiéndose siempre extranjeros en un país del que no conocían las fronteras. Es un testimonio directo del tipo “yo estuve allí” y vuelvo ahora para contároslo. Y lo hace partiendo de un lugar necesario para entender la lógica del viaje desde su inicio, lo hace partiendo del diálogo y la confrontación entre lo que se conoce como los “movimientos feministas” y el propio movimiento psicoanalítico, dos movimientos que se han encontrado y desencontrado de distintas formas y en distintos momentos. La autora ha sabido encontrar en los límites e impasses del primero la brújula para seguir la ruta del segundo. Y nos acompaña entonces en esta ruta con dos referencias que se hacen indispensables: la experiencia literaria y la experiencia, crucial para la enseñanza de las Escuelas de la AMP, que llamamos “el pase”. Se trata de dos escritoras de primer orden -Lisa See y Marguerite Duras- y de seis analizantes mujeres que han dado un testimonio sobre sus finales de análisis. Las enseñanzas que sacamos de estas experiencias resultan esclarecedoras de los conceptos expuestos en el libro. Cada caso es tomado así en su singularidad para explorar las diversas vertientes femeninas en la geografía del goce.

Se da aquí un pasaje de lo más instructivo en la medida que sigue un pasaje fundamental en la enseñanza de Lacan. Es el que va de lo simbólico de la palabra, el significante, hacia lo real de la escritura, la letra, en la que cada uno de estos casos encontró su “solución” a la pregunta por la feminidad. Es cierto, tal como lo indica esta investigación, que no hay “solución” sino “soluciones”, respuestas singulares, ninguna de las cuales podrá definirse por una característica particular que se incluya a su vez en un conjunto o en una clasificación universal que valga después para todos, para el “todos los elementos del conjunto”. Este es el verdadero sentido de “lo singular” que se opone tanto a la universal de las clasificaciones como a lo particular de los rasgos a partir de los que se constituyen las clases y los conjuntos. Siguiendo la lógica desarrollada por la autora, se comprende entonces por qué no hay modo de construir una clase de lo femenino que incluya todos los rasgos particulares recogidos durante nuestro viaje por esta terra incognita. Y esto es lo mismo que decir, siguiendo el aforismo lacaniano, “La mujer no existe”.

Que siguiendo este camino hayamos encontrado la referencia a la obra y a la escritura de James Joyce no es un error del mapa, ni mucho menos un error de género –del género llamado masculino o femenino–. Es uno más de los pasajes obligados para entender la dimensión sinthomática del goce pasando por la noción de la letra en la enseñanza de Lacan. Hay un lado femenino en Joyce, el mismo que hizo de su escritura una solución sintomática para responder a un goce que no estaba atemperado ni simbolizado por el significante del falo. Esta formación de anudamiento operada por la letra, una operación que disuelve a la vez la significación fálica de la lengua –la lengua inglesa no existe más después de Joyce, señalaba Lacan citando a Philippe Sollers–, esta formación sustitutiva y singular que viene al lugar de la elisión de la función fálica que se propone “para todos”, esta formación sin forma, incomparable a ninguna otra, sigue la misma lógica y el mismo funcionamiento que la singularidad que llamamos femenina. A falta de “La mujer”, universal, la mujer que lo sería “para todos”, nos queda la singularidad de cada testimonio que se convierte así en excepcional. Esta función de anudamiento, siempre singular y excepcional, es lo que Lacan designó con un neologismo, a falta precisamente de un significante que sirviera “para todos”, es el sinthome que hemos traducido como sínthoma en nuestra lengua.

Gabriela Camaly toma así la noción de sínthoma como punto de apoyo final para elaborar la pregunta por la feminidad en la última parte de la enseñanza de Lacan, la más compleja pero también la más cristalina. Y lo hace acompañándose, como lo ha hecho a lo largo de toda su investigación, del trabajo de elucidación que Jacques-Alain Miller realiza desde hace décadas sobre esta enseñanza. En este punto, la noción de “acontecimiento de cuerpo”, subrayada por él en una única mención hecha por Lacan, resulta especialmente reveladora para vincularla al goce llamado femenino. Tanto el uno, el acontecimiento de cuerpo situado a partir de la clínica, como el otro, el goce no fálico experimentado en el cuerpo, bordean la misma zona de lo indecible para el ser hablante, esa zona que también llamamos “litoral” para retomar otro término de la última enseñanza de Lacan. Estas partes del mapa clínico sin topografía posible –no hay DSM, ni CIE, ni marcadores biológicos que puedan dar cuenta de ellas– se dibujan de forma “literal” allí donde faltan fronteras para ordenarlo. El goce femenino se inscribe, se escribe precisamente allí donde ya no existen aquellas fronteras que delimitarían de forma nítida los fenómenos del cuerpo y del lenguaje de los que da testimonio la experiencia analítica.

Aquí, la autora nos anuncia el objeto de una futura investigación que esperamos con el mayor interés. Hay que subrayar la impecable factura de esta exploración que tiene todas las condiciones exigibles en una investigación de las mejores tesis universitarias, tanto en su aspecto formal como en la argumentación de las hipótesis y en la elucidación de los conceptos que utiliza. Ya la sola bibliografía que el lector encontrará al final del volumen supone por sí misma un trabajo de investigación que servirá de base y de cuaderno de bitácora para todo aquel que quiera proseguirlo. Pero el buen lector no se engañará: este trabajo traspasa las fronteras del discurso universitario para mostrar que el discurso analítico empieza a escribirse precisamente allí donde esas fronteras se muestran absolutamente impropias para hacer una topografía del ser hablante afectado por el goce femenino.

Y allí empieza el verdadero viaje al que nos convocan estas páginas. Lector advertido y audaz, ¡que tengas un buen viaje!

Miquel Bassols

Junio de 2017

1- Lacan, J., “Prefacio a El despertar de la primavera”, Otros escritos, Editorial Paidós, Buenos Aires 2012, p. 589.

Palabras para esta publicación

Este libro es el resultado de un largo trabajo de interrogación que comenzó mucho antes de que tomara la forma de una investigación. Recuerdo el impacto que me produjeron las primeras lecturas de Freud cuando tenía apenas catorce años, en especial sus textos sobre la sexualidad y su conexión con la formación de síntomas.

Años más tarde, el encuentro con Lacan y su elaboración sobre la sexualidad femenina fue perturbador. Me parecía leer una lengua que desconocía totalmente y, sin embargo, era la mía. Me resultaba incomprensible. No obstante, en aquellas primeras lecturas algo me orientaba, la íntima percepción de que lo femenino era un universo mucho más vasto que la realización femenina en la maternidad, así como tampoco podía ser reducido a la relación de amor con un hombre. Y aunque Lacan me resultara absolutamente indescifrable, podía aprehender que sus escritos y su enseñanza iban en esa dirección. Eso sí lo comprendía porque me interpretaba.

Desde entonces, la necesidad de desentrañar la pregunta por la feminidad permanece abierta. Mis lecturas, mi análisis y mi práctica llevan su marca.

El punto de partida en esta investigación ha sido la articulación entre lo imposible de escribir de la posición femenina y lo que se escribe -a veces- para una mujer a partir de dicha imposibilidad estructural. No sólo la pregunta sobre qué quiere una mujer -que localiza lo insondable de su deseo-, sino también la pregunta respecto de su modo de goce formalizada por Lacan, abren la posibilidad de situar la variedad de tratamientos posibles respecto de lo que no tiene nombre. De esta manera, la articulación entre la feminidad, la escritura y la sexuación surge del anudamiento entre lo imposible de escribir, las escrituras posibles y la posición sexuada.

Los capítulos que siguen constituyen el desarrollo de mi Tesis de Maestría en Clínica Psicoanalítica cuyo título fue: Feminidad, escritura y sexuación. Soluciones femeninas ante la inexistencia de “La mujer”, realizada en el Instituto de Altos Estudios de la Universidad Nacional de San Martín (IDAES-UNSAM), asociado al Instituto Clínico de Buenos Aires (ICdeBA). Bajo la dirección de Graciela Brodsky, la Tesis fue presentada en junio de 2016 y defendida en diciembre del mismo año ante un Jurado académico compuesto por los profesores Alejandra Eidelberg, Débora Rabinovich y Mauricio Tarrab. A ellos agradezco su lectura minuciosa, sus comentarios y sus preguntas luego de haber escuchado la defensa de esta Tesis porque no solo me permitieron decir de mejor manera lo que tal vez quedaba aún por precisar, sino que me permiten hoy seguir avanzando sobre nuevas líneas de trabajo en escrituras por venir.

 

Es mi deseo agradecer también a quienes, de un modo u otro, supieron acompañarme en este recorrido, impulsando siempre que avanzara fiel a mi estilo y al deseo que me empuja.

A Graciela Brodsky, quien no solo me orientó en la investigación sino que me transmitió la necesidad de que el psicoanálisis no quede encerrado en una interlocución consigo mismo. Como psicoanalistas es necesario entrar en una conversación abierta a la época que nos toca vivir. Esa orientación me condujo al estudio de los feminismos a través de la historia para cernir los modos en los que otros discursos se percatan de la imposibilidad de definir qué es una mujer y cuál es su goce.

A Ester Cohen, que avaló y orientó cada paso de este recorrido. Cada encuentro de trabajo con ella relanzó mi entusiasmo y abrió un nuevo tramo de escritura. Su escucha lúcida y sus indicaciones metodológicas han sido de inestimable valor para mí, pero fundamentalmente su interlocución como mujer.

A Éric Laurent, quien me escuchó en los momentos de impasse y supo interpretar el punto ciego en el que me encontraba. Él me enseñó que existen otros campos del saber que declaman la inexistencia de “La mujer”, pero que con Lacan esa inexistencia abre la posibilidad de infinitos tratamientos posibles. En el tratamiento que cada mujer encuentra anida el impulso vital que se escribe con caracteres femeninos.

A Miquel Bassols, porque aceptó prologar este libro y lo hizo de manera exquisita.

A mis amigas, con quienes comparto la aventura de ser mujeres. Ellas me enseñan cómo se las arreglan, una por una, con la maravillosa experiencia de la feminidad y también con lo imposible de soportar.

A las analizantes mujeres que me eligen como analista para construir su propia solución femenina ante lo ilimitado del goce y las dificultades con el deseo.

A Andrea Zelaya, amiga entrañable y mujer admirable, ella me ayudó a encontrar el título de este libro para que expresara de mejor manera lo que deseo transmitir.

A Eduardo Medici, artista plástico inigualable, que me regaló el honor de contar con la imagen de uno de sus cuadros más bellos para la portada de este libro.

A Alejandra Glaze porque, además de ser una querida amiga, es la editora entusiasta que se anima a hacer un libro con mi escritura.

A mi hijo Lucas, que me tuvo enorme paciencia en los momentos de urgencia, salvó mis obstáculos informáticos y me rescató de la desesperación cuando creí haber perdido todos los archivos de esta investigación.

A mi hija Denise, con quien compartimos preciosas horas de charlas trasnochadas. Su escucha atenta, sus aportes eruditos desde la literatura y el teatro, su fina percepción de la vida, su ser mujer de una gran manera, me acompañaron siempre. Finalmente, ella leyó el trabajo conclusivo y corrigió el estilo de mi escritura para que se hiciera más agradable para el futuro lector.

Y a Daniel, el hombre que sabe hacer con la mujer que yo soy.

Julio de 2017