Loe raamatut: «Parterías de Latinoamérica»
Parterías de Latinoamérica.
Diferentes territorios, mismas
batallas
Georgina Sánchez Ramírez y Hanna Laako
EDITORAS
Para mi hijo Andrés, mi filósofo mágico y profundo, fuente de inmensa inspiración, sentido del humor y ganas de seguir invocando crianzas deseadas y amorosas.
Georgina
Para mis hijas, Aurora y Lumi, mis dos guerreras preciosas y sabias, que me dieron el regalo más importante de mi vida: el ser mamá. Y que diario me permiten crecer con ellas, ser testigo de sus vidas, y descubrir tesoros inesperados: esas bellotas mágicas de color dorado y azul que encontramos en nuestro bosque de niebla, y que guardamos en nuestros bolsillos para que nos traigan suerte.
Hanna
EE.
362.1982098
P3
Parterías de Latinoamérica. Diferentes territorios, mismas batallas / Georgina Sánchez Ramírez y Hanna Laako, editoras.- San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México: El Colegio de la Frontera Sur, 2018, 266 p.
E-ISBN: 978-607-8429-59-2
1. Tocología, 2. Comadronas, 3. Política pública, 4. Violencia obstétrica, 5. Planificación familiar, 6. Salud maternoinfantil, 7. Género, 8. Historia, 9. América Latina, 10. Estados Unidos, I. Sánchez Ramírez, Georgina (editora), II. Laako, Hanna (editora)
Imagen de portada: “Night with her train of stars” (Noche con su tren de estrellas), Edward Robert Hughes, 1912.
Watercolour, bodycolour and gold médium.
Primera edición en formato electrónico: agosto de 2018
DR © El Colegio de la Frontera Sur
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San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. México
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Diseño de portada:
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Agradecimientos
Este libro ha sido un reto y un gran gusto, porque nos permitió explorar un poco más allá de nuestras fronteras, en todos los sentidos; así que gracias a todas y todos los colegas que respondieron al llamado y que nos compartieron un trocito de la partería y de su corazón en cada una de sus regiones, y que además se ajustaron una y otra vez a nuestra obsesión de que saliera todo lo mejor posible.
Gracias también a quienes nos regalaron su tiempo y su vasto conocimiento para valorar la pertinencia de cada uno de los capítulos que recibimos, haciendo impecables arbitrajes para este libro: Rosalba Icaza, Austreberta Nazar, Paola Sesia, Mónica Carrasco, Veronika Sieglin, Jaime Page, Mónica Luna, Ana María Carrillo, Bruno Baronnet, Lina Berrio, Cristina Alfaro, David Meléndez, Alejandro Meza y Ana Prado. De manera especial nuestro agradecimiento a la gran Ana María Carrillo por presentar esta obra.
A quienes siempre están detrás del escenario cuidando los detalles de edición, estilo y diseño para que la obra luzca en toda su magnitud: Gabriela Fenner y Juan Carlos Velasco, muchas gracias. A nuestro maravilloso equipo de Fomento Editorial de ECOSUR quien nos orienta, apoya, acompaña y motiva a seguir sembrando y cosechando en el jardín del conocimiento que se comparte.
Y gracias a las parteras, por existir. No se rindan, no están solas.
La civilización comenzará el día en que
la preocupación por el bienestar de las y los recién nacidos
[y sus madres] prevalezca sobre cualquier otra consideración.
Wilhelm Reich
Índice
1 PRESENTACIÓN ANA MARÍA CARRILLO FARGA
2 INTRODUCCIÓN LAS EDITORAS
3 MATRONAS Y LA CONSOLIDACIÓN DEL PARTO HOSPITALARIO EN CHILE, 1950-1970 MARÍA SOLEDAD ZÁRATE C. Y MARICELA GONZÁLEZ MOYA
4 DAR A LUZ EN EL PERÚ. LA PARTERÍA EN LA ENCRUCIJADA DE LAS BIOPOLÍTICAS DE MEDICALIZACIÓN DEL PARTO, SIGLOS XIX A XXI LISSELL QUIROZ PÉREZ
5 EL PARTO HUMANIZADO EN LA ARGENTINA: ACTIVISMOS, ESPIRITUALIDADES Y DERECHOS KARINA FELITTI Y LEILA ABDALA
6 LA (IN)DEFINICIÓN DE LA PARTERÍA: EL DISCURSO SOBRE PARTERÍA TRADICIONAL EN LA POLÍTICA PÚBLICA SANITARIA INTERNACIONAL 1990-2017 ANA MARÍA MATEO GONZÁLEZ E HILDA E. ARGÜELLO AVENDAÑO
7 EMERGENCIAS DURANTE PARTOS DOMICILIARIOS EN ESTADOS UNIDOS Y MÉXICO. EL PROBLEMA CON EL TRASLADO ROBBIE DAVIS-FLOYD
8 PARTERÍA TRADICIONAL EN EL MARCO NORMATIVO DE CUATRO PAÍSES LATINOAMERICANOS: DEL RECONOCIMIENTO A LA AMBIGÜEDAD OLLINCA I. VILLANUEVA HERNÁNDEZ Y GRACIELA FREYERMUTH ENCISO
9 DIÁLOGOS SOBRE EL NACIMIENTO: TENSIONES ENTRE LA HEGEMONÍA BIOMÉDICA Y LA AUTONOMÍA DE LAS MUJERES. SANTIAGO DEL ESTERO, ARGENTINA PRISCILA BADILLO ROMERO
10 DE LAS EDITORAS Y AUTORAS
Presentación
En los siete trabajos que integran el libro Parterías de Latinoamérica. Diferentes territorios, mismas batallas –coordinado por las expertas en partería Georgina Sánchez y Hanna Laako– y diez investigadoras –todas ellas reconocidas también por su saber sobre el tema– se plantean problemas relativos a parteras y matronas de algunos países en la región latinoamericana: Argentina, Chile, México y Perú, si bien uno de los trabajos hace una comparación entre México y los Estados Unidos, otro trata de políticas internacionales en general, y se incluye, además, un capítulo sobre la mirada a los marcos normativos respecto a la partería de cuatro países de Latinoamérica.
Las autoras se hacen, entre muchas otras preguntas, las siguientes: ¿qué papel desempeñaron históricamente las obstetrices en el paso del parto domiciliario al parto hospitalario y en los programas de planificación familiar?, ¿de qué manera influye –en caso de urgencias obstétricas provenientes de partos domiciliarios– la actitud abierta al conocimiento de las parteras o por el contrario el autoritaritarismo sobre ellas, en la salvaguarda de la vida de las mujeres en trabajo de parto y su hijo o hija por nacer?, ¿qué se entiende en los marcos normativos nacionales e internacionales por autodeterminación de las mujeres en el ámbito de la salud materna?, ¿existe congruencia en los partos interculturales que dan a la mujer la posibilidad del parto vertical o la presencia de un acompañante, pero en los que las parteras tradicionales se limitan a remitir a las mujeres a las instituciones o a actuar como traductoras, en lugares en los que han sido históricamente prestadoras relevantes de servicios en el proceso reproductivo?, ¿qué relación ha habido históricamente entre la violencia obstétrica y la violencia política?, ¿por qué en países donde se ha incorporado a las leyes el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia, incluyendo la violencia obstétrica, ésta continúa en las instituciones hospitalarias?, ¿cómo garantizar los derechos de todas las partes involucradas en el proceso del nacimiento, incluyendo los de las matronas que se ven orilladas a participar en rutinas hospitalarias?, ¿qué papel desempeñan las mujeres que no quieren tener dolor en la persistencia de la tecnificación del parto hospitalario?, ¿qué dificultades enfrentan los representantes de la biomedicina para eliminar prácticas en las que fueron educados y que hoy son calificadas de violencia?, ¿qué hacer para evitar que las prácticas de humanización se conviertan también en rutina protocolaria?, ¿de qué forma puede asociarse la presencia de un discurso espiritual a un discurso de derechos sexuales y reproductivos, y de este modo hacer alianza con premisas de autonomía corporal y agencia de los feminismos?
Buscando responder a esas preguntas, las autoras analizan a los diferentes actores y actoras involucradas en el embarazo, parto y puerperio –sean integrantes del personal biomédico, como médicos y médicas generales o ginecobstetras y pediatras; enfermeras, también generales, obstetras, y paramédicos–; o madres, niños y padres; parteras tradicionales o parteras profesionales certificadas, también denominadas matronas, obstetrices o parteras posmodernas (que en algunos países tienen estudios universitarios); doulas y activistas del parto.
Estudian a tales protagonismos en sus contextos económicos, políticos y sociales, y en los espacios donde laboran, que pueden ser comunitarios o institucionales, como las escuelas para matronas y las clínicas y hospitales de maternidad; las asociaciones de matronas o doulas –locales, nacionales o internacionales–, y los congresos organizados por ellas, así como sus redes internacionales de apoyo.
Los trabajos se basan en fuentes primarias: etnografías en campo, unos cuantos documentos escritos por matronas, memorias de congresos de parteras, documentos de archivo, convenios y resoluciones internacionales, leyes y reglamentos, boletines de organismos sanitarios y otras publicaciones oficiales, estadísticas, memorias de asociaciones de beneficiencia, artículos de prensa; pero también en trabajos académicos y otras fuentes secundarias.
En este libro hay una riqueza de abordajes, no sólo porque las autoras han investigado desde diferentes disciplinas: la antropología médica y la antropología feminista, la historia social de la medicina y la sociología de la salud; sino también porque llegan a tener diferentes miradas sobre un mismo tema. Su metodología varía desde la perspectiva interseccional, que articula la maternidad con la clase, la raza y el género-sexo, hasta los análisis cualitativos etnográficos, sobre nuevas espiritualidades femeninas y/o de género. Varias de las autoras recurren a entrevistas a profundidad, entrevistas semi-estructuradas o investigación participante, y al permitir a quien lee escuchar la voz de madres y parteras, de manera textual o no, les dan voz y las visibilizan.
La lectura del libro deja claro por qué se habla de parterías, en plural. Por un lado, los trabajos se ocupan tanto de matronas certificadas como de parteras tradicionales; por el otro, evidencian que las políticas dirigidas a ellas varían, no sólo entre países sino entre regiones de un mismo país, y analizan la manera en que estas profesiones y las políticas hacia ellas han evolucionado a lo largo de la historia (si la mayor parte de los trabajos se ocupan de la situación actual, otros se remontan a los años noventa, setenta y cincuenta del siglo XX, y uno más lo hace hasta finales del siglo XVIII).
Este libro muestra que las parteras tradicionales eran independientes y autónomas. Pasaron luego a ser controladas, pero vistas todavía como un recurso estratégico en la atención del embarazo, el parto y el puerperio, y en algunos casos incorporadas a los sistemas de salud. Hoy han sido prácticamente eliminadas y están muriendo sin tener quién las sustituya; sus funciones se han reducido de una gama muy amplia a unas cuantas actividades, y se les responsabiliza de la mortalidad materna, ignorando la determinación social que está detrás de aquélla.
Por su parte, las matronas habían sido instruidas por los médicos, pero realizaban su trabajo también de manera autónoma. Al ser incorporadas a los hospitales en el siglo pasado, en un contexto de medicalización de la sociedad, tuvieron que compartir con los médicos el espacio que antes habían tenido con las mujeres que daban a luz, y una parte importante de su relación con ellas. Con frecuencia creciente, la medicina hegemónica les autorizó a atender sólo partos normales, sin embargo, al ir cambiando los límites entre lo patológico y lo fisiológico, se redujo el número de funciones que realizaban. Si bien en la actualidad, en algunos lugares, éstas se han ampliado de nuevo por la redefinición del campo de los derechos sexuales y reproductivos.
Si bien ha habido confrontaciones entre parteras profesionales y parteras tradicionales de las que muchas de aquéllas quieren diferenciarse, son más las disimilitudes que la partería tradicional y la profesional –centradas en la mujer– tienen con la obstetricia biomédica –centrada en el riesgo–. Se trata de un conflicto entre sistemas de conocimiento distintos y estructuras de poder.
La medicina académica dice basar su actuación en la evidencia, pero los modelos alternativos muestran, también desde la evidencia clínica, los efectos benéficos de sus prácticas: masajes, baños, empleo de hierbas, posición para parir, promoción de la lactancia materna; frente a los efectos negativos causados por la medicalización del embarazo y el parto aun en los casos en que éstos son fisiológicos, la tecnificación del nacimiento y las intervenciones innecesarias, con sus alarmantes tasas de cesáreas.
En general, la obstetricia académica –enfermeras obstétricas– se opone a lo que parezca amenazar la hegemonía de su saber y su práctica, independientemente de si se trata de parteras profesionalizadas, matronas o de parteras indígenas. En oposición a la autonomía de éstas y de las mujeres, actúa con autoritarismo, y suele haber escasas posibilidades de diálogo. Sin embargo, hay resistencias y estrategias de negociación entre estos sistemas de saber y de poder.
Quienes luchan por la humanización del nacimiento han logrado llevar el parto no medicalizado y el parto respetado a la agenda de derechos y a la implementación de políticas públicas, buscado el reconocimiento de la validez de su saber. El parto respetado pasa así por reconocer la experiencia de dar a luz como un evento instintivo y natural, y como un proceso familiar, social y altamente emocional; mientras que humanizar el sistema de atención biomédico significa evitar la medicalización y tecnificación del parto y del nacimiento, devolviéndole el protagonismo a la mujer que da a luz y a su hijo o hija, y tratarlos como sujetos de derecho. Es por eso que el título del libro habla de mismas batallas. No tengo duda de que esta obra resultará de interés para quienes se especializan en el tema, desde diferentes enfoques y trincheras. Será capaz de contribuir al diálogo tan necesario respecto al bien nacer en Latinoamérica y bien hacer de la partería en el presente, para preservar el futuro de este arte de partear.
Ciudad de México, verano de 2018
Ana María Carrillo Farga
Introducción
La idea de este libro surgió como una inquietud consiente de parte de nosotras, admiradoras de la partería, como resultado de nuestras experiencias personales como madres urbanas, de clase media, profesionales y enajenadas por la modernidad que limita y obnubila el conocimiento de nuestros propios cuerpos femeninos y sus procesos, de mover el engrane a favor de visibilizar los conocimientos y saberes de las mujeres, que desde épocas ancestrales y a pesar de las diferentes tempestades por los que han tenido que navegar, continúan ejerciendo el arte de partear en América Latina. El referente eran los trabajos que en otros continentes sí se han hecho respecto a la mirada sobre la partería entre países, y fueron Hilary Marland y Anne Marie Rafferty, nuestras musas inspiradoras.
Sabíamos que ya habían pasado exactamente 20 años desde que Marland y Rafferty editaron el libro Midwives, Society and Childbirth: Debates and Controversies in the Modern Period (“Parteras, Sociedad y Nacimiento: Debates y Controversias en el Periodo Moderno”, 1997) y a partir de diversas reflexiones en conjunto comenzamos a preguntarnos: ¿Cómo es que en nuestros países no parece existir una colección de artículos que narren científicamente sobre la partería en Latinoamérica? Ya sabemos qué pasó con la partería en Europa y los Estados Unidos, y al vivir en México, también tenemos algunas piezas del rompecabezas de nuestro territorio, pero ¿qué ha pasado con la partería en América Latina? ¿Existe una línea de investigación sobre la partería en este continente? Y si existe, ¿cómo es su estado del arte, quiénes son sus protagonistas y dónde están esas investigaciones?
Fue entonces cuando nació la idea de editar un libro compilatorio y polifónico sobre la partería en América Latina, convencidas de la necesidad de juntar en una red tantas mariposas al aire, porque como investigadoras contemporáneas de partería en México que habían buscado hilos para entender la evolución y frustraciones de esta profesión histórica en América Latina, nos dimos cuenta de que a pesar del desarrollo y extensión de la investigación académica sobre la partería en los países europeos y anglosajones, no existía ningún libro –según nuestro conocimiento actual– que compilara lo que se sabe sobre la partería en este continente y sus avances académicos. Así que decidimos intentar por nosotras mismas. Lanzamos una convocatoria en noviembre de 2017, esperando encontrar luces desde diferentes autorías sobre el tema, y como si de encontrar hadas en un bosque se tratara, surgió este libro: Parterías de Latinoamérica: Diferentes territorios , mismas batallas, como resultado de nuestra búsqueda intensa. Lo consideramos un paso pionero en la compilación de resultados de investigación científica dedicada a explorar y entender qué pasa con la partería en nuestros países actualmente y en su sendero histórico, a veces similar y a veces distinto a las historias anglosajonas y europeas.
Las autoras que colaboran en esta obra nos han descrito su trabajo como un camino en soledad, y que por lo mismo, nos ha invadido un sentimiento de alegría al encontrarnos y fortalecer en el continente esta línea de investigación, porque ante el arrinconamiento en que se ha visto la práctica de la partería y su correspondiente estudio, surge la suma de un nosotras desde una mirada latinoamericanista que a su vez dibuja particularidades según el contexto en que se describe la acción. Desde nuestra mirada hacia el futuro, profesamos que esta compilación será el umbral que de paso a una línea de investigación sobre partería consolidada en América Latina, por otros y otras colegas interesadas en el tema, con el optimismo que nos da trabajar temas relacionados con el comienzo de la vida humana.
En este sentido, hemos querido retomar el libro “Parteras, Sociedad y Nacimiento: Debates y Controversias en el Periodo Moderno”, como un referente y como un objeto de homenaje para esta obra. En 1997, el debate sobre la partería en los países anglosajones y europeos llevaba ya décadas. Según Brigitte Jordan (1993, 1973 primera edición, véase también Laako 2017), –quien es considerada como “la partera” de estudios sobre la partería en los Estados Unidos– comenta que antes de la aparición de su obra Birth in Four Cultures: A Crosscultural Investigation of Childbirth in Yucatan, Holland, Sweden and the United States, ni el parto ni la partería habían sido estudiados en las Ciencias Sociales.
La mayoría de fuentes y estudios que se encontraban sobre el tema eran de médicos o de algunos antropólogos enfocados más en los rituales, que en el significado social, incluso político, del parto, de la parturienta y del rol de quienes asistían en ese evento, considerado como “una crisis” universal en todas partes del mundo, sin embargo, con significados y reglas muy diferentes según el contexto. Es así que Jordan (1993) diseñó su estudio comparativo sobre el parto y construyó su concepto de conocimiento autoritario, semejante a las teorías de su contemporáneo más famoso, Michel Foucault. En otras palabras, con conocimiento autoritario y autorizado, Jordan (1993) se refería a las prácticas culturales con que se llevan a cabo los partos y que son culturalmente construidos y se forman como conocimientos “superiores” en las sociedades. De ahí se explican, en muchas maneras, el rol y la historia de las parteras y su posición frente al sistema biomédico moderno.
Así, Jordan argumenta que los partos y la partería deberían formar parte del estudio en las Ciencias Sociales como prácticas socialmente construidas, y nosotras agregaríamos que también tendrían que ser reestudiadas desde la medicina de la nueva era, para poder recuperar los saberes y prácticas que como resultado de la racionalización y legitimación de los conocimientos médicos –y su correspondiente asociación con la tecnomedicina que ha convertido el embarazo y el parto en procesos altamente medicalizados y enajenantes, aún en mujeres sanas– han investido a la Ciencia Médica moderna con el saber autorizado por antonomasia, degradando al resto de los conocimientos como si de algo con nula o poca valoración se tratara; en especial los saberes de las mujeres sanadoras y parteras, desde el medievo y hasta nuestros días (véase Gómez-García, 2017; Blázquez, 2008; Ehrenreich y English, 2006 y Michelet, 1987, entre otros).
A partir del trabajo mencionado de Jordan (Op Cit), los estudios sobre la partería se han expandido considerablemente, y hoy se encuentran muchas investigaciones comparativas alrededor del mundo que ocasionalmente incluyen estudios sobre la partería en países de América Latina; sin embargo, predominan los países anglosajones (por ejemplo, Davis-Floyd y Sargent 1997, Abreu et al 2006; Ehrenreich y English 2006; Federici 2010; Davis-Floyd 2001 y su número especial, Craven 2010; Staples, 2008; Carrillo 1999, 1998 y 2002; Sánchez, 2015, 2016, entre otros). Esta literatura académica ha logrado, entre otras cosas, darles su lugar histórico a las parteras, explicar el proceso de expansión biomédica que desplazó el lugar de la partera, incluyendo la emergencia de la profesión de enfermería como competencia, el rol de la partería como profesión antigua de las mujeres, la campaña de desprecio hacia las parteras y la emergencia de la partería profesional, como también el posicionamiento complejo de las parteras tradicionales e indígenas alrededor del mundo. Así, ahora la investigación ha logrado ubicar los partos dentro del análisis de las Ciencias Sociales en cuestiones relacionadas con las estructuras de poder y la medicalización de la sociedad, y la invisibilización de las mujeres-madres como protagonistas principales del parto.
En este estado del arte de la investigación académica sobre la partería, nos ha resaltado la obra de Marland y Rafferty (1997) como primer libro que examina con gran cuidado las vidas y el trabajo de las parteras en los siglos IX y XX en Suecia, Dinamarca, Italia, Inglaterra, España, Holanda, y los Estados Unidos como estudios interdisciplinarios desde la historia, la sociología, la medicina y otras ramas de las Ciencias Sociales. En los capítulos del libro mencionado, nos exponen un panorama más complejo e interesante sobre el rol y la evolución del trabajo de las parteras cuestionando las suposiciones más convencionales.
Dicha obra devela además que las batallas de las parteras eran un reflejo o incluso una metáfora de las luchas y los debates más amplios sobre la raza, sobre la clase social, y sobre el género que han energizado la historia de la medicina durante los últimos años. En estos debates, fueron la profesionalización de la atención al embarazo y nacimiento, el desarrollo y uso de la tecnología para la obstetricia y la institucionalización del parto, los mayores enemigos de las parteras en los siglos IX y XX en Europa, ya que significaron su paulatino desplazamiento y desaparición, similar a lo que ha ocurrido en América Latina, según se puede constatar en nuestro propio libro.
Por otra parte, Marland y Rafferty dan cuenta de que es precisamente la organización internacional de las parteras durante el periodo de entreguerras en Europa lo que benefició de manera fundamental la sobrevivencia de la partería, aunque esta organización profesional implicó frecuentemente la necesidad de reformar el rol de la partera de manera convencional hacia un papel más de acompañante de los cuidados especializados prenatales y la vacunación de recién nacidos (que sirviera a los proyectos de los estados-nación de higienizar a la población, y controlar más de cerca sus prácticas reproductivas).
También queda evidente el rol de profesionalización como una cuestión de clase: la construcción de la partería como una profesión de clase media urbana en la época moderna, y por tanto, la eliminación de la partería tradicional en Europa. Este proceso sigue repitiéndose en las nuevas políticas internacionales que ahora promueven la partería profesionalizada – caracterizada principalmente por y para las mujeres urbanas de clase media– como una herramienta contra la mortalidad materna, y que propicia la disminución de la violencia obstétrica y la no medicalización innecesaria de los partos en los países en vías de desarrollo. Y en cambio, estas nuevas políticas que no han tenido el eco esperado en contextos donde ejercer la partería tiene otro color de piel, otra forma de adquirir los conocimientos, acompañada de precarias y solitarias condiciones para ejercer su trabajo aunado a la vulnerabilidad ante los sectores de salud institucionalizados, pero en los que las parteras siguen siendo las depositarias de la confianza de las mujeres que acuden a ellas; nos referimos a las parteras de zonas rurales y pobres en donde irónicamente hay una mayor necesidad de reducir la muerte materna, y atender los partos desde una hibridación entre las tradiciones culturales y la detección oportuna de riesgos.
Lo anteriormente mencionado se presenta aquí, sólo como ejemplo para demostrar la enorme riqueza de análisis social, político e histórico que se ha podido hacer desde la investigación académica sobre la partería, y por lo tanto, argumentamos que debe fortalecerse como una línea de investigación también en Latinoamérica considerando que el libro de Marland y Rafferty (Op Cit), editado hace ya dos décadas, contribuye de manera significativa a reescribir la historia de la partería en Europa y los Estados Unidos en donde las parteras no sólo se vislumbran como heroínas –que ciertamente lo son– sino también como mujeres históricas complejas con sus conocimientos y con su propia profesión incrustada en un momento de transformación política dentro del cual deben negociar su sobrevivencia.
Los dilemas de hoy en Latinoamérica no son menos, y suman continuidad a las batallas históricas. Como ya mencionamos, la situación de las parteras tradicionales e indígenas frente a las políticas internacionales y nacionales en torno a su supuesta relación con la muerte materna (Barona, et al, 2018; Bello-Álvarez y Parada Bolaños, 2017; García y Cruz, 2008, entre otros) sigue siendo un tema de gran relevancia y debate, pero eso desdibuja otros derroteros con los que ellas tienen que lidiar (Argüello y Mateo, 2014; Sarelin 2014; Organización de las Naciones Unidas, 2014; Sánchez, 2015, entre otros) en los cuales también está inmersa su propia necesidad de reagrupación y sororidad para reposicionarse como un amplio sector que procura la salud sexual y reproductiva en diversos rincones del planeta, sin el debido reconocimiento y prestigio a su labor.
La humanización del parto frente a la tendencia hacia su medicalización, ha emergido con más fuerza durante la última década y sus raíces están en Brasil y Venezuela (Camacaro, et al, 2015; Laako 2016ª y 2016b). Las evidencias a nivel internacional en países desarrollados sobre las ventajas de la atención de partos de bajo riesgo por parteras profesionalizadas, ya sea en los hogares de las mujeres, en Casas de Parto o en áreas alternas de atención al parto no medicalizado dentro del mismo sistema de salud, alientan dos fenómenos. Por un lado, la promoción de la atención al parto por parteras y en espacios no hospitalarios, documentándose ampliamente los beneficio de la atención al parto vaginal sin intervenciones médicas innecesarias –como el uso de oxitocina, enemas, anestesia, episiotomías, y tiempos de expulsión apresurados o posiciones forzadas para parir– (Walsh & Declan, 2007; Janssen, Page, Klein, Liston & Lee, 2009; Laws, et al 2014); y por el otro, la formación e inclusión de parteras profesionalizadas que puedan hacer frente a la atención de los partos de bajo riesgo antes mencionados con el correspondiente reconocimiento, apoyo y colaboración del sector médico y de ginecobstetricia, como se documenta en otros países en donde la tasa de mortalidad materna y perinatal es cercana a cero, y en los que la atención al parto por parteras es un modelo legalmente reconocido, así como las ventajas del costo-beneficio para los sistemas de salud (Groh, 2003; Schroeder, et al. 2011; Shaw, et al, 2016; Walsh, et. al. 2018).
En síntesis, la partería ha despertado el interés académico desde la antropología, la historia, la ciencia política, la sociología, la medicina y los estudios de género. En América Latina apenas estamos empezando.
La obra Parterías de Latinoamérica: Diferentes territorios, mismas batallas se inserta como parte de esta literatura clásica, pero también emergente y académica sobre la partería. Nos alegra publicar esta obra pionera en donde a lo largo de sus capítulos, las autoras latinoamericanas narran con gran complejidad la historia sobre la partería en este continente, y explican a partir de casos especiales la situación contemporánea de las parteras y las parterías de países diferentes.