Loe raamatut: «Violencia, segregación e inclusión»

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Violencia, segregación e inclusión

Paradojas actuales

Marie-Jean Sauret, Sidi Askofaré y Gloria Patricia Peláez Jaramillo


© Marie-Jean Sauret, Sidi Askofaré, Gloria Patricia Peláez Jaramillo

© de la traducción: Jaime Velásquez, Kelly Vargas García y Gloria Patricia Peláez Jaramillo

© Universidad de Antioquia, Fondo Editorial fcsh de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas

ISBN: 978-628-7519-04-6

ISBN E-book: 978-628-7519-05-3

Primera edición: noviembre de 2021

DOI: https://doi.org/10.17533/978-628-7519-04-6

Imagen de cubierta: Tregua de Navidad en 1914 entre los ejércitos alemán y británico. Imperial War Museum.

Coordinación editorial: Diana Patricia Carmona Hernández

Diseño de la colección: Neftalí Vanegas Menguán

Corrección de texto e indización: José Ignacio Escobar

Diagramación: Luisa Fernanda Bernal Bernal, Imprenta Universidad de Antioquia

Hecho en Medellín, Colombia/Made in Medellín, Colombia

Prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier medio o con cualquier propósito, sin la autorización escrita del Fondo Editorial fcsh, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Antioquia.

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El contenido de la obra corresponde al derecho de expresión de los autores y no compromete el pensamiento institucional de la Universidad de Antioquia ni desata su responsabilidad frente a terceros. Los autores asumen la responsabilidad por los derechos de autor y conexos.

Este libro es el resultado del Seminario internacional Violencia, segregación e inclusión: paradojas actuales realizado en Medellín, Colombia, en agosto del año 2019, como parte del convenio marco para el intercambio académico y científico entre la Universidad de Toulouse (Jean Jaurès), Francia, y la Universidad de Antioquia, Colombia. Ambas instituciones universitarias han trabajado mancomunadamente por la transformación del lazo social desde el lugar fundamental que en ello tiene la educación pública.

Sobre los autores

Marie-Jean Sauret

Psicoanalista. Miembro de la Asociación le Pari de Jacques Lacan (apjl). Doctor en Psicología. Profesor emérito de Psicopatología Clínica de la Universidad Jean-Jaurès, Toulouse, Francia, del Laboratorio de Clínica Psicopatológica e Intercultural (lcpi). Autor de múltiples libros y artículos, entre ellos: Psychanalyse et politique (pum, 2005), Malaise dans le capitalisme (pum, 2009), L’effet révolutionnaire du symptôme (érès, 2008), Du divin au divan, avec Pierre Bruno (érès, 2014). Hace parte del comité de redacción de la Revista Psicoanálisis y es igualmente director de la colección “Psychanalyse &” y “érès poche - Psychanalyse – apjl” de las ediciones érès, con Pierre Bruno. Correo electrónico: sauret@univ-tlse2.fr

Sidi Askofaré

Psicoanalista, ame (analista miembro de Escuela): Internacional de los Foros-Escuela de Psicoanálisis de los Foros del Campo Lacaniano (if-epfcl), Toulouse, Francia. Doctor en Psicopatología. Profesor e investigador de la Universidad Jean Jaurès, Toulouse, Francia, del polo de Clínica Psicoanalítica del Sujeto y del Lazo Social del Laboratorio de Clínica Psicopatológica e intercultural (lcpi). Autor de múltiples artículos y libros: ¿Qué es la psicología clínica? (L›Harmattan, 2003), “Clínica... ¿del síntoma?” (Revista Desde el Jardín de Freud, 2012), “Symptômes et suppléances. Un essai de problématisation” (Recherches en psychanalyse, 2012); Clínica del sujeto y del lazo social (2012); D’un discours l’Autre (Presses Universitaires du Midi – Toulouse, 2013); “Figuras contemporáneas del discurso: ¿síntoma, superyó y lazo social” (Revista Desde el Jardín de Freud, 2015. Correo electrónico: s.askofare@wanadoo.fr

Gloria Patricia Peláez Jaramillo

Psicoanalista, ame (Analista Miembro de la Escuela Internacional de los Foros del Campo Lacaniano-Medellín). Psicóloga, Universidad de San Buenaventura, Colombia. Estudios en curso de Doctorado en Psicoanálisis, Universidad de Antioquia, Colombia. Magíster en Filosofía, Universidad de Antioquia, Colombia. Especialista en Familia, Universidad Pontificia Bolivariana, Colombia. Profesora titular del Departamento de Psicología de la Universidad de Antioquía. Fundadora y miembro del Grupo de Investigación Psicología, Psicoanálisis y Conexiones (Psyconex). Correo electrónico: gloria.pelaez@udea.edu.co

Introducción

Gloria Patricia Peláez Jaramillo1

Este libro es producto de un lazo, un anudamiento que la investigación, el intercambio académico y el deseo de transmisión permitieron entre quienes, por más de 20 años, hemos mantenido una estrecha relación de amistad y trabajo, y, sobre todo, hemos compartido la pregunta y preocupación, siempre abierta y renovada, por las realidades cambiantes de nuestra contemporaneidad y, frente a estas, por las posibilidades que el psicoanálisis ofrece para la construcción de una vida y un lazo social más dignos. Esta apuesta, siempre abierta, implica el desentrañamiento de la actualidad, considerando las verdades descubiertas y constatadas por el psicoanálisis en su práctica que sirven de referentes y orientan nuestro afán de esclarecer los hitos y paradojas intrínsecos a la realidad social global: violencia, segregación e inclusión.

Este volumen reúne el trabajo de miembros de dos grupos de investigación: Clínica psicoanalítica del sujeto y del lazo social, del Laboratorio de Psicología de la Universidad de Toulouse 2, Jean-Jaurès, Francia, y Psyconex, del Departamento de Psicología de la Universidad de Antioquia, Colombia.

En sus páginas se encadenan preguntas y respuestas que dan cuerpo a una propuesta reflexiva resultado de investigaciones y discusiones académicas de sus autores, psicoanalistas y docentes-investigadores. Este resultado fue posible para cada uno por la articulación entre formación analítica, experiencia clínica y ejercicio docente-investigativo, campos de saber y causas de trabajo articuladas, pues la práctica analítica nutre el trabajo de trasmisión en el aula porque aporta elementos críticos, analíticos, casos, para la enseñanza. Plantea, además, las preguntas y problemas nucleares a la investigación porque la diversidad y la otredad se constatan relievando la dimensión de la singularidad como aquella que se presenta en las modalidades del acto realizado por cada sujeto, velado muchas veces en estándares de conducta y normas sociales que son minuciosa y obcecadamente acogidas u abiertamente objetadas, aunque recubiertas con la mascarada de la persona que se representa en la escena del lazo social y cuya fractura viene en la queja cuando consulta por el malestar que la habita y el dolor de los desencuentros amoroso, familiar, laboral, de amistad o consigo misma ante los ideales defraudados y que pueden dar paso a la demanda. De esta manera, el dispositivo analítico favorece el desvelamiento y el encuentro con el hablanteser2, razón que hace de la experiencia analítica una experiencia de conocimiento, una enseñanza a seguir y donde el saber descubre y renueva la concepción sobre el lazo social.

La práctica de psicoanalistas y el ejercicio de docentes-investigadores se articulan y nutren, pues son vertientes de trabajo y estímulos a la pesquisa y exploración de saber, pero también está en juego la formación analítica, resultado de la propia experiencia de análisis, que igual arroja un saber sobre lo inconsciente, su articulación íntima y singular en el acto y en los síntomas como ventanas abiertas para ver y acceder a la realidad psíquica en la relación con lo ex-timo:3 el otro, el prójimo, y con el Otro y sus límites que Freud identificó como las tareas imposibles: educar, gobernar y psicoanalizar,4 imposibles, pero motivos para trabajar por la cultura y un lazo social digno.

Con el marco descrito, puede el lector esperar un entramado de los términos elegidos y que corresponden a los hilos que entreteje este trabajo: la violencia, la segregación y la inclusión. Temas abordados regularmente por las ciencias sociales y humanas, pues se erigen como sus actuales paradojas y las constituyen. La violencia, la segregación y la inclusión encarnan las contradicciones, también los excesos; límites y posibilidades, y como los imposibles de la contemporaneidad e, igualmente, las dualidades de construcción y destrucción, renovación y repetición.

Este libro reúne de manera condensada, entonces, una larga trayectoria de trabajo y colaboración, tal como lo fue resaltado por uno de sus autores, el profesor Marie-Jean Sauret, en la apertura del seminario y que, posteriormente, diera motivos suficientes para su edición. Sauret evocó en aquel momento la trayectoria académica y de investigación conjunta entre las universidades y los grupos, en torno a la articulación del sujeto y el lazo social, ambos ejes de trabajo para los equipos y líneas de investigación de cada grupo, y sobre los cuales el profesor resaltó la reflexión que movilizan del psicoanálisis y sobre la lógica del mundo contemporáneo en su grupo. En particular, comentó que la violencia en este contexto es un hecho social interrogado, considerando la lógica del neoliberalismo que la implica y desde la perspectiva del sujeto los modos como participa de la violencia: porque la sufra, se cuide de ella y la evite, o porque sea agente.

En estas páginas podrá el lector apreciar los desarrollos y efectos de esta línea de investigación que ha permitido examinar las modalidades del lazo social, preguntar qué hay en él y qué debe aportar para que el sujeto pueda realizarse, al mismo tiempo que determinar qué existe en el lazo social actual que lo objeta. Sauret llamó la atención sobre la lógica del mundo contemporáneo que invita a gozar de todo y una tendencia a contabilizar los síntomas, evaluar al sujeto como una máquina para ser útil y programarse. Esta lógica interrogada se recoge en estas páginas como sus efectos y se propone delinear las formas de protesta ante la misma por parte del sujeto.

Las personas interesadas en el psicoanálisis y en la realidad actual, estudiantes universitarios e investigadores de las ciencias sociales y humanas que por objeto de estudio tienen a la violencia, la segregación y la inclusión, encontrarán en las sucesivas páginas una aproximación, definición y articulación clara, profunda y aguda de los términos en cuestión. Se sorprenderán del abordaje novedoso y, en ocasiones, atrevido, pues la reflexión desde el psicoanálisis expuesta en este texto, como ya se ha indicado, es el resultado de una línea de investigación que representa una apuesta de saber sobre estas nociones, hoy configuradas como fenómenos sociales. Quien se sumerja en la lectura de este trabajo podrá percatarse de la riqueza que contiene en cuanto al análisis de otras disciplinas y las múltiples referencias a diversos autores, abriendo un diálogo entre el psicoanálisis y la antropología, la sociología, la psicología y filosofía política, pero conservando el rigor –sin duda la mayor riqueza de este trabajo– de la demarcación epistémica para el esclarecimiento de las nociones en cuestión.

Agradecemos a nuestros colegas por la calidad de su trabajo, la seriedad, el rigor y la vibrante enseñanza experimentada en cada línea.

La estructura del texto la conforman nueve capítulos, que abordan la violencia, la segregación y la inclusión articuladas a nociones como el síntoma, el goce, el lazo social, entre otras. El libro comienza con un sugestivo tema que sirve de faro y orienta con su luz el sendero a seguir en el desarrollo de los capítulos siguientes, empero cada uno se configura como espacio y tiempo de pensamiento político, pues se circunscriben a una pregunta implícita por la política y, en particular, por la política del psicoanálisis, si acordamos en aceptar que toda política vela por el lazo social, por las formas posibles de convivencia, su administración, es decir, su gobierno y la gobernanza, su poder de convocar y ejercer las funciones simbólicas institucionalizadas comprometiendo en acto a quienes hacen parte de dicho lazo social.

En el primer capítulo, “El lazo social contemporáneo a prueba de violencia”, el lector interesado y el investigador aplicado se encontrarán con una interesante reflexión del profesor Marie-Jean Sauret, que articula el lazo social y la violencia. Aunque la relación de estos términos es frecuente, el autor logra un giro novedoso cuando señala que la violencia pone a prueba el lazo social, logrando identificar su presencia y las formas de manifestación como índice o signo del lazo social.

Recordemos que Lacan define el lazo social como precipitado, efecto del discurso, y este, a su vez, del lenguaje.5 Allí es claro indicando que en todo discurso que precipita el lazo social se debe identificar la forma de proceder, es decir, cómo aparece la función del Uno, y propone un neologismo, hacer “enología”, que define el estudio sobre los modos de operación y lugar del Uno en cada discurso; la enología lacaniana combina ontología e ideología. Al recordar esta referencia, podemos apreciar mejor el aporte de Sidi Askofaré con su “puesta a prueba” del lazo social con la violencia, cuyo propósito consiste en explorar qué tiene el psicoanálisis por decir de la violencia y del lazo social, y sobre todo relieva de qué manera puede contribuir su reflexión a la convivencia.

Con Freud y Lacan, Marie-Jean Sauret advierte que el lazo social debe ser concebido teniendo presente que es efecto de la sustitución operada de la fuerza animal por el derecho. Subraya cómo la fuerza animal no es el germen de la violencia porque, justamente, no hablamos de una “animalidad de la violencia”, no hay violencia en la animalidad, allí encontramos solo el imperativo del instinto, que es hacer lo requerido, este siempre suficiente para calmar la necesidad. Perdida esta medida, el control previsto por la cancelación de la necesidad abre la puerta a otra fuente diversa, la del deseo como causa insaciable, deseo de matar y aniquilar. Pero otros sentimientos están también en juego alrededor de esta otra satisfacción diversa, diremos real en la violencia, advierte Sauret. Se trata de una lógica que está más allá de aquella regulada por el principio de placer.

Y la puntada de su reflexión gira alrededor de la cuestión sobre la relación entre violencia y sexualidad, pues ambas exigen la satisfacción. Se pregunta por las vías posibles de tal satisfacción que no impliquen la destrucción del lazo social y sirvan, en cambio, a la renovación de la sociedad, a la humanización, considerando la diferencia entre lo social y el lazo social que Freud identificó, además de los tipos de violencia, y la función que cumplen para ligar pulsiones sexuales y agresivas: el mito y la religión. Tratar la violencia y la sexualidad en exceso, y como estructurales, mantiene y permite el trabajo de cultura.

Adicionalmente, en este capítulo el autor explica la diferencia entre lo social, el lazo social y la masa; las relaciones con el discurso y la trayectoria histórica del lazo social hasta la modernidad; la definición que implica al sujeto en función de la teoría significante y la importancia de la relación de este con lo real. En este marco de comprensión, Sauret relieva el binomio discurso y política, pues el discurso del amo, como Lacan enseña, da cuenta de la estructura de la política. Consecuente con lo anterior, varias preguntas se imponen, entre ellas ¿podríamos pensar en una política para cada tipo de discurso? ¿Y también una ética?

Por último, el profesor Sauret revisa el papel y las consecuencias que el saber de la ciencia acarrea en el lazo social. Demuestra cómo la alianza ciencia y capitalismo hace una oferta mentirosa que condiciona la articulación entre la dialéctica de la frustración y la adicción. Se pregunta por las ideologías capitalistas: los liberalismos político, económico y cultural que suspenden la sanción de otrora condenatoria de la perversión, la unión libre, el matrimonio homosexual, eutanasia y la Procreación Médica Asistida (pma). El autor muestra cómo tal panorama deja huérfano al sujeto y cómo de esta orfandad surge el síntoma, por Freud definido como “la religión privada”, que viene a cumplir un papel político: es la respuesta del sujeto ante el sufrimiento que la violencia del lazo social contemporáneo le acarrea, pues es reducido a una cifra. Allí es cuando el psicoanálisis, como decía, vendría a ser como una suerte de pulmón artificial

En el segundo capítulo, “Palabra y violencia(s): enseñanzas del psicoanálisis”, el profesor Sidi Askofaré avanza sobre las tesis sugeridas por Marie-Jean Sauret y se propone situar con precisión la categoría de lazo social desde El reverso del psicoanálisis y Radiofonía y televisión de Lacan, contando con las coordenadas fraternidad y segregación. Advierte Askofaré que el discurso como “lazo social” crea una cierta fraternidad entre sus miembros, pero en su “reverso es posible la segregación”. Recuerda que en Freud6 está cifrado su célebre sintagma: el narcisismo de las pequeñas diferencias, que soporta la identidad y la memoria colectiva; el otro, extranjero o enemigo, es a la vez garante de la solidaridad necesaria entre los miembros de una sociedad. Sobre este fondo también se pregunta por la articulación entre palabra y violencia: cómo, cuándo y a quién se habla y sobre quién se ejerce violencia, ¿a los próximos, semejantes, y a los extranjeros, enemigos, respectivamente? También acentúa si acaso no es un binario tramposo, engañoso y falso, pues los elementos son “disparatados e incluso heterogéneos”. Askofaré indica que no hay violencia más que allí donde hay palabra, lenguaje, discurso y recuerda que, en Lacan, la violencia es de un orden distinto al de la agresividad que es reconocible y analizable en una cura psicoanalítica. Queda la cuestión, ¿no así la violencia?

Sidi Askofaré amplía su reflexión sobre este binario, violencia y palabra, retomando una de las tesis de Lacan, que asumió en un momento de su obra una como el reverso de la otra, si bien posteriormente este autor consiguió darle un lugar a la violencia para evitar su disolución en la fenomenología de las conductas o de los comportamientos agresivos, pues “es solo en relación con el discurso que la violencia y la palabra adquieren su estatus y su valor”.7

Aquí el profesor Askofaré rescata una segunda articulación relativa a la violencia y la segregación, a la cual se propone agregar un tercer término, el de la inclusión. Indica en su reflexión que mujeres, niños, negros, indígenas, judíos, homosexuales, inválidos, locos, han sido objeto de segregación y demuestra que la “segregación que ellos sufren y que conlleva fragilización, precariedad y vulnerabilidad es como la antecámara de las violencias que tarde o temprano sufren”. Advierte el autor que las políticas de inclusión y de protección incluyen una segregación y unas formas de violencia.

Con esta pregunta sobre la inclusión, la violencia y la segregación pone en cuestión el porvenir de las políticas de inclusión: ¿serán ellas de integración?, ¿acaso constituyen la solución más justa o menos mala para tratar de otro modo, y, sobre todo, más dignamente lo real de las diferencias?

Algunas de estas preguntas son retomadas por Marie-Jean Sauret en el tercer capítulo, intitulado “Perspectivas psicoanalíticas sobre la política, el sujeto y el síntoma”, en el que retoma la cuestión freudiana del interés del psicoanálisis en nuestro mundo. Hoy no resulta suficiente esta sentencia freudiana, que modifica el profesor Sauret renovando la pregunta ¿qué lugar ofrece el psicoanálisis a la ciudad?, con el fin de situar lo singular en el fundamento de la cuestión política. En cada uno de los densos apartados de este capítulo desarrolla en extenso su propuesta y dibuja el trayecto obligado del psicoanálisis cuando se ocupa de la relación entre política, discurso y síntoma, relievando en particular, para Freud y Lacan, el papel revolucionario del síntoma y su función en el lazo social.

Marie-Jean Sauret destaca los aportes del psicoanálisis a la teoría del lazo social y del sujeto, necesarios, nos dice, para la democracia, y sostiene que “poner al psicoanálisis al mando de la política es poner el síntoma al mando de la política del psicoanálisis”, coincidiendo así con la propuesta señalada por Askofaré.

En el cuarto capítulo, intitulado “¿Cuál política del psicoanálisis de lo social a lo singular?”, Gloria Patricia Peláez J. se propone demostrar que esta conocida afirmación en el campo del psicoanálisis encubre la lógica descubierta por este discurso, que subvierte la idea psicológica del determinismo social. El psicoanálisis no parte de lo social para arribar a lo singular; por el contrario, el descubrimiento freudiano y los desarrollos de Lacan subvierten esta trayectoria al encontrar en el papel revolucionario del síntoma –que aloja lo singular del sujeto– el eje que orienta la búsqueda en el mundo exterior, en el lazo social, sin renunciar en su totalidad a esta reserva de goce que el síntoma y la fantasía propician. La autora sugiere un giro en este planteamiento del síntoma, para sostener que el sujeto no solo hace lazo con su síntoma, sino también con sus acciones y sus actos. De allí la cuestión sobre la importancia de que los empujes a la acción provenientes del discurso capitalista hayan abierto, por cierto, una renovación para el psicoanálisis en su definición y en el objeto de su intervención con la diferencia entre acción, síntoma, acto y los tipos de acto identificados por Lacan, acting out y paso al acto, con sus consecuentes efectos políticos.

En el quinto capítulo, “Del lazo social: entre fraternidad y segregación”, Askofaré se pregunta cómo y por qué reunir términos tan heterogéneos como la violencia, la segregación y la inclusión. Advierte que mientras haya lazo social, se mantenga, perdure y asegure su función, que consiste en hacer coexistir cuerpos hablantes, habrá también, paradójicamente, inclusión; es decir, tiene lugar tanto la admisión, la integración, incluso la asimilación vs. la exclusión (no admisión, dejar al margen, expulsión, rechazo), como la segregación (separación, distinción, concentración) y la violencia (sometimiento, sumisión, dominación, destrucción).

El autor comienza identificando el término lazo, sin calificarlo de social, y se pregunta por el elemento que liga. Recuerda que Lacan tomó las referencias de filósofos y sociólogos, pero aportó algo novedoso: la relación de estos términos con el discurso, los tipos de discurso y la relación de poder que estos ejercen. Cuestiona cómo es posible, en este marco de comprensión, hacer lazo social en el mundo contemporáneo: un mundo dominado por el discurso capitalista. Con agudeza interroga desarrollos de quien fuera el único sociólogo que pudiera “rivalizar” con la teoría de Lacan: se trata de la teoría del sociólogo Émile Durkheim. Si Lacan se apoya en una teoría del significante, una teoría de la estructura del sujeto y una teoría del goce para construir su concepción del lazo social, Durkheim inicia su aproximación del lazo social sobre la base de un rechazo, el rechazo de las teorías del funcionamiento social fundadas sobre el individuo. Askofaré advierte que Durkheim pone el acento en la trayectoria del lazo a la sociedad: el “lazo social” y los lazos que hacen la sociedad, los “lazos sociales”. Valora la reflexión de Durkheim sobre “la solidaridad orgánica y su devenir en el capitalismo de finales del siglo xix y de principios del siglo xx” y nos comparte su diagnóstico: “El capitalismo conduce a la precarización, incluso a la precariedad del empleo de muchos trabajadores. Pero no sólo eso. La competencia salvaje, erigida como sistema de funcionamiento, provoca también los fracasos, las declaraciones de quiebra, el cese de actividades y, en última instancia, el desempleo”.

Precisando los elementos en juego, muestra las diferencias sustanciales de Durkheim a Lacan. Para Askofaré, el aspecto más importante de esta diferencia tiene que ver con lo que del capitalismo menoscaba el lazo social y los lazos sociales: mientras que, para sociólogos, antropólogos e incluso economistas, la preponderancia del lazo social está en función de la economía y todos sus esfuerzos alrededor de este determinante, para Lacan la importancia del lazo social está en su relación con el discurso. Como este, el autor desarrolla otros aspectos en un diálogo interesante, enriquecedor y renovador con las ciencias sociales y humanas. De paso resalta la importancia que tiene el término de Kultur, extraído por Lacan, quien “lo identifica a la ideología en su función de mantener juntos los cuerpos”, y advierte que lo más peligroso para los lazos sociales no es la productividad del capitalismo, sino que el capitalismo llegue a ser la “civilización”, razón que explica para Askofaré porque Lacan no habló de “discurso capitalista”.

En el sexto capítulo, “Política y violencia. Violencia de la política y políticas de violencia”, Sauret retoma la interrogación sobre ¿cuál es el destino de la violencia, de los orígenes y de su resto incurable?, con el fin de precisar aquí el corazón de la violencia política: la privación, que define como la forma moderna del lazo social que habita el sujeto, el ordo neoliberalismo y los medios que disponía para realizarse como tal. Resalta el paradigma que el síntoma neurótico figura, porque el sujeto evita con él dos escollos: la disolución en la masa y el solipsismo.

Pero esta solución es atacada por la antropología ideológica neoliberal en su afán de masificación, tendencia que el profesor Sauret rescata de las reflexiones de Hannah Arendt, como un peligro inherente: el totalitarismo que fomenta este sistema y que desencadena la violencia. Advierte sobre los tipos de violencia y su relación con el lazo social, y la relación entre odio y política: retoma dos sintagmas del psicoanálisis “odio de la política” y “política del odio”, las referencias de Freud y de Lacan. Se ocupa, además, de la forma moderna de la violencia simbólica, subrayando que la peor violencia política del capitalismo reside en el sometimiento de la democracia y de los sujetos al “ordo-liberalismo”. Además, se pregunta por la reducción del sujeto al individuo y por los mecanismos que lo hacen posible: el rechazo de la castración, el borramiento de la división del sujeto y ¿la forclusión de lo real?, para terminar con una reflexión sobre cómo resistir, esto es, cómo encontrar la dimensión política, incluso del lazo social, para lo cual “conviene salir de la política de la economía y subordinar la segunda a la primera. En una palabra, me apoyo en Pierre Bruno: poner el capitalismo fuera de sí”.8

La pregunta ¿a qué llamamos segregación? es el tema central del séptimo capítulo de este libro, donde Sidi Askofaré comienza su trabajo señalando un recorrido: “De la noción trivial a la categoría psicoanalítica”. Indaga sobre la violencia, se pregunta por qué no es una categoría y menos un concepto psicoanalítico. Se ocupa igualmente de la inclusión y su condición antinómica de la exclusión, que no pertenezca al léxico y a la conceptualización del psicoanálisis. Muestra las diferencias presentes cuando se trata de la segregación, de la cual identifica su referencia histórica y etimológica, así como los tipos de segregación diferenciables, e ilustra su reflexión con la política del apartheid, que es para Sidi Askofaré el paradigma mismo de la segregación. Da cuenta de las segregaciones de dominación que son “segregaciones de alienación y de separación, de rechazo y de protección, vertical y horizontal, de identidad y de diferenciación”. Esclarece también la tesis sobre la diferencia entre segregación y exclusión, pues se trata para Askofaré de “dos fenómenos muy diferentes, aunque dado el caso, pueden articularse y anudarse”. Por último, el autor se pregunta por la categoría psicoanalítica de segregación, introducida en el campo del psicoanálisis no gratuitamente por Lacan, pues ella puede esclarecer elementos del lazo social contemporáneo.

En la misma línea de elaboración con la que finaliza este capítulo, Marie- Jean Sauret aborda en el octavo capítulo la contribución del psicoanálisis al desciframiento de las políticas contemporáneas. En este, subtitulado “Los recursos de doctrinas y las lecciones de la cura”, el autor recuerda que, en apartados precedentes, se ha indicado cómo la contribución esperada del psicoanálisis reside, en primer lugar, en la concepción psicoanalítica del sujeto y, en segundo lugar, en la teoría del lazo social implicado en virtud de la estructura recibida por este sujeto del lenguaje. También resalta los aspectos señalados sobre el lazo social capitalista que explota la condición de falta, con su alianza y dominación de la ciencia y del mercado: promete con su oferta de objetos la curación de la falta. Y advierte que la antropología ideológica suscitada por el capitalismo “invita a cada uno a pensarse como una máquina útil, eficaz, duradera y perfecta [...]”. Insiste allí en los efectos que produce una antropología al servicio del capitalismo: que la sociedad toda entera esté bajo “el mando” de una evaluación generalizada de sus competencias, y que las psicologías y las ciencias humanas se esfuercen por fabricar la teoría del individuo que el capitalismo requiere.

En este estado de cosas, el autor muestra la importancia del sinthome, que “da a cada sujeto la posibilidad de llegar a ser el artesano, si no el artista de su vida”; y entonces, demuestra Sauret, que si una sociedad rechaza el inconsciente precipita a los individuos “a una especie de acting out generalizado”, pues en las condiciones actuales del lazo social la opción freudiana de la realización disfrazada del deseo reprimido en las formaciones del inconsciente quedó atrás, mientras la oferta de diversos escenarios para la realización del mismo en la realidad no da espera. Podríamos preguntar, ¿se trata, entonces, de un retroceso del proceso de humanización conseguido? Incluso salta la preocupación, ¿acaso la insistencia de la ciencia en la función biológica y neurológica no coadyuva a este estado de cosas? De ahí la propuesta de Sauret: si acaso “la consecuencia no es la multiplicación de cumplimientos en la realidad de crímenes de la que los sueños libraban”, ¿esta mezcla de deseo y de violencia no está inscrita claramente en las violencias conyugales, en los feminicidios e infanticidios? Respuesta que dibuja en los apartados de este capítulo con ejemplos dramáticos de la violencia de bandas en México y con cifras precisas sobre el índice de las formas de violencia en Francia, Brasil y Colombia.