Loe raamatut: «El liderazgo y su dinámica»

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EL

LIDERAZGO

Y SU DINÁMICA

Un modelo bíblico

para levantar líderes efectivos

Harry L. Reeder III

con

Rod Gragg

Publicado por:

Publicaciones Faro de Gracia P.O. Box 1043 Graham, NC 27253 www.farodegracia.org

ISBN 978-1-629461-76-2

Agradecemos el permiso y la ayuda brindada por Crossway para traducir e imprimir este libro, The Leadership Dynamic: A Biblical Model for Raising Effective Leaders, al español.

Copyright © 2008, Harry L. Reeder III

Publicación de Crossway

A Ministry of Good News Publishers

1300 Crescent Street

Wheaton, Illinois 60187

This edition published by arrangement with Crossway. All rights reserved.

© 2014 Traducción por Publicaciones Faro de Gracia. Todos los derechos reservados. Traducción al español por Ignacio Uranga y Robert Wilson; la revisión por Armando Molina, MTW. La portada fue deseñada por Kyle Smith.

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación podrá ser reproducida, procesada en algún sistema que la pueda reproducir, o transmitida en alguna forma o por algún medio - electrónico, mecánico, fotocopia, cinta magnetofónica u otro - excepto para breves citas en reseñas, sin el permiso previo de los editores.

© Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera, a menos que se indique lo contrario. © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. © renovada 1988, Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.

Contenido

PREFACIO

1 EL MODELO DE DIOS PARA EL LIDERAZGO

2 EN EL MUNDO, PERO NO DEL MUNDO

3 SUS CAMINOS NO SON NUESTROS CAMINOS ¡GRACIAS A DIOS!

4 LA DEFINICIÓN DE UN LÍDER

5 LAS CARACTERÍSTICAS DE UN LÍDER CRISTIANO EFECTIVO

6 ¿QUÉ ES EL LIDERAZGO?

7 ¿TERMÓMETRO O TERMOSTATO?

8 APRENDER, VIVIR, LIDERAR

9 CÓMO DESARROLLAR LÍDERES: EL MÉTODO DE DIOS

10 ARRIERO O PASTOR: ¿CUÁL DE LOS DOS ERES TÚ?

11 PELEAR LA BUENA BATALLA

12 LA IGLESIA: UNA FÁBRICA DE LIDERAZGO Y UN CENTRO DE DISTRIBUCIÓN

13 SI NO ES UN CABALLO, ¡ENTONCES QUÍTALO!

14 ¿QUIENES ESTÁN EN EL EQUIPO?

15 CONOCE A TU ENEMIGO

EPILOGO

Otros títulos por Publicaciones Faro de Gracia

PREFACIO

Si fuera a comenzar mi ministerio como pastor mañana sabiendo lo que sé hoy, hay un compromiso que elevaría en lo que respeta a la prioridad y la atención. Ese compromiso es el liderazgo. Específicamente, me comprometería a definir con mayor claridad el concepto bíblico de un líder. Después, me comprometería a invertir más tiempo y enfoque en desarrollar líderes comprometidos con dicho concepto bíblico de liderazgo. Finalmente, buscaría maneras de colocarlos o desplegarlos no sólo en la iglesia y en sus familias sino en cada esfera honorable de influencia en nuestra cultura. Si pudiera comenzar mi ministerio nuevamente, ciertamente buscaría ser más consistente en la oración de intercesión y más efectivo como un predicador expositivo de la palabra, y de hecho, no conozco ninguna área prioritaria del ministerio donde no desearía crecer en fidelidad y competencia. Pero la cosa más elevada en mi lista de prioridades es lo que estoy llamando en este libro el liderazgo de las tres D: Definir, desarrollar y desplegar líderes cristianos que sean capaces de transformar la sociedad por medio de un estilo de vida y liderazgo centrados en Cristo e impulsados por el evangelio y quienes de forma intencional busquen ser multiplicadores de sí mismos.

Creo que esto es una estrategia bíblica a la que nuestro Señor claramente dio prioridad en su ministerio público de tres años. También es claro que los grandes movimientos de la historia en general y los movimientos del reino de Dios en particular siempre han sido impulsados por la multiplicación del liderazgo. La palabra de Dios está repleta con una multitud de esos ejemplos. Consistentemente, siempre que Dios decide hacer algo, él llamó a líderes guiados por la gracia y con carácter para iniciar su misión, y ellos a su vez, sin fallar, se multiplicaron a sí mismos por medio de otros líderes.

Aún más, este es un momento increíble de oportunidad a lo largo de todas las culturas de este mundo. El momento ha sido creado por un vacío de buen liderazgo y un fenómeno simultáneo de pesimismo y desanimo en lo concerniente al liderazgo, el cual ha sido creado por los conceptos actuales de liderazgo que dominan nuestro mundo hoy en día.

Quisiera agradecer a mi Señor y Salvador por permitirme conocerle de una forma salvífica y personal y de servirle vocacionalmente. En esa relación, la visión completa de un liderazgo dinámico ha nacido a través de muchos años. Que Nuestro Señor se agrade de bendecir este esfuerzo al tiempo que yo le agradezco por la enorme bendición de servir al Dios trino y a su iglesia y proclamar el evangelio de su reino.

Me gustaría agradecer a Crossway, Allan Fishery y a su equipo completo, también a Rod Gragg quienes me asistieron significativamente en la escritura del manuscrito. A la iglesia presbiteriana de Briarwood, le estoy agradecido al Señor por tener el privilegio de servir junto a ustedes y por el ánimo que recibo, no solamente de nuestros miembros sino también de nuestros ancianos, diáconos y equipo pastoral sin los cuales este esfuerzo no se podría haber finalizado.

Le debo unas gracias enormes a la labor diligente e incansable de mi asistente en el ministerio, Marie Gathings, la consultoría de Tara Miller y la edición preliminar de Linda Waugh. A mi familia, estoy eternamente agradecido. Mis hermanas, Vickie, Amy y Beth junto con sus esposos han sido una fuente constante de ánimo y oración. Alabo al Señor por mis hijos Jennifer, Ike y Abigail, su esposo Ryan y nuestros nietos Brianna, CJ, Mack, Mathias y Taylor. A Cindy, mi preciosa esposa quien es mi inspiración y consejera constante, deseo dedicarle este trabajo especialmente. Quizás más que cualquier otro, ella manifiesta el concepto bíblico del liderazgo como siervo. También deseo hacer un reconocimiento a mi papá y mamá quienes ahora ya viven en la presencia del Señor y quienes me enseñaron de palabra y práctica mucho de lo que después aprendí a conocer como liderazgo cristiano.

En conclusión, a todos los pastores que desean servir al Señor, proclamar el evangelio, equipar a los santos, cumplir la gran comisión, y ver una transformación basada en el evangelio de sus iglesias, de sus comunidades y de su mundo, este libro se les dedica especialmente. Que nuestro Señor los bendiga al tiempo que buscan primero ser fieles por la gracia efectiva de Dios, y segundo, ser influyentes para la gloria de Dios y la preeminencia de Cristo. Que nuestro Señor les permita liderar a su iglesia, basados en el ministerio de la oración y la Palabra, de modo que sus iglesias lleguen a ser una fábrica de líderes y un centro de distribución, y juntos podamos escuchar nuevamente: “Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá” (Hechos 17:6).

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EL MODELO DE DIOS PARA EL LIDERAZGO

“Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá.”Hechos 17:61

¿Por qué lo hacemos?

¿Por qué los cristianos quieren aprender el liderazgo de los modelos del mundo, cuando sabemos que la “sabiduría mundana”, inevitablemente entra en conflicto con la Palabra de Dios y trae el caos y la desesperación? El liderazgo efectivo y genuino se aprende de la Palabra de Dios, se desarrolla a través de hacer discípulos, se alimenta en la iglesia de Dios, y luego se envía al mundo. Cuando esto sucede, podemos anticipar una reproducción consistente de líderes que se multiplican y que han sido transformados por el liderazgo bíblico. Es la reacción en cadena de Dios. Un líder transformado produce más líderes transformados, líderes que han sido formados en la iglesia y luego enviados a impactar al mundo. Por la gracia de Dios se convertirán en agentes de cambio y el proceso se repetirá continuamente tal como Dios se lo propuso. Al aplicar fielmente el modelo de liderazgo revelado en la Palabra de Dios, la iglesia puede de nuevo trastornar al mundo. Por el momento, sin embargo, nos enfrentamos a una disolución cultural.

El Modelo Norteamericano Contemporáneo

La iglesia estadounidense se encuentra en el borde de una espiral de muerte auto-infligida acelerada por el liderazgo mundano. El pueblo de Dios es la “sal” y “luz” de la cultura circundante, así que cuando la iglesia empiece su caída libre, toda la cultura norteamericana pronto le seguirá. ¿Cuál es el elixir venenoso que la iglesia contemporánea de Norteamérica parece tan decidida a consumir? La respuesta: el modelo de liderazgo que ahora se practica y promueve en los consejos de administración de grandes empresas estadounidenses. ¿Es acaso el capitalismo tradicional americano el problema? ¿Es antibíblico o peligroso? La respuesta es no, el capitalismo tradicional no es el problema. El modelo de liderazgo que está infectando a la iglesia de hoy (con resultados desastrosos) es un producto del capitalismo contemporáneo el cual es una mutación del sistema capitalista que históricamente fue influenciado por el Cristianismo y que creó la riqueza sobre la cual nuestra nación prosperó y bendijo al mundo. Esta mutación está basada en la avaricia y acaba con la riqueza. El liderazgo corporativo de hoy infectado de auto-promoción es una pócima mortal que innumerables iglesias beben al integrar irreflexivamente los modelos de liderazgo corporativos de hoy en día.

El capitalismo influenciado por la fe Cristiana fue puesto a trabajar de inmediato en suelo norteamericano, y ayudó a dar forma a nuestra nación de una manera poderosamente positiva. La influencia fresca de la Reforma protestante se derramó en las Colonias Inglesas de Norteamérica para forjar la ley y la cultura estadounidense con base en la cosmovisión judeo-cristiana. Nuestra nación fue fundada en ese consenso bíblico con el que floreció y progresó ética y prácticamente hasta que la cosmovisión Norteamericana completó su cambio al humanismo secular en el siglo XX. La cosmovisión bíblica sostiene que Dios es la autoridad sobre todas las cosas, y que agradarle a Él debe ser el fundamento de todo esfuerzo. El humanismo secular proclama que el hombre, no Dios, es la autoridad final y todo existe para el placer personal y la riqueza.

Históricamente, la influencia del cristianismo en el capitalismo estadounidense produjo una clase media amplia y generalmente próspera que proporcionó estabilidad económica y cultural a la nación. Influenciado por el liderazgo cristiano, el capitalismo norteamericano tradicional promovió crecientemente el noble objetivo de que el éxito empresarial no es el consumo de la riqueza, sino la creación de la misma. Lo bueno no era la codicia sino el acto mismo de hacer el bien. La ética fundamental del capitalismo norteamericano tradicional, influenciado por el cristianismo, no era simplemente “hacer lo que es bueno para el negocio”, sino “que tu negocio sea hacer el bien”. A través de las diferentes épocas, el capitalismo tradicional norteamericano con influencia cristiana se mantuvo produciendo más y más líderes empresariales extraordinarios, que también destacaron como filántropos creando empleos, invirtiendo en la comunidad, ayudando a los necesitados, proporcionando un servicio público significativo, apoyando a la iglesia, y de varias otras maneras haciendo progresar a las comunidades. Claro que había un número de líderes de negocios codiciosos, pero fueron marginados y ciertamente no eran respetados como sí lo son hoy. Históricamente, en Estados Unidos, el pueblo de Dios, la iglesia, influenció al capitalismo estadounidense para practicar un modelo bíblico de liderazgo por medio del servicio. Hoy en día, el capitalismo contemporáneo está influyendo en la iglesia para ejercer un modelo humanista de liderazgo egocéntrico. Ayer, la iglesia produjo líderes y siervos eficientes para el mundo de los negocios. Hoy el mundo produce líderes que se promueven a sí mismos y que infectan a la iglesia.

Al igual que la cosmovisión bíblica afectó todos los aspectos culturales en la mayor parte de la historia de Estados Unidos, el humanismo hoy influye en nuestras instituciones fundamentales: la ley, el gobierno, la educación, la salud, los medios de comunicación, las artes y la comunidad empresarial. Este paganismo reciclado que abraza el capitalismo norteamericano contemporáneo, rechaza la influencia de la verdad bíblica con el fin de adoptar un modelo de liderazgo enfocado en el yo y que promueve el culto a uno mismo. Sin embargo, de manera alarmante, gran parte de la iglesia norteamericana de hoy, ya sea descuidada o pragmáticamente emplea un modelo humanista de liderazgo capitalista contemporáneo. Y el modelo no solo es antibíblico, también su capacidad de permear la cultura causa en última instancia destrucción.

La evidencia de esta espiral descendente en la Norteamérica corporativa contemporánea es manifestada por una búsqueda personal de la riqueza y el poder, la considerable pérdida de puestos de trabajo, la destrucción de un sinnúmero de jubilaciones, un número incalculable de divorcios y, la erosión generalizada de la base de nuestra cultura moral, la desaparición de grandes empresas y una pérdida general de respeto por el sistema norteamericano de libre empresa. El liderazgo empresarial hoy en día muy a menudo no se enfoca en el liderazgo, sino en el líder, el poder de él o de ella, sus inversiones y utilidades. La falta de liderazgo basado en la Biblia en la cultura estadounidense tiene a nuestra sociedad tambaleante como un boxeador contra las cuerdas después de recibir un golpe de nocaut.

El liderazgo empresarial moderno tiene sus raíces en conceptos ensimismados de éxito, los deseos del ego impulsados por el poder, y lo que hoy en día se considera una expresión socialmente aprobada de la codicia que hace un siglo hubiera sido denunciada como algo malvado. Este modelo de liderazgo ególatra, centrado en el hombre, se promueve de nuevo cada semestre a través de los programas colegiados de MBA. Instituciones educativas en Estados Unidos son la vanguardia de la guerra cultural, ya que la universidad típica es militantemente intolerante a cualquier idea que proponga absolutos éticos en cualquier programa de estudio. Pocos programas universitarios de MBA hoy, instruyen a los futuros líderes empresariales en la ética tradicional, con base en la Biblia, de un liderazgo de servicio sacrificial. De hecho, lastimosamente solo unos pocos programas de MBA conservan un curso sobre ética empresarial. El Capitalismo norteamericano tradicional, junto con la cosmovisión Judeo-cristiana en la que se basa, es rechazado fuertemente en la universidad típica de hoy. ¿Qué se enseña en su lugar? El pragmatismo ha ocupado su lugar. El fin justifica los medios. La ética no se compone de absolutos a ser obedecidos, sino de obstáculos que hay que superar. Y ahora, vorazmente, este modelo humanista de liderazgo impulsado por la codicia es adoptado y absorbido por las iglesias en toda nuestra nación. Sin embargo la codicia destruye. Este popular nuevo modelo de liderazgo corporativo eventualmente destruirá la iglesia estadounidense si no se controla y continúa como la principal fuente de los modelos de liderazgo y de los líderes mismos. ¿Qué se puede hacer para detener esta caída mortal en un hoyo negro de un liderazgo destructivo? ¿Puede la iglesia beneficiarse de ciertos aspectos de cómo hacer negocios tomados de la Norteamérica corporativa? Claro que sí. Pero en primer lugar, la iglesia no es un negocio. No hacemos un producto para ser vendido y los miembros de la iglesia no son clientes. Los pastores no son directores generales y los líderes no son un consejo de administración de la mesa directiva. En segundo lugar, la iglesia ciertamente no puede absorber la dinámica actual de muerte, movida por la codicia y destructora de la cultura, que se encuentra en las oficinas ejecutivas y salas de consejo del mundo de los negocios de Estados Unidos. La iglesia debe escaparse del pantano de un liderazgo que se mueve por codicia y ascender al monte de un liderazgo que se impulsa con el Evangelio, liderazgo que se describe en la Palabra de Dios.

El Modelo Bíblico

Recuperar el terreno perdido no será fácil pero la solución es simple: la iglesia debe seguir el modelo de la Biblia para definir, desarrollar y desplegar (o colocar) líderes, mientras que al mismo tiempo rechaza los modelos y normas de liderazgo del mundo. Para decirlo en pocas palabras, la iglesia estadounidense debe definir el liderazgo y entonces desarrollar y desplegar estos líderes que puedan transformar al mundo por Jesucristo. ¿Cómo lo hacemos? Obviamente, levantar líderes para un tiempo como este requerirá más que un par de clases de entrenamiento oficial o unos cuantos sermones sobre liderazgo Cristiano. La iglesia cristiana debe convertirse en una fábrica de liderazgo y un centro de distribución para el mundo, y por la gracia de Dios, esto es posible si regresamos tanto a la definición bíblica de liderazgo como al método bíblico de producir líderes para la iglesia y para el mundo.

El primer paso para la iglesia, desde la sede denominacional hasta los pastores que se relacionan con los miembros todos los domingos es definir claramente el modelo Bíblico de liderazgo. Inicialmente esto requerirá alejarse de los modelos anti-bíblicos de liderazgo que han infiltrado la literatura denominacional, libros populares sobre liderazgo y clases para entrenamiento de liderazgo de la iglesia local. Eche una atenta y honesta mirada a lo que está considerado como entrenamiento para líderes en muchas de las iglesias modernas de Estados Unidos. En primer lugar, la promoción de la autoestima personal es vista por muchos como el llamado principal de la iglesia. ¿Qué tan malo es eso? Una vida centrada en sí misma es exactamente lo contrario del llamado de Cristo a una vida centrada en Dios y de la esencia del liderazgo cristiano que demanda un corazón de siervo y una vida de sacrificio. El énfasis actual en la autoestima se origina no en la Escritura, sino en la preocupación actual por el narcisismo. “Todo gira en torno a mi”; por lo tanto el Cristianismo se recicla y redefine como un sistema ensimismado de auto estima. Lamentablemente, el amor a sí mismo está profundamente arraigado en la cultura norteamericana contemporánea, incluyendo la iglesia, porque hemos incorporado a los líderes de la cultura en el liderazgo de la iglesia. Ahora nos enfrentamos a una generación de miembros de la iglesia y líderes que constantemente se preguntan: “¿Qué tan bien me siento conmigo mismo?” Y “¿Me haces tú sentirme bien?” La misma pregunta se hace con respecto a la iglesia y hasta con respecto a Jesús. La iglesia ha sucumbido a la presión cultural y secular de promover la autoestima, en lugar de compartir el llamado del evangelio a morir a sí mismo a través de una vida centrada en Dios y si tu no vives la vida Cristiana impulsado por el evangelio, entonces es imposible producir líderes cristianos.

Este falso entrenamiento de liderazgo también favorece el ensimismamiento con la prosperidad física y material que puede convertirse fácilmente en idolatría. La salvación ofrecida por Jesucristo es así pervertida en un “evangelio de la prosperidad” definido por un materialismo egoísta que asegura que los verdaderos creyentes van a ser prósperos y saludables con técnicas tales como las llamadas “confesar y tomar posesión”, “proclamar y recibir” o “créelo y recíbelo” ¿De dónde viene esta perversión del cristianismo? Ciertamente no de la Biblia. La Palabra de Dios claramente promete que nuestro Dios “proveerá para todas nuestras necesidades” (Fil 4:19) en Cristo Jesús y “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil 4:13). ¿Para qué? Para que yo pueda ser “derramado en libación” (Fil 2:17) y abrazar el llamado de nuestro Salvador: “para mí el vivir es Cristo” (Fil 1:21) y “Ya no vivo yo sino Cristo vive en mi” (Gal 2:20). A través de esta enseñanza ensimismada que se hace pasar como verdad del Evangelio en nuestras iglesias, el verdadero Evangelio de la gracia es blasfemamente pervertido. El resultado es que la mayoría de los cristianos en la cultura contemporánea no tienen un concepto del llamado bíblico a aceptar el sufrimiento, el sacrificio y la negación de uno mismo, lo cual no solo es parte del caminar en la vida cristiana sino que de acuerdo con la Palabra de Dios, es un don y llamado de nuestro Señor a nosotros. “Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no solo que creáis en él, sino también que padezcáis por él…” (Fil 1:29). Cuando en el peor de los casos, estos elementos básicos de la vida del Evangelio y el llamado de Cristo son pervertidos y el mejor de los casos sencillamente permanecen ignorados, ¿qué posibilidad tiene la iglesia de responder con efectividad a los desafíos del mundo actual y como puede desarrollar líderes que sean siervos y que voluntariamente se sacrifiquen a sí mismos por los demás? Por último, a medida que algunos líderes equivocados de la iglesia siguen un modelo mundano y auto-dirigido de liderazgo, la madurez espiritual de los creyentes y la estabilidad de su iglesia local son constantemente erosionados. En el púlpito, los sermones dirigidos por el Evangelio y centrados en Cristo son reemplazados por charlas llenas de “consejos para la vida”. Los rasgos de personalidad prevalecen sobre el carácter, y la felicidad es más valorada que la santidad. La percepción supera a la realidad e incluso el llamamiento más sagrado del creyente, la adoración a Dios, se sustituye por el entretenimiento personal. La congregación se convierte en una audiencia de espectadores de un evento de adoración que llegan por la experiencia de adoración que brinda el predicador y los líderes del culto quienes se vuelven los protagonistas y Dios meramente toma el papel de actor secundario. No hace mucho, la iglesia hubiera identificado esto como blasfemia. Hoy, lo llamamos “servicios orientados a los buscadores”.

En contraste la verdadera adoración tiene una audiencia de Uno, el Dios Trino. Hoy con frecuencia el mandato bíblico de “adorarán al Padre en espíritu y en verdad” ( Juan 4:23) está siendo reemplazado por una pregunta dirigida a uno mismo: “¿Cómo me hace sentir esta experiencia de adoración?” El resultado es que el servicio divino de adoración está ahora convertido en un servicio humano de entretenimiento y el adorador se ha convertido en el centro del culto sacando de su lugar a Aquel que sí debe ser adorado. En reacción a esta tendencia mundana, otras congregaciones han caído en un tradicionalismo irreflexivo y se dedican firmemente a prácticas de adoración cómodas y tradicionales con un ardor exclusivo que promueve involuntariamente la forma sobre la sustancia. El llegar a saber cómo adorar a Dios en espíritu y verdad al mismo tiempo que se recibe a los visitantes, se enseña a los nuevos creyentes y anima a los cristianos maduros requiere de un liderazgo piadoso. Dicho liderazgo es necesario para producir más líderes piadosos. Los líderes piadosos crecen a partir de la Palabra de Dios con el poder del Espíritu de Dios como un resultado inevitable de la Gracia de Dios, pero no se levantarán del modelo de liderazgo corporativo de hoy que ha sido aceptado en la iglesia.

Para recuperar una visión bíblica de liderazgo se debe primero recuperar el terreno perdido mediante el arrepentimiento de la irreflexiva infusión de la cultura popular en la vida de la iglesia y el liderazgo y arrepentirse también de la ausencia de una respuesta bíblica para esto. Debemos regresar y alejarnos de las tendencias populares y las preocupaciones centradas en el hombre, al mismo tiempo que nos entregamos seriamente al modelo de Dios de liderazgo que se encuentra en las Escrituras. Hemos permitido que la necesidad válida de lograr una contextualización cultural se convierta en una capitulación cultural. La Palabra de Dios no guarda silencio sobre el tema del liderazgo o sobre el cómo desarrollar y desplegar a los líderes. La Palabra de Dios es clara y nosotros debemos abrazar la visión bíblica recuperando el concepto de la iglesia como una fábrica y centro de distribución de líderes. Esto se logrará dando la importancia a la tarea de formar discípulos definiendo, desarrollando y desplegando líderes cristianos en la iglesia norteamericana.

Una Propuesta Inmodesta: el liderazgo de las tres “d”

¿Cómo empezamos? ¿Qué hacemos después de habernos alejado de todos los modelos mundanos de liderazgo y de la imposición irreflexiva de líderes y liderazgo centrados en el hombre? ¿Cómo identificamos e implementamos un liderazgo bíblico en nuestras denominaciones y congregaciones locales? La respuesta: En lugar de seguir los caprichos y el “espíritu del mundo” (1 Cor. 2:12), debemos buscar intencionadamente un compromiso estratégico a tres iniciativas que provienen de la verdad eterna de la Palabra de Dios y confirmadas a través de la historia. Yo llamo a estas iniciativas “Las Tres D” del liderazgo bíblico: Primero, debemos definir claramente el liderazgo bíblico; segundo, debemos desarrollar líderes piadosos y tercero, debemos estratégicamente desplegar los líderes en la iglesia y en el mundo.

Definir

Ahora que “quitamos” el liderazgo mundano antibíblico estamos ahora en posición de “ponernos” el liderazgo bíblico. Así que vamos a definir liderazgo bíblico. Una tarea fácil, ¿verdad? En realidad, este es un gran desafío, porque la verdad de la Palabra de Dios sobre el liderazgo ha sido ignorada, cambiada o descartada en las últimas décadas. Hace un siglo, tal vez hasta una generación atrás, conceptos bíblicos como “muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros” (Marcos 10:31) eran entendidos al instante y reconocidos por las personas asistentes a los servicios. Esto ya no es así. La falta de un sistema bíblico sólido para hacer discípulos, ha producido congregaciones contemporáneas que son asombrosamente ignorantes, bíblicamente hablando. Afortunadamente muchos quieren que se les enseñe, y muchos tienen celo y hambre por la verdad. Además, hay un deseo ardiente por auténticos líderes en la iglesia de hoy a pesar de que el modelo bíblico ha sido descartado y/o abandonado. El reto es también una oportunidad; los líderes actuales que tienen una pasión por el liderazgo bíblico genuino, fiel y efectivo pueden transformar sus congregaciones en fábricas de liderazgo y centros de distribución.

Hacerlo demandará sin duda un compromiso reflexivo y paciente. Los líderes bíblicos deben ser líderes de sacrificio, líderes siervos, líderes valientes, líderes benéficos, líderes que alimenten, líderes de combate, líderes compasivos y líderes visionarios. Deben ser todo esto y pueden serlo por la gracia soberana de Dios. Y al poner en práctica ese tipo de liderazgo bíblico, cambiarán los corazones y las mentes de la iglesia. Es el “cuerpo de Cristo” –así es como la Escritura describe principalmente a la iglesia- (1 Cor. 12:27) y la iglesia responderá al llamado de reforma del liderazgo. El resultado será una renovación de la unidad -una unidad en el llamado, una unidad en la salvación, una unidad en la Palabra inspirada de Dios, una unidad en un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. Y esta renovación de unidad fomentará también una armoniosa diversidad de llamados, pasiones, dones y habilidades dentro del Cuerpo de Cristo.

Hay dos palabras griegas utilizadas en la Biblia para tiempo: kairos y cronos. Cronos es la palabra usada para denotar el paso cronológico del tiempo, en tanto que kairos denota una temporada o momento oportuno de tiempo. El momento kairos del liderazgo es ahora y la iglesia no debe flaquear. A medida definimos el liderazgo bíblico en la iglesia, debemos movernos al mismo tiempo y de manera estratégica para definir ese mismo concepto para el mundo. Tenemos que revertir completamente lo que hemos estado haciendo. En lugar de recibir a los líderes mundiales definidos y desarrollados por modelos mundanos de liderazgo, ha llegado el momento de definir el liderazgo piadoso para un mundo cínico, desarrollar líderes piadosos que puedan ser cuidadosamente desplegados en el mundo de acuerdo con las pasiones y deseos dados por Dios. Este es el momento para recuperar el terreno perdido. Existe un vacío de buen liderazgo y desesperación y escepticismo en lo tocante al liderazgo. Nótese que yo no he dicho que hay un vacío de liderazgo, sino un vacío de buen liderazgo. Dios nos ha llamado a producir y propagar líderes que van a ser sal y luz y bendecirán a la sociedad con un liderazgo valeroso, confiable y beneficioso. Ha sucedido en la historia y ha sido demostrado por la iglesia Norteamericana en los siglos pasados. No debemos soltar la batuta de un discipulado en el liderazgo Bíblico que se desborda en la sociedad penetrándola con gracia y verdad.

Desarrollar

Cuando se define el modelo bíblico de liderazgo en nuestras iglesias y a nivel de sede denominacional, una nueva generación de líderes se puede desarrollar mediante el discipulado. A medida que la iglesia norteamericana comprenda de nuevo lo que Dios espera del liderazgo, se levantará una nueva ola de líderes, líderes que han sido transformados por el entendimiento bíblico de su tarea. Y ya que los líderes bíblicos son por definición multiplicadores ellos desarrollarán más líderes. Dichos líderes habrán sido preparados en la iglesia de Dios para su distribución en el mundo. Un liderazgo transformado transformando a otros así como ellos mismos han sido transformados, con cada uno multiplicándose y reproduciéndose una y otra vez. Así es como trabaja el modelo de liderazgo de Dios. Nosotros debemos reclamar este modelo nuevamente y debemos hacerlo ahora.