Loe raamatut: «Pedagogía y literatura: enseñar a pensar», lehekülg 4

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La guía es el método, que se inicia y termina en el libro, para Comenio las ciencias, el arte, la literatura y la historia se materializan en libros, de allí la importancia de saber leer un libro y, en general, los libros y este saber se adquiere por la enseñanza del método, saber enseñar es primero que todo enseñar el método, después se enseña la enseñanza. El método es un guiar letrado: es primero que todo, aprender a leer el libro. ¿Cómo se aprende a leerlo? El mismo libro lo dice, la lectura es inmanente al libro y esa inmanencia se muestra por el orden que es el que guía al lector, por medio de este orden que tiene el libro. Comprender es entender el orden inmanente del libro, de allí las precauciones de la lectura: lectura atenta, meditaba, consciente, visual, mental y con el corazón. Muy distinta a la lectura escolástica cuyo esfuerzo y atención estaban en la voz, en la pronunciación hacia afuera, efecto que se devolvía hacia adentro como una luz, como un canto12.

A la modernidad pedagógica del siglo XVII, en Europa, le preocupó la educación exterior del cuerpo, la didáctica es una educación exterior, se trata del rostro fijo del lector, la quietud para leer y escribir, la postura, la atención del cuerpo frente al otro. La pedagogía de formación se inclinó hacia el cuerpo interior, ya no el rostro, sino los ojos del alma, en Rousseau la sensación, en Pestalozzi el corazón, en Dewey la experiencia, incluso en Montessori, la vida psíquica del niño. La didáctica no tiene formación porque su objeto no fue construir la vida interior, sino la relación exterior del cuerpo con los otros. Si se trata de educar la exterioridad del hombre, basta para ello la didáctica, si se trata del interior, es necesaria la formación. La didáctica fue el discurso moderno que le dio el sentido universal y el sentido escolar a la enseñanza, que había sido creada por la escolástica y la doctrina de Tomás De Aquino. Esta enseñanza tenía como objeto trasmitir la doctrina católica, que era la versión vulgata de la Teología cristiana. Comenio no quiere construir una didáctica que sea la doctrina escolástica, su intención fue construir una ciencia de la didáctica, tal y como la escribió en la Didáctica magna.

El espacio de individualización de la enseñanza

Comenio hacia 1657 produce una ruptura en la sociedad educativa de su tiempo, la escolástica, al introducir el concepto de pedagogía como enseñanza, también piensa un nuevo modo de educar en escuelas con el método de enseñar y aprender en las escuelas y en otras instituciones como el colegio y la academia. Comenio plantea una nueva forma de escuela, separa la escuela de la casa y piensa, extensamente, el método de enseñar, aunque Comenio no completa la formación del educador, ya que se la deja al método de enseñar. La sociedad formativa abandonará el método y pensará en la formación por fuera del método, en lugares especiales, en experiencias de formación y en obras de formación, como la ciencia, la pedagogía y la novela. Un concepto que nos da la idea de la forma como Comenio piensa que la formación es el de desarrollo, que el autor entiende como el desarrollo interno al hombre y como obra del entendimiento. En la sociedad formativa, el desarrollo es externo al hombre, es un proceso económico de creación de la productividad y la riqueza y tiene que ver con la forma como se piensa el poder económico y el poder político de la sociedad. Comenio piensa que el desarrollo es un poder que nace de la naturaleza que es la imagen de las cosas, del ser de las cosas y de su desarrollo, esta fuerza es exterior al hombre que Comenio no piensa como una fuerza autónoma en sí misma, sino que se interesa en su reflejo, en la luz que desprende para que el hombre se vea en ella. Esta ausencia, el no pensar esta fuerza, hace que el desarrollo en este autor sea una maduración o continuidad de las partes del cuerpo del hombre, que él designa como grados, progresos, adelantos.

En la sociedad educativa no había una identidad para educar el educador, pues era tanto un maestro, un escribiente, un enseñante, un regente, un cuidador, un instructor o alguien que alimenta y cuida. La cultura escolástica y el Antiguo régimen les asignaba esta tarea a los funcionarios de la Iglesia, a los seglares, al que supiera leer y escribir o a cualquier vecino. No existía una idea de su formación institucional o en un saber especial. La palabra o la expresión más generalizada fue el de institutor que es el nombre genérico del educador, y significó establecer, fijar, crear, fundar e instituir. Educar no es crear, este sentido es el que va a tener en la sociedad de la formación, educar es fundar, establecer, fijar, imponer, obligar, ya sea una palabra, un mensaje, un acto, un cuerpo, una ley, una norma, en general, una orden. La casa era el lugar para establecer y fundar, el institutor era el que llevaba a cabo este acto de fundar.

Tres discursos se unieron para establecer la educación: el discurso de la casa o el lugar originario; el discurso del fijar y establecer; y el discurso del sujeto que lleva a cabo la acción de educar. El sentido de estos tres discursos es el de inscribir el cuerpo en el espacio, inscribir es escribir, marcar, fijar y establecer el nombre, la palabra, el discurso. El espacio recibe la inscripción de tres formas, por el lugar en donde se habita, por el nombre que se indica y por el sujeto que lo manda. El espacio de inscripción era la casa, que tenía varios sentidos, era la casa familiar, la del Pater familia, la casa de Dios (la Catedral o Parroquia), la casa de la comunidad religiosa (una Orden) y la casa de los estudios (la escuela, el colegio).

En el siglo XVII, Comenio produce una ruptura en este orden y en esta inscripción. Para pensar la escuela lo hace, primero que todo, al pensar en el hombre, en su razón y en su lugar en el mundo. No dice fundar la escuela, dice “abrir la escuela”. Para abrir la escuela él parte del hombre y el lugar de este no en la Casa, sino en relación a su ser, a su razón de ser. Este lugar es el entendimiento, la razón, el conocer. Con Comenio el lugar de la educación es el hombre, este es el que debe ser educado y educar es formarlo como hombre racional que usa su razón para conocerse y conocer a Dios. Comenio traza la relación del hombre con Dios, desde que el hombre nace, desde que es útero y pinta de sangre paterna. Hay un orden, un desarrollo, un progreso entre este inicio y el final de la vida del hombre que es la vida eterna. Este lazo de unión es un orden, una gradación, grados de desarrollo que van del principio hasta el final. En el “Principio” coloca a Dios, como también coloca al hombre. El hombre es colocado en el mundo con un principio interno que el hombre debe conocer y lo hace una vez se desarrolle su entendimiento, que es un ojo o un espejo que todo lo ve. En principio es la semilla de lo que será el hombre, como árbol. La semilla se desarrolla por grados y es función del entendimiento conocer los grados de desarrollo. El entendimiento se produce como conocimiento de lo externo y lo interno, y el mismo principio que los une.

Comenio no funda, abre la escuela como un lugar de inscripción distinto a los otros lugares, piensa la escuela no como una casa, sino como un espacio fuera de la casa, un espacio singular, especial, aparte. Parte de la expresión antigua “conócete a ti mismo”, y la interpreta de otro modo al de los antiguos, la dirige para que sea la voz que guie al educador en su misión de educar a los hombres y no sólo a los lugares, y que esa voz se dirija a los corazones del educador, para ello se necesita esculpir la voz en los corazones. Formar, en Comenio, es esculpir el conócete a ti mismo en el corazón de los hombres. Esta operación es un desarrollo, que se hace en la vida, en las tres vidas que él describe, la vegetativa, la animal y la espiritual. Desde las entrañas de la madre se prepara la vida vegetativa, y esta vida prepara la otra y está la otra, hasta la vida eterna. El conocerse a sí mismo lo interpreta Comenio como una preparación para la vida eterna, un encaminarse y regirse. Esto hace al hombre una criatura distinta a las otras criaturas, una criatura racional. Conocer es conocerse y conocerse es conocer lo externo, las cosas, la preparación y el camino que sigue, para lograrlo hay que observar las cosas externas, denominar y clasificar para encontrar el orden interno de ellas y relacionarlas con el orden externo y ambos órdenes llevan hacia la vida eterna. Dios es el principio que rige el orden y la razón del hombre se guía por este principio, que es el fin de todas las cosas. La formación existe en Comenio, pero es un fin a seguir, desde que se nace hasta que se acabe la vida se llega a Dios. Hay un principio que Dios ha puesto, el hombre racional sigue este principio, paso a paso, orden a orden, hasta llegar al fin del principio. El orden es una gradación, que va de grados inferiores a grados superiores. En principio no hay nada, luego “la gota de sangre paterna”, la masa informe y bruta, la delineación del corpúsculo, sin sentido y movimiento, este corpúsculo empieza a moverse y la fuerza de la naturaleza lo expele al exterior, y poco a poco coge forma. En el transcurso del tiempo lo interno se manifiesta, más tarde, se ejercita el entendimiento.

Si los padres cuidan a sus hijos, eso significa educarlos y dice Comenio que desde hace mucho tiempo se estableció el formar los educadores que surgen de los que estén sin ocupaciones y quieran enseñar a otros. Eran personas escogidas, notables en el conocer, los llama formadores de la juventud, preceptores, maestros, profesores, y los lugares de enseñanza, escuelas, estudios literarios, auditorios, colegios, gimnasios, academias. Comenio propone abrir escuelas en la República Cristiana, dice que, en toda reunión de hombres, se abra una escuela como educatorio común de la juventud. La escuela obedece: 1. Al orden de las cosas, y este orden es el hacer una cosa; 2. Servir a la comunidad; 3. Educar la juventud reunida. Los demás; 4. Producir en cada sitio las cosas ya sea del cuerpo, del espíritu. Las escuelas, avivar, depurar y multiplicar las luces y distribuirlas en la comunidad humana; 5. Escuelas para la juventud.

Comenio no piensa en la formación del educador, que llama indistintamente preceptor, maestro, profesor. Comenio no lo forma, no se piensa como formador que forma, no se piensa como maestro preceptor o profesor. Es un pensador que describe el método, que es el que forma el educador. El método de enseñanza es un medio del cual debe valerse el formador. Habla de formación, de formador, del formar, y esos tres conceptos los piensa desde el método de enseñanza. La sociedad de formación abandonará el método de enseñanza que impide llegar hasta la materia que se forma, el hombre, el cuerpo y el entendimiento, y esa materia la que forma, el sujeto se forma así mismo, sin mediación del método. En este autor, el método de enseñanza oculta el ser, el sujeto, la subjetividad que queda en manos del método, este hace con el sujeto lo que quiere. No lo que quiere el sujeto, sino lo que quiere el medio o sea el instrumento, el aparato, el dispositivo, la institución. El dispositivo de formación se vuelve en Comenio institución. Él funda la formación, la institución del método como enseñanza. También funda la escuela, no así la formación del sujeto formador. No olvidemos que fundar es establecer un precepto, un principio, una raíz, que funciona como una orden para obrar, hacer y practicar. La sociedad formativa no tendría este proyecto, no funda principios ni preceptos, se adentra en la forma de pensar de los sujetos para que ellos se den las formas y los discursos que harán prácticos,

Una tercera ruptura de Comenio respecto de la escolástica se produce con relación a la casa como lugar y fundamento de la educación, Comenio sitúa la educación fuera de la casa, en la escuela, cambio entonces de lugar, que pasa de un lugar común para pocos al ser el lugar todos. Un lugar que piensa como ideal para el hombre, podríamos decir, el lugar del hombre y su contacto con otros hombres. La educación entra el régimen de la enseñanza, como el lugar del conocimiento, el lugar donde el hombre puede llegar a conocer. En el momento en que la casa era el lugar de educación y acogida, la educación tenía como objeto regular el saber de las costumbres y la piedad. La escuela como un lugar distinto a la casa, ya no funda la educación como hospitalidad sino transformación del cuerpo, en sus tres vidas, cuerpo biológico, cuerpo mental y espiritual. La educación como enseñanza hay que hacerla, según Comenio, cuando el hombre éste reunido con otros hombres. Estos dos elementos se acoplan con un tercero, el establecimiento de preceptos y principios universales: 1. Fundar el tiempo, como edad, fundar el desarrollo del aprender y fundar la relación entre aprender y tiempo; 2. Fundar la materia; 3. Fundar el ingreso a la escuela. Fundar el orden; 4. Fundar el orden interno, entendimiento, memoria, lengua y manos; 5. Lo sencillo a lo general, preceptos y ejemplos. Los grados; 6. No salir de la escuela; 7. Prohibir lo contrario y nocivo, libros, compañías, etc.

La Didáctica magna no solo es un estudio de la escuela que Comenio piensa que se debía construir, también indaga y analiza la escuela que existía desde el siglo XV, como él mismo lo dice. Esa era una escuela sin método o con métodos dispersos, pues existía ciertas metódicas en cada escuela, clase e incluso cada maestro era portador de un método. Las lecciones, las clases y las cátedras no tenían nada en común, representaban lo que quería cada maestro, y la conveniencia de adecuarla a un autor o a una escuela de pensamiento. Los ejercicios, las pruebas, los exámenes eran instrumentos sin conexión con las clases o lecciones y con la misma escuela. Los discípulos que asistían a la escuela no tenían un registro, una inscripción común que permitiera un cierto grado de unidad, uniformidad o medida común en relación a la edad, al saber y al desarrollo intelectual. El apoyo de los libros para la enseñanza era disperso, obedecían al interés de los maestros o a la necesidad de usarlos más como disciplina que como conocimiento. Lo que dice Comenio es que no había escuela. No existía ese espacio de individualización de la escuela que va desde su lugar físico, hasta múltiples espacios de saber y de disciplina. La didáctica es el saber pedagógico que va a hacer posible esta individualización de la escuela y es el método el instrumento para lograrlo.

El método de enseñanza no es, como parece, el saber enseñar un conocimiento, el método es mucho más, en Comenio tiene como centro los estudios, el hombre y las cosas. La didáctica consiste en pensar estos tres elementos en una unidad común, a la cual se le da el nombre de escuela. En la escuela se aprende a ser hombre por la importancia de las cosas y el valor de los estudios, que representan el saber de las ciencias, las artes, la religión y las costumbres. Estos elementos son los que deben ser enseñados. Enseñar no de cualquier forma, sino desde un conocimiento que lo una y los haga real y evidente. Este conocimiento debe contar con una sabiduría y una disciplina. En ese sentido es un taller para formación de hombres. El concepto de taller quiere decir que la escuela forma la unidad hombre, con el saber universal y el saber de las cosas. Aparece en Comenio la idea de formación como trabajo, es decir, una acción sobre una materia, un instrumento, un libro o una cosa. El hombre se labra, se hace, se realiza, se produce y no se puede producir sino es como una totalidad y una materia, que es como puede definirse su ser, que está compuesto de entendimiento, acciones y corazón, que es lo que mueve el alma, que a su vez está compuesta de voluntad y memoria, pero es el entendimiento la potencia humana fundamental, pues es ella la que reconoce las cosas, que la voluntad elegirá y la memoria recordará, para formar la conciencia. La escuela es el taller que forma el hombre mediante el uso de la potencia del entendimiento, pues esa potencia no solo lee las cosas y sus diferencias, sino que es la que descifra, en lo manifiesto, lo oculto, única posibilidad para que el hombre sea dueño de sí mismo, de su destino y de su acercamiento a Dios.

Hay en Comenio y en su propuesta didáctica una serie de elementos que son los que constituyen las prácticas de individualización de la enseñanza y que la convierten en una disciplina, como son las acciones de conocimiento, sobre sí mismo y sobre el espacio escolar, sin la integración de estos aspectos y acciones no hay individualización de la enseñanza y no hay, entonces, escuela. Este movimiento de fuerzas en la enseñanza existía en las comunidades religiosas en sus seminarios, escuelas y casas de estudio. Lo que hace Comenio es desplazarlas a un espacio común, que le aporta una nueva fuerza, que es su integración en una sola. La primera de esta fuerza es la de conocimiento.

Comenio unifica los estudios. Este concepto se vuelve dispositivo porque no es solo una acción de saber, es articular otras acciones y actividades del saber. Considerar siempre lo universal. No dejar de lado las ciencias y las artes. Relacionar las humanidades con la religión. Trasladar el saber universal a la escuela y hacer que estos espacios cerrados estén al alcance de cualquiera. Dividir lo universal en partes, y las partes darles unidad. Situar el saber de cada forma de enseñar, el de la cátedra, el de la lección y el de la clase, en cada uno de ellos, un saber, un estudio y un conocer. Esto es lo referido a los estudios. Veamos las prácticas de sí: inculcar en los niños el deseo, la disposición, el empleo del tiempo, la práctica de estudiar, la dedicación constante, todo ello ha de permitir relacionar subjetividad y conocimiento. Establecer el lugar común escolar, este lugar se divide en partes y cada una hace una solo una cosa y una acción. Comenio deshace la multiplicidad confusa de las escuelas anteriores y cree una línea recta y una única división, que es la del árbol de estudio, subjetividades y espacios.

La reforma de Comenio es crear en la escuela y en los estudios la idea de lo semejante, “todos hagan lo mismo”, dice Comenio. Este mismo también tiene que ver con los preceptores, profesores, catedráticos, maestros, enseñantes que a pesar tener varios nombres tienen la misma función respecto de los estudios, el saber, el conocer, los niños y el espacio escolar. Son los integradores de fuerzas, los conectores de acciones, los que dan unidad y forma a lo disperso y a la multiplicidad. Esta función es de conocimiento: ver, sentir, percibir, usar inteligencia. De subjetividad: disposición, alegría, motivación, animo, excitación. De escolaridad: estar en el lugar preciso, a la hora precisa, en el momento preciso. Este lugar es el de la presencia, y la función es estar presente en tiempo, espacio y saber. La escuela de Comenio es obsesivamente individual, única forma de aspirar a la disciplina: una cátedra, una lección, una clase, un profesor, un alumno, un saber y un autor. Todos haciendo lo mismo y en un mismo lugar.

La pedagogía en los libros

La Didáctica magna individualiza la escuela, la Guía lo hace con el maestro y el Manual con el niño. No vemos una preocupación de Comenio por el niño o por el maestro, que los hace parte de la escuela y piensa su lugar, aunque no con el sentido de asignarle un lugar espacial, su interés es fundar la escuela, interés que no es el de Lasalle, la guía es un saber sobre el maestro, toda la obra se refiere a lo que debe hacer un maestro para poder serlo. Hay que decir que el niño ocupa parte de la guía al que le dedica varios capítulos sobre su hacer y sus acciones. El manual, por su parte, tiene como objeto el niño, el maestro tiene una presencia difusa, como la escuela, y el método, no así el niño, que es el protagonista del manual de enseñanza.

Juan Bautista Lasalle escribe en 1720, su libro Guía de las Escuelas Cristianas13. Este libro es posterior, en el tiempo, a La Didáctica magna de Comenio, aunque no es posterior en términos del saber pedagógico. La guía de Lasalle no es un tratado porque no tiene como objeto el método de enseñanza, su campo de acción es la lección, figura de la enseñanza que surge en la época escolástica, en el siglo XV y XVI. El libro de Lasalle es una dirección de conducta que se hace a través de la práctica, de la lección, que no solo ocupa el espacio del salón, sino que se extiende al espacio escolar, la entrada y salida de la escuela y las actividades fuera del salón de clase, en el restaurante, la capilla y los lugares de descanso. Hay que precisar que la Escuela Mutua creada por Bell y Lancaster entre 1796 y 1798 no tiene como objeto la lección sino la clase14. Se puede decir que la pedagogía católica en Comenio, en Lasalle y en Lancaster crea en su orden el método, la lección y la clase como prácticas de enseñanza. El método tiene como objeto la creación de la conciencia del enseñar y el aprender en el maestro y en niño, la lección tiene como objeto principal la lectura y la clase, es la escritura su campo de acción. La didáctica es un tratado que piensa el hombre que tiene esta conciencia, además, establece la relación del método con las cosas, los objetos y la naturaleza. Decir tratado es poder construir un saber completo que busca crear la individualidad en la enseñanza mediante una reflexión que comienza en lo infinito, en lo alto, en la trascendencia y se conecta con lo finito, lo bajo y la inmanencia. La guía no es tratado, es conducción de la conducta y su dirección es hacia la inserción del espacio y tiempo del cuerpo, en los espacios y tiempos escolares y que busca crear una individualidad serial. El manual no es tratado, ni guía de conducta, pretende crear en el cuerpo del niño la conciencia perceptiva de los signos colectivos de la escuela que llevan a que el niño se convierta en un ser individual en medio de todos. La masa o lo colectivo es el que da orden a su práctica, en Lasalle este orden no es el orden de la totalidad sino de la particularidad y en Comenio el orden es de la relación entre el todo y las partes.

Lo que hemos descrito nos muestra que estas tres prácticas: el tratado, la guía y el manual pueden ser ubicadas en la perspectiva de la construcción del sujeto individual, el maestro, el niño y el joven, que es un objeto que no podemos decir que sea medioeval, sino ubicado en la sociedad que nace en el siglo XVII y que busca construir el sujeto para esta sociedad, un sujeto que tenga conciencia de sí mismo, de los otros y de la sociedad. Este sí mismo que es su cuerpo y la conciencia del cuerpo, se logra educando el sujeto en un medio cerrado, colectivo, individualizado y organizado en pequeños espacios de tiempo. Los otros, los niños, los hombres, la población entran a ser parte de esta conciencia, pues la enseñanza se hace en un medio poblacional. La sociedad se percibe en la relación con las cosas y los objetos internos al espacio escolar y externos, aunque esta exterioridad solo se percibe en Comenio que introduce la presencia de la naturaleza, por medio de la luz y de la distancia de las cosas.

A pesar de la imagen que produce a primera vista el encierro, lo que hay que destacar de la escuela es que es un lugar para enseñar. Puede o no existir el encierro o la disciplina, lo que no puede faltar es la enseñanza y alguien que enseñe. La pedagogía del siglo XVII tenía tres elementos: enseñar, escuela y maestro. Pedagogía es eso, que el maestro enseñe en la escuela, en el aula, con lecciones y enseñe a niños y jóvenes. La pedagogía en Rousseau, la del siglo XVIII, tiene otra manera de expresarse, es una pedagogía, no para enseñar, sino para formar el hombre laico y se forma mediante un tratado moral y este tratado no tiene escuela, su objeto es la vida moral y ética.

La Escuela Normal fue la primera institución educativa para formar maestros15. Se sabe que La Salle creó los inicios de esta institución a comienzos del siglo XVIII, y la creó con los tres sentidos que hemos citado: ser una casa espiritual, ser una casa familiar y ser una casa de estudios. La forma de la escuela Lasallista respondía muy bien a estos sentidos, forma compuesta de dos elementos, la formación moral y la formación en el saber educar. Con esta forma, Lasalle se propuso formar maestros para educar niños. El maestro debía incorporar la formación religiosa, la moral católica y la formación en los estudios, o sea, el saber enseñar y el aprender. El maestro debería ser un cura, un sacerdote, en su sentido espiritual, y también debería ser un hombre católico, y, además, ser un sujeto que conociera cómo dirigir niños, cómo gobernar los niños. El gobierno de niños se hacía mediante la disciplina que era una forma de organizar el espacio y el tiempo escolar, de tal modo que resultara beneficioso para el desarrollo del cuerpo y que formara la mente del niño en un sistema de normas y de reglas de conducta. El resultado era un niño obediente que el maestro con la ayuda del reglamento desarrolla. Nos interesa saber qué pasa en el aula de esta escuela. Para profundizar veamos sus antecedentes en otras aulas, la de Comenio, y el aula posterior de Lancaster. Hay muchas diferencias entre un humanista y un renacentista como Comenio que es un sabio para entender el mundo y la realidad, y Lasalle como el creador de la escuela normal y del maestro normalista. Lancaster fue el que transformó la escuela pública y la amplió a nivel universal. Analicemos las prácticas pedagógicas de estas tres escuelas y estas tres aulas.

La escuela y la clase de Comenio

La escuela fue el objetivo de la vida de Comenio, no fundarla sino cambiarla, convertir las escuelas de su tiempo en escuela de y para la vida, como corresponde a quien en su vida practicó la Pansofía, esa filosofía espiritual que piensa que el mundo es total, que cada cosa es un parte de ese mundo total, y que la mayor fuerza del saber es poder comprender la unión del todo con las partes. Cualquier cosa por pequeña que sea tiene ese gran secreto, estar unida al universo, que es la vida, y si un hombre comprende ese secreto está en el camino de ser hombre. La escuela debe ser ese lugar, ese saber, ese libro, ese maestro, que enseñe ese secreto. La comunidad de la Pansofía existía en otras comunidades religiosas y Comenio fue de los pocos de esa comunidad, que pensó que las escuelas podían ser parte de ese saber universal y sabio. No solo conoció la Pansofía, sino filósofos antiguos que podían explicar sus categorías, como Platón y, en general, los griegos atenienses. En la lectura de estos filósofos conoció la Paideia y vio que le podía servir para pensar sus escuelas, ya que ésta piensa la escuela y la educación en contacto con su exterior, la naturaleza y la sabiduría.

En la Pampedia y en la Didáctica magna describe seis escuelas, que no hay que entender como las escuelas actuales, son escuelas que existen por virtud de tener un maestro, una enseñanza y unos libros y adecuarse a una cierta edad, el nacer, del bebé hasta los seis años, de las seis a los doce, la escuela de los jóvenes, los adultos y los viejos. La escuela no es sitio físico, es un lugar en el saber, o sea una modalidad de enseñanza donde se estudia, que es la categoría que hereda Comenio y la reforma, los estudios los ubica dentro de una clase, un programa y unos libros, orientados por los padres, los preceptores, los maestros y los profesores. Que la escuela sea un taller de formación, quiere decir, que inicia, prepara, sube, ordena en grados y en ciclos, y termina un nivel para continuar con el otro. Como se piensa desde la pansofia, se inician los estudios en el nacer y terminan con una edad mayor, se sube de los elemental hasta lo universal y empieza con una cosa y llega a todas las cosas y a todos los estudios.

La clase es el orden que nace de la enseñanza. Es un orden de las cosas, los conocimientos y el aprender. Estos tres conjuntos van unidos, relacionados y por niveles. Pasan de las cosas y los sentidos en los niños, de las facultades y los objetos en los jóvenes, y de las categorías del entendimiento en los adultos y los saberes universales. En cada clase hay un maestro, una enseñanza, un modo de aprender y unos libros. Este orden y estos elementos de la enseñanza los que crean las escuelas. En la Didáctica magna, Comenio incorpora la lección que desaparece en la Pampedia. La lección es similar a la clase, las usa en forma indistinta, a veces parece que la clase es la forma y la lección los contenidos de esa forma, otras veces es la revés, todo muestra que es una categoría fija como lo va a hacer en Lasalle y en Lancaster.

Comenio, en general, dedica su didáctica a fundar la escuela, en ese espacio, el maestro y el niño son partes de ese lugar común. Para que la escuela sea un espacio, hay que pensarla como un conocimiento, un lugar en el saber de la enseñanza que tiene como característica el ser un espacio común, donde se enseñe lo mismo en todas partes de este espacio y donde pueda estar un mismo sujeto, haciendo lo mismo. Este significado de lo mismo es la representación que tiene Comenio de establecer un orden universal y el orden común en todos los espacios. Lo mismo al igual que la presencia son fundamentales en Comenio, lo mismo es el hacer y la presencia es el estar, dos enunciados para lograr la identificación de una enseñanza común, para todos y enseñando todo y de la misma manera. Esta manera de pensar lleva a que cada una de las partes o elementos de la escuela se combinen y se mezclen y no tengan una identidad particular, el niño son los niños, los alumnos, los discípulos, los adolescentes, la juventud. La diferencia entre esas denominaciones es la edad. El maestro es el preceptor, el profesor o el catedrático, la diferencia entre ellos es la actividad.