Loe raamatut: «Ser padres desde el corazón»
Ser padres desdeel corazón
Compartir los regalos de la compasión,
la conexión y la elección
Una presentación de las ideas de
la Comunicación NoViolenta y su uso escrita por
Inbal Kashtan
© de la edición en castellano:
2014 EDITORIAL ACANTO S.A.
Comtes Alba de Liste, 8
08188 Vallromanes - Barcelona
Tel. 93 572 97 01
En coproducción con la Asociación
para la Comunicación NoViolenta
www.asociacioncomunicacionnoviolenta.org
Título de la edición original: Parenting From Your Heart
© 2003 PuddleDancer Press
Traducción: Carmen Casamiento de Amarillo
Revisión del contenido: José Gerardo Sánchez Lozano,
formador en proceso de certificación por The Center for
Nonviolent Communication, www.cnvc.org, y miembro
de la Junta Directiva de la Asociación para la Comunicación NoViolenta
Diseño y maquetación: Estudi Gràfic Vicenç Prims, s.l.
ISBN: 978-84-15053-43-9
Impresión: QP Print
Impreso en España
Depósito legal: B-2894-2014
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación
pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada
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Translated from the book, Parenting From Your Heart,
ISBN 13/10:9781892005083 / 1892005085 by Inbal Kashtan.
Copyright © Fall 2003 PuddleDancer Press, published by
PuddleDancer Press. All rights reserved. Used with permission.
For further information about Nonviolent Communication™
please visit the Center for Nonviolent Communication on the
Web at: www.cnvc.org.
ÍNDICE
Introducción
“Poder sobre” frente a “Poder con”
Empatía para el niño
Compartir la propia experiencia
Autoempatía
¿Por qué tomarse un tiempo para la conexión?
EJERCICIO 1: Traducciones básicas
EJERCICIO 2: Traducción a la CNV
Más allá de las luchas de poder
Moverse entre la autoempatía, la empatía, y la expresión
De la conexión surgen estrategias creativas
Un comentario sobre elegir el momento oportuno
EJERCICIO 3: Transformar las respuestas habituales
EJERCICIO 4: El momento adecuado para las conversaciones
Escuchar el “sí” en el “no”
Diálogo según la CNV
Conectar las estrategias con las necesidades
¿Qué diferencia provoca escuchar un “sí”?
EJERCICIO 5: Trabajar con el “no”
Uso protector de la fuerza
EJERCICIO 6: Considerar el uso de la fuerza
La CNV y el lenguaje
EJERCICIO 7: Más allá de las palabras
Mediar entre niños
La CNV con dos niños pequeños
Ser modelo de lo que uno quiere ver
Deben atenderse las necesidades de todos
EJERCICIO 8: Mediar entre niños
Elogios
Pasar de los juicios a las observaciones
EJERCICIO 9: Gratitud y apreciación
Comenzar con la CNV
Reconocer las diferencias entre los niños: temperamento y desarrollo
EJERCICIO 10: Siguientes pasos
Crianza para la paz
Cómo puede utilizar el proceso de la CNV
Algunos sentimientos y necesidades básicos que todos tenemos
Acerca de Inbal Kashtan
Introducción
¿Cómo encaramos el problema de nuestra hija de dos años cuando le quita los juguetes a su amiguita? ¿Qué podríamos decirle al niño de cuatro años que no deja que los otros niños se deslicen por el tobogán en el parque? ¿Cómo podemos hablarle a un adolescente cuando, una vez más, no hace las tareas que le corresponden en casa? ¿Cómo protegemos a nuestros hijos cuando lo que eligen pone en peligro su seguridad? ¿Qué recursos nos ayudarán a trabajar con nuestro propio enfado, frustración o dolor cuando la comunicación con nuestros hijos parece tensa o inexistente?
Como padres, nos vemos constantemente enfrentados a situaciones similares a esta. Cuanto más se multiplican los hijos, más aumenta el desafío. Si a esto le sumamos las presiones del trabajo (o el desempleo), el dinero (o la falta de él), el tiempo, las relaciones y otras obligaciones, la situación amenaza con explotar. Además, algunas personas también tienen el estrés de criar a los hijos solos, sin una pareja, sin una red familiar o sin una comunidad. Y hay infinidad de problemas adicionales que muchos padres tienen que abordar. No es de extrañar, pues, que los padres anhelen apoyo, guía y alivio. Sin embargo, cuando uno consulta a ciertos expertos o libros sobre ser padres, se encuentra con que los consejos son a menudo contradictorios y quizás no comulguen con los propios valores y esperanzas que uno tiene para con los hijos y la familia. Incluso cuando encontramos una idea que queremos poner en práctica, cambiar los hábitos y los patrones de las relaciones puede ser un enorme desafío en sí mismo.
En este texto, les presento a los padres y a todos aquellos relacionados con los niños una breve introducción de cómo la Comunicación NoViolenta (CNV) podría apoyar a los padres en su tarea de una manera práctica e inmediata. Espero poder tratar especialmente el tema del anelo que tienen los padres de tener una conexión más profunda consigo mismos, con sus parejas y con sus hijos, y su deseo de contribuir mediante la crianza a promover la paz en el mundo. Lo que describo aquí, como verán, va más allá de las soluciones inmediatas hasta llegar al ámbito de la transformación personal y social.
El texto explora una gran variedad de temas y situaciones y ofrece diez ejercicios para ayudar a poner en práctica lo que se va aprendiendo a medida que uno cambia o adapta los diferentes enfoques de la crianza. Sin embargo, no es de ninguna manera una exploración integral de la CNV y de cómo ser padres. No he abordado aquí muchos temas que han surgido en mis talleres y clases, en la lista de distribución sobre la crianza según la CNV y en mi propia vida. Espero, sin embargo, que los puntos que toco aquí sean lo suficientemente prácticos como para ofrecer herramientas concretas a los efectos de profundizar la conexión con sus hijos y que también sean lo suficientemente atractivos como para animarlos a buscar un conocimiento aún más profundo del tema. Si decide poner en práctica estas ideas y esto causa un impacto en su vida familiar, me gustaría muchísimo saberlo.
Al final del libro encontrará una revisión de los pasos básicos de la CNV y más información sobre la CNV.
“Poder sobre” frente a “Poder con”
Cuando los padres quieren que los hijos hagan algo que no quieren hacer, es a menudo una tentación tratar de obligarlos mediante el enorme poder físico, emocional y práctico que los adultos tienen sobre ellos (por práctico me refiero a que los adultos tienen un acceso mucho mayor a los recursos de la sociedad y a un mayor control del curso de sus propias vidas y de la de sus hijos). Sin embargo, estoy convencida de que si uno intenta obligar a un hijo a hacer algo que no quiere, ni funciona eficazmente a corto plazo ni satisface las necesidades familiares a largo plazo. (La única excepción a esto es cuando hay una amenaza para la salud o la seguridad, en cuyo caso la CNV sugiere que usemos la fuerza protectora no punitiva). En la CNV nos referimos al uso del poder para obligar a hacer lo que queremos como “poder sobre” en contraste con el uso del poder para satisfacer las necesidades de todos, a lo cual nos referimos como “poder con”.
María, una madre que había leído algunos de mis artículos, me hizo una pregunta que apunta directamente a la tentación de usar el control que tenemos sobre los recursos para influir en el comportamiento de un niño (obsérvese que se han cambiado los nombres de todas las personas):
He estado “negociando” con mi hijo Noel, de dos años, usando premios y consecuencias, y a veces me parece un método bastante eficaz. Por lo menos, consigue que haga lo que yo quiero, como puede ser comerse la comida que tiene en el plato. Sin embargo, no acabo de sentirme cómoda con esto. ¿Existe algún problema con los premios y las consecuencias si funcionan?
Pués sí, creo que hay un problema con los premios y las consecuencias porque, a la larga, casi nunca funcionan de la manera esperada. Es más, creo que puede salir el tiro por la culata. Marshall B. Rosenberg explora este punto haciendo dos preguntas a los padres: “¿qué quiere que haga su hijo?” y “¿cuáles quiere que sean sus razones para hacerlo?”. Los padres rara vez quieren que sus hijos hagan algo por miedo a las consecuencias, por culpa, por vergüenza, por obligación o incluso por el deseo de una recompensa.
En este contexto, cuando escucho a los padres —o a los expertos en cómo ser padres— decir que las consecuencias son eficaces, a menudo me pregunto lo que quieren decir. Yo creo que “eficacia” por lo general significa que los padres consiguen la sumisión de sus hijos —que estos hacen lo que los padres les dicen— por lo menos por un tiempo. Tanto el fin (sumisión) como el medio (premios y consecuencias) tienen un precio. No solo implican temor, culpa, vergüenza, obligación o deseo de premio, sino que también van acompañados a menudo por el enfado o el resentimiento. Y dado que los premios y las consecuencias son motivaciones extrínsecas, los niños se vuelven dependientes de ellos y pierden contacto con la motivación intrínseca para satisfacer sus propias necesidades y las de los demás.
Creo que la motivación intrínseca más poderosa que tienen los seres humanos para actuar es el deseo de satisfacer sus propias necesidades y las de los demás. Tanto niños como adultos actúan impulsados por esa motivación intrínseca cuando se sienten genuinamente conectados consigo mismos y con el otro, cuando confían en que sus necesidades son importantes para el otro y cuando experimentan la libertad de elegir para realizar una contribución al otro.
Si queremos que nuestros niños experimenten la motivación intrínseca de hacer lo que les pedimos que hagan, podemos alejar nuestro objetivo de la autoridad y de la disciplina impuesta y dirigirlo a prestar toda la atención posible a las necesidades a largo plazo de cada uno. Esto podría suponer una mayor cantidad de tiempo en este momento porque significa que debemos ir más allá del problema actual para recordar lo que es más importante en el contexto general. Sin embargo, vale la pena hacer esta inversión, ya que, a la larga, las familias pueden experimentar una conexión, confianza y armonía más profundas, y los niños podrán aprender poderosas habilidades para toda su vida. Sinceramente, creo que la mayoría de los padres sienten que estos objetivos son mucho más atractivos que una mera sumisión.
En lugar de premios y consecuencias, la CNV ofrece tres puntos de partida para conectarnos con los otros: ofrecer empatía, expresar las propias observaciones, sentimientos, necesidades y peticiones, y conectarnos con nosotros mismos mediante la autoempatía. En los tres apartados siguientes, indagaré cada una de estas opciones en relación con la pregunta que María me hizo.
Empatía para el niño
Si uno empatiza con otra persona, se abre la puerta a una comprensión y conexión más profunda. Cuando María se dirige a Noel, puede comenzar con la premisa de que algunas de las necesidades del niño no están siendo satisfechas. Incluso con un niño que da sus primeros pasos o con uno más grande que no esté acostumbrado al lenguaje de la CNV, es muy probable que un padre pueda adivinar cuáles son sus necesidades.
Cuando Noel empuja su comida rechazándola o dice “no”, María puede tratar de comprender cómo se siente y las necesidades que trata de satisfacer en lugar de intentar cambiar las acciones de Noel. Se puede preguntar en silencio: ¿está diciendo “no” a la comida porque trata de satisfacer su necesidad de placer?¿No le gusta la comida? ¿Está distraído con otras cosas y por eso quiere satisfacer la necesidad de poner su atención en lo que le interesa? ¿Está enfadado porque necesita autonomía: elegir qué comer y cuándo? ¿Quizás no tiene hambre y por eso se siente confundido, porque necesita confiar en su capacidad de reconocer lo que le dicta su propio cuerpo?
Una vez conectada mentalmente con las necesidades de su hijo, María podría intentar ver con él si algunas de estas suposiciones son correctas. Por ejemplo, podría preguntarle: “¿Te sientes frustrado porque preferirías un tipo de comida que te guste más?” “¿Estás distraído?” “¿Quieres prestar atención a tu juego?” “¿Te sientes enfadado porque quieres elegir tú mismo en qué momento deseas comer?”. Se puede simplificar el lenguaje si al padre le preocupa que el niño quizás no lo entienda. Pero es importante tener presente que un niño que comienza a caminar entiende más de lo que puede expresar en palabras. Además, al incluir sentimientos y necesidades en su vocabulario, los padres están enseñando a los niños la alfabetización emocional. Incluso si el niño no responde, muchos padres notarán que su propio tono de voz y lenguaje corporal han cambiado simplemente por el hecho de haberse conectado con las necesidades del niño y que se ha desactivado una potencial lucha de poder. El siguiente paso de María puede ser buscar estrategias que podrían satisfacer las necesidades de los dos.
Cuando me refiero a dar empatía, también aliento a que las personas olviden el objetivo específico de que los niños hagan lo que los adultos quieren de la manera particular en que estos lo desean y que, en cambio, se centren en conectarse con los niños. Al mismo tiempo, es de igual importancia que los padres permanezcan en contacto con sus propias necesidades subyacentes. María podría considerar, por ejemplo, si estaría dispuesta a hacer de manera diferente alguna cosa para aumentar la probabilidad de satisfacer las necesidades de su hijo sin renunciar a las suyas propias. La integración de las necesidades de su niño en sus estrategias podría incluir cambiar el menú diario, ofrecerle comida en algún otro lugar de la casa donde su hijo pueda comer mientras juega, cocinar y comer juntos comida divertida y muchas otras cosas. No importa tanto la estrategia, sino el estar en armonía con sus propias necesidades y las necesidades del niño. De esta manera, atendiendo las necesidades subyacentes del niño, ella también estaría atendiendo sus propias necesidades. En el fondo no hay ningún conflicto entre sus necesidades: simplemente tienen estrategias y prioridades distintas en ese momento.
Compartir la propia experiencia
Cuando se usa la CNV, es prioritario crear una calidad de conexión que permita que todos vean satisfechas sus necesidades. A veces esto podría significar empatizar con las necesidades del niño, pero a veces podría significar prestar mucha atención a la manera en que los padres se expresan. Cuando se hace una pausa para reflexionar sobre lo que se ha comunicado, los padres descubren con frecuencia que han estado repitiendo lo que quieren que el niño haga (“¡Te he dicho que dejes de jugar y que comas!”), pero el niño a menudo deja de prestarles atención. En cambio, en ese momento, los padres pueden expresar la totalidad de su experiencia: a qué están respondiendo (una observación), sus sentimientos, sus necesidades y, luego, qué querrían del niño. La mayoría de las personas —niños incluidos— están más abiertas a considerarse unas a otras cuando comprenden las necesidades y sentimientos subyacentes del otro, porque de esta manera se conectan con el ser humano que está detrás de la petición.
Cuando Noel no quiere comer, María podría decir: “Cuando veo que apartas la comida y que no te la pones en la boca, me preocupo porque quisiera ayudarte para que tu cuerpo crezca fuerte y sano. ¿Estarías dispuesto a comer lo que tienes en el plato?”. La dificultad aquí es que, dado que la mayoría de los seres humanos tiene una inmensa necesidad de autonomía —especialmente cuando tememos que nuestra necesidad de autonomía no sea satisfecha—, es posible que su hijo diga no. Y esa es precisamente la razón por la cual yo no lo forzaría. Estoy convencida de que cuanto más escuchan exigencias los hijos, tanto menos quieren hacer lo que los padres les piden. El resultado es que tanto padres como hijos se pierden la alegría de la cooperación y la consideración mutua. Por lo tanto, la manera en que María responde al “no” es fundamental para afianzar la confianza de Noel en el hecho de que María quiere satisfacer las necesidades propias y las de él. Podría optar por empatizar con su hijo o por elegir expresar sus propios sentimientos y necesidades nuevamente. Esta vez podría decir: “Me siento frustrada porque necesito más cooperación en la hora de las comidas” o “Estoy confundida. Me gustaría entender lo que quieres hacer”.
Cada expresión de la CNV finaliza con una petición que por lo general comienza de esta manera: “¿Estarías dispuesto a…?”. Pedir una respuesta mantiene el flujo del diálogo con respecto a un problema. Sin embargo, a menudo me doy cuenta de que los padres repiten la misma petición, lo que me dice que aún siguen empecinados en que el niño haga exactamente lo que ellos quieren que haga. El niño a menudo percibe eso y se opone con más fuerza todavía. Por lo tanto, otra ayuda para tratar el “no” podría ser prestar atención a los tipos de peticiones que hacen los padres. Una vez más, María podría fijarse en lo que dice: ¿Está repitiendo la petición de que coma? Si fuera así, entonces es probable que Noel sienta esto como una exigencia. Entonces podría intentar considerar otras estrategias para satisfacer sus necesidades y pedir eso. Por ejemplo, podría preguntarle a Noel si está dispuesto a decirle cuándo quiere comer. Quizás diga 5 minutos. Entonces ella podría poner un cronómetro y, en 5 minutos, él habrá satisfecho su necesidad de elegir y probablemente se siente a comer de buena gana.
Autoempatía
La autoempatía en la CNV significa observar los propios sentimientos y necesidades. Al principio podría parecer raro, pero yo y muchos otros de los que practicamos la CNV vemos que es profundamente eficaz para aumentar nuestra autoaceptación, autoconexión y paz interior. Si uno se toma un minuto antes de reaccionar, se puede reducir el enfado y evitar una lucha de poder.
Si María elige comenzar con la autoempatía, su diálogo interior podría ser algo así: “¡Oh, me siento tan estresada! Quiero descansar. Además, estoy preocupada porque quiero asegurarme de que Noel coma todo lo que su cuerpo necesita. Y estoy muy frustrada porque me gustaría que cooperase en el cuidado de su salud. Además, me preocupo porque necesito comprender qué le pasa, ¡realmente no tengo ni idea!”. Puede que Maria tarde un tiempo en reconocer sus sentimientos y necesidades, pero, con la práctica, aprenderá a conectarse consigo misma más fácilmente.
Tasuta katkend on lõppenud.