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Raamatust
«Solo me interesa una vida finita, inquietante y contingente, sin verdades absolutas, sagradas o incondicionales. Un escenario en constante formación, transformación y deformación. Una vida creadora de un mosaico en el que las piezas no encajan, sin centro ni síntesis.»
En esta segunda entrega de sus Fragmentos filosóficos, el filósofo y escritor Joan-Carles Mèlich reflexiona a fondo sobre la condición contingente, incierta y finita del ser humano a partir de lo que denomina una filosofía literaria: una filosofía que recurre más a las imágenes y a las figuras de la ficción que a los conceptos y a las categorías de la metafísica. Se trata de un pensamiento de lo singular, del tiempo, de las situaciones y de las relaciones. Y es que hablar de la prosa significa —al decir de Milan Kundera— hablar del carácter concreto, cotidiano, corporal, de la vida.
«Joan-Carles Mèlich defiende que la ética es la respuesta al ruego de alguien que sufre y que por tanto la compasión es la base de la ética»
Carles Capdevila, Diari Ara
«¡Qué gran gozo, leer a alguien que se dice –o le dicen– filósofo y que, en vez de exponernos –y hacernos compartir– sus certezas, nos ofrece sus dudas!; alguien que, en lugar de buscar prosélitos, nos invita a pensar por nosotros mismos»
Xavier Serrahima, Nació Digital
«Joan-Carles Mèlich lleva un sombrero negro, escribe con pluma (de tinta violeta) y detrás de las gafas hay una mirada atenta al matiz, al duda, al cambio»
Gemma Ventura Farré, Catorze.cat