Loe raamatut: «Una madre coraje», lehekülg 4

Font:

- Y el niño le contestó a la sirvienta - ¿yo me encuentro muy contento, cuando estoy contigo? - ¿y si estoy contigo en la cama, se me pasa el frio? Y la joven le dio a Carlitos.

- ¿Bueno, bueno Carlitos? - ¿sabes que yo te quiero mucho? - ¿pero? - ¿no quiero que te vengas ya más a mi cama a dormir conmigo? Y la joven añadió.

- ¿Es que me parece que te has meado un poco esta noche en la cama? Y el niño le contestó a la sirvienta.

- ¿Pues yo creo que no? Y este niño añadió - ¿por qué recuerdo que anoche antes de acostarme en mi cama, me fui al aseo a hacer pipí? Y este niño añadió.

- ¿Y no sabes bien, el tiempo que estuve haciendo pipi? - ¿me salió un chorro tan grande de orina, que hasta se me fue fuera de la taza del váter? Y la joven le dijo al niño.

- ¿Bueno Carlitos? - ¿sea como sea, no quiero que vengas ya más a dormir conmigo en mi cama? Y para convencer al niño, para que no llegase a pensar lo mismo que ella ya había pensado, y para que el niño no se acercase hasta allí, esta le dijo.

- ¿Es que no quiero que tu hermanito Paulito, coja celos de ti, no quiero que se llegue a enfadar y llore, cuando se entere que tu duermes conmigo en mí cama?

- Y ya a partir de aquella noche, el niño se hizo a la idea de que no debería ir más a dormir a la cama de Martina y así de aquella manera la joven dejó de tener con el niño aquel compromiso.

- Pero Martina después de haberle dicho aquello al niño, sabiendo ella que en aquel momento le había mentido, ya no se sentía a gusto con aquella mentira y un día que se encontraba sola con el niño Carlitos, esta le preguntó muy discretamente.

- ¿Oye Carlitos? - ¿tú, tienes novia? Y el niño con solo 10 años y medio y todo avergonzado por aquella pregunta, este le dijo.

- ¿No no? - ¿cómo voy yo a tener novia? - ¿si solo tengo 10 años? Y este añadió

- ¿Pero hay una niña que va conmigo al colegio, que dice que yo le gusto y que quiere ser mi novia? Y Martina le preguntó.

- ¿Y tú, ya le has dicho que ella te gusta? Y Carlitos le contestó a su cuidadora.

- ¿Pero? - ¿cómo se lo voy a decir? Y haciendo cara de encontrarse avergonzado por aquel tema tan romántico, tratándose de niños, este le dijo.

- ¿Es que solo tengo 10 años? - ¿y que iban a pensar mis papás? Y la joven que ya estaba algo enamorada de aquel hombre, le dijo.

- ¿Es que Carlitos, la edad no es lo más importante? Y fue entonces cuando el niño Carlitos le dijo a la doncella.

- ¿Es que a mí me gustas más tú, que esa niña? - ¿esa niña es muy vergonzosa y si yo le dijese que me gusta, se marcharía corriendo a su casa para decírselo a su mamá? Y la joven Martina le dijo.

- ¿Hay Carlitos, Carlitos? - ¿tú sabes muy bien, que yo te quiero mucho?

- ¿Pero? - ¿no en ese plan? Y la joven añadió - ¿yo para eso, ya tengo a mi novio?

- ¿Qué es con el que salgo ahora los domingos? - ¿cuándo tengo mi día libre? Y la joven que en aquel momento se recordó de su novio Gustavo, desde lo más profundo de su corazón le salió un suspiro.

- ¿Buffffffffffffffff, soy muy feliz con él? - ¿me llena de regalos, de atenciones y de cariño? Y la joven añadió.

- ¿Este hombre es todo un galán?

- Y la joven ya solo estaba deseando que llegase de nuevo el domingo, para volver a salir con aquel hombre y cuando llego el siguiente domingo, la joven se marchó caminando hacia aquella sala de baile, para pasar con su novio la velada, pero Gustavo que sabía ya por donde iba a ir hasta la sala Martina, este se apresuró a ir a esperarla antes de que ella llegase hasta allí, y cómo siempre, esta vez el hombre, también le llevó un regalo que sabía que a ella le iba a gustar, y le llevó una caja de bombones que tanta ilusión le hacía a la joven Martina, cosa que ella agradeció con muestras de cariño y con algún beso como agradecimiento por el regalo y aquello le daba a Gustavo motivos para continuar amándola cada día más, en agradecimiento por abrirle su corazón y tanta era la compenetración de ambos, que Gustavo le dijo a su amada Martina.

- ¿Ya me encargaré yo? - ¿a ver si en las siguientes semanas, busco una casa para vivir los dos y formar una familia? Y la joven al escuchar de su novio aquellas palabras, esta se deshacía en carantoñas con Gustavo creyendo que yodo aquello sería posible y real en una ciudad bastante llena de contrastes y de mucha carestía en las viviendas dentro de la capital bonaerense.

- Pero después de que hubiesen pasado más de 6 meses desde aquella declaración de Gustavo, buscando todos los días sin descanso barrio por barrio, el hombre se dio cuenta de que aquello era poco menos que imposible ya que con los salaros de los dos, no les llegaba ni a la mitad de un triste alquiler para poder seguir adelante, pero a pesar de ello el hombre continuó buscando, hasta que encontró una casa bastante vieja, pero que reunía algunas comodidades y tras ir a hablar con los dueños de la casa, ambos quedaron en ir a verla para ver si podían arreglarse en aquella vieja vivienda y al final decidieron que se la quedaban, (pensando en que solo iban a estar allí residiendo hasta que buscasen algo que fuese mejor qué aquello, pero aunque allí en aquella casa, no tenían casi nasa , lo cierto es que allí llegaron a tener a su primera hija aunque fuese con muchas dificultades, a la que llamaron Marilin y Martina continuó allí trabajando cuidándose de la niña el propio Gustavo que en aquellas fechas no encontraba trabajo en la ciudad mientras que la joven Martina se marchaba cada día a cuidar de aquellas tres fieras y tanta fue la búsqueda de aquel hombre por encontrar una casa en donde poder vivir desahogadamente, que Gustavo se dio por cansado y tuvo que suspender aquella búsqueda y entonces fue cuando el hombre pensó.

- ¿Si en mi país tengo una casa? - ¿por qué no se lo digo a Martina y nos marchamos a vivir a Perú?

- Y un día cuando los dos se encontraban muy acaramelados contándose las alegrías y las penas de tener que vivir en aquellas condiciones, Gustavo le dijo a la joven Martina mientras que aquel día la joven mantenía a la niña en sus brazos.

- ¿Y qué te parece si nos vamos a vivir a mi país?

- Pero a Martina aún no le había dicho Gustavo, de donde era, en qué país había nacido, ni a qué país se refería cuando le decía, si nos vamos a mi país, y es que ella no se hacía a la idea de que Gustavo por su forma de ser, no podía ser de ningún país andino, ya que los hombres que son nacidos en los andes, la mayoría de ellos son bastante bajitos de estatura y Gustavo era todo un don Juan con una estatura de lo más europea, y cuando Gustavo le dijo que era de Perú, Martina no se lo acababa de creer y esta entonces le preguntó.

- ¿Y de que parte de Perú eres? Y Gustavo que tampoco era de la misma capital de Lima, este le dijo.

- ¿Yo soy de Huaycan? - ¿una pequeña población en la periferia de la capital de Lima?

- ¿Y allí vive mi familia y la familia de mi familia? - ¿allí podríamos tener una casa para nosotros dos solos y así poder vivir cerca, muy cerca de mi familia? Le dijo Gustavo.

- Y aquello a Martina, parecía que le comenzaba a gustar y cómo ella se encontraba perdidamente enamorada de su conquistador Gustavo, ésta en su cabeza ya estaba moviendo todos sus pensamientos y que era lo que primero iba a tener en aquel país al lado de su amor, y a la segunda vez que Gustavo le habló de la vida lejos del mundanal ruido de las grandes ciudades, la joven poco a poco se fue acercando a aquella idea y al final Martina cedió, ante las pretensiones de su amor (que le tenía robado el corazón) y aunque la joven siempre fue muy reacia a despedirse de la casa en donde trabajaba, por el cariño que ya le había cogido a los niños y también a los padres de los niños, pero al final era más fuerte el amor que la joven sentía por Gustavo que el cariño y el dinero que le abonaban cada mes en aquella casa, así que un día les tuvo que decir a sus jefes.

- ¿Este mes es el último que me quedo trabajando en esta casa con ustedes?

- Y aquello a sus jefes les cogió de sorpresa, porque ellos creían que la joven con ellos y sus niños era feliz y la mujer le preguntó.

- ¿No sabíamos que te pudieses encontrar tan mal, entre nosotros? Y ante aquella pregunta, la joven no sabía que contestar y solo les pudo decir.

- ¿No no? - ¿no es que esté a disgusto con ustedes?

- Y la señora entonces le volvió a preguntar a la joven Martina.

- ¿Entonces? - ¿cuál es el motivo que te lleva a dejar esta casa, y a tus adorables niños? Y la joven le dijo.

- ¿Es que quiero darle un nuevo rumbo a mi vida? Sin querer decirles nada más a sus jefes para que no se alarmasen. Y fue entonces cuando la señora de la casa le preguntó.

- ¿Es posible que lo hagas porque estés enamorada? Y Martina le dijo a su jefa.

- ¿Bueno? - ¿algo de eso sí que hay? - ¿pero? - ¿no es eso exactamente? Y de nuevo su jefa le volvió a preguntar.

- ¿A ver Martina cariño? - ¿cómo se llama ese hombre que te ha robado el corazón? Y la mujer quiso ahondar más en aquel tema de los hombres y esta le dijo.

- ¿En este distrito de la ciudad, la mayoría de las familias que residimos en él, somos gente qué (aunque no seamos ricos) sí que tenemos todos, una vida bastante acomodada y tranquila económicamente?

- ¿Lo que quiero decirte con esto, es que si ese joven que te ha enamorado, es de este distrito pues me parece muy bien que te sientas atraída por él? - ¿pero? - ¿si ese joven es de otro distrito de Buenos Aires?

- ¿Entonces lo deberías revisar y al menos conocerle un poco mejor, no todos los hombres de Buenos Aires son iguales?

- Y entonces la joven Martina se quedó un momento en silencio y algo pensativa sin poder darle a la señora que le preguntaba una clara respuesta y tuvo que ser su jefa de nuevo quien le volviese a preguntar.

- ¿Y entonces ese joven, de donde es? (Dando ya por hecho que Martina se encontraba enamorada) y Martina no le quería decir nada de aquel hombre a sus jefes, por si a ella no le llegaba a gustar demasiado y ni siquiera le quería decir la edad que tenía, ni tampoco que venía de otro país que no era de Argentina y al final después de permanecer callada durante algunos minutos, la joven le dijo

- ¿Es que este chico no es de aquí, de Buenos Aires? Y esta añadió - ¿este hombre con el que estoy saliendo es de Perú? Y su jefa toda extrañada le preguntó.

- ¿Y ese joven está estudiando aquí, o ha venido de vacaciones? Y ya fue cuando la sirvienta le dijo.

- ¿Es un hombre que tiene 20 años más que yo? - ¿pero? - ¿estoy muy enamorada de él? Y su jefa antes de continuar hablando de otras cosas le preguntó por el hombre en cuestión y le dijo.

- ¿Y cuál es la profesión de ese hombre? - ¿no te estará engañando? - ¿verdad? Y esta mujer añadió.

- ¿Las personas somos todas libres de elegir a quien queremos tener cómo pareja?

- ¿Pero Martina, me entristecería mucho saber que alguien te haya podido engañar? Y la mujer aún añadió.

- ¿Quédate unos cuantos meses más entre nosotros, y mientras tanto vas conociendo algo mejor a ese hombre, hasta que tú estés segura de cuáles son sus verdaderas intenciones, sus verdaderos sentimientos hacia ti? - ¿ah? - ¿también sería muy conveniente que supieses cual es el trabajo que tiene y cuál es su familia familia? Y esta mujer añadió.

- ¿No sea cosa que te vayas a vivir con él y luego las cosas no salgan tan bien cómo tú te habías imaginado?

- Y Martina después de aquellos sabios consejos de la señora, esta se quedó un momento pensando, y le dijo a la señora.

- ¿Bueno? - ¿si a usted no le importa, me voy a informar mejor de quién es ese hombre y mientras tanto, continuaré trabajando con ustedes unos cuantos meses más? Y cuando Martina terminó de decirle aquello a la señora Patricia (que así se llamaba la madre de los niños), esta le dijo.

- ¿Es que estoy tan enamorada de él? Y su jefa entonces le preguntó.

- ¿No estarás embarazada otra vez? Y la joven Martina le contestó.

- ¿Ahí señora? - ¿qué no, que no estoy embarazada? - ¿ahora ya tomo toda clase de precauciones? Y entonces su jefa le volvió a preguntar.

- ¿Pero? - ¿ese hombre que te ha enamorado? - ¿ya sabe lo que son las mieles del amor? Y esta mujer añadió.

- ¿Ya me entiendes? - ¿si has hecho con él, de nuevo….? Y Martina después de aquel interrogatorio le dijo.

- ¿Bueno? - ¿él sí que lo ha intentado? - ¿pero? - ¿hasta que yo no lo tenga muy claro, no le voy a dejar que pruebe de nuevo esas mieles?

- Y todo aquello se lo estaba diciendo Martina a su jefa, pero dentro de su mente no pensaba lo mismo que lo que ella le estaba diciendo a la señora Patricia, porque ya en más de una ocasión Gustavo ya había convencido a su chica para que ella le permitiese saborear aquel dulce deseo y el último domingo que la joven Martina salió de aquella casa para ir a la casa que habían alquilado los dos, allí ya le estaba esperando en la casa (cómo siempre hacia su chico (cómo decía ella) y cómo que los dos desde ya hacía mucho tiempo eran dos personas inseparables, cuando aquel día se volvieron a ver en su casa, Gustavo se apresuró a volver a enamorar a Martina para que le dejase probar de nuevo aquellas miele, pero era ya tanta la sed de amor que arrastraban los dos, que tras haber agotado todos los preliminares de besos y caricias, que ambos dos se dejaron llevar por la pasión y dejaron que la pasión aquel día hiciera que se consumara la prueba de la pasión y de la miel que ocasiona el amor cuando esta se desata sin control.

- Y cuando ya el día se hacía oscuro y eran algo más de las 10 de la noche (una hora en la que estaba establecida la llegada de Martina a la casa) la señora Patricia le dijo a Carlitos.

- ¿Oye Carlitos? - ¿sal un momento a la calle, para ver si ves a la doncella? Y esta mujer añadió.

- ¿Es que tenía que haber estado ya aquí, y mira qué hora es y aún no ha llegado? Y el niño que nunca iba solo a ningún sitio y además aquel día estaba bastante oscuro, este le dijo a su mamá.

- ¿Y porque, no sales tu mamá? - ¿es que ya está el día muy oscuro y a mí me da miedo?

- Y la madre enseguida entendió aquella excusa del niño y se fue ella misma hasta la puerta de la calle, la misma puerta por la que siempre entraba la joven Martina y al salir a la puerta la señora pudo ver a la joven y a su novio que terminaban de practicar aquel beso de película y al verse sorprendidos por la señora de la casa, ambos dos se terminaron de colocar bien sus cabelleras (que en aquel momento las llevaban bastante desaliñadas) y le hicieron ver a la mujer que los dos terminaban de llegar hasta aquel punto de la calle, pero la señora de la casa (que no tenía ni un pelo de tonta) antes de que Martina se despidiese de Gustavo y entrase a la casa por aquella puerta, esta le dijo.

- ¿Hacia ya unos cuantos minutos que Carlitos me estaba preguntando por ti?

- ¿Cómo él no te veía por la casa, estaba comenzando a añorarte? Y la mujer añadió.

- ¿Es que Carlitos te quiere mucho? - ¿y si no te ve por la casa, a él le entra morriña? Pero la mujer, sí que se había percatado de que allí en aquella puerta se habían comido a besos y habían estado dándose mil arrumacos y aquello posiblemente les iban a traer consecuencias porque la gente les había visto y no sabían si eran novios o tal vez eran ya matrimonio y la señora antes de que Martina llegase a entrar, esta le dijo.

- ¿No hace falta que acuestas hoy a los niños? - ¿esta noche lo haré yo?

- Y sin decirle la señora que había visto algunas escenas mientras que los dos se divertían al lado de la puerta de entrada, la señora le dijo a la doncella.

- ¿Pero? - ¿no habrán sido más que los besos? - ¿verdad? Y la joven después de la euforia y la alegría que su cuerpo llevaba encima y la subida autoestima como mujer, le dijo a su jefa.

- ¿Bueno? - ¿a mí no me gusta exhibirme demasiado ante la gente?

- ¿Siempre tomo mis precauciones, por eso siempre me dejo acompañar por un hombre cuando regreso a casa? Pero Martina le decía aquella a su jefa, haciéndole ver que aquella tarde-noche no había ocurrido nada entre ellos y que aquello que le decía su jefe de las precauciones, no tenía que ver nada con lo que su jefe estaba pensando de ella, y Martina le dijo a la madre de los niños.

- ¿Ya me dijo mi amiga Garbiñe hace unos meses, que Buenos Aires tiene sus cosas buenas y sus cosas malas y que ninguna calle de la capital está exenta de peligros y por eso siempre me dejo acompañar cuando regreso a casa por un hombre y su jefe viendo que la joven no le quería decir nada de lo que había estado haciendo aquella tarde, besándose con su novio en la puerta de la casa y que ella misma había visto algunas escenas subidas de tono, esta cambió su conversación y le dijo?

- ¿Hoy, debes de estar cansada de tantos besos? - ¿además no sé muy bien por qué?

- ¿Pero se nota en tu cuerpo que debes besar muy bien? Y la joven que se estaba dando cuenta de que su jefa cambiaba de conversación para que esta no llegase a molestarse, la joven se marchó hasta su habitación tratando de descansar, pero cómo que aquella noche ella no había tomado ningún alimento, antes de irse a la cama, cuando notó que sus jefes ya se habían ido acostado, y todo se quedó en riguroso silencio la joven se bajó hasta la cocina y tras abrir el frigo, pudo ver dentro en una repisa un pequeño refrigerio que parecía que le estaba esperando a ella, y la joven pensó.

- ¿Mira que bien, justo lo que yo estaba buscando? - ¿para no irme a la cama sin llevar algo en el estómago? Y la joven cogió aquel tentempié y se lo subió hasta su habitación sin que nadie de la casa llegase a enterarse de aquella falta, y tras dar buena cuenta de ello la joven se dejó caer en la cama y a los pocos segundos ya se encontraba totalmente dormida.

- Así que al día siguiente cuando aún no había amanecido, fue a niña la más pequeña de los 3, quien se despertó llorando y cómo que la habitación se encontraba colindante con la de la Martina, pues nada más comenzar a llorar la pequeña, enseguida se despertó Martina por culpa del ruido desmesurado de los lloros y cómo la joven Martina arrastraba aún mucho sueño atrasado la mujer tardó un buen tatito en aparecer por aquella habitación de Cristina (que así se llamaba la niña) y mientras tanto la niña Cristina continuaba llorando y los llantos llegaron hasta los oídos de sus dos hermanitos mayores y también hasta los oídos de su mamá, que no tardó en llegar hasta aquella habitación, para ver que le pasaba a su pequeña y cuando la dueña de la casa entró en la habitación de la niña, pudo ver que la cuidadora de la niña, aún no había llegado hasta allí, aún se encontraba vistiéndose en su habitación y fue su mamá quien tuvo que consolar a la pequeña y al preguntarle su mamá, porque lloraba de aquella manera, la niña le contestó.

- ¿Es que he visto a un hombre que entraba a mi habitación y me llevaba con él, en un coche? - ¿y me he asustado mucho? - ¿por qué nadie me ayudaba a escapar de ese hombre? Y su mamá le dijo.

- ¿Eso? - ¿hija, es solo un sueño? Y esta añadió.

- ¿Todas las personas soñamos por las noches, unas más y otras menos?

- ¿Y cuándo nos despertamos, esos sueños se nos desvanecen y ya no nos acordamos más en todo en día? Y la niña le dijo a su mamá.

- ¿Pues yo, sí que me acuerdo de lo que esta noche he soñado? Y su mamá le dijo.

- ¿Bueno hija? - ¿si te acuerdas de todo lo que has soñado esta noche, pues cuéntame paso a paso, todo lo que te recuerdes de ese sueño? Y cuando la niña quiso comenzar a contar parte del sueño, ya se había olvidado totalmente del sueño y le dijo a su mamá.

. ¿Jolin? - ¿es que ahora ya no me acuerdo del sueño? Y su mamá le contestó.

- ¿Ves hija? - ¿los sueños enseguida se olvidan? Pero la niña quería contarle aquel día su sueño a su mamá y esta comenzó a contar algo y le dijo.

- ¿Ahora sí que me acuerdo? Y su mamá le dijo - ¿a, sí? - ¿pues entonces cuéntame hija, cuéntame? Y de nuevo la niña le dijo.

- ¿Vaya? - ¿otra vez se me ha olvidado? Y la niña añadió.

- ¿Solo recuerdo que un hombre malo me cogía con sus manos y las llevaba manchadas de sangre y me metía dentro de un coche? - Y su madre le dijo.

- ¿Sigue hija, sigue? - ¿y qué más? Y la niña le contestó - ¿es que ya no recuerdo nada más? Y justo en aquel momento llegaba hasta allí la cuidadora de los niños que al ver allí hablando con la niña a su madre, esta le preguntó a la señora.

- ¿Qué le pasaba a la niña? Y antes de que la señora llegase a contestar a la pregunta de Martina, la señora le preguntó a la joven Martina.

- ¿Tú la habías oído llorar? Y la joven le dijo. - ¿no no? - ¿no la había oído? - ¿pensaba que aún se encontraba dormida? Y la señora le dijo a su doncella.

- ¿Es que anoche vi que estabas muy cansada y no te he querido decir nada? Y la jefa de Martina añadió.

- ¿Por cierto? - ¿qué tal tu novio? - ¿ya te ha dicho a donde trabaja? - ¿y cuál es su profesión? Y la joven Martina que aún no le había preguntado nada a Gustavo, y la joven le dijo.

- ¿Gustavo me dijo un día que él, tenía una profesión muy liberal? Y la señora de la casa le pregunto a la doncella.

- ¿Y qué entiendes tú, por una profesión liberal? Y la joven contestó.

- ¿Bueno? - ¿pues será que su trabajo lo puede desempeñar lo mismo en un país que en otro? Y la joven recapacito para ella misma y dijo en voz alta.

- ¿Por eso el otro día, me dijo, que nos podríamos ir a vivir a Perú?

- ¿Qué él allí tiene a su familia y una gran casa para poder vivir nosotros? Y su jefa entonces le dijo.

- ¿Bueno? – ¿eso está bien? - ¿pero me gustaría que todo eso fuese cierto?

- ¿Los hombres suelen mentir, cuando algo a ellos les interesa mucho?

- ¿Yo creo que deberías preguntarle muchas cosas antes de irte a vivir con él a otro país? Le dijo su jefa y ésta aún añadió.

- ¿Así, que me dices? - ¿qué vas a continuar con nosotros unos cuantos meses más?

- ¿Pues los niños estarán encantados que te quedes algunos meses o incluso un año más? Y la joven Martina después de haber hablado con su jefa, esta recapacitó un poco y pensó.

- ¿Bueno? - ¿continuaré en esta casa, porque me encuentro a gusto con ustedes y con los niños? - ¿tampoco estoy aquí tan mal? Y esta añadió.

- ¿Quiero conocer un poco más a Gustavo, no sea que me esté engañando como dice la señora? - ¿por qué en la casa se porta muy bien conmigo? - ¿pero? - ¿cuándo nos marchemos a Perú, no sé cuál va a ser su comportamiento?

- Y la joven continuó allí trabajando sin pensar en lo que ya le había dicho su novio, porque los niños la querían mucho y sintonizaba muy bien con ellos y mientras tanto la joven les iba mandando dinero a la casa de sus padres en Brasil, para el mantenimiento de la casa y el cuidado de sus hermanos y el novio cada día que este veía a Martina, siempre le decía aquello que él siempre le recordaba - ¿en mi país, en Perú? - ¿tengo una casa para poder vivir los dos, sin necesitar a nadie más?

- Por eso que Gustavo le ponía a su novia las cosas bastante difíciles, porque no paraba de hacerle invitaciones para que dejase aquella casa y se fuese con él a Perú y mientras tanto la joven le iba sub sacando cosas de su vida y de su forma de ver la vida, pero por mucho que ella le llegaba a preguntar, Gustavo nunca le llegó a decir cuales eran en realidad sus verdaderos sentimientos, ni sus intenciones hacía ella, ya que por un lado le decía muchas veces que la amaba y que no podría vivir sin ella y por otro no llegaba nunca a decirle la verdad de lo que él pensaba.

- Y cuando ya habían pasado más de 35 días desde que su jefa la vio allí en la puerta en extrañas posiciones y disimulando precipitadamente cuando ella les sorprendió, la joven Martina que un día se encontraba bastante mareada, con muchas náuseas y dolor de cabeza sin encontrar su sitio en la casa, aquel mismo día la joven le dijo a su jefa,

- ¿No sé muy bien, que me pasa? - ¿pero hoy he amanecido con dolor de cabeza y nauseas, y no sé si me voy a poder hacer cargo del cuidado de los niños? Y su jefa que le estaba escuchando con mucha atención, le dijo.

- ¿Eso me pasaba a mí, cuando me quedé embarazada de Carlitos?

- Y la señora, le preguntó a Martina.

- ¿No estarás embarazada? - ¿verdad? - ¿por qué esos síntomas que dices que tienes, son los normales, que tienen las mujeres cuando se encuentra embarazadas?

- Y fue entonces cuando la señora y madre de los niños le vino a la memoria y dijo para ella misma, antes de decirle nada a su doncella.

- ¿Claro? - ¿hace ahora un mes justo? - ¿qué les vi a los dos en plan cariñoso delante de la puerta de la entrada? - ¿seguro que estuvieron probando de nuevo esas cosas que no deberían haber probado? Y la señora en su interior, también pensó.

- ¿Es qué a mí, también me pasó algo parecido, cuando me quedé embarazada de Carlitos? Y la mujer añadió en su pensamiento.

- ¿Lo recuerdo como si fuese ahora mismo? - ¿y hace ya más de 10 años? Y la señora le dijo a Martina.

- ¿Y si es así? - ¿qué piensas hacer Martina? - ¿te vas a ir a Perú con él? Le preguntaba la señora a la joven, pero Martina, aunque aún tenía algunos vómitos y en algunos momentos del día ella se encontraba mareada, seguramente no era porque estuviese embarazada o al menos eso era lo que ella pensaba.

- Pero tras aquel día lleno de bastante malestar, por la culpa de aquellos vómitos y de los mareos, la joven fue mejorando poco a poco y al cabo de haber pasado 3 días, Martina ya no le quedaban síntoma alguno y la joven se comportaba como una mujer de lo más normal, hasta que su jefa aquel día se percató de su cambio y esta le dijo.

- ¿Oye Martina? - ¿y que es de aquellos mareos que tenías en los días pasados?

- ¿Qué tal lo llevas ahora? - ¿te lo pregunto, porque cómo no veo que te quejes, parece que ya te hayan pasado? - ¿verdad? Y la mujer añadió. - ¿o no? Y la joven después de algunos segundos sin encontrar una respuesta convincente, esta le dijo a su jefa.

- ¿Es que señora? - ¿sería muy raro, que con unos simples besos me hubiese quedado embarazada? Y su jefa entonces de nuevo le preguntó.

- ¿Así que ese día, te dejaste llevar por la pasión de tu novio? Y la joven le dijo a la señora.

- ¿Nunca antes Gustavo, tuvo tantos deseos y yo me dejé llevar por la pasión, pero nada más que fueron besos? Y la joven añadió.

- ¿Pero, ya no tengo nauseas ni mareos? Y esta le dijo.

- ¿Seguro que aquel malestar no debería ser por ningún embarazo? Y su jefa le contestó.

- ¿Hay Martina estas cosas suelen pasar? - ¿así qué seguro que tendrás que esperar hasta el siguiente mes, para comprobar si te baja la regla o no? Y esta añadió.

- ¿Y si no te baja, entonces tendrás que ir a la farmacia para hacerte una prueba de embarazo con un predictor? Y la joven Martina le dijo a su jefa.

- ¿Pues mañana mismo me iré a la farmacia, para adquirir uno de esos artilugios?

- ¿Pero iré a otra farmacia que no esté aquí abajo, para que no sepan que eso es para mí? - ¿es que a esa farmacia que voy siempre ya me conocen y me daría mucha vergüenza que supieran que ese artilugio es para mí? Y su jefa le dijo.

- ¿Pues sabes una cosa? - ¿qué tienes razón? - ¿casi que sería mejor que fueses a aquella farmacia a donde su dependiente es tan simpático y atento con los clientes, sobre todo con las clientas? Y esta añadió.

- ¿Esa farmacia está en la otra calle que ahí allí detrás, su dependiente se llama Augusto? Y la joven al parecerse aquel nombre al de su novio, esta le preguntó.

- ¿Cómo me has dicho que se llama ese dependiente? Y la señora le dijo.

- ¿El joven se llama igual que se llamaba su padre, que era el dueño de la farmacia que se murió hace tan solo un año? - ¿Y se llama Augusto? Le repitió la señora y esta le dijo.

- ¿Pues ve a esa? - ¿igual enamoras a ese joven, que es de clase alta y así dejas a ese peruano que quiere llevarte a su tierra? Y la mujer aún le preguntó a la joven.

- ¿No te gustaría enamorarte de ese joven? - ¿si llegaseis a enamoraros, podrías llegar a vivir cerca de tus adorables niños? - ¿y de esa manera no tendrías que alejarte de nosotros, porque ese chico vive ahora en la misma casa que vivía con su padre y con su madre que es ya muy viejita? Y esta mujer añadió.

- ¿Yo, la quería mucho y algunas veces hemos salido juntos de fiesta, cuando ellos eran algo más jóvenes? - ¿es una buena familia? Y ésta aún añadió.

- ¿Y me haría mucha ilusión que llegases a tener algo con ese chico? Y después de escuchar a la señora la joven le dijo.

- ¿Y si el farmacéutico se llega a enterar de que ese predictor es para mí? - ¿qué va a pensar ese dependiente? Y esta añadió.

- ¿Sabe usted? - ¿qué, ya iré a esa farmacia cuando tenga que buscar cualquier otro medicamento? - ¿y a buscar el predictor me iré a otra farmacia? - ¿no me gustaría que ese chico que usted conoce, piense mal de mí? Y la joven le preguntó a la señora.

- ¿No conoce usted señora, ninguna otra farmacia que esté cerca de aquí? - ¿y que no sea ninguna de esas dos que hemos hablado? - ¿pero que tenga de dependienta, a una mujer? Y esta añadió.

- ¿Ya sabe usted, las mujeres nos entendemos mucho mejor, cuando se trata de productos femeninos? Y la señora que ya hacía mucho tiempo que residía en el mismo barrio, le dijo.

- ¿Ah si? - ¿en la otra calle de allí enfrente hay otra farmacia que está regida por su dueña, una mujer que estuvo yendo conmigo a la universidad y también es muy buena gente? - ¿Lo que pasa es que esa señora dependienta es una mujer mayor, y no se bien si os vais a entender? Y la joven Martina le dijo a su jefa.

- ¿Pues, sabe qué? - ¿qué iré a esa otra farmacia a comprar el predictor y así, conoceré a esa señora? Y esta mujer añadió.

- ¿Las mujeres mayores, siempre nos dan sabios consejos a las que aún somos jóvenes? - ¿por qué ellas son consideradas nuestras abuelas y tratan siempre de protegernos?

Tasuta katkend on lõppenud.

5,99 €