Loe raamatut: «Suicidio Policial: Guía Para Una Prevención Eficaz»
Suicidio Policial:
Guía para una Prevención Eficaz
Juan Moisés de la Serna
Editorial Tektime
2021
“Suicidio Policial: Guía para una Prevención Eficaz”
Escrito por Juan Moisés de la Serna
1ª edición: enero 2021
© Juan Moisés de la Serna, 2021
© Ediciones Tektime, 2021
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Distribuido por Tektime
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Prólogo
En este libro se aborda una de las problemáticas menos tratadas en la actualidad que no por ello deja de ser un tema preocupante en cuanto que afecta al personal encargado de velar por la protección y seguridad de la ciudadanía. Una profesión, la de policía, que en ocasiones no está valorada socialmente de forma adecuada, a pesar del importante papel que juega en el mantenimiento del orden y la convivencia social. Un cuerpo que se enfrenta a una realidad cada vez más habitual con la pérdida de sus agentes por la acción suicida. Tal es la preocupación que distintos gobiernos ya han adoptado medidas de prevención y otros están aún en vías de su concreción. Estas medidas suelen establecerse dentro de un Plan de Prevención de la Policía, aunque existe disparidad en cuanto a los objetivos y métodos para llevarlo a cabo. En este texto se analizan los planes para su implantación.
Agradecimientos
Aprovechar desde aquí para agradecer a todas las personas que han colaborado con sus aportaciones en la realización de este texto especialmente al Coronel D. Luis Humberto Barrera, Jefe del Área de Gestión de Servicios en Salud del Ministerio de Defensa Nacional del Gobierno (Colombia); al Dr. Quazi Imam quien es Director Médico del Hospital Memorial de Arlington y a la Dra. Megan Thoen, profesora del departamento de Toxicología Ambiental del Instituto de Ciencias Forenses, de la Universidad Tecnológica de Texas (EEUU); a Dª Nathalie López quien es Oficial de Policía y Psicóloga Clínica en la Policía Nacional (Ecuador); a la Dra. Djalila Rahali quien es especialista en ciberpsicología y ha trabajado como consultora para el ministerio del Interior de Argelia (Argelia); a la Dra. Luisa Velasco Riego quien es inspectora de policía y doctora en psicología; al Dr. Rafael Soto, Director General de Asistencia Sanitaria en la Consellería de Sanitat Universal y Salut Publica Valenciana desde Julio de 2015 a junio de 2018 y responsable del Plan de Prevención del Suicidio y Manejo de la Conducta Suicida 2016-2020 de la Comunidad Valenciana; a D. Alberto Martín Ruiz, Presidente y Fundador de la Asociación Andaluza Preventiva del Suicidio Policial con número de registro 18744/1 de la Consejería de Justicia e Interior de la Junta de Andalucía; y a Dª Laura Tormo, psicóloga especializada en la temática de Suicidio y Medios de Comunicación.
Nota Personal
Quisiera aprovechar desde aquí para felicitar al Gobierno de España por haber implementado recientemente una política de prevención del suicidio entre los cuerpos y fuerzas de seguridad, en concreto dirigido a la Policía Nacional, para lo cual ha implementado once medidas entre las que se encuentra la atención telefónica por parte de profesionales de la salud mental gracias a un teléfono disponible 24 horas al día, 7 días a la semana.
Fuentes consultadas
World Health Organization (Suiza); United Nations (EEUU); European Statistical Office (Luxemburgo); Public Health Agency (Canadá); Office for National Statistics (Inglaterra); Ministère de l’Intérieur (Francia); Ελληνική Στατιστική Αρχή (Grecia); Ministerio de Salud y Protección Social y el Ministerio de Defensa Nacional (Colombia); Ministério da Saúde (Brasil); Ministerio de Sanidad (Chile); Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social; Instituto Nacional de Estadística; Asociación Andaluza Preventiva del Suicidio Policial y la Agrupación Reformista de Policías de España (España).
Dedicado a mis padres
Contenido
Prólogo
Agradecimientos
Nota Personal
Fuentes consultadas
Capítulo 1.- Definiendo el suicidio en el ámbito policial
El suicidio
La conducta de riesgo
Referencias
Capítulo 2. Características del suicidio en el ámbito policial
El Perfil del Suicidio entre la Policía
Factores de Riesgo
Factores de Personalidad
La Influencia de la Depresión
La Influencia del Estrés
El Estrés Post-Traumático
Factores de Protección
La Ideación Suicida
El Intento Suicida
Referencias
Capítulo 3.- La realidad del suicidio en el ámbito policial
El suicidio entre la policía en América
El suicidio entre la policía en Europa
El suicidio entre la policía en España
Referencias
Capítulo 4.- Medidas que debería de contener los Planes de Prevención del Suicidio en la Policía
Medida 1. Restricción del acceso a los medios de suicidio (por ejemplo, plaguicidas, armas de fuego y ciertos medicamentos)
Medida 2. Información responsable por parte de los medios de comunicación
Medida 3. Introducción de políticas orientadas a reducir el consumo nocivo de alcohol
Medida 4. Identificación temprana, tratamiento y atención de personas con problemas de salud mental y abuso de sustancias, dolores crónicos y trastorno emocional agudo
Medida 5. Capacitación de personal sanitario no especializado, en la evaluación y gestión de conductas suicidas
Medida 6. Seguimiento de la atención dispensada a personas que intentaron suicidarse y prestación de apoyo comunitario.
Referencias
Capítulo 5. Errores Habituales en los Planes de Prevención del Suicidio en la Policía
Error 1. No se aplica un plan específico para la policía
Error 2. No se priorizan los destinatarios del plan de prevención
Error 3. No realizar una Investigación de la Implantación
Error 4. No se lleva a cabo la Evaluación de Impacto del programa de prevención
Error 5. Se establece el objetivo de suicidios cero
Error 6. No se dota de personal suficiente para su eficacia
Referencias
Capítulo 6. MEJORAS PARA INCORPORAR en los Planes de Prevención del Suicidio en la Policía
Mejora 1. Registro de la historia en la Selección
Mejora 2. Determinar la población total a prevenir
Mejora 3. Creación de Redes Privadas de Información
Mejora 4. Atender al género en los planes de prevención
Mejora 5. Formación como eje de los planes de prevención
Mejora 6. Fomentar la salud mental entre los agentes.
Mejoras 7. Prohibir el Suicidio
Referencias
Capítulo 7. Propuestas tecnológicas a incluir en los Planes de Prevención del Suicidio en la Policía
Propuesta 1. Fomento de la ciberterapia para la Policía
Propuesta 2. Teléfonos de Suicidio para la Policía
Propuesta 3. Foros sobre Suicidio para la Policía
Propuesta 4. Creación de App específica para la Policía
Propuesta 5. Inteligencia artificial aplicada a detectar vulnerabilidad para la Policía
Propuesta 6. Detección automatizada de los Estados Emocionales de la Policía
Referencias
Anexos
Anexo 1. Plan de Prevención del Suicidio de Francia
Anexo 2. El modelo de salud mental y bienestar de la policía de Victoria (Australia)
Anexo 3. Plan de Prevención del Suicidio de New Jersey (EE. UU.)
Anexo 4. Medidas Propuestas por la Agrupación Reformista de Policías
Anexo 5.- Plan de Prevención del Suicidio de Colombia
Anexo 6. Mitos sobre el Suicidio
Capítulo 1.- Definiendo el suicidio en el ámbito policial
El suicidio
El suicidio a nivel mundial provoca un muerto cada minuto, siendo en muchos países de las tres principales causas de fallecimiento entre los adolescentes entre 14 a 24 años, habiéndose producido un incremento del 60% del suicidio en los últimos 50 años (O.M.S., 2009).
Si preguntamos a cualquier persona coincidirá con la definición de la Organización Mundial de la Salud sobre concebir al suicidio como aquel acto de quitarse la vida, por lo que el suicidio en el ámbito policial sería el cometido por un agente de policía contra sí mismo. Luego este acto puede o no ir acompañado de algunas características más generales, como que suele ser un acto individual, realizado en solitario, asociado a sintomatología depresiva, donde se deja una nota de despedida…
Estos detalles a pesar de poderse encontrar en muchos casos no lo están en todos, así puede ser un suicidio individual o colectivo, aunque para este segundo caso se requieren de unas situaciones muy particulares como las que se han dado en algunas sectas. El tema de la nota de despedida o nota de suicidio como también se le conoce es bastante frecuente que lo utilicen en las series y películas como determinante para diferenciar si se está ante un caso de suicidio o de asesinato. Hay que indicar que el suicidio puede ser premeditado, y por tanto puede darle tiempo a la persona a preparar una nota de despedida, pero también puede ser sin premeditación, y en tal caso no se encontraría nota alguna. Así por ejemplo en Austria entre 1996 y el 2006 únicamente el 30,8% de los agentes de la Policía Federal dejó una nota de suicidio (Kapusta et al., 2010).
Comentar que una idea ampliamente extendida, es que la comunidad científica apenas tiene interés en el estudio del suicidio y por tanto no existen casi publicaciones científicas; aspecto que no se corresponde con la realidad, debido a que el número de estudios sobre la temática del suicidio en el mundo desde el 2000 hasta el 2016 fue cerca de 2.800.000 artículos usándose para ello las bases de datos de MEDLINE-PubMed, PsycINFO y CINAHL (Mental Health Commission of Canada, 2018), el problema es que en ocasiones dicho conocimiento científico no llega a los usuarios finales para su aplicación.
Igualmente existe la creencia de asociar al suicidio con los problemas mentales, aunque si bien eso podría ser una ventaja en cuanto que, si se detecta sintomatología depresiva en el agente, y se interviene tempranamente, esto podría servir para prevenirlo, pero en muchos casos el conocimiento que un policía puede tener no difiere del que pueda saber otro trabajador, desconociendo las señales de atención en que debería de fijarse para prevenir el suicidio.
Por ejemplo, si se pregunta a un policía o cualquier otro trabajador no relacionado con el ámbito de la salud mental sobre si existen poblaciones en donde sea más frecuente un tipo de problema de salud mental que otro, lo normal es que se responda negativamente, argumentando que todos estamos igualmente expuestos a sufrir estos problemas independientemente de donde se viva. Creencia muy extendida, entre aquellas personas que no han viajado a otros lugares y que no tienen una formación en salud, pero no sustentada en evidencia científica.
Hoy en día y gracias al acceso a los datos abiertos es posible comprobar cómo la salud mental se presenta de forma diferente en función del lugar donde se encuentra, existiendo zonas en donde se dan más casos de una determinada patología que otra. El problema es que en ocasiones los datos de salud no son accesibles para realizar investigaciones al respecto ya que los gobiernos suelen ser bastante recelosos con este tipo de información “sensible”, a diferencia de otras temáticas en el que se permite conocer hasta el último detalle del número de semáforos, cada cuánto tiempo cambian y si alguno está averiado; los horarios de apertura y cierre de las farmacias e incluso las camas disponibles en los hospitales de cada zona, pero cuando se trata de casos de salud mental suele ser difícil que se pueda acceder a esta información, por lo menos de una forma directa.
A pesar de lo cual en ocasiones se puede extraer estos resultados de forma indirecta, por ejemplo, fijándose en el número de defunciones, estas se registran en varias categorías según su causa asociada, para el caso lo que nos interesa es en sí dos que comprenden a la salud mental, el primero sería el correspondiente a trastornos mentales y del comportamiento y el segundo el de las enfermedades del sistema nervioso y los órganos de los sentidos. Si bien el primer epígrafe con respecto a los trastornos mentales y del comportamiento abarcaría una gran parte de los casos de la salud mental, tal y como se recogía siguiendo los criterios del C.I.E. (Clasificación Internacional de enfermedades) en su novena versión (O.M.S., 1988), cuando estos se vieron cambiados a la versión décima (O.M.S., 2009), casos como el de la enfermedad de Alzheimer se trasladaron al segundo epígrafe, es decir al de las enfermedades del sistema nervioso y de los órganos de los sentidos. Es por ello por lo que los resultados que se presentan a continuación se corresponden con ambos epígrafes y que abarca la mayoría de los problemas de salud mental.
Para ejemplificar la utilidad de los datos de la defunción empleando este criterio de clasificación del C.I.E.10, nos centraremos en una comunidad autónoma española, en concreto en Andalucía, cuyo gobierno apuesta por el Open Data, y así se pueden extraer datos sobre las defunciones en esta comunidad desde 1980, pudiendo observar la evolución de los datos acumulados hasta la actualidad sobre las causas de las defunciones por cada localidad independientemente de su tamaño, es decir, de cada ciudad o pueblo de dicha comunidad autónoma.
Basándonos en los datos en bruto es posible observar cómo ha ido evolucionando durante los últimos 33 años en Andalucía el número de fallecidos asociados a problemas de salud mental, habiéndose producido un importante incremento en Sevilla, Málaga y Cádiz, siendo menor el incremento en Huelva y Almería. Pero si nos quedamos con estos resultados podríamos llegar a falsas conclusiones, debido a que no tenemos en cuenta un importante factor de corrección, el número de habitantes de cada localidad. Es decir, no es lo mismo que aparezcan 10 casos en una población de 100 habitantes, que 10 en una de 5000 habitantes, para hacer más comprensibles los datos se suele establecer un mismo marco de comparación, por ejemplo, cada 100.000 habitantes, así siguiendo con las cifras anteriores se puede hablar de una tasa de 0,01 casos cada 100.000, y de 0,05 casos cada 100.000 habitantes respectivamente.
Teniendo en cuenta lo anterior, y siguiendo con los datos históricos de la comunidad autónoma de Andalucía, para ajustar los resultados de las causas de defunción relacionadas con la salud mental a la población real del momento se extrajeron los datos correspondientes a las cifras oficiales del Padrón Municipal de Habitantes a partir de 1997 y se realizaron los ajustes correspondientes, de forma que los resultados son totalmente diferentes a lo observado con anterioridad, siendo Córdoba, Granada y Jaén los que encabezan el porcentaje de casos por habitantes, mientras las que tienen menos casos son Málaga, Sevilla y Huelva.
Es por ello que al igual que las comisarías conocen en qué zonas es más probable que se dé un tipo de delincuencia en vez de otro debido a múltiples factores como la población del lugar, las facilidades de acceso, el número de establecimientos,… igualmente se puede conocer en qué poblaciones es más probable encontrarse ante una determinada problemática relacionada con la salud mental que con otra, pero ¿de qué le sirve a un policía conocer dicho aspecto?, ¿acaso estamos hablando de un número relevante de afectados?, al respecto el Dr. Quazi Imam, Director Médico del Hospital Memorial de Arlington (EE.UU.) comenta:
Casi 1 de cada 5 estadounidenses sufre una enfermedad mental, así cada año, alrededor de 42,5 millones de estadounidenses adultos (el 18,2 por ciento de la población total de adultos en los Estados Unidos) sufre de alguna enfermedad mental, soportando condiciones como la depresión, el trastorno bipolar o la esquizofrenia. En otros países, por ejemplo, en Inglaterra se estima que 1 de cada 4 adultos británicos experimenta al menos un problema de salud mental diagnosticable en un año. Por su parte la Organización Mundial de la Salud publicó en 2014 una cifra alarmante, estimando que aproximadamente 476 millones de personas en todo el mundo tienen un problema de salud mental.
De toda la problemática que supone la salud mental 300 millones de personas sufren depresión (O.M.S., 2017), bueno esto no sería más que un dato anecdótico, útil para el personal relacionado con la salud, y en específico con la salud mental, pero ¿qué tiene que ver esto con la policía?
El trabajo policial en su mayoría por no decir todo, está íntimamente relacionado con su comunidad y con la problemática que esta tiene, así hay barrios donde existe un mayor índice de delincuencia que otros, incluso aquellos en los que la policía no puede pasear de forma segura, necesitando “refuerzos” para entrar en determinadas zonas. Una situación que permite en unos casos e impide en otros, que exista una relación fluida entre los policías y sus vecinos. Así si en una determinada zona se da más un tipo de problema de salud mental que en otra, esto también lo van a tener que contemplar los policías, ya que las demandas de su comunidad van a ir más orientadas a atender estos casos. Por lo que es frecuente, que, si en un barrio existe un centro de atención a pequeños con discapacidad psíquica, se requiera en ocasiones de la intervención policial si alguno de ello se “escapa” de su cuidador. Igualmente, si en una zona existe una población especialmente envejecida donde el porcentaje de personas que sufren enfermedades neurodegenerativas es importante, los policías van a tener que intervenir en más de una ocasión para auxiliar a uno u otro anciano cuando este se “despiste” y se “pierda” o no sepa cómo regresar a su casa.
Con ello se trata de ejemplificar cómo la actuación policial, aun sin ser en muchos casos los agentes conscientes de ello va a ir ajustándose a las necesidades de la salud mental de la población en donde se trabaja, pero en otras ocasiones es un trabajo consciente con pacientes. Aunque cuando se habla de salud mental, no necesariamente va a ir asociado a problemas “menores”, pudiéndose presentar casos de agresividad e incluso violencia, a los cuales también debe de dar respuesta la policía haciendo lo que buenamente puede por mantener la situación bajo control, pero ¿cómo afecta a los policías trabajar con personas con problemas de salud mental?
Esto es lo que se ha tratado de dar respuesta mediante una investigación realizada desde el Instituto de Ciencias Biomédicas Abel Salazar, Universidad de Oporto junto con el Hospital de Magalhães Lemos (Portugal) y la Unidad de Psiquiatría Social y Comunitaria (Centro Colaborador de la OMS para el Desarrollo de Servicios de Salud Mental), Universidad Queen Mary de Londres (Inglaterra) (Soares & Da Costa, 2019). En el estudio participaron diez agentes, con una edad media de 46 años y 22 de servicio, de los cuales únicamente había una mujer. La labor de estos profesionales era trasladar a los pacientes al psiquiátrico cuando así se les requería mediante ingresos obligados.
Se recogió información de las entrevistas realizadas a los agentes, la cual fue codificada y analizada, sobre cinco temas, “Actividad policial y el ingreso obligado “, “El papel de la familia en el proceso de ingreso obligado “, “El éxito del ingreso obligado”, “Las opiniones sobre las enfermedades mentales” y “Mejoras que propondrían en su labor del ingreso obligado”. Según los informes de los agentes, para ellos esta labor fue la más estresante y difícil que habían tenido que desempeñar en el cuerpo de policía, destacando el papel mediador de las familias para facilitar su labor de ingreso obligado. Con respecto a la percepción sobre los pacientes de salud mental estos eran percibidos como imprevisibles y peligrosos, sintiendo que ellos como agentes no estaban preparados para tratar este tipo de casos y entendían que debía de estar presente personal cualificado en esta labor. Investigación que no hace sino reflejar la buena voluntad de los agentes, pero que en ocasiones es insuficiente para tratar con determinada problemática, sobre todo en los casos más graves de la salud mental. Por tanto, la salud mental de la población va a suponer en muchos casos un plus en cuanto al estrés generado en la labor policial, y eso sin tener en cuenta que el propio agente puede estar sufriendo algún problema en este ámbito, ya sea un trastorno de depresión, ansiedad o de otro tipo.