Loe raamatut: «El profesor mediador del aprendizaje», lehekülg 2

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Capítulo primero El panorama educativo en la sociedad actual. Justificación del cambio de paradigma:el perfil del profesor mediador del aprendizaje

1. Actualidad y justificación del perfil del profesor mediador de aprendizajes

Creemos fundamental presentar los motivos y las fuentes inspiradoras del nuevo paradigma de la Educación que más vigencia está adquiriendo, por sus aportes a la formación de los docentes y a la renovación del estilo de relación de profesor-alumno en las aulas. Entre las teorías y programas que intentan responder al cambio estructural que hoy precisa la educación, para afrontar los retos de la sociedad del conocimiento, el enfoque mediador es el que mejor recoge y asimila las teorías sociocognitivas, constructivistas y gestálticas para una respuesta coherente de transformación escolar y de profesionalización de los docentes.

La complejidad de la tarea educativa, que recoge, como en la gigantesca desembocadura del delta del río de la cultura a tantos problemas y corrientes: la educación intercultural, la inclusión escolar, la atención a la diversidad, la superación del fracaso escolar, la atención a los alumnos con necesidades educativas especiales, la motivación del profesorado, la formación en nuevas competencias, la calidad educativa…, están demandando una formación inicial completa y una continuada formación a lo largo de toda la vida de todos los docentes, de toda la comunidad educativa, por la importancia y trascendencia que hoy se otorga a la educación. La respuesta a esta complejidad educativa ha sido nuestro noble intento de muchos años. Hay muchas teorías valiosas, muchos programas de intervención, eficaces estrategias…, pero tenemos la conviccción de que la mejor respuesta pedagógica y la mejor solución será siempre el profesor-mediador, siempre consciente de su tarea de equipo y de toda la comunidad educativa. Aquí sólo queremos introducir los principios, bases y fundamentos de la teoría de la mediación que nos da pie para definir cómo es el profesor mediador de aprendizajes, para llegar a proponer, después, la metodología que se desprende de esa forma de entender la pedagogía y la didáctica en el aula, de modo que respondamos coherentemente al cambio relacional que hoy necesita la educación, para enseñar a aprender y a pensar a los educandos, y formarlos para que puedan continuar aprendiendo con plena autonomía y éxito durante toda su vida. Aquí aportamos los elementos para la planificación de la formación que aporte la profesionalidad que demanda hoy la educación.

A. La innovadora aportación de Reuven Feuerstein

Afortunadamente sigue entre nosotros y disfrutamos del magisterio de uno de los más creativos y aprovechados alumnos (compañero y colaborador) de Jean Piaget: El Prof. Reuven Feuerstein. Su aporte a la comprensión del constructivismo piagetiano a través de una genial contribución metodológica, cual es su propuesta de Experiencia de Aprendizaje Mediado, minuciosamente explicada en el Programa de Enriquecimiento Instrumental −PEI− y su modelo de Evaluación Dinámica y Psicodiagnóstico (LPAD). Hoy asistimos a la imperiosa necesidad de ayudar a los educandos a construir sus mentes, a enseñarles a pensar con autonomía y eficacia. Es una tarea de profesionales de la educación, que actualizan el pensamiento de Piaget que encabeza estas líneas, porque sitúan en el centro, como auténtico protagonista de las aulas, al educando. El mediador es, como su mismo nombre lo indica, un intermediario, un amplificador, un adaptador, un organizador y un diseñador de procesos formativos. Con lo que ser diseñador implica de conocer cuanto contribuye a la auténtica construcción de la obra más compleja que podemos acometer, como es la formación de una persona. Feuerstein elabora y traduce a la praxis los principios de su amigo y maestro Jean Piaget, además de recoger la inspiración optimista de los procesos mediadores de Vygotski y de la psicología actual. Esas son las fuentes más genuinas de su original aporte a la Psicopedagogía.

B. El mapa cognitivo: extraordinaria herramienta

Los mediadores del aprendizaje tenemos una inmensa deuda con R. Feuerstein. Su inspiración es fundamental en una serie de elementos psicopedagógicos que orientan el enfoque cognitivo de los aprendizajes de forma magistral. Explícitamente debemos aludir a los elementos que constituyen el Mapa cognitivo −MC−, como elemento integrador de la propuesta de intervención o experiencia de aprendizaje mediador que ofrece al profesor como esquema de programación. Este rico concepto integra los elementos fundamentales del acto de aprendizaje. Tal vez esté aquí el foco más iluminador del trabajo sobre el perfil del profesor mediador. Lo que tratamos de realizar en nuestra investigación es asumir cuantos datos y enseñanzas de la teoría de R. Feuerstein, a cada uno de los siete parámetros del MC que sirven de norte al profesor para inspirar su cambio metodológico. En síntesis, el MC contiene todos los elementos fundamentales que deben estar a la hora de programar y construir una metodología para cualquier enseñanza en clase. Partiendo de este dato, revisamos las principales corrientes de didáctica general para añadir al esquema de programación aquellos otros momentos que dan respuesta a una metodología modélica para un profesor en la enseñanza de su disciplina. Tres claves innovadoras debemos destacar entre los elementos del MC: a) Los criterios de la Mediación, b) las Funciones Cognitivas Deficientes −FCD− y las Operaciones Mentales −OM−. Tres aspectos esenciales para una terapia clínica y modificadora que aseguran el conocimiento por dentro del auténtico oficio de Profesor mediador de aprendizajes. Debemos resaltar su luminosa aportación en los criterios de Mediación que ayudan a ampliar la mirada y descubrir en las necesidades del educando nuevos estilos de interacción, con los que nos adaptamos a su ritmo, carencias y procesos de aprendizaje. Pero donde se da el juego más profundo de terapia clínica y de profundización psicopedagógica es en salvar todos los prerrequisitos, las FCD, que dan al mediador la pauta de los problemas a cuidar en el educando, como fuente de problemas para el desarrollo intelectual y el crecimiento en la realización de las operaciones mentales que determinan el auténtico desarrollo.

C. Aportación original de la mediación en el estilo de interacción del profesor en el aula

La renovación del profesorado, las respuestas concretas a la diversidad de problemas educativos en las aulas, la motivación de los alumnos, el éxito educativo, la educación en valores, etc., esta interminable lista pone en evidencia que la Educación hoy es una tarea compleja, que exige, ante todo, una reflexión sobre los principios, los sistemas de creencias en los que construimos todo Proyecto Educativo y toda labor terapéutica.

Las respuestas pedagógicas son innumerables, pero el sentido práctico y la coherencia en unos conceptos coherentes y actuales, apoyados en las más eficaces tendencias y en nuestra propia experiencia, nos invitan a mirar al paradigma mediador como una de las respuestas más ricas para la motivación y profesionalización del Educador, hoy. Al fin y al cabo a la escuela se le asigna la tarea esencial de construir la mente de los educandos, como base de todas las demás construcciones trascendentes que queramos emprender en nuestra sociedad.

Aunque no podamos ahondar muchos conceptos mediadores, sí aludimos a algunas fuentes donde podrán hallarse. Encontramos una referencia muy directa a la tarea de los mediadores en el proceso de enseñar a pensar, de facilitar el desarrollo cognitivo de los educandos, en la que Feuerstein (et alt., 1986), hace una proyección de la metodología del PEI, de la Experiencia de Aprendizaje Mediado y de Modificabilidad Cognitiva Estructural, a las distintas áreas curriculares.

Si en nuestra sociedad se está dando tanta importancia al desarrollo de enseñanza de habilidades de pensamiento crítico es porque por otros caminos no se prepara a los jóvenes para hacer frente a los desafíos del entorno y al reto de unos cambios cada día más vertiginosos e intensos en el mundo que nos rodea. A pesar de que la enseñanza de habilidades de pensamiento es importante, no es suficiente para la capacidad de adaptación a un mundo tan complejo de situaciones. Esta actitud de adaptación requiere una base de flexibilidad interna del individuo. Solo a través de un funcionamiento adecuado de las funciones cognitivas de los individuos y del autocontrol de estas funciones, se puede hacer frente al desafío alienante de la sociedad tecnificada, que avanza a un ritmo superior a los conocimientos y habilidades para los que forma la escuela de hoy.

Las posibilidades formativas de la familia resultan a todas luces insuficientes para disponer al educando con todos los recursos que le pide la moderna sociedad. Muchos padres, abrumados por preocupaciones laborales y carentes de formación, han hecho dejación de su tarea educadora y mediadora. La escuela ha debido asumir, no sustituir a la familia, y hacerse cargo de la formación cognitiva, afectiva y moral de la etapa más trascendente de la vida del educando.

D. Actualizar metodologías: el perfil del profesor mediador

La modificabilidad cognitiva estrutural −MCE−, de la que habla R. Feuerstein, es un concepto positivo y enriquecedor para el profesor, con ella pretende crear en el individuo una capacidad para enriquecerse de los estímulos, cuando no tenga a su lado la ayuda del mediador. No sólo cree que es posible sino que es fácil conseguirla a través de la aplicación del Programa de Enriquecimiento Instrumental. Los resultados de muy diversas investigaciones lo atestiguan. Pero todo esto exige un nuevo perfil de profesor que sepa cómo se construye, se modifica (MCE), se potencia al educando a través de su propia disciplina curricular.

Puesto que el organismo humano es un sistema abierto y puede ser modificado, esto debería poderse constatar con la práctica educativa. Pero todo ello exige un cambio de paradigma educativo que lleva al maestro a adquirir conciencia de sus posibilidades como mediador de los procesos de enseñanza aprendizaje. El maestro es el protagonista excepcional de este cambio educativo, que implica adoptar puntos de vista distintos: Un concepto dinámico de la inteligencia, un nuevo estilo de aprendizaje basado en el análisis de los procesos y no en los resultados, una visión más dinámica de la evaluación del potencial de aprendizaje y una confianza en los propios recursos para conseguir del educando mayores niveles de eficiencia.

El maestro necesita conocer cómo se produce el pensamiento y el aprendizaje, qué mecanismos intervienen. El maestro debe ser un experto en técnicas y estrategias de aprendizaje para saber cómo intervenir de forma correcta en la solución de las deficiencias que vaya encontrando. Es importante adoptar una postura nueva: la de mediador. Sus características esenciales en la interacción mediadora deben ser la intencionalidad, la trascendencia y el significado. El perfil del mediador se completa con los demás criterios o estilos de relación que presiden la relación educadora, como filtros que proyectan distintas adaptaciones del mediador a las necesidades del alumno, ya sean cognitivas, afectivas o motivacionales y sociales.

E. ¿Por qué el cuestionario del perfil mediador?

El cuestionario es una herramienta de trabajo, de exploración de nuestro estilo de enseñanza-aprendizaje en el aula. Los 32 items diseñan un modelo de actuación del profesor en su esencial tarea de enseñar a aprender, enseñar a pensar, forjar autonomía y desarrollar todas las potencialidades del educando. Es fundamental la atención a los procesos, a las experiencias motivadoras que se logran por el éxito provocado con la adaptación al estilo, al ritmo y a las posibilidades del educando, según sus conocimientos previos y la aplicación de estrategias de aprendizaje. A este estilo de interacción mediada no se le puede escapar ningún proceso de construcción de la persona, sea social, afectivo-motivacional, como un progresivo afianzamiento de la autonomía y de la responsabilidad para su incorporación al trabajo en la sociedad.

Una clave esencial de interpretación del Perfil del Profesor Mediador está en la vinculación de cada uno de esos rasgos a los diez elementos que constituyen la propuesta metodológica derivada del Mapa Cognitivo. Es decir, los 32 items se agrupan en diez bloques, para explicar el estilo de interacción mediada del profesor en el aula (ver cuadro final).

A nivel de centro escolar, el Perfil del Profesor mediador puede ser un interesante instrumento que permita diagnosticar los elementos más presentes y los más ausentes en la práctica pedagógica, a fin de dar coherencia y continuidad a un estilo pedagógico basado esencialmente en el paradigma de la mediación. Esta fue nuestra meta, que partió del magisterio impagable del Profesor Feuerstein.

1.1 Motivación del cambio educativo

Aunque podamos encontrar motivos coyunturales que nos lleven a tomar decisiones, en el caso presente han confluido una serie de antecedentes y vivencias en el campo educativo, que desembocaron en la firme opción de profundizar un tema tan querido y de tanta importancia para los educadores. A lo largo de estas diversas motivaciones se van presentando las razones que respaldaron nuestra opción.

El clima de renovación pedagógica promovido por las diversas reformas educativas (impulsadas por los estudios PISA de la OCDE y las evaluaciones de las competencias de los alumnos) que tratan de orientar las políticas educativas de los países y responder a mayores niveles de calidad escolar, a través de los cambios que vienen impulsados por la sociedad globalizada y del conocimiento, por el impacto de las nuevas tecnologías y los retos educativos de la formación que debe preparar a los alumnos para seguir aprendiendo toda la vida y para insertarse en la sociedad con competencia y responsabilidad.

La consecuencia inmediata fue lograr un rico contraste entre las corrientes pedagógicas inspiradoras de un nuevo paradigma y las experiencias educativas dominantes entre los docentes. La búsqueda de respuestas didácticas, en sus múltiples concreciones curriculares, es un desafío constante de renovación y de creatividad, si queremos encontrar respuestas educativas a los problemas formativos que vamos encontrando personalmente y en los educandos. Los retos que nos imponen las nuevas competencias educativas, en las que deben formarse los niños y jóvenes de hoy, nos han mantenido en guardia y atentos a los estudios sobre la psicología del aprendizaje y a las nuevas corrientes metodológicas.

Los análisis pedagógicos realizados en los diversos países, han subrayado una de las lagunas más trascendentes de la educación: que aún perdura la falta de formación pedagógica y la carencia de recursos didácticos de muchos maestros y profesores. Por esta razón, la primera solución para la calidad y la renovación de la educación está en la formación y actualización permanente del profesorado.

El acercamiento enriquecedor a los nuevos programas cognitivos. La propuesta formativa al profesorado de una serie de reconocidos programas ha sido una valiosa orientación para adentrarnos en la comprensión del cambio didáctico. A lo largo de dos décadas nos han ido llegando sugestivos aportes pedagógicos en algunos programas cognitivos para enseñar a pensar (Cuadro 1). Buscamos constructos coherentes y metodologías innovadoras en la interminable producción de programas dedicados a la recuperación y a la solución de los más diversos problemas implicados en el fracaso escolar. Nos familiarizamos con el Proyecto Inteligencia, con los escritos de E. De Bono, la propuesta de Lipman en Filosofía para niños y otros Programas. Empezamos poco a poco a entrever, a través de estos modelos, un nuevo paradigma metodológico.

La experiencia de aplicación del Programa de Enriquecimiento Instrumental −PEI−. Muchos colectivos de educadores e instituciones coincidieron en plantearse la misma cuestión, buscando una respuesta a la calidad educativa, a los problemas de aprendizaje y al fracaso escolar, dentro o fuera del sistema educativo: ¿Qué respuestas damos a los alumnos con dificultades de aprendizaje y con fracaso escolar? Nuestra búsqueda dio con la entonces incipiente expansión del PEI.

La experiencia de formación mediadora, a través de los cursos del PEI a centenares de profesores en Israel, España y Latinoamérica y, sobre todo, la aplicación de dicho Programa a tres grupos de alumnos de Educación Primaria −EP− y Educación Secundaria Obligatoria −ESO− supuso una positiva confrontación con una metodología innovadora y una “modificación” personal en el estilo de relación con los educandos en el proceso enseñanza-aprendizaje.


Estos son los cinco tipos de programas que se recomiendan a todos los profesores, para que en ellos hallen los principios inspiradores de todo cambio pedagógico, los elementos didácticos para la renovación metodológica y los instrumentos adecuados para poder ayudar a los alumnos que experimenten mayores dificultades de aprendizaje.

Los ricos aportes de la teoría de la mediación. Desde el primer contacto con la teoría del Profesor Reuven Feuerstein percibimos la necesidad de repensar muchos de los principios pedagógicos hasta ahora conocidos e intentar darles coherencia, tomando su teoría de la Mediación como paradigma vertebral del trabajo posterior. Proyectamos sus aportes a dos campos de la educación: a) la definición de la identidad del profesor y su función de mediador del proceso de enseñanza-aprendizaje; y b) el enriquecimiento de la acción pedagógica de los profesores a través de los enormes recursos, técnicas y estrategias que ofrecía el PEI para una renovación didáctica en el aula. En definitiva, entendimos que el paradigma de R. Feuerstein estaba exigiendo un Profesor-Mediador con un estilo concreto de enseñanza, acorde con los principios que él propone.

Los aportes didácticos y metodológicos del PEI. El PEI, como expresión de un amplio y coherente bloque teórico-práctico, iba a ser la plataforma y el puente de expansión de una serie de proyectos formativos y de investigación que nos permitiera contactar con las inquietudes pedagógicas de miles de profesores de todos los ámbitos y niveles educativos. La teoría del PEI había despertado la necesidad de incorporar la riqueza de la mediación al proceso de enseñanza aprendizaje, de cimentar nuevos enfoques sobre evaluación cualitativa, de saber más en torno al psicodiagnóstico dinámico –uno de los más ricos aportes de Feuerstein con su LPAD (Evaluación dinámica del potencial de aprendizaje)−, frente al planteamiento estático de los psicodiagnósticos realizados hasta nuestros días.

Pero quedaba uno de los interrogantes más interesantes sin solucionar: la metodología que subyace en el PEI y en los pocos programas que nos insinúa el MEC en las “cajas rojas”, para dar respuesta al nuevo planteamiento didáctico –cognitivo-constructivista–, que se insinúa en la Reforma Educativa. El embrión de esta solución se encontraba en los pasos que propone el Profesor Feuerstein en el Mapa Cognitivo para guiar el proceso de mediación.

La escasa bibliografía y los pocos programas conocidos hasta los años ochenta en nuestro país exigían abrir fronteras y buscar respuestas aplicables en nuestra práctica pedagógica. Nos interesaba una teoría convincente y fundamentadora, pero no era menor la curiosidad en una praxis pedagógica que hiciera posible y creíble el cambio de paradigma educativo.

El conocimiento, la cercanía y las orientaciones del profesor Reuven Feuerstein. A través del conocimiento del PEI se ha ido afianzando el marco teórico sobre la modificabilidad cognitiva estructural y la experiencia de aprendizaje mediado del profesor Feuerstein. Las investigaciones que año tras año se multiplican dan solidez a sus principios, tanto con la permanente investigación en el ICELP de Israel como con la labor de los más de 40 Centros agregados que difunden y estudian su Programa en otros tantos países. La teoría de R. Feuerstein venía a completar e iluminar muchos de los problemas pedagógicos que la Reforma Educativa volvía a colocar sobre el tapete: fracaso escolar, dificultades de aprendizaje, desmotivación de los alumnos, enseñanza de estrategias, operaciones mentales, etc. El bombardeo del nuevo vocabulario que nos llegaba de Vygotski, Piaget, Bruner, Ausubel, Novak, Sternberg y del propio R. Feuerstein, era un desafío renovador que exigía tiempo de formación y asimilación.

Buscar soluciones comunes con los países latinoamericanos. Los contactos directos con varias facultades universitarias de España y de Latinoamérica han sido una valiosa ayuda para discernir el enfoque del presente trabajo. La constatación del impacto del PEI en los profesores que recibían los cursos de formación y el posterior contacto con muchos de ellos, gratamente sorprendidos por la aportación que había significado para su práctica pedagógica, como por los positivos resultados que iban experimentando en sus alumnos, lo confirma.

La necesidad de concreción y de definición de un nuevo paradigma educativo. Desde el punto de vista pedagógico necesitábamos contrastar muchas intuiciones y vivencias en la aplicación del PEI, esta intuición nos llevó a la elaboración del cuestionario que sintetizase los rasgos del perfil didáctico del mediador, para proceder después a su contrastación y desarrollo, a partir de la observación de la práctica de la mediación de los expertos y de una amplia muestra de profesores mediadores. En definitiva, buscábamos diseñar el perfil del mediador que está reclamando el nuevo estilo de interacción didáctica, y explicitar las características que debe tener el comportamiento del Mediador (ideal). No se trata de encontrar al mediador perfecto, ni el método pedagógico definitivo, pero sí poder identificar los rasgos más peculiares, los recursos y las estrategias que emplean los mediadores expertos, cada uno afrontando problemas concretos. Para definir a este profesor mediador-modelo referencial precisábamos clarificar el nuevo paradigma que emerge de los principios y de la experiencia de aprendizaje mediado.

1.2 Definición del problema

La educación es una ciencia multidisciplinar. Su complejidad exige una permanente revisión de los principios y métodos en vigor. Las necesidades de los educandos, los entornos familiares, sociales, afectivos, normativos, etc., en constante cambio, las carencias y desafíos de los docentes, del currículo, de las didácticas especiales, las nuevas competencias exigidas por la evolución de nuestra sociedad, la coherencia de los equipos y de los procesos educativos..., plantean una lista interminable de interrogantes. Pero la idea nuclear del proyecto incidía en el tipo de educador que ha de integrar todos los desafíos y dinamizar todas las respuestas. El motor del cambio es el educador, ahora contemplado como mediador. Las enormes posibilidades descubiertas en el pensamiento del Profesor Feuerstein para definir el nuevo perfil del mediador no podían silenciarse. Encontramos una clarificación coherente de principios y un sistema de creencias educativas iluminadoras que había que ahondar y compartir con centenares de docentes. Pero analicemos el problema desde sus múltiples caras:

Principios y estructuras educativas

Las Reformas Educativas han generado un profundo análisis de los principios que la orientan y los cambios pedagógicos que plantea a los educadores y a las instituciones. Su aplicación reclamaba un cambio ideológico y estructural que permitiera reformular las bases de una educación de calidad y pudiera responder a los retos que vienen acompañando a la vertiginosa transformación de la nueva sociedad del conocimiento.

Los desajustes entre los principios, métodos, currículo, estructuras, etc. se han ido recogiendo en toda clase de informes, evaluaciones y estudios. Las reformas educativas instauradas no consiguen acompasarse al ritmo de los cambios de nuestra sociedad y quedan en “reformas de papel” (Esteve, J. M., 1987: 14).

Los principios de inclusión escolar y social, la calidad educativa, la atención a la diversidad, la educación intercultural, el acompañamiento a los alumnos con necesidades educativas especiales, etc., están recogidos en el proyecto “casi utópico” de la Declaración de Salamanca, cuyo pórtico recogemos por su sustanciosa aportación al cambio educativo.


Es importante justificar todo cambio con argumentos coherentes y no sólo con razones coyunturales. A la pregunta: ¿por qué surge la idea de que el cambio es necesario?, el Prof. Segovia responde recogiendo los argumentos de Bury: “Queramos o no, vivimos la era del progreso; o mejor, asistimos a su terminación y a la instauración de la etapa del cambio continuo. La idea de progreso no es reducible a un concepto preciso tal como el de ley física, masa o contradicción lógica... Es una teoría que contiene una síntesis del pasado y una previsión del futuro. Se basa en una interpretación de la historia que considera al hombre caminando lentamente... en una dirección definida y deseable e infiere que ese progreso continuará indefinidamente. Ello implica que... se llegará a alcanzar algún día una condición de felicidad general que justificará el proceso total de la civilización” (Segovia, J., 1997: 179). Aunque no toda resistencia al cambio debe entenderse peyorativamente, sino como forma de supervivencia y afirmación de las propias ideas, la resistencia se tornaría sospechosa si la institución educativa es reproductora y no innovadora, adoctrina en vez de educar, se limita al aprendizaje de mantenimiento y no al innovador” (op., cit. p. 196).

La propia dinámica de la vida impone nuevas soluciones a los avances tecnológicos y a la problemática generada por los movimientos socioculturales y económicos. “El rasgo dominante en los tiempos en los que estamos viviendo actualmente es el cambio rápido, radical e impredecible que se produce en todos los aspectos que rodean la educación: demográficos, tecnológicos, económicos, sociales, culturales y políticos. Todo parece indicar que, salvo que se produzca un holocausto nuclear, este ritmo acelerado del cambio histórico continuará en el futuro” (Coombs, P. H., 1987: 18).

Crisis social

Crisis y educación han sido dos términos que han caminado casi siempre de la mano, y el sistema educativo ha sido un área recurrente y sistemáticamente reformada. Por esta razón, Tedesco nos dice que la crisis de la educación ya no es lo que era, “sino como una expresión particular de la crisis del conjunto de las instancias de la estructura social desde el mercado de trabajo y el sistema administrativo hasta el sistema político, la familia y el sistema de valores y creencias. La crisis, en consecuencia, ya no proviene de la deficiente forma en que la educación cumple con los objetivos sociales que tiene asignados, sino que, más grave aún, no sabemos qué finalidades debe cumplir y hacia dónde debe efectivamente orientar sus acciones” (Tedesco, J. C., 1995: 17).

El peso de la crisis proviene de una revolución social de imprevisibles alcances. Tedesco hace referencia a un artículo sobre las nuevas tecnologías, de la revista Newsweek: “La revolución social no ha hecho sino comenzar y ya nos abruma. Ha dejado atrás nuestra capacidad de control, ha convertido en obsoletas nuestras leyes, transformado nuestras costumbres, desordenado nuestra economía, reordenado nuestras prioridades, redefinido nuestros puestos de trabajo, incendiado nuestras constituciones y cambiado nuestro concepto de la realidad”. Idea que coincide con la tesis de H. Toffler, para quien “el actual proceso de cambio social constituye nada menos que una revolución global. Así pues, no estamos ya ante un cambio social profundo, sino ante la aparición de una nueva forma de vida sobre la tierra” (Toffler, A., 1990).


El impacto de nuevas tecnologías

El análisis de la industria del conocimiento nos da nuevas pistas para conocer la característica esencial del cambio hacia la nueva economía. El conocimiento tiende a desplazar los factores clásicos de producción: la tierra, el capital y el trabajo. Afirman los expertos que la era de la información dirige la economía, que el origen de la nueva economía es el microprocesador, pues la capacidad de los chips se duplica cada dieciocho meses. La globalización de la economía, nuevo paradigma de este fin de siglo, es la expresión más evidente del cambio. El empequeñecimiento virtual del mundo, alcanzado gracias a la mayor rapidez y menor costo de los transportes y las comunicaciones, y la desaparición de las barreras arancelarias, son las fuerzas económicas más importantes de nuestro tiempo. “Es obvio que un cambio estructural tan importante arrastra consecuencias igualmente considerables sobre la educación”, afirma Benegas, quien tras comentar la falacia de la compartimentación de la educación tradicional, subraya: “En la escuela del mañana, los estudiantes serán sus propios instructores con programas de ordenador como herramienta, y en todo caso deberán pensar en aceptar su propia responsabilidad acerca del aprendizaje continuo” (Benegas, J., 1995: 16).

Sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad y en la educación reflexiona también Delors en su renombrado estudio y llega a la conclusión de que “están causando una verdadera revolución que afecta tanto a las actividades relacionadas con la producción y el trabajo como a las actividades ligadas a la educación y a la formación” (Delors, J., 1996: 198).