Maht 39 lehekülgi
Raamatust
Premio Nacional de Dramaturgia 2006. Posiblemente se trate de la mejor de las obras por mí leídas de este autor. El juego de desestructuración se plantea en el espacio mismo y en la relación que existe entre lenguaje y espacio, entendiendo que la lengua pronuncia y crea: «Y dijo Dios: Hágase la luz, y la luz se hizo.» Sólo que al revés. Desde el mismo título aparecen tres referentes de suma importancia: el libro, es decir, la verdad, el dogma, la historia y la memoria de los hombres y los dioses; Dante: el que describe el infierno, el referente medioeval, el que guía y es guiado al inframundo, y por último, «cuarteto para voces», lo que reintroduce la música en las preocupaciones de escritura y resultado de este autor. El tema de la familia es medular y la habilidad para trenzar elementos de la narrativa contemporánea, estructuras fragmentadas que recuerdan a Beckett, que también ponía a los padres en un basurero, por ejemplo, con elementos mítico/épicos pero relacionados no tanto con las leyendas y cantares como con las reinterpretaciones populares de cómic de arte, el video y las películas no siempre de mejor calidad. Aquí el nihilismo es más acentuado y el fuego que todo lo arrasa puede quemar hasta la identidad, la memoria y por supuesto el futuro, término casi contradictorio en este tipo de narración. La estructura formal es impecable. El vacío no puede verse, el espacio tampoco y el tiempo menos. Y sin embargo, son las paradojas que generan las que fascinan y angustian al hombre. Eso, la angustia vuelta palabra y laberinto en un tiempo de destrucción y soledad. El libro de Dante es un texto entre el horror y la atracción, de lo mejor de nuestra dramaturgia. Evocamos necesariamente a través del nombre mítico, y allí aparece también una mujer… pero no es Beatriz, claro. Está presente el infierno, eso sí, sólo que no es visible y tranquilizador, sino que se construye y deconstruye como una información desarticulada en una súper computadora averiada por la peste y la guerra. De lo humano queda poco.