Enfermería. Un viaje a través del cuidado de lo humano

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Enfermería. Un viaje a través del cuidado de lo humano
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Portada

Enfermería: un viaje

A través del cuidado

de lo humano

Luz Eugenia Ibáñez Alfonso


Universidad Industrial de Santander

Facultad de Salud

Escuela de Enfermería

Bucaramanga, 2022

Página legal

Enfermería: un viaje a través del cuidado de lo humano

Luz Eugenia Ibáñez Alfonso

Profesora Universidad Industrial de Santander

© Universidad Industrial de Santander

Reservados todos los derechos

Diseño de portada: Angélica Gualdrón

ISBN: 978-958-5188-32-7

Primera edición: abril de 2022

Diseño, diagramación e impresión:

División de Publicaciones UIS

Carrera 27 calle 9, ciudad universitaria

Bucaramanga, Colombia

Tel.: (607) 6344000, ext. 1602

ediciones@uis.edu.co

Prohibida la reproducción parcial o total de esta obra,

por cualquier medio, sin autorización escrita de la UIS.

Impreso en Colombia

Dedicatoria

Una travesía hacia la no indiferencia de lo humano.

A manera de prólogo

Afirma Domínguez Alcon en su libro “Los cuidados y la profesión de Enfermería en España” que en los últimos años, como en ninguna época anterior, la Enfermería desarrolla un trabajo intenso encaminado a definir y concretar su contribución única y esencial, conocer y hacer conocer el servicio que presta, y humanizar sus acciones centrándolas en las personas, su dignidad y su esencia.

En este proceso de evolución paradigmática de la profesión, el libro de la profesora Luz Eugenia Ibáñez Alfonso, es un aporte de la mayor importancia, entre otros, por los aspectos que se citan a continuación.

En primer lugar, este libro colabora en la búsqueda del sentido de la profesión de Enfermería, porque aporta en la elaboración de respuestas a preguntas esenciales como ¿qué es el cuidado?, ¿cuál es su importancia?, ¿por qué es necesario cuidar?, ¿cuál es el futuro del cuidado? Las personas son y actúan en el mundo y siempre han sentido la necesidad de explicar el por qué de su existencia, sus acciones y sus sentimientos. Las Enfermeras a su vez, requieren de esta reflexión y de la indagación permanente de las razones y la importancia del cuidar, para entenderse a sí mismas, a los demás, y actuar en consonancia con ello.

Se destaca, en segundo lugar, que la obra escudriña en la historia para develar los antecedentes del cuidado, su utilidad para la sociedad, quienes lo han ejecutado y cómo fueron sus actuaciones. A través de la búsqueda, que va más allá del mero recuento de hechos, fechas y personajes, avanza en la explicación del lugar, el estatuto y la especificidad de la Enfermería de ayer y de hoy. Señala lo que ha heredado la disciplina, de cada una de las épocas, para de esta forma partir de la realidad hacia la idealidad disciplinar. La práctica de los cuidados entre seres humanos está presente desde tiempos inmemoriales, en todas las culturas y lugares y por ello la historia ocupa un espacio fundamental a la hora de analizar el cuidado como esencia de la Enfermería, que es columna vertebral en el devenir de la presente obra.

En tercer lugar, el libro plantea un análisis sobre la importancia de la filosofía y la ética en la fundamentación y humanización del cuidado. Cuidar es una acción humana, entre humanos y para los humanos. La reflexión sobre la vida y el sentido de ser personas, es uno de los pilares sobre los cuales se edifica la disciplina de la Enfermería. Por ello, problematizar y profundizar en este conocimiento, se constituye en imperativo ético y moral para las Enfermeras. La obra reconoce ampliamente, a través de sus páginas, que la protección de la vida, la búsqueda de la independencia y autonomía de las personas y el cuidado, reparación y restablecimiento de la salud, deben realizarse en medio de una atmósfera de respeto por la dignidad y la libertad de las personas, dado que la acción de cuidar tiene repercusiones en la totalidad del ser, su familia y la comunidad en la cual habita.

Un cuarto aspecto que es destacable en el libro es la manera pedagógica en que incita al lector a pensar, a través del planteamiento de interrogantes, que lo llevan, capítulo tras capítulo, a razonar sobre los elementos disciplinares esenciales que se plantean. A partir de la problematización de núcleos temáticos como la historia, los seres humanos, la salud, la sociedad, la Enfermería y el cuidado, el texto colabora con el lector en la recreación de la disciplina y en la construcción de itinerarios para una excelente praxis del cuidado.

Es imposible concluir este prólogo sin elaborar una referencia directa de la autora. Luz Eugenia Ibáñez Alfonso es un ser de una calidad humana sobresaliente, que ha desempeñado los diversos roles que la vida le ha encomendado con responsabilidad, proficiencia y humanidad. En su rol de Enfermera maestra se ha distinguido por su profesionalismo, rigurosidad e inquietud intelectual, su búsqueda de la excelencia y el amor por lo que hace. Un testimonio de ello es la obra que hoy presenta y comparte con todos ustedes fruto de su arduo trabajo y compromiso consigo misma y con la profesión.

Pareciera que cuando se escribe la última línea de un libro se cierra un proceso y se llega a una conclusión. Al terminar de leer la obra de Luz Eugenia con sus interesantes planteamientos y los interrogantes que propone, se siente la incitación y la invitación a la apertura del intelecto, a continuar en la búsqueda e indagación y a profundizar en el conocimiento, que en últimas es la labor de seducción de los pedagogos excelentes. El libro de Luz Eugenia no es un cierre, es un inicio.

Martha Lucía Flórez de Jaimes

Enfermera UIS

Mg. Investigación y Docencia Universitaria USTA

Mg. Administración Pública UNM. USA

Esp. Salud comunitaria ISTADRUT Israel.

Esp. Salud Familiar UNAM México

Esp. Bioética. U. El Bosque.

Introducción

El presente es histórico

Esta es una historia de cómo los seres humanos a través de los tiempos han experimentado la necesidad de cuidarse, autocuidarse en medio de las aventuras y desventuras de su recorrido histórico, no solamente con una visión retrospectiva que muestre un listado de nombres, fechas y lugares, sino más bien pretendiendo buscar explicaciones y sentido del qué y cómo sucedieron los actos de vida y de cuidado de la humanidad y tal vez del por qué sucedieron del modo en que lo hicieron.

Volver sobre el pasado para dar sentido y explicar el presente, sin perder de vista asuntos de tipo filosófico, ético, político, religioso y económico que han gobernado el devenir histórico y han jugado un crucial papel en las respuestas del comportamiento y del cuidado de la humanidad resulta una aventura fascinante que estimula y recrea la historia del hombre desde la perspectiva de la historia de una profesión, la cual desde sus orígenes ha velado por el cuidado de lo humano.

Volver a interrogar a hombres y mujeres antiguas y olvidadas. Fabiola o la Hermandad de los Paraboloni no han sido superadas, sino comprendidas, asimiladas y complementadas; pero la verdad que hay en ellas, vivirá integrada para siempre a la verdad de cualquier época. Descuidar el pasado conduce a la paradójica sorpresa de comprobar que muchas veces el progreso resulta de dar un salto atrás, de revitalizar valiosos conceptos que se perdieron o deformaron. Por eso hay que ser cautos en la exposición y estudio de la historia, pues el pasado está entre nosotros como un depósito permanente, dispuesto siempre a actualizarse de una forma inesperada. La Historia de la Enfermería ha de ser entendida como un estímulo para la razón y el espíritu.1

Este recorrido no pretende enfocarse en una visión retrospectiva destinada a mostrar cómo el paso de los tiempos perfecciona de forma progresiva el cuidado de la humanidad. De ser así, su importancia resultaría muy escasa. Por el contrario, este viaje mostrará las sinuosidades, contradicciones, discontinuidades y puntos de quiebre que alteran la idea lineal del progreso y evolución del cuidado de enfermería. Foucault en su libro la ¨Arqueología del Saber”2 propone no interpretar cada núcleo de información como valioso en sí mismo, sino dotado de un valor que recién surgirá al ponerlo en relación con otros núcleos de información o con otras informaciones; por lo tanto, el presente libro no pretende ser una totalidad cerrada, que contiene toda la información pertinente respecto a la historia de la enfermería; por el contrario, se abordarán fragmentos históricos, en reconstrucción del significado del cuidado a través de los tiempos.

Esta travesía permite de manera visual estimular la reflexión sobre la evolución histórica de la más bella de las bellas artes, la cual ha permitido a la especie homínida lubricar su existencia a partir de actos de cuidado que han delineado a través de la historia las expresiones artísticas y científicas de la enfermería como profesión.

Un viaje a través del cuidado de lo humano, pretende establecer las relaciones del saber y el quehacer de la actividad de incidir a lo largo de los siglos, desde las prácticas cuidadoras, en el control de la enfermedad y la muerte y en el valor otorgado a los elementos del cuidado desde una perspectiva social, económica y religiosa.

Este viaje se realizará también con un enfoque ético filosófico que permita una reflexión para revisar, reconstruir y reanimar el sentido de la existencia, con la perspectiva de una vida moral pensada en términos de responsabilidad por el otro y de disponibilidad para atender, cuidar y cargar con el otro, rescatando categorías ético filosóficas del “sí mismo como otros”3

 

El libro es una pregunta, que se convierte en una hipótesis histórica sobre la actividad de cuidar; propone una reflexión a lo largo de la historia, desde la perspectiva de la beneficencia, en tanto el establecimiento de una mutua y libre relación de proximidad y afinidad entre cuidador y sujeto de cuidado, interactúan con fines benéficos, asumiendo, la obligación moral de “cuidar” como posibilidad existencial, responsabilidad histórica y apertura de trascendencia ontológica.

Se hace una mirada a enfoques en los cuales a la enfermería se le ha considerado como la más antigua de las artes y la más joven de las profesiones; “la enfermera sin formación es tan antigua como la raza humana; la formada es un descubrimiento reciente. La diferencia entre ambas solo sería producto del comentario agudo sobre las insensateces y los prejuicios del género humano”4

De igual manera se comparte la idea propuesta en muchos textos, según los cuales la génesis de la enfermería se considera como un episodio ligado a la historia de la mujer. Un historiador ha descrito este fenómeno con una afirmación clara y categórica: “La enfermera es el espejo en el que se refleja la situación de la mujer a través de los tiempos; durante los períodos en que la mujer estuvo rigurosamente confinada al hogar por imposiciones sociales y sus energías se dirigieron exclusivamente a la vida familiar, la enfermería debió adoptar un carácter de arte doméstico”5

El reflejo de este espejo, nos permite realizar una travesía por diferentes episodios de la historia de la humanidad, en los cuales el concepto de enfermería se hace partícipe de la cultura de las diferentes épocas y momentos históricos. Como todo viaje lleno de sinuosidades, de éxitos y frustraciones al unísono con la historia, la enfermería hace su aporte indispensable a la humanidad, impulsada por “un grado de consideración hacia los desvalidos y oprimidos, benevolencia y compasión para con los desgraciados y los que sufren, tolerancia hacia aquellos de religión, raza o color diferentes, etc, tiende a promover actitudes fundamentalmente humanitarias”6

Así, el significado de la enfermería ha evolucionado desde una connotación de actividad humana innata de amamantar a un niño hasta otros de naturaleza más compleja y elaborada como lo veremos en esta travesía.

Podemos tener en cuenta que “La enfermería tiene su origen en el cuidado materno de los niños indefensos y tiene que haber coexistido con este tipo de cuidado desde los tiempos más remotos. La palabra inglesa Nursery deriva del latín “Nutrire” que significa nutrir. El término inglés Nurse también tiene sus raíces en el latín “Nutrix” que significa madre que cría. Los vocablos latinos fueron la base de la palabra francesa Nourrice y de la española Nodriza, que se referían a la mujer que amamantaba a un niño en especial al hijo de otra”7 .

Este origen de la enfermera asociado al instinto maternal la invistió de un fuerte componente de género, pero la historia de la enfermería refleja que también los hombres poseen una tendencia natural a responder frente al desamparo o la vida amenazada por la enfermedad o el mal. Hombres y mujeres han ejercido como enfermeros y enfermeras a lo largo de la historia.

El papel de la enfermera se fue ampliando desde el rol de madre hasta el cuidado de enfermos, ancianos, personas desvalidas o débiles minusválidos, junto con la promoción de la salud; su acción se convirtió en un componente vital de la enfermería como concepto global.

Además, con el tiempo el cuidado también pasó a abarcar el afecto, preocupación, solidaridad y responsabilidad hacia los necesitados8

Con el desarrollo de las civilizaciones, los cuidados brindados a los que sufrían y a los desvalidos, requerían como componentes imprescindibles: la motivación, el altruismo, el humanitarismo, el fervor religioso, considerados como las formas más nobles de amor y bondad.

Sin embargo, con el transcurrir histórico el desarrollo de la enfermería requirió de otros ingredientes esenciales: habilidad, experiencia y conocimientos. El conocimiento de los hechos y principios proporcionaría el impulso para que la enfermería se convirtiera tanto en un arte como en una ciencia. Citando a IM Stewart,9 Patricia Donahue afirma que “La cabeza, el corazón y las manos se unieron firmemente para asentar los poderosos cimientos de la enfermería moderna. Estos tres elementos esenciales corresponderían a la ciencia, el alma y la habilidad de la enfermería, e incluso, en otro contexto, serían sinónimos de los aspectos teórico, práctico y ético moral de la misma. La negligencia o preponderancia de cualquiera de estos elementos daría como resultado un desequilibrio en los cuidados”10

Para abordar la evolución de los cuidados a través de la historia, se retoman las etapas de las distintas formas de identificación de las prácticas de cuidado descritas por Colliére, MF11. Estas etapas no tienen unos límites temporales definidos, pero es posible visualizar con nitidez grandes momentos de la evolución de la cultura y sus conceptos sobre salud, y enfermedad y como éstos influyen en los cuidados de enfermería. Es de aclarar que se realizarán algunas modificaciones que pretenden mostrar las prácticas de cuidado desde una perspectiva latinoamericana las cuales muestran fenómenos particulares propios de nuestras regiones y por esta razón tendrán una denominación particular en los capítulos del libro.


-Etapa doméstica: se propone el concepto de ayuda a los demás y la salud como mantenimiento de la vida. En ella el cuidado se centra en el hogar, derivado de los cuidados de la mujer. Corresponde al capítulo denominado “Erase una vez un mundo mágico y encantado”

-Etapa vocacional: Desde la perspectiva Europea estaría claramente asociada con el nacimiento de la religión cristiana, la salud considerada como designio de Dios y por lo tanto definido el cuidado como una práctica de salvación eterna, Colliere12, plantea la figura de la mujer consagrada y el cuidado derivado del servicio, la religiosidad, la obediencia, la sumisión y la preparación en manos de la inspiración divina. Sin embargo desde la perspectiva americana se resalta el cuidado desde la tensión derivada de las prácticas indígenas frente a las impuestas por otro mundo mediante la conquista y colonización. Por lo tanto, esta etapa se describe en el segundo capítulo con el nombre de “idolatría y politeísmo vs salvación eterna”.

-Etapa técnica: En esta etapa la salud es entendida como lucha contra la enfermedad, el cuidado centrado en el auxilio social, la enfermedad y la técnica, derivado del cambio social del estatus de la mujer y ampliación del campo laboral, de los cambios tecnológicos y de las tareas delegadas del médico. Esta etapa tiene dos momentos uno que se ha denominado la etapa oscura de la enfermería que corresponde al capítulo “La oscuridad antes del amanecer” y que surge en momentos del decaimiento del cristianismo frente al surgimiento del protestantismo y su impacto en el cuidado de enfermería. El segundo momento es a mediados del siglo XIX, con el advenimiento de lo que Colliere13 denomina “mujer enfermera-auxiliar del médico”, aparece una enfermera técnica y sirve de plataforma para dar inicio al camino de la profesionalización con el legado de Nigtingale, explicado bajo la denominación de “La llegada de la Lámpara” del capítulo 4.

-Etapa profesional: el concepto de salud abandona la concepción centrada en la ausencia de la enfermedad, manejando un concepto integral y holístico del hombre y la importancia de ampliar el campo de actuación para lograr un mayor bienestar físico y una mejor adaptación de los individuos con su entorno. Surgen proposiciones de carácter científico derivado de los cuidados de enfermería, los cuales fortalecen la identidad profesional y disciplinar. Se inician los programas de enseñanza en la universidad, enfermeras investigadoras que a nivel filosófico y teórico, describen la actuación diferenciada del cuidado y el uso de métodos de trabajo científico. Esta dinámica se aborda en el capítulo denominado “El progresivo refinamiento de los ideales explicativos del cuidado”.

1 Catalina García Martín-Caro y Maria Luisa Martínez Martín, Historia de la enfermería: evolución histórica del cuidado enfermero. (Madrid: Elsevier, 2001)

2 Foucault Michel. La arqueología del Saber: México: Siglo Veintiuno, 1970

3 Especialmente de filósofos como Lévinas, Husserl y Ricoeur. Martos Andrés. Emmanuel Lévinas, La filosofía como ética. (Valencia: Universidad de Valencia, 2008): 181.

4 Víctor Robinson citado por M. Patricia Donahue, Ph D, Rn. Historia de la Enfermería. (Barcelona: Doyma, 1985).

5 M. Patricia Donahue… p. 2-3.

6 Dock y Stewart, citado por M. Patricia Donahue… p. 2.

7 M. Patricia Donahue … p. 4

8 M. Patricia Donahue… p. 9

9 IM Stewart. How can we help to improve our teaching in nursing schools? Canadian nurse, 1918, 22(1):593

10 M. Patricia Donahue… p. 11

11 Colliére, MF. Promover la vida. (Madrid: Interamericana McGraw-Hill, 1993)

12 M.F. Colliére, M. F. Promover la vida. Madrid: Interamericana McGraw-Hill, 1993

13 M.F. Colliére

Capítulo 1. Érase una vez un mundo mágico y encantado

Este capítulo hace referencia a la Etapa doméstica dentro del proceso de evolución de la enfermería. En esta etapa la enfermería se asocia al concepto de ayuda a los demás y la salud a la conservación de la vida. Los cuidados para mantener la vida se centran en el hogar y en la figura femenina como la llamada a prodigar la atención necesaria para la preservación de la salud, dentro de un manejo mítico y mágico de la salud y la enfermedad, por ello el nombre de este capítulo “Erase una vez un mundo mágico y encantado”

“El proceso histórico - filosófico de modernización del homínido mediante la ritualización y mitificación del cuidado explica y da origen a la cosmovisión de ayuda y cuidado del otro como categoría filosófica que abarca el afecto, la preocupación, la solidaridad y la responsabilidad hacia los otros.

La modernización del homínido y la unidad con el entorno, hace que la observación de la naturaleza señale rutas de cuidado a partir de concepciones mágicas y celebraciones ritualescas para la supervivencia. El recorrido por estas expresiones desde diferentes latitudes, hace pensar en prácticas que coinciden en la concepción de la ayuda mutua, la relación de armonía con la tierra y la instauración de mitos que develan una significación del mundo, de la existencia humana, de la vida, de la enfermedad y de la muerte.

Desde una concepción histórica y filosófica de los saberes sobre salud, es posible reflexionar sobre un producto social desarrollado en los diferentes contextos de la humanidad, con una fundamentación articulada a la cosmovisión que cada pueblo tiene con respecto al mundo de la vida, la cual se ha transferido generacionalmente.

Por su parte, las culturas tradicionales han expandido sus creencias, valores, actitudes, terapéuticas y costumbres ancestrales, y se amalgaman con la cultura moderna y sus avances científico tecnológicos. El legado de la medicina tradicional con sus representantes los yerbateros, sobanderos, parteras, rezanderos, curanderos, chamanes, va retomando y combinando saberes de diferentes culturas: oriental, occidental y la medicina naturista, resultando una amplia diversidad de expresiones. De tal manera que el cuidado del hombre transita por ritos y mitos ancestrales y se entremezcla con los avances científico-tecnológicos.

El punto de encuentro es punto de partida y de retorno; la concepción del cuidado de lo humano se asocia al sistema social, a la naturaleza, al universo, a la mente y el concepto de la salud humana, se hace extensiva a la conservación de las especies y el Planeta. Desde una perspectiva cultural, la magia, el encanto y los ritos siempre acompañarán a la humanidad. Las manifestaciones de esta etapa, se reflejan en las diferentes civilizaciones, de tal manera que se ahondará un poco más en lo referente a la salud, la enfermedad y los cuidados que de ellas se derivan, desde perspectivas como las siguientes:

 

• La modernización del homínido y la ritualización de los cuidados

• Los códigos del cuidado de lo humano en las civilizaciones antiguas

• Los ancestros americanos........algo más que el cuidado de lo humano.

• El legado de la cultura egipcia en las prácticas de cuidado

• Babilonia más que jardines colgantes

• El pueblo elegido......mejorando la raza a través del cuidado

• El cuidado desde los Upavedas y el Ying-Yang

• En asuntos de salud dos griegos inolvidables: Esculapio e Hipócrates

A continuación se desarrollan estas perspectivas:

1.1. La modernización del homínido y la ritualización de los cuidados

Es importante anotar que los cambios en la concepción de la enfermería y la forma de asumir la salud, la enfermedad y la muerte han estado relacionados con los cambios de la misma especie humana. La evolución del hombre según los biólogos ha reservado el género HOMO para los humanos y sus parientes próximos ya extinguidos como los géneros: Australopithecus Afarensis cuyo principal exponente es Lucy, homínido fósil descubierto en 1974 en Hadar Etiopia, el Homo Habilis o el hombre hábil de Kenia y Tanzania que perfeccionó la elaboración de sus herramientas, el Homo Erectus aventurero ser que se atrevió a salir de Africa y se evidencia con dos importantes fósiles humanoides el Hombre de Java y el de Pekin, y de este hallazgo a la versión más cercana a la configuración de seres humanos anatómicamente modernos el Homo Sapiens Sapiens de hace por lo menos 100.000 años, seres que sin duda han venido cambiando no solamente desde los rasgos físicos sino también desde su capacidad intelectual y verbal. Las características propias del homínido como el lenguaje, autoconciencia, prácticas religiosas, creencias, pactos sociales, expresiones artísticas, y prácticas de cuidado debieron existir desde sus orígenes antes de abandonar su tierra natal África, hace 60.000 años o más14.

El difuso conocimiento que se tiene de su modo de vida nos da una idea de prácticas relacionadas con la supervivencia como el establecimiento cerca del agua, subsistencia a base de pescado, forraje, árboles frutales, cereales silvestres como trigo y cebada, carne de mamut o de bisonte, los muslos de pollo y las costillas de cerdo no podrían faltar, pues en las excavaciones arqueológicas actuales se evidencian las huellas de estos banquetes. Posiblemente, las viviendas a la orilla de lagos o ríos, el olor de los filetes asados y la risa de los niños jugando llenan el aire de aquellos tiempos. Pronto los niños de las familias vecinas juegan juntos y los padres mas sociables organizan reuniones para cantar, danzar y contar historias. De tal manera que en algún momento, el modus vivendi de estos Homo Sapiens se transformó de cazadores recolectores a civilizaciones agrícolas sedentarias gracias a una circunstancia de domesticación, fundamentada en dos conceptos uno la manipulación en el cultivo y crianza de las variedades más útiles para el crecimiento y desarrollo de estos Humanos Modernos y otro, el de la creación de lazos de dependencia, pues la crianza y el cultivo selectivo como obra del humano dejaría de existir sin su intervención15

No obstante, “en esta etapa doméstica la mujer en cada hogar se encargó de los cuidados de su clan familiar. El objetivo prioritario de atención de la mujer cuidadora es el mantenimiento de la vida frente a las condiciones adversas del medio.

Alrededor de cada mujer en la familia se entrelazan y elaboran las prácticas rituales que tienden a asegurar la vida, su promoción y su continuidad. La mujer utiliza elementos que son parte de esa misma vida natural, como el agua para la higiene, las pieles para el abrigo, las plantas y el aceite para la alimentación y las manos, elemento muy importante de contacto maternal, para transmitir bienestar.

En consecuencia, los cuidados van encaminados a ese mantenimiento de la vida a través de la promoción de la higiene, la adecuada alimentación, el vestido y, en general, todas las medidas que hacen la vida más agradable, algunas de las cuales se han dado en llamar en nuestros días cuidados básicos”16

Es importante resaltar que en esta etapa de domesticación que corresponde a la forma en que se modernizó el homínido, las ventajas comparativas generadas por la crianza de animales trajo consigo un inconveniente nefasto para el hombre, pues la cercana relación con los animales hizo que también se estrecharan las relaciones con sus parásitos y aumentara la trasmisión de enfermedades en pueblos que crecían de 500.000 habitantes a 30 millones en el 4.000 a.C.17.

La revolución neolítica acompañada de cambios en la forma de vida se ve reflejada en el sedentarismo, el pastoreo, la domesticación de animales; la agricultura se instaló alrededor de donde existía agua, se adoraron divinidades, se creyó en la vida futura, etc. Esta forma de vida, produjo una explosión de enfermedades, entre ellas las infecto-contagiosas.

“Desde el comienzo de la vida, los cuidados existen, ya que es necesario ocuparse de la vida para que ésta pueda persistir. Los hombres, como todos los seres vivos, han tenido siempre necesidad de cuidados, porque cuidar es un acto de vida que tiene por objetivo, en primer lugar y por encima de todo, permitir que la vida continúe y se desarrolle y, de ese modo, luchar contra la muerte: la muerte del individuo, la muerte del grupo, la muerte de la especie.”18 Aún cabe considerar la muerte del planeta.

El concepto de ayuda a los demás está presente desde el inicio de la civilización, como lo demuestran estudios antropológicos, arqueológicos, etc.; en las diferentes épocas se entremezclan diversas formas de cuidar, que con el transcurso del tiempo dieron lugar a diferentes disciplinas. El sentido de lo humano se ve reflejado en que “el cuidar y vigilar representan un conjunto de actos de vida que tienen por finalidad y por función mantener la vida de los seres vivos para permitirles reproducirse y perpetuar la vida del grupo. Esto ha sido y seguirá siendo el fundamento de todos los cuidados.

Todo esto ha dado lugar a prácticas corrientes: prácticas alimentarias, prácticas de vestimenta, prácticas de hábitat, prácticas sexuales…….que a su vez forjan formas de hacer, costumbres”19; de ahí la multiplicidad de expresiones de prácticas de cuidado, su perpetuación, ritualización, mitificación y/o desmitificación con el único objetivo de asegurar el mantenimiento y la continuidad de la vida. Sin embargo, “las precarias condiciones de vida hacen a la muerte omnipresente y siempre terrorífica. Para manejar este desconocimiento, nacen entonces los primeros discursos sobre el mal, los primeros conjuros del miedo”20

En esta travesía, el homínido debe conciliar en su existencia la permanente preocupación por asegurar la continuidad de la vida esforzándose en alejar el mal. “…el acto de protección refleja, el instinto de conservación, que actúa por tropismo, comienza a tambalearse, a modificarse con la aparición de la conciencia que echa las raíces del árbol de la ciencia del bien y del mal”21

1.2 Los códigos del cuidado de lo humano en las civilizaciones antiguas.

Abordar el concepto de civilizaciones desde la perspectiva del cuidado, de lo humano implicaría considerar las sociedades incivilizadas, bárbaras y salvajes, sin embargo, se considerará la palabra civilización como las culturas con asentamiento a lo largo de un área extensa y que persisten por largo tiempo imponiendo sus códigos y estilos de vida particulares.

Estas sociedades se encuentran entre la Prehistoria y el Mundo Clásico alrededor del año 4000 a.C. y se caracterizaron por las revoluciones en la industria, el arte y la invención del estado. Después de la importante revolución agrícola de los 6.000 años precedentes, en esta etapa surgen innovaciones que rivalizaron con la anterior, pues la escritura cuneiforme, los sistemas de irrigación a gran escala, la escritura de los números, los hábitos de trabajo cooperativo permitieron el desarrollo de destrezas organizativas mediante estructuras de mando y las poblaciones fueron evolucionando hasta convertirse en ciudades-estado amuralladas. Dentro de estas se encuentran las civilizaciones instaladas alrededor de las fértiles tierras del Nuevo Mundo, la Mesopotamia, Babilonia; la egipcia; las del Oriente Medio, como India, China, entre otras.