La prevención, la mejor protección contra el abuso sexual infantil

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La prevención, la mejor protección contra el abuso sexual infantil
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LA PREVENCIÓN, LA MEJOR PROTECCIÓN CONTRA EL ABUSO SEXUAL INFANTIL

Margarita García Marqués


La prevención, la mejor protección contra el abuso sexual infantil Primera edición: 2022

© 2022 Margarita García Marqués

Directora de colección: Mercedes Bermejo

Directora de producción: M.ª Rosa Castillo

Revisora técnica: Francesca Cassisa

Correctoras: Nuria Barroso y Anna Alberola

Maquetación: cuantofalta.es

Diseño de la cubierta: ENEDENÚ DISEÑO GRÁFICO

© 2022 Editorial Sentir es un sello editorial de Marcombo, S. L.

Avenida Juan XXIII, n.º 15-B

28224 Pozuelo de Alarcón. Madrid

www.editorialsentir.com

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra».

ISBN: 978-84-267340-7-5

Producción del ePub: booqlab

LA PREVENCIÓN, LA MEJOR PROTECCIÓN CONTRA EL ABUSO SEXUAL INFANTIL

Margarita García Marqués


Dedicado a Alma, Mary y David, para que el dolor de estos niños no haya sido en vano.

A todos los niños y niñas que sufren en silencio el abuso sexual infantil.

A todos los adultos con niños heridos en su interior que han sobrevivido guardando en secreto que han sido víctimas de abuso sexual infantil.

A los profesionales especializados en infancia, que con su trabajo y detección del dolor de los menores pueden hacer sanar las heridas profundas del alma.

A Cristina, por su ayuda en la elaboración del libro.

A Laura y Julia, por su colaboración.

AGRADECIMIENTOS

Un día, un ser muy cercano a mi vida me enseñó que de situaciones difíciles y duras se puede llegar a lograr algo positivo no solo para uno mismo, sino que lo aprendido de esa situación puede llegar a ayudar a muchas personas. Hemos aprendido juntos, en el camino, que se puede prevenir, detectar, intervenir y, sobre todo, sanar.

A David, mi hijo, agradezco y agradeceré eternamente su manera de ser, su fortaleza y su capacidad para enseñarme que, a pesar del dolor, es posible la sanación completa en los menores. Gracias a él inicié este camino de prevención y de sanación, a través de la asociación que fundé en el 2007 para el bienestar de la infancia (ASPASI).

Él me hizo entender que se puede llegar a muchas personas, que se puede tener de primera mano información para que miles de niños y niñas no tengan que pasar por estas situaciones.

Por ello, agradezco a todas y cada una de las puertas que se abrieron; y a las que no quisieron que entrara también les agradezco, porque me dieron más fuerzas para llegar a los que creyeron en la importancia de la información que ofrecía gratuitamente en mis principios, y que hoy día sigo ofreciendo tanto a los profesionales como a los futuros profesionales desde sus universidades.

No puedo olvidarme de tantos colegios que han sido valientes; y digo «valientes» porque no ha sido nada fácil ofrecer la información a través de mis charlas para padres y docentes, además de realizar los talleres para sus alumnos/as sobre un tema tan tabú y que da tanto miedo hoy todavía en nuestro país.

En mi caminar de más de 30 años como profesional quiero agradecer a cada una de las personas que me abrieron su corazón expresando su dolor, que me confiaron su secreto, su historia sobre lo vivido en la infancia. Agradezco la enseñanza de supervivencia de los miles de menores, de aquellos adolescentes heridos y de tantos adultos que tras su sanación han comprendido que ese abuso sufrido en la infancia limitaba sus vidas y sus relaciones.

Gracias muy especialmente a mis hijos por tener una paciencia infinita, por entender mi dedicación y mi lucha por la protección de la infancia.

Muy especialmente agradezco a la editorial Sentir que me hayan dado la oportunidad de llegar, con el nacimiento de este libro, a muchas personas más, y que se hayan comprometido conmigo en un tema que sabemos todos que no es nada fácil. Por ello, agradezco de corazón el apoyo y la dedicación que he recibido por parte de todo el equipo.

Margarita García Marqués

Ser valiente a pesar

Ser valiente a pesar del sinsentido,

aunque tú creas que nada se alcanza.

El sol regala su cálida usanza gocemos

o no de su ardor cedido.

Alza el romero su olor convencido

de algún amante que abrace su danza.

Así recrea la noble esperanza

por abbá urgida, siempre amanecido.

Todo se enamora ante el dios del trino,

ante la fuente que, animada, emana,

ante la esencia del mismo universo.

Ser valiente al fin con el tierno tino

de la ventura del amor que sana,

llama de labio dulce y mimo terso.

(José Ramón Abad)

Índice de contenidos

Introducción

1. ¿Qué es el abuso?

2. ¿Qué es un abuso sexual a menores?

3. Distintos tipos de abusos: físico, psicológico, sexual y por negligencia

4. Relevancia de la prevención del abuso

4.1 Contexto familiar

4.1.1 ¿A partir de qué edad han de reconocer los niños su cuerpo?

4.2 Contexto escolar

4.2.1 Cómo lo cuentan los menores

4.3 Contexto psicoterapéutico

4.4 Contexto social y político

4.5 Contexto médico y sanitario

5. Para padres, madres y familiares

5.1 ¿Cómo saber si han abusado de mi hijo?

5.1.1 Si tu hijo/hija tiene menos de seis años

5.1.2 De los seis a los once años

5.1.3 De los doce a los catorce años

5.2 Secuelas a corto y a largo plazo en víctimas de abuso sexual

5.3 ¿Qué hacer si descubro que han abusado de mi hijo, o SI tengo indicios?

5.4 ¿Denuncio o no denuncio?

5.5 Cómo lo gestiono como padre o madre

6. Para psicólogos psicoterapeutas

6.1 ¿Cómo saber si han abusado de un paciente?

6.1.1 Los niños

6.1.2 Los adolescentes

6.1.3 Los adultos

6.2 ¿Cómo podemos ayudar para que los niños hablen?

6.2.1 Juegos para las sesiones

6.3 Perfil del abusador

6.3.1 ¿Cómo son los abusadores?

6.4 Aliados del abusador

6.5 Evaluación del abuso sexual

6.6 Intervención

6.6.1 Con el hijo

6.6.2 Con la familia

6.6.3 Con el abusador

6.7 Familia nuclear

6.7.1 Familia extensa

 

6.8 Seguimiento

6.8.1 Pubertad

6.8.2 Adolescencia

7. Para profesionales de la educación

7.1 ¿Cómo podemos detectar si uno de nuestros alumnos ha sido víctima de abusos?

7.1.1 Indicios que pueden mostrarnos que algo puede estar pasando

7.2 Cuando se detecta un abuso sexual infantil, ¿a quién comunicarlo y cómo?

7.3 ¿Cómo actuar después con el menor?

8. La denuncia

8.1 El abuso sexual a niños y la justicia

8.2 El síndrome de alienación parental

9. ¿Qué secuelas tienen los menores que han sido víctimas de abusos?

9.1 Secuelas de menores que han sido víctimas de abusos

9.1.1 Indicadores físicos

9.1.2 Indicadores psicológicos

9.2 Qué actitudes pueden tener en clase

9.2.1 En niños hasta los ocho años

9.2.2 En niños de ocho a catorce años

9.2.3 De catorce a dieciocho años

9.3 Si ha sido cuidado adecuadamente

9.4 Si ha sido desprotegido

9.5 Si ha sido sobreprotegido

10. ¿Qué secuelas tienen los adultos que han sido víctimas de abusos en la infancia?

10.1 Secuelas de los adultos que han sido víctimas de abusos en la infancia

10.2 La relación de pareja

11. Los abusos sexuales en las redes sociales

11.1 La grabación de menores para el consumo de pornografía infantil

11.2 Accesibilidad al material pornográfico

11.3 El acoso sexual en las redes

12. Cómo evitar que los adolescentes se conviertan en abusadores

12.1 ¿Qué es necesario?

12.2 La importancia de la prevención

13. Datos estadísticos

13.1 Evidencia científica

13.1.1 Consecuencias iniciales

13.1.2 Consecuencias a largo plazo

14. Revisión de la literatura científica relacionando abuso sexual infantil y cáncer en España, Europa y globalmente

14.1 ¿Qué relación existe entre las víctimas de abusos sexuales infantiles y el desarrollo de cáncer?

14.2 ¿Cómo afecta la combinación de alcohol y tabaco en el riesgo de cáncer?

14.3 Trastornos mentales en hombres y mujeres expuestos a abuso sexual en la infancia

14.4 Consecuencias del abuso sexual infantil: una revisión de las variables intervinientes

14.4.1 Consecuencias a corto plazo

14.4.2 Consecuencias a largo plazo

14.5 Abuso sexual infantil con contacto genital: un factor de riesgo de cáncer cervicouterino invasivo

14.6 Trastorno mental en menores víctimas de abuso

14.7 La esquizofrenia

15. Recomendaciones finales

16. Bibliografía

INTRODUCCIÓN

Este libro nace ante la necesidad y demanda de muchos padres y profesionales de tener herramientas que les permitan enseñar a los menores de forma lúdica a protegerse del abuso sexual infantil (ASI), así como poder detectar el abuso y acoger de forma saludable para el menor, sin miedo, sabiendo que este es un problema social que, por desgracia, afecta a muchos menores.

Otra de las razones por las que nace este libro es porque en los años que llevo trabajando el ASI en mis talleres y cursos a profesionales especializados en menores (maestros, psicólogos, trabajadores sociales, educadores sociales, integradores sociales, educadores infantiles, médicos y enfermeras) escucho mucho la frase «este tema es muy difícil y yo no quiero implicarme, si veo que a un niño puede pasarle algo así, prefiero no meterme y mirar para otro lado, mejor no complicarse». Quiero enseñar a todos estos profesionales que el ASI no es un tema difícil si se sabe encarar, si se sabe tratar de forma adecuada. Si tenemos las herramientas precisas y lo hacemos bien.

Mucha gente teme involucrarse en este tema porque lo consideran algo demasiado horrible y doloroso para hacerle frente, pero por mirar hacia otro lado no va a desaparecer. Al contrario, adoptar esta actitud nos convierte en cómplices de esta lacra social. Por desgracia, una de cada cuatro niñas y uno de cada seis niños lo sufren antes de cumplir los 15 años de edad; la mayoría lo vive sin dolor, como un juego que llega a ser molesto con el tiempo, y el secreto, el miedo, la desinformación y el silencio son los aliados principales del abusador. Si todos callamos, esto seguirá ocurriendo; la única forma de solucionarlo es trabajar en equipo.

Esta problemática social precisa de la colaboración de todos los profesionales que forman parte del entorno de los menores, que deben darle la importancia que se merece y trabajar de forma adecuada en la prevención y la detección del problema para que se produzca un descenso considerable de ASI.

Entre todos podremos conseguir que la sociedad sea más sana y segura para nuestros menores.

1
¿QUÉ ES EL ABUSO?

La Real Academia de la lengua Española, en su diccionario, define el abuso sexual como un:

«Delito consistente en la realización de actos atentatorios contra la libertad sexual de una persona sin violencia o intimidación».

Como psicóloga especializada en ASI, defino como abuso sexual a un/a menor:

«Cuando un/a adulto/a o niño/a mayor o grupo de niños humillan, vejan y ridiculizan la sexualidad o genitales de otro niño/a.

Cuando se enseña pornografía a menores o se los estimula sexualmente aunque sea con la palabra, con la exhibición o con el exponer desnudo al menor cuando este claramente se siente incómodo con la situación».

El abuso sexual infantil está categorizado, además, como una tipología del maltrato o abuso infantil. Por ello es importante y necesario comprender qué es el abuso antes de centrarnos en el abuso sexual.

Según el DRAE, un abuso es hacer uso excesivo, injusto o indebido de algo o de alguien. También hacer objeto de trato deshonesto a una persona de menor experiencia, fuerza o poder.

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¿QUÉ ES UN ABUSO SEXUAL A MENORES?

Según la definición aportada por el National Center of Child Abuse and Neglect (1978), abuso sexual a menores significa:

«Contactos e interacciones entre un niño y un adulto, cuando este usa al niño para estimularse sexualmente él mismo, al niño o a otra persona. El abuso sexual puede también ser cometido por una persona menor de 18 años, cuando es significativamente mayor que la víctima o cuando el agresor está en una posición de poder o control sobre otro menor».

«Los contactos e interacciones entre un niño o una niña y un adulto, cuando el adulto usa al niño o a la niña para estimularse sexualmente él mismo, al niño, a la niña o a otras personas. Puede ser cometido también por una persona menor de edad, cuando es significativamente mayor que el niño o la niña o cuando está en posición de poder o control sobre otro u otra menor» (1997).

Estas dos definiciones dejan claro que el abuso sexual se distingue de una violación (agresión sexual) en que, más que la violencia presente en las violaciones, se caracteriza por una coerción ejercida sobre la víctima debido a la diferencia de poder entre el agresor y la víctima. Es decir, no se da una relación entre iguales, ya que el agresor siempre tiene más recursos a su disposición, bien sea porque es mayor o porque se encuentra en una posición de poder o control respecto de la víctima.

Margarita García Marqués, psicóloga especializada en abuso sexual infantil, comunicación, infancia y autoestima, define abuso sexual infantil (ASI) como:

«La situación en la cual un adulto o adolescente utiliza a un niño o niña significativamente menor para satisfacer su sexualidad, o estimular sexualmente al menor, aunque el menor no haya sabido poner límites o incluso haya dado su consentimiento, también cuando un niño, o varios de la misma edad fuerzan a otro niño sexualmente sin su consentimiento. Asimismo, también es un ASI cuando se ridiculizan, humillan o vejan los genitales o la sexualidad del niño. O cuando se fuerza la intimidad del menor haciéndole fotos desnudo con intenciones sexuales; o cuando les hacen ver pornografía, o mantienen relaciones sexuales delante de los niños».

Las formas más comunes de abusos sexuales a menores son: el incesto, la violación y la vejación y la explotación sexual (Gallardo, 1997).

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DISTINTOS TIPOS DE ABUSOS: FÍSICO, PSICOLÓGICO, SEXUAL Y POR NEGLIGENCIA

Hay distintos tipos de abusos ejercidos hacia los menores, pero nosotros distinguiremos cuatro, Hay que tener en cuenta que, como suelen ocurrir en el entorno familiar, y la mayoría de las veces se producen desde el comienzo de sus vidas, los menores los asimilan como algo normal y cotidiano, y se adaptan a ello en la medida de sus posibilidades; incluso en muchas ocasiones no muestran síntomas.

 

• Abuso físico: Consiste en la violencia física ejercida sobre un menor, normalmente en forma de golpes, tortazos, pellizcos, tirones de pelo, etc. Tiene graves consecuencias psicológicas, además de las secuelas físicas obvias, ya que la víctima se siente indefensa ante el agresor, que suele ser más fuerte y poderoso que ella.

• Abuso psicológico: Consiste principalmente en insultos, desprecios, humillaciones, críticas negativas y vejatorias, amenazas, manipulaciones negativas, aislamiento, etc. Las consecuencias más importantes suelen ser psicológicas, y abarcan desde una baja autoestima hasta intentos de suicidio.

• Abuso sexual: Consiste en utilizar a un/a niño/a sexualmente, con o sin el consentimiento del mismo, para satisfacer las necesidades o deseos sexuales de una persona mayor que el/la niño/a. Se ejerce un poder por mayor madurez, debido al abuso de poder o fuerza o por ejercer la manipulación con el menor, ejerciendo ese poder en forma de abuso sexual.

• Negligencia: Es la situación en la cual al menor se le niega la atención de sus necesidades físicas básicas de manera temporal o permanente. Se trata de necesidades como: dormir, comer, ingesta de agua o líquidos, abrigo adecuado o espacio; en definitiva, se le niega la atención primaria que debe obtener un menor.

En muchas ocasiones, el abuso sexual a menores va acompañado de abuso físico y/o psicológico y/o negligencia.

En otras, el abuso sexual es una forma del abusador de ejercer poder sobre el niño cosificándole y haciéndole sentir como una propiedad más sobre la que se ejerce poder (como en el caso de muchos niños abusados por la figura parental).

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RELEVANCIA DE LA PREVENCIÓN DEL ABUSO

Los tres focos donde hay que poner atención en la prevención y detección del abuso sexual son: el contexto familiar, el escolar y el sanitario.

4.1 CONTEXTO FAMILIAR

Este es uno de los prioritarios en el tema de prevención y detección del ASI. Si los padres trabajan con la prevención y enseñan a los menores a respetar su cuerpo y su intimidad, sus hijos estarán protegidos de la mayoría de los abusos sexuales; hay que tener en cuenta que la mayoría de los abusadores están en el entorno familiar del menor y que el abuso se lleva a cabo tras la obtención de la confianza del menor con ternura y cariño. Si en la familia hablamos a los niños con naturalidad de la sexualidad, adecuándonos a la edad del menor, los niños, incluso los más pequeños, han de saber que cada parte del cuerpo tiene su nombre; también los genitales. Para ello, nos ayudaremos de libros de educación sexual adecuados a cada edad. Los podemos dejar a su alcance en casa o leerlos con ellos; aconsejo la lectura con ellos para adaptarnos a las necesidades de nuestros hijos y fomentar su curiosidad, responder a sus preguntas y adecuarnos a su despertar sexual. Educar con normalidad a nuestros hijos/ as sobre la sexualidad, teniendo siempre en cuenta la edad del menor, será uno de los principios para la prevención de un posible ASI.

Una buena educación sexual permitirá a los menores saber reconocer sus cuerpos, su sexualidad, sus cambios hormonales y sus necesidades en cada etapa. Han de saber que pueden contar con nosotros para solventar sus dudas y preguntas, y también que en casa tienen toda la información que necesitan, y que no tienen que buscarla fuera, ni acudir a Internet, visualizar pornografía o consultar a adultos que aprovechen su curiosidad para iniciarlos (o abusar) sexualmente. Si tenemos una buena comunicación con nuestros hijos, sabrán que pueden contar con nosotros.


Los porcentajes que se muestran en la figura han sido sacados de los estudios llevados a cabo con mis pacientes. De un grupo de 9289 personas, en los últimos 15 años de trabajo, un 89 % de los abusos se perpetran por familiares y, de estas personas, un 37.4 % ha sufrido tocamientos sin consentimiento, un 23,3 % han sido obligadas a tocar a alguien sexualmente, un 17.7 % ha sufrido intento de penetración, un 11.6 % han sido penetradas, un 33 % ha sufrido exhibicionismo u ha sido obligado a ver pornografía por parte de su abusador, y el 7 % ha sufrido otras formas de abuso sexual. El 83% fue a través de juegos y seducción y comenzó con el consentimiento del menor, y el otro 17% fue por abuso de poder y con violencia.