Loe raamatut: «Obsesionada »
Morgan Rice
Morgan Rice es la escritora # 1 de libros más vendidos y la autora de libros más vendidos de USA Today por la serie de fantasía épica EL ANILLO DEL BRUJO, que comprende diecisiete libros, la exitosa serie de libros más vendidos # 1 EL DIARIO DEL VAMPIRO, que comprende doce libros; la exitosa serie LA TRILOGÍA DE LA SUPERVIVENCIA, un thriller post-apocalíptico que comprende dos libros (y siguen más); la serie de fantasía épica REYES Y HECHICEROS, que comprende seis libros. Los libros de Morgan están disponibles impresos y en ediciones de audio, y han sido traducidos a más de 25 idiomas.
La nueva serie de fantasía épica de Morgan, SOBRE CORONAS Y GLORIA, será publicada en abril del 2016, e iniciará con el libro # 1, ESCLAVA, GUERRERA, REINA.
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“¡Un libro que puede rivalizar con TWILIGHT y VAMPIIRE DIARIES, y que te dejará con ganas de seguir leyendo hasta llegar a la última página! Si te gusta la aventura, el amor y los vampiros, ¡este libro es ideal para ti! "
–-Vampirebooksite.com (sobre Convertida)
"Rice hace un gran trabajo jalándote en la historia desde el principio, con una gran calidad descriptiva que trasciende la mera pintura del entorno … .Bellamente escrita y es extremadamente rápida de leer."
–-Black Lagoon (sobre Convertida)
"Una historia ideal para los lectores jóvenes. Morgan Rice hizo un buen trabajo creando un giro interesante … refrescante y único. La serie se centra en una chica … ¡una chica extraordinaria! … Fácil de leer, pero con un ritmo muy acelerado … Calificación PG ".
–-The Romance Reviews (sobre Convertida)
"Me llamó la atención desde el principio y no me soltó … .Este historia es una aventura increíble con un ritmo rápido y llena de acción desde el principio. No podrás encontrar un solo momento aburrido.”
–-Paranormal Romance (sobre Convertida)
"Repleta de acción, romance, aventura y suspenso. Pon las manos sobre este libro y déjate enamorar de nuevo.”
–-vampirebooksite.com (sobre Convertida)
"Una gran trama, y sobre todo es el tipo de libro que tendrás problemas para dejar de leer por la noche. Al ser tan espectacular, el final te deja con tantas expectativas que vas a querer comprar inmediatamente el siguiente libro, sólo para ver qué pasa.”
–-The Dallas Examiner (sobre Amada)
"Morgan Rice demuestra de nuevo que es una narradora de gran talento … .Este libro puede gustar a una amplia gama de lectores, incluyendo los aficionados más jóvenes al género de vampiros / fantasía. El final es de un suspenso inesperado que te deja conmocionado.”
–-The Romance Reviews (sobre Amada)
Libros de Morgan Rice
DE CORONAS Y GLORIA
ESCLAVA, GUERRERA, REINA (Libro #1)
REYES Y HECHICEROS
EL DESPERTAR DE LOS DRAGONES (Libro #1)
EL DESPERTAR DEL VALIENTE (Libro #2)
El PESO DEL HONOR (Libro #3)
UNA FORJA DE VALOR (Libro #4)
UN REINO DE SOMBRAS (Libro #5)
LA NOCHE DEL VALIENTE (Libro #6)
EL ANILLO DEL BRUJO
LA SENDA DE LOS HÉROES (Libro #1)
UNA MARCHA DE REYES (Libro #2)
UN DESTINO DE DRAGONES (Libro #3)
UN GRITO DE HONOR (Libro #4)
UN VOTO DE GLORIA (Libro #5)
UNA POSICIÓN DE VALOR (Libro #6)
UN RITO DE ESPADAS (Libro #7)
UNA CONCESIÓN DE ARMAS (Libro #8)
UN CIELO DE HECHIZOS (Libro #9)
UN MAR DE ESCUDOS (Libro #10)
UN REINO DE ACERO (Libro #11)
UNA TIERRA DE FUEGO (Libro #12)
UN MANDATO DE REINAS (Libro #13)
UNA PROMESA DE HERMANOS (Libro #14)
UN SUEÑO DE MORTALES (Libro #15)
UNA JUSTA DE CABALLEROS (Libro #16)
EL DON DE LA BATALLA (Libro #17)
LA TRILOGÍA DE LA SUPERVIVENCIA
ARENA UNO: TRATANTES DE ESCLAVOS (Libro # 1)
ARENA DOS (Libro # 2)
LOS DIARIOS DEL VAMPIRO
TRANSFORMACIÓN (Libro # 1)
AMORES (Libro # 2)
TRAICIONADA (Libro # 3)
DESTINADA (Libro # 4)
DESEADA (Libro # 5)
COMPROMETIDA (Libro # 6)
JURADA (Libro # 7)
ENCONTRADA (Libro # 8)
RESUCITADA (Libro # 9)
ANSIADA (Libro # 10)
CONDENADA (Libro # 11)
OBSESIONADA (Libro # 12)
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Copyright © 2016 por Morgan Rice
Todos los derechos reservados. A excepción de lo permitido por la Ley de Derechos de Autor EE.UU., de 1976, ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, distribuida o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, o almacenada en un sistema de base de datos o recuperación de información, sin el consentimiento previo del autor.
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Se trata de una obra de ficción. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, acontecimientos e incidentes son producto de la imaginación de la autora o son usados como ficción. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es pura coincidencia.
Imagen de la portada Derechos de Autor Subbotina Anna, usada bajo licencia de Shutterstock.com.
"Entonces, con un beso, muero.”
--William ShakespeareRomeo y Julieta
CAPÍTULO UNO
Desde el techo del antiguo castillo de Boldt, Scarlet Paine podía oír los gritos de agonía de Sage. Resonaban como en la fría noche de noviembre, y ella sentía como si cada grito le estuviera rebanando el corazón. No podía soportar la idea de que Sage estuviera siendo torturado hasta la muerte por su propia especie porque él la amaba, porque no quería matarla para que ellos pudieran vivir dos mil años más. Scarlet nunca había imaginado que alguien pudiera llegar a amarla con tanta fuerza, tanta que pudiera morir por ella. Y, sin embargo, ella estaba a punto de hacer lo mismo por él.
Lore, el primo de Sage, le había atraído al castillo de Boldt. El tiempo de vida de dos mil años de los Inmortalistas acabaría una vez que la luna se desvaneciera, y Lore se desesperaba por cobrar su vida -la única manera de salvar la suya. Ella, el último vampiro en la Tierra, necesitaba ser sacrificada. A pesar de que Scarlet sabía que era una trampa, tenía que ir. Sabía que su vida terminaría allí, esta noche, sin embargo, valdría la pena si era una forma de salvar a Sage.
Otro grito de Sage atravesó la noche. Scarlet no soportaba seguir escuchando su agonía por más tiempo. Entonces, se puso de pie y agitó sus alas y sobrevoló una o dos pulgadas sobre las antiguas tejas de pizarra inclinadas del castillo. Entonces, con el corazón palpitante, voló por la ventana.
La habitación tenía al menos cien pies de alto. Scarlet se precipitó por las sombras de la bóveda y se posó sobre una de las viejas vigas de madera. Sintió una oleada de calor que provenía de abajo y miró hacia allí. Una multitud agitada y enojada de Inmortalistas llenaba la sala. Debía haber al menos un millar de ellos. Desde esa distancia, la multitud parecía un enjambre de insectos, algunos iban y venían mientras que otros arremetían algunas yardas por encima del suelo. Al menos estaban bastante abajo como para que no se dieran cuenta de que ella estaba escondida allí.
Al sentir que sus palmas se volvían más resbaladizas por el sudor ansioso, Scarlet se agarró al poste, mientras esperaba su oportunidad, alentándose a sí misma para saltar.
Debajo, los inmortalistas estaban concentrados mirando en una dirección en particular: una plataforma ligeramente elevada situada en un extremo de la habitación. Había un hombre increíblemente alto en el escenario, sostenía un bastón largo. Parecía estar golpeando el bastón contra una gran cruz.
Confundida, Scarlet ladeó la cabeza mientras la cruz parecía empezar a moverse. Fue entonces cuando se dio cuenta de que alguien estaba sujeto con grilletes a la cruz, alguien que se retorcía de dolor cada vez que el bastón del hombre se clavaba en él.
El corazón le dio un vuelco al darse cuenta de que era Sage.
La ira recorrió cada fibra de Scarlet. El hombre que amaba estaba encadenado por brazos y piernas. Por el cansancio, tenía la cabeza caída hacia delante sobre el pecho y su cabello estaba alisado por el sudor. La sangre que había goteado por su torso se acumulaba a sus pies. Scarlet quería gritar que dejaran de castigarlo , pero sabía que tenía que guardar silencio o correría el riesgo de ser descubierta por la multitud que rebuznaba debajo. Se le revolvía el estómago ver que estaban exhibiendo la tortura de Sage, quien era el centro de su odio.
Scarlet vio con horror como el hombre de la larga capa carmesí que estaba sobre el escenario blandía el bastón con una cruz en su extremo antes de golpearlo contra el suelo. Las baldosas de piedra hacían un ruido fuerte que reverberaba por el espacio cavernoso.
“¿Vas a darte por vencido?" gritó el hombre. “¿Vas a entregarnos a la muchacha?"
Él parecía ser el instigador de la tortura y Scarlet llegó a la conclusión de que debía ser el líder de los inmortalistas. Se acordó que Sage le había comentado sobre el hombre que dirigía a su raza. Su nombre era Octal y por lo que Sage le había dicho, era un tirano violento.
“¡Contéstame!" gritó Octal.
La multitud se le unió con una fuerte burla.
Desde donde estaba, Scarlet no pudo escuchar la respuesta de Sage, pero supo que lo que había dicho no era lo que Octal quería oír, porque él se inclinó hacia delante y empujó el bastón de metal en el pecho de Sage. Sage dejó escapar un grito que le heló la sangre.
Scarlet no podía contenerse por más tiempo. Saltó de la viga donde había estado agachada y gritó a pleno pulmón.
"¡DETENTE!"
Mientras empezaba a volar hacia abajo, hacia la multitud, los inmortalistas que estaban debajo volvieron sus miradas hacia ella con un movimiento brusco, repentino. Scarlet vaciló y sus alas de repente se paralizaron de terror. Comenzó a desplomarse por el aire huso hacia la multitud enfurecida.
Desde lejos, Scarlet pudo oír a Sage gritar su nombre. Era el grito de un hombre enamorado desesperado, un hombre a quien le estaban arrancando el corazón de su cuerpo, un hombre cuyo dolor al ver a su amante correr hacia la muerte era mucho mayor que el dolor de la tortura que había estado soportando.
Scarlet agitó sus alas desesperadamente, pero no le sirvió de nada. Sentía que el terror había bloqueado sus poderes. Estaba cayendo cada vez más rápidamente sobre las multitudes enfurecidas. Sabía que cuando llegara con ellos, la rasgarían en pedazos, porque su muerte era la única manera de que pudieran sobrevivir. Cuanto más se acercaba, sus burlas y gritos se hacían cada vez más fuertes.
Al caer, el tiempo parecía ir más despacio y las caras de sus amigos y familia pasaron ante sus ojos: su mejor amiga, María, su madre, Caitlin, Ruth, su perro. Incluso Vivian cruzó por su mente a pesar de que Scarlet la había odiado.
Luego, un bello rostro apareció ante sus ojos, uno que la hizo jadear. Era el rostro de Sage. En esta caída en cámara lenta, Scarlet ladeó la cabeza y miro al Sage real en los ojos. A pesar de que estaba cubierto de sudor y sangre y tenía una mueca de dolor en el rostro, no era menos hermoso para ella, era el recuerdo perfecto que su cerebro había conjurado. Cuando hicieron contacto visual, Scarlet sintió una oleada de amor correr a través de ella. Aunque sabía que estaba a unos escasos segundos de morir, ya no tenía miedo, porque sabía que iba a morir siendo amada.
Ella cerró los ojos y se preparó para el impacto.
Pero antes de caer al suelo, Octal dio un paso adelante y fijó sus ojos translúcidos en su caída en picada en cámara lenta. Sin esfuerzo y sin emoción, él se elevó en el aire y extendió la mano hacia ella. Ella sintió las manos de Octal agarrar su brazo. La jaló hacia él como si la hubiera arrancado del aire. De una vez, las de aceleración y de prisa que había estado sintiendo fueron reemplazadas por una calma suave mientras de una manera controlada, empezaron a flotar sobre el suelo.
Scarlet abrió los ojos, casi sin poder creer que, de hecho, no estaba muerta. Pero mientras que el temor a la muerte inmediata abandonó su cuerpo, ella sabía que el peligro no había pasado. Octal pudo haberla salvado de que su cerebro se incrustara contra las duras baldosas de la iglesia, pero sabía que no le había salvado la vida por compasión. Él era un torturador. Scarlet se dio cuenta de que él la había salvado solamente con el fin de matarla de una manera más desagradable.
Ella miró por encima del hombro de Octal a Sage.
“¡Scarlet!" gritó Sage.
Octal bajó a Scarlet. La multitud se lanzó hacia delante, pero Octal levantó los brazos para hacerlos retroceder. La multitud obedeció. Scarlet no sabía por qué, pero Octal les estaba dando a ella y Sage una última oportunidad para estar juntos, una última oportunidad para decirse adiós.
Con los ojos de un millar de inmortalistas en plena ebullición puestos en ella, Scarlet corrió hacia Sage. Sus ojos se empañaron de lágrimas mientras le echaba los brazos al cuello y hundía la cara en su cuello. Su piel estaba al rojo vivo, como si tuviera fiebre. Ella lo abrazó tan fuerte como pudo, temiendo que pudiera ser la última vez que pudiera hacerlo.
"Scarlet", Sage le murmuró al oído.
Ella se hizo hacia atrás y le levantó la cabeza. Sus ojos estaban hinchados y magullados, y su labio inferior estaba partido e hinchado. A Scarlet le dolió en el corazón verlo así. Ella quería darle un beso, quitarle el dolor con besos y curarlo, pero sabía que no tenía tiempo. En cambio, le quitó un mechón de pelo de la cara y le dio un delicado beso en la frente, la única parte que no se veía magullada o lastimada.
"¿Cómo me encontraste?", él le preguntó.
"Lore. Me dejó una nota diciéndome que estabas aquí.”
El miedo brilló en los ojos de Sage. "Es una trampa. Te van a matar.”
"Lo sé," Scarlet se quedó sin aliento. "Pero tenía que verte. Mi vida está destrozada de todas formas.”
Pensó en sus padres y sus discusiones constantes, en la promesa de su madre para eliminarla, en su casa que Lore había dado vuelta, en Vivian que odiaba sus agallas y en sus amigas que parecían haberse puesto en su contra.
“Tú eres lo único bueno que me queda en la vida", agregó con sinceridad. "¿No te acuerdas que te dije que si tú morías, me iba a morir contigo?"
Ella trató de sonreír para tranquilizarlo pero la mirada en los ojos de Sage le abrió un pozo de dolor en su estómago.
Él sacudió la cabeza.
“Yo quería que tú vivieras, Scarlet," él jadeó, haciendo una mueca por el dolor que le había causado el bastón de Octal. "¿No lo entiendes? Lo único que me consolaba mientras me torturaban era saber que podrías vivir tu vida una vez que me hubiera ido.” Él suspiró. "Pero ahora vamos a morir los dos."
Scarlet sostuvo la pesada cabeza de Sage en sus manos. "Y ¿no importa lo que yo quiero?"
"Eres joven", dijo Sage con una mueca. "No sabes lo que quieres. Yo he vivido dos mil años y lo único que ha tenido sentido para mí eres tú. ¡No quiero que mueras por mí!”
“¿Era Julieta demasiado joven?" Scarlet respondió con seriedad, recordando la noche mágica que habían pasado juntos viendo la tragedia de Shakespeare.
En ese momento, Scarlet sintió detrás de ella la multitud en ebullción y supo que Octal no iba a retenerlos por más tiempo.
"De todos modos," dijo ella, parpadeando a Sage una sonrisa agridulce, ”es demasiado tarde para cambiar de opinión."
"No lo es," Sage respondió. "Por favor, Scarlet. Aléjate. Aún hay tiempo."
Scarlet respondió presionando un beso feroz contra sus labios.
"No tengo miedo de morir," ella respondió con firmeza. Luego, pasó el brazo alrededor de su cintura y se volvió hacia la multitud asesina. "Siempre y cuando estemos juntos.”
CAPÍTULO DOS
Una guerra de vampiros.
El mar que estaba debajo de Caitlin era tan negro como la noche. Podía escuchar el zumbido del motor mientras el pequeño avión militar avanzaba a través de las nubes, las mismas palabras volvían una y otra vez a su mente. No podía llegar a comprender cómo las cosas había llegado a todo esto, cómo su hija había volado hacia la oscuridad de la noche, obligándola a ella y a Caleb a ir desesperadamente tras ella. Su preocupación por Scarlet la consumía, y las mariposas de pánico empezaban a revolotearle en el estómago.
Caitlin sintió una fuerte sensación primal agitarse en su interior. Scarlet estaba en un lugar cercano. Caitlin estaba segura. Se enderezó de golpe y apretó el brazo de Caleb.
“¿Puedes sentirla?”, él le dijo, analizando la expresión de Caitlin.
Caitlin solo asintió, apretando los dientes mientras una creciente necesidad de estar con su hija crecía en su interior.
"Ella está en peligro, Caleb," dijo Caitlin, conteniendo las lágrimas que amenazaban con ahogarla.
Caleb miró por el parabrisas y apretó la mandíbula. "Vamos a estar junto a ella pronto. Te lo prometo. Todo estará bien."
Caitlin quería creer desesperadamente en él, pero una parte de ella estaba escéptica. Scarlet había volado voluntariamente a ese lugar, a ese castillo lleno de inmortalistas maliciosos. Como su madre, Caitlin sabía que no tenía más remedio que seguirla. Al ser un vampiro, Scarlet estaba, sin lugar a dudas, en mayor peligro que un adolescente promedio.
Otra punzada de nostalgia golpeó a Caitlin. Pero esta vez fue peor que antes. No era sólo el dolor por estar lejos de su hija Caitlin, era algo aún peor.
Scarlet estaba en peligro de muerte.
"Caleb", Caitlin dijo a toda prisa. "Ella está ahí abajo y está en problemas. Tenemos que aterrizar. Ahora.“ La urgencia en su voz hizo que sus palabras se escucharan como un susurro apresurado.
Caleb asintió y miró a un lado. Por debajo de ellos, se batían las olas negras.
"No hay donde aterrizar", dijo. "No quiero intentar aterrizar en el agua. Es demasiado peligroso.”
Sin perder el ritmo, dijo Caitlin: "Entonces tendremos que expulsarnos."
Los ojos de Caleb se abrieron como dos platos. "Caitlin, ¿estás loca?"
Pero mientras él hablaba, ella sacó el paracaídas y se lo empezó a poner.
“No estoy loca," dijo. "Sólo soy una madre a quien su hija necesita."
Tan pronto como las palabras salieron de sus labios, la dolorosa necesidad de estar junto a su hija la inundó otra vez. Podía divisar una forma en la distancia y pensó que tal vez se trataba de un edificio.
Las gotas de lluvia comenzaron a caer, trazando líneas en el vidrio y reflejando la luz de la luna, y Caleb apretó sus manos sobre el timón.
"Quieres que abandonemos el avión", dijo, con calma, era más una afirmación que una pregunta.
Caitlin se puso su mochila paracaídas. "Sí."
Ella le tendió el otro paracaídas a Caleb. Él lo miro con una expresión de incredulidad.
"No hay donde aterrizar," Caitlin añadió con firmeza. "Tú mismo lo dijiste."
“¿Y si nos ahogamos?" dijo Caleb. “¿Si las olas son demasiado fuertes? ¿El agua demasiado fría? ¿Cómo podremos ayudar a Scarlet si morimos?"
"Tienes que confiar en mí", dijo Caitlin.
Caleb respiró profundamente. "¿Qué tan segura estás de que Scarlet esté cerca?"
Caitlin miró a Caleb en los ojos mientras otra punzada de anhelo se precipitaba hacia ella. "Estoy segura."
Caleb aspiró aire entre los dientes y sacudió la cabeza.
"No puedo creer que esté haciendo esto", dijo.
Luego, rápidamente se quitó las correas de los hombros y se ajustó el paracaídas. Una vez que estuvo listo, miró a Caitlin.
"Esto no va a ser divertido", él dijo. "Y puede no terminar bien."
Ella extendió la mano y apretó la de él. "Lo sé."
Caleb asintió, pero Caitlin podía ver el miedo en su rostro y la preocupación en sus ojos.
Luego, él golpeó con su palma el botón de expulsión.
De pronto, una ráfaga de aire se arremolinó a su alrededor. Caitlin sintió que el viento frío helado enmarañaba su pelo y se sintió propulsada hacia arriba a un ritmo tan rápido que parecía que había dejado su estómago atrás.
Y un momento después estaban cayendo.