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PATRICIO MANNS

CANTOLOGÍA


MANNS, PATRICIO

Cantología / Patricio Manns

Santiago de Chile, Catalonia, 2021

ISBN: 956-8303-14-6

ISBN Digital: 978-956-324-869-2

POESÍAS CHILENAS

861

Dirección editorial: Arturo Infante Reñasco

Diseño de portada e interiores: Guarulo & Aloms.

Imagen de portada: reproducción pintura La música, de Gustav Klimt.

Diseño y diagramación eBook: Sebastián Valdebenito M. Composición interiores: Salgó Ltda. Representante del autor: Marcel Dupin Voisin, agente literario. marceldupinv@gmail.com

Editorial Catalonia apoya la protección del derecho de autor y el copyright, ya que estimulan la creación y la diversidad en el ámbito de las ideas y el conocimiento, y son una manifestación de la libertad de expresión. Gracias por comprar una edición autorizada de este libro y por respetar el derecho de autor y copyright, al no reproducir, escanear ni distribuir ninguna parte de esta obra por ningún medio sin permiso. Al hacerlo ayuda a los autores y permite que se continúen publicando los libros de su interés. Todos los derechos reservados para esta publicación que no puede ser reproducida, en todo o en parte, ni registrada o transmitida por sistema alguno de recuperación de información. Si necesita hacerlo, tome contacto con Editorial Catalonia o con SADEL (Sociedad de Derechos de las Letras de Chile, http://www.sadel.cl)

Primera edición: noviembre 2004

Segunda edición: marzo 2005

Tercera edición: enero 2012

Cuarta edición con nuevo formato: junio 2021

ISBN: 956-8303-14-6

ISBN Digital:

Registro de propiedad intelectual N° 143.205

© Patricio Manns, 2021

© Catalonia Ltda., 2021

Santa Isabel 1235, Providencia

Santiago de Chile

www.catalonia.cl@catalonialibros

Índice de contenido

Portada

Créditos

Índice

VARIACIONES SOBRE TEMAS DE PATRICIO MANNS

ADVERTENCIA PARA LECTORES Y CRÍTICOS

Adiós

Al norte la patria mía

Allende

Antes de amar de nuevo

Antigua

Arriba en la cordillera

Arriesgaré la piel

Balada de los amantes del camino de Taverney

Bandido

Borrachera

Caminos negros

Can-can del piojo

Canción para construir una casa

Cantares del mito americano

Cantiga de la memoria rota

Cantinela pedagógica

Carta a don José Miguel

Carta abierta al interior de Chile

Como un ladrón

Con la razón y la fuerza

Coplas de contra ataque o Coplas del prisionero universal

Corazón de piedra negra

Corrido de Anacleto Morones

Criando cuerva me hallaba

Concierto de Trez-vella

Corrido de la soberbia (machista y vengativo)

Cuando me acuerdo de mi país

Déjame ser

De Pascua Lama

De repente

Desaparición de Josefina

Dónde están

El andariego

El canto de los gallos

El Che

El Cautivo de Til-til

El ciudadano

El compañero

El equipaje del destierro

El faro

El fuego que consume

El hacha

El jinete errante

El muelle de los sueños

El orden de las cosas

El pacto roto

El pimiento

El sueño americano

El viaje

El viajero en invierno

Elegía para una muchacha roja

Elegía sin nombre

En Lota la noche es brava

Entre nosotros

Escenas del olvido en Valparaíso

Escrito en el trigo

Estación terminal

Esta eterna costumbre

Felipe está sentado en el fondo del mar

La Araucana

La canción de Luciano

La canción que te debo

La carta del adiós

La dignidad se convierte en costumbre

La fiesta eres tú

La gaviota

La guitarrera que toca

La hora final

La imposible

La mar cuando está variable

La memoria

La mordida

 

La muerte no va conmigo

La noche de los tiempos

La Pasajera

La preguntona

La primavera muerta en el tejado

La prisionera

La Rosa de los vientos

La sombra

La tierra ajena

La tierra entera

La tramontana

La tregua

La ventana

La vida total

Las caídas

Las raíces del llanto

Lautaro en el viento

Llegó volando

Los amantes del lagar

Los barcos en la noche

Los brindis de la cicuta

Los libertadores

Los mares vacíos

Los ríos de Chile tienen dueño

Manifiesto esencial

Marcha del Frente Patriótico Manuel Rodríguez

Mataron a mi morena

Medianoche

Mijita amaba la greda

Morimos solos

Muerte y resurrección de Víctor Jara

No cierres los ojos

Palimpsesto

Para variar

Porque te amé

Puschkin

¿Quién eres tú?

Rayo negro

Réquiem para solistas, coro mixto y orquesta sinfónica

Retrato

Se sueña en tales casos

Sepa usted que lo supe señor Cepo

Si queremos

Sirilla triste

Su nombre ardió como un pajar

Tamara Bunke

Tenerte morena muerte

Teorema

Un cuarto de Tocopilla

Un hombre en general

Vai Peti Nehe Nehe

Valdivia en la niebla

Vino del mar

Voy a ver pasar los trenes

Vuelvo

Y por llevarte al sur

Ya no canto tu nombre

Zamba de Buenos Aires

A Alejandra Lastra, de quien Volodia Teitelboim

dice que no sólo se pasea por mis novelas sino también

por mis canciones

A Roberto Pring-Mill, Roberto de Inglaterra, por su

perentoria y larga exigencia para que naciera este libro

VARIACIONES SOBRE TEMAS DE PATRICIO MANNS

Las canciones de Patricio Manns le han deparado desde hace décadas una fama tan justa como extendida. Pocos habrán dejado de oírlas en Chile y en el extranjero, y quienes las han oído y vivido seguirán recordándolas. No es necesaria ninguna encuesta para comprobarlo: cualquier referencia al tema de la canción en Chile atrae de inmediato su nombre y los títulos de algunas de sus más exitosas composiciones: algo semejante a lo que ocurre con Violeta Parra, ambos figuras eminentes de una modalidad creadora que ha dejado huellas profundas en la memoria colectiva.

En el caso de Patricio Manns son muchas las razones que explicarían esa pervivencia, pero es casi seguro que su público destacaría en primer término el aprecio por sus consumados dones de compositor y de cantante. En el ámbito hispanoamericano se habla de CANTAUTORES, y en esa línea se ha situado este aspecto de su variado e incesante quehacer. También se le reconoce con plenitud su talento de narrador y de ensayista, pero no siempre como se debiera su condición de poeta. Yo creo sin embargo que esa condición suya es la otra base fundamental de la trascendencia de su obra.

Diccionarios de literatura y antologías poéticas no suelen registrar su nombre o incluir textos suyos en ese orden. Después de una detenida y fervorosa lectura de sus poemas, me parece necesario averiguar la causa de estas omisiones.

El distinguido estudioso inglés Robert Pring-Mill prologó en 1995 el extenso poema épico-lírico publicado por Patricio Manns con el título de Memorial de Bonampak, Brosquil Ediciones, España 2004. En un párrafo muy pertinente de ese prólogo —de consulta indispensable para acercarse al Manns poeta dice Pring-Mill: «Cualquiera que haya escuchado las grandes canciones de Patricio atentamente no podrá dudar de su calidad de poeta: sus letras de canción son las más poéticas de toda la Nueva Canción chilena, y [están] entre las mejores de todo el continente en dicho género». En una nota al calce, Pring-Mill agrega que a menudo los críticos literarios no lo entienden así, y estima esa desatención como «un serio error».

Pienso que el acierto de Pring-Mill se debe al hecho de que su mejor lectura de las piezas poético-musicales de Patricio Manns, tan difundidas desde los años sesenta, ocurre en un espacio no contaminado por los prejuicios críticos que hacen inmodificable la consideración del canon establecido en un momento del proceso literario, se supone que de una vez para siempre e ignorando las muchas veces en que la historia y los lectores han corregido esas pretensiones. Las «grandes canciones» a las cuales alude Pring-Mill han estado ahí desde hace muchos años, pero sus seguidores más devotos eran quienes las oían, con frecuencia distanciados o ajenos a la meditada recepción que permite la letra impresa. Omisión culpable de la crítica, es cierto, pero es preciso reconocer que en esta intelección sesgada de una obra poética tan valiosa y provocativa le cabe también alguna responsabilidad al propio autor, quien sólo ahora ha decidido reunir los poemas, musicalizados o no, que empezó a escribir hacia 1956, aunque en este volumen no se incluye el Memorial de Bonampak, en sí mismo un todo unitario e independiente que ilustra una distinta exploración de asuntos y de formas expresivas, abierto a intertextualidades histórico-culturales asumidas y procesadas en esa obra con notable eficacia.

Contrariando felizmente la costumbre más o menos general de disponer en orden cronológico la suma poética que da cuenta de una vida consagrada a la creación artística, Patricio Manns ha optado ahora por la recurrencia, no poco original, al orden alfabético de los títulos, anotando al final de cada texto el año de su escritura.

El lector advertirá pronto que semejante despliegue textual no es nada caprichoso: subyace a él la idea y la convicción de un trabajo entendido como el todo que constituye la voz poética: un diálogo de textos que se enriquece y profundiza en la vecindad y el contrapunto, como lo sugieren las variaciones temáticas frecuentes en la creación musical: Variaciones, en efecto, es una de las palabras claves para tratar productivamente con esta poesía. En la felicidad de esa práctica reside una de sus mayores virtudes, que es al mismo tiempo una lección de exigencia para escritores desaprensivos.

Los asuntos de que habla esta poesía son muy variados, y tocan desde los muchos conflictos en que es rica la vivencia de lo erótico hasta los grandes dramas colectivos; pero de manera central sobresalen los que distingue Pring Mill en el prólogo al Memorial..., a menudo puntualizados también en las conversaciones del autor con Osvaldo Rodríguez Musso y con Juan Armando Epple: la búsqueda de la justicia social, la lucha por la sobrevivencia, la identificación con la vida de los otros, la denuncia de los desastres provocados por la injusticia y por ese desorden mayor que fue la dictadura chilena, con la consiguiente irrupción de la barbarie. La mención de dos poemas extraordinarios bastará aquí para ilustrar ese vasto registro: «En Lota la noche es brava», de 1965, y «Muerte y resurrección de Víctor Jara», de 1973. La lectura del primero suscita de inmediato una relación iluminadora con uno de los libros fundacionales de la tradición literaria nacional: los cuentos de Sub-terra: Cuadros mineros, publicados por Baldomero Lillo en 1904; el segundo —que conjuga la dimensión trágica con la intensidad de la denuncia— habrá de inscribirse en la reducida serie de las elegías memorables de nuestra poesía.

La facultad constructiva que se manifiesta de manera tan saliente en los textos poéticos de Patricio Manns, sean éstos o no letras para canciones, es una de las singularidades de su escritura que más llamará la atención de sus nuevos lectores. Su repertorio de formas estróficas y métricas es de una amplitud considerable y su concreción poética es siempre afortunada: esa conciencia de los valores legados por la poesía tradicional, en sus vertientes populares y cultas, es hoy una importante lección de rigor, algo sin duda implícito en aquella incisiva nota de Borges en la que observa que «la literatura actual se complace en las facilidades del caos y de la azarosa improvisación». La poesía de Patricio Manns ilustra, desde sus comienzos, la otra dirección, y es el admirable dominio que el poeta tiene de esas formas lo que le permite al compositor que hay en él alterarlas, recombinarlas o romperlas cada vez que el ritmo musical sobre el cual trabaja en un determinado momento se lo exige o impone.

La obra poética de Patricio Manns ha esperado mucho tiempo para ir al encuentro con su público, pero aquí está por fin, y yo tengo el privilegio de invitar a los lectores a compartir la viva y enriquecedora experiencia de su lectura.

PEDRO LASTRA

Sound Beach, marzo 2004

ADVERTENCIA PARA LECTORES Y CRÍTICOS

Los textos que ustedes tienen a la vista parecen poemas pero no lo son en un sentido estricto. El ideal del poeta es concebir su poema sin otras ataduras que la sintaxis, que en este caso, es una dictadura silábica, las cadencias, y con o sin las rimas. Pero los poemas de CANTOLOGÍA están atados, además, a la música, y la música, contrariamente a lo que se cree, tiene estructura matemática: sin ir más lejos, sus compases se dividen en 2/4, 3/4, 4/4, 5/4, 6/8. Hay incluso otras medidas o compases poco utilizados por su complejidad. La medida o compás de 5/4 —es una propuesta de estudio—, fue empleada por Dave Brubeck en su célebre BLUE RONDÓ A LA TURCA (Jazz), así como también por Joan Manuel Serrat, en MEDITERRÁNEO. El compás de 7/8 (de rarísimo empleo) fue utilizado por Horacio Salinas, con Inti-Illimani, en ANGELO, a partir de una propuesta del cantante y violinista italiano Angelo Branduardi. Son medidas nunca utilizadas en Chile y en América Latina.

 

Muchas veces, la música me impone un modo de versificación completamente inusual en la poesía: por ejemplo, léase el texto de RÉQUIEM, que ha sido escrito de esa manera porque tal fue el imperativo categórico que la música impuso a los versos. En este caso, la música fue escrita antes. Lo contrario, puede considerarse una empresa imposible. Pero sólo en compañía de la música este poema adquiere toda su dimensión. Un poema comparte con la música algunas técnicas. Ahí están la cadencia, la cadencia rota, la acentuación invisible, es decir no marcada por un signo, la rima interna, técnicas que muy pocos poetas contemporáneos dominan, quizás por un insuficiente estudio de las reglas y, sobre todo, una incorrecta percepción de las posibilidades del poema. La prueba es que, al menos, los poetas chilenos, son resueltamente incapaces de poner un texto al servicio de la música, El excesivo empleo del verso libre castra sobremanera esta posibilidad, porque al ser la música cuadrada, —esto es, regulada por compases matemáticos—, lo debe ser también el verso. Sin embargo, el verso libre es asimismo musicalizable. Puede examinarse el texto de LA DIGNIDAD SE CONVIERTE EN COSTUMBRE, o también MORIMOS SOLOS, en el presente libro, para controlar la justeza de mis aseveraciones. Pablo Milanés ha puesto en música, a este respecto, poemas en prosa de José Martí, en un ejercicio de aparente facilidad. Pero en verdad se trata de una tarea mayor, fuera del alcance de los neófitos. De manera que esta advertencia va dirigida a aquellos que lean estos textos con ojo crítico. Ciertas formas parecen anticuadas, pero la poesía no puede ser anticuada. Pienso a menudo que los poetas deben iniciarse construyendo sonetos, coplas, romances, décimas (Neruda nunca pudo escribir una, y en este libro hay dos décimas muy particulares: MUERTE Y RESURRECCIÓN DE VÍCTOR JARA y ELEGÍA PARA UNA MUCHACHA ROJA); aprendiendo a utilizar el pie quebrado, a controlar el universo silábico, es decir, dominar las formas clásicas, utilizando las rimas consonantes y asonantes, amén de las rimas internas, y profundizar en el ejercicio de las cadencias, en las cuales Neruda fue un maestro. Sólo con escuchar lecturas personales de Neruda, uno puede llegar a calar el secreto de las cadencias. Es un tema que no se enseña, por los mismos motivos que la poesía no se explica. Es una particularidad que sólo absorbe una conciencia activa abierta a lo más recóndito de la poesía y de la música.

En fin, queridos amigos, la intención oculta de este libro es ambiciosamente pedagógica. Pero ojo: no estoy diciendo “Así se hace”, sino “Así lo hago yo”, que es muy distinto. Si logran neutralizar las probables sospechas de pedantería, quizás este sea un libro útil para más de alguno, y con ello habrá cumplido su propósito cabalmente.

PATRICIO MANNS

Costa de Montemar

Octubre 2004

Adiós

Recuerdo el muelle opaco

Mi pecho como fragua

Una nave inflexible flotando

En el hechizo de las luces

Que giran sobre el fulgor

Del agua amarga y tierna

De este feroz Valparaíso.

Recuerdo tu silueta

Parada sobre el puente

Y me recuerdo solo

Y desecho en el asfalto

Con una red de surcos

Rompiéndome la frente

Y el corazón quebrado

Por tu luz desde lo alto

Recuerdo tu pequeño

Pañuelo tiritando

Como un pájaro herido

Sangrando en pleno vuelo

Y tu intensa y secreta

Mirada contemplando

El derrumbe infinito

De mi alma bajo el cielo

Te recuerdo entre cuernos

De neblina gimiendo

Y otra vez tu pañuelo

Y tus dos ojos zarcos

Y la rabia incansable

De mi cuerpo rugiendo

Al infame horizonte

Donde mueren los barcos

1998

Al norte la patria mía

Al norte la patria mía

Leyenda de una proeza

Es un gigante reseco

De tanto alumbrar riquezas

Se fue llenando de huecos

Al norte la patria mía

Cada dólar que llega

Como coneja

Tiene mil pariciones

Luego nos deja

Cada dólar que llega

Como coneja

Como coneja ay sí

De mal agüero

Va pariendo miserias

Por el trasero

Y ahora —¡Quién lo diría!—

Tierra baldía

1965

Allende

Presidente:

He marchado por las calles del mundo

Las plazas y los parques,

Los lagos, los volcanes

Los ríos memorables

Los páramos, las ruinas

Los trigales, los bosques llenos de voces verdes

En busca de tu nombre

Y allá encontré tu nombre

He pescado botellas en el mar con tu rostro

Dibujado en oscuros papeles navegantes,

Y poemas tallados a cuchillo en las mesas

De bares infinitos, cerca del fin del mundo,

Pero en Chile, tu patria,

No hay nada que te nombre.

Tú no estás en las calles de Chile, ni en sus muros

No estás en los mercados ni en las escuelas rotas

Pero sí en la memoria de los que defendiste

Con tu ideal, tus manos y tu muerte inmortal

Nada, nada, sólo el amor de tu pueblo, Allende

Presidente: está escrito tu nombre en una estrella

Y Salvador Allende se llaman los tranvías

Los barcos castigados que surcan el oleaje

Los trenes sudorosos de aceites y de lluvia

Pero en tu patria nada lleva tu nombre, Allende

No volverás jamás puesto que no te has ido

No partirás jamás puesto que te quedaste

No borrarán tu gesto ni esconderán tu sangre

Ni harán de tu legado un manuscrito muerto

Pues eres parte altiva de la historia de Chile

Tú no estás en las calles de Chile ni en sus muros

No estás en los mercados ni en las escuelas rotas

Pero sí en la memoria de los que defendiste

Con tu ideal, tus manos y tu muerte inmortal

Nada, nada, sólo el amor de tu pueblo, Allende

Hay que escribirte en las murallas

Hay que sacarte del silencio

Hay que romper la cordillera para que vuelvas a caballo

Hay que abrir huecos en el cielo para que bajes como un rayo

Hay que abrir tumbas y panteones para que subas de la muerte

Porque no hay nada que nos una como tú, Salvador Allende

Porque no hay nada que nos una como tú, Salvador Allende

Porque no hay nada que nos una como tu Salvador Allende

Porque no hay nada que nos una como tu Salvador Allende

Como tú, Salvador Allende

2001