Protección Metafísica

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Protección Metafísica
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Protección Metafísica

Autor: Raúl Micieli

Editor: Raúl Micieli

Primera edición ebook: febrero 2021

©2017 Ediciones Itálica

ISBN: 978-88-6324-064-1

Título original en italiano: Protezione Metafisica

Traducción, corrección, portada: Rosa María Ferranti

Compaginación: Stefania Grazzi

El único objetivo de esta edición es el beneficio de todo el estudiantado de Metafísica. Lo recaudado de la venta de éste y otros libros, se colocará en un Fondo para Publicaciones de Materiales de Estudio para los Grupos de Metafísica.

Copyright todos los derechos reservados. Están prohibidos el uso, incluso parcial, y la reproducción. Todos los derechos están reservados. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la portada, puede reproducirse, transmitirse o almacenarse en un sistema de recuperación de datos de ninguna manera ni por ningún medio, ya sea mecánico, electrónico, digital, químico, óptico, fonográfico, ni puede ser fotocopiado sin permiso previo por escrito del editor.

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La Metafísica

La Metafísica podría definirse como una educación espiritual que permite a nuestra mente racional recordar lo que nuestra alma ya conoce pero que, en cierto sentido, ha olvidado. Dentro de nosotros sabemos, solo tenemos que recordar.

A través de la educación espiritual dejamos de sufrir y aprendemos a vivir con felicidad.

Introducción

La Metafísica es una filosofía de vida práctica que abarca y sintetiza todas las Enseñanzas espirituales dadas a la humanidad desde el inicio de su existencia e incorpora las Enseñanzas de la Nueva Era de Acuario tales como: la aplicación de las Siete Leyes Universales, el uso de la Presencia Yo Soy, los Siete Rayos y, en particular, la práctica de la Llama Violeta.

Las Siete Leyes Universales son las leyes que rigen el buen funcionamiento del Universo, conocer estas Leyes y aplicarlas positivamente en la vida es la clave de la felicidad y del éxito.

La Presencia Yo Soy es la Divinidad en cada uno de nosotros, nuestro Espíritu, Ser Superior o Verdadero Ser, es la parte divina que mora en nosotros, es pura perfección y puede ser llamada, invocada a la acción, para que manifieste Su Perfección en el plano físico, emocional y mental.

Los Siete Rayos son los siete aspectos de la vida, las siete virtudes divinas. La vida es Luz y la Luz tiene en su interior siete colores principales, cada uno de los cuales representa las virtudes o los talentos divinos que cada quien lleva en su espíritu o Presencia Yo Soy.

La Llama Violeta es la actividad de la Luz, o del Séptimo Rayo de la Luz, que posee estos aspectos: libertad, ritmo, perdón, misericordia, magia y transformación de la vida. Una persona puede atraer conscientemente esta Luz a través de la visualización, el pensamiento, el sentimiento y el verbo para liberarse, mediante Su acción, de toda cosa negativa.

Existe una ley universal, la Ley de Correspondencia, que dice: “Si en la vida te llega algo, es porque te corresponde”. Por lo tanto, si hoy están leyendo estas páginas es porque les corresponden y si no comprenden algunas cosas, no se bloqueen, continúen con la lectura y verán que más adelante las comprenderán.

Los libros de Metafísica deben leerse y releerse, y a medida que los relean, entenderán cosas nuevas o cosas que anteriormente las habían pasado por alto. Les aconsejo la lectura del libro titulado Metafísica 4 en 1 de Conny Méndez porque contiene las bases de esta filosofía.

En este pequeño libro trataremos un tema importante que nos interesa a todos: la Protección, es decir, como protegernos, a través de las energías divinas, de aquello que nos pueda dañar o desacelerar en nuestro camino evolutivo.

1.

Protección

La Protección, o pro-acción, es una acción a favor de un futuro seguro y armonioso, la cual debe realizarse con la conciencia de que sobre este plano existen fuerzas desintegradoras de las que hay que tomar distancia para que no entren en nuestro mundo a molestarnos, pero sin albergar el temor de que algo negativo nos pueda suceder.

La Protección puede compararse con el estado de atención que experimentamos cuando conducimos un vehículo para evitar accidentes, pero sin el temor de tener dicho percance, porque conducir con miedo es el modo más rápido de hacer que un accidente ocurra.

La Protección es, pues, una acción a favor de nuestro bien, de nuestro crecimiento y desarrollo.

La Protección es una actividad del Primer Rayo Azul de Dios, y es una acción preliminar, es decir, que se realiza antes de iniciar cualquier acto, garantizándonos con ella que todo esté protegido, seguro, para después continuar con toda tranquilidad con lo que sigue.

¿Pero de qué debemos protegernos?

1. De nosotros mismos. Debemos protegernos principalmente de nosotros mismos. De hecho, nosotros podemos ser nuestro mejor aliado o nuestro peor enemigo. Protegernos de nosotros mismos significa impedirnos auto-dañarnos y auto-boicotearnos consciente o inconscientemente. En efecto, a menudo somos precisamente nosotros quienes nos impedimos ser felices, realizarnos y vivir en armonía, por tanto, debemos protegernos para no caer en estas maquinaciones autodestructivas.

“Nada desde el exterior nos puede dañar, a menos que lo permitamos1”.

1 C.W. Leadbeater, Magia blanca y negra. Uso y abuso de los poderes psíquicos.

2. De nuestros pensamientos. Tenemos que protegernos de nuestros pensamientos porque ellos crean nuestra realidad, y se manifiestan en circunstancias tangibles en nuestra vida. Debemos protegernos de los conceptos negativos que podamos tener sobre nosotros mismos, sobre los demás o sobre las cosas, porque dichos conceptos determinarán las situaciones que se manifiesten en nuestras vidas. Debemos elevar el concepto que poseemos de nosotros mismos, y tener un pensamiento positivo de nosotros, de nuestra familia, de nuestras cosas y del mundo, porque el pensamiento crea la realidad. Dios es la Verdad, la Luz, la Vida y el Bien. Dios ha creado todo y lo ha hecho en el Bien y en la Luz. Pensar mal es una distorsión de los seres humanos. El mal está constituido por nuestros sentimientos de celos, odio, superioridad con respecto a los demás, por todos nuestros pensamientos-sentimientos negativos. Es importante detectar en nosotros estos pensamientos y protegernos de ellos desarrollando un pensamiento positivo y constructivo, es decir, un pensamiento que construya en vez de destruir.

3. De nuestros sentimientos. Debemos protegernos de nuestros sentimientos negativos, del odio, de los celos, de la envidia, de la depresión, de la tristeza, de los sentimientos de fracaso y principalmente del temor. De hecho, el miedo bloquea nuestro crecimiento, nuestro natural desarrollo como personas.

4. De nuestras palabras. Debemos protegernos de nuestras palabras que pueden hacer el bien pero también mucho mal. Si queremos que el Bien se manifieste en nuestra vida y en el mundo, tenemos que prestar atención a los verbos que utilizamos porque el verbo es potentísimo y crea la realidad. Las palabras son decretos que se cumplen siempre y, como dice un querido amigo: “Aquello que decretas concretas, lo que crees creas”. Las palabras que pronunciamos abren portales que dejan entrar en nuestra vida energías acumuladas de diversas cualidades, por tanto, la energía que dejamos entrar en nuestro mundo depende de la cualidad de nuestras palabras. Cuida tu verbo, haz que de tu boca siempre salgan palabras que bendigan, con la luz del amor, de la paz, que siempre sean un alivio o un bien para quien te escucha. Nuestras palabras pueden ser como una caricia, pero también pueden ser como cuchillos afilados que hieren a los demás o, aún más, a nosotros mismos. Lo dicho vale también si nos criticamos a nosotros mismos: nos infringimos un grave daño. Debemos evitar el juicio porque juzgar ocasiona daño, tanto a nosotros mismos cuando nos juzgamos, como a los demás cuando los juzgamos. Debemos hablar bien de nosotros y de los demás. Hablar bien de nosotros mismos no significa exaltar nuestro ego, ya que, siendo hijos de Dios, debemos reconocer nuestra divinidad. Lo mejor que podemos hacer para resguardarnos del ego es observarnos todos los días sin creer jamás que hemos “llegado”: esta es la ilusión más grande porque la evolución es infinita. ¡Hasta los Maestros están en continua evolución! Nunca debemos creer que somos inmunes al ego, porque pensarlo siquiera significa que ya hemos bajado la guardia y de este modo la energía es libre de entrar y destruirnos. Podemos protegernos con el Amor. Empieza por amarte a ti mismo y a los demás, ama la vida, deja de lamentarte. ¡Si hace calor, ama el calor! ¡Si hace frío, ama el frío! ¡Si hay viento, ama el viento! Las alergia, por ejemplo, son un rechazo hacia la vida. Ama a los cuatro elementos (Fuego, Aire, Agua y Tierra). ¡Esta acción, de por sí, ya es una Protección! Debes usar palabras armoniosas y pacíficas hacia todo.

5. De nuestras acciones. Debemos protegernos de nuestras acciones y hacer que siempre sean acciones de amor, de ayuda, de paz, que nuestras manos siempre sean utilizadas para dar amor, ayuda, servicio, sanación y educación. Nunca debemos utilizar nuestro cuerpo o nuestras manos para realizar gestos crueles, para golpear, para robar, para hacer daño ni para transmitir ansia o nerviosismo a quienes nos rodean. La Ley de Causa y Efecto actúa continuamente, regresa siempre a las creaciones de pensamiento, sentimiento, palabras y acciones. “Nada desde el exterior nos puede dañar, a menos que lo permitamos”. ¿Pero de qué manera nos podemos proteger? Existen muchas técnicas que estudiaremos en este libro, pero se trata de prácticas que solamente funcionan si antes desarrollamos pensamientos, sentimientos, palabras y acciones positivas, constructivas, armoniosas, pacíficas y amorosas. La más potente técnica de Protección es el Amor.

 
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