Un verano de cuatro años

Nuestro personaje, recorre la novela en primera persona y nos cuenta que había acudido a la Argentina en busca del Paraíso soñado y por conocer de cerca a los indios con boleadoras y plumas, tan ilustres en las revistas francesas. Para ello, había ido a parar a un pueblito de La Pampa, cuyos habitantes varones habían desertado hacia Buenos Aires en busca de trabajo.

En ese pueblito de mala muerte, había alquilado la planta baja de una mansión abandonada, supuestamente embrujada y había conocido al típico comisario de un pueblo y entablado relaciones y amoríos con mujeres ansiosas por relacionarse con seres de otros mundos.

El Autor