Loe raamatut: «Vampiro Géminis»
Vampiro Géminis
Series El Guardián del Corazón de Cristal Libro 6
Author: Amy Blankenship
Translated by Maximiliana Rey
Copyright © 2010 Amy Blankenship
Edición en inglés Publicado por Amy Blankenship
Segunda Edición Publicado por TekTime
Todos los derechos reservados.
CapÃtulo 1 "Cosas Peligrosas"
Tasuki observó cómo Kyoko se levantaba y se inclinaba sobre la mesa para buscar el libro de aspecto medieval que habÃa abierto frente a él. Sus ojos de amatista casi brillaron cuando su camisa de talla baja se aflojó y cayó sobre sus hombros antes de que ella enderezara su cuerpo. Estaba seguro de que siempre tendrÃa la tentadora visión de la escisión de Kyoko con la más mÃnima señal de encaje negro que le asomaba.
Parpadeó y señaló el pasaje de la página que le habÃa contado. Sonrió suavemente cuando sus ojos se encontraron brevemente, pero ya habÃa olvidado lo que habÃa estado diciendo, asà que él solo la dejó leer. Tasuki se retorció un poco en su silla tratando de hacer desaparecer su incomodidad, pero sólo una inocente mirada habÃa hecho que por sus venas corriera fuego, y todo ese calor hacÃa a sus vaqueros apretados.
Sus ojos de amatista se oscurecieron atractivamente mientras archivaba la foto para más tarde. "Conoces a Kyoko, un dÃa estaremos casados... porque ambos sabemos que soy el único tipo que estarÃa lo suficientemente loco como para pensar que esta es una cita caliente." Se suponÃa que era una broma, pero la ronquera de su voz regaló sus verdaderos sentimientos.
Kyoko brilló sus ojos de esmeralda hacia él. Probablemente tenÃa razón... aunque ella no lo admitió, o negarlo, y que parecÃa adaptarse a él muy bien. La mayorÃa de las veces estaban fuera tan tarde juntos... estaban matando vampiros o por lo menos caminando en la oscuridad haciendo buenos objetivos para ellos.
Fue sólo en los últimos meses que habÃa empezado a presionar el tema ... todo el mundo les habÃa etiquetado novio y novia durante todo el tiempo que podÃa recordar, a pesar de que nunca habÃa preguntado y ella nunca habÃa acordado ... sólo ahora querÃa añadir hormonas a la mezcla.
Ella casi saltó de su silla cuando la mitad de las luces dentro de la biblioteca parpadearon. El primer pensamiento que pasó por su mente fue que un demonio intrigante la habÃa pillado sin prestar atención. Oyó voces lejanas y se dio cuenta de que la biblioteca estaba cerrando por la noche. Se suponÃa que se habÃan ido hace más de una hora, pero las personas que trabajaban allà siempre se quedaban hasta tarde.
"Vamos Kyoko, es hora de encontrar la salida antes de que se bloquee", susurró Tasuki, él tomó su mano y rápidamente la llevó fuera del edificio sin que nadie se diera cuenta de que estaban allà después de horas. Parte de él se preguntó si encerrarse con Kyoko de la noche a la mañana serÃa algo tan malo.
Una vez en el estacionamiento, los pasos de Kyoko disminuyeron mientras miraba hacia el cielo viendo la turbiedad de la formación de nubes alrededor de la luna. No era supersticiosa, pero le recordaba las escenas nocturnas que salÃan de las pelÃculas de terror... el tipo de pelÃculas que le daba serpenteantes abucheos.
No necesitaba la magia de Hollywood para sentir el cambio entre el bien y el mal. SerÃa una buena idea para Tasuki ir directamente a casa. Era un gran luchador pero dependÃa más de su instinto, y le estaba diciendo que lo sacara de allÃ... el problema serÃa conseguir que aceptara marcharse.
Cuando llegaron a su coche, Kyoko miró hacia sus ojos extrañamente iluminados, sabiendo que era el único aparte de su abuelo que en realidad conocÃa su secreto. Confiaba en él lo suficiente como para dejarlo venir en muchas de las cacerÃas de demonios. PodrÃa sostenerla y nunca habÃa dado a conocer su secreto o la dejo caer. Como hoy, habÃan buscado demonios de todo tipo en los libros más nuevos de la enorme biblioteca. Nadie se molestó en ellos se escondÃan en una apartada esquina⦠y se habÃan divertido durante horas.
"Entra. Te dejaré en tu casa, Kyoko". Tasuki mantuvo la puerta abierta para ella. Estaban de pie tan cerca que habrÃa sido fácil inclinarse y besarla, y en su mente era justo lo que estaba haciendo.
Sabiendo que lo desecharÃa, Kyoko se inclinó y le dio un rápido beso en los labios. -No, está bien. Mi abuelo estará aquà en cualquier momento para recogerme y no quiero que nos vea aquà solos juntos, asà que vete... pero llámame cuando llegues a casa para que sepa que lo has hecho con seguridad. "Ella sonrió dulcemente con la esperanza de que no discutirÃa. Además, sabÃa lo sobreprotector que podÃa ser su abuelo.
Tasuki miró a su alrededor con la esperanza de que no viera el viejo camión de su abuelo aparcado en alguna parte en las sombras. Suspiró agradecido cuando contó sólo tres coches. El anciano los habÃa capturado el fin de semana pasado, regresando de una cacerÃa de medianoche en el cementerio y amenazando su anatomÃa. Los músculos de la mandÃbula de Tasuki se flexionaron sabiendo que nunca llegarÃa a ninguna parte con ella si no se enfrentara al perro guardián de su abuelo.
Volvió a mirarla y alzó los dedos a sus labios, sintiendo todavÃa el calor de ella y asintió con la cabeza. "bien Kyoko... pero si es todo lo mismo, voy a esperar aquà con usted." Ãl le dio una sonrisa maliciosa, "nunca se sabe qué clase de monstruos espeluznantes están merodeando en la oscuridad listo para atacar." Ãl sonrió justo antes de que se abalanzara hacia su amiga en humor ficticio... haciéndola reÃr y correr justo fuera de su alcance.
"Tasuki viene, estaré bien." Ella no pudo evitar la emoción que saltó en sus ojos mientras ella retrocedió y él la siguió... acechándola con el calor brillando en su mirada de amatista. Desde que habÃa empezado a dejar crecer el cabello, se habÃa vuelto salvaje, muy oscuro, con reflejos azules, y el colgante pendiente cruzado habÃa transformado su apariencia desde la preparación de la universidad hasta el caramelo de chico malo. Se estaba haciendo más difÃcil para ella desviar la vista.
Tasuki sacudió la cabeza mientras cerraba la distancia entre ellos. -¿Y darle a alguien más la oportunidad de abalanzarte? -Su voz se volvió un toque más oscuro-. No lo creo.
"Como si tuvieras dinero para pagar sobre quién se arroja", exclamó Kyoko, sintiendo que las cosas empiezan a apretarse en su abdomen inferior y sus muslos.
"En realidad lo hago", dijo Tasuki con un poco de orgullo en su voz. "Tengo dinero sobre dinero."
Kyoko se rió y sacudió la cabeza antes de señalar en la dirección general de la casa de Tasuki. A ella le gustaba este juego de gato y ratón un poco demasiado esta noche, y sabÃa que tenÃa que poner una parada antes de que el lÃmite de velocidad se cambié. "Tasuki... casa... ahora."
"Me encanta cuando te vuelves dominado por mÃ, pero..." Tasuki dijo que sus ojos se oscurecieron atractivamente. "Usted debe saber que no va a funcionar."
¡Maldita sea! Kyoko dijo que le pisaba el pie porque se estaba acercando, y ella querÃa que él se acercara. "¿Recuerdas lo que pasó la última vez que el abuelo nos encontró juntos tan tarde? ¿De verdad quieres perder eso? ", Preguntó, señalando su entrepierna. Tan pronto como miró a lo que estaba apuntando, tragó saliva... viéndolo tensándose contra la tela.
Tasuki gruñó, "No realmente, pero..." La miró y sonrió. "Estoy empezando a pensar que vale la pena el riesgo."
Kyoko gritó cuando Tasuki saltó de nuevo hacia delante... y esta vez se encontró presionada contra el lado de su coche. Sus ojos de esmeralda eran anchos pero sin temor y sus dedos se apretaron ligeramente sobre sus brazos cubiertos de chaqueta. PodÃa sentir la flexión de sus músculos debajo de sus dedos cuando él la apretaba a su alrededor.
Tasuki observó sus profundos ojos verdes temblar de pasión y bajó la cabeza hasta que sus labios descansaron contra la suave piel de su cuello. Sintió una emoción correr por su cuerpo y acomodarse en su entrepierna... donde causaba dolor que se sentÃa realmente bien. Incapaz de resistir la tentación, Tasuki mordisqueó su cuello. Su cuerpo presionó contra el suyo y él gimió cuando sus piernas largas se separaron ligeramente, concediendo su acceso del muslo. Rápidamente deslizó uno de sus muslos entre los suyos mientras se apoyaba contra ella.
"¿Qué estás haciendo?" Susurró, incapaz de detenerlo... no queriendo detenerlo.
Tasuki presionó su muslo contra su núcleo levantando a la joven hasta que sus dedos casi no tocaron el suelo. Gimió cuando oyó que Kyoko gemÃa suavemente y besó un largo y lento sendero desde su cuello hasta sus labios.
"te quiero", Tasuki susurró en un aliento desigual contra la flexibilidad de terciopelo de su boca antes de capturarla en un beso exigente.
Los ojos de Kyoko revoloteaban cerrados, y ella se tragó el gemido que amenazaba con emerger. Esta no fue la primera vez que Tasuki se las arregló para robarle un beso... pero nunca antes habÃa sido tan apasionado. Ella gimió cuando su lengua se rozó en sus labios... luego lentamente la empujó más allá.
Tasuki se quejó, saboreando la dulzura más allá de los labios de Kyoko. Sus brazos se deslizaron alrededor de su cintura pequeña, levantándola sólo un poco, manteniéndola atrapada entre él y el coche. Apretó la pierna más fuerte en el ápice de sus muslos y se sacudió en su contra. Tasuki estaba eufórico cuando Kyoko regresó el beso con una pasión que rivalizaba con la suya.
Kyoko sintió que una de las manos de Tasuki se movÃa de lado a su hombro y se enterraba en su cabello castaño. Por el momento, ella se alegró de que su abuelo no iba a venir a recogerla porque ella nunca quiso el beso para terminar. No por primera vez, Kyoko tuvo la tentación de dejar que Tasuki la llevara a casa... con él.
Ella casi lo sugirió cuando él pasó su mano por su pierna y la envolvió alrededor de su rodilla... sacudiéndola hacia adelante para poder presionarse más fuerte contra su núcleo.
¿Cómo se sentirÃa al despertar al lado de Tasuki a primera hora de la mañana? ¿Le sonreirÃa a su última moda de cabeza de cama? ¿La harÃa desayunar en la cama antes de arrebatarla otra vez? HabÃa tantas preguntas que Kyoko estaba muy, muy tentada a aprender las respuestas a... otra razón más por la que estaba pensando en irse a casa con él.
Mientras luchaba por acercarse aún más, la misteriosa sensación de que estaban siendo vigilados se estremeció hasta su espina dorsal... haciéndola alejarse de los dominantes labios de Tasuki. TenÃa que empujar contra él para poder deslizarse por su pierna y ponerse de pie por sà misma. La acción no fue sin repercusiones sin embargo, envió choques de sensaciones arriba y abajo del cuerpo de Kyoko.
Por un momento permanecieron cerca con sus frentes juntas⦠tratando de recuperar el aliento.
Cerró los ojos preguntándose si sus muslos palpitaban tan fuertemente como los suyos.
Su voz era temblorosa, y tuvo que intentarlo dos veces antes de que pudiera decir las malditas palabras. "Vaya a casa Tasuki, estaré bien." Ella vio la expresión en su cara y casi cambió de opinión. Sin embargo, ella necesitaba aferrarse a sus armas... "¡Prometo!"
Tasuki apretó los dientes para no mendigar, mientras reinaba en sus emociones. SabÃa que habÃan dado otro paso esta noche en la dirección que querÃa, asà que en lugar de tomarlo como una pérdida, sabÃa que era una victoria. "Bien, pero la próxima vez seré yo quien te lleve a casa". Por supuesto, su idea de llevarla a casa la dejó en su cama... no la suya.
Kyoko retrocedió bajo la luz del farol a plena vista mientras Tasuki vacilaba, luego empezó a caminar hacia ella. Hizo una pausa, como si estuviera luchando en una guerra silenciosa dentro de sà mismo, pero cuando Kyoko sonrió y sacudió la cabeza, apretó las manos a los costados y volvió hacia el coche.
Preguntándose por la tensión en su pecho, Tasuki miró preocupado por encima de su hombro hacia ella. Su mirada amatista brillaba en la tenue luz causando algo de suscitar en el corazón de Tasuki. Ella sabÃa que estaba confundida, pero ella no podÃa hacer nada esta noche⦠no sin ponerlos en peligro. Ella sonrió brillantemente y lo saludó, diciéndole que ella estarÃa bien.
Tomando una decisión, Tasuki devolvió la sonrisa. Entró en su coche y pasó junto a ella, tocando la bocina en despedida. Sintió los dedos frÃos de miedo que le aferraban el corazón, y sabÃa que si no daba vueltas... no la vigilaba... que de alguna manera se escaparÃa.
Su sonrisa se desvaneció lentamente mientras veÃa su coche girar la esquina. De pie muy quieta, Kyoko flexionó su mano lentamente haciendo un puño y soltándola. Un pequeño dardo de espÃritu apareció y desapareció dentro de su agarre. Esta arma era lo único que podÃa mantenerlos a salvo.
Ella habÃa rechazado el ofrecimiento de Tasuki de llevarla a casa por una razón... desde que habÃan salido de la biblioteca, algo habÃa estado observándola desde las sombras. PodÃa sentir sus ojos en ella ahora, dejándola frÃa. Ella gruñó a sà misma por dejar que Tasuki la distrajera asÃ. Se culpaba a sà misma... no a él.
Tasuki habÃa estado ayudándola a luchar contra los demonios casi tanto tiempo como ella habÃa estado luchando contra ellos. Incluso le habÃan comprado un arma hace un tiempo y parecÃa que le convenÃa. Ella le habÃa enseñado muchos movimientos que ayudaron durante una pelea, pero aun asÃ... si se lastimó, serÃa culpa suya.
Ella habÃa mentido a Tasuki diciendo que su abuelo estarÃa allà en cualquier momento para recogerla. La verdad era que su abuelo no venÃa en absoluto. Pero si ella no hubiera enviado a Tasuki a casa, entonces el demonio los habrÃa encontrado en una posición comprometedora y los habrÃa matado a ambos... y mientras más sus sentimientos crecieran para Tasuki, menos querÃa arriesgarle a hacerse daño.
SabÃa que él se quedarÃa con ella y pelearÃa. Pero últimamente habÃa tenido pesadillas recurrentes acerca de que Tasuki era mordido por uno de los monstruos, y le robó continuamente el sueño. Kyoko no pensaba que ella serÃa capaz de vivir con ella misma si Tasuki se convirtiera en uno de ellos... porque entonces tendrÃa que matarlo... ¿verdad?
Inhalando suavemente, empezó a caminar en dirección a su casa... sabiendo que tardarÃa al menos una hora en llegar allÃ. Lo que la acosaba, esperaba que no esperase tanto tiempo para mostrarse.
Después de caminar un par de cuadras sin ser atacada, Kyoko comenzó a molestarse. Ella incluso se volteó el cabello sobre un hombro para exponer su cuello como un plato de la cena... esperando que el demonio se apurara a hacer su movimiento porque estaba cansado, y querÃa ir a casa.
Probablemente Tasuki ya habÃa llamado para controlarla... o al menos esperaba que lo hubiera hecho. Ella tuvo un flashback de estar entre su auto y su cuerpo... haciéndola gemir de frustración. Ella iba a patear el culo de este demonio por interrumpirla, si alguna vez llegaba a atacar.
Su caminata la llevó a otra calle del vecindario, y ella oyó un perro gruñendo profundo y bajo de algún lugar cerca. Sus labios se adelgazaron, sabiendo que los perros odiaban a los vampiros. Probablemente los odiaban porque si un vampiro no podÃa encontrar a un humano para alimentarse, entonces el perro de repente harÃa el menú. Sus dientes apretados cuando un sonido agudo seguido del gruñido... el mismo sonido que usted oye cuando un perro se daña muy mal.
El sonido la hizo parar... y Kyoko sintió frÃo sabiendo que el pobre estaba muerto.
Ella frunció el ceño mientras ella se arrodillaba y colocaba sus libros en el suelo pretendiendo atar su zapato. "Venga ya" añadió, como si la declaración estuviera dirigida a la cuerda de la que estaba tirando.
El demonio probablemente vendrÃa detrás de ella porque la mayorÃa de los vampiros que habÃa luchado eran cobardes por naturaleza... y no querÃa dar a su vÃctima una oportunidad de pelea. Es por eso que ella hizo un buen objetivo con su pequeña figura y sus 110 libras... si hubiera sido una chica humana normal, no tendrÃa ninguna oportunidad.
Ella rodó los ojos cuando no pasó nada. De pie, Kyoko se volvió hacia el cÃrculo y trató de encontrar su objetivo... y se estremeció cuando lo vio. Miró al otro lado de la calle una sombra, donde un niño pequeño la miraba fijamente. El perro sin vida estaba a sus pies. La piel y el cabello del niño eran blancos como la nieve, pero incluso a esa distancia podÃa distinguir que sus ojos eran negros.
Qué extraño... la mayorÃa de los vampiros se parecÃan exactamente a los humanos. Eso era lo que los convertÃa en los más peligrosos de todos los demonios que vagaban secretamente por la tierra. Este chico no parecÃa humano en absoluto. Mientras lo observaba, estaba atrapada entre la tristeza de que alguien se volviera tan joven... y el conocimiento de que ya no importaba.
Yuuhi la miró con los ojos cerrados... casi deseando que fuera él quien la iba a beber. Le gustaban los bonitos. Llamó a sus hijos mestizos, preguntándose cuánto tiempo iba a durar contra ellos. Inhaló, pero no pudo encontrar el olor del miedo que normalmente calentaba su sangre frÃa. Ãl sin embargo encontró su olor para ser una mezcla de pureza y peligro... y se preguntó en ello. Yuuhi observó cómo los vampiros bajo su esclavo venÃan de las sombras detrás de ella.
Sintiendo un cosquilleo de advertencia barrido por la parte de atrás de su cabeza, por su cuello y columna vertebral, Kyoko se dio la vuelta sabiendo que habÃa sido un arreglo para llamar su atención y bastante seguro... ella estaba rodeada. HabÃa estado esperando a un vampiro, no a tres... cuatro si contaba al niño.
"Bueno, supongo que tengo lo que pedÃ", se burló Kyoko mientras trataba de concentrarse en todos ellos a la vez.
Un vampiro de aspecto de alumno de colegio privado se burló, lo que realmente arruinó su buena apariencia. -Tengo lo que querÃas, ¿eh? Tengo lo que quieres bebé. "Ãl le dirigió los dientes mientras intentaba capturar su mirada y ponerla bajo su esclavo.
Kyoko sabÃa lo que estaba haciendo... y sintió una satisfacción instantánea de que ningún vampiro hubiera podido quitarle la voluntad durante una pelea. Lo miró de arriba abajo. "Lo dudo", ella se burló cuando se preguntó si la bocina harÃa el primer movimiento. "Los sexualmente frustrados no son realmente mi tipo," Ella sonrió cuando él gruñó.
Al menos estos vampiros parecÃan normales. Bueno... casi tan normal como tres hombres jóvenes que parecÃan pertenecer al equipo de debate de la universidad, con los colmillos colgados. No era todos los dÃas que viste a un vampiro que llevaba un Armani. Diablos, estos tres probablemente gritarÃan sus ojos de no-muertos si se ensuciaban. Y, por supuesto, no podÃa olvidar al mortal niño que los miraba como un voyeur enfermo.
Ese pensamiento la hizo temblar interiormente. HabÃa oÃdo historias sobre ese tipo de cosas entre vampiros. Algunos de ellos descendÃan sobre la vÃctima de su elección, y comenzaban a beber o violar mientras otros miraban. Una cosa que las pelÃculas tienen derecho es que los vampiros eran criaturas muy sexuales y muchos de ellos no tenÃan ninguna preferencia... hombre o mujer que no importaba... No tanto.
"Yo no dejarÃa tu trabajo del dÃa si yo fuera tú," Ella se rió de su propio juego de palabras... y luego lo arrojó justo en la ingle. Otra cosa acerca de los vampiros, que podrÃa ser más rápido y más fuerte, pero los hombres todavÃa tenÃan las mismas debilidades que sus homólogos humanos.
Ella se agachó justo cuando alguien se acercaba y se sorprendió por la velocidad que tenÃa... Mucho más de lo normal. Ella nunca habÃa tratado con algo tan rápido antes. Apretó el puño sintiendo el poder del dardo del espÃritu en la palma de su mano.
Desviando otro demonio, ella torció la parte superior del cuerpo cuando uno de los vampiros se lanzó hacia adelante, golpeándolo con el dardo. Una mano frÃa y pegajosa envolvió su muñeca y tiró, haciendo que su cuerpo se retorciera más... casi dolorosamente. Kyoko utilizó el Ãmpetu y dejó que el resto de su cuerpo siguiera el movimiento, agarrando al vampiro por la manga de su chaqueta y golpeándolo contra el suelo.
Rodaron una vez en el suelo y se detuvieron con Kyoko sentada en el estómago de la bocina. TenÃa que moverse con rapidez o sabÃa que no tendrÃa otra oportunidad.
-Aquà hay algo para ti -le informó. Levantando el brazo, ella apuñaló con el dardo del espÃritu. El tercer vampiro se estrelló contra ella desde el costado... haciéndola rodar y deslizarse por el suelo. Esta vez, se encontró en el fondo mirando hacia arriba.
De acuerdo, esto estaba empezando a enojarla. Alzando la vista, notó que este tipo parecÃa un estudiante "A" directo que habÃa decidido traer un arma a la escuela. La señal sádica de asesinato en sus ojos era un regalo muerto.
"Yo no creo que seas tan amable". Se dobló la muñeca con un ángulo extraño, tocó el dardo en su mano y lo cortó con una pequeña herida. Ella fue recompensada cuando la piel del vampiro empezó a humear... haciéndole gritar en agonÃa. Llevando sus rodillas contra su pecho, utilizó sus pies y piernas para lanzar al demonio. Navegó a unos metros de distancia, todavÃa gritando mientras su brazo se derretÃa lentamente del resto de su cuerpo.
En unos momentos, no serÃa más que un charco burbujeante de polvo en la acera que desaparecerÃa antes de que el sol anunciara un nuevo dÃa. Kyoko nunca habÃa pensado mucho en dónde iba; Ella estaba feliz de no tener que limpiar el desorden.
"Tirón", Kyoko lanzó el insulto mientras recuperaba rápidamente su equilibrio. HabÃa sido mimada con pelear uno a uno a lo largo de los años... asà que ésta era una nueva para ella.
Arqueó una ceja cuando el grito del vampiro desapareció rápidamente. "Obviamente no es un descendiente directo", pensó. Su abuelo los llamó la basura de los demonios, no vampiros puros de la sangre o demonios... apenas media-casta. Pero... todavÃa llevaban el mismo nombre. El mejor grado de vampiro, el más lento que se derritió... bruto pero cierto.
SabÃa que se decÃa que los antiguos eran mucho más poderosos que esto, pero incluso el abuelo Hogo no estaba seguro de si los puros vampiros de sangre podÃan resistir sus dardos espirituales. Una vez le habÃa dicho que el dardo del espÃritu no era más que la luz del sol aprovechada en un arma que sólo podÃa ser evocada por una sacerdotisa o un guardián.
Kyoko vio un puño acercarse a su rostro y giró la cabeza hacia un lado sabiendo que no tenÃa tiempo para hacer nada para detenerla. Si se tomaba el tiempo para jugar a la bola de esquivar, entonces habrÃa consecuencias y ella estarÃa en el lado perdedor de ellos. Sintiendo el impacto de los nudillos dividir la piel en su mejilla, de repente cruzó la lÃnea de contrariada a ajumada.
Lo último que necesitaba era ir a casa como si hubiera estado en una pelea de pandillas. Ella gruñó cuando la bocina se acercó lo suficiente para rasgar su camisa casi abierta, dejando cuatro rasguños profundos en su pecho izquierdo.
"Pervertido," Ella le silbó, sabiendo que lo habÃa hecho a propósito. La sonrisa lejana que él le dio lo confirmó.
Su madre se preocuparÃa si llegara a casa herida, pero el abuelo Hogo sólo la ayudarÃa a que le arreglaran y la dejaran ir a la cama. SabÃa que sanaba diez veces más rápido que un ser humano normal. HabÃa pasado los últimos años entrenándola para que fuera lo que ella se habÃa convertido.
El abuelo habÃa sabido de ella mucho antes de que ella hubiera nacido... o asà lo dijo. Los viejos pergaminos pasados a través de la familia hablaban del guardián del corazón de cristal... y de la sacerdotisa que lo poseÃa.
Al principio ella no le habÃa creÃdo, pero su mente cambió abruptamente cuando tenÃa sólo diez años. Ella lo vio luchar contra un vampiro mientras él la llevaba a su casa una noche de la fiesta de cumpleaños de Tasuki. Se habÃa divertido tanto que se habÃa quedado incluso después de que los otros chicos se hubieran ido a casa.
Cuando fueron atacados, habÃa sido muy extraño ver a un hombre de su edad moverse con la misma gracia letal de un guerrero hábil. Lo que era aún más extraño era que el demonio habÃa sido muy real. HabÃa salido corriendo para ayudar a su abuelo y golpeó al monstruo en la espalda con su puño... eso fue cuando habÃa visto por primera vez el dardo del espÃritu. TodavÃa estaba en su mano mientras el vampiro se derretÃa.
Una vez terminada la pelea, Kyoko recordó haber preguntado a su abuelo qué le habÃa atacado. El abuelo Hogo entonces explicó que mientras él era bastante fuerte para luchar contra los demonios, él no tenÃa el mismo poder que Kyoko ni la capacidad de curar tan rápidamente de lesión.
Insistió en que habÃa nacido con un regalo. ParecÃa sentirse orgulloso de haberlo visto durante su vida. Esto llevó a una larga explicación de que el vampiro estaba en realidad detrás de ella, que los demonios la habÃan acosado desde su nacimiento... debido al poder sagrado que ella albergaba en su alma.
No sabÃa por qué las criaturas podÃan usarlo, pero su lujuria por ella sólo se habÃa vuelto más fuerte a lo largo de los años. El abuelo habÃa llegado a la conclusión de que tal vez habÃa sido colocado dentro de ella sólo para atraer a los demonios hacia ella, para poder destruirlos.
Kyoko todavÃa temblaba de repugnancia ante aquella noticia. A veces le hacÃa preguntarse qué más le habÃa estado ocultando su abuelo. Una cosa era cierta... ella no lo habÃa mirado igual desde entonces... tampoco Tasuki, porque Tasuki los habÃa seguido a casa esa noche y era testigo de la pelea. Eso sólo la habÃa vinculado a ella y a Tasuki aún más cerca.
Sacudió el recuerdo de su mente mientras se concentraba en la lucha. Rápidamente decidió que el bocón necesitaba ser el siguiente en morir antes de que de alguna manera descubriera una manera de desnudarla lentamente.
Ella bajó los brazos... fingiendo dolor para que él volviera a ella una vez más. A pesar de su naturaleza generalmente sexual, se preguntaba si todos los vampiros eran pervertidos o si eran sólo los que conoció. Justo cuando él la golpeó y la bajó, ella observó cómo el miedo se reflejaba en sus brillantes ojos. El dardo del espÃritu lo habÃa empalado en el último lugar que habÃa pensado.
Yuuhi silenciosamente miró a su pelea preguntándose cómo una simple hembra humana podrÃa tomar tanto castigo y seguir luchando. Una chica normal no pelearÃa en absoluto. Simplemente caerÃan bajo la esclavitud de los vampiros y harÃan lo que le pidieran. No estaba satisfecho con este desarrollo. HabÃa engendrado a esos tres vampiros en el último año... queriendo saber cómo serÃa tener hermanos.
La única otra familia que tenÃa era su padre... Tadamichi. En los últimos tiempos, la atención del capitán se habÃa vuelto de él... al hermano gemelo que habÃa regresado a la ciudad.
Deseando alejar a su nueva familia de la hÃper vida nocturna de la ciudad y el peligro del conflicto que se aproximaba entre los gemelos, Yuuhi habÃa decidido hacer un viaje fuera de la ciudad, donde su atención se centrarÃa solamente en él.
La ciudad era un lugar crudo para aprender los fundamentos de su clase, y pensó que los suburbios serÃan mejores para probar sus habilidades. La raza de la ciudad de los nuevos vampiros era descuidada, y le recordó nada más que animales hambrientos. Durante su excursión dentro de este pequeño pueblo, en realidad habÃan sido capaces de traer nuevos reclutas. Pero, los vampiros novatos continuaron desapareciendo sin dejar rastro.
Yuuhi al principio creyó que las nuevas media-castas acababan de mudarse... abandonándolo. Pero ahora sabÃa de otra manera. Estaban siendo asesinados uno a uno por nada más que una hembra humana. El niño demonio ocultaba sus emociones mientras veÃa matar a sus hermanos auto-hechos. En el fondo, estaba algo enojado... pero más curioso.
Tal vez esto le quitarÃa la atención a Tadamichi de su hermano gemelo. ¿Le importarÃa que alguien matara a su familia?
Kyoko observó con satisfacción que el último vampiro comenzó a derretirse y ella supo que sólo tomarÃa una hora antes de que los charcos se hubieran ido sin dejar rastro. Se frotó el dorso de la mano sobre la mejilla, dejando un rastro de sangre manchada en su estela mientras ella sacudÃa su mirada hacia atrás para buscar al espeluznante niño.
Yuuhi se trasladó a las sombras donde ya no podÃa verlo. Un sexto sentido le dijo que no querÃa enredarse con la niña en este momento, aunque no apartó los ojos de ella ni de la forma en que sostenÃa con fuerza esa extraña arma brillante en su mano.
Kyoko parpadeó en la oscuridad pensando que era inquietante en muchos niveles que el niño habÃa desaparecido.
"¿Lo asusté?" Se preguntó a sà misma negándose a moverse. Ella miró fijamente el punto donde el niño habÃa estado parado. Minutos pasaron... horas... o tal vez fue sólo un par de latidos. Finalmente soltó su puño cerrado y dejó que el dardo del espÃritu desapareciera... ella se encogió de hombros.
Los labios de Yuuhi insinuaron una sonrisa malvada cuando Kyoko recogió sus libros desechados y comenzó a caminar de nuevo. Se dio cuenta cuando se acercó a los objetos que la rodeaban, su apariencia cambió y cambió hasta que la habÃa pasado... como un halo de magia. Miró los árboles delante de ella. Las copas de los árboles eran como garras negras que llegaban al cielo... pero cuando ella se acercó a ellos, se convirtieron en una cosa de belleza... hasta que una vez más estaba fuera de su alcance.