Loe raamatut: «Protestas y movilizaciones sociales en el Golfo de México», lehekülg 3

Font:

La vulnerabilidad laboral de los petroleros está directamente relacionada con la capacidad (o incapacidad) de adquirir los distintos capitales: económicos, sociales, culturales y simbólicos forjados durante su trayectoria laboral dentro de la industria petrolera. La práctica de la recomendación sindical está muy enraizada en la empresa y es realizada por familiares directos, conocidos o amigos de un trabajador petrolero. Por ello, el referente laboral para conservar el puesto de trabajo no es la capacidad de competencia profesional, sino las “recomendaciones” afianzadas y el poder del “padrino” o protector.

Si el Estado cumple con los pagos puntuales por concepto de pensiones o jubilaciones laborales, los trabajadores petroleros disfrutarán de condiciones materiales favorables, sobre todo si las comparamos con las de otros sectores que en México se encuentran desprotegidos y sin prestaciones básicas contempladas en la Ley Federal del Trabajo. Si el patrón, Pemex, prescinde de los servicios del personal formado y capacitado en la empresa, tendrá que enfrentar una tarea compleja: adiestrar a nuevo personal competente y conocedor de la actividad petrolera. En cuanto al trabajador, si en su momento su mayor preocupación era saber si conservaría o no su empleo, ahora la mayor fuente de desasosiego es la estabilidad económica, el prestigio social y la tranquilidad emocional de él o ella y la de sus familias. Y es que si logran permanecer en la empresa en puestos similares o en ascenso, las preocupaciones serán por partida doble: porque estarán sujetos a un contrato de trabajo con mayores exigencias en tiempos y resultados y regulado desde la iniciativa privada, por un lado, y porque las condiciones físicas mermarán su energía física y emocional, por el otro.

Bibliografía

Alcalde, A. Cuatro temas torales de la iniciativa laboral de Calderón. La Jornada. 2012. Recuperado el sábado 8 de septiembre de 2012 de http://www.jornada.unam.mx/2012/09/08/opinion/01ba2pol

Aristegui noticias. Primer fracaso de la reforma energética: 12 de 14 bloques, desiertos; Sierra Oil gana 2. 2015. Recuperado de: aristeguinoticias.com de julio 15, 2015 1:15: México.

Atlántida Coll, M. F. Atlas Regional del Istmo de Tehuantepec: un comentario. Investigaciones Geográficas (núm. 53, abril, pp. 219-221). Ciudad de México: Instituto de Geografía. 2004.

Bensusán, G. “Las reformas laborales en América Latina”. En: E. De la Garza Toledo (coord.) (2006), Teorías sociales y estudios del trabajo: nuevos enfoques (pp. 367-382). Ciudad de México: Anthropos/uam-Iztapalapa.

Código de Conducta de Petróleos Mexicanos y Organismos Subsidiarios. Ciudad de México: Pemex. 2012.

Colmenares, F. “Petróleos Mexicanos: autonomía de gestión y reestructuración”. En: F. Colmenares & Barbosa, F. & Domínguez Vergara, N. (coords.) (2008), Pemex: presente y futuro (pp. 365-407). Ciudad de México: unam/uam/Universidad Autónoma de Campeche/Plaza y Valdés.

Informe Anual de Labores de Petróleos Mexicanos. Ciudad de México: Pemex. 2010/2011.

Lajous, A. La industria petrolera mexicana. Estrategias, gobierno y reformas. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica/Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 2014.

Ley Orgánica de Petróleos Mexicanos y Organismos Subsidiarios. Ciudad de México: Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión-Secretaria General-Secretarías de Servicios Parlamentarios-Dirección General de Bibliotecas. 2006.

Martínez Laguna, M.& Sánchez, M.T. & Casado J. M. Istmo de Tehuantepec: un espacio geoestratégico bajo la influencia de intereses nacionales y extranjeros. Éxitos y fracasos en la aplicación de políticas de desarrollo industrial (1820-2002). Investigaciones Geográficas. Boletín del Instituto de Geografía. (Núm. 49, pp. 118-135). Ciudad de México: unam. 2002.

Martner, C. El sur también existe: el corredor multimodal del istmo de Tehuantepec en la era de la globalización. Región y sociedad (año xxiv, no. 54, pp. 97-134). Ciudad de México: Colmex. 2012.

Montaño, L. “La dimensión cultural de la organización. Elementos para un debate en América Latina”. En E. De la Garza & J.S Cavalcanti (coords.), Tratado latinoamericano de sociología del trabajo (pp. 285-311). Ciudad de México: Colmex/Flacso/uam/FCE. 2000.

Muñoz, R. P. Pemex impone “jubilaciones forzosas” a empleados opositores a la reforma energética. La Jornada. 2015. Recuperado el 27 de julio de 2015 de http://www.jornada.unam.mx/2015/07/27/politica/015n1pol

Ocampo Torrea, J. F. Pemex: Mitos, realidades, testimonios y propuestas. Ciudad de México: unam. 2006.

Oit-pnud. Trabajo y Familia: Hacia nuevas formas de conciliación con corresponsabilidad social. Santiago de Chile: Organización Internacional del Trabajo/Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. 2009.

Pemex. Reglamento de Trabajo del Personal de Confianza de Petróleos Mexicanos y Organismos Subsidiarios. Ciudad de México: Pemex. 2000.

_____. Contrato Colectivo de Trabajo. Petróleos Mexicanos y Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana. Ciudad de México: Pemex. 2009.

_____. Caso Organizacional Pemex Petroquímica. Ciudad de México: Pemex. 2012.

Pérez, A. L. Camisas azules, manos negras: el saqueo de Pemex desde los Pinos. Aristegui noticias. 2010. Recuperado de http://aristeguinoticias.com/0303/mexico/el-saqueo-de-pemex-desde-los-pinos-investigacion-de-la-periodista-ana-lilia-perez/

Pereznieto, L. “Apuntamiento a los incentivos establecidos por el Plan Nacional de Desarrollo Industrial” En Anuario del Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana. (Tomos I y II, núm. 13). Ciudad de México: unam-Instituto de Investigaciones Jurídicas. 1981.

Ritzer, G. Teoría sociológica moderna. Madrid: McGraw-Hill. 2003.

Rousseau, I. “La organización institucional de la industria petrolera mexicana a principios del siglo XXI”. En: I. Rousseau (coord.), América Latina y petróleo. Los desafíos políticos y económicos de cara al siglo xxi (pp. 239-296). Ciudad de México: Colmex. 2010.

Schvarsteain, L. La inteligencia de las organizaciones: desarrollando las competencias necesarias para el ejercicio efectivo de la responsabilidad social. Buenos Aires Paidós. 2003.

Uribe, M. Identidad étnica y mayordomías en zonas de alta concentración industrial. El caso de los nahuas, popolucas y zapotecas del istmo veracruzano en el siglo xx (tesis doctoral). Xalapa: Universidad Veracruzana. 2002.

Enríquez, G. Millonaria inversión para API. Diario del Istmo (Análisis nacional, p.1). Consultado el 14 de septiembre de 2017.

Hernández Melgar, E. “Perspectivas regionales de la reforma energética: pilares y rupturas”. En: E. Solano E. & M. Frutos (coeditores), El impacto de la reforma energética en México: una mirada nacional y regional (pp. 139-162). Ciudad de México: unacar/amecider. 2016.

Moreno Andrade, S. H. Dinámicas sociohistóricas en el sureste petrolero mexicano: Coatzacoalcos y Minatitlán. Xalapa: Universidad Veracruz. 2015.

Sierra, P. El jarocho cuántico al son de la ciencia, (núm. 68, p 5). 6 de noviembre de 2016.

Ople-Veracruz. Recuperado el 30 de septiembre de 2017 en: http://prep2017-ver.ine.mx/PresidentesMunicipales/Entidad/Municipios/

1.2. Reforma energética, trabajo y reconfiguración territorial en Poza Rica, Veracruz

Adriana Rodríguez San Martín

El Colegio de Michoacán-Centro de Estudios de Geografía Humana

Introducción

Veracruz se encuentra al margen del Golfo de México, entre los estados de Tamaulipas y Tabasco. Su ubicación, más sus componentes naturales, han originado la existencia de una riqueza natural en todo su territorio. Dentro de la configuración natural y social sobresale, con gran importancia económica, política, social y natural, el sector productivo de energía basado en los hidrocarburos.

Ante este panorama, el norte y el sur del estado han sido testigos de esta riqueza, aprovechamiento y explotación de los recursos a través de la actividad laboral central, ligada a una organización sindical proveniente de la paraestatal más grande del país: Pemex. En ese sentido, estas zonas productoras de energía han mantenido por décadas unas lógicas locales, interregionales y nacionales. Para lo que respecta a este trabajo, nos situamos al norte del estado, en la ciudad de Poza Rica, actualmente una zona metropolitana importante.

El tema del petróleo y el gas en la lógica neoliberal moderna resulta fundamental, ya que permite la inserción a una vida encaminada a satisfacer las demandas y necesidades de la población. Por tales hechos, hablar de producción energética en un territorio implica hablar de toma de decisiones de organismos que manejan y controlan dichos escenarios, precios y movimientos al interior de la empresa y sus trabajadores.

Subrayamos que quienes sostienen la dinámica de explotación, distribución y comercialización de los hidrocarburos son los trabajadores, por ello éstos deben ser entendidos de manera relacional, ya que los cambios efectuados al interior de la empresa repercuten en sus funciones laborales y sociales entre ellos y en el territorio.

De esta manera, los cambios en Pemex tienen incidencia en las vidas de la plantilla laboral y en la lógica urbana. 2012 constituye un parteaguas histórico porque por medio de una reforma estructural se rompió con un esquema laboral de más de seis décadas, dando paso a una gran reestructuración interna, regional y estatal que afectó sobre todo al sector más vulnerable, es decir, los trabajadores petroleros, como veremos más adelante. Desde ese año, la organización laboral, la ciudadanía en general, así como las ciudades que conforman la zona metropolitana del norte de Veracruz, han vivido un sinnúmero de circunstancias que han repercutido en sus vidas, abriendo paso a cambios que han exigido cohesión urbana y laboral para salir del hundimiento económico que atraviesan por la reforma energética.

Los años 2016 y 2017 han sido testigos de organizaciones alternativas para salir de la crisis que ha azotado a esta zona y de la que el Estado no ha contribuido a erradicar. Por tanto, acercarse a entender desde la geografía humana las distintas formas en las que la población de una ciudad petrolera ha respondido a la situación económica, política y social, permite comprender la vinculación de una ciudad y su comunidad, el grado de unión colectiva y cómo una sociedad determinada lidia con la pluralidad –vista como la diversidad de opiniones o equilibrio de poder– y la búsqueda de equidad. Todo ello en un escenario desigual y dislocado producido por la implementación de la reforma energética. Lo anterior queremos escrutarlo desde una perspectiva teórica que presentamos a continuación.

Elementos teórico conceptuales

Este trabajo analiza la problemática de la reforma energética en un contexto laboral y de reconfiguración territorial de la ciudad de Poza Rica, Veracruz, usando los conceptos teóricos de territorio, trabajo y ciudad, que tomamos de la geografía política,15 urbana y de la antropología del trabajo. La relación que encontramos en estos conceptos está dada por el proceso que vive este territorio y las escalas donde tiene mayor incidencia y poder, porque, aunque las formas de vida siempre cambian, pensamos que este giro no es fortuito.

El trabajo en un territorio posibilita la creación de ciudades. En este texto, la relación entre territorio y trabajo está ligada toda vez que el segundo ayudó a impulsar la fuerza del primero por la actividad industrial, lo que consecuentemente colaboró a la creación de una ciudad. Por tanto, vemos la vinculación de territorio/trabajo como fundante de la ciudad de Poza Rica. Igualmente, es importante señalar que este trabajo es extracto de una investigación más extensa. Aquí sólo deseamos compartir algunos hallazgos preliminares que ponemos en discusión.

A partir de esta propuesta de marco teórico, creemos que podemos comprender los elementos clave y las dinámicas de disposición e intercambio entre el territorio, el trabajo y la ciudad en un punto geográfico determinado. La base teórica y física es el territorio, toda vez que es lo que integra nuestro análisis. Bajo esa perspectiva, el territorio lo percibimos desde dos posturas: 1) como manifestación del proceso de producción económica del sistema capitalista en el que intervienen las relaciones sociales con la naturaleza, y 2) desde su connotación política y administrativa posterior a su posición geoestratégica y los procesos derivados de ésta, donde ocupa un lugar importante el papel y la acción del Estado.

Entendiéndolo como articulador espacial de procesos económicos y políticos, consideramos que, como señala Raffestin (2013), el territorio es la producción del espacio y posee valor de uso –en lugar de valor de cambio– por medio de su utilidad, ya que es la realidad material previa a todo donde algo o alguien manifiesta un control sobre él. Es decir, produce las relaciones sociales y se inscribe en un campo de poder como lo proponemos observar en un primer momento.

El trabajo es el fenómeno en sí de emplearse y el espectro social que esto conlleva en quien lo ejerce. En una lógica de dependencia, el trabajo como fuerza productiva aparece como producto del capitalismo por medio de las relaciones de producción. Por tanto, el trabajo es “la posibilidad del hombre de adecuar especialmente el entorno a sus necesidades [y] es, en definitiva, la condición de su misma supervivencia. Pero sólo con el capitalismo el poder social del trabajo encuentra una dinámica y un modo de producción que hace de su rendimiento creciente la clave misma de su existencia” (Rieznik, 2001:1).

Dicho de otro modo, el trabajo es la acción que se realiza para generar un ingreso y satisfacer necesidades, así como la forma por la que se mantiene una empresa, institución u organización a través de su producción. Desde esta óptica, el trabajo, visto como actividad económica que requiere un esfuerzo humano, está ligado a la concentración de capital por quienes reciben esta acción.

Por último, una escala de menor grado en esta propuesta es donde se inserta esa organización laboral y se lleva a cabo el trabajo, es decir: la ciudad. Por ciudad entendemos la materialización espacial en la que, sobre todo después de la Revolución Industrial, se realiza con mayor énfasis la vida social. A partir de esta premisa es como abordaremos al espacio urbano. Al respecto, sin entrar en el desarrollo de la extensa literatura existente sobre la ciudad, tomamos en cuenta algunas visiones y conceptualizaciones que han sido planteadas sobre la ciudad industrial, pues en ésta “el uso del suelo está fundamentalmente determinado por la economía urbana, es decir, por las expectativas de ganancias” (Reissman, 1972:12).

De igual manera, es importante señalar que bajo esa perspectiva se entiende que “desde siempre, las ciudades han brotado de la concentración geográfica y social de un excedente en la producción. La urbanización ha sido siempre, por tanto, un fenómeno relacionado con la división en clases, ya que ese excedente se extraía de algún sitio y de alguien, mientras que el control sobre su uso solía corresponder a unos pocos” (Harvey, 2012:21). En el caso específico de Poza Rica, creemos que para entenderla como ciudad debemos tener en cuenta que el trabajo petrolero la ha articulado y que ha sido permeada en todo momento por el sistema económico.

Por otro lado, también hemos de abordar cómo la ciudad revela una nueva configuración urbana debido a los procesos políticos y a la puesta en marcha de la reforma energética. Asimismo, hay que advertir que, al aproximarnos al concepto de ciudad, debemos suponer que “las configuraciones territoriales emergen por procesos sociales, económicos y urbanos. Según el proceso en el que se centre la atención, se pueden descifrar las funciones, enlaces y jerarquías existentes en esas configuraciones del territorio” (Téllez, 2013: 63). En nuestro caso, creemos que la función está ligada a una cuestión laboral, el enlace se crea por medio del capital y el Estado y la jerarquía proviene desde lo global por el sistema económico imperante. Teniendo este marco de referencia, pasemos a hablar de cómo llegamos a la aprobación de la reforma.

Riqueza territorial y reforma energética en México

México a gran escala es geográficamente amplio, se caracteriza por una inmensa dotación de recursos naturales que han ayudado a ser soporte de la vida en sus distintas regiones, desde la dinámica rural hasta la industrial. Cada zona contiene diversos recursos y han sido éstos los detonadores del crecimiento en cuanto territorio local, regional y nacional. De ahí su enorme importancia.

Sin embargo, espacios urbanos y rurales han sido despojados y abandonados por la implementación de reformas y políticas voraces. En ese sentido, algunos sectores se encuentran más explotados que otros, dependiendo qué tan importante resulte el recurso natural tras su explotación. El caso de los recursos fósiles es un ejemplo muy claro de ello, porque han posibilitado a muchas regiones de México –y Veracruz no es la última de ellas– la inserción de una vida moderna en la lógica capitalista mundial.

Enfocándonos en Veracruz, cabe señalar que la situación que impera actualmente es el resultado del aprovechamiento y uso de la riqueza natural del territorio, ya que están vigentes los megaproyectos que impulsan diversas compañías –en su mayoría trabajadas u orquestadas por extranjeros– a lo largo de la extensión territorial de las distintas ciudades veracruzanas, que mantienen una producción al alza para mantener el sistema económico neoliberal vigente.

En lo que respecta a las ciudades petroleras, el proceso que desembocó en la apertura al mercado global de la producción y extracción de hidrocarburos por medio de la inversión privada de las compañías fue depredador, pues, entre otras cosas, reestructuró la tierra y el valor de ésta. Para el caso del norte del estado, cabe recordar que a finales del siglo xix tuvo lugar un cambio radical: lo que eran tierras parceladas de uso mayormente agrícola pasó a ser asentamiento de la nueva actividad petrolera. Podemos decir que “el petróleo, el oro negro de la modernidad, la mercancía tal vez más apreciada por el imperialismo, instaló sus campos de concentración al sur y al norte del estado, inaugurando así un nuevo surtidor de ecocidio y focos de expansión urbana” (Rodríguez, 2013:10).

A la par, las maneras de vivir, producir y crear recursos económicos por la inserción al sector secundario se modificaron significativamente; con ellas el lugar en sí mismo cambió su rol y abrió paso a la conformación territorial moderna. Sin embargo, este proceso fue todo menos fortuito porque, desde que México empezó a industrializarse y a integrarse en el concierto de la economía mundial16, su geografía ha sido protagonista de diversos cambios y transiciones en materia de actividad económica. Prácticamente no ha habido sector que no haya entrado a esta espiral de cambios, sin embargo, ha sido el sector energético el que ha marcado la pauta sobre el resto y ha acumulado un enorme poder, ¿por qué? Porque el recurso natural que provee el petróleo y el gas resulta fundamental dentro de la lógica de desarrollo actual, ya que mantiene activos a los demás sectores económicos.

Paralelamente, a partir de los cambios que trajo consigo el modelo económico neoliberal --tales como la reducción de la participación del Estado en temas económicos o los mecanismos de gestión de los empresarios y su relación con los gobiernos locales–, emergieron una serie de relaciones que incidieron de manera directa en el territorio. Es decir, estos cambios posibilitaron a los habitantes de los territorios el acceso a configuraciones urbanas y económicas de diversa índole, ya que la reestructuración y la transición son características de un modelo económico flexible que permite la competencia entre el sector público y el sector privado.

Puestos en la balanza, diríamos que los resultados de todas estas permutaciones sociales han beneficiado más externa que internamente, y que ni uno ni otro serían los mismos sin la decisiva intervención de Pemex. La riqueza y aprovechamiento de los recursos naturales a través de Pemex ha engendrado momentos coyunturales axiales tanto para la empresa como para el país en su conjunto. Y es que sus aportaciones alcanzan el plano nacional, la política, la administración y el marco operativo institucional público y privado, además de que delinean los aspectos culturales de una organización laboral ligada al sindicalismo.

Los procesos económicos, políticos, socioculturales y ambientales, así como los reajustes y cambios, no han ocurrido de forma natural o lineal puesto que una gran dosis de los mismos responde a otros escenarios externos. Ha habido momentos de mayores estragos y puntos de inflexión en algunas épocas, pero en general se trata de fenómenos cuya realización territorial responde a la prevalencia de una política inserta en un marco de dependencia imperial, respaldada por una elite mexicana privilegiada.17

Históricamente, los territorios donde se extraen recursos fósiles han visto trastocadas sus dinámicas internas a causa de decisiones políticas y económicas, pero sobre todo a partir de 2013, a través de la implementación de las reformas estructurales, puede hablarse de una verdadera reconfiguración territorial. Este proceso ha sido impulsado por el Estado, la organización sindical y las administraciones municipales, y supone un escenario distinto y nuevas reglas de juego para todos los actores involucrados en la producción petrolera.

Probablemente la reforma cuyas secuelas son más potentes y profundas resulta ser la reforma energética. En ella, como en casi ninguna otra, el capital extranjero y la élite política pusieron especial esmero en que se cristalizara. ¿Por qué? Porque la reforma viene a cambiar de raíz una estructura institucional y, por ende, los territorios, que por más de setenta años han mantenido a la paraestatal petrolera y constituyen las sedes donde se generan los mayores ingresos del país.

Pero, ¿qué implica la reforma energética? ¿Sobre qué versa? La versión oficial, que cualquiera puede consultar en el decreto de reforma, es que se trata de una reformulación constitucional en materia de energía aprobada por el Congreso de la Unión, la cual permitirá dar un paso decidido rumbo a la modernización del sector energético de nuestro país, sin privatizar a las empresas públicas dedicadas a los hidrocarburos y a la electricidad. Al hacerlo, se propone mantener la rectoría del Estado y ratificar que la propiedad de los hidrocarburos que se encuentran en el subsuelo seguirá siendo de la Nación. Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad (cfe) serán dotados de mayor autonomía y de un nuevo carácter como empresas productivas del Estado, 100% públicas y 100% mexicanas (Reforma Energética, Gobierno de la República, 2013).

La realidad en las ciudades petroleras, no obstante, dista mucho de ese optimismo oficial. Lo cierto es que se han generado escenarios adyacentes a partir de varios problemas sociales, económicos, políticos y ambientales. La primera manera de entender esa contradicción es poniendo el foco sobre la misma paraestatal. Pese a que la empresa no funcionara de manera óptima, sí permitió una expansión industrial y económica nacional durante varias décadas. En la actualidad, eso es sólo un vestigio del pasado, pues su eje rector ha cambiado al entrar en vigor la privatización que de entrada es negada por el discurso oficialista.

El trabajo en Poza Rica

Existen varios momentos clave para entender la estrecha relación del trabajo con la creación de Poza Rica como territorio y ciudad. Por ello, remontándonos a sus comienzos, en el periodo de 1900-1920, la zona territorial del norte era un espacio rural regido por la venta de productos derivados del trabajo de la pesca, ganadería y agricultura por indígenas de la zona y habitantes vecinos. No obstante, esto cambió al arribo de campamentos petroleros extranjeros en Coatzintla y Poza Rica. Una de las actividades que había dejado la corona española fueron “nuevos cultivos, tales como la caña de azúcar, la naranja, el plátano y el café” (Ortiz, 1995: 38); por medio de estos cultivos se estableció un sistema de intercambio comercial hasta que llegó el periodo de industrialización y el descubrimiento del oro negro. En este sentido, “el petróleo devendría en un elemento dinamizador de la revalorización de la tierra” (García, 2012:27). De este modo, al descubrirse los primeros yacimientos la zona nunca más volvería a ser la misma.

En lo que concierne a los inicios de la historia extractiva del territorio petrolero en Poza Rica, cabe datar su época de esplendor a partir “del año de 1868, cuando el doctor Adolph Autrey, vecino de la ciudad de Papantla, reportó chapopoteras en el área de Furbero, llamada en aquel tiempo Cougas. Para la explotación comercial de esas chapopoteras, organizó en el año de 1869 la Compañía Explotadora del Petróleo del Golfo de México” (Pemex, 1977: 29).

Se dice que este ingeniero “tomó posesión de una mina de petróleo, que bautizó con el nombre de ‘La Constancia’ que se encontraba ubicada en la hacienda Furbero, municipio de Coatzintla” (Pemex, 1977: 29). Posteriormente, para poder explotarlo, crearía una refinería en Papantla que habría de distribuir el recurso a través de una vía férrea, misma que pasaría por el kilómetro 56 (actualmente Poza Rica).18

Poza Rica tuvo su nacimiento en los márgenes del Río Cazones en 1872 cuando “fue enviada a la zona que ocupan los municipios de Coatzintla y Poza Rica, una brigada de ingenieros para realizar los trabajos de levantamientos topográficos necesarios para la lotificación del área” (Quintal, 1981:36). La población que en ese entonces habitaba el territorio estaba compuesta en su mayoría por grupos indígenas dedicados al sector primario, los cuales tuvieron la oportunidad de cambiar de actividad al arribo e instalación de las compañías extranjeras. Entonces, cuando se hicieron las reparticiones de lotes por las haciendas, las compañías extranjeras compraron esos terrenos para explorar y explotar hidrocarburos.

Como centro y ciudad petrolera, la historia de Poza Rica es bastante posterior, ya que no es sino hasta el día 23 de julio de 1926 cuando “se localizó el pozo Poza Rica No. 2” (Pemex, 1977:40) y comenzó su perforación. Esta fecha puede considerarse como fundacional de la sección-ciudad petrolera, puesto que es dentro de los márgenes de la actual ciudad donde se asentaron los trabajos de perforación, sin embargo, su consolidación y auge es posterior.

Mientras tanto, la población comenzaba a aumentar debido a la demanda laboral provocada por el trabajo en los pozos de Coatzintla y la construcción de la vía férrea que uniría el puerto de Cobos en Tuxpan y el kilómetro 56 y transportaría más fácilmente la materia prima. Esto último fue importante, ya que “comunicó al municipio con el de Tuxpan y por medio de éste con Tampico, punto final de los productos petroleros en el territorio nacional y a través del cual se realizaba la exportación de los mismos” (Quintal, 1981:25). Con el descubrimiento del pozo Poza Rica No. 2 las oficinas centrales de El Águila se trasladaron de Coatzintla a la incipiente ranchería de Poza Rica.

En ese sentido, la actividad industrial y el trabajo surgieron primero en el municipio de Coatzintla. Después del “descubrimiento de los pozos Poza Rica, el campamento y las oficinas se trasladaron al Kilómetro 56, donde pasaba la Máquina que se dirigía de Cobos a Furbero y que, al ser un lugar de paso, fueron arribando poco a poco la población flotante mucho tiempo atrás antes de la Conquista, dándosele distintos usos” (García, 2012: 19).

Esta condición de ser lugar de paso contribuyó al crecimiento de la ciudad, porque el kilómetro 56 se convertiría en punto de referencia comercial, administrativo y laboral desde sus comienzos. De esta manera, lo que era solamente un kilómetro de paso por la vía de derivación, fue convirtiéndose en un espacio de intercambio que pronto daría lugar a la zona con mayor auge de exploración y explotación de petróleo y gas en el norte del estado (Rodríguez, 2015).

Posteriormente a la tarea de exploración, el espacio fue dividido en cuatro lotes o ranchos, conocidos desde sus comienzos como “los cuatro grandes lotes: Lote 1 Corralillo, Lote 2 Troncones y Potrerillo, Lote 3 Poza Rica y Lote 4 Poza de Cuero […] la medición y repartición de los terrenos fue llevada a cabo en el mes de diciembre de 1875” (Quintal, 1981:36). Estos terrenos –setenta y seis parcelas de 80 hectáreas– irían agrupándose socialmente en torno al trabajo, principalmente petrolero.

Recién instalado el campamento y “al inicio del siglo xx se dio lugar el descubrimiento de los grandes yacimientos de petróleo, por lo que varias compañías petroleras extranjeras se preocuparon por adquirir tierras para iniciar sus exploraciones y explotaciones; por eso la hacienda de Palma Sola fue vendida” (Ortiz, 1995:63). Más tarde, el 20 de noviembre de 1932 arriban al Kilómetro 56, 176 obreros mexicanos y sus familias así como los cuadros directivos mayoritariamente extranjeros de la empresa inglesa que usufructuaba la zona.

Vale la pena mencionar que antes de que existiera Poza Rica, Coatzintla, actualmente municipio de la zona metropolitana, era el centro económico de la región. La compañía El Águila operaba en sus límites territoriales y dominaba una hacienda enorme. En ese entonces, desde Coatzintla sólo se veía el cerro más prominente y el río Cazones, y no, como algunos años después, maquinaria pesada, instalaciones industriales y un creciente paisaje urbano. Lo que sería la futura Poza Rica iba tomando forma gracias al descubrimiento de los abundantes pozos petroleros.

Žanrid ja sildid
Vanusepiirang:
0+
Objętość:
594 lk 7 illustratsiooni
ISBN:
9786075028286
Õiguste omanik:
Bookwire
Allalaadimise formaat:
epub, fb2, fb3, ios.epub, mobi, pdf, txt, zip