Loe raamatut: «El próximo desierto», lehekülg 2

Font:

Este premio ha sido posible gracias a la amabilidad y comprensión de Cristina Pacheco, quien nos ha acompañado en todo el proceso de creación del premio, desde la selección del comité de honor que participó con ella para su diseño, así como en la selección de los integrantes del jurado. También ha sido posible por el apoyo económico recibido desde su primera edición de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial del Gobierno del Estado de Jalisco y la Fundación Universidad de Guadalajara.

Es para mí una gran satisfacción continuar la colección literaria del Museo de Ciencias Ambientales en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara con la publicación de El próximo desierto de Santiago Acosta, ganador del Premio de Literatura Ciudad y Naturaleza José Emilio Pacheco 2018 en su modalidad de poesía. El jurado estuvo integrado por Tedi López Mills, José María Espinasa y Hernán Bravo Varela, quienes otorgaron este Premio porque “Se trata de un solo y extenso poema donde se construye con brillantez y originalidad una geografía de la catástrofe. La voz proyecta, a la vez que un distanciamiento crítico con una realidad contemporánea y devastada, un involucramiento personal que apela a lo fragmentario, sin ejemplaridad moral, y que se manifiesta en tonos narrativos y periodísticos. El próximo desierto no sólo se aviene con creces a la temática del premio, sino que la radicaliza. Este poema se coloca en una frontera distópica, donde el desastre ya ha ocurrido.”

Con la publicación en 2019 de este libro ganador se cumplen cuatro ediciones del Premio de Literatura Ciudad y Naturaleza José Emilio Pacheco, siendo dos de ellas dedicadas a la poesía y dos al cuento. En su corta vida este Premio ha recibido un total de 377 manuscritos de poesía y 125 manuscritos de cuentos provenientes de 20 países de América del Norte, del Sur y Central, El Caribe, Europa y el Medio Oriente. De la república mexicana han participado escritores provenientes de 31 estados. Estas cifras sugieren que este joven premio de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara se va consolidando nacional e internacionalmente atendiendo un tema literario contemporáneo que engloba los grandes retos socio-ecológicos a los cuales se enfrenta la humanidad en este siglo.

Eduardo Santana Castellón, Coordinador General

del Museo de Ciencias Ambientales del Centro Cultural

Universitario e Investigador del Centro Universitario de la

Costa Sur, Universidad de Guadalajara.

We need to develop an anxiety about losing the future. Fredric Jameson

1 Tomamos la idea de que los humanos tenemos tres tipos de conocimientos: el científico, el artístico y el espiritual o revelado de nuestro amigo Jorge Wagensberg, fallecido el año pasado, quien fuera el director del museo de ciencia CosmoCaixa en Barcelona (Wagensberg, J., 2006. “Ciencia, arte y revelación”, en Ideas para la imaginación impura: 53 reflexiones en su propia sustancia. Barcelona, Tusquets, pp. 83-93).

2 Tomamos las palabras textuales del ensayo de Miguel Ángel Zapata, publicado en revista Alforja 38. Otoño 2006.

Nunca entregues tu corazón a una planta nuclear

Ya los bares están cerrando.

Desde la ventanilla del taxi que me lleva de vuelta a casa veo las luces de la ciudad reflejándose sobre la bahía.

A mi derecha, apartamentos de lujo completamente vacíos.

Ya nadie sueña con vivir cerca del mar.

La tormenta inutilizó casi todas las líneas de transporte subterráneo.

Largas filas de tractores procuran en vano recomponer los túneles deshechos, pero la sal no deja de hacer su propia excavación en el acero de los refuerzos y los rieles.

Sin embargo, la gente continúa bebiendo, haciendo amigos y enamorándose sin control.

Fumando irresponsablemente en los balcones mientras, bajo la ceniza, colapsan las redes urbanas.

Muchos aseguran que no hay nada que temer, que los acontecimientos han sido exagerados por los noticieros y la ansiedad general.

Son las cuatro de la mañana y ya me deslizo entre ríos de fieles que cargan imágenes de la Virgen, suben y bajan de camiones y cruzan a pie las autopistas a dos grados bajo cero.

No soy quién para cuestionar los códigos de la desesperanza.

El taxista maneja en sospechoso silencio, como si callara un secreto de Estado.

Como si conociera el propósito de las últimas inundaciones.

Siempre hay alguien que se nos acerca para decirnos quédate un poco más, no te vayas, ahora es que se va a poner buena la fiesta.

Pero yo no dejo de pensar en la inmodestia de las casas con vista al mar.

Quienes habitaban las costas de Fukushima durante la Edad Media colocaron por todo el terreno tabletas de piedra con advertencias precisas:

No construir en esta costa | Riesgo de tsunamis.

Hoy las corrientes radiactivas han alcanzado las playas de California, México y Perú.

La gran zona de plástico del Pacífico ya comienza a disolverse por la acción de los isótopos.

A las oficinas del gobierno llegan cientos de familias afectadas por la misma radiación que hace relumbrar las tripas de los peces.

Los televisores de la sala de espera transmiten imágenes de una nueva refinería inaugurada cerca de la frontera.

Las llamas de las antorchas han sido borradas digital-mente y ahora la refinería se alza inocentemente contra un cielo perfectamente azul.

Nadie nota cuando la embajadora pasa frente a todos arrastrando un saco de tubérculos cubiertos de alquitrán.

El conductor del taxi acelera dejando aún más negra la larga noche de la crisis.

Subo el volumen de los audífonos para atormentarme con los sintetizadores y el bajo. No quiero escuchar los quejidos de mi vientre intoxicado.

Ya nadie sueña con despertar todos los días frente al mar.

No me importa llevar en las tripas el parásito del desaliento.

Las playas harán combustión para despedirnos.

Tasuta katkend on lõppenud.

4,49 €