Loe raamatut: «En esa delgada separación»
Índice de contenido
PRIMERAS MORADAS: VIAJE
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
SEGUNDAS MORADAS: PEREGRINAJE
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
TERCERAS MORADAS: ESCONDITE
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
CUARTAS MORADAS: ESPERANZA
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
QUINTAS MORADAS: DESENGAÑO
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
SEXTAS MORADAS: LAZOS
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
SÉPTIMAS MORADAS: BALBUCEO
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
EPÍLOGO
Índice de contenidoPRIMERAS MORADAS: VIAJE 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. SEGUNDAS MORADAS: PEREGRINAJE1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. TERCERAS MORADAS: ESCONDITE1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. CUARTAS MORADAS: ESPERANZA1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. QUINTAS MORADAS: DESENGAÑO1.2. 3. 4. 5. 6. 7. SEXTAS MORADAS: LAZOS1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. SÉPTIMAS MORADAS: BALBUCEO1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. EPÍLOGO
Hitos
1 Portada
2 Índice de contenido
en esa delgada separación
silvia eugenia castillero

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direccioneditorial@uv.mx
ISBN: 978-607-502-750-0
Imagen de portada: Jorge Cerón Ruiz
Cuidado de edición: Nina Crangle
Para José María Uruñuela,
por quien he cruzado las fronteras.
PRIMERAS MORADAS: VIAJE
1.
La milpa gotea,
hojas largas y filosas guillotinan
los cuerpos caídos.
Los vi rodar hacia el campo
sobre el paisaje. Salpicaban.
No hay pueblo, solo migrantes;
la gente viene a venderles comida
sillas, baños; les venden sueños
hasta que los desgranan.
Y los dejan en las milpas.
Colgados.
En el interior de la planta
algo se asfixia, un gusano
se la come por dentro y la deforma
hasta parecer un arbusto espinoso.
2.
Cien sombras van y vienen a lo largo de las vías,
la incertidumbre también es negra igual que la noche;
cien siluetas listas para ganarle a las demás
sin equivocarse en elegir el carro varado;
trepar por las escaleras laterales hasta el techo,
ganar un pedazo de parrilla, aferrarse a ella
durante el recorrido de seis horas de Ixtepec a Medias Aguas
y no caer en esa trituradora de las ruedas de acero.
Sombras entre las que pueden ir también los piratas de los caminos
que asaltan ahí mismo en la intemperie.
3.
Una calle de tierra
extendida a lo largo de las vías.
En Medias Aguas,
antes de que La Bestia se estacione
–ya entrado el amanecer–
una multitud hormiguea, salta del tren
para alcanzar una parcela con pasto,
una sombra bajo los árboles
o un abrevadero.
4.
Troncos y varillas en sus manos alargan la madrugada.
Cara de guerreros, dedos como poleas
se enlazan al techo del tren.
Irán lejos a toparse con el norte.
Las manos giran como ejes de maquinaria,
juntas todas se confunden:
tornillos, engranes,
los cuerpos se amalgaman
atados al metal.
Brazos y piernas pierden el quicio,
comienzan a caer.
Torsos y cabezas.
Y los campos.
5.
Colosal,
de corrientes malignas corroe,
me avanza y caigo, el viento;
quedo pegado a ese mismo aire,
me trae hacia un vacío que succiona
hasta que estoy dentro de las vías,
el aire se vuelve ruido y velocidad.
Si cabeceas caes.
Solo lleva cajones sin parrillas –el tren–
cajas rectangulares con una barra de acero
en donde vamos crucificados.
Si caes, tus tímpanos revientan
zumbido, vértigo, sordera.
Luego el rostro se contrae
Tasuta katkend on lõppenud.