Loe raamatut: «Manchas de frío»
MANCHAS DE FRÍO
Sonia Arias López

Primera edición: junio de 2019
© Copyright de la obra: Sonia Arias López
© Copyright de la edición: Angels Fortune Editions ISBN: 978-84-949683-9-6
Depósito Legal: B-15872-2019
Equipo de corrección literaria: Teresa Ponce Giménez Ilustración de portada: Adrián Garre García Maquetación: Celia Valero
Edición a cargo de Ma Isabel Montes Ramírez ©Angels Fortune Editions www.angelsfortuneditions.com
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Me imaginé que le estaba contando a mi madre
todo el dolor que sentía
y tuve que parar.
Para ella, que también imagina y me hace seguir.
NOTAS DE LA AUTORA
Manchas de frío es un libro amplio en lo que se refiere a emociones, rabia, miedo, olvido, realidad, amor, dolor o injusticias. No es un libro de poesía, pero sí que es un libro que contiene poesía.
El lector sentirá como una especie de aguijón que le hará detenerse en algunas frases. Unas veces serán veneno y otras antídoto.
Sus líneas pueden presentarnos la realidad tan cruel como es o tan positiva como la podemos plantear si luchamos por lo que queremos, y eso lo muestro insertando un poco de mi mundo personal o de mi sincera manera de pensar.
Quiero que entendáis cada parte de esta obra. Es más, quiero que mi doble sentido os traiga hasta aquí como si de alguna manera pudiéramos tener una conversación en persona. Quiero decir con esto que entre estas páginas solo estaremos tú y yo. Escúchame. Abre los ojos y siente.
Cada coma que veas será un embrión y el cordón umbilical, la frase.
Este es un libro basado en la observación, porque me encanta fijarme en todo aquello que nadie quiere ver. Cada detalle está tratado y amplificado de manera que haga pensar al lector en las cosas que pasamos por alto cada día por considerar que no tienen importancia. Para mí, la cosa más insignificante aumenta de valor a la hora de escribirla.
No solo quiero conseguir que se conozca lo desconocido,
sino que se recuerde lo olvidado.
Quiero que con este libro se disfrute la narrativa, no solo la poesía. Tiene relatos reales y también surrealistas, porque ambos son esenciales para mí. Me alimento de la contradicción en cada momento y del doble sentido. No creáis que fue fácil hacerlo, conocerse a uno mismo nunca lo es; aun con todo, espero que aquí también te conozcas a ti, así que fíjate bien. Creo firmemente que Manchas de frío es un libro para pensar, pues no sé escribir de forma superficial sobre temas que considero importantes, aunque sean a veces simples detalles.
En este libro aparece continuamente un gato oculto, con el que comparo todo. Adopté este animal literariamente porque quería contrastar la frialdad, que es base principal de este manuscrito, con algo a lo que resultara fácil asociarla, pero de modo que no todos los lectores pudieran estar de acuerdo, por ser un animal con gran valor como mascota. Sin embargo, plantearlo de esta manera, hará pensar que, siendo un animal aparentemente tierno, suave y cariñoso, también puede mostrar su lado más frío. Supongo que así somos las personas también. Intento que la gente sienta en su propia piel el contraste brutal de las cosas, la mezcla estrambótica pero posible, que todo se puede si el sentimiento es sincero, y que lo raro, lo diferente o lo ilógico también tiene su lugar en esta vida. Hay demasiadas cosas lógicas en este mundo que no deberían serlo y quiero presentar el revés de eso.
Hay dos recursos narrativos en este libro que quise utilizar y me gustaría puntualizar. Uno es el dato oculto, que consiste en desarrollar la historia en torno a un dato que no se revelará hasta el final, o incluso nunca. Intento con ello suscitar interés o misterio en el lector. Me gusta crear confusión y, a raíz de ahí, causar diferentes opiniones o desenlaces en mis relatos y poesías. Mi propósito es que el lector saque sus conclusiones y no solo las mías. Pero mi mayor deseo es que entre todos podamos extraer de este libro cientos de ellas.
Y el otro es el cambio de narrador. Poder usar varios narradores sin tener que especificar nombre y conseguir que el lector no se pierda es mi finalidad. Esto ocurre, por ejemplo, en Ventanilla. Intento hacer a sus protagonistas reales y, por supuesto, enganchar mentes con toda la prosa que lleva dentro. No es momento de hablar de ello. Tengo su explicación un poco más abajo de aquí, solo que a veces flota. Me ha pasado durante mucho tiempo y escribir sobre ello le ha salvado la vida, de alguna manera.
Cuando presenté este libro a mi editora, le pedí que en esta ocasión, cuando hiciera su tutoría, no me suprimiera las palabras malsonantes que encontrase. Hay un dicho que me ayuda en lo que pretendo y es «palabras malsonantes en textos biensonantes». Y lo conseguí.
Valle-Inclán decía «hijos de puta».
Cervantes o Quevedo, usaban habitualmente «puta».
Quevedo escribió un libro titulado Gracias y desgracias del agujero del culo.
Y así con varios escritores realmente excepcionales con la poesía, pues considero que este es un mundo aparte donde nadie se debe privar de lo cotidiano. Solo hay que leer a los grandes para ver que no hay límites. A pesar de sentirme pequeña a su lado, no fue suficiente para dejar de expresar lo que siento y con ello todas mis inquietudes, a la vez que muestro toda mi naturalidad entera. No engaño a nadie. Así soy.
Yo no busco el aplauso general o académico. Yo busco la libertad de expresión, sin faltar el respeto a nadie, usando palabras que aparecen en el diccionario de la Real Academia Española.
Tampoco considero que necesite llegar al extremo de Camilo José Cela, y escribir un diccionario secreto con palabras malsonantes referidas, en su caso, al sexo (lo cual admiro). A mí me basta con tres o cuatro que, para bien o para mal, uso en mi vida cotidiana. Intento ser yo misma en cada momento y reflejar toda mi esencia en lo que escribo. Creo firmemente que el lector está más que capacitado para entender que ser un sinvergüenza no es decir mierda, joder o cojones. Ser un sinvergüenza es ver a una persona mayor de pie y no ofrecerle mi asiento. Y yo en eso, señores, no peco. Al igual que considero que por decir esas palabras no soy malhablada, puesto que para mí los malhablados son los que dicen que España va bien con toda la educación del mundo.
Aclaradas las bases de este libro, tras examinar y estudiar con detenimiento cada frase, consideré necesario aportar una explicación más detallada de algunas poesías. No lo hice de todas ellas porque a veces me gusta pensar que ya nos conocemos de antes, que ya sabes de lo que te hablo y hasta cuál es mi lugar favorito del mundo. Pero creo que hay demasiadas cosas escondidas que podrían pasar desapercibidas en una primera lectura y bajo ningún concepto quiero eso.
No quiero dar este paso sin antes decirte que este no es un libro fácil. De la misma manera que quiero que me entiendas, también quiero que en alguna parte no lo hagas o que dudes, y sobre todo que pienses. Porque ¿sabes qué? Estoy segura de que tú estabas buscando algo diferente, algo que no solo sea llamativo, sino que puedas considerar importante.
Por cierto, el apellido de este libro es Gato Oculto. Ahora que ya sabéis su nombre completo, ¡conozcámoslo!
Prólogo. Es aquí donde acompaño al lector apoyada en mi manera de pensar. Empiezo a abrir las puertas a una amplia objetividad. ¿Sabéis cuál fue una de las fotografías que más me impactó a lo largo de mi vida? Pues una en la que se veía a una mujer escribiendo una carta sobre una maleta, en blanco y negro. Ni tan siquiera era su foto, simplemente salía al fondo, pero hay fondos que tocas por decisión propia.
Vibrisas. Barbas de gatos. Algo fino, frío, sobresaliente del cuerpo de dicho animal, poco suaves y, de alguna manera, calculadoras, ya que miden su cuerpo con ellas. ¿Alguna vez has levantado el brazo para responder con la verdad y has sentido miedo por no ser aceptado? Yo sí. ¿Y sabéis qué os digo? Que por si fuera poco, también lo he escrito y en cierto modo han vuelto todos los que no pudieron hacerlo. También los que no quieren que lo hagas.
Mezcla de sueños y realidad. ¡Libertad, señores! Nuestro cuerpo es el que echa todo lo que no quiere. Ayudemos también en eso a nuestra manera de pensar y ¡luchemos!
Maneras de soñar. No puedo ver fantasmas ni espíritus, pero lo que sí puedo ver es lo que tengo a mi alrededor. Aquí está el ejemplo de ese pequeño detalle que tienen las cosas aparentemente sin importancia, las más comunes, las que todos tenemos a nuestro alcance y pensamos que nunca serán nada más.
Nos morimos de miedo. Tan valientes que somos, ¿verdad? ¿Verdad que no? Sé sincero.
Oh, quimio. Una gran poeta argentina, luchadora con pasos de valiente y huella de peleona, escribió esta poesía. Con ella no se puede ser otra cosa que positiva, eso para empezar. Le pedí un poquito de su fuerza, y ¡mirad toda la que me mandó! Solo gracias, Andrea Boquete. ¡ÁNIMO!
Libertad. Por todos aquellos que han tenido que emigrar. Por los que han pasado frío, hambre y miedo. Por las guerras sufridas. Por aguantar una democracia solo para adinerados. Por todos aquellos que lo perdieron todo y tuvieron que empezar de cero. Por todos aquellos a los cuales entiendo y admiro: ¡libertad, valientes!
Duele cuando la muerte cabe entera en nuestro cuerpo. Duelen los que nos faltan.
Que no te engañen. Ni los buenos son tan malos ni los malos son tan buenos. Algo así.
Píldora eterna. Me da miedo eso de que todo puede volver.
Extravío dudoso. Hablar de los cinco sentidos para mencionar a una persona que ya no vive es la mejor manera que encontré para entrar en la muerte. Y ni estoy fuera ni estoy dentro de ese olvido imposible.
Estado. Me parece bien reconocer que llegamos al límite, que nuestro cuerpo no responde, que no reaccionamos ante nada, que rozamos el fin. Pero en ese roce estad atentos, porque ahí está la salida donde habrá alguien parecido a una profesora que tuve yo que me decía tan solo «me parece bien», cuando realmente estaba orgullosa y contenta.
Soledad. Son dos partes. Dos tipos de soledad entre muchos y todos importantes por igual. Todos sabemos lo que quiere decir esa palabra y también ese momento.
Mal(t)rato. Una triste realidad. El machismo. Sé que me entenderás.
Animal. Repito. Una triste realidad. Repito. Sé que me entenderás.
Paranoia. Es la llave del libro, la que abre la puerta a lo inimaginable, a una mente caótica en medio de la realidad. Decir lo primero que piensas no es decir sin pensar. Te acercas a la puerta grande.
Mudanza. Ya estás en la puerta. Usa la llave. Piérdete. Descolócate. Desengáñate. Llámame loca. Ódiame solo de boca para afuera. Acércate a mí y haz una copia de la llave en tu cabeza. Ojalá que no entiendas nada, pero ¿sabes lo que te digo? Que vas a querer volver a entrar. Hay muchas historias fáciles de entender, relatos que se ven venir y todos ellos parecidos, pero ahora mismo estás muy lejos de eso. Ahora mismo, estas en plena mudanza y no serás el único que hables de ello.
Llueve por donde quiero. ¿Te has parado a pensar, cuando llueve, dónde te apetece más escuchar caer la lluvia? Ser selectivo es un modo de sobrevivir poco fácil, pero tuyo.
Ámbito cerrado. Queridos lectores, es el momento de que os anuncie que el título de este libro lo parió esta poesía y yo quise estar en el parto, pero por dentro. Manchas de frío es un libro felino, lleno de la fidelidad de un perro. Ámbito cerrado es la casa de este título. Espero que puedas ver todo lo que te ofrece. Sentirás frío interior, pero no me preocupa, porque estoy segura de que ya lo habías sentido en alguna que otra situación importante.
La frialdad. No me digáis que no habéis sentido ese extraño e inquietante frío que es imposible de calmar con nada. Me refiero a ese frío que se forma dentro de un lugar. No me digáis que nunca habéis notado esa incalculable frialdad.
Ventanilla. Una vez más, estás dentro de un frío que no te esperabas, donde las protagonistas importantes son dos niñas. Te encontrarás con varios datos sin resolver, pero con tremendas dosis de poesía, pensamientos, sinceridades que las salas de espera nos hacen sentir. No me refiero solo a una, sino a todas en general, de cualquier centro público o privado. Encerrada, toda la frialdad habida y por haber, que es mucha. Pero me haréis un favor si os centráis en lo que cada personaje vive, dice y piensa en ese momento. Hay profundidad en sus pensamientos. Quiero que llegues a ellos.
Esencia. Para mí la soledad tiene una esencia muy particular. En ella es donde me conoceréis. Adorada soledad, haces que pueda verte en cualquier maldito lugar.
Espejo asintótico. Yo siempre me niego a dar un consejo, pero me saltan solas las opiniones. Mi opinión es conocer cada extremidad de nuestro cuerpo queriéndolo. Ser dulce con él. Aceptarnos. ¿Cómo amar a nadie si no?
Gato oculto. En este libro, mi gato es mi gato. Concretamente, en esta poesía hablo de mi gato, no del tuyo. Me quiere y no me quiere. Se acerca o se aleja. Es malo y a veces un poco menos malo. Es mi gato, pero es más suyo que mío, y así debe ser. Y os voy a decir una cosa, nunca comparéis, porque cada uno sabe lo que tiene. Disfruta del diálogo, sentirás amor-odio, pero no lo dirás. Estarás de acuerdo conmigo, pero harás como que no. ¿Por qué? Por el qué dirán y porque quieres a tu gato. ¿Te cuento un secreto? Las personas también somos así. Tenemos un lado frío y otro menos frío. ¿Dónde está el cálido?
Intemperancia. Tuve el atrevimiento de comparar la perla de un collar con la ausencia de un ser querido. Pero cuánta ternura cuando nos reconocemos en un niño y en su inocencia para pegar el gran salto a la madurez, a la pérdida de un ser querido, de un amor, de nosotros mismos…
(Con)tacto. Esta te la dejo a ti.
Vuelve. Lo que nunca decimos, pero teníamos que haber dicho justo cuando no lo hicimos.
No te pareces a nadie. Es la historia de alguien que amó en silencio, pero me apetece más decir en secreto, porque casi se acerca más a no sentirse tan solo. Qué bonitos son los detalles cuando amas, ¿verdad? Nada pasa desapercibido.
Intención. El intento es quien más se merece una oportunidad.
Buenos pájaros. Aquí culpo a alguien. Siempre echamos la culpa a alguien. Maldita sea.
Mapamundi. Amor y mundo. No tengo nada más que decir.
Surrealismo. Ya os dije que no puedo escribir sin él, que le queda tan bien al amor…
Infiernos. Hablo de dos infiernos y el segundo, por supuesto, es el contrario del primero. Bendita contradicción, que siempre me acompaña.
Luna, sal. No podría escribir sin tener a mano las cosas que me llevan al cielo. Justo en esta, es cuando digo que la poesía no se explica. Siéntela.
Refugios. Esos lugares y esos momentos tanto físicos como mentales en los que escondemos un pensamiento, una imagen, algo que simplemente no queremos que se nos escape. Esos refugios.
¿Para qué sirve un juguete? Espero coincidir aquí contigo y con todos. Solo eso.
Reptiles. Desde luego que la cadena es más fuerte que el hilo, pero también puede hacer más daño al romperse.
Capítulo 5. Hablo de los pueblos, de que somos tan pocos que para ver a más de uno tiene que ser a la hora de comer, de las casas abandonadas que no están vacías. Y por supuesto hablo de mi pueblo. Es una tradición de las buenas escribir en mis libros un poquito de mi base. Es mi yo. Mi verdad. Mi autenticidad.
Boda. Aquí quería encontrarme contigo, ser totalmente honesta con mi lector y darle un buen trozo de mi vida. Hablo de la boda de mi hermana, pero el doble sentido me supera y al final hablo más de mi padre que de la boda. En realidad, la boda es una tapadera para descargar sobre ti una gran mezcla de tristeza, felicidad, ironía, infancia, historia, complicidad, rabia… Así que te doy las gracias por dejarme tu hombro. Boda es mi broche final.
Adoro volver al pasado. Es la pequeña pincelada de mis inicios en la poesía. No solo debes imaginarte al autor: en este caso, quiero que me conozcas lo suficiente para que puedas decidir si quieres seguir haciéndolo o no.
Lo que queda de libro… Bueno, es que no me gustan las despedidas. Pero te diré que de alguna manera vuelvo al principio. No hablo del principio de este libro, sino del mío.
PRÓLOGO
El libro que estas a punto de leer tiene narraciones de alguien y, a veces, ese alguien cuenta cosas sobre mí.
A lo largo de mi vida he leído libros e historias de grandes escritores. Gracias a ellos, tomé la decisión de hablar de los pequeños detalles que nos rodean o se nos olvidan. Ellos me ayudan a amplificarlos intentando conservar su tamaño natural. No es fácil, pero al menos espero que en alguna de estas páginas puedas decir «eso es verdad».
Hace tiempo, me fijé en el interior de un comedor social. Desde una esquina exterior, observé cómo se miraban unos a otros mientras comían; sin embargo, yo solo fui capaz de ver cuánta hambre estaban pasando. Cuánta hambre se estaba pasando.
¡Cómo lastima un dolor tan soportable!
Mi pena suele ser más dolor que pena, es verdad. Hay noches que me siento como una traidora por acostarme con tanta vida después de tanta tristeza. Y de repente, tengo unos ojos como si no tuvieran ganas de ser ojos.
A veces me asusta la facilidad con la que hablo de la muerte, supongo que la vieja que llevo dentro empieza a tejer sobre mi cuerpo.
Verás que no me pasa desapercibida la frialdad. No me refiero solo a esas personas que se liman el cráneo de tanto rascarse a la hora de mentir, sino a la frialdad en general.
Cuando era niña, era difícil caer sobre las rodillas y tener las pestañas secas, ahora simplemente es difícil tener las pestañas secas. No jugaba para intentar conservar la herida limpia y ahora resulta que cuando miro esas cicatrices, mis ojos las llenan de mierda por culpa de todo lo que tocaron. Porque vieron a un perro maltratado, también a una mujer y, por si eso fuera poco, a un niño. Y me infecto como si se tratase del fino arañazo de un gato. Un gato con infección que se convierte en mi enemigo. Como si de repente esa especie de animal mimoso pudiese hablar y me hiciera la pregunta de si mis pulgares son dedos y me advierte que me los acabarán cortando para que de ese modo ellos se queden con algo y yo también y aun así pueda seguir llamándoles manos al mismo tiempo que igualdad. Manos infectadas por arañazos que parecían incapaces de quitarme nada. Una especie de gangrena corre por mi cuerpo cuando las situaciones me hacen sentir impotente. Imaginar un gato que habla es delirio, puede que el disparate del siglo, la alucinación más horrorosa. El gato hace un rasguño y la seguridad social primero recorta y luego corta como puede y no como debe. Y acabamos hablando como ellos, decimos que «solo es un simple rasguño».
Tasuta katkend on lõppenud.