Ciudadania

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Colección saber SABER

Ciudadanía

© Wilson Aldana León

© Cooperativa Editorial Magisterio

info@magisterio.com.co

www.magisterio.com.co

ISBN: 978-958-20-1393-6

Primera edición 2021

Este libro no podrá ser reproducido en todo o en parte por ningún medio sin permiso escrito del editor.

IMPRESO EN COLOMBIA

Prohibida su reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor.

saber SABER

Ciudadanía

Guía del maestro

Wilson Aldana León

Cooperativa Editorial Magisterio

Contenido

Presentación

Las competencias ciudadanas en la formación humana

Naturaleza de las competencias ciudadanas

Aportes de las competencias ciudadanas a la formación integral

El desarrollo de las competencias ciudadanas

Estructura de las competencias ciudadanas

Componentes cognitivos de las Pruebas Saber

Didáctica de las competencias ciudadanas

Estrategias metodológicas

Evaluación de las competencias ciudadanas

Aprendizaje y evaluación de competencias ciudadanas

Epílogo

Perfil del docente formador en competencias ciudadanas

Referencias






Presentación

La formación en competencias ciudadanas es una tarea importante que debe asumir el sector educativo involucrando a cada uno de los estamentos que lo conforman; implica formar en los niños, niñas y jóvenes de nuestra sociedad las competencias que les permitan ser mejores ciudadanos en un país que reclama personas idóneas, éticas y con criterio para participar de los procesos de desarrollo social en cada una de sus comunidades.

Como todo proceso de formación, la educación ciudadana requiere del desarrollo de conceptos, actitudes y destrezas para lograr la formación de personas reflexivas, críticas y responsables para con su familia, localidad, pueblo o ciudad a la que pertenezcan, de manera que puedan organizarse como comunidad en un contexto social y político. Esto significa construir un sentido de identidad con su territorio y entorno, de sentirse parte de su patria y nación.

En este sentido, ser buen ciudadano requiere de una serie de competencias que permitan a cada niño, niña y joven participar inteligentemente en la identificación de los problemas y necesidades grupales y sociales, para generar acciones legítimas y participativas que den solución a los mismos.

El presente texto tiene como destinatarios a los profesores que se desempeñan en el área de ciencias sociales, políticas, ética, filosofía y afines, que están comprometidos con su propia formación ciudadana y dedicados a su trabajo a partir de sus propias convicciones, desde las cuales buscan generar y fortalecer en los estudiantes competencias ciudadanas en la parte cognitiva, práctica y social, buscando la preparación de las Pruebas Saber.

Las Pruebas Saber sobre competencias ciudadanas, del Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación (ICFES), hacen un diagnóstico de la medida en que los estudiantes han alcanzado los estándares de competencias ciudadanas, con el fin de que cada institución educativa identifique sus fortalezas y debilidades en el área, pueda diseñar planes de mejoramiento y evaluar los resultados de las innovaciones pedagógicas propuestas en cada lugar.

Teniendo en cuenta el trabajo que el Ministerio viene realizando en la educación básica y secundaria sobre las competencias ciudadanas, se considera importante presentar a los educadores un libro que fundamente, oriente y permita fortalecer conceptos, estructura y otros lineamientos de las pruebas en competencias ciudadanas, que ayude a formar a los niños, niñas y jóvenes para dichas pruebas y que, especialmente, permita tener elementos para hacer de ellos seres humanos y ciudadanos comprometidos.

Es evidente que las pruebas en competencias ciudadanas requieren del desarrollo de unas habilidades para que los estudiantes puedan dar cuenta asertivamente de una serie de conocimientos y ciertas competencias emocionales, comunicativas y cognitivas necesarias para poder contribuir a la convivencia, participar en los eventos democráticos y responder ante los conflictos de manera regulada, como exige su entorno familiar, institucional y social.






Las competencias ciudadanas en la formación humana

El presente capítulo busca plantear algunos fundamentos conceptuales sobre formación ciudadana, como una propuesta para apoyar el desarrollo de las competencias y los conocimientos que necesitan niños, niñas y jóvenes del país para ejercer su derecho de actuar como agentes activos y constructivos de la sociedad. Teniendo en cuenta el reto enorme que esto implica para los maestros, y considerando las circunstancias actuales del país, este apartado cobra una mayor relevancia, especialmente cuando se trata del estudio de lo que se ha llamado competencias ciudadanas.

La clave está en dar la formación de manera reflexiva y deliberada, teniendo claras las características de los ciudadanos que deseamos para el futuro en la ­construcción de nuestra sociedad; de ahí los temas que se desarrollarán a ­continuación, los cuales buscan delinear un camino de reflexión, análisis y fundamentación de las competencias ciudadanas en la formación humana.

Naturaleza de las competencias ciudadanas

La formación de las competencias que requieren los niños, niñas y jóvenes del país es una tarea compleja, tanto como lo es la convivencia y el desarrollo de seres humanos competentes en el ámbito privado y público. Tal labor supone apoyar el desarrollo de competencias y conocimientos necesarios para ejercer los derechos ciudadanos y, para ello, se plantean en este capítulo algunos temas que resultan claves a la hora de conceptualizar, fundamentar y hacer consciencia de la formación ciudadana, reto enorme para el magisterio colombiano.

¿Qué es una competencia?

En primer lugar, es necesario aclarar que el término competencia no se refiere a una “palabra de moda”, no corresponde, como se ha pretendido desde el sector educativo, a un enfoque que pertenece estrictamente al ámbito laboral. Por ello es necesario contextualizar el concepto teniendo en cuenta los conocimientos, aptitudes, actitudes y personalidad; así, se puede afirmar que competencia es la forma como una persona utiliza todos sus recursos personales, ya sean habilidades, conocimientos o experiencias, para resolver de forma adecuada una tarea en un contexto definido; la competencia se manifiesta y se adquiere de forma diferente según el contexto y los aprendizajes.

Es en este sentido que Frade (2009) expresa que la competencia es un conjunto de conocimientos que, al ser utilizados mediante habilidades de pensamiento en distintas situaciones, genera diferentes destrezas en la resolución de los problemas de la vida y su transformación. De la misma forma, Mastache (2001) afirma que las competencias son el conjunto de conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes, valores, creencias y principios que se ponen en juego para resolver los problemas y situaciones que emergen en un momento histórico determinado, el que le toca vivir al sujeto que interactúa en el ambiente.

Las competencias son capacidades que la persona desarrolla en forma gradual y a lo largo de todo el proceso educativo; son evaluadas en diferentes etapas, por ejemplo, además de las habilidades básicas, en la etapa escolar brindan al estudiante la capacidad de captar el mundo circundante, ordenar sus impresiones, comprender las relaciones entre los hechos que observa y actuar en consecuencia. Para que ello se cumpla no se necesita una memorización sin sentido de asignaturas paralelas, ni siquiera la adquisición de habilidades relativamente mecánicas, sino de saberes transversales susceptibles de ser actualizados en la vida cotidiana, que se manifiesten en la capacidad de resolución de problemas diferentes de los presentados en el aula escolar. No solo transmiten saberes y destrezas manuales, sino que buscan contemplar los aspectos culturales, sociales y actitudinales que tienen que ver con las capacidades de las personas.

 

Las competencias se refieren a las capacidades complejas, las cuales a su vez poseen distintos grados de integración y se expresan en una gran variedad de situaciones propias de los diversos ámbitos de la vida personal y social. Son expresiones de los distintos grados de participación activa y desarrollo personal en los procesos sociales. El concepto de competencia pone el acento en los resultados del aprendizaje, en lo que el niño o niña es capaz de hacer al término del proceso educativo y en los procedimientos que le permiten continuar aprendiendo de forma autónoma a lo largo de la vida; capacidades que incluyen conocimientos, actitudes y destrezas que se logran mediante procesos de aprendizaje y se manifiestan en el desempeño dentro de situaciones y contextos diversos.

El marco conceptual expuesto se impone sobre la literatura que trata el tema desde la perspectiva de la gestión empresarial o el campo laboral, en los cuales se entiende las competencias como estados relacionados con aptitudes, intereses y rasgos definidos por los superiores de una persona que se desempeñará en un puesto determinado.

Lo que se plantea es una respuesta a la nueva demanda de la sociedad actual en materia educativa. Una educación que, antes de enfocarse en la pura adquisición de conocimientos, se orienta al desarrollo de destrezas y habilidades que resulten útiles a la hora de desenvolverse de manera autónoma en la vida diaria. Es decir que, además de permitir un aprendizaje de conocimientos, facilita a los estudiantes la aplicación de los mismos en un contexto real, comprendiendo lo estudiado y teniendo la capacidad de integrar los distintos aprendizajes, ponerlos en relación y utilizarlos de manera práctica en las posibles situaciones o contextos que deban enfrentar.

El concepto de ciudadanía

El concepto de ciudadanía es clave para esta propuesta conceptual de las competencias ciudadanas, por lo que abarca e implica a la hora de trabajar la formación ciudadana y por la trascendencia del término en los contextos político y social.

Un primer punto para comenzar con el tema es entender la ubicación como un status jurídico y político mediante el cual el ciudadano adquiere unos derechos como individuo (civil, político, social) y unos deberes respecto a la comunidad de su nación, además de la facultad de actuar en la vida colectiva de un Estado. Esta facultad surge del principio democrático de soberanía popular.

Como categoría socio-política la ciudadanía hace parte de la dinámica de permanente construcción y cambio de la sociedad. El concepto no corresponde solo a acciones como votar en elecciones, gozar de la libertad de expresión, recibir beneficios sociales del Estado o cualquier otra experiencia específica, pues ellas son parte de las distintas prácticas democráticas. La noción de ciudadanía es más global y estricta en cuanto intenta definir la naturaleza de los individuos como sujetos sociales, en permanente relación con la colectividad desde el momento que nacen y se hacen partícipes de los Derechos Humanos, civiles, políticos, económico-sociales, colectivos y globales.

En este sentido, la ciudadanía está ligada al conjunto de derechos de las personas como sujetos y los deberes que de ellos se derivan. Ese conjunto de derechos se plantea paralelo al desarrollo de la sociedad y ha evolucionado con ella vinculado a la libertad, al derecho a la organización social y política, a los sistemas educativos y al Estado del Bienestar1. Ser ciudadano de pleno derecho hoy implica: “desde el derecho a un mínimo bienestar y seguridad económica, hasta el compartir al ­máximo el patrimonio social y a vivir la vida de acuerdo con los estándares ­imperantes en la sociedad” (Jelin, 1997, p. 190).

Entendida así, la ciudadanía supera el mero concepto legal estipulado en la ley colombiana cuando garantiza el derecho a ejercerla a los nacionales o extranjeros reconocidos como colombianos, que hayan cumplido los dieciocho años de edad y tramitado su respectivo documento de identidad. Una visión limitada, ligada estrictamente a la legislación y a un requisito o condición jurídica que permite ejercer ciertos derechos políticos y sociales.

Contrario a una denominación únicamente legal, el ejercicio de la ciudadanía implica el desarrollo de los conceptos, actitudes y destrezas que se requieren para ser un miembro activo, reflexivo, responsable y crítico de un pueblo que busca organizarse permanentemente como comunidad política democrática. Esto requiere del estudio del carácter histórico y estructural de dicha comunidad, de los principios políticos que la animan, de las fuerzas sociales que la sostienen, de la distribución del poder y de una identificación afectiva con la misma, es decir, del desarrollo de un sentido de identidad nacional.

Al tiempo, la ciudadanía requiere de una serie de competencias en las que se combinan conceptos, actitudes y destrezas para la investigación social, la lectura crítica de la realidad, la deliberación y la acción política, de tal forma que permitan participar inteligentemente en la identificación de problemas y necesidades sociales y buscar consensos para articular un proyecto histórico de solución a los mismos.

Las competencias ciudadanas

En principio es posible destacar que las competencias ciudadanas se plantean como habilidades para participar activa y plenamente de la vida cívica; incluyen conocerse y valorarse, saber comunicarse en diferentes contextos, expresar las ideas propias y escuchar las ajenas comprendiendo los diferentes puntos de vista y valorando los intereses individuales y grupales. Se trata de un conjunto de ­habilidades que pueden clasificarse en: cognitivas, emocionales y comunicativas, las cuales es necesario desarrollar desde la infancia para construir vías que permitan vivir con los otros y actuar constructivamente en la sociedad (MEN, 2003).

Las competencias ciudadanas, que permiten participar en la sociedad, son, por ejemplo: el conocimiento de los mecanismos constitucionales útiles en la protección de los derechos fundamentales, como la Tutela (fundamental para participar democráticamente y lograr el respeto de los derechos consagrados en la Carta Política); la capacidad para imaginar alternativas creativas de solución pacífica de conflictos entre personas o grupos; el reconocimiento y manejo de las emociones propias, fundamental para relacionarse pacíficamente con los demás; o la capacidad para escuchar atentamente los puntos de vista ajenos, aunque sean contrarios a los propios, fundamental para vivir en una sociedad donde tenemos que construir a partir de las diferencias.

Entonces, las competencias ciudadanas son una serie de actitudes, conocimientos y habilidades comunicativas, emocionales, cognitivas e integradoras que funcionan de manera articulada para que todas las personas sean sujetos sociales activos de derechos, es decir, para que sea posible ejercer plenamente la ciudadanía respetando, difundiendo, defendiendo, garantizando y restaurando los derechos. Entendidas así, se constituyen en un conjunto de comportamientos socio-afectivos y de habilidades que permiten llevar a cabo adecuadamente un desempeño, una función, una actividad o una tarea en el orden social y político.

También se considera que, trabajadas en los niños, niñas y jóvenes, las competencias ciudadanas se presentan como capacidad para expresar con mayor propiedad los pensamientos, decidir lo mejor para resolver dilemas encontrando la forma justa de conciliar los propios deseos y propósitos junto a los de los demás. Con ellas los niños desarrollan habilidades que les permiten examinarse, reconocer sus reacciones y actos; entender por qué es justo actuar de una manera y no de otra; expresar sus opiniones con firmeza y respeto; cumplir acuerdos y proponer, entender y respetar las normas. Aprenden a construir en el debate y a ganar ­confianza, encontrando acuerdos de beneficio mutuo, convirtiéndolos en oportunidades para crecer sin vulnerar las necesidades de las otras personas.

Figura 1. Dimensiones para la acción ciudadana


Dichas habilidades permiten a los estudiantes una mayor capacidad para transformar la vida de los colegios y de sus familias, llegando a la posibilidad de construir una nueva sociedad pacífica, democrática y respetuosa de las diferencias, tanto en el entorno cercano (familia, amigos, aula, institución escolar), como en la comunidad nacional e internacional.

Marco legal de las competencias ciudadanas

En un país como Colombia, marcado por una historia de desigualdades sociales, largas décadas de violencia, brechas de pobreza y exclusión, entre otras condiciones, surge un gran reto para que todos y cada uno de sus habitantes y ciudadanos se comprometa con la sociedad en un sentido crítico y participe activamente sintiéndose responsable por cambiar la comunidad, las organizaciones e instituciones, buscando una patria justa, equitativa, de derechos y democrática. Este reto, está determinado en la Constitución Política como un mandato: “toda persona está obligada a cumplir la Constitución y las leyes […] el ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en esta Constitución implica responsabilidades” (Artículo 95).

A continuación se presenta la normatividad relacionada con las competencias ciudadanas, indicando el referente legal y un breve comentario.

Tabla 1. Normatividad relacionada con las competencias ciudadanas


Constitución política de Colombia (1991), Artículo 41Enseñanza de la ConstituciónLa Carta Magna determina que en todas las instituciones de educación es obligatorio el estudio de la Constitución y la Instrucción Cívica. Además, expone la importancia de fomentar prácticas democráticas para el aprendizaje de los principios y valores de la participación ciudadana. Se afirma la necesidad de redefinir la formación cívica tradicional, pasando a una que desarrolle las competencias necesarias para el ejercicio activo de la ciudadanía en niños, niñas y jóvenes; condición a partir de la cual actúen en la definición del propio destino como individuos y como sociedad


Constitución política de Colombia (1991), Artículo 67Derecho a la educaciónEn este apartado se desarrollan los fines de la educación, haciendo énfasis en un proceso de formación social, ético, cívico y axiológico, de respeto a la vida, a la autoridad legítima, a la ley y a los Derechos Humanos, que trabaje por la paz y los principios democráticos para facilitar la participación de todos


Ley general de educación, Ley 115 (1994), Artículo 1Objeto de la leySe define como objetivo primario la responsabilidad del sistema educativo paratrabajar en un proceso de formación permanente, personal, cultural y social,basado en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad,sus derechos y deberes


Ley General de Educación (básica y media) (1994), Artículo 4Establece la formación en el respeto a la vida y a los demás Derechos Humanos, a la paz, a los principios democráticos, de convivencia, pluralismo, justicia, solidaridad y equidad, así como en el ejercicio de la tolerancia y de la libertad. Además, fundamenta la unidad nacional e identidad desde el estudio y la comprensión crítica de la cultura nacional y de la diversidad étnica y cultural del país


Ley General de educación, Ley 115 (1994), Título II, Artículo 13Objetivos comunes a la educación integralDefine el desarrollo integral de los educandos como objetivo primordial de todos y cada uno de los niveles educativos, a partir de una búsqueda por fortalecer la capacidad de asumir con responsabilidad y autonomía los derechos y deberes; consolidando la formación ética y moral, animando la práctica del respeto a los Derechos Humanos y fomentando el ejercicio de experiencias democráticas para el aprendizaje de los principios y valores de la participación y organización ciudadana


Ley General de educación, Ley 115 (1994), Título II, Artículo 14Sobre enseñanza obligatoriaEstablece la enseñanza de temas, habilidades y actitudes relacionadas con el ejercicio de la ciudadanía, útiles para tratar la construcción de una sociedad democrática, participativa, pluralista e intercultural. Este trabajo implica seriedad para trasversalizar acciones pertinentes con las competencias ciudadanas en el currículo; formación que compete a todas las instancias de la institución escolar, las cuales pueden contribuir a la formación ciudadana integrándola con la enseñanza de sus áreas académicas


Decreto 1860 (agosto 3, 1994), Artículo 14Contenido Proyecto Educativo InstitucionalResalta que para lograr la formación integral de los educandos, es necesario realizar acciones pedagógicas relacionadas con la educación para el ejercicio de la democracia y para los valores humanos

Como se puede ver, la Constitución y las leyes nacionales establecen el quehacer de la educación, de las comunidades educativas y de las instituciones, con relación a la formación ciudadana. Corresponde por su parte a quienes son responsables de la educación integrar programas y proyectos que fomenten las competencias ciudadanas en sus diseños curriculares.

 

Contexto general de las competencias ciudadanas

Contexto humano

Continuando con la contextualización de las competencias ciudadanas, es necesario ubicar el tema en el ámbito de lo humano, pues trabajarlas implica un ejercicio propiamente del ciudadano, de la persona que en su accionar evidencia autónomamente su capacidad para desenvolverse en el ambiente que vive; se definen especialmente en el sujeto capaz de integrar en su existencia unos principios políticos, dados por la Constitución, y unos derechos fundamentales; al tiempo, se reconocen en la persona capaz de establecer maneras de actuar ante los diferentes conflictos y en las distintas organizaciones sociales.

Todo lo anterior implica necesariamente que los estudiantes adquieran conocimientos suficientes para comprender y fundamentar su accionar como ciudadanos. En este sentido, es importante integrar competencias que articulen dichos conocimientos con las dinámicas de la vida, como los conflictos, las emociones, las relaciones, la toma de decisiones y las múltiples y complejas situaciones de lo cotidiano.

Figura 2. La educación para la ciudadanía implica diversidad


Integrando las competencias a la vida cotidiana se logra que cada individuo asuma un rol determinado cuando actúa en contexto y que no sea ajeno a las estructuras y organizaciones que le rodean, facultándole para asumir los constantes cambios sociales y los retos en el devenir de la vida. Así como el contexto social es el campo de acción para que el sujeto desarrolle las competencias como ciudadano, el individuo es el principal agente dinamizador, transformador y gestor del medio. Tal perspectiva lleva a prácticas efectivas que se pueden considerar como competencias ciudadanas, pues el proceso implica la construcción de ciudadanía en términos de participación activa y eficaz de las personas, de la comunidad y de la sociedad en conjunto.

De esta manera se da una formación ciudadana a partir del trabajo colectivo entre la sociedad y el individuo; una construcción orientada a fortalecer la capacidad de los sujetos desde reglas de juego cuyos referentes son principios, normas, valores y opiniones que parten de lo colectivo, por ejemplo los Derechos Humanos como horizonte ético. Así, las competencias ciudadanas ratifican un proceso de organización y participación desde la educación y promoción de un sujeto identificado y comprometido con la sociedad, autónomo, solidario justo y dinámico, expresiones que son acciones de formación ciudadana, competencias de un conjunto de habilidades que busca promoverse desde su vínculo con el ejercicio colectivo y organizado de la ciudadanía.

Los programas de formación ciudadana deben plantear diversidad de prácticas que impulsen el desarrollo de individuos con criterio y manifestación colectiva, a partir de pautas y estrategias de acción política caracterizadas por formas directas de democracia, orientadas hacia la participación social y ciudadana directa, propia de los ciudadanos cuando exigen sus derechos; con un interés por influir sobre las decisiones en aquellos aspectos que son de carácter social.

Por eso es importante recordar que las organizaciones y movimientos sociales son el espacio donde se da la participación ciudadana como la expresión más significativa del ejercicio de lo colectivo; a su vez ésta permite incorporar otras expresiones culturales y simbólicas como la protesta social, la desobediencia y la resistencia civil, en el marco de una democracia más justa, equitativa e incluyente.

El marco del ejercicio de la participación ciudadana se da como una experiencia formativa relacionada con un conjunto amplio de prácticas que capacitan al ciudadano para participar en procesos de acuerdos colectivos, tales como: tener un conocimiento claro y crítico de la realidad local, regional y nacional; distinguir los mecanismos que el marco normativo contempla para favorecer la participación ciudadana; tener competencias comunicativas y sociales que permitan expresar iniciativas, y negociar y concertar situaciones conflictivas.

Contexto normativo

Un segundo contexto que fundamenta la formación en competencias ciudadanas es la praxis de la norma, la cual parte de la necesidad de definir un ideal común de justicia que provea a los ciudadanos de un conjunto de derechos y pautas normativas que propicien su expresión y participación activa; por ello es prioritario definir claramente principios que determinen la justicia y la verdad como puntos esenciales en la vida de cada una de las instituciones, de tal forma que sean reconocidos por todos los actores sociales como marco de regulación de la sociedad.

Entonces, es importante promover la construcción colectiva de reglas de juego que aseguren la convivencia y la participación alrededor de lo comunitario, por ejemplo: en los acuerdos de organizaciones, instituciones o agrupaciones sociales prevalecerá el interés colectivo y un conjunto de virtudes cívicas como la tolerancia, la autonomía, el diálogo, la razonabilidad, la cooperación y la equidad, entre otras.

Cada orientación desde lo ético-político debe constituirse a través de procesos formativos, de tal forma que puedan ser traducidos en conocimientos, valores, normas y prácticas desde la familia, la escuela, la comunidad y los distintos grupos sociales. En este sentido, la formación en competencias ciudadanas implica supuestos como:

— Definir las competencias con los principios de los Derechos Humanos y los valores democráticos; sus componentes deben encarnar valores como la libertad e igualdad, la justicia social o la verdad y reparación como ejemplos de una base en donde tiene lugar la acción colectiva.

— Orientar los procesos de formación de las competencias ciudadanas hacia la exigencia de unos mínimos de equidad e igualdad social que actúen como marco de la estructura básica de la sociedad.

— Promover el actuar reflexivo y razonable para tomar distancia de formulaciones e ideologías particulares y acríticas, basándose en la verdad y fiabilidad de las normas pluralistas, abiertas a la construcción colectiva. Así, es urgente formar en mecanismos de conciencia que aborden múltiples argumentos y posturas, para que le sea posible al sujeto revisar sus criterios y construir con otros un conjunto de razones que sustenten los diversos actos. La racionalidad es clave para que unos y otros puedan explicar los principios de sus acciones como sujetos libres e iguales; por tanto es imperativo formar un ciudadano sensible, capaz de discernir, distinguir y juzgar lo conveniente y posible en el contexto social.

— Consolidar los valores que orientan y rigen a los ciudadanos y sus grupos, asociaciones, instituciones y organizaciones, respecto a la atención y cumplimiento de sus demandas como sujetos de derechos; estos principios operan como referentes para ponderar las consecuencias previsibles de las acciones en relación al bien público y a la convivencia ciudadana como expresión del sentido de lo colectivo.

— Identificar y proponer las capacidades y habilidades asociadas con la formación de las competencias ciudadanas, para fortalecer la capacidad de acción colectiva de las organizaciones como fundamento del fortalecimiento social.

— Posibilitar un sistema de cooperación basado en el principio de que las diversas acciones de los individuos no se den solo por iniciativa propia, sino desde los distintos movimientos sociales; para ello, se debe orientar el ejercicio de participación a partir del imperativo cívico implícito en el concepto de bien público, desde la perspectiva de que los asociados vean lo que tienen en común para, con ello, convocar a un debate creativo sobre la definición de las reglas que los regulan.

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