España y su mundo en los Siglos de Oro

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España y su mundo en los Siglos de Oro
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A través de esta colección se ofrece un canal de difusión para las investigaciones que se elaboran al interior de las universidades e instituciones de educación superior del país, partiendo de la convicción de que dicho quehacer intelectual sólo está completo y tiene razón de ser cuando se comparten sus resultados con la comunidad. El conocimiento como fin último no tiene sentido, su razón es hacer mejor la vida de las comunidades y del país en general, contribuyendo a que haya un intercambio de ideas que ayude a construir una sociedad informada y madura, mediante la discusión de las ideas en la que tengan cabida todos los ciudadanos.

Con la colección Pública histórica se ponen al alcance del público interesado en el devenir de las culturas, textos novedosos en sus contenidos, en sus propuestas metodológicas o en las relaciones que encuentran entre los distintos sucesos, en los que se acrecienta y actualiza el conocimiento histórico desde la micro-región hasta el globo entero.

Títulos de la colección

1. Un dios y un reino para los indios. La rebelión indígena en Tutotepec, 1769

Raquel E. Güereca Durán

2. Las ciudades en las fases transitorias del mundo hispánico a los Estados nación: América y Europa (siglos XVI-XX)

José Miguel Delgado Barrado, Ludolf Pelizaeus y María Cristina Torales Pacheco (editores)

3. El maíz se sienta para platicar. Códices y formas de conocimiento nahua, más allá del mundo de los libros

Ana Díaz Álvarez

4. El Golfo de Fonseca como punto geoestratégico en Centroamérica. Origen histórico y evaluación del conflicto territorial del siglo XVI al XXI

Jazmín Benítez López

5. Cautivos del espejo de agua. Signos de ritualidad alrededor del manantial Hueytlíatl, Los Reyes, Coyoacán

Stan Declercq

6. Memorias de Buenaventura Vivó. Ministro de México en España durante los años 1853, 1854 y 1855

Raúl Figueroa Esquer

7. Mercado e institución: corporaciones comerciales, redes de negocios y crisis colonial. Guadalajara en el siglo XVIII

Antonio Ibarra

8. Niños de nadie. Usos de la infancia menesterosa en el contexto borbónico

Beatriz Alcubierre Moya

9. La República de la Música. Ópera, política y sociedad en el México del siglo XIX

Luis de Pablo Hammeken



Esta publicación fue financiada con recursos del Programa de Fortalecimiento de la Calidad Educativa (PFCE) 2016.

Esta publicación fue dictaminada por pares académicos bajo la modalidad doble ciego.

Primera edición en papel: noviembre 2017

Edición en ePub: abril 2019

D.R. © 2017, Agustín Rivero Franyutti

D.R. © 2017, Bonilla Artigas Editores S. A. de C. V.

Hermenegildo Galeana #111

Col. Barrio del Niño Jesús, C. P. 14080

Ciudad de México

www.libreriabonilla.com.mx

editorial@libreriabonilla.com.mx

D.R. © 2017, Universidad Autónoma del Estado de Morelos

Av. Universidad 1001

Col. Chamilpa, C. P. 62209

Cuernavaca, Morelos

publicaciones@uaem.mx

libros.uaem.mx

ISBN: 978-607-8560-14-1 (Bonilla Artigas Editores)

ISBN: 978-607-8519-58-3 (UAEM)

ISBN ePub: 978-607-8560-82-0

Cuidado de la edición: José Alfredo Cabrera Morales

Coordinación editorial: Bonilla Artigas Editores

Diseño de portada: Mariana Guerrero del Cueto

Formación de interiores: Saúl Marcos Castillejos

Realización de epub: javierelo

Imagen de portada: Las meninas, Diego Velázquez, 1656.

Todos los derechos reservados.

Prohibida la reproducción parcial o total, por cualquier medio conocido o por conocerse, sin el consentimiento por escrito de los legítmos titulares de los derechos.

Hecho en México.

Knowledge is of two kinds:

we know a subject ourselves

or we know where we can

find information upon it.

Samuel Johnson

Contenido

Dedicatoria

Prólogo

Introducción

El siglo XVI

Cronología del siglo XVI

El siglo XVII

Cronología del siglo XVII

Apéndice (soberanos europeos)

Bibliografía

Índice onomástico

Sobre el autor

Dedicatoria

Dedico este libro a mi madre, María Franyutti (1920-2007), cuya memoria atesoraba lo mismo pobladas genealogías (presentes y pasadas) de la sociedad mexicana que anécdotas de familias reales en toda la historia de Europa. Tantas veces platicamos sobre el contenido de este libro y tantas veces manifestó su deseo de verlo publicado…

Prólogo

«O, brave new world that has such people in’t!».

En su obra La Tempestad (1611), William Shakespeare (1564-1616), crea un escenario que pone en relieve varias inquietudes de los dos siglos que abarcan su propia vida, que van desde la política, la religión, la magia, la revolución Gutenberg, la Providencia, la utopía, y el descubrimiento de tierras desconocidas. La isla donde llegan los náufragos se convierte en un tablero de ajedrez en donde cada personaje tiene su lugar en la jerarquía del orden social y moral en la cosmovisión isabelina. El objetivo es restaurar el orden natural debido a que anteriormente Próspero, el mago, fue usurpado de su trono, lo que produjo un mundo al revés en el orden cósmico. La obra comienza precisamente con una tempestad que refleja el caos en el orden natural, un orden que tiene que ser regenerado para restablecer la armonía. Esta obra de Shakespeare está repleta de imágenes que evocan la naturaleza; de ruidos naturales; de tempestades, vientos, truenos y relámpagos; de un mar hambriento capaz de ingerir personas. Asimismo, resalta varios temas de los Siglos de Oro de Europa que convergen en el libro de Agustín Rivero Franyutti: la expansión europea, la época de los descubrimientos de tierras nuevas y las posibilidades que podrían ofrecer, la invención de utopías, lo extraño versus lo asombro y admirable, la importancia de los instrumentos de navegación, los peligros en alta mar, la importancia de la publicación de libros de toda índole y la sabiduría. Se advierte en La Tempestad que, sin sus libros, Próspero sería un tonto. Los temas violentos de guerras, la analogía entre soberanía y conspiración, los intentos de asesinato, los castigos públicos y privados, la venganza, la monstruosidad y la usurpación de tronos son sólo algunos de los que se comparten en La Tempestad y en la cronología que hace Agustín de los Siglos de Oro.

Cada personaje desempeña su papel y es movido como títere por los designios de Próspero, quien busca restaurar el orden natural con la ayuda del espíritu, Ariel. La magia contenida en los libros viene de una herencia medieval, pero mezclada con el asombro, el espectáculo, la maravilla y la ilusión creada por el encuentro con el Otro. Así, tanto en la obra como en la realidad, se crea un sincretismo entre lo nuevo y un bagaje medieval y mitológico que los primeros exploradores llevaban al llamado Nuevo Mundo para inscribir las creencias europeas en los espacios “en blanco”. Así mismo, Shakespeare ensalza los cuatro elementos del mundo natural del Renacimiento (aire, fuego, tierra y agua) y los conflictos entre los de arriba y los que son más terrenales. Ariel representa el aire, mientras el habitante nativo de la isla, engendrado por un demonio y una bruja, representado como un ser entre hombre y bestia y sumamente primitivo; representa la tierra. Su nombre es un anagrama de caníbal (Calibán), palabra del Caribe incorporada a las lenguas europeas, en 1499, por Américo Vespucio en sus Fragmentos del Nuevo Mundo; para reflejar la transculturación y aculturación lingüística de la época. No obstante, es curioso que, en la misma obra, se borren los límites entre los conceptos de barbarie y civilización, entre animal y humano, entre humano y espíritu, entre libertad y esclavitud, lo que se presta para reflexionar acerca de la naturaleza de los habitantes del nuevo mundo. Un conflicto que no se resuelve hasta 1537 cuando el Papa Paulo III publica la bula en donde escribe que los indígenas sí tienen alma y por lo tanto son seres humanos, y que se ve reflejado en los ensayos Michel de Montaigne acerca del salvaje noble y, precisamente, de los caníbales, en 1603.

 

Precisamente es Calibán quien usa el lenguaje más poético y evocativo en toda la obra y es descrito como noble en su lenguaje: «the isle is full of noises, Sounds and sweet airs that give delight and hurt not. Sometimes a thousand twangling instruments Will hum about mine ears». Es Ariel quien crea la tormenta en el mar, pero es Calibán quien usa las metáforas más bellas para describir lo que a fin de cuentas es su isla, su tierra natal, ya invadida y poseída por los europeos. La obra resalta lo que a futuro Rousseau y William Godwin desarrollarán acerca del debate entre educación y naturaleza, ideas llevadas a la literatura por la hija de Godwin, Mary Shelley, en Frankenstein, novela publicada por primera vez en 1818. La novela retoma ansiedades que realmente no han cambiado desde el siglo XVI ¿dónde está la monstruosidad? ¿Quiénes tienen responsabilidad sobre los demás? ¿Cuál es la relación padre/hijo? ¿Cuáles son las responsabilidades de los que tienen la autoridad o la sabiduría? En este aspecto, Próspero es un personaje contradictorio. Su papel es como el de un demiurgo que crea un espectáculo mágico en tiempo real, pero que muestra sus prejuicios hacia Calibán: «A devil, a born devil on whose nature. Nurture can never stick, on whom my pains, Humanely taken, all, all lost, quite lost!». Así se encuentra una demonización hacia el Otro.

En España y su mundo en los Siglos de Oro, Agustín Rivero pone en escena la tempestad cultural, religiosa y social de la época y su trascendencia en el llamado Nuevo Mundo. Aunque por el título parece que sólo habla de España, la cronología abarca a todos los países Europeos. Se puede a ver España y su mundo como una representación en escena de los principales personajes y acontecimientos de los siglos XVI y XVII. Tal como lo hace Shakespeare, contemporáneo de Miguel de Cervantes Saavedra, en su teatro el Globo, que metafóricamente representa el mundo en sí: el mundo es un teatro.

Agustín abre su estudio con el epígrafe de un inglés, Samuel Johnson, en relación con el conocimiento y la sabiduría. Por este motivo, me permito abrir con referencia a la última obra de su paisano William Shakespeare, en donde se resalta la importancia de las bibliotecas, la publicación de libros de toda índole y de la sabiduría. Es a través de los conocimientos de las artes mágicas que Próspero logra restaurar el orden. De forma metafórica, Agustín, por medio de su gusto por los escritos, descubrimientos, avances y conflictos de los Siglos de Oro Español; da vida a los actores, la escenografía y la utilería para abrir el telón al gran acto teatral de los Siglos de Oro.

Esta es una compilación sumamente importante para la historia cultural y humanística de los siglos XVI y XVII de Europa y de su influencia en América Latina. Es un libro erudito, pero, al mismo tiempo, fácil de digerir por el planteamiento que recrea el escenario de Europa y su mundo expansionista de los Siglos de Oro y que a la vez nos hace cuestionarnos acerca de nuestros orígenes, de los alcances y evolución de la ciencia y las artes. Está conformado por apéndices que indican quiénes fueron los soberanos europeos, los sultanes y los Virreyes –por país y con fechas para mayor precisión–, así como un índice de nombres por año. Esto facilita la búsqueda, como libro de referencia, y nuestra aproximación a los acontecimientos y personajes de Europa de los Siglos de Oro. Es un libro, como bien menciona en la introducción, que surge de su propia inquietud y experiencia como docente e investigador de la época mencionada y la necesidad de tener un compendio que ayude tanto al investigador como al estudiante o al curioso.

No se tiene que leer de forma cronológica, sino que el encanto consiste más bien en hojear, en elegir una fecha al azar y darnos cuenta de los hechos importantes y/o curiosos que ocurrieron dentro de la época de los descubrimientos, el renacimiento y lo barroco, la Reforma y la Contrarreforma. Resaltan los conflictos entre las diferentes religiones: el catolicismo y sus diferentes órdenes, los moros, los hugonotes, luteranos, calvinistas, judíos y jesuitas. La cronología resalta una acumulación de innovaciones tecnológicas en navegación, en cartografía, medicina, literatura y lingüística, por mencionar solo algunos; casi todo difundido por el uso de la imprenta.

Incluye información sobre los grandes soberanos, la unificación de reinados, Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia, Carlos I de España y V de Alemania, y resalta los límites tenues entre una y otra nación, o por lo menos entre las familias reales, pero, a la vez, los hechos recopilados enfatizan lo importante de las regiones o provincias de cada país (Normandía, Champaña, el norte de Inglaterra). Hace mención de los nacimientos y fallecimientos, decapitaciones y ejecuciones, de envenenamientos, asesinatos y adulterios, de disputas y coaliciones, de barreras protectoras y expansionismo. Algunos personajes son figuras importantes en la teología, los tratos litúrgicos, la mística, la pintura, la música, filosofía, la cartografía y geografía, la lingüística, el ensayo, la literatura, la poesía, la sátira, las matemáticas, la anatomía humana; por nombrar algunos.

Incluye algunos de los escándalos entre los miembros de la realeza y los hijos ilegítimos y los pleitos entre las grandes casas nobles. Por ejemplo, hace mención de la relación tormentosa entre María Estuardo de Escocia e Isabel I de Inglaterra que pone en relieve los conflictos entre ambos, entre católicos y protestantes. El conflicto es agravado por rumores de asesinatos, adulterios y conspiraciones que culminan con el aprisionamiento de María Estuardo en varios castillos y, finalmente, en su decapitación en el castillo de Fotheringhay, Inglaterra, en 1587. El acto público se realizó en el gran vestíbulo del castillo en un tablado de madera con sus gradas y tarimas construido específicamente para este fin. Este escenario teatral se repite de forma ominosa por toda Europa, sea en la cacería de brujas o en los autos de fe del Santo Oficio de la Inquisición, actos que también se extienden hacia los nuevos territorios. Las calles y plazas se convierten en un espacio para una representación teatral, para infundir el miedo, como método para la evangelización o para festejar a los virreyes y enfatizar un orden jerárquico.

El libro se lee casi como un diario de los acontecimientos más importantes, pero, al estilo de Samuel Pepys, también incluye abundantes datos curiosos y amenos. Por mencionar algunas: cuándo el grano de café fue introducido a Europa desde Arabia, cuándo se introduce la caña de azúcar en Brasil o cuándo se envía el primer cargamento de chocolate de Veracruz a Sevilla; productos que cambiaron los hábitos alimenticios de la sociedad de aquella época (la creación de cafeterías donde se realizaban tertulias de índole política, social y literaria). Herencia que sigue vigente hoy en día. ¿Cuántos tomamos un cafecito camino al trabajo, con o sin azúcar, o un chocolate caliente en una tarde lluviosa? ¿Con o sin la leche, cuyo origen es de la vaca europea, introducida a las Américas por los primeros conquistadores? De lo que era un producto local ya se convirtió en un producto de consumo mundial y parte de una empresa capitalista. Asimismo, el libro hace mención a la invención del reloj de bolsillo y la máquina para tejer. De la última invención no se podía imaginar cómo dio inicio a la revolución industrial.

La cronología incluye información de países como Francia, España, Rusia, Japón, Irlanda, Escocia, los Países Bajos y la expansión europea; no sólo de España. Hace mención a instituciones que regían la vida de los imperios y sus colonias y el monopolio mercantil: la Compañía de las Indias Orientales, la Compañía Holandesa de las Indias Orientales y el Consejo Privado. Los imperios europeos se despliegan en el nuevo mundo con las rivalidades económicas, políticas y de supremacía entre España, Francia, Inglaterra, Escocia y Holanda. Menciona cómo establecieron medios de control que determinaban el futuro de la identidad de las colonias españolas, por ejemplo, la fundación de la Casa de la Contratación en Sevilla, el Consejo de Indias, el Tribunal de la Inquisición, los Virreinatos y sus consiguientes Virreyes y los festejos que se realizaban para su llegada. Menciona la fundación de las imprentas, la Real Audiencia, la Universidad, el Cabildo o Ayuntamiento, símbolos de autoridad, cuya herencia sigue vigente en México. La herencia de la época colonial perdura, la cual, a la vez, viene de una mentalidad medieval. No obstante, nos hace cuestionarnos sobre la formación de la identidad nacional, en el siglo XIX, en México, y sobre la representación de la colonia en la novela de la nación incipiente en donde, por ejemplo, en El Periquillo Sarniento, publicado en 1816, se caracteriza la época colonial como oscura, supersticiosa y corrupta, algo que se repite a lo largo del siglo XIX. No obstante, el estudio de Agustín nos hace repensar cómo se ha representado la época colonial. Es decir, hay una necesidad de revisar los textos históricos y cuestionar las nociones de identidad nacional. El trabajo que presenta Agustín, con todas sus anécdotas y hechos concretos, nos hace desmentir las nociones de la creación de un Estado-nación o una comunidad imaginada a partir del siglo XIX. Queda claro que nuestra identidad como mexicanos se basa no sólo en lo prehispánico, sino también en la parte relegada/denigrada de la época colonial y en la perduración de estructuras políticas y religiosas que tienen su origen en Europa y su traslado a la Nueva España: instituciones como el Ayuntamiento y el afán de la evangelización. El pasado colonial perdura hoy en día, en particular su estructura administrativa y escrita, y el valor jurídico que se da a la escritura y los papeles.

En su estudio acerca de las influencias literarias en la imaginación de los primeros conquistadores y los libros que sí llegaron a las Américas, Irving A. Leonard argumenta: «El estudio de la Europa de aquellos tiempos [Siglo XVI] revela que crueldad, intolerancia e inmisericordia eran características de la vida social, religiosa y económica de todo el Continente». (21) y que estas debilidades del ser humano se extendían por alta mar hacia tierras americanas. Se puede argumentar que toda Europa contribuyó al Nuevo Mundo y esto nos remite a otra empresa expansionista, esta vez del siglo XIX, al explorar, poblar y explotar los espacios en blanco en África. Esto es lo que ocurre en El corazón de las tinieblas, escrito por Joseph Conrad (en sí, de triple nacionalidad) y publicado en tres entregas en 1899. Novela que recrea la expansión europea, esta vez en África, en el llamado reparto por África a partir del 1885, en donde los espacios en blanco en los mapas se van llenando de los colores de los países europeos, cuyos motivos eran supuestamente la filantropía y la educación de los nativos, pero cuyos propósitos reales era el comercio y la explotación de los recursos naturales (caucho y marfil) para fines lucrativos, a través de las Compañías. La representación de la Compañía (que se desdobla en una repetición ominosa) y sus integrantes en la novela, no sólo representa una Compañía, sino que llega a representar a todas las Compañías, de diferentes naciones europeas, que iban a África. Conrad describe a Kurtz, el enigmático colonizador que recurre a “métodos erróneos” con la población nativa, como un producto de toda Europa: “All Europe contributed to the making of Kurtz”, parecido a lo que ocurre en el Nuevo Mundo con influencia de Europa. En una visión pesimista de la historia y de su ciclo repetitivo, el mismo Conrad, en un ensayo con fecha de 1903, compara a los colonialistas belgas con los conquistadores españoles.

El pasado constantemente revive en el presente. En la cronología se hace mención a la Conspiración de la Pólvora, de 1605, en contra de James I de Inglaterra y VI de Escocia, cuando un grupo de católicos planean hacer estallar el Parlamento en Londres el 5 de noviembre, fecha en que los miembros de parlamento se iban a reunir; intento fallido porque uno de los conspiradores los delata. El intento despertó el sentimiento anticatólico. Los integrantes son ejecutados el año siguiente, incluyendo a uno que se llamaba Guy Fawkes. Hasta el día de hoy se conmemora este hecho al fabricar un muñeco, tamaño humano, hecho de paja y ropa vieja, que representa a la gente no deseable o no popular, originalmente el Papa o el demonio (así como en México se hace la quema del judas, que a últimas fechas se le da la imagen de políticos no deseados), para quemar la efigie en una fogata el 5 de noviembre con la rima «Remember, remember the 5th of November, The Gunpowder Treason and plot; I know of no reason why Gunpowder Treason Should ever be forgot». Con un juego de palabras, los niños piden dinero para el “Guy”, el tipo y el nombre de uno de los conspiradores. Es una tradición que se está perdiendo o transformando, pero, como bien nos dice la rima popular, no se olvidará el pasado, y esta antología de los Siglos de Oro nos recuerda precisamente la importancia de tener una memoria histórica que nos haga pensar en nuestro propio origen e identidad, no como algo inventado por parte de la comunidad imaginada a principios del siglo XIX, sino como algo que se ha acumulado desde siglos atrás, entre países en formación, diferencias lingüísticas, de territorios disputados, de compartir los gustos por la música, la literatura, la comida, la pintura y arquitectura, entre otros.

 

Lo de Guy Fawkes es una tradición que sigue viva a través de la oralidad y la repetición de un ritual, pero, a la vez, sigue siendo objeto de una tradición literaria pero visual, que también nos remite a otras épocas: cuando las novelas iban acompañadas de apoyo visual para ayudar a los iletrados. La continua reinvención de la historia se podría pensar en la película V for Vendetta, basada en una novela gráfica de Alan Moore, que retoma los intentos fallidos de Guy Fawkes, en donde se ve cómo se va reinventado y/o reescribiendo la oralidad, hechos históricos, tal como los primeros descubridores lo hicieron dentro de su marco de concepción medieval, inmersos en sus propias concepciones e influencias literarias, en donde siempre existe una nueva manera de narrar el presente, pero dentro de un marco conceptual de un pasado europeo y a la vez mitológico.

Agustín nos invita a compartir los escenarios, los personajes y los protagonistas de los Siglos de Oro. Al recorrerse el telón cobran vida los hechos, y nos invita a visualizar el escenario del los Siglos de Oro, tanto en Europa como en el Nuevo Mundo, como un tablero de ajedrez, cada quien en su papel, su posición, su ganancia o pérdida. Nos hace repensar las relaciones entre los países europeos, entre imperios y sus colonias, entre los vencidos y vencedores. Sus pasados son unidos, no tentativamente sino de forma intrínseca, por una historia compartida, por la religión, las guerras o revoluciones, por compartir una lengua o una dinastía. Es decir, se comparte el teatro de los Siglos de Oro de forma mundial.

En el juicio en contra de María Estuardo de Escocia, en 1586, en donde la condenan a la muerte, advierte: «Remember that the theatre of the world is wider than the realm of England». Así nos recuerda Agustín en España y su mundo en los Siglos de Oro. Da vida a los fantasmas y los espíritus que deambulan por los escenarios del gran teatro del mundo que es más amplio que el reino de España y de Europa. En palabras de Jacques en As You Like It de William Shakespeare: «All the world’s a stage, And all the men and women merely players; They have their exits and their entrances».

Anna Reid

Profesora investigadora de tiempo completo

Instituto de Investigación en Humanidades y Ciencias Sociales

Universidad Autónoma del Estado de Morelos