Loe raamatut: «Fabricato 100 años - La tela de los hilos perfectos», lehekülg 5

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La venta de las telas: las primeras agencias de Fabricato

Por los días de la inauguración de la fábrica se comentaba en la prensa que Fabricato producía “hilos más delgados de los que fabrican las demás empresas antioqueñas, y en consecuencia sirven para la fabricación de telas más finas”.117 Emilio Restrepo Callejas, gerente de la Compañía de Tejidos de Medellín, hizo eco del comentario, cuando dijo sobre la primera producción de Fabricato: “se van a quebrar por fundar en Colombia una Fábrica para producir telas extranjeras”,118 lo que decía bastante de la calidad suprema del producto. Sin embargo, no se trataba de telas para la gente pudiente, como las extranjeras de mejor calidad, pues, según Jorge Echavarría, un 25% de las producidas por Fabricato era consumido por las clases medias, mientras que el otro 75% era comprado por “el pueblo”.119

Aunque las telas de Fabricato parecían ser más finas que otras nacionales, la primera que se lanzó al mercado, la coleta, no fue bien recibida y ello se debía a que, como ya se expuso, las “telas del país” eran sinónimo de telas ordinarias. Sin embargo, Fabricato también comenzó a competir en precios y calidad.120 Esta estrategia ya la habían implementado otras fábricas textiles que abarataban la tela, incluso por debajo del costo de producción, pues lo importante en aquellos años era ganar clientes.121

Antes se indicó que durante las primeras décadas del siglo XX fue difícil desplazar el gusto por las telas extranjeras, porque la tradición de importación de este producto fue muy fuerte hasta principios del siglo XX y porque la producción local no alcanzaba a cubrir todo el país.122 Sobre las telas nacionales y foráneas escribió un jurado de la Exposición Industrial y Agropecuaria de Medellín en 1923: “En los productos antioqueños hay ya un acabado y buen gusto de dibujos muy halagadores, que con la ayuda de unas cuantas calandras se harían confundibles con los productos ingleses y americanos”.123

La conquista del mercado nacional por parte de los textiles nacionales fue gradual e implicó la implementación de diferentes estrategias, como los precios bajos, la realización de campañas en favor del consumo de productos nacionales, la publicidad y las solicitudes al Gobierno nacional para aumentar los impuestos sobre las telas importadas.124 No obstante los esfuerzos por copar el mercado nacional, las telas de Fabricato se vendían bien. En fecha tan temprana como febrero de 1924, quienes dirigían la empresa se mostraban entusiastas ante la cantidad de piezas producidas y ventas logradas, de modo que anotaron al respecto:

Este ha sido el mes que más se ha producido en Hilados, Telares y Tintorería, a pesar de haber tenido solo 25 días de trabajo, desde que empezó la Fábrica; en que más se ha vendido y más territorio se ha cubierto debido a las ventas hechas en sus correrías dentro y fuera del Depto. por A. Zea y D. Botero. A pesar del largo, fuerte y terrible verano el agua en la acequia ha sido más que suficiente. La fuerza no ha dejado que desear y el personal ha estado cumplidísimo. El mes record.125


Exposición de telas de la Fábrica de Tejidos de Bello, compañía que se incorporó a Fabricato en 1939, s. f.

Archivo Fabricato

El hecho de que los ahora industriales no hubieran abandonado el comercio, pues inicialmente conservaron sus casas comerciales y sus almacenes, hizo posible la integración entre producción y comercialización de las telas. En aquel contexto de incipiente desarrollo industrial, se trataba de las dos dimensiones del mismo negocio, “la integración perfecta”, pues “los antiguos importadores de telas, con una clientela asegurada y almacenes bien situados, producían ahora telas y las distribuían ellos mismos”.126 De acuerdo con ello, la organización de las ventas se dispuso según el modelo de empresas como Coltejer, que no era más que el ya establecido por el inveterado comercio.127 El sistema consistía en que una casa o sociedad comercial vendía las mercancías que Fabricato le daba en consignación y por ellas la casa ganaba una comisión, que fue variando con el tiempo, de 4% en 1924 y del 10% en 1931.128 Este sistema se llamaba agencia. Al comienzo las hubo exclusivas, que solo podían vender telas de Fabricato, y no exclusivas, que, al tiempo que telas de la compañía, ofrecían de otras marcas.129

En 1923, Rosellón, La Compañía de Tejidos de Medellín, Tejidos Unión y Coltejer tenían agencias en las principales plazas de comercio del país, como Bogotá, Manizales, Cali, Girardot, Pereira, Armenia, Ocaña y Honda.130 En diciembre de dicho año Fabricato ya contaba con más de 11.000 pesos por concepto de mercancías en agencias. Las primeras en Medellín fueron las de las casas comerciales L. Mejía S. & Cía. (en Palacé), Mesa Hermanos & Cía. (en Colombia), Isaac Restrepo Posada (en Bolívar), R. Echavarría & Cía. (en Bolívar), Hijos de Alonso Toro & Cía. (en Colombia), Tulio Mesa & Cía. (en Bolívar) y Jaramillo Medina & Cía.131

Como se escribió en el registro del mes récord, las ventas se extendieron por otros lugares del país. Las primeras agencias por fuera del departamento se establecieron, entre 1924 y 1931, en los mercados en los que ya se vendían otras telas de producción nacional: Manizales (Félix Salazar & Hijos), Bucaramanga (Estanislao Olarte S.), Honda (Emilio Urrea & Cía.), Cali (Aristizábal & Piedrahíta), Bogotá (Pizano & Ortiz, que desde 1926 sería Pizano Hermanos), Pereira (L. Aristizábal & Cía., que también tendría agencia en Medellín), Girardot (Manuel José Uribe & Cía.), El Banco (Miguel Bustamante,) Montería (O. & L. Dereix & Co.) y Cúcuta (A. Sabrino).132

El negocio comienza a crecer: los ensanches, 1931-1939

En 1932, un observador de las fábricas textiles más grandes de Antioquia advertía que varias trabajaban todo el día y parte de la noche y, para ocuparse de la creciente demanda de telas, “están aumentando sus maquinarias y elementos de producción a efecto de elevar ésta en no menos de un cincuenta por ciento sobre lo actual”.133

La apertura de nuevas agencias se hacía al ritmo de la capacidad productiva de la planta, pero, en la década de 1930, se hizo evidente el crecimiento de la demanda, pues la empresa negaba la apertura de nuevas agencias por no tener capacidad para surtirlas. En junio de 1930, por ejemplo, se le explicó a un comerciante de Cali que no se podía abrir otra agencia en esa ciudad porque les “quedaba difícil tenerles a todos con surtido completo”.134 Estas restricciones en la capacidad productiva mostraron la necesidad de acrecentar o ensanchar la planta inicial, lo que significaba ampliar o construir nuevas edificaciones que albergarían nueva maquinaria y materias primas, y la racionalización de procesos productivos.

En Fabricato, antes de 1931, ya se habían hecho algunas construcciones nuevas y se había comprado otra maquinaria. Sin embargo, desde finales de ese año los directivos emprendieron una serie de ensanches “metódicos y ordenados” que, hasta 1939, cuando se compró la Fábrica de Tejido de Bello, darían a la planta una mayor capacidad de producción.135 Para esta fecha se había desarrollado toda la infraestructura que ocupa hoy día el sector cercano a la estación Bello del Metro, en aquel entonces del ferrocarril. Allí se encontraban: salones de preparación, hilados 1, engomadoras 1, telares 1, tintorería, almacén de repuestos, depósito de algodón y de máquinas especiales, algunas oficinas y una planta termoeléctrica, puesta en funcionamiento desde 1940.136

A pesar de las dificultades para el abastecimiento de las agencias, los nuevos ensanches le permitieron a Fabricato entre 1932 y 1939 cubrir un mercado más amplio que el que tenía en años anteriores, pues, además de Medellín, Manizales, Bucaramanga, Honda, Cali, Bogotá, Pereira, Girardot, El Banco, Montería y Cúcuta, se sumaron las ciudades de Ocaña, Cartago, Armenia, Barrancabermeja, Barranquilla, Cartagena e Ibagué.137

Entre 1937 y 1939 Fabricato continuó la compra de otra maquinaria, que permitió controlar de mejor manera los procesos de producción. Entre dicho equipo se encontraban una afelpadora, una mercerizadora, una lavadora, siete tanques, una máquina para examinar algodón y otras que posibilitaban medir tiempo y fuerza, como sicrómetros, un reloj de control completo y un medidor de tensión de hilo. También en 1939 se adquirió una Caterpillar “para el dragado de la quebrada El Hato, arreglo de calles, etc”.138 Los mencionados ensanches permitieron aumentar la producción y las ventas de telas y productos, lo que, sin duda, repercutió en la estabilización de las ganancias de la empresa. En parte, como respuesta a la demanda y al crecimiento de las ganancias, Fabricato compró en 1939 la Fábrica de Tejidos de Bello, hecho que puede calificarse de gran ensanche y de cierre del período de constitución.

A modo de conclusión, puede decirse que Fabricato fue fundada en un contexto en el que la fabricación de productos nacionales comenzaba a tomar fuerza como opción para competir con los extranjeros, en un mercado que crecía gracias al desarrollo de centros urbanos, a las posibilidades de consumo que creó la economía del café en una buena parte del territorio nacional y a los nuevos gustos por la moda que trajo consigo la modernidad. Por supuesto, la experiencia empresarial y el capital de las familias Mejía, Navarro y Echavarría, combinadas con la búsqueda de negocios que dejaran buenas ganancias, también fueron móviles para establecer la fábrica textil.

Pese a las dificultades que enfrentaron los fundadores entre la constitución de la empresa en 1920 y el inicio de la producción en 1923, en esa época comenzaron a delinearse los principios que dirigirían el negocio: la adquisición de tecnología moderna, la compra constante de propiedades con el objetivo de construir nuevos edificios y la administración de carácter paternalista que desarrolló Jorge Echavarría Echavarría. A partir de la fabricación de los primeros metros de lienzos, driles, domésticas, coletas y otras telas teñidas, satinadas y crudas, Fabricato estableció un sistema de ventas, el de las agencias, con el que se fue abriendo paso por diferentes mercados en Antioquia y otras partes del país, y para la década de 1930, en la que comenzaron varios ensanches significativos en la planta, el negocio ya no solo se trataba de vender telas, sino también ropa para casa y prendas de vestir.

La creciente demanda de telas y productos marca Fabricato a lo largo de Colombia incentivaron los proyectos para ampliar los salones de la fábrica, comprar más maquinaria, contratar nuevo personal y, por último, adquirir en 1939 la Fábrica de Tejidos de Bello, que vendría a aumentar la capacidad de producción y que trajo consigo la necesidad de otros desarrollos en los ámbitos de la administración y de la distribución comercial. La evolución del negocio y de sus sistemas de comercialización, los nuevos ensanches y los desarrollos tecnológicos de las plantas, al igual que las empresas filiales, así como la participación accionaria y los negocios actuales de Fabricato, serán tratados en siguientes capítulos.


Eladio Vélez, Retrato de mujer (Tía Lola), óleo sobre lienzo, 55 × 47 cm, s. f. Gloria, Nos. 15-16, Medellín, noviembre-diciembre de 1948

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* https://doi.org/10.17230/9789587206265ch1


Tela: Union Natural, línea: Denim, composición: algodón 100% Fabricato S. A., Bello (Antioquia), 2019


2.
La producción de textiles y otros negocios de Fabricato

Diana Londoño Correa, Flor Ángela Marulanda Valencia, Jairo Campuzano Hoyos*

Introducción

La producción de textiles y su comercialización, como negocios, son fenómenos complejos que, en su combinación, hacen posible que se genere valor para los diferentes grupos de interés involucrados con la empresa. Transformar el algodón en hilos, luego tejerlo para llegar a las telas crudas, más tarde teñirlas o estamparlas y adelantar otros procesos químicos y físicos para darle a la tela la apariencia y la textura deseada no ocurre por arte de magia. Si a este proceso de producción se agrega el reto de vender y colocar las telas en las distintas regiones colombianas y en el mercado internacional, es posible deleitarse con la manera como los empleados de Fabricato llevaron a cabo la producción de los textiles, su promoción y su comercialización.

Este capítulo destaca la operación de Fabricato como negocio. Analiza y describe procesos relacionados con asuntos administrativos, con las decisiones que han marcado su historia en el transcurso de un siglo y con las personas responsables de ellas. Con el negocio textil como eje, se profundiza en el proceso de crecimiento de la empresa, unas veces a partir de adquisiciones y fusiones y otras por medio de emprendimientos internos. También se resaltan las decisiones de desposeimientos y liquidaciones que los directivos de la empresa consideraron adecuadas en su propósito de generar utilidades y mantener su compañía viable.

Esta es una historia de cambios y permanencias en el tiempo, que da cuenta de las fases propias de la coexistencia de una empresa y su entorno. Para ello, se identificaron siete períodos históricos, que se plasman en los subtítulos principales de este apartado. Cada período hace referencia a los productos y los procesos de crecimiento más representativos de Fabricato. Mientras en algunos se recurre a los nombres de las telas, en otros se enfatizan procesos físicos y químicos que cambian sus características.

Coleta Gloria, popelina Ideal y dril Córdoba: el negocio textil de Fabricato (1923-1941)

En los primeros años de operación de la empresa, sus productos eran textiles de algodón (planos y de punto) y algunas confecciones. Entre las telas, se destacan la coleta Gloria y otras con nombres tan variados como Omega, popelina Ideal, dril Colegial #24, dril Niño, Bayadera doble y Bayadera sencilla. Las telas se vendían por yarda, con precios que oscilaban entre los 15 y los 60 centavos en 1936. Además, también se vendían toallas y manteles por docena, así como ruanas de hilo.1 Desde un primer momento, Fabricato buscó producir telas más finas, es decir, más suaves y parejas que las demás de producción nacional.2 Fuera de telas, también se producía ropa interior (fabriquet), de gran acogida en el mercado.3

Para producir las telas, la empresa ha llevado a cabo actividades primarias (relacionadas en forma directa con el negocio) y de soporte (que apoyan el negocio de manera indirecta), tareas todas que han significado retos de gran magnitud. Desde sus orígenes, la producción textil se llevaba a cabo en la planta principal, localizada en el municipio de Bello. La fábrica estaba organizada de acuerdo con los procesos de hilatura, tejeduría y tintorería. La producción se iniciaba con el hilado. El algodón, la materia prima básica, era en ocasiones de origen nacional (en lo primordial de la costa Caribe) y en otras importado (en especial de Estados Unidos). En cuanto al algodón importado, se adquiría por pacas (bultos de 448 libras en promedio) que llegaban a los puertos de Barranquilla y Cartagena. Por ejemplo, en 1936 la Junta Directiva de la empresa autorizó la compra en Estados Unidos de 1.000 pacas de algodón Strict Middling y era frecuente que se anticiparan compras para ser entregadas en meses sucesivos.4 Tanto para la importación de algodón como para financiar las operaciones de la Algodonera, era frecuente que Fabricato recurriera a créditos de bancos locales y estadounidenses.5 El algodón se transportaba en vapores por el río Magdalena hasta Puerto Berrío y, desde allí, en tren hasta la planta de Bello. El transporte era oneroso y, además, involucraba riesgos que la compañía aseguraba con empresas inglesas y que contaban con corredores locales como Liverpool & London & Globe.6

Tanto para el hilado como para los demás procesos, la textilera contaba con maquinaria especializada y mano de obra que venía capacitando desde la puesta en marcha de la empresa. En muchas ocasiones, los telares y los husos eran importados, sobre todo de los Estados Unidos. Sin embargo, también se consideraban para adquirir equipos usados (de propiedad de empresas locales), aunque estos no eran de la preferencia de los técnicos de la empresa, que reconocían los beneficios de conservar la uniformidad en todo el equipo.7 Los conceptos de estos técnicos eran valorados en muy alto grado en el momento de la compra de maquinaria. Incluso, fueron ellos los comisionados para la selección y la negociación de los nuevos equipos destinados al desarrollo del primer gran ensanche que se empezó a gestar en 1937 y que incrementaría de manera considerable la capacidad instalada de la empresa, como se verá más adelante.8


Aviso Fabricato, se observan los nombres de los almacenes en donde se vendían las telas en Medellín Letras y Encajes, No. 73, Medellín, agosto de 1932

El canal por medio del cual Fabricato atendía a los clientes finales era el de las agencias comerciales. Una agencia era un establecimiento de comercio que podía distribuir, con o sin exclusividad, mercancías importadas o fabricadas en el país. Por lo general, las agencias no eran de propiedad de la empresa. Las de Fabricato tenían a su cargo la venta de los productos de la textilera y atendían desde las ciudades principales como Bogotá, Medellín y algunos de los poblados más importantes de Colombia. Otras estaban localizadas en la ribera del río Magdalena, para atender a clientes de las zonas aledañas. En 1941, la compañía contaba con diez agencias en Medellín, cuatro en Bogotá, tres en Manizales, dos en Girardot, Pereira, Armenia, Cali, Barranquilla, Ocaña, Bucaramanga y Cúcuta, y una en Cartagena, Popayán, Honda e Ibagué.9 Cerca del 50% de las ventas se efectuaban en Bogotá y Medellín. Las agencias eran con frecuencia sociedades comerciales constituidas entre comerciantes de Medellín y personas domiciliadas en los lugares del país en los que ellas se establecían. El sistema de agencias fue empleado por diferentes textileras colombianas, sobre todo durante la primera mitad del siglo XX y ha sido de vital importancia para Fabricato, empresa que durante sus 100 años de historia ha mantenido relación, en mayor o menor medida, con compañías que han efectuado funciones de distribución.


Coleta Gloria, una de las primeras telas producidas por Fabrícalo Gloria, No. 2, Medellín, mayo-junio de 1946

En ocasiones, Fabricato buscaba agentes para atender nuevos mercados en el país, pero también era frecuente que la empresa recibiera solicitudes de comerciantes para desempeñarse como sus agentes en diferentes regiones de la geografía nacional. Estas solicitudes de nuevas agencias eran estudiadas por los miembros de la Junta Directiva, que enviaban su informe al gerente de la empresa. En los estudios que acompañaban tal decisión se daba cuenta de la capacidad de compra de una determinada plaza, así como del buen nombre y la habilidad comercial de los interesados.10 Sin embargo, se debe reconocer que era muy difícil que se otorgara una nueva agencia durante los primeros veinte años de funcionamiento de Fabricato, pues su capacidad de producción no lograba satisfacer la demanda creciente y otorgar más podía afectar el abastecimiento de las ya establecidas.

La relación con los distribuidores era administrada por un área llamada “ramo de las agencias”, que contaba con un visitador y se encargaba, además de otras funciones, del control sistemático de su desempeño y del cumplimiento con los pagos a Fabricato.11 Este control también servía de base para tomar decisiones sobre descuentos especiales.12 Lo anterior evidencia que, desde muy temprano, la compañía logró desarrollar un sistema sofisticado de administración profesional a distancia, a pesar de las dificultades de comunicación que a lo largo de la historia han caracterizado a Colombia.

Las relaciones entre Fabricato y las agencias estaban mediadas por contratos y sus condiciones se modificaban en la medida en que se presentaban problemas entre las distintas agencias o entre ellas y la empresa. En tales contratos se establecían las condiciones de venta y el respeto de los territorios asignados para ser atendidos por las agencias. En 1932, Fabricato modificó las condiciones de venta para las mercancías que se daban en consignación a los agentes. Se definió un 8% de comisión y un 7% de descuento “por pago rigurosamente al contado”, o 10% de comisión y 120 días de plazo improrrogables.13 Dado el conocimiento profundo que sobre la distribución tenían los fundadores de la empresa (pues ellos y sus familias tenían suficiente experiencia en el campo de la distribución en Colombia), los contratos con las agencias eran elaborados en detalle.

Las agencias eran unos aliados importantes para Fabricato. Además de las ventas y la recuperación de la cartera, desempeñaban otras actividades de importancia para el desarrollo de la producción y del logro de los resultados económicos. Entre ellas sobresale la consecución de algodón, la ayuda en la definición de precios de las telas y la orientación para la evaluación de proyectos y gestiones ante el Gobierno nacional. Por ejemplo, en 1937, cuando se buscó hacer un incremento general en los precios del 10%, se consultó el asunto con los agentes de Medellín.14 Sin embargo, al poco tiempo, dicho incremento general fue revaluado, pues se reconoció que mientras la venta de algunos productos no se resentía por el incremento, la rotación de otros sí se veía afectada. A este respecto, se decidió que se debía estudiar el caso de cada producto por separado para definir el precio de venta.15 El contacto de las agencias con los clientes les permitía hacer estimaciones sobre el mejor precio, es decir, uno que le permitiera a Fabricato mantenerse competitivo. Como apoyo a la comercialización de los productos, que estaba a cargo de las agencias, la compañía realizaba actividades de publicidad que se referían a la calidad de los productos como su principal diferenciador.16

Durante las primeras décadas de funcionamiento, la empresa realizaba en forma directa las actividades de soporte afines con la producción y algunas de ellas involucraban una gran complejidad. Esas actividades eran vitales para llevar a cabo la producción de textiles, como la búsqueda de fuentes de agua y la generación de buena parte de la energía eléctrica que requería su operación industrial. Además, Fabricato innovó en lo relacionado con la gestión del potencial humano de todos los niveles jerárquicos, en el diseño de procedimientos y en el establecimiento de políticas en temas tan variados como las condiciones de ventas ya referidas o las establecidas para la selección de trabajadores. Muchas de estas cuestiones, sobre las que la empresa debía tomar decisiones, hoy se podrían considerar prácticas comunes de los negocios.


Arriba y centro: Fachada y aspecto interior del local Confecciones Fabricato, Medellín, 1944

Abajo: Agencia Fabricato, lugar y fecha no identificados

Archivo Fabricato

Fabricato también debió liderar cambios tecnológicos, como la introducción de máquinas de escribir en 1936 y, con ellas, los cursos en mecanografía y taquigrafía para su personal.17 También, para la operación, se empezó a popularizar el uso del teléfono y, en 1937, se reconoció la necesidad de otra línea, que tuviera extensiones a las diferentes dependencias de la fábrica.18 Estas innovaciones aceleraron las comunicaciones entre la empresa y los diferentes actores, como los agentes y los proveedores, lo que le permitió una mayor oportunidad en las decisiones. Cambios tecnológicos como los mencionados fueron preparando a la compañía para enfrentar los retos del crecimiento que se venían proyectando desde mediados de los años 1930 y que incluían la incorporación de otras empresas textileras, como se verá más adelante.

A mediados de los años 1930 se definieron políticas sobre la manera en que se presentaban los balances. Un ejemplo son las amortizaciones de los bienes y equipos. En septiembre de 1934, la Junta Directiva definió las “amortizaciones” (depreciaciones) para maquinaria en un 6% anual y, para amortizar los edificios, definió que se aplicaría una cuota de $200 mensuales.19 Cabe destacar que, para estos años, el año contable se iniciaba en el mes de septiembre. La contabilización también dio lugar a la definición de las gratificaciones a los empleados como práctica.20

En materia de la gestión de recursos humanos, la selección de los obreros, así como su permanencia al servicio de la empresa, era la responsabilidad del director de fábrica, mientras que los cargos directivos eran elegidos por el gerente y, en ocasiones, aprobados por la Junta Directiva. Esta situación también se aplicaba para los especialistas en tintorería. Fabricato inició una variedad de acciones para promover la permanencia y el buen desempeño de sus empleados y obreros, como el apoyo para la adquisición de vivienda.21

En 1923, los cargos ejecutivos estaban en manos de las familias fundadoras (Echavarría y Mejía) y la gerencia en manos de Ramón Echavarría, que ocupó este cargo entre 1923 y 1942. Hasta 1940, la Junta Directiva se ocupó de temáticas tradicionales como la representación, las decisiones de inversión, de préstamos, de aprobar los estados financieros, de proponer el reparto de utilidades, así como los aportes filantrópicos a diferentes entidades del más variado orden. Además, a diferencia de lo que se acostumbra hoy, la Junta Directiva de Fabricato se ocupó en gran detalle de la operación de la fábrica, por lo menos durante sus primeros veinte años de historia. Dos situaciones sirven de base para hacer esta afirmación: la frecuencia semanal de las reuniones, así como las visitas, de varias horas, que realizaba la Junta Directiva en pleno, a la fábrica, todo ello sin dejar de lado que también tenían a su cargo funciones de control.22 Ya en los primeros años de Fabricato, la Junta Directiva también discutía la asignación de recursos para “beneficencia” (como se llamaba a las acciones filantrópicas), que había sido decretada por la asamblea de accionistas.23


Barco de vapor en el río Magdalena. Otto Burger. Reisen eines naturforschers im tropischen Amerika. Leipzig, Dleterlch, 1923

Llama la atención que, desde sus orígenes y hasta finales del siglo XX, la Junta jugó un papel importante en la construcción del buen nombre de la compañía. Incluso, diferentes acciones del mencionado organismo parecían inspiradas por las lecciones de urbanidad. Dan cuenta de ello las permanentes “mociones de duelo” que expresaban el pesar en nombre de Fabricato cuando fallecía alguna persona con vínculos importantes con la empresa o de renombre local o nacional. 24 Además, la junta de la empresa también se solidarizó con el Gobierno colombiano ante situaciones que se consideraban graves en el contexto geopolítico, como en el caso de la guerra con el Perú entre 1932 y 1934. Ante esta situación, además de comprar bonos del Estado para financiar las operaciones militares, la textilera aprovisionó de dril Córdoba y Diagonal al Ejército Nacional de Colombia.25 Acciones como estas por parte de Fabricato daban cuenta de su compromiso con el país. De hecho, el ejército colombiano ha confiado hasta nuestros días en los productos de la empresa, de la que se constituyó en un cliente regular.


Letra y Encajes, No. 110, Medellín, septiembre de 1935

En 1936 se empezó a notar un cambio en la dirección de la compañía con el nombramiento de una Junta Directiva que incluía a otros grupos de accionistas, sin perder los vínculos con las familias fundadoras. Los cuatro principales fueron Carlos Mejía R., Alberto Echavarría, Bernardo Vélez I. y Germán Jaramillo Villa y los suplentes, Luis Bernardo Mejía, Luis O. Villa, Eugenio Martínez S. y Guillermo Isaza Calle. En esta lista ya se reconocen apellidos diferentes a los Echavarría y Mejía que habían primado desde 1922. Además, se empezaron a llevar a cabo reuniones programadas, cada jueves a las tres de la tarde, en la oficina de la Gerencia.26

Un ambiente de optimismo se percibe en las actas de la Junta Directiva de mediados de los años 1930. Además de un contexto de crecimiento industrial y urbano de Medellín y sus alrededores, como se indicó en el capítulo anterior, en 1936 los resultados económicos de la empresa eran destacados y, por primera vez en su historia, se empezaron a considerar alternativas de crecimiento, como duplicar la capacidad instalada. La demanda estaba copando la producción con que contaba la empresa y las ventas ascendían a más de 300.000 pesos mensuales de esa época.27