Tres perspectivas sobre el milenio y el más allá

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Tres perspectivas sobre el milenio y el más allá
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TRES PERSPECTIVAS

SOBRE EL MILENIO

Y EL MÁS ALLÁ



Bock, Blaising, Gentry Jr., Strimple





Publicaciones Faro de Gracia

 P.O. Box 1043 Graham, NC 27253




Publicado por:

Publicaciones Faro de Gracia

 P.O. Box 1043 Graham, NC 27253 www.farodegracia.org



ISBN: 978-1-629462-27-1



Agradecemos el permiso y la ayuda brindada por The Zondervan Corporation L.L.C., a subsidiary of HarperCollins Christian Publishing, Inc., 501 Nelson Place, Nashville, Tennessee 37214, U.S.A, para publicar esta obra al español.



Publicado en inglés bajo el título:

Three Views on the Millennium and Beyond

por The Zondervan Corporation © 1999 por Darrell L. Bock, Craig Blaising, Ken Gentry Jr., Robert Strimple



© 2017, por Publicaciones Faro de Gracia. Traducción al español realizada por Robert Simons y redactado por Armando Molina. Diseño de la página y portada por Benjamín Hernandez de Enjoy Media. Todos los Derechos Reservados.



Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación de datos o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio – electrónico, mecánico, fotocopiado, grabación o cualquier otro – excepto por breves citas en revistas impresas, sin permiso previo del editor.




Darrell L. Bock, Craig A. Blaising, Kenneth L. Gentry Jr., Robert B. Strimple



TRES PERSPECTIVAS

SOBRE EL MILENIO

Y EL MÁS ALLÁ



LA POSICIÓN DEL CREYENTE ANTE EL RETORNO

INMINENTE DEL SEÑOR JESUCRISTO











Contenido





PREFACIO DEL EDITOR







Capítulo Uno POSMILENIALISMO







UNA RESPUESTA AMILENIAL A KENNETH L. GENTRY







UNA RESPUESTA PREMILENIAL A KENNETH L. GENTRY







Capítulo Dos AMILENIALISMO







UNA RESPUESTA POSMILENIAL A ROBERT B. STRIMPLE







UNA RESPUESTA PREMILENIAL A ROBERT B. STRIMPLE







Capítulo Tres PREMILENIALISMO







UNA RESPUESTA POSMILENIAL A CRAIG A. BLAISING







UNA RESPUESTA AMILENIAL A CRAIG A. BLAISING







ENSASYO DE RESUMEN Darrell L. Bock







BIBLIOGRAFÍA SELECTA






      POSMILENIALISMO






AMILENIALISMO







PREMILENIALISMO







APÉNDICE ¿QUÉ ES LA ESCATOLOGÍA?







Otros Títulos de Publicaciones Faro de Gracia






PREFACIO DEL EDITOR



Es un placer dar la bienvenida al lector a este estudio, en mi concepto, sin precedentes, que trata acerca de los aspectos de la escatología que tienen que ver con nuestro futuro. No sé de otra obra reciente donde expositores de los tres principales puntos de vista se reúnan para presentar sus posiciones en un ambiente de debate pacífico.



La escatología es el estudio de las últimas cosas. Para algunos esto quiere decir solamente «cosas futuras», pero todos estos autores anotan que ya vivimos en una época de cumplimiento inicial de las promesas acerca del Mesías, Jesús. Estamos en un mundo donde la escatología ya está presente.



Este libro participa en el debate de la escatología con un enfoque en el milenio y el más allá. Estos asuntos tienen que ver con la pregunta de si habrá un reino futuro intermedio sobre la tierra que dure mil años en el cual Cristo reine antes del establecimiento de los nuevos cielos y la nueva tierra.



Esto también se llama «quilianismo». Los que creen que Cristo vendrá antes de tal reino se llaman premilenialistas. Los que creen que la época presente de la iglesia representa ese reino intermedio están divididos en dos clases. Los pos milenialistas ven a la iglesia como moviéndose hacia un cumplimiento pleno de las promesas del reino. Ellos creen que este movimiento gradual persiste hasta la manifestación de Cristo. Los amilenialistas dicen que no hay un futuro milenio literal, sino que cuando Cristo vuelva, entramos inmediatamente en un cielo nuevo y una tierra nueva. Sin embargo, los posmilenialistas no son iguales a los amilenialistas. Los posmilenialistas ven a la iglesia marchando gradual pero firmemente, hacia la victoria en esta época presente, mientras que los amilenialistas ven a la iglesia rescatada de las tribulaciones y persecuciones de un mundo caído hasta cuando Jesús vuelva.



Los tres puntos de vista tienen también categorías subordinadas, como aclararán los autores, pero la responsabilidad básica de cada uno de ellos será trazar las razones hermenéuticas, teológicas, y exegéticas de su respectivo punto de vista acerca del milenio. Cada autor también debe proveer una historia breve de su posición.



Puesto que el enfoque de este libro es el tema del milenio y más allá, ciertos temas normalmente prominentes en libros sobre escatología y los tiempos finales no son prominentes aquí. Temas tales como el arrebatamiento y la tribulación reciben atención solamente cuando están relacionados con el debate sobre el milenio. Otras obras en la serie «Contrapuntos», como las que tratan del arrebatamiento y el libro de Apocalipsis, prestan atención más detallada a aquellos.



Yo le prometo, como estudiante de las Escrituras, una lectura fascinante. La discusión presente muestra cómo y por qué los cristianos evangélicos tienen diferencias sobre los aspectos del futuro. Los ensayos también indican cómo cada punto de vista milenial impacta el entendimiento de la tarea y el destino del pueblo de Dios en el plan de Dios, tanto en el presente como en el futuro. La presentación de los diferentes puntos de vista uno al lado del otro le permitirá evaluar cada opción.



Cada autor presenta un ensayo que resume las razones de su punto de vista. El ensayo premilenial es un poco más largo que los otros dos, debido a su tratamiento del aspecto histórico. Por eso, para equilibrar, las respuestas de los otros dos puntos de vista también son más largas de manera que los autores puedan responder tanto a los asuntos históricos como a los textuales. Después de cada ensayo hay respuestas cortas con el propósito de poder plantear preguntas y temas contrarios a la posición del ensayo principal. Es allí donde el lector verá expuestas con mayor claridad las diferencias en interpretación entre los puntos de vista. Como es evidente, los temas clave incluyen la interpretación de textos como Apocalipsis 20 y Romanos 11, el papel de la destrucción del templo en el pensamiento cristiano primitivo, la relación de textos del Antiguo Testamento con los del Nuevo Testamento, y cómo se debe interpretar el libro de Apocalipsis en cuanto a su mensaje y a su posición en el canon.



Concluyo el libro con un ensayo que resume los asuntos discutidos cuando se considera el milenio y más allá. No trataré de resolver el debate en mi ensayo final, pero sí trataré de describir los aspectos hermenéuticos, teológicos, y exegéticos que están en el centro de la discusión de este tema y los desacuerdos que resultan. Cada punto de vista tiene que enfrentar estos aspectos a medida que intenta determinar lo que las Escrituras dicen acerca del tema. Usted merece saber que yo soy premilenialista, pero he tratado de escribir el ensayo final como un estudiante que está reflexionando sobre el tema, tratando de ayudar a otros estudiantes de la Biblia a viajar en el complejo terreno de los debates acerca de la escatología del futuro.



Doy gracias a los tres autores por su cumplimiento fiel de lo asignado. He disfrutado estudiar los ensayos y reflexionar acerca de cada punto de vista en este formato paralelo.



He aprendido mucho acerca de cada posición y por qué algunos mantienen cada punto de vista. Espero que usted tenga la misma experiencia, y además, reciba los recursos necesarios para «escudriñar las Escrituras» y ver cuál de estos puntos de vista refleja de mejor manera la Palabra de Dios.



Darrell L. Bock

 Febrero 28, 1998




Capítulo Uno

POSMILENIALISMO



Kenneth L. Gentry Jr.



Fácil y frecuentemente, la escatología se utiliza de mala manera. Su importancia, sin embargo, es fundamental para tener una cosmovsión distintivamente bíblica. Aunque somos criaturas limitadas por el tiempo (Job 14:1-67) y el espacio (Hechos 17:26), Dios ha puesto la eternidad en nuestros corazones (Eclesiastés 3:11). Por eso, tenemos un interés innato en el futuro —cosa que necesariamente afecta nuestra conducta en el presente—.



A la luz de estas verdades, la revelación bíblica del futuro tiene mucha importancia y relevancia para el pueblo de Dios.



2 Timoteo 3:16-17 nos enseña que «Toda Escritura es inspirada por Dios» (y por lo tanto tiene importancia), «a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra» (y es por tanto, práctica). La no desdeñable tarea de la escatología es explorar la revelación entera de la Palabra infalible de Dios con el objetivo de discernir el curso de la historia del mundo. Dicho curso ha sido ordenado por Dios y revelado proféticamente desde la creación hasta la consumación. Esta tarea tiene como fin emitir «un llamado a la acción y obediencia en el presente».

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En este capítulo presentaré los fundamentos bíblicos y contornos básicos del sistema de escatología conocido como posmilenialismo. Empezaré dando una definición de la idea básica, a saber: el posmilenialismo espera que la proclamación del Evangelio de Jesucristo, bendecida por el Espíritu, ganará la vasta mayoría de seres humanos a la salvación en esta época presente. El éxito creciente del Evangelio producirá de manera gradual una época en la historia, antes de la segunda venida de Cristo, en la cual la fe, la justicia, la paz, y la prosperidad prevalecerán en los asuntos de personas y naciones. Después de una época extensa de tales condiciones, el Señor volverá visible y corporalmente, en gran gloria, poniendo fin a la historia con una resurrección general y el juicio final de toda la humanidad.

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 Por tanto, nuestro sistema es posmilenial porque el retorno glorioso del Señor ocurre después de una época de condiciones «mileniales». De esta manera, la persona que adopta el sistema de escatología denominado posmilenialismo proclama en una forma especial que la historia está bajo el control de Él.



EL DESARROLLO HISTÓRICO DEL POSMILENIALISMO



A pesar de frecuentes afirmaciones proféticas en los escritos de los padres de la Iglesia, se presenta un fenómeno curioso: ningún credo antiguo afirma un punto de vista específico sobre el milenio. Aunque están subordinados a las Escrituras, los credos tienen un papel importante en definir la ortodoxia cristiana. Protegen a la Iglesia, a lo interno de la corrupción de la fe, y a lo externo, de los ataques de la incredulidad.



El posmilenialismo antiguo



Las formulaciones tempranas de los credos del cristianismo proveen solamente los elementos más sencillos de la escatología. Por ejemplo, el Credo de los Apóstoles simplemente afirma, «Ascendió al cielo, y se sentó a la derecha de Dios Padre Todopoderoso; desde dónde volverá para juzgar a los vivos y a los muertos», y «Yo creo . . . en la resurrección del cuerpo, y la vida eterna». La escatología del credo de Nicea hace solo un pequeño avance, afirmando que Él «ascendió al cielo, y se sentó a la derecha del Padre; y volverá otra vez con gloria para juzgar a los vivos y a los muertos; cuyo Reino no tendrá fin».



Tanto el amilenialismo como el posmilenialismo se adaptan fácilmente con estos y con otros credos antiguos. En cambio, es más difícil adaptar el premilenialismo a los credos antiguos, porque requiere dos resurrecciones y dos juicios separados en lugar de una resurrección y un juicio general que abarquen simultáneamente a todas las personas. Por esta razón, tal como admite el teólogo dispensacionalista Robert P. Lightner:



«Ninguno de los credos importantes de la Iglesia incluyen el premilenialismo en sus afirmaciones».

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 Sin embargo, ninguno de los credos tempranos afirma explícitamente alguno de los puntos de vistas sobre el milenio como la posición ortodoxa. Esto no es causa de sorpresa porque como explica Erickson, «Los tres puntos de vistas sobre el milenio han existido durante toda la historia de la Iglesia».

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Tomando nota de esto, esperamos pues encontrar en la historia temprana del cristianismo, un desarrollo progresivo de los diferentes puntos de vista sobre el milenio, en lugar de un sistema ya completamente desarrollado. Por ejemplo, Walvoord confiesa, cuando se da a la tarea de defender el dispensacionalismo: «Es necesario conceder que una teología desarrollada y detallada de pretribulacionismo no se encuentra en los escritos de los primeros padres de la Iglesia, pero tampoco encontramos ninguna otra exposición detallada y establecida de otra variante del premilenialismo. El desarrollo de la mayoría de las doctrinas importantes duró siglos»

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. Y aunque el premilenialismo se desarrolló un poco más temprano (especialmente en Ireneo, 130-202 d.C.

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), el teólogo Donald G. Bloesch escribe: «El posmilenialismo fue anticipado ya en los escritos patrísticos de Eusebio de Cesarea (260-340 d.C.)

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». Schaff le atribuye al posmilenialismo un origen aun mas temprano, notando que Origenes (185-254 d.C.) «esperaba que el cristianismo, debido a su crecimiento continuo, lograría dominio sobre todo el mundo».

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Atanasio (296-372 d.C.) y Agustín (354-430 d.C.) son otros dos padres prominentes de la época temprana de la iglesia cuya confianza histórica parece expresar una forma incipiente de posmilenialismo.

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 Tal como Zoba comenta, Agustín enseñó que la historia «será marcada por la influencia siempre creciente de la Iglesia al vencer la maldad del mundo antes de la venida del Señor».

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 Esto eventualmente resultará en un «descanso futuro de los santos en la tierra» (Agustín, Sermón 259:2) «cuando la Iglesia sea libre de todos sus malos elementos, los cuales están en el presente mezclados entre sus miembros y Cristo reinará en paz en medio de ellos».

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 Este posmilenialismo temprano e incipiente contiene dentro de sí el elemento primordial sistemático de su desarrollo tardío: una esperanza firme en la victoria del evangelio antes del retorno de Cristo.



Posmilenialismo en la Reforma



Después, como afirma Bloesch: «el posmilenialismo experimentó un crecimiento en la edad media» como lo demuestran los escritos de Joaquín de Fiore (1145-1202) y otros.

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 Pero el posmilenialismo más completamente desarrollado aparece durante los siglos XVII-XIX, especialmente bajo influencia puritana y reformada en Inglaterra y Estados Unidos. Rodney Peterson escribe que «este punto de vista había sufrido cambios, especialmente desde el tiempo de Thomas Brightman (1562-1607)». Brightman es uno de los padres del presbiterianismo en Inglaterra.

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 El libro “A Revelation of the Revelation” publicado después de su muerte en 1609 explica en detalle su punto de vista posmilenialista y muy pronto llegó a ser una de las obras más traducidas en su tiempo. De hecho, algunos historiadores de la Iglesia consideran esta obra la «revisión más importante e influyente en inglés del concepto reformado y agustiniano del milenio»

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. Fue por tanto Brightman el que sistematizó (no engendró) el posmilenialismo en el tiempo moderno.



Bloesch nombra otras figuras importantes de esta “época de oro” del posmilenialismo: Samuel Rutherford (1600-1661), John Owen (1616-1683), Philipp Spener (1635-1705), Daniel Whitby (1638-1726), Isaac Watts (1674-1748), los hermanos Wesley (en los 1700), y Jonathan Edwards (1703-1758).

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 A esta lista podríamos añadir a Juan Calvino (1509-1564) como un posmilenialista incipiente.

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 En el prefacio del discurso al Rey Francisco I de Francia, Calvino escribe:



Nuestra doctrina debe sobresalir invencible sobre toda la gloria y sobre todo el poder del mundo, porque no es de nosotros, sino del Dios viviente y de Cristo, a quien el Padre nombró Rey para «reinar de mar a mar, y desde los ríos hasta los confines de la tierra . . .» Y Él reinará de tal manera que quebrará la tierra entera con su fuerza de hierro y bronce, con su brillantez de oro y plata, haciéndola añicos con la vara de su boca como si fuera un vaso de barro, tal como los profetas profetizaron en cuanto a la magnificencia de su reino.

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Calvino es un precursor del posmilenialismo de los reformadores Martín Bucer (1491-1551) y Teodoro Beza (1519-1605). A continuación de estos, pero aún con más claridad, están los puritanos William Perkins (1558-1602), William Gouge (1575-1653), Richard Sibbes (1577-1635), John Cotton (15841652), Thomas Goodwin (1600-1679), George Gillespie (1613-1649), John Owen (1616-1683), Elnathan Parr (¿?-1632), Thomas Brooks (1608-1680), John Howe (¿?-1678), James Renwick (¿?-1688), Matthew Henry (1662-1714), y otros.



La forma puritana del posmilenialismo generalmente enseña, no solo la gloria futura de la Iglesia, sino también que el milenio en sí no comenzará hasta que los judíos se conviertan; y que progresará rápidamente después, prevaleciendo sobre la tierra literalmente durante mil años. Una Iglesia purificada y un gobierno justo regido por la Ley de Dios, se levantarán bajo esta efusión intensa del Espíritu. Todo esto culmina al fin, con el conjunto de eventos asociados con la segunda venida de Cristo. Muchos de los puritanos enseñaron también que los judíos volverían a su tierra durante este tiempo.

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Posmilenialismo moderno



Los posmilenialistas genéricos

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 de los siglos XIX y XX generalmente no enseñaban que el pueblo judío volvería a su tierra en cumplimiento de la profecía —aunque Ian Murray y Erroll Hulse son excepciones notables y contemporáneas de esto—. Ellos también creen que el milenio abarca toda la fase de la historia de la Iglesia conocida como El Nuevo Pacto, desarrollándose gradualmente desde el tiempo de Cristo hasta su segunda venida.



Algunos posmilenialistas genéricos prominentes incluyen: Jonathan Edwards (1703-1758), William Carey (1761-1834), Robert Haldane (1764-1842), Archibald Alexander (1772-1851), Charles Hodge (1797-1878), Albert Barnes (1798-1870), David Brown (1803-1897), Patrick Fairbairn (1805-1874), Richard C. Trench (1807-1886), J. A. Alexander (1809-1860), J. H. Thornwell (1812-1862), Robert L. Dabney (1820-1898), William G. T. Shedd (1820-1894), A. A. Hodge (1823-1886), Augustus H. Strong (1836-1921), H. C. G. Moule (1841-1920), B. B. Warfield (1851-1921), O. T. Allis (1880-1973), J. Gresham Machen (1881-1937), John Murray (1891-1975), Loraine Boettner (1903-1989), y J. Marcellus Kik (1903-1965). Defensores contemporáneos incluyen Norman Shepherd, John Jefferson Davis, Erroll Hulse, Ian Murray, Donald Macleod, Douglas Kelly, John R. deWitt, J. Ligon Duncan, Henry Morris III, y Willard Ramsey.



Un desarrollo dentro de la tradición posmilenialista desde los años 1960 se llama Reconstruccionismo Cristiano, que involucra la ética teonómica (teonómia quiere decir Ley de Dios). El posmilenialismo teonómico (una característica del Reconstruccionismo Cristiano) combina la idea de un aumento gradual de justicia entre las dos venidas de Cristo con los intereses sociales de los puritanos. El posmilenialismo teonómico enseña un retorno lento a las normas bíblicas de justicia civil como una consecuencia del éxito de la predicación del evangelio por medio del evangelismo, misiones, y educación cristiana. La perspectiva político-judicial del Reconstruccionismo incluye la aplicación de los preceptos de justicia contenidos en las leyes del Antiguo Testamento, interpretados correctamente, adaptados a las circunstancias del nuevo pacto, y aplicados adecuadamente.

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A pesar de la incomprensión general del interés que muestra el Reconstruccionismo en los asuntos socio-políticos, el teólogo evangélico Ronald H. Nash afirma: «No son solamente los posmilenialistas los que pueden ver que su idea del papel central que juegan el evangelismo y la obediencia cristiana a la Palabra de Dios en la transformación de la sociedad está lejos de las repetidas distorsiones» que comúnmente hacen de ella ciertos oponentes.

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 Como lo afirma Mark Noll: «La teonomía se parece mucho al liberacionismo populista, sin embargo, debido a que insiste en tener fundamentos teológicos cuidadosamente formulados para la acción política, también aboga por una reflexión política más responsable que lo que se acostumbra en la tradición evangélica».

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Los reconstruccionistas afirman fuertemente la separación entre la Iglesia y el estado.

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 Por eso, rechazan la relación a veces tan cercana entre ellos, promovida por los puritanos de Inglaterra y Estados Unidos. Sin embargo, admiran el interés profundo de los puritanos en la aplicación de toda la Palabra de Dios a todos los asuntos de la vida, incluyendo la justicia civil. Un ejemplo de un puritano que anticipó el movimiento de Reconstrucción es el prominente teólogo de Escocia, George Gillespie, quien fue una de las estrellas más brillantes de la Asamblea de Westminster.

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 Gillespie argumenta:



«El magistrado cristiano está igual de obligado a guardar la ley jurídica de Moisés como lo estaba el magistrado judío». También nota que las palabras de Cristo en Mateo 5:17-19 (un texto favorito de los reconstruccionistas) «se pueden aplicar a la ley jurídica, pues son parte de la Ley de Moisés».

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 Debido a que muchos oponentes del Reconstruccionismo reconocen la semejanza entre este y el puritanismo, al Reconstruccionismo también se le conoce como «neo-puritanismo».

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 Otra característica del posmilenialismo teonómico (aunque no es un tema esencial para él) es el trato preterista a un gran número de los pasajes del gran juicio en el Nuevo Testamento. El enfoque preterista (palabra que viene del latín y significa “pasado”) de ciertas profecías, enseña que la Gran Tribulación (Mateo 24:21) ocurrió en la generación que vivía cuando Cristo habló (Mateo 24:34); el libro de Apocalipsis espera que los eventos que relata acontecerán “pronto” (Apocalipsis 1:1, 22:7, 12), porque en el día de Juan, «el tiempo está cerca» (Apocalipsis 1:3; 22:10); y el Anticristo fue un fenómeno del primer siglo (1 Juan 2:18,22; 4:3; 2 Juan 7).

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El preterismo coloca las profecías de maldad intensa y oscuridad sombría en el primer siglo, concentrándose en los acontecimientos de la persecución de Nerón que duró cuarenta y dos meses (64-68 d.C., cf. Apocalipsis 13:5), la guerra de cuarenta y dos meses entre los judíos y los romanos (67-70 d.C., cf. Apocalipsis 11:1-2), y la destrucción del templo (70 d.C., cf. Mateo 23:6-24:34). El punto de vista preterista no pertenece exclusivamente al posmilenialismo teonómico; fue promovido por ejemplo por Eusebio, uno de los padres de la Iglesia, John Lightfoot, un erudito puritano de estudios talmúdicos, Milton S. Terry, un teólogo metodista y autoridad de la hermenéutica del siglo diecinueve, y J. Marcellus Kik y Jay E. Adams, escritores reformados modernos.

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 Sin embargo, este punto de vista está grandemente enfatizado por la rama teonómica del posmilenialismo.



FUNDAMENTOS TEOLÓGICOS DE POSMILENIALISMO



El posmilenialismo espera que la vasta mayoría de la población del mundo se convierta a Cristo como consecuencia de una proclamación del Evangelio bendecida por el Espíritu. En vista de las condiciones actuales del mundo, sin embargo, muchos cristianos se sorprenden que la esperanza posmilenialista todavía exista. Antes de proveer evidencia exegética positiva de la posición posmilenialista, mostraré brevemente que la teología básica de las Escrituras la apoya, aunque parezca extraña al evangélico moderno. De hecho, estos factores sugieren la probabilidad contundente del posmilenialismo.



El propósito de la creación de Dios



En Génesis 1 encontramos el registro de la creación del universo por parte de Dios en el transcurso de seis días.

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 Como resultado del propósito y poder creativo de Dios, todo era originalmente «bueno en gran manera» (Génesis 1:31). Por supuesto, esto se sigue del hecho que Dios creó el mundo para su propia gloria: «Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén» (Romanos 11:36). «Todo fue creado por medio de él y para él» (Colosenses 1:16b). Frecuentemente, las Escrituras afirman el amor que Dios tiene para el mundo que creó y su derecho de ser dueño de todo: «De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan».

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 El posmilenialista afirma que el amor que tiene Dios por la creación es causa de su preocupación por hacerla volver al propósito original de traer gloria a Él. Por eso la expectativa llena de esperanza del posmilenialista está fundada en la realidad de la creación.



El poder soberano de Dios



Nuestra tarea evangelística en el mundo de Dios debe cobrar ánimo de la certeza que Dios «hace todas las cosas según el designio de su voluntad» (Efesios 1:11). Creemos con confianza que Dios controla la historia por medio de sus decretos, por medio de los cuales Él determina «lo por venir desde el principio» (Isaías 46:10). Por eso, los posmilenialistas afirman que la Palabra de Dios, como Él mismo dice, «no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié» (Isaías 55:11), sin importar la oposición de seres humanos o de demonios, a pesar de fenómenos naturales o circunstancias históricas.



El cristiano, pues, no debería usar factores históricos del pasado o circunstancias culturales del presente para juzgar la posibilidad del éxito futuro del evangelio. Mas bien, debería evaluar la posibilidades solamente basado en la revelación de Dios en las Escrituras —porque el éxito del evangelio vendrá «no con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu» (Zacarías 4:6). Por eso la confianza del posmilenialista está en el Dios soberano.



La provisión bendita de Dios



Además, el Señor de señores capacita a su Iglesia ampliamente para la tarea de la evangelización del mundo. A continuación se mencionan algunas de las abundantes provisiones divinas para la Iglesia:



(1) Tenemos la presencia de Cristo resucitado con nosotros.

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 Él es quien nos manda, «id, y haced discípulos a todas las naciones», al mismo tiempo que promete, «he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mateo 28:19-20). Por eso podemos confiar «que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo» (Filipenses 1:6).



(2) El Espíritu Santo de lo alto mora en nosotros.

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 Por eso creemos que «mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo» (1 Juan 4:4b). Entre sus varios ministerios, Él causa el nuevo nacimiento, capacita a los creyentes para vivir en justicia, y bendice la proclamación del Evangelio para atraer a los pecadores a la salvación.

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(3) El Padre se deleita en salvar a los pecadores.

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 En verdad, «no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él» (Juan 3:17).



(4) Tenemos el Evangelio, que es el «poder de Dios» para salvación.

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 También tenemos la poderosa Palabra de Dios como nuestra arma espiritual: «porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo» (2 Corintios 10:4-5).

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(5) Para apoyarnos y fortalecernos en la victoria del Evangelio, tenemos acceso sin límite a Dios en oración

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 por medio del nombre de Jesús.

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 Cristo incluso nos manda a orar al Padre, «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra» (Mateo 6:10).



(6) Aunque tenemos oposición sobrenatural de parte de Satanás, él es un enemigo vencido como resultado de la primera venida de Cristo. «Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo» (Hebreos 2:14).

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 Consecuentemente podemos resistirlo y él huirá de nosotros (Santiago 4:7; 1 Pedro 5:9); podemos aplastarle bajo nuestros pies (Romanos 16:20). En verdad, nuestra misión divina es hacer volver la humanidad «de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios» (Hechos 26:18). Pues el Salvador de gracia da recursos amplios a la Iglesia.



Entonces, puesto que Dios creó el mundo para su gloria, lo gobierna en su inmenso poder, y capacita a su pueblo para vencer al enemigo, el posmilenialista pregunta: «Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?» (Romanos 8:31). Nuestra confianza está en el ministerio del Señor Jesucristo, «el soberano de los reyes de la tierra» (Apocalipsis 1:5). Él está sentado «a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia» (Efesios 1:20-22). Tenemos confianza que la resurrección de Cristo tiene más poder que la caída de Adán.



Por supuesto, todo esto no comprueba que Dios quiera ganar el mundo por medio de la victoria del Evangelio. Pero, debería disipar cualquier idea prematura y caprichosa de descartar el posmilenialismo como una opción evangélica viable, abriendo así paso para volver a reflexionar sobre la causa de nuestra esperanza evangelística. Ahora la pregunta es, ¿está enraizada esta esperanza posmilenial en la Palabra inspirada e infalible de Dios? Consideremos este