Genera cambios y construye tu éxito

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Genera cambios y construye tu éxito
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INTRODUCCIÓN

Al escribir este libro para ustedes, me vinieron a la mente los recuerdos de todas esas ocasiones en las que la gente a mi alrededor, de una u otra forma, me hablaba de lo complicado o imposible que era tratar de cambiar algo.

Todos escuchamos alguna vez sentencias rotundas como “la gente no cambia”, “ya estás demasiado viejo para cambiar”, “concéntrate en lo que tienes ahora y no te distraigas con cosas que quizá no vas a lograr”, “para cambiar necesitas mucho tiempo y recursos que no tienes”, “ya madura y no te ilusiones con cambios y fantasías”, “si fuera tú, dejaría todo tal como está”. Y así aparecían, una tras otra, muchas expresiones que me recordaban lo arriesgado de hablar de la idea de buscar un cambio.

Después de un tiempo, entendí y aprendí que la negativa al cambio es un tema cultural, y que la decisión de cambiar es una convicción personal. Tu entorno, la gente y la cultura de donde vienes y donde estás, no la vamos a cambiar. Pero a ti y a la forma de lograr el éxito en tu vida, claro que sí.

Esa es una de las metas principales de este libro que tienes en tus manos: que aprendas a generar cambios y construir éxitos en todos los aspectos de tu vida, centrándote en aquello en lo que sí puedes influir, ¡en tu persona! Y no importa la edad, momento o situación que estés viviendo. Mientras tu corazón lata, tu mente sueñe y tus manos hagan, podemos trabajar de forma ordenada y precisa, hasta convertir lo imposible en realidad.

Pero te anticipo que no se trata de una lectura en donde yo soy el personaje que te dice qué hacer. Aquí y, desde el primer capítulo, tú eres el protagonista y hacedor de cambios. Yo te acompañaré en el proceso para que juntos realicemos una serie de experiencias que te permitan entender las bases del cambio. Pero, sobre todo, que puedas ponerlas en práctica de inmediato. Por eso te recomiendo que consigas una libreta que te guste y un bolígrafo que, junto con Genera cambios y construye tu éxito, se convertirán en tus recursos y aliados más importantes de aquí en adelante.

Todo cambio nace, vive y es posible desde el momento en el que piensas cómo convertirlo en realidad. Eso es justamente lo que descubriremos paso a paso en este libro, por medio de la puesta en acción de tus recursos internos, de un kit de herramientas esenciales que aprenderás a organizar y de la experiencia de otras personas que compartirán sus propios cambios contigo. También encontrarás un espacio en que podrás hacerte las preguntas adecuadas para avanzar en tus procesos y frases motivadoras que te animarán en cada desafío.

Recuerda que no existe mejor momento para empezar una transformación que el instante en el que das el primer paso. ¿Estás listo para cambiar de hoja, tanto en el libro como en tu vida?

¡Avancemos juntos!


CAP 1

KIT
ESENCIAL

1 Es importante que desees cambiar y crecer, aun cuando estés bien en tu situación actual.

2 El cambio y la colaboración con otras personas son dos pilares de tu aprendizaje y desarrollo como ser humano.

3 No desesperes si no sabes por dónde empezar el cambio. Es más común de lo que crees.

4 Tu equipo mental, físico y emocional siempre está listo para el cambio.

5 Consejo: todos los cambios, aun los más grandes, inician por una pequeña y realizable acción. No dudes en dar ese primer paso.

USO MIS
RECURsOS

Observa. Empieza a prestarles atención a los detalles de tu persona y de lo que te rodea. Examina cómo te sientes con lo que tienes, cómo te ves con lo que proyectas, qué pasa a tu alrededor. Conoce a fondo lo que te interesa, pon toda tu atención en analizar lo que haces, entiende cómo funcionan los procesos al punto de poder anticipar qué pasaría si modificas o mueves algo. Debes conocer cómo reaccionas ante ciertas experiencias, personas y resultados. Entrénate para ver más allá de lo que tus sentidos te muestran.

ETERNO
MOVIMIENTO

El cambio es un compañero constante del ser humano. A veces, juega el papel de amigo y consejero y, en otras ocasiones, pareciera ser villano o incluso enemigo. Pero, sin duda, resulta ser el mejor maestro, impulso y oportunidad que podemos aprovechar para tener de nuestro lado. Lo valioso del cambio es que nos mueve de lo estático hacia lo dinámico, siempre adelante.

Por definición, el cambio representa la transición de un estado a otro. A nivel biológico y social nos lleva de la mano hacia la evolución y, desde el enfoque filosófico, nos muestra el camino para abandonar la permanencia y lo rígido.

La necesidad de cambiar es parte de nosotros, desde el momento mismo en el que estamos en gestación dentro de nuestra madre. Por eso es común que, aun cuando tengamos miedo a transformarnos, nuestra propia naturaleza nos empiece a pedir diferentes formas de cambiar, de aprender cosas nuevas, de modificar nuestro estado actual.

El cambio está presente en todas las etapas de nuestra vida. Nos acompaña desde el momento en el que brincamos de los brazos de nuestros padres para dar los primeros pasos, y hace que evolucionemos del primer balbuceo hacia el discurso más elaborado. También nos ayuda en la trasformación de la relación con nosotros mismos y nuestro entorno. Así, aprendemos a solucionar nuestros problemas diarios porque continuamente nos brinda nuevas experiencias, enseñanzas y herramientas, que forman parte de nuestro desarrollo.

Cuando somos niños, nuestra estructura psicológica y emocional va de la mano con el proceso de descubrimiento social y de nuestro entorno. Empezamos a ponerles nombres y sentimientos a las experiencias a medida que las vamos viviendo, y es muy común que nos concentremos en el aquí y ahora, razón por la cual no nos preocupamos por lo que viene o por lo que pasará, sino por vivir ple namente nuestro proceso de descubrimiento y cambio actual. Todo es novedoso y no existe una enseñanza repetitiva de las consecuencias de tal o cual acción. Nuestra experiencia se basa en el aprendizaje y se concentra en lo nuevo que aprendimos hoy. Vivimos en un cambio permanente pero somos puro presente y vamos paso a paso.

Cambiar es una opción que puedes o no elegir, como así también la manera de abordar esa transformación. La forma en la que vamos viviendo y haciendo crecer una relación de pareja; la manera en la que criamos a nuestros hijos; el tiempo, intereses y actividades que destinamos a nuestros amigos; la comunicación, cercanía y vínculos con nuestros familiares e incluso nuestros gustos, inquietudes y temores, siempre están cambiando de acuerdo al momento que estemos transitando.

CAMINOS
SIN
RECORRER

Como todo proceso, el cambio necesita claridad, conciencia, dirección, herramientas, habilidades y recursos para que suceda. También energía, fortaleza emocional y determinación, además de conocimiento y destreza para poder adoptarlo como algo realizable, a pesar de que puedan presentarse imprevistos o alguna situación no deseada en el camino. Pero, a su vez, requiere un entendimiento previo de que, en algún momento, más adelante, tendremos que evolucionar de nuevo, y pasar otra vez por este proceso de aprendizaje y redescubrimiento. Así es como el cambio hace su magia y nos lleva siempre a encontrar la mejor versión de nosotros mismos, en todos los sentidos.

 

Sin embargo, en ocasiones asociamos los cambios con la idea o creencia de que son malos o negativos, y que pueden exhibirnos, mostrarnos débiles o vulnerables, e incluso hacernos ver menos diestros o capaces de lo que realmente somos, y no es así.

Piensa por ejemplo en un conflicto con un ser querido. Es probable que a lo largo de esa relación te hayas encontrado en la necesidad de ceder, soltar o cambiar tu postura, opinión o conducta sobre un tema o situación en particular. Y es posible que te hayas preguntado: “¿por qué debo cambiar yo?, ¿por qué no cambia él o ella?, ¿por qué siempre tengo que ser yo quien da el primer paso?, ¿por qué tengo que ser yo quien se “sacrifique”?”. Cambiar es una muestra de madurez y aprendizaje sobre ti mismo y tu forma de relacionarte con los demás, y no es signo de vulnerabilidad o flaqueza.

Los cambios son procesos que llevan su tiempo de acuerdo al objetivo o meta, cuentan con etapas de transformación, enseñanza, aprendizaje y adopción, claves para poder generar un avance sostenible de realización.

Es posible que, al principio, estos procesos no sean tan claros o que no sea muy visible su beneficio o utilidad. A veces, incluso, pueden llegar a ser complicados y desesperantes, pero justamente se debe a que el recorrido de estos nuevos caminos nos está mostrando descubrimientos y experiencias que quizá no imaginábamos que eran posibles.

Nos mostrarán nuevas formas de ver la vida, de interactuar con ella, de aproximarnos y hacerla nuestra como no lo habíamos hecho antes. Y es ahí cuando nos puede parecer que no podremos lograrlo.

De la misma forma que vamos avanzando y aprendiendo, depositamos y dejamos a cada paso diferentes cargas emocionales en los logros ya obtenidos. Y, en algún momento, nos resultará difícil la idea de abandonar el éxito ya conquistado y aventurarnos a ir por más. Porque en el proceso nos aferramos y no queremos dejar ir tan fácil aquello en lo que ya pusimos un sentimiento o sentido muy personal, creyendo incluso que no podemos superar esa sensación y obtener otra mejor.

El proceso de aprendizaje puede ser tan demandante que lo desconocido podría verse amenazante, generando cierto miedo en nosotros y en lo que pueda pasar. Es posible que reforcemos la idea de que estábamos mejor antes porque ya sabíamos perfectamente el funcionamiento de cada pieza y engranaje, y porque nos encontrábamos muy cómodos y seguros dentro de ese saber. Sin embargo, ese tipo de señales e inquietudes forman parte natural de todo cambio y transformación personal.

CAMBIAR
PARA
MEJORAR

Es sorprendente la relación que tienen los cambios de la vida con nuestra capacidad de aprendizaje y desarrollo individual. Entre más nos damos la oportunidad de cambiar, de hacer algo nuevo y diferente, de mejorar la forma en la que veníamos respondiendo ante los retos y oportunidades de nuestra vida, elaboramos nuevos caminos intelectuales, nuevos mapas de pensamiento, y también nuevas rutas y aproximaciones emocionales y sociales que nos podrán llevar a una verdadera transformación.

Si deseamos un cambio en nuestra vida es porque, como seres humanos, nos nutrimos de nuevas experiencias. Si hemos llegado al final de un camino o a la culminación de una meta, y estiramos de más nuestra estadía o permanencia en algún lugar, rutina o situación, en algún momento desearemos cambiar y, contrario a lo que pudiera pensarse y sobre todo temerse, estos cambios siempre están orientados a mejorar, a incorporar nuevos descubrimientos de nosotros y de lo que nos rodea.

Somos seres exploradores, conquistadores de nuevas experiencias y retos, que entendimos que estar estáticos y permanecer mucho tiempo inmóviles no nos enseña ni ayuda en nada. Nuestro sentido natural de adaptación está orientado a trascender y evolucionar permanentemente lo que somos.

En las historias, experiencias y emociones personales el cambio hace referencia a los diferentes procesos que vivimos para dar paso a ciclos nuevos. De esta manera, dejamos atrás la forma en la que veníamos entendiendo e interactuando con el mundo y nos ayuda a generar espacios de transformación de una etapa de nuestra vida a otra. Es por eso que nos regimos a partir de ciclos. Nos guiamos por el tiempo, por la emoción y los sentimientos que depositamos en cada uno de los acontecimientos de la vida.

Conforme vamos creciendo, las experiencias y aprendizajes son más exigentes, y nos demandan muchas más habilidades y conocimientos. Y a pesar de que a veces el cambio nos cuesta trabajo, pensamientos sofisticados y acciones más disruptivas, nuestro organismo está siempre listo. Estamos tan bien equipados para hacer un uso preciso de nuestras emociones ante lo nuevo, de nuestros recuerdos y enseñanzas para adaptarnos y apropiarnos de nuevas experiencias y sensaciones que, siempre que así lo decidas, podrás aprender nuevos pasos de baile, usar nuevas tecnologías y conocer nuevas personas. Tu capacidad de aprendizaje siempre será más poderosa que la idea o creencia de que ya lo conoces todo, ya lo viviste o algo no está hecho para ti. Nunca dudes de que todo tu ser está diseñado para ayudarte a cambiar y tener siempre una mejor versión de ti mismo.

LAS
PREGUNTAS
INDICADAS

A veces, dedicamos tiempo valioso de nuestra vida a buscar respuestas a las preguntas equivocadas. Por eso, debemos aprender a identificar y hacer las preguntas correctas, esas que nos acerquen realmente a nuestros objetivos. Para ello te invito a que respondas algunas preguntas que te ayudarán a visualizar si quieres un cambio, para qué y cómo puedes empezar a lograrlo.

·

¿Cómo te sientes actualmente con la persona que eres?

·

¿Qué crees que pasaría si haces algunos cambios en tu vida?

·

¿Qué crees que pasaría en tu vida en unos años si no modificas nada en tu presente?

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¿Qué aspectos de tu vida quieres cambiar? Ordénalos en base a tus prioridades.

·

¿Qué esperas ser o tener luego de que produzcas esos cambios?

COMPARTO
MI EXPERIENCIA

“Quería cambiar de empleo y eso era lo único que tenía claro. El banco en el que trabajaba me había dado todo lo que tenía y una seguridad económica de la cual me costaba mucho desprenderme. La idea de irme me daba miedo, me paralizaba el simple hecho de pensarlo. Me sentía fracasado pero, al mismo tiempo, no sabía qué cambiar, por dónde empezar. Me preguntaba si estaba bien aventurarme a una transformación laboral tan drástica en esa etapa de mi vida. Nadie nos enseña cuál es el momento justo para realizar cambios. Tampoco todos los que nos rodean quieren acompañarnos en el proceso y eso genera malestar y sufrimiento. Muchos sabotearon mi decisión pero seguí adelante con lo que deseaba. Aposté a mi vocación de ser docente y no me equivoqué. Hoy puedo decir que he podido dar vuelta mi situación laboral haciendo algo diferente, que me gusta y tiene que ver conmigo y con mis intereses”.

Juan Carlos, profesor universitario.

EJERCITO
EL CAMBIO

Todo pensamiento y deseo de cambio o realización requiere disciplina, constancia y persis tencia pero, sobre todo, acción y práctica. El primer ejercicio que te propongo realizar, siempre que desees emprender algo nuevo, es el siguiente:

1. Plan visual para comenzar el cambio:

a. En una hoja de papel, escribe en la parte superior la meta u objetivo.

b. Dibuja una línea horizontal de extremo a extremo. En un extremo escribe la fecha de inicio del plan y, en el otro, la fecha en la que cumplirás la meta.

c. Arriba de la línea escribe tres acciones reales a realizar, que te puedas comprometer a hacer para alcanzar tu meta.

d. Debajo de la línea escribe tres herramientas, recursos, personas o apoyos que necesitas para lograr la meta.

e. Conforme avances con la lectura de este libro, realiza nuevas anotaciones, añade más acciones, recursos y fechas intermedias para evaluar tu avance.

Con este plan le das a tu cerebro la capacidad de procesar y tener la información necesaria, clara y visible para ayudarte a lograrlo, y les brindas a tus emociones y sen timientos una certeza de realización.


“Un viaje de miles de kilómetros debe comenzar por un solo paso”.

Lao Tsé

Hasta el castillo más alto inició con una piedra al ras del piso. Todos los proyectos, aún los más grandes, tuvieron un inicio sencillo. Uno de los retos más importantes al emprender un camino nuevo es aprender a disciplinarnos y concentrarnos en el aquí y ahora. Tenemos que aprender a enfocarnos en cada uno de los pasos hasta llegar al último. Para rebasar la meta necesitamos arrancar desde la salida, sin desesperamos, sin pretender atajos, sin quedarnos paralizados ante la magnitud de un objetivo. Siempre será más fácil si nos concentramos en la acción que nos demanda el presente.

CAP 2

KIT
ESENCIAL

1 Al principio, podrás pensar que no existe una razón lógica para cambiar.

2 Cada paso que des, fuera de lo que conoces ahora, incrementará tu energía hacia el cambio.

3 El miedo te señala cuándo te acercas al cambio. Úsalo para enfocarte y avanzar con determinación.

4 Hazte de información real y útil. Esta será tu herramienta para dar pasos concretos.

5 Consejo: muchas veces le tenemos miedo a lo que podría pasar.

Enfoca tus emociones y respuestas en lo que está pasando realmente.

USO MIS
RECURsOS

Determina. Cada paso que des para cambiar o lograr tus objetivos, debes darlo determinado: con decisión, disciplina y dirección. Tienes que entrenarte para ser fuerte y mantenerte en el camino, aun ante comentarios contrarios a tus ideas o situaciones adversas. Nútrete de información útil, ten un plan claro y realizable que requiera pasos concretos y utiliza los recursos que tengas a mano para lograrlo. Visualiza y prepara tu recorrido como si fuera una carrera de resistencia y no de velocidad.

EL
ORIGEN
DEL
MIEDO

A partir del valor y del juicio que les damos a nuestras experiencias pasadas y expectativas futuras, decidimos si nos arriesgamos al cambio o si nos quedamos tal como estamos.

Entonces nos cuestionamos: “¿Cómo dejar una relación de pareja en la que he invertido muchos años?” “¿Cómo cambio de carrera universitaria, si la gente que me rodea está esperando que sea médico?” “¿Para qué anotarme en nuevos cursos de capacitación, si la práctica lo enseña todo?” “¿Para qué asumir más responsabilidades laborales, si con lo que gano hoy es suficiente?”, “si toda la vida he sido así, ¿por qué tendría que cambiar ahora?”.

Preguntas como las anteriores empiezan a formar parte de nuestro discurso y le dan forma a nuestra resistencia al cambio, ya sea por el valor y el esfuerzo depositado en nuestras metas logradas, por el mal sabor de boca después de algunos intentos, o porque no queremos abandonar nuestra zona de confort. Incluso, el costo del cambio puede parecer demasiado alto y nos puede hacer pensar que no podremos con ello. Entonces empezamos a normalizar nuestra resistencia, a no querer experimentar situaciones nuevas para mantenernos seguros, cómodos o estables.

De esta manera, reforzamos la idea de que el cambio realmente puede resultar contrario a nuestro desarrollo. Imaginamos que puede ser una mala jugada y así comenzamos a tenerle miedo, perdiendo de vista el natural proceso evolutivo de aprendizaje que, desde niños, desarrolla mos a partir de los cambios permanentes.

Como mecanismo de defensa, nuestro miedo nos ayuda a que busquemos las formas más seguras de llegar a nuestros anhelos, para que podamos responder adecuadamente ante lo que está sucediendo. También busca mantenernos a salvo y, por tal razón, en un primer momento nos impulsa a huir o a evitar situaciones desagradables o que nos puedan hacer daño, nos dejen expuestos o nos puedan lastimar emocionalmente.

Podemos decir que el miedo toma fuerza ante la falta de información o certeza, ya que nos sentimos más seguros, tranquilos y conscientes cuando sabemos cómo funcionan los procesos y qué impacto pueden tener en nosotros. Por eso, lo que no conocemos y no controlamos activa nuestras defensas. Pero tenemos que darle su justo lugar y dimensión a nuestros temores.

 

Recordemos que no estamos hechos para resistir los cambios sino para reinventarnos ante la oportunidad y rehacernos ante el desafío.