Soy el silencio

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Soy el silencio
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SOY EL SILENCIO

Gabriel Barrella Rosa


© Gabriel Barrella Rosa

© Soy el silencio

Diseño de cubierta: Humberto Lopardo Brega

Febrero 2021

ISBN papel: 978-84-685-5562-1

ISBN ePub: 978-84-685-5563-8

Editado por Bubok Publishing S.L.

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Tel: 912904490

C/Vizcaya, 6

28045 Madrid

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Gracias a la vida por ponerte en mi camino.

Ruego a dios que nunca te separe de mi lado.

Ahora que presiento que mi dicha ha empezado

Claramente veo que cambiaste mi destino.

Invoco tu presencia cuando te hallo distante.

Espero sin paciencia encontrarte cada día.

Locamente veo que me llena de alegría.

Amarte como te amo, ser yo tu eterno amante

Índice

I

II

III

IV

V

VI

VII

VIII

IX

X

XI

XII

XIII

XIV

XV

XVI

XVII

XVIII

XIX

XX

XXI

XXII

XXIII

XXIV

XXV

XXVI

XXVII

XXVIII

XXIX

XXX

XXXI

XXXII

XXXIII

XXXIV

XXXV

XXXVI

XXXVII

XXXVIII

XXXIX

XL

XLI

XLII

XLIII

XLIV

XLV

XLVI

XLVII

XLVIII

XLIX

L

LI

LII

LIII

LIV

LV

LVI

LVII

LVIII

LIX

LX

LXI

LXII

LXIII

LXIV

LXV

LXVI

LXVII

LXVIII

LXIX

LXX

LXXI

LXXII

LXXIII

LXXIV

LXXV

LXXVI

LXXVII

LXXVIII

LXXIX

LXXX

LXXXI

LXXXII

LXXXIII

LXXXIV

LXXXV

LXXXVI

LXXXVII

LXXXVIII

I

Soy ese silencio que habita en nosotros,

que aspira en su espera poder expresar

tantas cosas muy simples a amigos y otros

que entiendan mi voz que es tan solo mirar.

En este desierto de piedra y cemento

mi triste alegría quisiera encontrar,

en la loca y ardiente fuerza del viento

mi alegre tristeza dejar escapar.

Yo soy el silencio que busca en la vida,

sin saber de ella lo que habré de buscar,

pues me desangro por cargar una herida

que aplaca mis fuerzas en este luchar.

Mis ojos expresan sentir tan profundo,

al que alguien que busco sabrá interpretar,

si, en sus giros, mi corazón vagabundo

no cierra sus puertas al ansia de amar.

II

Quisiera ser orador de multitudes

bien parado ante la enmascarada audiencia,

desalentar tantas tensas inquietudes,

 

esquivando esa mirada que silencia.

Ignorar amenazantes actitudes

para poder expresar con elocuencia,

en el monstruoso salón de longitudes,

que me opone cruel y feroz resistencia.

¡Que la tensión no tergiverse el mensaje!

¡El apremio no distraiga el parlamento!

Debo gestionar en mi adentro el coraje

para defender el veraz argumento

que sea el único valor del lenguaje.

III

Buscar no siempre es lo fácil que parece,

tantas veces uno busca sin mirar,

o sólo ve lo evidente cuando crece

negando a la vista la opción de girar.

Y en la mente sólo cabe lo buscado

sin dejarle ni un lugar a lo demás,

que si uno no encuentra el sueño acariciado

desvaloriza lo que halla más y más.

Buscar es como vivir de la esperanza,

es beberse toda la fe hasta el hartazgo,

no desesperar con temprana tardanza,

enloquecer de alegría en cada hallazgo.

Y comenzar, otra vez, tras otra pista,

apartando un momento el logro flamante,

poniendo el oído, el olfato y la vista

a un novel fin del buscador caminante.

Buscar, para el hombre, siempre es aliciente,

quien no busca, no vive en realidad,

pero esa búsqueda queda en incipiente

si lo hallado no trae felicidad.

Buscar acaso sea la vida misma,

o tal vez un escapismo un tanto loco,

mas la razón que al buscar le da el carisma

es encontrar, que es también morir un poco.

IV

Balbuceos de los hombres no encuentran respuesta,

palabras separan pensamientos no distantes,

bajo un manto de silencio, el mundo se recuesta,

queriendo desertar con pasos ciegos y errantes.

Demandantes miradas que, buscando esperanza,

aún no encuentran el eco que quieren hallar,

mudan, rehúyen y expresan sólo desconfianza

pero si alguno gritara, lo harían callar.

La incomunicación, hoy enfermedad del alma,

la civilización es retroceso del ser,

¿Algún día podrá el hombre recobrar la calma,

si cada noche se hunde sin poder conocer?

V

Por no ver más allá de mis ojos

se me escapa del hombre su esencia,

y al buscar en la piel su conciencia

yo concibo tan solo despojos.

¡Ay! Montaña de picos nevados

que no enfrían tus blancos eternos,

desde aquí pareces poseernos,

mas el frío se queda a tus lados.

Y si el sol no derrite tu cresta,

aun calcinando en cada verano

cualquiera valle de él más lejano,

¿cómo sigue la nieve su fiesta?

Tan falaz resulta lo aparente,

tan corto de alma, cuerpo y razón,

si la duda no tiene un rincón

donde echar su promiscua simiente.

Arco Iris que engalanas el cielo

de colores que son rebeldía,

al mutar lo gris claro del día

la ilusión de tocarte es mi anhelo.

¿Dónde encuentro tu extremo en la tierra,

si el horizonte lo oculta lejos,

y al pasar otra cuesta, perplejos,

lo vemos arrullando otra sierra?

¿Serán mis ojos? ¿Yo veo o creo?

¿Es la razón buscando en el mundo,

un sentido real y rotundo?

¿La verdad o tan solo el deseo?

Espejismo que guardas distancia,

si no intento acercarme, tú existes,

de placer y sosiego te vistes,

y puedo olfatear tu fragancia.

Y el dilema que surge en torrente,

si buscar la verdad o dejarla,

si aceptar, perseguir o inventarla,

si dejar volar libre a la mente.

Escarbar superficies ya blandas,

ya macizas, mas siempre con fe,

o aceptar la imagen que se dé

sin siquiera tocar sus barandas.

¿Es más feliz el que busca en lo hondo,

o aquél que acepta lo obvio y lo toma?

¿Quien al mundo tornasol se asoma,

o quien sigue hasta llegar al fondo?

VI

Buscando mi razón en la locura,

ambas se ensamblen pero emancipadas.

¡Dos vértices que apuntan al desquicio,

al momento que a ideas meditadas!

¡Dos forzosos pilares de edificio

que sostienen inertes la aventura

de encontrar mi pasión en la cordura!