Manual práctico del alumno para escribir un trabajo universitario

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Manual práctico del alumno para escribir un trabajo universitario
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EDICIONES UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

Vicerrectoría de Comunicaciones

Av. Libertador Bernardo O’Higgins 390, Santiago, Chile

editorialedicionesuc@uc.cl

www.ediciones.uc.cl

MANUAL PRÁCTICO DEL ALUMNO


Hernán Corral Talciani

© Inscripción Nº 265.478

Derechos reservados

2ª edición, mayo 2019

ISBN edición impresa Nº 978-956-14-2400-5

ISBN edición digital Nº 978-956-14-2671-9

Diseño: Francisca Galilea

Diagramación digital: ebooks Patagonia

www.ebookspatagonia.com

info@ebookspatagonia.com

CIP-Pontificia Universidad Católica de Chile

Corral Talciani, Hernán Felipe.

Manual práctico del alumno para escribir un trabajo

universitario / Hernán Felipe Corral Talciani.

1. Redacción de escritos técnicos – Enseñanza.

2. Tesis – Manuales.

I. t.

2018 808.066378 + DDC23 RCAA2


Palabras para la segunda edición

Muy contentos por la recepción de la primera edición de este librito, tenemos el gusto de ofrecer, gracias a Ediciones UC, una nueva edición actualizada. Hemos mantenido lo sustancial del manual, así como su estilo directo y relativamente coloquial. Solo hemos modificado algunas formas de expresión que parecían poco claras o eran derechamente incorrectas. Se han actualizado las direcciones de páginas web y de otros recursos que pueden ayudar a quienes desean realizar un trabajo escrito. También se han depurado algunos errores que se habían deslizado en la primera edición en los ejemplos de citación.

Esperamos que esta nueva versión tenga la misma calurosa acogida que tuvo la primera, y que nos revela que el texto está cumpliendo la misión para la que fue preparado.

El autor

Santiago, mayo 2019

Índice

Presentación

¿Por qué los profesores exigen trabajos escritos en los cursos universitarios?

La expresión escrita

Se conoce mejor lo que se escribe

Verba volant, scripta manent

Diversos géneros de trabajos escritos

Pluralidad de géneros

Los trabajos literarios

Los trabajos de información

Los trabajos de investigación empírica

Los trabajos de investigación interpretativa

Los ensayos

Los comentarios

¿Cómo determinar el género de tu trabajo?

Consejos al comenzar

¿Qué tema?

¿Cuántas páginas?

¿Solo o en grupo?

Planificar: el secreto para no llegar a última hora

Cuidado con los computadores

El diccionario: un buen compañero

Fuentes e información

Fuentes primarias y secundarias

¿Y si sobre mi tema no hay nada escrito?

Usando la biblioteca: de ratones a navegantes

Otras fuentes de información: ¿Google, Wikipedia?

Manejo de las fuentes: ¿fichas o fotocopias?

Estructura del trabajo y redacción

El índice-esquema: la columna vertebral

Introducción, cuerpo y conclusiones

Quién escribe y para quién

El síndrome de la “pantalla en blanco”

Escribiendo párrafo a párrafo

Sin mirar atrás

Sobre hombros de gigantes: citas, referencias y notas

Enanos que ven más

Por qué citar

Citas textuales y no textuales

La referencia de la cita

Obras ya citadas

Notas

Gráficos, figuras e imágenes

¿Es tan terrible el plagio?

Un secuestro de ideas

El derecho de cita

Internet y la difusión del ciberplagio

Gravedad del plagio académico

Formas de plagio académico

El autoplagio

Plagio e intención: “fue sin querer queriendo”

Honradez intelectual

Para finalizar: revisión, impresión y encuadernación

Revisar y corregir

Índice y bibliografía

Portada y otras piezas del escrito

Impresión

Encuadernación

Anexo I: ejemplos de citas, referencias y notas según diversos sistemas

Modelo de texto de referencia

Estilo tradicional (Humanidades)

Referencias

Bibliografía

Estilo ISO

Referencias

Bibliografía

Estilo APA

Referencias

Bibliografía

 

Sistema autor-fecha (en estilo APA)

Texto con inclusión de referencias

Listado de referencias

Anexo II: Reglas básicas de ortografía y redacción

Acentuación

Reglas generales de acentuación

Reglas particulares

Monosílabos

Diptongos

Hiatos

Acentos interrogativos o exclamativos

Solo, este, ese, aquel

Algunos errores frecuentes

El verbo “haber”

Géneros y números

Dequeísmo y queísmo

Otras expresiones incorrectas

Anexo III: Uso de diferentes tipos de letras

Mayúsculas y minúsculas

Negrita

Cursiva o itálica

Versalita

Subrayado

Anexo IV: Gráficos y figuras

Gráfico lineal

Gráfico de columnas

Gráfico de barras

Gráfico circular

Figura

Anexo V: Modelos de índices

Índice con numeración arábiga

Índice con letras

Índice con números romanos, árabes y letras

Anexo VI: Modelo de portada

Bibliografía

Presentación

Mi experiencia como profesor y encargado de seminarios de investigación de la carrera de Derecho durante más de dos décadas fue seguramente lo que indujo a las autoridades de la Universidad de los Andes a solicitarme que redactara un breve folleto, en un lenguaje llano y sencillo, que sirviera como una herramienta útil para los alumnos que deben elaborar trabajos escritos en sus diversas carreras. En el verano de 2012 me empeñé en escribir un texto que pudiera cumplir con esa finalidad. Es así como ese mismo año se imprimió con el título Escribiendo un trabajo universitario. Guía práctica para el alumno y se distribuyó entre profesores y estudiantes.

Por comentarios de colegas académicos, incluidos algunos de otras universidades, pude percibir que el librito tuvo una buena recepción entre quienes tuvieron acceso a él, y de hecho hace ya bastante tiempo que no existen ejemplares disponibles.

Es por ello que me atrevo ahora, gracias a la generosa invitación de Ediciones Universidad Católica, a entregar a la imprenta una versión actualizada y ampliada de aquel texto. He actualizado todo lo referido a herramientas informáticas y a direcciones de páginas web, así como las materias reguladas por la Real Academia de la Lengua, que va dando orientaciones y criterios conforme lo aconseja el dinamismo del uso del lenguaje. Para ello nos ha sido de mucha utilidad el libro de la Academia Chilena de la Lengua titulado Lo pienso bien y lo digo mal. Notas idiomáticas para el correcto uso del idioma (Santiago, 2014). El texto se ha ampliado en algunos aspectos como la elaboración de trabajos colectivos o en grupo, la honestidad intelectual como virtud que evita incurrir en el denostado plagio académico y la utilización de gráficos, figuras e imágenes que son habituales en los trabajos de carácter empírico.

También he procurado enfatizar la naturaleza comunitaria que tiene la vida y la labor propia de las Universidades: todos, profesores y alumnos, podemos avanzar hacia nuevos conocimientos no solo porque contamos con la ayuda de los demás componentes de la comunidad universitaria si no porque nos apoyamos en las experiencias, logros y fracasos, de millones de personas que nos han precedido en la historia de las ciencias y las artes. En este sentido, nos parece aplicable la sentencia atribuida a Bernardo de Chartes: “nos esse quasi nanos, gigantium humeris insidentes” (somos como enanos sobre hombros de gigantes) porque grafica con una imagen elocuente lo que realmente hacemos cuando nos proponemos elaborar un trabajo intelectual: si podemos ver más y avanzar en el conocimiento, no es solo por nuestros propios méritos, sino porque “nos encaramamos” sobre el trabajo de nuestros colegas y de muchos más que nos precedieron.

Aprovecho de agradecer especialmente a Jaime Cisternas, profesor de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de los Andes, y a Ana María Álvarez, que corrigió las primeras pruebas de esta edición, por las observaciones y sugerencias que ambos hicieron a la primera versión del texto y que he procurado aprovechar para mejorarlo.

Abrigo la esperanza de que esta obra pueda ser de utilidad a los alumnos en su empeño por adquirir la formación que les ofrece la vida universitaria y sacar provecho de la riqueza del autoaprendizaje, en conocimiento y en competencias profesionales, que implica la elaboración de un trabajo escrito de buena factura.

El autor

Santiago de Chile, 29 de marzo de 2016

¿Por qué los profesores exigen trabajos escritos en los cursos universitarios?

La expresión escrita

Al comenzar esta guía que te ofrecemos para elaborar un trabajo escrito como parte de tus estudios universitarios, puede ser oportuno y conveniente analizar, aunque brevemente, las razones por las cuales los profesores aprecian tanto esta forma de actividad formativa. La primera tiene que ver con la transcendencia misma de la expresión por medio del lenguaje escrito.

Cuando Aristóteles definió el ser humano como un animal social (Política I, 2, 1253a 2-3) necesariamente ha de haber tenido en cuenta la facultad que tenemos hombres y mujeres de comunicar nuestros pensamientos, deseos, sentimientos, emociones, a través del lenguaje. Sin la comunicación lingüística sería imposible constituir una comunidad civilizada que permita la plenitud de la vida humana.

La comunicación a través del lenguaje oral es importantísima, pero ella se enriqueció enormemente cuando se inventó la expresión escrita. La escritura ha posibilitado que el conocimiento y la cultura humana puedan ser transmitidas de una generación a otra; el mensaje queda retenido en un soporte mediante signos que luego son comprendidos por un receptor que puede estar no solo lejos geográficamente del emisor sino separado por siglos y milenios. La cita que hemos hecho de Aristóteles, le ha permitido a él comunicarse con todos los que han podido leer sus obras escritas en el siglo IV a. de C.

No hay que identificar expresión escrita con libros y revistas en papel, tal como ahora los conocemos, y que pueden ser sustituidos o al menos equiparados por textos en formato electrónico o digital, posibles de acceder por medio de computadores, teléfonos o tabletas informáticas. Estos cambios ya los ha conocido la escritura. De hecho, los jeroglíficos egipcios fueron descifrados desde la piedra rosetta, es decir, estaban en soporte “roca”. Luego se escribió por largo tiempo en papiros que se enrollaban; más tarde el papiro fue sustituido por rollos de pergamino. El lector iba desenrollando el texto a medida que iba leyendo y no podía saltar de un punto a otro. Jesús cuando fue invitado a leer la Sagrada Escritura en la Sinagoga de Nazaret lo hizo desde un rollo (Lc. 4, 20). El formato del libro actual (codex o códice), compuesto de páginas que van encuadernadas y que se leen una tras otra, fue inventado en la Edad Media por los monjes que mantuvieron la cultura después de la caída del imperio romano. Surge también el papel en sustitución del pergamino. Con la aparición de la imprenta en el siglo XV, el libro adquirirá el formato y características que se han universalizado hasta la aparición ahora de los e-books o libros digitales.

Comprenderás, entonces, que lo importante no es el soporte, sino el mensaje (las ideas) que los signos lingüísticos contienen y transmiten.

La formación universitaria, en cualquier disciplina, tiene como elemento indispensable el dominio de la expresión escrita, ya sea para conocer lo que otros ya han pensado, inventado, descubierto o narrado, ya sea para comunicar el propio pensamiento de un modo estable hacia los demás miembros de la comunidad académica o hacia otros ámbitos en los que pueda ser de utilidad.

Aunque las habilidades fundamentales del uso del lenguaje oral y escrito (gramática, ortografía, sintaxis) son propias de la enseñanza básica y media, la educación universitaria, tanto de pregrado como de posgrado, requiere que su empleo sea aún más intensivo y especializado para lograr las competencias científicas y profesionales que son fin y objeto de este tipo de estudios del más alto nivel.

De todas formas, a modo de recordatorio y de actualización, puedes encontrar algunas reglas de ortografía, redacción y sintaxis en el

Anexo II.

Se conoce mejor lo que se escribe

Si te fijas bien, existe también una razón pedagógica para encargar la elaboración de trabajos escritos a los alumnos universitarios. Sucede que el esfuerzo de expresar un concepto o de explicar un fenómeno o realidad, y más aún cuando debe ponerse esa expresión en un documento escrito, favorece una mejor comprensión en el autor de aquello que intenta explicitar para que lo conozcan otros a través de la mediación de su trabajo.

En tus estudios universitarios bien pronto te darás cuenta de que uno no ha aprendido realmente lo que no es capaz de explicar a otros. Esto se aplica con mayor intensidad a lo que uno no es capaz de relatar o describir mediante el lenguaje escrito.

Obviamente, eso requiere pensar lo que se quiere decir, buscar lo que otros han escrito, revisar distintas opiniones y formular la propia. Pero esta dinámica se perfecciona a medida que se va poniendo por escrito: al escribir, advertimos que tenemos que revisar nuevamente una fuente o que lo que pensábamos que teníamos claro no lo estaba tanto, y que hay que darle una nueva vuelta, incluir un nuevo matiz, una nueva fuente, y así sucesivamente.

Todo esto lleva a concluir que si haces un buen trabajo escrito, lo que habrás aprendido será mucho y lo tendrás más firmemente adherido a tu pensamiento que la materia que simplemente recogiste en tus apuntes de las clases del profesor.

Además, al hacerlo, irás adquiriendo, casi sin proponértelo, hábitos o modos de actuar que te servirán mucho en tu vida profesional, como el rigor, la perseverancia, la disciplina, la sistematicidad, el orden y la autocrítica en el razonamiento.

 

Verba volant, scripta manent

Puede agregarse una última razón por la cual los profesores solemos encargar trabajos escritos a los alumnos: consiste en la fijación y permanencia de la escritura. Los antiguos decían: verba volant, scripta manent (las palabras vuelan, lo escrito permanece). En similar sentido, el refranero popular enseña que “a las palabras se las lleva el viento”.

El discurso hablado tiene su riqueza: es más directo, va acompañado de gestos que incrementan la comunicación, etc., pero tiene la debilidad de que normalmente no es reproducible para aquellos que no lo escuchan (salvo que se grabe en soportes de audio o imagen). En cambio, lo que se escribe tiene una mayor permanencia, sobre todo si el soporte es el papel. Lo escrito en papel puede durar cientos de años.

Esta alta durabilidad permite que lo escrito ofrezca el estímulo al autor de querer plasmar lo mejor posible su pensamiento, porque podrá ser leído por muchas personas, incluso no conocidas por él. En un trabajo escrito no tienes que pensar que únicamente será leído por el profesor que lo encargó. Este puede dárselo a leer a sus ayudantes, a sus colegas, puede dejarlo como ejemplo para otros alumnos que vengan en años venideros, o incluso puede considerar que debiera publicarse en un medio de difusión en papel o digital.

Por todas estas razones, casi todas las carreras universitarias, incluidas también aquellas que no dicen relación con las humanidades o las ciencias sociales (Medicina, Enfermería, Psicología, Ingeniería Civil, Administración, Ingeniería Comercial, Auditoría, etc.), contemplan de una u otra forma la elaboración por parte de los alumnos de trabajos escritos. Todas ellas necesitan formar un profesional que sea capaz en su vida laboral de ejercer destrezas de comunicación escrita, por vía de memorias, informes, minutas, evaluaciones de proyectos y otros documentos propios del ejercicio de esa determinada profesión.

Esperamos que con estas reflexiones puedas advertir que los trabajos escritos no se encargan arbitrariamente o por mera rutina, sino porque son una manera privilegiada de enseñanza y aprendizaje en los estudios universitarios. Es cierto que requieren mayor esfuerzo que otras actividades curriculares, pero, si les dedicas el tiempo necesario y sigues algunos consejos como los que te entregaremos, te darás cuenta de que el empeño habrá valido la pena. Y no solo por una mejor calificación, sino por las habilidades y conocimientos que habrás adquirido y que serán decisivos en tu vida profesional.

Diversos géneros de trabajos escritos

Pluralidad de géneros

Los trabajos que encargan los profesores pueden responder a diversos géneros de escritura. Cuando hablamos de géneros nos referimos a las “distintas categorías o clases en que se pueden ordenar las obras según rasgos comunes de forma y de contenido” (Diccionario de la lengua de la Real Academia Española, voz “género”, acepción 6).

Estos géneros pueden variar según la disciplina científica: por ejemplo, es diversa la forma, el lenguaje, el estilo de un trabajo que debe escribirse para un curso de microbiología que otro que se ha encomendado a un alumno de periodismo. Pero incluso en una misma disciplina científica es posible distinguir también géneros diferentes: así en Ingeniería Civil puede tratarse de poner por escrito los resultados de un experimento (trabajo de investigación empírica) o de hacer un comentario de un capítulo de un libro de Física.

Sin ánimo de agotar el elenco de los géneros posibles, podemos decir que la mayor parte de los trabajos que encargamos los profesores a los alumnos universitarios pertenecen a alguna de las siguientes categorías: el trabajo literario, el trabajo informativo, el trabajo de investigación empírica, el trabajo de investigación interpretativo, el ensayo y el comentario. Veamos brevemente en qué consiste cada uno de estos géneros.

Los trabajos literarios

Llamamos trabajos literarios a aquellos que ocupan el estilo y las formas de lenguaje del arte de la literatura, que a su vez pueden dividirse en múltiples subgéneros: poesía, cuento, novela, guion de teatro o cine.

Estos trabajos exigen no solo que las ideas sean bien expresadas, sino que el lenguaje y el estilo brinden un goce estético al lector. La literatura expresa lo humano en el contexto de lo bello, de lo artístico (aunque haya muchas formas de hacer arte).

Los trabajos literarios no suelen ser encomendados a los alumnos universitarios, salvo en carreras en las que se estudia o se intentan dominar habilidades artísticas y sobre todo literarias.

Pero no hay que olvidar que un alumno universitario tratará no solo de ser competente en la profesión que ha elegido, sino una persona con una formación integral, entre la cual también debiera estar el aprecio por y el cultivo de ciertas destrezas o gustos artísticos (literarios, musicales, pictóricos). No es extraño que alumnos de diversas carreras incrementen su formación participando en concursos de cuentos, redactando poemas o canciones, o incluso obras literarias de mayor aliento. Recordemos que Nicanor Parra, uno de nuestros mejores poetas, estudió matemática y física y fue profesor de la Escuela de Ingeniería en la Universidad de Chile.

Los trabajos de información

Damos el título genérico de trabajos de información a aquellos escritos cuya finalidad única o principal no es crear o desarrollar nuevo conocimiento, sino informar sobre el conocimiento que ya existe en una determinada materia. Se suele dar el nombre de artículos o libros de divulgación científica a aquellas obras que tienen este fin más informativo que innovador.

Dentro de esta categoría pueden colocarse trabajos que, aunque no tienen por objeto aportar un conocimiento nuevo, son muy útiles para realizar sobre ellos trabajos de investigación o creación científica. Nos referimos a las labores de organización, fichaje o compilación.

Estos trabajos tienen por objeto una serie de documentos que pueden encontrarse dispersos o son de difícil acceso. Pueden consistir en un fichero, esto es, una organización sobre la base de diversos criterios: cronología, autor, materia, etc., o una compilación, es decir, una transcripción de los documentos ordenados también según algún criterio, y acompañada de índices. Por ejemplo, puede hacerse un trabajo de fichaje y organización de las autorizaciones del Instituto de Salud Pública respecto de ciertas substancias o medicamentos, o una compilación de las cartas de José Miguel Carrera durante su estadía en Estados Unidos.

Los trabajos de investigación empírica

Estos trabajos suponen que previamente se ha realizado un experimento o actividad de investigación de campo relacionada con hechos mensurables o cuantificables (encuestas, estudios estadísticos, índices económicos). Estos trabajos son más requeridos en las carreras que utilizan este tipo de metodologías, es decir, las que estudian ciencias exactas o empíricas, como Salud, Ingeniería, Economía o Administración. Pero también pueden darse en disciplinas que pertenecen a las ciencias humanas o humanidades: por ejemplo, en Derecho se puede investigar cuál es el monto que se otorga como indemnización por muerte de la víctima, dependiendo de ciertos factores, como la edad, la condición socio-económica, la ubicación geográfica del tribunal, etc. En Psicología, se puede encomendar un trabajo para esclarecer si el uso de ciertas técnicas de prevención del estrés disminuyen o no los accidentes en la empresa. Los trabajos empíricos de las ciencias sociales suelen utilizar las técnicas de investigación llamada “cualitativas”, por oposición a las “cuantitativas” que son preferidas por las ciencias experimentales. Son técnicas cualitativas aquellas que más que en la traducción numérica de los valores medidos y de su proyección hacia un universo más amplio, se focalizan en los discursos de las personas y en la interpretación de sus significados y repercusiones en un determinado ámbito cultural o social. El experimento, con sus grupos de ensayo y de control, o encuestas con rigor estadístico, son técnicas cuantitativas. En cambio, análisis de textos de prensa, entrevistas a personajes, observación de conductas sociales, pertenecen al área de la investigación cualitativa.

En todo caso, el trabajo debe surgir como resultado de la actividad previa que debe ser rigurosamente desarrollada. Si la investigación empírica no usa la metodología científica apropiada (elegir bien lo que se va a medir, las variables dependientes e independientes, el grupo de control, la selección de entrevistados o de las conductas a observar) o los datos no se recogen de manera exacta, el trabajo será de mala calidad, por mucho que el escrito que lo exponga esté bien redactado.

Este tipo de trabajos suele ser de extensión corta. Su redacción va acompañada de cuadros, gráficos o figuras que muestran los resultados de los experimentos, encuestas u otras investigaciones de campo.

Los trabajos de investigación interpretativa

La investigación interpretativa, a diferencia de la empírica, no se basa en fenómenos fácticos o hechos mensurables y medibles, sino en el mundo de las ideas, los conceptos, los argumentos, las teorías y la confrontación de opiniones. Es el tipo de investigación que se desarrolla en el ámbito de las ciencias humanas o sociales, como la Filosofía, las Comunicaciones, el Derecho, la Historia y las Artes.

Estos trabajos, en vez de actividades de carácter experimental, encuestas o entrevistas, se centran en problemas cuya solución se busca con argumentos que proceden de una previa exploración de las cuestiones que ya han sido tratadas por otros textos en el ámbito de esa disciplina. Después de establecer el estado de la cuestión, es decir, lo que actualmente se tiene por válido o más fundado en una determinada materia, el autor debe construir su propuesta y argumentar por qué ella le parece mejor que lo que se ha sostenido hasta entonces.

En estos escritos, la búsqueda bibliográfica y la lectura previa de los textos que serán la base del trabajo, resulta fundamental. Por eso, puede decirse de manera gráfica que el laboratorio de estos investigadores es la biblioteca.

Los ensayos

Los ensayos son trabajos que explicitan la opinión del autor sobre un determinado asunto que presenta interés por su actualidad u originalidad, pero en que no se sigue el estricto método científico, ya sea empírico o de interpretación, ni tampoco la cita o referencia de todas las fuentes en las que se basa el planteamiento.

El estilo de tales trabajos, por tanto, es menos escueto y frío que los escritos de investigación, suele ser más animado y sugerente, pero también es cierto que tienen menos valor como aporte al conocimiento, justamente porque no siguen un método riguroso.

Las conferencias o charlas, cuando se ponen por escrito, asumen el género del ensayo.

Los comentarios

Los trabajos que llamamos comentarios pueden ser de diferente naturaleza, pero tienen en común que en ellos el autor vierte ideas sobre otro texto. Estos comentarios, si son meramente descriptivos, es decir, si se limitan a sintetizar lo que se dice en un libro, artículo, sentencia, documento gubernamental o internacional, pueden considerarse trabajos de información o divulgación.

Es más meritorio cuando a la descripción se une la opinión crítica del autor. Decimos crítica en su sentido amplio de evaluación, que puede ser positiva, negativa o una mezcla de ambas.

Cuando se trata del comentario de un libro se suele distinguir entre reseña y recensión. La reseña es meramente informativa: se limita a dar a conocer los principales puntos contenidos en la obra y el interés que podría tener para diversos lectores. La recensión, en cambio, añade a lo anterior una evaluación personal del libro: se expresarán los aspectos que se estiman mejor logrados de la publicación, otros en los cuales existen errores o deficiencias y también aquellos que se hubiera querido que el libro incluyera y que no han sido suficientemente abordados.

¿Cómo determinar el género de tu trabajo?

Muchas veces el género de tu trabajo vendrá dado por la disciplina que estás estudiando o la del curso en el que te ha sido solicitado. Pero es cierto que en una misma disciplina pueden aplicarse géneros diferentes: por ejemplo, a veces se encomendará un trabajo de investigación, o solo un comentario o un ensayo con una opinión. Es necesario, en consecuencia, atender a las instrucciones que dé el profesor sobre el objeto y la metodología del trabajo para determinar cuál es el género preciso que deberás emplear.

Advertimos que algunas veces los géneros pueden mezclarse y el trabajo encomendado puede ser una combinación de algunos de ellos.

Si no tienes claro cuál es el género del trabajo que te ha sido encomendado, debes aclararlo preguntando al profesor o a su ayudante. Tomar esta precaución te evitará tener sorpresas desagradables al momento de la evaluación.

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