Creatividad e innovación

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Creatividad e innovación
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RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS

No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transcripción por ninguna forma o medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor.

ISBN epub: 978-9942-907-97-4

ISBN papel: 978-9942-907-86-8

Derecho Autoral: 047419

© CODEU

© José Ochoa

Primera Edición en español.

Editorial © CODEU – www.codeu.org.ec

Fecha de publicación: diciembre 2015

Imprenta: Gráficas Iberia - ediberia@gmail.com

Quito – Ecuador

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Para Carlos Ochoa,

hermano y amigo,

maestro y aprendiz

permanente de creatividad

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Índice

Introducción 6

Csikszentmihalyi, M. (1998) Creatividad. El fluir y la psicología del descubrimiento y la invención. Barcelona: Paidós. 11

Sternberg, D. y O’Hara (2000) “Intelligence and Creativity”, en Sternberg, R y .J. (ed.) Handbook of Intelligence. Cambridge: Cambridge University Press: Capítulo 27. 17

Marina, J.A. y Marina, E. (2013) El aprendizaje de la creatividad. Madrid: Ariel. 22

De Bono, E. (1997) Lateral Thinking. A Textbook of Creativity. Nueva York: Penguin. 28

Michalko, M. (2001) Thinkertoys. Cómo desarrollar la creatividad en la empresa. Barcelona: Gestión 2000. 34

Henry, T. (2012) Creatividad práctica. Generar espacios para tener ideas en menos tiempo. Barcelona: Random House Mondadori. 39

Florida, R. (2005) The flight of the creative class. The new global competition for talent. Nueva York: Harper Collins. 45

De Bono, E. (1982) De Bono’s Thinking Course. Nueva York: Facts on File. 50

Peters, T. (2005) La esencia: Talento (desarróllalo, véndelo, vívelo). Madrid: Pearson. 56

De Bono, E. (2005) Seis sombreros para pensar. Buenos Aires: Gránica. 61

Castro, E y Fernández de Lucio, I. (2013) El significado de innovar. Madrid: CSIC Catarata. 66

Johansson, F. (2005) El efecto Medici. Barcelona: Deusto. 73

Mulholland, A. y Earle, N. (2008) Mesh Collaboration. Creating new business value in the network of everything. Nueva York: Evolved Technologist Press. 78

De Bono, E. (1992) Seis pares de zapatos para la acción. Barcelona: Paidós. 83

Kelley, T. y Littman, J. (2010) Las diez caras de la innovación.Estrategias para una creatividad excelente. Barcelona: Paidós. 88

Sobre el autor 94

Colección “15 lecturas imprescindibles” 95

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Introducción

“Si eso pudiera hacerse, ya lo habría hecho alguien”. “No vamos ahora a inventar este negocio”. “Eso no nos lo aprobarían”. “No nos vayamos a meter en un callejón sin salida”. “¿Tú sabes cuánta gente habría que involucrar para eso?” “¡Cuidado con los experimentos! No vayan a explotarnos en las manos”. “Mejor no cambiemos lo que está funcionando”.

Esta es una colección de expresiones comunes que podríamos denominar ‘creaticidas’, que matan la creatividad. Y curiosamente el entorno en que más se escuchan son las reuniones etiquetadas como brainstorming o lluvia de ideas, es decir, aquellas en las que se deberían generar nuevas propuestas y donde la creatividad debería respirarse en el ambiente.

Esto ocurre porque en muchas organizaciones, de la creatividad se quiere el resultado, pero no se está dispuesto a pagar el precio del proceso.

Por otro lado, la innovación se ha convertido en nuestro tiempo en un imperativo en todas las organizaciones. Lo nuevo, que otrora fue considerado una amenaza (todavía hoy se le percibe así más de lo que parece), es ahora una necesidad para los entornos de emprendimiento en la sociedad y en los mercados, pero también dentro de las empresas (intraprendimiento) y en las organizaciones de toda índole.

Los retos se acumulan a gran velocidad, las posibilidades se suceden e incrementan con un mundo tecnológico de capacidad interminable de hacernos propuestas. Las personas tienen que convertirse en innovadoras, aún sin haber sido capaces sus organizaciones de adaptar sus estructuras y sus hábitos.

En este contexto, la innovación se ha convertido en una etiqueta no de excelencia, sino de supervivencia. Y para conseguir innovar, hay que crear, aunque la creatividad tiende a reprimirse en nuestros sistemas educativos y nuestros patrones de conducta laboral.

Por todo esto resulta pertinente cuestinarse sobre ambos conceptos, tan íntimamente relacionados: la creatividad y la innovación.

Comenzaremos por definir qué es creatividad de la mano de Mihaly Csikszentmihalyi (p. 15), quien nos ayudará además a entender el entorno, a veces contradictorio, en el que se produce la actividad creadora. Exploraremos qué atmósfera promueve la creatividad y qué significado tiene ese medio en diferentes ámbitos de actividad.

Una mirada desde las ciencias psicológicas nos permitirá saber qué relación hay entre la inteligencia y la creatividad. Robert J. Sternberg y A. W. O’Hare (p. 21) nos plantean en qué consiste dar una solución creativa a los problemas y nos acercan a la cuestión del papel de la creatividad en la educación.

Que la escuela no es el entorno donde se estimula y se fomenta la creatividad está generalmente asumido. José Antonio Marina y Eva Marina (p. 27) han estudiado las características de la creatividad y cuáles son los procesos mediante los cuales es posible promover su aprendizaje. El desarrollo de la inteligencia ejecutiva y la promoción de ciertos hábitos resultan claves de ese aprendizaje.

El egregio maltés Edward De Bono va estar presente en este volumen hasta en cuatro ocasiones. Quizá haya sido una de las personas que más ha trabajado por el desarrollo de la capacidad creativa. En un primer momento le pediremos (p. 33) que nos aclare en qué consiste en pensamiento no convencional, que también podemos llamar divergente o lateral. Se trata de aquél en el que la lógica cede paso a la imaginación y la invención, el que se salta los esquemas prefijados y propone alternativas inusuales.

De Bono ha propuesto técnicas y recursos para estimular la creatividad, algo que también ha trabajado Michael Michalko (p. 39), de cuyo volumen sobre los “juguetes para pensar” (thinkertoys) extraemos algunas de las estrategias cognitivas más audaces y eficaces a la hora de forzarnos a ser creativos. Es decir, ser creativos no por azar o serendipia, no por inspiración, sino deliberadamente.

Ese reto es algo que se plantea Todd Henry, el autor del podcast “Accidental Creative”, quien convirtió en libro (p. 45) sus experiencias, reflexiones y entrevistas sobre cómo se puede ser creativo en sesión continua, qué es ser un ‘creativo’, es decir, alguien que como actividad habitual tiene que proponer sus creaciones como soluciones a problemas. Henry nos indica qué capacidades y habilidades tiene que desplegar este tipo de profesional.

A este colectivo se refiere también Richard Florida (p. 51), que lo caracteriza y estudia, observando el impacto que su presencia y protagonismo tiene en una sociedad dada. Florida incluso recurre a un índice global de creatividad, según el cual Suecia y Japón destacan en la repercusión de la ‘clase creativa’ en el desarrollo social de sus países.

Con De Bono (p. 57) volveremos a pensar sobre el pensar. Qué es el pensamiento y cómo tenemos que activarlo para aumentar la creatividad será el tema vertebral de su curso para pensar, del que destacaremos alguna técnica particularmente eficaz.

Otro concepto al que se recurre en nuestra temática es el de ‘talento’. A él nos acerca Tom Peters (p. 63) con una reflexión sobre la relación de la innovación y la creatividad con el éxito. En el proceso creativo tenemos que asumir que no todos los resultados tendrán el mismo nivel, que no vamos a conseguir lo que buscamos a la primera. A la creatividad hay que darle tiempo, hay que ofrecerle oportunidades. En definitiva, hay que estar dispuesto a asumir riesgos y a tener sonoros fracasos. Así es como se llega a marcar la diferencia. Cada trabajo, cada encargo tienen la posiblidad de convertirse en algo excepcional, si somos capaces de encontrar en él ese potencial.

 

Nuestra forma habitual de pensar nos conduce reiteradamente a la argumentación, a la lógica del razonamiento, al pensamiento crítico. No obstante, Edward De Bono, nos ofrece una paleta más amplia de colores para pensar (p. 69). Nos propone que abramos la perspectiva y seamos capaces de usar seis sombreros distintos para pensar, con sus pros y sus contras, y nos ayuda a entender cuándo y cómo usarlos.

La creatividad es un ingrediente necesario para conseguir la innovación, pero definir ésta no es tan fácil. Elena Castro e Ignacio Fenández de Lucio (p. 75), miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, han trabajado muchos años en políticas de innovación en el marco de la Unión Europea. Sus estudios nos ayudan a entender mejor qué es la innovación, qué actitudes son necesarias y cómo se puede articular la actividad empresarial para promover la capacidad innovadora (modelos de innovación).

No todas las innovaciones son iguales. Unas permiten profundizar en un ámbito del saber, otras surgen de la intersección de las disciplinas. A ellas se refiere Frans Johansson (p. 83) con el término “efecto Médici”. En la Florencia de los Médici se produjo una confluencia de saberes que provocó unos niveles de creatividad y novedad que han quedado en la historia como hitos indiscutibles en las ciencias, las artes y las técnicas. Lo que explora Johansson es precisamente ese fenómeno y nos propone reproducirlo hoy en las organizaciones. Para conseguirlo tendremos que ponernos en la intersección, navegando en las aguas turbulentas en las que los ríos del saber se cruzan. Hacer esto supone entender que la innovación no se gestiona con los mismos parámetros que la operación habitual de una organización, sino que tiene sus propias reglas.

Este tipo de propuestas suponen un importante cambio de cultura en las empresas y las instituciones. Las tecnologías de la información nos ofrecen muchas posibilidades, pero hay que definir una estrategia adecuada que les saque partido y las oriente hacia la producción innovadora. Mulholland y Earle (p. 91) ponen el acento en la colaboración como palanca que acciona la creatividad y permite conseguir la innovación.

En el desempeño de nuestras funciones, estamos acostumbrados a que haya una forma específica de afrontar el trabajo, de dar solución a los problemas y cumplir con nuestro cometido. Una última visita a los trabajos de Edward De Bono (p. 97) nos plantea el reto de considerar seis actitudes diferentes para adaptar nuestra forma de tomar decisiones y actuar al contexto en el que tienen lugar. Es lo que él llama los zapatos con los que caminamos la vida. Saber elegir el calzado adecuado y comportarnos en consecuencia nos puede ayudar a ser más eficaces.

Muchos de los trabajos comentados en este libro apelan a la actitud y al esfuerzo personal. No es extraño, dado que la creatividad es por definición una actividad individual. A los equipos no se les ocurren ideas; es a las personas a las que se les ocurren. Por eso es tan importante fomentar un ambiente en el que el individuo tenga libertad para hacerlo.

¿Qué puede hacer, entonces, el equipo con la creatividad?

El grupo creativo puede clasificar y ordenar las ideas, priorizarlas, combinarlas y transformarlas. El equipo puede apoyarlas, conducirlas, realizarlas y difundirlas.

Por ello, en el esfuerzo colectivo de la innovación son necesarios múltiples enfoque, actitudes y roles. Un equipo creativo debe disponer de personas capaces de desempeñar papeles complementarios. Tom Kelley y Jonathan Littman (p. 103) usan su amplia experiencia con la empresa IDEO para retratar diez funciones que se pueden desempeñar en la colaboración innovadora. Unos roles se centran en los procesos de aprendizaje, otros en la organización y cumplimiento de los procesos innovadores y un último grupo, que se apoya en los anteriores, se centra en la acción, en la construcción de las soluciones innovadoras.

La apuesta por la creatividad y el camino de la innovación son en realidad un reto cultural. Son las organizaciones las que tienen que replantearse sus criterios, sus pautas y hábitos consolidados, y cuestionarse si son los adecuados para recorrer la senda innovadora donde hagamos que salten las chispas de la creatividad. Un viaje nada sencillo que creemos que vale la pena emprender.

José Ochoa, PhD PMP

Puerto España (Trinidad y Tobago)

Diciembre 2015

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Csikszentmihalyi, M. (1998) Creatividad. El fluir y la psicología del descubrimiento y la invención. Barcelona: Paidós.

En una cultura con campos de actividad y especialización tan diversos y que poseen un conjunto complejo de leyes simbólicas, alguien creativo no es quien transgrede las normas preestablecidas en un sector del conocimiento, sino el que consigue transformar ese sector de memes (unidades de información que forman un conocimiento complejo) en algo útil para sociedad. El resultado es la introducción de nuevos paradigmas o usos que benefician a la sociedad en su conjunto. Para ello necesita entrega, paciencia, pruebas y errores, y el crucial factor suerte.

Hay una creatividad cotidiana (no por ello desdeñable, aunque sí anónima) y una “Creatividad” con mayúsculas, que aporta cambios destacables en cualquiera de las ciencias o artes, aquella que merece el reconocimiento de los expertos en la materia y que a corto o largo plazo mejora sus prácticas.

Estadios de una mente creadora (las fases a veces se alternan y otras son simultáneas):

1 Preparación o inmersión en la premisa.

2 Incubación de la idea.

3 Intuición sobre la solución.

4 Evaluación de la viabilidad.

5 Elaboración del resultado.

Habilidades necesarias

Cuantos más campos se abarcan, menos especialización se tiene en cada uno, menos se conocen las normas clave de cada uno y por tanto más difícil es jugar con dichas normas para ampliarlas o transformarlas de forma novedosa (p.103).

El cociente intelectual medido con test tipo no analiza la curiosidad, el ingenio o la capacidad neta de enfrentarse a un problema con pensamiento divergente (solución no convenida a un problema dado lograda por medio de fluidez y asociación de ideas aparentemente inconexas).

Comportamiento paradójico del creador

Se manifiesta en diez actitudes duales como:

 energía desbordante y necesidad de reposo,

 ingenuidad o cierta inmadurez intelectual hace que no se conforme con lo que sabe y busque más pero siempre con una viveza mental y conocimiento previo,

 gusto por el entretenimiento sumado a la disciplina,

 plena consciencia de la realidad y sus normas, e imaginación para ampliarlas o modificarlas,

 introversión contrapuesta al intercambio de ideas (extraversión),

 humildad ante tu disciplina y sus artífices, y orgullo ante tus logros,

 sensibilidad respecto a tu entorno sumada a resolución y fortaleza de voluntad,

 tradicionalismo y respeto a la norma, pero también iconoclastia y búsqueda de nuevos usos,

 pasión por tu tarea o meta con su dosis de objetividad ante tus métodos o resultados,

 sufrimiento o ansiedad si no se logra lo proyectado o no se obtiene reconocimiento, y placer durante el proceso y al finalizar con éxito (p. 80-99).

Ambiente creativo

Es necesario un entorno sin apuros económicos, de intercambio y convivencia con mentes afines que se estimulan mutuamente y de lugares en los que se disponga de los medios, el interés y los profesionales adecuados para valorar los resultados del trabajo del creador. Si se han dado grandes cambios en la cultura a lo largo de los siglos es porque había lugares, medios y expertos que potenciaban dichos cambios. En la Florencia del siglo XV tan importante era Leonardo como los banqueros ilustrados Medici, que exigían resultados que pusieran la ciudad en la cumbre de la belleza y la erudición (p.64).

Campos de la Creatividad

 la palabra: Captar y detener la experiencia evanescente, poder leer mitos que reflejan las mentalidades antiguas conectándonos con el pasado. Crear belleza con orden (poesía). Potenciar la imaginación con cuentos…(p.275)

 la vida: Clasificación de los organismos o materias que nos rodean, los procesos fisiológicos. Métodos que han llevado a la comprensión del funcionamiento de enfermedades y su actual cura. Un campo inagotable en descubrimientos. (p.304)

 el futuro: Crecimiento energético, económico y social que sea sostenible y no colapse al final su propio sistema. Ámbito de concienciación sobre temas que afectan la vida humana a largo plazo como la guerra o la diferencias de clases (p.233).

 la construcción de la cultura (incorporación de memes), (p.360).

 la potenciación de la creatividad personal: Procurar evitar el agotamiento de la vida cotidiana, la falta de concentración y disciplina, y saber canalizar la energía creativa.

Guía de reflexión

Individual

Diez dimensiones de la complejidad

El ensayo se basa en unas 90 entrevistas a personas innovadoras (premios Nobel o artistas y científicos reconocidos) analizando mediante un test los factores que influyen en la creatividad de estos sujetos.

¿Puedes identificar si en algún momento de tu vida personal o laboral has percibido alguna de estas características? (p, 78ss):

 Energía – Reposo

 Ingenuidad – Viveza

 Disfrute – Disciplina

 Realidad – Imaginación

 Introversión – Extraversión

 Humildad – Orgullo

 Sensibilidad – Resolución

 Tradicionalismo – Iconoclastia

 Complacencia – Autocrítica

 Sufrimiento – Placer

¿Qué cualidades del carácter creativo consideras que tienes? ¿Cuáles te faltarían? De las señaladas arriba, piensa con qué actitudes complementarias y contradictorias te identificas más.

¿Están equilibradas de la medida que te permitan realizarte adecuadamente?

La tendencia hacia un lado de la balanza puede ser contraproducente para el resultado final:

 ¿El exceso de alguna de esas características te ha obstaculizado alguna vez?

 ¿Te habría resultado útil decantarte hacia el opuesto?

Debate

Según Csikszentmihalyi, la creatividad no es algo intrínseco a la persona creativa sino que depende de la sociedad que mide o regula el resultado de esta creatividad y lo aplica o no como válido a las prácticas de la cultura.

Si una idea es novedosa y revolucionaria pero nadie la aprecia, ¿lo es de verdad o no?

Temas complementarios

Cultiva la curiosidad

 Busca algo nuevo que te sorprenda cada día (música, lectura o comida).

 Sorprende a alguien cada día (con una opinión una variación en tu aspecto…).

 Escríbelo para que no quede olvidado.

 Presta atención a lo que te ha sorprendido profundizando en ello.

 No caigas en la inactividad mental.

 Busca algo que te ilusione para el día siguiente (p.395).

 Incrementa la complejidad de una actividad (p.397).

 Protege esa energía lograda con un horario y modificar el entorno para que te inspire (p.402).

 Busca un término medio entre puntos de tu carácter como ser más cooperativo su eres competitivo.

 Intenta aislarte en momentos de concentración (p. 408).

Aplicar la energía creativa

 Localizando un problema en un campo concreto y anticipándose a las consecuencias pensando las diferentes posibilidades para poner en práctica una solución.

 Empleando el pensamiento divergente para generar ideas aunque sean inverosímiles

 Retándote a ti mismo: Es importante buscar dotes para algo que creías no tener (p. 416).

Carácter y creatividad

El carácter puede facilitar o no el impulso creativo pero no es determinante. Entre los entrevistados había personas de todos los matices de personalidad y lo que les unía era la curiosidad, la pasión por un tema, la dedicación y las ganas de descubrir o superar metas. Es falsa la impresión extendida de que el creativo es huraño, depresivo o entregado a diversas adicciones.

 

Práctico y crítico

La capacidad creativa no solo trata de ofrecer soluciones ingeniosas o diferentes a las usuales, sino que éstas han de ser viables. La capacidad más importante del creativo es la de descartar con rapidez y eficacia las soluciones complicadas o inviables, ser autocrítico, selectivo y tener la humildad de reconocer cuándo algo no va a buen puerto.

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Sternberg, D. y O’Hara (2000) “Intelligence and Creativity”, en Sternberg, R y .J. (ed.) Handbook of Intelligence. Cambridge: Cambridge University Press: Capítulo 27.

La creatividad consiste en la producción de una idea o producto que sea al mismo tiempo novedoso y útil. En una definición amplia de la inteligencia se puede incluir la habilidad para dar forma al entorno. Para ello es necesaria la imaginación: imaginar cómo debería ser el entorno y cómo se puede conseguir que sea así. Sin embargo, para adaptarse uno al entorno hace falta poca o ninguna creatividad (p. 611).

La creatividad parece que implica varios aspectos de la inteligencia: síntesis, análisis y aspectos prácticos. Sin embargo, los psicólogos no han llegado todavía a un consenso sobre la relación entre la inteligencia y la creatividad. Se trata de un campo idóneo para la investigación (p. 627).

Podemos dar a la pregunta de la relación entre inteligencia y creatividad cinco respuestas distintas:

 Se trata de dos conjuntos que se superponen:

Es la visión más convencional. Se superponen en algunos aspectos y otros, no. Si la originalidad es la habilidad para responder a una situación de forma adaptativa e inusual, y la inteligencia es la habilidad para resolver problemas, los niveles más elevados de inteligencia serían manifestación también de originalidad. La diferencia es que en la resolución de problemas el objetivo inmediato es específico y la aproximación lógica y ordenada (p. 617ss).

 La inteligencia es un conjunto que incluye la creatividad:

En la estructura del intelecto de Guilford se distinguen 3 dimensiones:

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