Identidad. Represión hacia los homosexuales en el franquismo

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Identidad. Represión hacia los homosexuales en el franquismo
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IDENTIDAD - REPRESIÓN HACIA LOS HOMOSEXUALES EN EL FRANQUISMO










IDENTIDAD - REPRESIÓN HACIA LOS HOMOSEXUALES EN EL FRANQUISMO



© Lucas Jurado Marín



Diseño de portada: Mariano Espinar Ruíz



Iª edición



© Editorial La Calle, 2014.



Editado por: Editorial La Calle



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ISBN: 978-84-16164-11-0



Nota de la editorial: Editorial La Calle pertenece a Innovación y cualificación S. L.





Lucas Jurado Marín








IDENTIDAD - REPRESIÓN HACIA LOS HOMOSEXUALES EN EL FRANQUISMO








Editorial La Calle



ANTEQUERA 2014





Índice





Portada







Título







Copyright







Índice







Dedicatoria







INTRODUCCIÓN







HOMOSEXUALIDAD, UNA APROXIMACIÓN







HOMBRE, SEXO Y SOCIEDAD







DIAGNÓSTICO PRENATAL DE LA HOMOSEXUALIDAD







TERMINOLOGÍA







CONTEXTO HISTÓRICO







EL CINE COMO TRANSMISOR DE LOS NUEVOS VALORES







LA FAMILIA, PILAR DE LA DICTADURA FRANQUISTA







LEY DE VAGOS Y MALEANTES







LEY DE PELIGROSIDAD Y REHABILITACIÓN SOCIAL







LA REPRESIÓN A TRAVÉS DE ALGUNOS CASOS CONCRETOS







FERNANDO MARTÍN. ¿SU DELITO? DEFENDER SU IDENTIDAD







MANOLITA CHEN. ¿SU DELITO? DEFENDER SU IDENTIDAD







JOSÉ MARÍA RODRÍGUEZ. “NO TE PINTES PARA SER EL REÍR DE LA GENTE”







ALBERT MARTÍNEZ: “LA HOMOSEXUALIDAD NO ES ALGO QUE DESAPAREZCA CON LA EDAD… ES UNA CONDICIÓN QUE ESTÁ PRESENTE DE MANERA PERMANENTE EN EL SER HUMANO”







EUSEBIO VALDERRAMA. ¿SU DELITO? SER HOMOSEXUAL







ANTONIO RUÍZ. ¿SU DELITO? SER HOMOSEXUAL







RAMPOVA. ¿SU DELITO? SER HOMOSEXUAL







FEDERICO ARMENTEROS: “EXISTE UNA REALIDAD DE MAYORES LGTB NO VISIBLES”







EPÍLOGO. LA SOCIEDAD TE EMPUJA A CREER COMO NOCIVO AQUELLO QUE REALMENTE NO LO ES







BIBLIOGRAFÍA







AGRADECIMIENTOS







A mi madre, a José Antonio, a Salud, a Obdulia, a Ana, a Mariano, a Paco y a todos aquellos que dieron su vida por

 defender su identidad.



A la pequeña Julia, a la cual le auguro un gran futuro.




Me humillaron, vejaron, acosaron, insultaron,

 pegaron, maltrataron… todo por ser homosexual.

 Ahí comenzó el miedo a asumir mi identidad.





INTRODUCCIÓN








Cuando la editorial me propuso escribir este ensayo, lo primero en que pensé fue en el significado que tendría para mí y para el conjunto de la sociedad. De qué forma estas líneas resultarían útiles, a cualquiera que transite en soledad, por el largo y tortuoso recorrido que es la aceptación de la propia identidad, tanto por uno mismo como por el entorno. A veces, terceras personas provocan atascos en ese camino lleno de sinsentidos. Estas parecen no estar de acuerdo o no admiten la diversidad, que caracteriza a la sociedad y al conglomerado de seres humanos.



Creo que estamos en deuda con todas aquellas personas que duramente lucharon a largo de la dictadura franquista, la Transición y, por qué no decirlo, en el momento actual, para defender su identidad, para alcanzar la plenitud como seres humanos.



No ha sido nada fácil la aceptación por parte de una sociedad cada vez menos concienciada, ni tampoco por parte de aquellos que se han auto reprimido para no asumir lo que realmente son, bien por temor bien por circunstancias personales. A lo largo de las diferentes entrevistas, vais a poder ser partícipes de cómo una persona homosexual reprimirá su propio ser a favor de las exigencias de una sociedad cada vez más inflexible a nivel personal.



A parte de honrar la memoria, como he dicho anteriormente, de aquellos que lucharon por defender en tiempos política y socialmente convulsos, pretendo dar sentido a todo aquello que me ha ocurrido tiempo atrás, ya que, en parte gracias a ello, soy lo que soy en tiempo presente. Porque no hay nada más importante de cuales cosas nos ocurran que aceptarse como uno mismo es, libre como el agua que fluye río abajo y desemboca al mar.



En definitiva, se trata de devolver la dignidad y restituir la memoria de todos los que han contribuido a que hoy en día la homosexualidad no sea utilizada como un arma contra los que quieren ser ellos mismos, los que luchan por descubrir a la luz su apresada identidad, su realidad.



Uno de los miedos que tuve a la hora de asimilar mi homosexualidad fue el pensar en mí en tiempo futuro. ¿Qué sería de mí cuando fuera mayor? No tengo referentes homosexuales de personas de cierta edad. Los medios nos venden la homosexualidad como algo pasajero que se diluye con la edad. De hecho, en las series de televisión no aparecen mayores LGTB.



Aún hoy, en pleno siglo XXI, la homosexualidad no está completamente aceptada en la sociedad. Hay quien sigue creyendo que lo homosexual es sinónimo de pornografía, perversión y corrupción. Supone por un lado condenar socialmente a personas que por su condición sexual se ven abocadas a llevar una doble vida, una homosexualidad encubierta en pro de una heterosexualidad socialmente aceptada, para poder sobrevivir ante ataques ajenos. Sin duda alguna, en este ensayo se parte desde la nada y, poco a poco, nos iremos adentrando en las entrañas de la sociedad para comprobar mediante la legislación y con la ayuda de los represaliados de qué forma vivían su condición sexual en un periodo donde primaban más las apariencias que la propia realidad personal. Aunque, en cierto modo, en el momento actual sigue siendo igual, solo han cambiado los tiempos, las mentalidades parecen estar anquilosadas en un pasado no tan glorioso como algunos consideran.



Las víctimas del franquismo por su condición sexual son los grandes olvidados de la HISTORIA, y escribo historia en mayúsculas, porque con su sudor y sangre fueron escritas las líneas más cruentas y farragosas del franquismo, que hasta ahora nadie se ha atrevido a leer.



De igual modo, cabe advertir al lector que no se encuentra ante un ensayo al uso, sino más bien ante un ensayo atípico, donde priman lo autobiográfico y la subjetividad, pero sin renunciar por ello a los hechos históricos.

 





Lucas J. Marín





HOMOSEXUALIDAD, UNA APROXIMACIÓN








Quizás esta parte del ensayo sea la más difícil de digerir por el lector, pero no hay que restarle importancia, pues nos ayudará a comprender el posterior desarrollo de la consideración legislativa y social hacia la homosexualidad.



Las teorías sobre el origen de la homosexualidad son muy variadas y de diversa consideración. En 1825, Sir Alexander Morrison contemplaba la homosexualidad como un tipo de desequilibrio mental parcial, cuya principal característica es una inclinación irrefrenable hacia la realización del delito contra natura. La visión más científica en torno a la homosexualidad se desarrollaría a lo largo del siglo XIX.



Una personalidad del momento, Karl Westphal, que era profesor de psiquiatría en Berlín, fue el primero en considerar la homosexualidad como un problema clínico y científico. Con la publicación en 1869 de un artículo relatando el caso de lesbianismo en la revista Archiv für Psychiatrie, el sentimiento sexual contrario, como él había denominado a la homosexualidad, no era algo adquirido, sino congénito. En cambio, la del neurólogo Richard Von Krafft-Ebing se convertiría en una obra de referencia al considerar la homosexualidad como una psicopatología de la vida sexual.



Otra apreciación acerca de la homosexualidad no menos interesante es la que se hace en 1891 en el libro Die conträre Sexualenpfindung, donde la homosexualidad aparece como consecuencia de la masturbación. En cambio, el británico Henry Havelock descartaba la relación entre la homosexualidad y la masturbación.



Destaca el papel del padre del psicoanálisis, el señor Sigmund Freud, que desarrolló las teorías sobre el origen de la homosexualidad que más repercusión han tenido. Se refería a los homosexuales y lesbianas como desviados, distinguiendo en ellos tres tipos: invertidos absolutos, invertidos anbigénicos e invertidos contingentes. Los invertidos absolutos son los que posteriormente han sido denominados como homosexuales exclusivos. Los anbigénicos serían los bisexuales y los contingentes aquellos que tendrían prácticas homosexuales dependiendo de las circunstancias.



Según Freud, los invertidos, en sus primeros años de vida, sienten una fijación hacia la mujer tan fuerte que después de abandonar esa fijación se identifican ellos mismos con esa mujer y se toman a sí mismos como objeto de deseo sexual. El invertido o desviado, partiendo de su narcisismo, buscará en sus iguales alguien parecido a él, para darle su amor del mismo modo que su madre se lo había dado a él.



Asimismo, Freud consideró como factor importante a la hora de desarrollar una desviación homosexual la función del padre como eje fundamental, pues esta ocurre cuando su labor como padre no es correcta.



Otra teoría que ofrece Freud para explicar el origen de la homosexualidad es el narcisismo genial del individuo. Es tal la fascinación que este siente por los suyos propios que busca unos semejantes, al descubrir la carencia de pene por parte de la mujer.



Será en 1922 cuando Freud proponga una de sus teorías más arriesgadas, siendo la mujer el punto sobre el que se vertebre la homosexualidad, como consecuencia de la excesiva fijación del hijo hacia la madre. El niño pasará a identificarse con el sexo biológico al que no pertenece. En este caso, si hubiera un hermano mayor, este sería considerado como un rival en su camino.



Freud estaba convencido de que lo que realmente atrae a los hombres de otros semejantes homosexuales son las cualidades femeninas de estos. Además, considera que hay más lesbiana de carácter masculino que hombres afeminados.



Es preciso aclarar, como considera Juan A. Herrero Brasas, que Freud en ningún momento entiende la homosexualidad como una enfermedad, sino como una desviación de la norma, por lo que el tratamiento médico no estaría contemplado como una solución a esa divergencia.





HOMBRE, SEXO Y SOCIEDAD

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Hombre, sexo y sociedad es a la par una historia y un análisis de las costumbres y prácticas relacionadas con el sexo, sin excluir el tema de la píldora y de la revolución que esta ha supuesto en la sexualidad y en la educación sexual. El profesor Ashley-Montagu describe algunos de los ritos más primitivos que aún hoy se siguen practicando, critica los informes Kinsey, ataca a quienes por oscuras razones de una moralidad poco natural han hecho, a través de los siglos, que el sexo se convirtiese en algo oculto y prohibido. Va pasando revista a los mitos impregnados de temor y represión que circulan en torno a la masturbación y a la homosexualidad, impugnando asimismo los errores tan extendidos en torno a la virginidad, la menstruación y el embarazo. Otros puntos de que se ocupa el doctor Ashley-Montagu son la superioridad sexual de la mujer, los efectos psicológicos que sobre la personalidad tiene el orden de nacimientos, creencias y prácticas para determinar el sexo del futuro niño, costumbres y ritos relacionados con el sexo, cortejo y matrimonio. Al tratar todos estos puntos, el doctor Ashley-Montagu conjuga la biología, la genética, la sociología, la psicología y la etnología, y el resultado es un libro sumamente sugestivo y de amena lectura, al tiempo que sólido e instructivo desde el punto de vista científico.





La Vanguardia. Jueves 3 de diciembre de 1970. Pág. 52.



Al respecto de las teorías biológicas, son tres las consideradas. Por un lado la endocrinológica, la neuroanatómica y por última la genética. Será el científico alemán Gunter Döner, quien proponga que la homosexualidad está determinada por el número de hormonas masculinas o femeninas recibidas durante una etapa crítica de la fase prenatal.



En el siglo XX, destaca el estudio del científico Alfred Kinsey, el cual realizó el conocido por su nombre como “Informe Kinsey”. La importancia del mismo radica, en que fue la primera encuesta a gran escala sobre la sexualidad en los Estados Unidos de América, revelándose la homosexualidad como un comportamiento, o tendencia más frecuente en el comportamiento sexual de los humanos. Es el creador de la conocida como “Escala Kinsey”. Existen detractores de este tipo de estudios, por ejemplo hay quien considera la Escala Kinsey, como un estudio sin fundamento alguno, que pretende medir mediante con una escala, cuán homosexual se es en relación con un baremo establecido.







****1 M. F. ASHLEY-MONTAGU. Colección «Tiempo al tiempo». Madrid: Guadiana, 1970.







DIAGNÓSTICO PRENATAL DE

 LA HOMOSEXUALIDAD








La homosexualidad podría ser diagnosticada ya en el feto entre el cuarto y el séptimo mes de embarazo, según un estudio del Instituto de Endocrinología Experimental de la Universidad Humboldt de Berlín Oriental. Los seres homosexuales mostrarían una concentración hormonal distinta a los demás, informa el citado estudio. Sus autores, los doctores Ronde, Stahl y Douerner, creen que la homosexualidad es provocada por una deficiencia de hormonas andrógenas en el momento de la diferenciación cerebral. La alteración resultante en el cuadro de concentración hormonal puede ser detectada ya en el cuarto mes de embarazo, facilitando el diagnóstico precoz de una futura homosexualidad.





La Vanguardia. Domingo 7 de mayo de 1978. Pág. 53.



El recorte de prensa anterior está claramente en relación con la teoría hormonal, la cual alcanzó su momento álgido a finales de los años sesenta, siendo su máximo representante el científico alemán G. Dörner, quien consideraba que la cantidad de hormonas masculinas o femeninas durante una etapa crítica de la fase prenatal era decisiva en la futura orientación sexual. La aparición de una noticia de tal calado en la prensa nos permite hacernos una idea de la preocupación existente sobre la homosexualidad y de qué forma se podía prevenir su aparición. Quizás esta concepción hormonal de la homosexualidad abrió las puertas de la esperanza de aquellos que, obcecados consigo mismos, no deseaban “transmitir” la homosexualidad a sus hijos.








¿Qué he hecho yo para merecer esto? P. Almodóvar, 1984.



En relación a la consideración de que homosexualidad es igual a pederastia o abusos sexuales, podemos apreciar en la obra de Pedro Almodóvar ¿Qué he hecho yo para merecer esto?

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, donde la protagonista, madre de dos hijos, uno de ellos adolescente y traficante de heroína y el más pequeño habilidoso con las artes e interesado en los tebeos de chicas, ejerce de madre en un hogar corrompido por la miseria personal de sus habitantes, que tratan de sobrellevar el día a día en una ciudad en efervescencia, como era Madrid a comienzos de los años ochenta del siglo pasado. Encontramos a un personaje homosexual interpretado por el actor Javier Gurruchaga, que representa a un dentista con buena posición económica que se encapricha del hijo menor de Gloria, la protagonista. De esa relación médico-paciente surge una relación amorosa lujuriosa de interés para ambas partes. Se nos presenta al personaje homosexual como un ser sin escrúpulos interesado en jovencitos imberbes, es decir, un pederasta que compra al menor con objetos que no puede conseguir en su casa. De hecho, esta es una de las consideraciones que se tenían sobre la homosexualidad a finales de la década de los setenta del siglo XX. Como se puede leer en el apartado dedicado a la terminología, la homosexualidad se vincula estrechamente con la pederastia. Es justo lo que nos muestra esta maravillosa obra del director manchego: un joven homosexual interesado por la imagen que proyectaba hacia el exterior y en cubrir sus necesidades materiales de la mano de un señor mayor, que le compra con elementos ostentosos que le permitan dar rienda suelta a su creatividad. De hecho, en el film se da por sentada la normalidad de dicha relación.



Vemos a un joven homosexual, interesado únicamente en los placeres de la vida, el ocio y en disfrutar de su sexualidad. Lo mismo ocurre con el dentista, personaje encarnado por el genial actor Javier Gurruchaga, un señor que compra el amor del joven homosexual a base de caprichos. Las miradas entre ambos personajes son de complicidad y aceptación por parte de ambos. La imagen que se transmite de la homosexualidad es la que buena parte de la sociedad del momento concibe. Por un lado, se nos muestra como una alteración de la conducta, una desviación, una deficiencia en el menor que es aprovechada por el adulto que, con ingenio y dinero, manipula al joven, para obtener favores sexuales a cambio de cubrir sus necesidades materiales, como se ha dicho anteriormente.



Esto no es nada más que un fiel reflejo de la concepción de la homosexualidad por parte de la sociedad del momento y, en buena medida, sigue estando vigente en la mentalidad de algunas personas.



En 1968, llegó a las librerías un estudio

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 del británico Michel Schofield, auspiciado por el Ministerio del Interior de Gran Bretaña junto al Birkbeck College, en el cual se distinguen tres tipos de homosexuales. En un primer grupo, comprende los homosexuales que se encuentran en prisión, en un segundo apartado, los homosexuales que permanecen en clínicas, y, en un tercer grupo, los que nunca han sido arrestados.



A pesar de esas tres categorías de homosexuales, encontramos dentro de los considerados homosexuales dos subtipos: por un lado están los que “molestan” a los niños y por otro los que tienen tendencia a los adultos. Nuevamente encontramos a finales de los sesenta la consideración de que homosexualidad y pederastia van de la mano. Sin embargo, un artículo

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 publicado por La Vanguardia en 1968 señala que la pederastia es un fenómeno separable de la homosexualidad y no debe de ser confundido con esta. Quizás aquí encontremos un punto de inflexión con el resto de consideraciones y teorías al respecto de la homosexualidad.

 



En la siguiente imagen, procedente de un expediente penitenciario de los años setenta del siglo XX, se puede apreciar cómo aparece camuflado, mediante la denominación de “abusos deshonestos”, lo que realmente es un acto de pederastia.








Nuevamente, en otro artículo de prensa, que más adelante se reproduce, se hace alusión a la homosexualidad en un contexto que difiere del actual. Ya hemos visto cómo se la cataloga como perversión, apareciendo junto a la pederastia, la pornografía o la prostitución. A continuación, reproduzco un fragmento del citado texto (la noticia es relativa a Italia):





La Vanguardia, 6 de septiembre de 1968.



La Fiscalía de más alto Tribunal del país expresa su inquietud respecto al tráfico de drogas, el comercio del cuerpo humano, la corrupción de menores, el alcoholismo, la homosexualidad, la venta y distribución de publicaciones pornográficas extranjeras, etcétera.





En otro artículo

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 del mismo periódico, la homosexualidad es considerada como una conducta antisocial, equiparada al gamberrismo, a la prostitución y al tráfico de drogas. Vemos pues como una vez más aquello que difiere de la norma, de lo común, es considerado hecho delictivo. Ello aparece en relación a la resocialización de los entonces denominados “vagos y maleantes”.



El siguiente artículo

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 se enmarca dentro de un apartado denominado “Las Tareas de la VII Semana de la Salud Mental”. Obviamente, la homosexualidad en la época, e incluso hoy en día por parte de algunas personas, sigue estando considerada como una enfermedad mental. A continuación, reproduzco un fragmento del texto:





Por la noche, en el local parroquial de las Viviendas del Congreso, se celebró con gran asistencia de público un animado coloquio, dirigido por los doctores Corominas, Cireras, Hernández Peña y Serrat y doña M. Torrents, pedagoga, acerca de los problemas con que se enfrenta el joven de hoy en su adaptación al mundo de los adultos, problemas que en muchos casos pueden ser fuente de tensiones y trastornos, y se señalaron caminos para solucionar en lo posible estos probables peligros para la salud mental. También por la noche tuvo lugar en la Travesera de Gracia, 47, una sesión científica, a cargo de los doctores Coderch, Font Roción y Masaoa, sobre aspectos sociales, factores causales y directrices terapéuticas en la homosexualidad, tema de gran interés en toda campaña de Higiene Mental.





No olvidemos que, al ser considerada una enfermedad, se intentó buscar cura a la homosexualidad. Valga como ejemplo el siguiente anuncio de prensa del 22 de febrero de 1970. El texto en cuestión dice lo siguiente: “¿Cómo se explica la homosexualidad? ¿Cómo se cura?”



Siguiendo esta línea, en 1974 aparece publicado en el periódico La Vanguardia un artículo acerca de la criminalidad y su vinculación con la homosexualidad, siendo las siguientes líneas la opinión de un doctor al respecto:





(Dr. Sales.) —Yo también creo que puede haber homosexualidad, al menos como tendencia, aunque otros factores personales pueden poner freno a la misma. He conocido casos de pacientes que luchaban de una forma desesperada contra dicha tendencia. Por otra parte, tengamos en cuenta que los crímenes de los homosexuales son siempre muy complicados.








El siguiente titular apareció en la portada de La Vanguardia el 24 de junio de 1970, momentos en los que aún se discrepaba sobre la reforma que cambiaría el estatus social de los homosexuales, los cuales pasarían a engrosar la lista de los considerados como peligrosos. Vemos como una vez más aquello que escapa a la norma, a los valores establecidos, es percibido por el Estado como una amenaza, actualizándose la vieja Ley de Vagos y Maleantes por una más acorde a los nuevos tiempos que, por otra parte, seguían denigrando a los homosexuales.








Actualmente, la consideración hacia los homosexuales es muy diversa. Hay quienes no nos consideran “hombres” en el sentido estricto de la palabra, sino como “menos hombres”. Es como si la virilidad fuera medida por la condici�