La ventana del diablo

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La ventana del diablo
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La ventana del diablo

Miguel Ruiz Campos

Índice

Créditos

Prólogo

La ventana del diablo

© Miguel Ruiz Campos

© La ventana del diablo

Marzo 2021

ISBN papel: 978-84-685-5612-3

ISBN ePub: 978-84-685-5613-0

Editado por Bubok Publishing S.L.

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Tel: 912904490

C/Vizcaya, 6

28045 Madrid

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Prólogo

Nací en los años 50 concretamente en el año 1951 y aunque las cosas habían cambiado algo con respecto a los años 40, pero no mucho, y es por eso por lo que tengo alguna referencia sobre las costumbres y maneras de vivir que había por entonces, y por eso las expreso en esta novela que me atrevido a escribir, cuyo título es La Ventana Del Diablo, que este modesto escritor servidor de ustedes ha pensado siempre a lo largo de toda su vida, ¿Qué será el diablo? Y ¿Dónde estará?

Lee la novela y haber si compartes conmigo todo lo que expreso en la misma.

Gracias.

Miguel Ruiz

La ventana del diablo

Eran los años cuarenta, en aquel pueblo de Andalucía cuando los años eran difíciles vivía una familia de clase obrera y muy humilde, Samuel y Aurora, los cuales, a pesar de su pobreza, eran un matrimonio muy feliz.

Tenían dos hijos Antonio y Rosa, su dedicación al trabajo era ejemplar por ambos, Samuel labraba la tierra, en la casa de uno de los terratenientes del pueblo. Rafael y Julia, que les tenían un gran aprecio y los querían mucho, ya que su comportamiento era ejemplar.

Aurora se dedicaba a las tareas de su casa y en su tiempo libre iba a casa de Julia a planchar y a hacer labores de la casa. Antonio hijo de Samuel trabajaba repartiendo el pan de la panadería de Joaquín, y Rosa trabajaba a veces en las recolecciones, y en una casa de modistos cociendo. Era una muchacha linda, guapa y con un pelo moreno que enloquecía a todos los mozos del pueblo.

Estando trabajando en la recolección de la aceituna conoció a un muchacho en el Tajo donde ella trabajaba, era un muchacho atractivo y agradable de nombre José. Él mientras trabajaba no dejaba de mirarla, así pasaban los días. José era un poco tímido y no se atrevía a decirle nada, y se conformaba con lo poco que hablaba con ella, en las tareas del trabajo. A pesar de su timidez José ya venía de una relación con una muchacha de 18 años, hija de Joaquín el panadero, a la que le unía una amistad con Antonio, hermano de Rosa. Era una muchacha muy liberal y muy de la calle, y yo me atrevería a decir que también muy descarada; antes de estar con José, había tenido ya relaciones con el hijo de los dueños donde trabajaba Samuel, el padre de Rosa.

Es decir, el hijo de Rafael y Julia era un muchacho conflictivo, y tenía unas amistades un tanto peligrosas, lo que se suele llamar unas malas juntas, que no eran acordes al estatus social de su familia, lo que desprestigiar a las mismas. Este muchacho de nombre Eusebio, debido a su comportamiento le llamaron Eusebio “El golfo”.

Un día estando paseando con Marcelina hija de Joaquín el panadero y ex novia de José y novia del anterior amante, tuvo una disputa con ella, pues eran los dos de la misma calaña, prepotentes orgullosos y de malos sentimientos. La madre de Eusebio, Julia sufría mucho y le comentaba a Aurora, la madre de Rosa “Aurora no sé lo que vamos a hacer con este muchacho, madre mía lo que nos está haciendo sufrir”. Le respondió Aurora no digas eso no te aflijas, pues hasta cierto punto es todavía un muchacho joven. Respondió Julia no es tan joven son 20 años ya y es que no sienta la cabeza respondió otra vez Julia, y que me dices de la muchacha de Joaquín el panadero, Marcelina, con la que estuvo mi hijo, ya que es otra igual ya llevas dos muchachos y mi hijo y José que le dejara mi hijo Eusebio lo veo casi normal pues mi hijo no encaja con nadie pero que la dejara José, un muchacho con talento y de buenos sentimientos es porque ella es una muchacha de pocos sentimientos morales, y le da todo igual, que envidia me da de tu hija Rosa lo buena y lo noble que es y tu hijo igual pero en fin todo no se puedo tener en la vida, dinero y felicidad es imposible.

Cuando se marchó Aurora de casa de Julia donde había estado planchando y haciendo algunas labores de la casa, y entablaron esa conversación le dio que pensar y decía bajito entre ella misma, no es oro todo lo que reluce pues en todos los sitios cuecen habas, me da mucha pena, pues aparte de trabajar en su casa y el marido en el campo eran buenos patrones, y les tenían un gran cariño. Al llegar a su casa, la estaba esperando su hija Rosa, pues ya había vuelto del trabajo del taller de modista, Rosa tenía un gesto muy alegre, y muy contento, pues no podía disimular que se estaba enamorando de José, aunque José por su timidez no se lo demostró, pues fue solamente con sus miradas hacia ella. Era una mirada de cariño y amor, que Rosa no se podía quitar de su mente y es que había llegado el amor para ella, su madre Aurora al verla tan contenta y llena de felicidad le dijo: Rosa hija, te veo muy contenta se te un gozo en tu mirada que no es el habitual, que ocurre, no será que estás enamorada; contestó Rosa: madre no lo sé todavía, no se me ha insinuado, pero solamente con su mirada me ha llenado el alma de cariño, respondió Aurora su madre, y ¿Quién es él?, es José el que trabajaba junto en la aceitunas, de Rafael el patrón donde trabaja padre, y usted. José es el hijo de los Rosales por lo que se comenta, buen muchacho y prudente, contestó Aurora su madre, lo sé esta tarde estando planchando donde Julia hemos tenido una conversación sobre la mala vida que lleva su hijo Eusebio, la cual está muy disgustada por las malas juntas que tiene y el desprestigio que está causando a la familia, también me ha comentado de su noviazgo con la Marcelina, la hija de Joaquín el panadero, una muchacha golfa de la calle, y una descarada, es decir lo mismo que Eusebio, que lo que me parece mentira, es que me ha comentado y te lo voy a decir, es que José del que está enamorada, ha sido novio de esa tal Marcelina, y me ha comentado Julia que la dejara, mi hijo es normal, pero que la dejara José es porque ella es una golfilla de la calle, si hija yo también me siento feliz porque te has enamorado, que voy a querer yo para ti, lo mejor del mundo, como Julia hubiese querido para su hijo Eusebio, pero en fin, a pesar de tener dinero, y una familia bien, la suerte a veces es maldita, y el dinero no da la felicidad, contestó Rosa a su madre, no madre el amor es lo importante, no me casaría nunca por dinero, aunque José es un jornalero, no lo cambiaría nunca por uno con dinero, contesta Aurora a su hija; hija te admiro por tu sinceridad y talento, pues con 19 años no son todas igual que tú, bueno y tu hermano Antonio, que sois la envidia de muchos, entre ellos Rafael y Julia, que no tienen por menos que decírmelo a mí misma, pues sienten una envidia sana, hacia nosotros, y Julia misma me dijo, que no está orgullosa de ser rica, pues me ha dicho que hubiese preferido ser pobre, y tener más felicidad en su casa, Julia es una mujer sincera, y la honra su sinceridad, terminaron la conversación y Rosa se fue a su habitación pues toda las tardes regaba las macetas, que tenía la ventana, que parecía un vergel llena de flores. Rosa cogió la regadera, y se puso a regarlas, estando regando se presentó José vistiéndose de valor pues a pesar de su timidez, le dijo a Rosa como se llama la flor más bonita que hay en la ventana yo diría Rosa, contestó y como se llama el galán que lo dice, yo diría José; José se quedó completamente mudo no sabía responder a las palabras llenas de amor de Rosa, la ventana se había convertido en un jardín de felicidad, ya lo había sido otras muchas veces, pues sus abuelos y sus padres, había hablado en la misma ventana, pues era la manera de tener, idilios los noviazgos, en esos años, Aurora se había quedado en la cocina, haciendo la cena, esperaba a su marido Samuel y a su hijo Antonio que regresaban del trabajo, al terminar de regar las plantas, Rosa se metió en su habitación, a hacer algunos trabajos relacionados con el taller de modistas, donde trabajaba, al mismo tiempo pensaba dándole vueltas a la cabeza, cómo es posible que José sea tan tímido pues no lo entiendo, como siendo así, ha podido ser novio de Marcelina, con la golfilla y descarada que es, no lo entiendo pero en fin... si se lo dijo Julia a mi madre, es porque es verdad, Rosa había empezado a tener, algo de celos, y un poquito de desconfianza, y pensaba, si a mí me hace igual, Rosa era tan responsable y no podía pensar que le pudiera pasar igual que a Marcelino, que la dejara y en aquellos años, que a una mujer la dejará su novia, suponía mucho, es decir que tenías muy pocas posibilidades de volver a encontrar otro, pues eso a los hombres no les gustaba, por otra parte pensaba la golfilla es ella, pues lo mismo que la dejó José la dejó Eusebio, pero claro Eusebio es normal que la dejara, es un muchacho muy inseguro de sí mismo. Eusebio hasta los 15 años era un niño normal, y juguetón y muy cariñoso con su familia, y con todos ¿Qué le parecía después?

 

Eusebio una tarde salió a dar un paseo con sus amigos del colegio, a las afuera del pueblo, en una zona donde los antiguos decían y comentaban, que había existido un cementerio, y al lado había un caserón en ruinas, cargado de misterio y poseído por el diablo. El caserón estaba cerrado, los cristales de la ventana rota, y una ventana estaba la reja tirada en el suelo dijo Eusebio a sus amigos, anda que bueno... podemos pasar por la ventana y vemos la casa, pues dicen que es una casa encantada, respondieron los amigos, eso es un rollo y un cuento, entramos y ahí dentro jugamos a una partida de cartas, respondió Eusebio y la baraja, contestó un amigo de Eusebio, la llevó yo, ya venía pensando en ello, entraron en el caserón, y después de curiosear por todas sus habitaciones, bajaron al salón que daba a un patio interior, todo lleno de jardineras, y cubierto de enredaderas y yedra, todas la paredes, aquello daba sensación de miedo, pero ellos a pesar de eso, se sentaron en el salón y se pusieron a jugar a las cartas allí, estuvieron tres horas, pues eran ya la siete de la tarde, en un mes de noviembre, ya era de noche, dijo Eusebio a los amigos, porque no lo dejamos ya pues se está haciendo de noche, contestó uno de los amigos; sí cuando terminemos esta partida, no habían terminado la partida, cuando uno de los amigos de Eusebio, miró hacia el jardín y vio cruzarse varios murciélagos, a través de las ventanas y dijo ¡oh terror! Esto parece una casa embrujada, salieron corriendo a buscar la ventana, que tenía caída la reja, y cuando iban a salir estaba la reja llena de murciélagos, revoloteando alrededor de ella, al ver esto salieron todos corriendo por la ventana, pero Eusebio con tan mala suerte tropezó en la reja, y se hizo una herida en la pierna, sin darle importancia a la herida que se había hecho salió corriendo, pero aterrorizado por lo que había visto.

Al llegar al pueblo, se juntaron los cuatro amigos y le dijo tenéis miedo, respondieron los cuatro estamos aterrorizados, respondió Eusebio, ya lo he visto pues no me habéis echado ni una mano cuando me he caído en la reja, respondieron los amigos, perdona pues estábamos tan aterrorizados que no hemos caído en eso respondió Eusebio, sí lo comprendo yo estoy muy nervioso y muy mal, se fueron cada uno para su casa como si nada hubiese pasado, pero esta tanto el terror que llevaban, que no se lo podían quitar de la cabeza, el más aterrorizado era Eusebio, pues al caerse en la reja, sintió un miedo y un terror, que más tarde le traería secuelas, y unas grandes consecuencias.

Sus cuatro amigos, a la semana de pasarles esto ya había superado el miedo y el trauma, pero Eusebio seguía igual con el mismo terror que vivió esos segundos que estuvo caído sobre la reja, pasaron dos meses, y Eusebio no se recuperaba, pero él lo sufría y se lo callaba, pues no quería decirle a sus padres nada, para no hacerles sufrir, y para que no se enteraran que habían estado en ese caserón, ya que ese caserón solo lo frecuentaba, la gente de mal vivir, mendigos y algunas golfillos, para jugar a las cartas que por entonces, estaba prohibido hacerlo, y menos en sitios públicos, pues al final de todo Eusebio no era un muchacho malo ni de malos sentimientos, pues él prefería sufrir y aguantar con su mal, que le fue causado a través del susto tan grande que se llevó cuando cayó en la reja de los murciélagos, pues el trauma que le causó ha dado lugar a cambiar toda la personalidad de Eusebio, y lo ha convertido en un ser deprimido, a veces dado a la bebida y a la golfería, y a estar totalmente descentrado, han pasado 5 años, y Eusebio sigue igual pues no se le quita de la cabeza aquel momento que pasó tan malo en el caserón, y al mirarse la herida que le quedó al lastimarse con la reja en la pierna, siente recuerde, ya que la herida se le quitó pero le quedó una marca, cuya marca es la misma silueta a un murciélago, parecido a los que vio en la maldita reja. Eusebio actualmente tiene 20 años y llevaba sufriendo y aguantándose el trauma 5 años, pues a pesar del trauma que tenía y la posible depresión Eusebio seguía con las malas juntas, y metido en la bebida y con las mismas golferías, y es por eso que sus padres no se daban cuenta de la posible depresión que había cogido su hijo, por todo eso le pusieron de mote Eusebio el golfo.

Un día se encontró con Antonio hermano de Rosa y le preguntó Eusebio que pasa Antonio, que tal anda Marcelina mi ex novia, sigue igual de golfilla respondió Antonio, hombre Eusebio tú tampoco puedes presumir de santo, respondió Eusebio no Antonio, no pero te lo voy a contar a ti en confianza, yo no soy tan malo, es que llevo pasándolo muy mal, 5 años respondió Antonio, pues qué te pasa, es largo de contra, luego quedamos cuando tengas más tiempo, y te lo contaré todo, pues quiero desahogarme con alguien, y lo voy a hacer contigo, que creo que me aprecias, tú y tu familia, y nosotros os queremos mucho, Antonio se fue a realizar su trabajo que es lo que estaba haciendo cuando vio a Eusebio, al terminar su trabajo, Antonio se fue a su casa pues eran ya las dos de la tarde, allí le estaba esperando su madre Aurora, que estaba haciendo unos andrajos andaluces con liebre, una comida muy andaluza y de la tierra, al llegar Antonio le dijo su madre Aurora, hoy te has descuidado un poquito pues todos los días vienes sobre la una y media, y hoy son las dos, respondió Antonio a su madre, sí es que me he encontrado con Eusebio el hijo de Rafael y Julia, y ¿qué es de él? Preguntó Aurora a su hijo Antonio, respondió Antonio, bueno parece ser que no es tan malo lo pinta, me ha comentado algunas cosas de su vida, pero me ha dicho que quiere hablar conmigo y desahogarse de cosas, por lo visto algo grave sobre su vida personal, contestó Aurora, bueno voy a preparar la comida que tu padre está al llegar, preguntó Antonio, pero es que viene padre hoy a comer, le contestó su madre sí, es que han terminado el trabajo que tenían que hacer por la mañana, y Rafael el patrón, le ha dicho que hasta mañana, no van a otro tajo, preguntó Antonio a su madre y mi hermana Rosa no ha venido, si está en su habitación planchando, unas camisas tuyas y de tu padre, respondió Antonio a su madre vaya hermana que tengo, es la envidia de todas la chicas del pueblo, de guapa y trabajadora, respondió su madre. Si no eres tú solo él que lo dice, lo dice todo el pueblo, y de ti también hijo, Julia la madre de Eusebio me lo ha dicho muchas veces, que daría yo por tener unos hijos como tú Aurora, y es que debido al problema, que tienen con su hijo Eusebio, y como es hijo único, a pesar que es un matrimonio muy unido, y se quieren mucho, no gozan de una felicidad que le podría permitir, su status social, y su bienestar económico, en fin en la vida todo no se puede tener completo, dijo Aurora a su hijo Antonio, vais a poner la mesa, que padre estar al llegar, y se van a quedar frío los andrajos, contestó Antonio ¡ay que ricos ¡, a pesar que mucha gente no los conoce, pero en fin a mi encantan.

Al llegar Samuel, ya estaba la mesa puesta y todos esperándoles que llegara, pues era una de las buenas costumbres, que se tenía para con los padres, que lamentablemente se está teniendo. Se pusieron a comer y entablaron una conversación sobre José, el pretendiente de su hija Rosa, y le pregunté su padre Samuel, a su hija Rosa, hija ¿Qué tal?, pues ya me he enterado que te ha pretendido José el hijo de Feliz y Angustia, en fin… el de los Rosales, Rosa se puso un poco nerviosa y colorada, y le dijo su padre, si padre se me ha insinuado algo, parece buen chico pero es tan tímido que no, se atreve ni a pedirme relaciones, respondió Samuel a su hija Rosa, bueno hija tranquila, estas cosas poco a poco, que las cosas tan deprisa no suelen salir bien, y en un pueblo la que pierdes eres tú, y ¿Dónde trabaja?, preguntó Samuel a Rosa, bueno me comentó que cuando terminamos la recolección de la aceituna, que sabes que estuvo con nosotros en la finca de Rafael el patrón tuyo, se fue a trabajar a la finca de Jacinto “el solterón”, y me ha comentado que está muy bien, y le ha prometido trabajo para mucho tiempo, pues posiblemente lo hagan encargado, como Rafal tu patrón te hizo a ti, respondió Samuel a su hija Rosa, si se le ve un muchacho serio y trabajador, bueno hija te deseo suerte, que voy a querer yo para ti.

Terminaron de comer, y Samuel se fue a dar un paseo por el campo, Antonio se fue donde su jefe Joaquín a continuar con su trabajo del pan, y Rosa se fue a la casa de modistas, donde trabajaba y Aurora se quedó recogiendo la mesa, y haciendo las labores de su casa, al terminar Aurora las cosas que tenía que hacer en su casa, se fue a planchar a casa de Julia y Rafael, los patrones de su marido Samuel, pues era uno de los días que le tocaba ir a hacer algunos trabajos de la casa, pues aparte de venir muy bien ese dinerillo ganado por esas horas echadas de trabajo, también le venía muy bien y le servía de distracción una vez que se sentía hasta bien, pues por la amistad que ambas les unía, además de ser ellos los patrones del trabajo, les unía una amistad que yo diría como si fueran de la misma familia, Aurora estuvo toda la tarde, planchando y no dejaba de darle vueltas a la cabeza, sobre lo que le había dicho su hijo Antonio, de Eusebio, el hijo de Julia, que tenía que hablar con él y contarle muchas cosas graves sobre su mala vida, y que a la vez le dijo que él no era tan malo, pero Aurora, aunque estaba hablando mientras planchaba con Julia la madre de Eusebio, a pesar de que no se lo podía borrar de su mente, jamás le dijo nada, pues estaba esperando, que su hijo Antonio quedara con Eusebio, y éste le contara, todas las cosas que dijo que tenía que decirle, terminó de planchar y se fue a su casa, pues ya eran las ocho de la tarde, y ya estaban allí su marido Samuel y su hija Rosa, al llegar Aurora le dijo su hija Rosa, que tal madre, que tal la plancha, bien hija y tú qué tal con la costura, bien madre, respondió Samuel vaya, el único que no he hecho nada hoy soy yo, pues he estado toda la tarde paseando por el campo, pero en fin mañana me toca a mí madrugar ya que tenemos un día bastante ajetreado de trabajo, Rosa se metió en su habitación pues siempre que llegaba a casa de su trabajo, se llevaba algunas cosas del taller, de modistas para hacer algunos arreglos, que al final se ganaba algunas perrillas, que no venía nada mal aparte del sueldo que tenía asignado a la semana, por otra parte José el pretendiente de Rosa que había terminado su día de trabajo en casa de Jacinto el solterón y con el que estuvo comentando algo de su posible noviazgo con Rosa, estaba llegando a casa de Rosa bastante animado y con bastante menos timidez de la que normalmente tenía, parece ser que la conversación que tuvo con Jacinto a pesar de que Jacinto el solterón era otra igual que él, más corto que las mangas de un chaleco, pero claro tenía más años y sin duda los años siempre dan experiencia, y le dijo la conversación que tuvieron los dos, chico no seas tonto vaya muchacha que te vas a echar por novia, quién estuviera en tu pellejo. Como te envidio pero en fin, yo ya con 50 años donde voy pero tú un muchacho joven échale valor y deja la timidez a un lado y vete a buscarle y se lo dices por las claras, que la quieres por novia, y no te la dejes perder, pues una gran muchacha y buena persona, y guapa que es toma mi consejo y no seas tonto, al llegar José a la puerta de casa de Rosa, estuvo un rato esperando debajo de la ventana, pues él sabía que a esas horas Rosa salía a la ventana a regar las plantas, cuando llevaba un rato y Rosa no salía, José dio un silbido que él sabía que a Rosa le tenía que sonar, pues cuando estaban en la aceituna algunas veces José silbaba, y él sabía que a Rosa le gustaba mucho su silbido, bueno él sabía que a Rosa le gustaba todo él, pues sus miradas lo decían claro, al escuchar Rosa el silbido le entró una gran alegría por su cuerpo, y dijo para ella, este es José qué alegría más grande tengo, no lo pensó más cogió la regadera, abrió la ventana, y se puso a regar las plantas como habitualmente lo hacía todas las tardes, aunque ella ya sabía que era José, quiso disimular, como si no lo hubiera escuchado, al verla José tan guapa, le entró un gozo en su cuerpo que no sabía ni qué decirle, pues la miró y le dijo, que Rosa guapa ya parece que no conoces mi silbido, que pasa acaso no te gusto, pues yo estoy enamorado de ti, pero tú sabes la forma de ser que tengo, y mi timidez no me permitía decírtelo pero ahora ya lo sabes, te quiero mucho Rosa y quiero que seamos novios, respondió Rosa a José, José yo también te quiero y estoy enamorada de ti, pero he estado meditando mucho, pues las cosas hay que hacerlas despacio y con sentido común, pues esto es un pueblo, y si la cosa no sale bien, yo tengo más que perder que tú, tu eres un hombre no pierdes nada pero yo sí, le contestó José lo comprendo, y en ese momento él pensó sabrá Rosa algo de mi noviazgo con Marcelina la hija de Joaquín el panadero, y se lo preguntó a Rosa, y ésta respondió, si algo sé., y claro ya me daba en qué pensar le dijo José a Rosa, no le debes de pensar, eso fue una aventura pasada que no se puede comparar a ésta, pues Marcelina es una muchacha que no tiene nada que ver contigo, eso lo sé yo tú eres lo mejor que ha podido pasar en la vida, pues desde que te he conocido no hago nada más que pensar en ti para mi eres la mejor chica que he conocido en mi vida, honrada guapa y reúnes todas la mejores condiciones que puede tener una mujer, pues no des vueltas y desde ahora no vamos a ver más veces, y cuando tú decidas formalizar nuestras relaciones así lo haremos.

 

Rosa que no podía disimular lo contesta que estaba, le dijo a José ahora me encuentro más tranquila y muy feliz, pues ya sabes mañana vendré a la misma hora de hoy, para poder vernos aquí mismo pues a estas horas salgo a regar las planta en esta ventana ya de amor, porque siempre lo ha sido para mis antepasados, para mis padres y ahora para nosotros, la ventana ha servido de idilio para todos, porque el noviazgo siempre se hacía desde la ventana, y nosotros seguiremos la tradición en fin te dejo José pues tengo que hacer algunas tareas de la casa, mañana nos veremos otra vez, contestó José a Rosa, si Rosa no sabes lo contento y feliz que me voy mañana volveremos a vernos, hasta mañana.

Rosa se metió para dentro de la habitación cerró la ventana y se iba a poner con las labores de trabajo, que se llevaba a casa del taller, donde estaba cociendo, pero no podía aguantar la alegría que tenía por la declaración de amor, que le había hecho José, y salió de su habitación a contárselo a su madre Aurora, le dijo Rosa a su madre. Madre no me lo esperaba cuando estaba en la habitación que iba a hacer las labores del trabajo, que he traído del taller de costura, he oído un silbido pues me era conocido, era José y me he puesto a regar las plantas, nos hemos saludado y me ha pedido las relaciones que no se había atrevido a pedírmelas, pues tú ya sabes, que hemos comentado algunas veces su timidez, pero hoy me ha sorprendido me ha dicho que desde que me conoció no hace nada más que pensar en mí, y me ha dicho acaso no te gusto.. pues yo estoy enamorado de ti, no sabes madre la alegría que me ha dado, pues tú sabes que yo también estoy enamorado, de él, también me ha dicho a madre, que él le estaba dando vueltas a la cabeza, y me ha dicho que él sospechaba que yo sabía algo del noviazgo suyo con Marcelina, la hija de Joaquín el panadero, y me ha dicho que lo olvidase que eso no tenía nada que ver con esto, y que Marcelina no tiene que ver nada conmigo y que soy lo que mejor que le ha pasado en su vida, y está muy enamorado de mí, contestó Aurora a su hija, bueno hija cuánto me alegro como me gusta verte feliz respondió Rosa a su madre, sí madre no me podía aguantar la alegría que tenía y he salido a contártelo, pero en fin me voy a seguir con las tareas de la costura, Rosa se metió en su habitación y continuó haciendo las tareas de su trabajo de costura, su madre se quedó en la cocina haciendo la cena, pues estaba a llegar su marido Samuel y su hijo Antonio al llegar Samuel a casa vio a su mujer con una cara de satisfacción y alegría que no era la habitual y le dijo Samuel a su mujer ¿Qué pasa que veo muy contenta Aurora?, acaso nos ha tocado la lotería respondió Aurora a Samuel ¿Tú que crees?, yo creo que tratándose de la felicidad de los hijos es más que si nos toca la lotería eso es sobre tu hija Rosa que está loca de felicidad, pues ya se le ha declarado José, y en fin parece que van a ser novios, contestó Samuel a Aurora, bueno yo también me siento feliz por lo de Rosa, pero en fin si nos hubiera tocado la lotería tampoco vendría mal, pero llevas razón mujer lo más importante es la felicidad de nuestros hijos.

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