Loe raamatut: «Entre la filantropía y la práctica política»

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

Dr. Enrique Luis Graue Wiechers

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Secretario General

FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ACATLÁN

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Coordinador de Servicios Académicos

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Jefa de la Unidad de Servicios Editoriales

Catalogación en la publicación UNAM. Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información

Nombres: Crespo Reyes, Sofía, autor.

Título: Entre la filantropía y la práctica política : la Unión de Damas Católicas Mexicanas en la Ciudad de México 1860- 1932 / Sofía Crespo Reyes.

Descripción: Primera edición. | México : Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Estudios Superiores Acatlán, 2022.

Identificadores: LIBRUNAM 2128390 (libro electrónico) | ISBN 9786073056861 (libro electrónico).

Temas: Mujeres - Actividad política - México. | Mujeres y religión - México. | Feminismo - México - Historia - Siglo XIX. | Feminismo - México - Historia - Siglo XX.

Clasificación: LCC HQ1462 (libro electrónico) | DDC 305.420972—dc23

Portada:Luis Arturo Lucero Flores

Corrección de estilo: Idalia Trujillo Toledo

Diseño editorial: Zita Patricia Flores Angeles

Primera edición digital: 2022

D.R. © UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

Ciudad Universitaria, Alcaldía Coyoacán,

C.P. 04510, Ciudad de México, México.

FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ACATLÁN

Av. Alcanfores y San Juan Totoltepec s/n,

C.P. 53150, Naucalpan de Juárez, Estado de México.

ISBN: 978-607-30- 5686 -1

Esta edición y sus características son propiedad de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

Hecho en México

Made in Mexico

A Inge, Luis Felipe, Marco y Aura por todo su amor.

Agradecimientos

La primera versión de este texto fue una tesis doctoral del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, que se realizó gracias al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. La segunda versión que aquí se presenta se desarrolló gracias al apoyo recibido por la Facultad de Estudios Superiores Acatlán que desde el año 2017 me recibió con los brazos abiertos y me permitió concluir mi investigación. Sus aciertos se deben a la cuidadosa lectura de María Eugenia Chaoul Pereyra, María Dolores Lorenzo y Mario Barbosa, cuyos valiosos comentarios permitieron que esta investigación adquiera nuevas dimensiones y una mayor profunddad de análisis. Asimismo, agradezco a Silvia Arrom cuyos comentarios fueron indispensables en el proceso de modificación y adecuación de este texto. También agradezco infinitamente los comentarios de los miembros del Seminario sobre de las Derechas del Instituto Nacional de Antropología e Historia, en particular a la Tania Hernández, Gabriela Díaz, César Valdez, Laura Ramírez y Austreberto Martínez.

Agradezco el respaldo de los académicos, empleados y funcionarios de Archivo de la Biblioteca Francisco Xavier Clavijero de la Unviersidad Iberoaméricana, del Archivo General de la Nación; de la Hemeroteca y Biblioteca Nacional de México; y del Archivo Histórico de la Arquidiócesis de México, en particular a Marco Antonio Pérez Iturbe.

Este trabajo no hubiera sido posible sin el apoyo de Felipe de Jesús Calderón Flores quien elaboró uno de los planos que se incluyen en este trabajo, así como la cooperación de Eréndira Reyes García y de Aton Atiuh Paredes. En particular, doy gracias a Guadalupe González por permitirme entrevistarla y compartir su historia. Después de varios años y diversas versiones y modificaciones, esta obra busca explorar las diversas formas de participación política de las mujeres, en particular de una agrupación perteneciente a la derecha católica y cuya historia apenas comienza a ser contada, por tanto, no prentende ofrecer una versión exclusiva sino aportar elementos de análisis que enriquezcan el debate en torno a los estudios de las derechas, así como de las mujeres y del género en México.

Entre la filantropía y la práctica política. La Unión de Damas Católicas Mexicanas en la Ciudad de México, 1860-1932

Sofía Crespo Reyes

El libro estudia a la organización “Unión de Damas Católicas Mexicanas”, la cual entre 1912 y 1932 desarrolló su vida asociativa y promovió un programa de acción social y político usando como base diversas dimensiones del espacio urbano de la Ciudad de México: la manzana, la parroquia, los barrios y las colonias. La intención es discutir cómo sus acciones por la ciudad les permitieron construir su propio entramado social gracias al cual actuaron en distintos campos de manera simultánea, múltiple, y articulada. Así, mientras crearon un sistema catequístico, fundaron sindicatos, establecieron escuelas, al mismo tiempo discutieron pública y políticamente con los gobiernos posrevolucionarios y establecieron de manera paralela una estructura material y espacial que les dio soporte.

Índice de contenido

Entre la filantropía y la práctica política. La Unión de Damas Católicas Mexicanas en la Ciudad de México, 1860-1932

Introducción

Las Damas Católicas, su contexto y su espacio

Historiar el conservadurismo femenino

Organización del libro

CAPÍTULO UNO Hacia la construcción de un asociacionismo católico mexicano. Los antecedentes de la fundación de la Asociación de Damas Católicas Mexicanas

1.1 El camino intransigente hacia la conformación de una vida asociativa católica femenina

1.2 Y la romanización llegó a México

1.3 El surgimiento de las primeras organizaciones femeninas católicas en México

1.4 Las organizaciones filantrópicas y la participación de la mujer en la vida asociativa

1.5 Como corolario

CAPÍTULO DOS La Asociación de Damas Católicas Mexicanas en su primera etapa (1912-1917) 2.1 La organización interna de la ADCM

2.1.1 La fundación de la Asociación de Damas Católicas

2.1.2 La composición interna de la ADCM

2.1.2.1 La dirección eclesiástica

2.1.2.2 El liderazgo femenino

2.2 Las bases sociales de las Damas Católicas

2.2 Actividades públicas y cotidianas de las Damas Católicas. Entre la faena urbana y las actividades parroquiales

2.3 La Asociación de Damas Católicas durante la dictadura huertista, cambios y continuidades

2.5 El papel de la Asociación de Damas Católicas durante la crisis de la Ciudad de México (1915-1917)

2.6 Como corolario

CAPÍTULO TRES De Asociación a Unión. La Reconfiguración Interna de las Damas Católicas Mexicanas (1917-1922)

3.1 El arduo camino hacia la restauración (1917-1919)

3.2 Su acción como parte de un movimiento internacional

3.3 Su cercana relación con Secretariado Social Mexicano

3.4 Sus objetivos y sentido

3.5 Pero… ¿Quiénes eran las Damas Católicas?

3.6 El Primer Congreso de Damas Católicas y la creación de su programa de acción social

3.7 Como corolario

CAPÍTULO CUATRO El programa de Acción social de las Damas Católicas (1920-1926)

4.1 Las actividades y la Ciudad de México

4.2 Crisis urbana e la intolerancia religiosa

4.3 Reivindicando la libertad de enseñanza infantil

4.3.1 Los experimentos educativos

4.3.2 El camino hacia la defensa de la enseñanza religiosa

4.4 El movimiento obrero católico femenino

4.5 Defendiendo los intereses morales de la mujer

4.5.1 ¿Salud o amoralidad?

4.6 Como corolario

Capítulo 5 Hacia la radicalización de la acción social de la (1924-1929)

5.1 Los programas laboral y educativo en el preámbulo de la guerra cristera

5.2 El fortalecimiento del maternalismo y el programa moral ante la llegada de Miguel Darío Miranda

5.3 Las actividades de defensa de la UDCM como parte de la Liga

5.4 Las Damas Católicas de la Ciudad de México frente a la persecución religiosa

5.5 Como corolario

Capítulo seis A manera de epílogo. La hora de los “Arreglos”, la UDCM ante el fin de la guerra y los primeros años de la Unión Femenina Católica Mexicana (1929-1932)

6.1 Las Damas y los Arreglos. El fin de la guerra

6.2 La Acción Católica y la fundación de la Unión Femenina de Católica Mexicana

6.3 La reestructura espacial de la UFCM

6.4 La Primera Asamblea General y el nuevo impulso al maternalismo de la UFCM

6.4.1 El de Instrucción Cristiana

6.4.2 La acción educativa

6.4.3 La moralización del hogar y demás actividades

6.5 Como corolario

Conclusiones

Siglas

Fuentes de consulta

Bibliográficas

Electrónicas

De archivo

Hemerográficas

Índice de imágenes

Notas del texto

Notas de la introducción

Notas del capítulo uno

Notas de capítulo dos

Notas de capítulo tres

Notas de capítulo cuatro

Notas del capítulo cinco

Notas del capítulo seis

Introducción

Esta es la historia de la participación política de las mujeres católicas durante las primeras décadas del siglo XX. Protectoras de la maternidad, los valores familiares tradicionales y la religión, la Unión de Damas Católicas Mexicanas se organizó desde el año de 1912 para defender a la Iglesia de los procesos de laicización de la sociedad impulsados por la Revolución mexicana y los primeros gobiernos posrevolucionarios. Para mí, este grupo de mujeres se comprometieron políticamente, demostraron una enorme capacidad de adaptación y, sobre todo, una importante habilidad para leer su contexto y aprender de él con el fin de construir un proyecto asociativo.

Desde la historia social de las mujeres y del género en México, este libro estudia el proceso de construcción de la postura política de la militancia católica femenina, tema sumamente relevante en nuestro presente ya que abona a conocer con profundidad cómo las mujeres hemos incursionado en la vida pública a través de diversos movimientos y planos ideológicos. Así, el libro centra su análisis en la formación y desarrollo de la vida asociativa de las Damas Católicas para abrirse nuevos caminos más allá de su papel en el hogar, crear una identidad propia y desenvolverse en el espacio urbano para adaptarse a las necesidades de sus tiempos. Mi intención es trazar los caminos, acciones y razones que permitieron a estas mujeres agruparse, las necesidades políticas y sociales que observaron en su contexto, así como los ejes de sus programas y las estrategias que desarrollaron para hacer visibles sus posturas en el espacio público y urbano de la Ciudad de México.

Las Damas Católicas, su contexto y su espacio

La Unión de Damas Católicas Mexicanas fue una de las organizaciones de la militancia católica más importante para la Iglesia. Desde ella, estas mujeres actuaron para conservar las premisas centrales de la fe. Las socias traspasaron la acción filantrópica que era la actividad esperada por su género para desarrollar un discurso político y crearon su propio programa social que definió su identidad, carácter y forma de trabajo a partir de su papel como madres, jefas de familias y principales promotoras de los valores religiosos. Asimismo, sus acciones hicieron posible crear un sustrato material que sostuvo su participación pública a pesar de los difíciles tiempos políticos.

Su fundación formó parte de un proceso histórico cuyo origen se puede situar en el último tercio del siglo XIX, momento en el cual la Iglesia Católica se lanzó a una intransigente lucha contra el liberalismo, el socialismo y el comunismo, ideologías que ponían en duda su papel rector de la vida pública y moral de la sociedad. Al mismo tiempo, buscó convertir a sus feligreses en militantes para defender el papel de la religión. En países como Argentina, Chile, Francia, Inglaterra, Italia y México se inició un movimiento católico femenino que fomentó el papel de la mujer, como eje de la vida familiar, cuidadora y protectora del espacio doméstico, ama de casa, esposa y madre, “ángel del hogar”, postura que les permitió debatir públicamente e imponer la agenda eclesiástica en el ambiente político para impulsar una ideología antiliberal y antisocialista a cargo de las mujeres.1

En México, a diferencia de otros países, el movimiento femenino se enfrentó a dos guerras civiles que, en un periodo de veinte años, transformaron la relación del Estado con la Iglesia. El primero limitó al máximo el papel político de la segunda y creó una “revolución cultural” que aspiraba modificar las conciencias de los ciudadanos mediante un modelo educativo racional y, además, pretendía sustituir las creencias religiosas por valores laicos con una orientación patriótica y nacionalista.2

Entre 1912 y 1930, las Damas Católicas Mexicanas crearon un programa social, un plan de acción y un discurso ideológico antagónico al Estado posrevolucionario de corte maternalista, el cual les permitió identificarse públicamente como las principales promotoras de los valores religiosos y domésticos ante la población. Además, construyeron una vida asociativa basada en la filantropía que les otorgó reconocimiento como institución privada dedicada al auxilio y detección de los problemas sociales. Todo esto se logró a partir de la construcción de redes de sociabilidad y solidaridad que las vincularon con las colonias y los barrios de la Ciudad de México.

Estas mujeres, como mujeres de su tiempo, construyeron un modelo de participación asociativa basado en una amplia red social dedicada a la administración de escuelas gratuitas, a la fundación del sindicalismo católico, a la atención de mujeres dedicadas al comercio sexual, a la formación de grupos de ayuda mutua, a la labor filantrópica en hospitales y cárceles, a impulsar la defensa de los intereses religiosos. En los periodos de mayor persecución religiosa, esta red se convirtió en su “red de seguridad” y les otorgó una flexibilidad en términos de adaptación y maleabilidad ante la adversidad. Con ello pudieron continuar con sus prácticas religiosas y ampliar su capacidad de acción en un contexto de fuerte presión política. Así, se convirtieron en activistas de la acción social católica y su labor se hizo visible en las calles de la capital del país.

El espacio urbano de la Ciudad de México entre 1870 a 1932 estuvo en movimiento y constante transformación. El programa de acción social de las Damas Católicas se insertó en la ciudad desde diversas dimensiones: la manzana, el barrio, la parroquia, la demarcación y la capital en su conjunto. Gracias a su movilidad construyeron su propio entramado social y pudieron actuar en distintos campos de manera simultánea, múltiple, y articulada. Así, mientras creaban un sistema catequístico, fundaban sindicatos o escuelas y discutían públicamente con los gobiernos posrevolucionarios, crearon de manera paralela una estructura material que les dio soporte.

Las condiciones del espacio urbano no fueron una limitante, lo mismo actuaron en zonas marginadas, como en sitios con un mejor desarrollo. Su quehacer guió su propia organización espacial, conocieron a fondo las condiciones de cada lugar. De esta forma, pudieron determinar sus centros rectores de acción y enfocar sus objetivos a las clases sociales donde, desde su perspectiva, podrían tener mayor impacto. El espacio urbano no fue un escenario, por el contrario, les otorgó fuerza y solidez para cohesionarse y sostener su acción.

Historiar el conservadurismo femenino

Los estudios históricos sobre las organizaciones de católicos mexicanos son amplios y sumamente relevantes. Adame3 y Ceballos,4 por ejemplo, han analizado el pensamiento, la organización y las distintas ideologías que conformaron la corriente del catolicismo social; Hanson5 en cambio, se sumerge en el pensamiento y la acción social católica como estrategias de la jerarquía eclesiástica para ganar influencia política; Ávila6 estudia las motivaciones y los resultados de la formación de organizaciones católicas de trabajadores como una práctica de la élite católica para actuar como mediadores del gobierno y prevenir conflictos laborales. Bautista7 analiza las interacciones de carácter político-institucional y social que surgieron entre el Estado y la Iglesia durante el proceso de secularización de la nación, su objetivo central es comprender cómo la normatividad, producto de las Leyes de Reforma, generó una serie de mecanismos a través de los cuales se dio la relación entre el clero, la sociedad y los gobiernos locales. Meyer,8 González,9 Curley,10 entre otros se han dedicado a analizar las relaciones políticas entre la Iglesia y el Estado durante las primeras décadas del siglo XX, en particular, el papel del activismo católico durante la Guerra Cristera.

Los trabajos sobre las organizaciones de mujeres católicas responden a un interés reciente por reconstruir desde la historia de género y de las mujeres la experiencia femenina en la historia. Chowning analiza el surgimiento de las Damas de la Vela Perpetua durante el siglo XIX a partir de las corrientes historiográficas que señalan un proceso de feminización al interior de la Iglesia Católica, producto de la secularización de los estados-nación y de su impacto en la experiencia devocional de hombres y mujeres. Ella señala que los hombres construyeron su devoción en la acción política, mientras las mujeres poblaron iglesias y poco a poco ocuparon un lugar central en las actividades parroquiales. Así, la iglesia y sus sacerdotes trasformaron sus actividades para acoplarlas a las necesidades femeninas, modificaron el sistema devocional y al mismo tiempo, la actividad parroquial se convirtió para algunas mujeres en un nuevo espacio de acción pública y política.11

Chowning recupera el concepto de feminización para explicar el aumento de la asistencia femenina al interior de las iglesias en México y la modernización del sistema devocional. Al mismo tiempo, abrieron un espacio de participación femenina, al grado que se convirtieron en las aliadas perfectas de los sacerdotes, pues actuaron para vincular a las comunidades, a sus barrios y a sus familias con las parroquias.12

Por su parte Silvia Arrom, se ha dedicado a estudiar tanto la sección masculina como la femenina de la Asociación de San Vicente de Paul, lo cual le permite observar que conforme avanzó el siglo XIX las mujeres fueron justificando su asociacionismo en torno a la filantropía y la caridad. Para Arrom, más que un proceso de feminización o de abandono de la filantropía por parte de los sectores masculinos, observa una división social del trabajo por género, con la incursión de las mujeres en la vida parroquial y con su nueva relación con el párroco, ellas empezaron a hacerse cargo de actividades públicas concebidas como “propias de su género” y que iban más allá de su papel maternal, pero al mismo tiempo, formaban parte del “deber ser de la mujer” e implicaban llevar la acción del cuidado femenino y materno a nuevos espacios como cárceles, asilos, hospitales y escuelas, lugares donde las mujeres actuaron llevando la doctrina religiosa, trabajando en el cuidado a los enfermos, dando de comer a pobres y criminales o bien educando a niños y adultos. Por su parte, los hombres se dedicaron a otras labores, si bien donaban dinero a las actividades filantrópicas, su accionar se encaminó hacia la defensa de la religión en el ámbito político, acto que en México se consolidó con la fundación del Partido Católico Nacional en 1912.13

Desde mi punto de vista, el análisis de Silvia Arrom permite comprender cómo esta división sexual del trabajo fue central en la defensa de la Iglesia frente al proceso de secularización.14 Así, las mujeres asumieron una rutina acorde con “el trabajo femenino” encaminada hacia la caridad y la asistencia social. Asimismo, se promovió un discurso maternal que fomentó el papel de la mujer como el centro de la vida doméstica que la Unión de Damas Católicas heredó y puso en marcha al momento de construir su propio proyecto de acción social enfocado en la defensa de la Iglesia.

El conjunto de investigaciones históricas sobre las Damas Católicas ha centrado su atención en analizar la organización durante la década de los veinte. La mayoría de las investigaciones basan su análisis en la revista La Dama Católica, surgida en 1920 y desaparecida en 1927.15 En este trabajo recupero fuentes que se encuentran en el Archivo Histórico de la Arquidiócesis de México, y en el Archivo Histórico de la Universidad Iberoamericana, así como otras fuentes hemerográficas como la revista Acción Católica.16

Las investigaciones han destacado el papel de esta asociación como parte del movimiento del catolicismo social, han señalado que las Damas Católicas formaron parte del conjunto de organizaciones cuyo desempeño fue clave para comprender las estrategias diseñadas por la jerarquía eclesiástica para ganar influencia política.17 Esta historiografía señala las líneas de pensamiento de las Damas de manera tangencial, así como sus actividades y su relación con otras organizaciones católicas del momento, incluso ha dado por sentado su funcionamiento sin tomar en cuenta las particularidades de la misma pues sus objetivos han sido otros.18

Desde los estudios de género se ha rescatado la relación entre el discurso de las Damas Católicas con el dogma religioso y la promoción del papel tradicional de la mujer en el hogar, aunque en la práctica el clero fomentó la participación de las mujeres en los espacios públicos. Se ha señalado que la acción de estas mujeres dependía de la estructura patriarcal y, por ende, fue limitada y se encontró siempre bajo la tutela de la Iglesia y sujeta a una estricta vigilancia.19 Este tipo de análisis enfatiza la influencia de las mujeres católicas en el espacio político destacando su participación para afianzar la influencia de la Iglesia en la sociedad de los años veinte y treinta tanto en la Ciudad de México como en Guadalajara. También se ha buscado recuperar la vida, la experiencia y la mentalidad de las mujeres que conformaron esta organización para dar cuenta del activismo femenino poniendo en tela de juicio su supuesta subordinación frente al sacerdocio, los partidos políticos y otras organizaciones católicas.20

Se ha hecho énfasis en su papel como creadoras de opinión pública y figuras políticas y se ha indicado que los espacios de participación de las Damas se concentraron en el terreno de la educación religiosa y el trabajo social, no sin antes destacar cómo estas mujeres se convirtieron en “militantes católicas”.21 Por otra parte, se ha puesto en tela de juicio la idea de que la educación laica y la educación religiosa de las Damas eran muy diferentes, pues ambos modelos educativos tenían más elementos en común de lo que el Estado posrevolucionario y anticlerical quería reconocer. De ahí que la labor de las mujeres católicas como profesoras de niños y adultos tuvo un papel relevante en el enfrentamiento con la Secretaría de Educación Pública.22

Si bien tenemos una visión sobre la complejidad de las actividades y desempeño de esta asociación, la historiografía ha dejado de lado el sentido del asociacionismo católico femenino, aspecto que ha impedido analizar globalmente sus actividades y su singularidad. Esta investigación dimensiona la organización de las Damas Católicas a partir de su experiencia previa, se analiza cómo se adaptó a las nuevas condiciones políticas y sociales, producto de los primeros años del periodo posrevolucionario para comprender cómo la organización pasó de ser una organización filantrópica a una organización con contenido social y beligerante.

Además, se analiza cómo se imaginaban a sí mismas, cómo formaron su identidad, el discurso que pretendía convertirlas en proveedoras de la fe, cuidadoras de la moral, madres de todos los niños, enfermos, prisioneros y en representantes de los valores morales más conservadores tendientes a poner en el centro de la vida doméstica a la mujer. Este discurso derivó en una acción pública innovadora que basó su actuación en una compleja estructura desarrollada en el espacio urbano de la Ciudad de México y que transformó un discurso tradicional en uno con características propias. En el presente estudio, reviso la expresión material de la acción católica femenina para profundizar en la construcción de sus redes de seguridad y estrategias de trabajo. También, analizo las acciones que les abrieron nuevas vías de participación y notoriedad pública en función de sus actividades desplegadas a través de la ciudad.

La historiografía se ha detenido a estudiar el desarrollo de las actividades sociales de la Unión de Damas Católicas, sobre todo se ha concentrado en comprender el pensamiento, formación social y política de esta agrupación. El interés ha sido explicar cuál es el papel que jugó durante estos años de conflicto entre la Iglesia y los gobiernos posrevolucionarios.

Laura O'Dogherty retoma como eje la guerra sin cuartel de la Iglesia Católica “contra la secularización de la vida y el receso de reorganización social emprendido por el Estado posrevolucionario”.23 Karla Espinoza llega a la conclusión de que la concepción cultural de género de la UDCM estuvo marcada por su relación con la jerarquía eclesial.24 Espinoza afirma que, desde la trinchera del espacio privado, las Damas realizaron acciones con la intención de contribuir a la obra social de la Iglesia. Robert Curley considera que los movimientos de acción social buscaron restablecer los fundamentos de la influencia religiosa en la vida pública y las organizaciones profesionales como los sindicatos católicos fueron los encargados de impulsar las iniciativas del catolicismo social25 por encima del espacio parroquial. Para Yolanda Padilla la acción católica femenina debe entenderse por su preocupación por moralizar el ambiente.26 Por su parte, María Gabriela Aguirre concibe a la organización de las Damas como una muestra de la preocupación de la Iglesia por detener, o por lo menos neutralizar, el proceso de secularización y modernización que estaba experimentando la sociedad mexicana.27 Patience Schell, en cambio, analiza la pugna por la educación religiosa entre la Iglesia y el Estado, para ella es indispensable señalar que aunque el problema fue la permanencia de la educación religiosa en las escuelas, en la práctica, los programas planteados por ambos grupos tenían notables coincidencias.28 Vivaldo destacó el interés de la UDCM por insertarse en la esfera pública y crear opinión.29

María Luisa Aspe y Kristina Boylan retoman a la Unión de Damas Católicas como antecedente directo a la UFCM. Aspe analiza los discursos de los católicos que fueron conformando una visión hegemónica de la acción de los creyentes en la vida pública nacional. Kristina Boylan considera al activismo femenino de las Damas Católicas como el pilar de la preservación y el aumento de la devoción católica en México en la década que siguió a la revolución,30 hipótesis con la cual coincido.

La historiografía ha llegado al consenso de que durante la Guerra Cristera la acción de las Damas Católicas quedó restringida ante el enfrentamiento armado. Espinoza considera que se mantuvieron en la dinámica de la resistencia pacífica y simbólica.31 O’Dogherty describe su participación durante el conflicto como marginal.32 Vivaldo, por el contrario, afirma que sus actividades cotidianas no se vieron afectadas y que las Damas se dedicaron a extender su acción, a participar políticamente en protestas contra la toma de templos católicos, a proclamarse contra la Ley Calles, apoyando las actividades de la Liga de Defensa de la Libertad Religiosa y a preparar el boicot económico.33

Desde mi perspectiva, la acción de la UDCM en estos tumultuosos años, no desapareció, no se limitó ni se mantuvo estable, por el contrario, la propia maleabilidad de su organización las llevó a actuar desde distintos ámbitos apoyando como la cara cívica y de manera orgánica a las organizaciones y grupos católicos inmersos en la guerra o bien, que se vieron afectados por la misma, tal y como lo demuestra una revisión del Archivo de la Unión, complementada con documentos del Archivo del Arzobispado y del fondo histórico del Departamento Confidencial de la Secretaría de Gobernación ubicado en el AGN, fuente poco empleada por la historiografía pero que permite analizar cómo el servicio de inteligencia logró infiltrarse en las filas de la militancia católica, desde donde ubicaron formas organizativas y las juntas clandestinas, al tiempo que descubrieron “las redes de seguridad” construidas por las Damas Católicas mediante el fomento constante y cotidiano de la vida parroquial, lo que les permitió sostenerse entre las sombras durante el periodo de guerra.