Growth Mindset

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Lección 9. Ten presente que tu cerebro es un tramposo

Uno de los errores clave y menos conocido: no te das cuenta de que tienes un cerebro primitivo y cavernícola en un mundo digital y acelerado.

Es un tío curioso el cerebro. Un mecanismo de control, una especie de ordenador central con un bluetooth permanentemente conectado al resto de tu cuerpo. Tienes un ordenador de máxima potencia y capacidad y está a tu servicio. Vive por y para ti. Y el cerebro quiere que sigas con vida porque es la única forma de seguir enchufado, por lo que solo está pensando en sobrevivir, creando planes y haciéndose películas que la mayoría de las veces no llegan a convertirse en realidad.

Sabiendo que es un tramposo debemos aprender a reconocer las cosas que pasan en la realidad y distinguirlas de las cosas que solo pasan en tu mente. El mundo es como es. Esto es indiscutible y es un hecho. Una casa es una casa, el agua es agua y si no te alimentas al final mueres. Pero lo importante es darse cuenta de que para cada uno de nosotros el mundo es tal y como lo vemos con nuestros ojos. Nuestra realidad es lo que sucede en nuestra mente, así que tenemos que estar atentos a las trampas. Para el ojo experto, una posible avería eléctrica puede deberse a un importante fallo general mientras que para el resto de los mortales pasa desapercibida. Para el paladar de un experimentado chef tres estrellas Michelin, un alimento puede sugerir cientos de combinaciones de sabores y emociones mientras que para cualquiera de nosotros simplemente «está salado» o «pica». Hay estudios que demuestran que los esquimales pueden distinguir más de treinta tipos de blanco, así que imagina cómo podemos ser engañados.

ACUÉRDATE DE GLENN CLOSE

Habrá ocasiones en las que tendrá tentaciones para engañar a tu pareja, profesionales para traicionar a tu empresa o traicionar a otros... Una vez escuché el razonamiento de un amigo para poder lidiar con estas situaciones y creo que podría funcionarte.

El ejercicio consiste en imaginarte con la persona que te ha tentado (en lo personal o en lo profesional, ahora no es importante), 10 días después de tomar la decisión de haber abandonado lo que tienes por la nueva promesa. Revisa cómo te sientes, cómo estás y si crees que estarías mejor que como estás ahora.

Después haz lo mismo con 10 meses. Han pasado diez meses desde que tomaste la decisión de cambiar. Observa cómo te sientes, qué tienes a tu alrededor, qué has ganado, qué has perdido por el camino y si estás contento con la decisión tomada.

La última de las fases del ejercicio es imaginarte a los 10 años de haber tomado la decisión, con el consiguiente cambio vital que ha supuesto, ya que los caminos y las decisiones que has ido tomando habrán conformado un nuevo tú.

Creo que es un buen punto para ver si te compensa el cambio que te ofrecen, si debes sucumbir a la tentación, si priman más tus sentimientos hacia la persona o empresa en la que estás que lo que se te ofrece.

Más adelante trataremos en profundidad en las trampas que emplea el cerebro para sobrevivir. Ahora quiero únicamente que te quedes con el dato que te servirá para sacarle partido al ordenador que llevas en la cabeza durante el resto de tu vida. El cerebro solo quiere sobrevivir y para ello necesita de la estructura que lo alimenta, que le da protección… o sea tú. Así que decidió hace mucho tiempo que su única vocación era trabajar a las órdenes de ese huesudo esqueleto que le acompaña a todas partes.

El cerebro trabaja para ti. Solo tienes que saber cómo hablarle, qué decirle y qué transmitirle.

Lo vemos fácil con un ejemplo rápido.

Imagina que tienes una presentación importante (que luego nunca es tan importante, pero eso ahora no importa). Estás muerto de miedo, te empiezan a sudar las manos, sabes que te va a temblar la voz y sientes que no estás preparado. Te miras la camisa y tus axilas se acuerdan de Camacho en el Mundial de fútbol. Hay mucha gente esperando para ver cómo te equivocas; de hecho, es lo mismo que haces tú cada vez que alguien presenta algo. Eres la persona que siempre está preparada para encontrar el error lo más rápido posible y hacer sentirse mal a la persona que está exponiendo. No ves el error como algo para poder crecer y avanzar. Ves el error para dejar a la gente en ridículo y demostrar su falta de profesionalidad y tu capacidad de análisis alucinante. Así que toda esa gente, sedienta de sangre, hará lo mismo contigo. ¡Fucking karma!

Quedan un par de minutos y tus únicas frases a ti mismo suenan igual: «no puedo hacerlo», «fracaso garantizado», «despido procedente». Así que el cerebro se pone a trabajar para aliviar tu sufrimiento. Recuerda que trabaja para ti. Él toma los mandos y comienza a producir cortisol (hormona del estrés) en cantidades industriales. Sudor en las manos como si fuera una charca, piel blanca como si fueras protagonista de Crepúsculo15 y parálisis aguda en todo el cuerpo. Estás a punto del desmayo por el ataque de pánico nivel Defcon 116 que te acaba de producir tu amigo cerebro. Dale las gracias porque ya no tendrás que enfrentarte a aquello que te aterraba. Se acabó. Presentación anulada y fin del problema. Y encima el tío está satisfecho. El cerebro acaba de cumplir con su misión perfectamente. Tenías miedo de hacer la presentación y al final no la has hecho. Listo. Siguiente desafío.

Y, como regalo extra, mi consejo y recomendación, en caso de que aparezcan en ti las ganas de serle infiel a tu pareja: busca la película Atracción Fatal de Glenn Close y Michael Douglas. Creo que se te quitarán las ganas de tener una relación fuera de tu pareja.

La sinceridad es fundamental en el camino del GM, así que si no quieres estar con una persona, pese a que lleves años con ella, si no quieres estar en el trabajo donde estás, bien considerado pero no encuentras tu camino, no lo dudes. Sé sincero, no hagas daño y toma una decisión, pero no juegues a dos bandas ni te guardes ases bajo la manga.

Siempre empiezo el primer día de mis clases diciéndoles a mis alumnos que cuando no sepan qué hacer en la vida, cuando se enfrenten a grandes crisis trascendentales, decisiones de las que parece depender el destino de la humanidad, simplemente hagan algo y vean qué pasa. La estrategia que tengamos a largo plazo se verá afectada por las pequeñas decisiones tácticas que acometamos e irá cambiando sin que nos demos cuenta. Puedes cambiar el paso con un pequeño gesto; ten por seguro que significará mucho.


Lección 10. No dejes de valorar lo que tienes

El error número diez sucede cuando damos por sentadas las cosas importantes de la vida por el mero hecho de tenerlas.

Mientras escribo estas líneas voy en el autobús Premium de Alsa de Madrid a San Sebastián a ver a mis sobrinos. Delante mío viaja un hombre de mediana edad, calvo y bastante enfadado con el mundo. Su problema es que le mandan del trabajo de Madrid a un lugar lejano, por una ruta económica, haciendo escala en París donde llega hoy a las cuatro de la tarde y donde tiene que pasar la noche para volar mañana a las 9 de la mañana rumbo a Asia.

Ya empezando el viaje en autobús ha perdido mucho tiempo de su vida en quejarse a todo el mundo en ocho llamadas, no ha descansado, no ha aprovechado esas horas para leer, formarse, respirar, meditar, no ha visto una sola película, no ha tomado ni un refresco17 de los que ofrecen a bordo del autobús. Realmente, ¿dónde está el problema? Si tienes que dormir en París una noche pues aprovechas y conoces la ciudad porque tienes toda la tarde libre, y como no tienes otra opción porque tienes que hacerlo, pues adáptate y deja de quejarte. Me recuerda a los futbolistas a los que el árbitro amonesta con tarjeta amarilla y siguen protestando airadamente hasta que consiguen la expulsión. En toda mi vida no he visto como le quitaban una amarilla a alguien, pero lo siguen haciendo. Por lo menos es curioso que no se den cuenta.



¡¡GRACIAS!!

Tienes suerte de tener lo que tienes. Tienes una suerte que alucinas. Piensa en otras personas en tu misma ciudad, tu mismo barrio o tu oficina. Seguro que hay personas que creen no tener nada y en realidad lo tienen todo. Solo hay que querer verlo, agradecerlo y disfrutarlo.


Este hombre enfadado tendrá un trabajo que seguramente no esté mal pagado, tiene tiempo para conocer mundo, tiene tiempo para sí mismo en los viajes, tiene salud, porque la mala gaita que se gasta tiene que ser síntoma de buena salud y energía, y no para de quejarse. Que piense cuánta gente se cambiaría por él con los ojos cerrados y sacrificando todavía más cosas. Por favor, vamos a relativizar.

Tenemos muchísima suerte de tener todo lo que tenemos. Debemos cuidar nuestra cabeza, que quizás es nuestra posesión más valiosa, para poder ver las cosas que tenemos y no las que nunca tendremos. Deja de pelearte contra molinos.

 

Lección 11. Maravíllate con las cosas simples

Esta lección sirve de refuerzo a las anteriores porque me parece fundamental empezar desde abajo. Para ello vamos a apoyarnos en la pirámide de Maslow18. Este psicólogo hablaba de las necesidades del ser humano desde el prisma fisiológico (respirar, comer, dormir, homeostasis). Una vez cubiertas esas necesidades, el ser humano aspira al siguiente nivel, la seguridad (física, de empleo, de recursos, de salud). El siguiente paso serían las necesidades sociales (amistad, afecto, intimidad). El penúltimo nivel son las necesidades de reconocimiento (éxito, respeto y confianza). Terminamos con la autorrealización (aceptación de hechos, moralidad, falta de prejuicios).

La pirámide simplemente es una referencia que manejamos para poner un orden. Una vez cubiertas las necesidades básicas fisiológicas «automáticas» parece que nos olvidamos de las maravillas del día a día y pasamos directamente a la seguridad (tengo dinero, tengo salud, tengo trabajo). A mí me falta un nivel en la pirámide entre estas dos. Porque ya hemos visto que tenemos suerte de tener lo básico. Mucha suerte. Pues ahora falta otra cosa por agradecer. Te falta maravillarte por las cosas simples que nos rodean y que damos por sentado.

DIARIO DE GRATITUD

El ejercicio que te propongo hacer aquí es un diario de gratitud donde cada noche escribas las cosas por las que estás agradecido. Si no te viene ninguna a la mente, te ayudo a empezar desde lo más básico; estás tan acostumbrado a todo lo que tienes que solo eres capaz de ver lo que no tienes. Tienes agua potable siempre que quieres, tanto para tu higiene personal como para beber, cosa básica y sin la cual te morirías en pocos días. Hay gente que no tiene agua y tiene que desplazarse kilómetros para conseguirla. En España, hasta no hace muchos años no funcionaba el sistema de depuración de agua fantástico del que ahora disfrutas sin valorarlo. Las personas tenían que llenar cubos de agua, limpiar la ropa en el río, bañarse en pantanos o arrojar el agua sucia por la ventana… ¡Agua va!

Tienes comida. Sí, ya sé que quizás no es la comida que más te gusta. Quizás tengas solo para comer carne, pescado, pollo, verduras, fruta, embutidos, pasta, legumbres, arroz, patatas….

Tienes una casa donde poder refugiarte del mal tiempo, donde poder descansar, encontrar cobijo en los malos momentos. Seguro que tienes algún tipo de servicio de televisión en streaming (Netflix, HBO, Movistar…). Prácticamente seguro. Así que agradece que puedes elegir qué ver en tu televisor y recuerda que hace unos años no existía este servicio. Ya van cuatro y casi sin pensarlas.

No voy a exagerar diciendo que deberías agradecer cada respiración o cada latido de corazón, porque son regalos maravillosos. No. Voy a quedarme en términos que no te cubre la pirámide de seguridad pero que son tan espectaculares que deberíamos pararnos más a menudo a detectarlos. Y encima la mayoría son baratos, muy baratos o gratis.

Está fenomenal el viaje a Maldivas de ocho días a razón de 5.000 euros por persona que harás en diciembre. Es increíble. Enhorabuena. ¿Pero has pensado que tienes cerca cosas que cuestan mil veces menos y no te dan mil veces menos de buenos momentos?

Un café recién hecho en el bar al lado de tu casa con dos minutos de conversación con el mismo camarero que lleva sirviéndote el mismo café durante los últimos años. Una buena película en el cine (el día del espectador, que cuesta poco más que un desayuno). Un buen libro que te atrapa y cambia por completo tu forma de pensar (cogido en la biblioteca municipal a precio de café). Una cerveza fría sentado en un taburete después de un paseo a ritmo olímpico mientras te da el sol de media tarde. Una hora de ejercicio y la maravillosa ducha de después. Una brisa fresca cuando sales del Metro una parada antes y caminas 200 metros hasta tu oficina. La luz que te deslumbra en los ojos cuando miras hacia arriba. Un chocolate con churros en domingo. Jugar con tu perro en la playa. El abrazo de un amigo al que hacía tiempo que no veías antes de brindar con una copa de vino. El paisaje de montaña que ves en tu pueblo. El baño en la playa en un día caluroso. Pedalear junto a tus amigos por el monte y después comerte un bocadillo de chorizo.

No vayas por la vida dejando pasar por simples las cosas más simples. Simplemente creo que son las más importantes.

Lección 12. Mira siempre el vaso lo más lleno posible

Vamos a empezar a hablar claro. No quiero preguntar si somos pesimistas, optimistas o intermedios. Déjate de preguntas ridículas. Déjate de ver el vaso medio lleno o medio vacío. Si el vaso está vacío, está vacío y tendrás que llenarlo. Pero si tiene algo de líquido, aunque sea poco, saca el máximo rendimiento a ese líquido y entonces todo habrá cambiado. Ya hemos hablado de las cosas pequeñas y de su importancia, así que a tope con el vaso.

La quinta podría ser tu familia. Seguro que tienes algún padre, madre, hermano, tío, abuelo al que llamar y sentir el contacto del amor familiar. Si no sientes ese amor es un buen momento para empezar a trabajar sobre ello. Recuerda que la vida es muy corta y no merece la pena pasarla enfadado y rencoroso. No dan premios a los enfadados, a las personas que mantienen el orgullo durante más tiempo y aguantan sin pedir perdón. Yo no he visto esas ceremonias de premios, ¿y tú?

Este ejercicio hazlo durante cuatro semanas. Te llevará unos minutos escribir y creará en ti un hábito de agradecimiento que luego se extrapolará al resto de tu existencia. Y, una última petición, escribe a mano. Más adelante te contaré un secreto de las personas que escribimos a mano.


Agradece las pequeñas cosas por las que merece la pena vivir. Actos cotidianos que no dejamos que nos maravillen por su sencillez o porque no tenemos que ahorrar durante cuatro meses para conseguirlos.

Ahora me dirás que la vida es dura, que hay situaciones muy complicadas y que las cosas suelen salir mal cuando pueden salir mal. Y no se te ocurra nombrar la ley del mayor cenizo y que más daño le ha hecho a la Humanidad desde tiempos inmemoriales. No me saques a Murphy y su famosa ley o «si se cae la tostada siempre se caerá por la lado de la mantequilla». Vete a freír espárragos, Murphy, por favor. Déjanos en paz de una vez con la mantequilla, la maldad y la mala suerte. Tenemos excedente de cenizos como tú, así que fuera.

Recuerda lo que has leído hace un rato. El mundo es el que es. El mundo que ves tú es distinto al mundo que veo yo y al mundo que ve el resto de la Humanidad. Así que empieza a decirle a tu cerebro que el vaso está lleno, que las cosas van bien. Y si no está lleno, si las cosas no están bien, si no crees que estás viviendo como deberías vivir, ¡¡sorpresa!! La mayoría de las cosas dependen de ti. Si pones toda la carne en el asador, si lo das todo nadie podrá reprocharte nada, y curiosamente en estos casos la vida siempre te sonreirá. Así que dedícate a trabajar y déjate de chorradas. Ya lo tienes. Ahí está para ti. Es la fórmula de la Coca-Cola. Es el Santo Grial.

Lección 13. Recuerda ser un poco espartano

Como ves, las lecciones se unen de una manera sutil. De una mentalidad de ver el vaso lleno lo máximo posible pasamos a hablar de trabajo y esfuerzo.

Para conseguir llegar al máximo potencial de esa mentalidad, una de las características principales, si no la principal, es la disciplina. Va muy ligada a trabajo, pero quiero darle la importancia que se merece. Cuando escucho disciplina, escucho mucho más. Está incluido el esfuerzo para mantenerla, la constancia para prolongarla y la propia disciplina en sí misma: esfuerzo, constancia y disciplina. Tres cualidades olvidadas hoy en día en la era de la inmediatez, de la gratificación instantánea, del «lo quiero todo hoy para ayer». Creo firmemente que tenemos que volver a instaurar una cultura de disciplina, respeto y esfuerzo.


TRABAJAR. TRABAJAR. TRABAJAR

Trabajar supone un esfuerzo tremendo; deberás manejar correctamente las expectativas, liberarte de la presión del resultado, aceptar la derrota en el ámbito de la vida en el que te muevas, reconocer que siempre hay un componente de azar (teoría del caos, casualidad, estar en el momento apropiado en el lugar apropiado…) que puede decidirlo todo.

Si estás dispuesto a aceptar todas estas situaciones, si sabes que las cosas podrán salir mal y no te apegas al resultado, si reconoces que deberás trascenderte a ti mismo y pones todo de tu parte para que las cosas salgan como tú quieres, entonces estarás en disposición de ver el vaso lleno al completo porque tendrás la tranquilidad de haberlo dado todo.


Volver a ser un poco espartanos, volver a los valores estoicos de aguantar cuando vienen «mal dadas» (situación pr opicia para entrenar nuestra capacidad de adaptación al medio) o el tan manido hoy ser más «resiliente». Es importante conocer que la resiliencia es la capacidad de un material de volver a la situación original tras haber sufrido los efectos de la manipulación anterior, es decir, volver a nuestro centro pero con una cicatriz. Así podremos analizar la situación, aprender de lo ocurrido y seguir hacia adelante con esfuerzo.

Ahora mismo puede que estés pensando en el esfuerzo, en la repetición como solución magistral de todos los males y quieras ponerlo en práctica porque da la casualidad de que conoces la historia de las 10.000 horas de Malcolm Gladwell19 o, lo que es lo mismo, que si haces 10.000 horas de algo te conviertes en maestro.

Pero quiero que veas la otra cara de la moneda del esfuerzo por el esfuerzo, pues las universidades de Rice, Princeton y Michigan dicen que esto afecta al éxito solo en un pequeño porcentaje. Los datos son aproximados pero quiero que lo pienses y lo tengas en cuenta. La vida está llena de cosas ocultas que escapan a nuestro control. Debemos aceptar que no comprendemos todas las partes de un entorno complejo y dinámico y que la bola siempre puede caer a cualquier lado de la red. El esfuerzo y la repetición son obligatorios pero no únicos. El esfuerzo de las 10.000 horas supone un pequeño porcentaje que debemos contemplar y trabajar de manera conjunta para manejar las expectativas, superar los obstáculos y evitar la frustración.


«Espartano» es sinónimo de esfuerzo fútil y sacrificio en vano. «Constancia» parece que solo aplica a los torpes que fallan si pierden el foco. «Disciplina» parece que quiere decir que tienes que aguantar el chaparrón sin quejarte y aceptando lo que te pasa. «Aceptación», qué palabra más denostada. «Aceptación» es entendido por muchos como resignación o inacción. La aceptación supone esfuerzo. La aceptación conlleva cambios. La aceptación transmite sensación de liberación y ausencia de dolor. La aceptación es mucho más complicada que la queja. Cuando experimentas la libertad de la aceptación empiezas a entender que la vida no te da lo que quieres sino lo que necesitas. La vida cambia a través de tus actos.

Si algo no te gusta, cámbialo. Si sientes que no quieres seguir aguantando algo, acéptalo y toma otro camino. Quizás sea más sencillo cambiarte a ti mismo que cambiar las circunstancias que te rodean.