Sinergias entre la psicología y el coaching

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Las conexiones entre la Psicología y el Coaching son evidentes. Estas conexiones tienen que ver con:

1 La propia naturaleza del proceso.

2 Su finalidad.

3 Las condiciones que se deben propiciar para que el Coaching pueda ejecutarse con éxito.

4 Los efectos que esa actuación tiene en quien la solicita: el cliente.

5 Los efectos que ese proceso tiene en quien acompaña: el coach y su forma de ampliar su nivel de competencia profesional.

6 Los fenómenos que se producen en el proceso y que explican su efectividad.

7 Los elementos involucrados en el mismo.

Todo ello nos lleva a enunciar, desde la mirada de la Psicología e inspirados en la propuesta por la ICF, una nueva y más completa definición de lo que es el Coaching desde la Psicología:

«El Coaching es una metodología de desarrollo de personas que opera a través de la conducta, en la que un profesional, llamado coach, colabora con su cliente (persona o sistema) en un proceso creativo y estimulante que le sirve a este último de inspiración para maximizar su potencial personal-profesional y alcanzar sus metas. Este proceso creativo se concreta en un conjunto de fases sucesivas que conllevan, por ambas partes (coach y cliente), el tránsito por:

 Procesos cognitivos inferiores (percepción y memoria) y superiores (pensamiento y lenguaje).

 Procesos de motivación, emoción y trascendencia.

 Procesos conductuales que demuestran o ponen en evidencia el aprendizaje mediante la puesta en práctica de conductas diferentes a las realizadas con anterioridad por parte el cliente y que provocan cambios en él mismo y en su entorno, y que le permiten alcanzar sus metas.

Estos procesos conllevan la actuación indisociable de los órganos rectores del comportamiento humano (sistema nervioso central y periférico), el tránsito por diferentes estados de consciencia por parte del coach y cliente (inconsciente, pre-consciente, consciente y estados ampliados de consciencia), la puesta en práctica de todos los estilos de representación-aprehendizaje de ambas personas (auditivo, visual, kinestésico y mixto) y la puesta en funcionamiento de todas sus inteligencias».

Existencialismo, psicología y coaching

Inmaculada Jaén

Introducción

Muchos autores hablan de la filosofía como la «madre» de todas las ciencias modernas, no solo de las que nos competen en este libro.

Hace muchos años, la sola mención a la filosofía como núcleo generador de la Psicología parecía provocar ampollas en algunos ilustres profesores. Durante esos años había en la comunidad académica de psicólogos una especie de obsesión casi infantil por ser reconocidos como disciplina científica a toda costa y el simple «roce filosófico» suponía un descrédito inadmisible.

Es posible, como en nuestra vida privada, que tengamos que «negar a nuestra madre» cuando queremos volar por nuestra cuenta y ser aceptados, para volver más adelante a reconocer, no sin cierto sonrojo, todo lo que esa madre nos aportó.

El objeto de este capítulo no es hacer un repaso exhaustivo de todo lo que la filosofía ha aportado a la Psicología y al Coaching, sino escoger aquellas corrientes filosóficas conceptualmente más relevantes para el caso que nos ocupa.

Por eso cuando hablamos de una disciplina tan reciente y novedosa como el Coaching, parece que remontarnos en el tiempo hasta el pensamiento de filósofos como Nietzsche, Kierkegaard, Husserl, Heidegger, Sartre, Merleau-Ponty o Martin Buber solo nos dará un breve punto de conexión con los paradigmas, tendencias y prácticas que se utilizan e investigan a día de hoy dentro de esta disciplina que, sin duda, bebe y ha bebido desde su creación y en su desarrollo de otras.

Sin embargo, son tantos los puntos de conexión, son tantas las ideas comunes y que resultan cruciales para el ejercicio del Coaching hoy en día, que es difícil condensar en unas cuantas todos los nexos que unen al existencialismo como disciplina filosófica con la psicoterapia existencialista y el método fenomenológico o fenomenología.

Haremos un recorrido por los principales fundamentos de la filosofía existencialista, destacando de algunos de sus autores aquellas aportaciones que luego han sido claves para conceptualizar la teoría y la práctica del Coaching, y más adelante tratar la psicoterapia existencial y el método fenomenológico, que necesitan un capítulo aparte por su calado, importancia e influencia.

Fundamentos de la filosofía existencialista

El término existencialismo fue acuñado por un periodista francés que entrevistó a Jean-Paul Sartre (1905-1980) en 1941. A este le gustó el rótulo y le hizo ganar en popularidad, aunque ya algunos filósofos anteriores durante la Primera Guerra Mundial hablaban de la filosofía del Existenz.

Sin embargo es difícil aunar en una misma corriente de pensamiento a esos filósofos, ya que ellos hacían gala de su propia individualidad huyendo de las etiquetas, como fue el caso de Martin Buber, que siempre enfatizó la unicidad de su particular punto de vista. Aún así, podemos hablar de tres rasgos comunes a todos ellos:

 La originalidad de la existencia individual. El «yo» se caracteriza por «decidirse» y «elegirse a sí mismo».

 La existencia como libertad. Cuando un filósofo existencialista habla de que la «existencia precede a la esencia» quiere decir que la libertad es lo que hace «ser» al ser humano.

 La fenomenología como método, interpretando al ser humano como fenómeno que «aparece o se manifiesta» ante la existencia.

En definitiva, en esta corriente filosófica se pone el énfasis en la existencia individual concreta, la subjetividad, la libertad individual y los conflictos de elección.

Abundando en la particularidad de cada uno de los diferentes autores nos gustaría poner de relieve algunas de sus ideas más sobresalientes, aquellas que sin duda el lector podrá poner en valor en constructos, conceptos, prácticas y planteamientos que constituyen la piedra angular de corrientes y escuelas de Coaching de todo el mundo.

Revisemos en detalle alguna de sus más destacadas contribuciones:

Soren Kierkegaard (1813-1855)

El pensamiento de Soren Kierkegaard es un intento de ofrecer un marco filosófico para abordar preguntas como «¿quién soy?» «¿para qué vivo?» o «¿qué debería hacer?». Es una forma de filosofía que se centra en la subjetividad humana.

La libertad de elección define la vida, por lo que esta consiste fundamentalmente en elegir; así desarrollamos nuestra existencia. Nuestras elecciones hablan sobre quiénes somos y qué historias hemos dejado a nuestras espaldas. Elegir es tan inevitable según este autor que hasta no hacer nada es una opción que escogemos ante una encrucijada de posibles acciones a realizar.



Es la esencia misma del coachee, cliente, como gusta llamársele actualmente en algunas escuelas, cuando escribe: «Tengo que encontrar una verdad que sea verdadera para mí… la idea por la que pueda vivir o morir», o lo que es lo mismo, nuestro objetivo vital. Para Kierkegaard, el ser humano no es estático, sino un ser en movimiento, en proceso, en continuo desarrollo de sí mismo.

Según Kierkegaard, las condiciones en las que elegimos dependen únicamente de nosotros; toda la responsabilidad es nuestra. Es como si el mundo exterior no existiese, ni los fenómenos sociales no tuviesen el más mínimo impacto en nuestras vidas, al igual que nuestra historia y cultura.


Friedrich Nietzsche (1844-1900)




Filósofo, poeta, músico y filólogo considerado uno de los autores más influyentes del siglo XIX. Su trabajo afectó profundamente a generaciones posteriores de teólogos, antropólogos, filósofos, sociólogos, psicólogos, politólogos, historiadores, poetas, novelistas y dramaturgos. Su influencia fue particularmente notoria en los filósofos existencialistas.

Su filosofía tiene un claro ascendente en algunas corrientes psicológicas y del Coaching. Destaquemos algunas:


1 El individuo es quien decide qué situaciones deben ser consideradas como situaciones morales, lo cual se asemeja bastante al actual sistema de creencias y valores personales con el que trabajan algunos coaches.

2 Las más frecuentes contradicciones de sus escritos se explican desde la idea de que Nietzsche utiliza múltiples puntos de vista para retar al lector a considerar varias facetas de un tema, ya que no existe una verdad universal; son solo interpretaciones de una realidad fundamentalmente in-interpretable.

3 El punto de partida de su moral cambia radicalmente: frente al «Tú debes» de Kant, Nietzsche aboga por el «Yo quiero».

4 Al margen del juicio humano, la vida no actúa dentro de la dicotomía bien-mal; simplemente se deja llevar por su propio poder, por el deseo de construirse. El estadio superior del hombre es la aceptación de la vida tal como venga.


Si bien hay quienes sostienen que la característica definitoria de Nietzsche no es tanto la temática que trataba sino el estilo y la sutileza con que lo hacía, fue un autor que introdujo como ningún otro una cosmovisión que reorganizó el pensamiento del siglo XX.


Edmund Husserl (1859-1938)

 


Filósofo moravo fundador de la fenomenología trascendental, y a través de ella, del movimiento fenomenológico, uno de los movimientos filosóficos más influyentes del siglo XX y aún lleno de vitalidad en el siglo XXI.

Quizá uno de sus conceptos más sobresalientes fue el de empatía: modo en el que experimento al otro, cómo constituyo a alguien como otro yo, que es, por otro lado, su propio «centro» de vivencias, afecciones y actos.

El punto de partida de las consideraciones «husserlianas» al respecto es una triple constatación:

 La experiencia del otro es siempre una experiencia del otro en su apariencia corpórea.

 Yo experimento mis propias vivencias de un modo único, inmediato, originario.

 Yo no experimento así las vivencias de los otros.


Martin Buber (1878-1965)

Filósofo y escritor judío austriaco-israelí conocido por su filosofía de diálogo y por sus obras de carácter existencialista. Sionista cultural, anarquista filosófico, existencialista y partidario de «una tierra para dos pueblos» que busca el diálogo entre judíos y árabes en Palestina.


El pensamiento de Buber contribuye a la construcción de un nuevo humanismo. Él vio necesario resaltar los valores fundamentales de la vida humana: la solidaridad, el respeto por el otro, la tolerancia, la no discriminación y el amor por el prójimo.




Otra de las piedras angulares de su obra es el tratamiento que hace del diálogo. Para Buber hay muchas formas de comunicación. La más inmediata es el lenguaje, verdadero prodigio de la persona, que podemos calificar de milagro. Solo con una treintena de signos transmitimos al otro lo más profundo y valioso que tenemos y existe dentro de nosotros (ideas, valores, pensamientos, proyectos, sentimientos). Con nuestras palabras nos enriquecemos mutuamente, «nos entregamos» el otro y yo. Pero si queremos que nuestro diálogo sea fructífero y enriquecedor debemos dejar espacio al silencio para reflexionar, estudiar y orar. De aquí emanará un lenguaje veraz, y la verdad hecha palabra generará confianza y empatía entre los interlocutores.

El diálogo requiere también el respeto al otro y a su palabra; si el diálogo es auténtico personifica, y así la comunicación «entre personas» será más que dialéctica e intercambio de ideas: será enriquecimiento y creación de nuestro propio ser.


Martin Heidegger (1889-1976)

Rafael Echeverría, en su libro Ontología del lenguaje, hace continuas referencias a la filosofía de Martin Heidegger y a su concepto de «acción transparente», que explica de esta manera: «Nos desplazamos en sintonía con el mundo alrededor, sin detenernos a pensar en él, fluimos en él». Heidegger contribuyó al pensamiento existencialista al poner el énfasis tanto en el ser y la ontología como en el lenguaje. Este interés fue el que recogieron más adelante autores como Fernando Flores y el mismo Echeverría dentro del Coaching Ontológico7.




Para Heidegger descubrimos el mundo a través de la existencia en sí misma; la cognición, la reflexión y otros procesos similares son tan solo un reflejo de la existencia y tienen un carácter secundario.

Destaca asimismo la relevancia del lenguaje como herramienta fundamental para entender el mundo.

La teoría existencialista de Martin Heidegger es considerada uno de los principales exponentes de este movimiento filosófico, asociado sobre todo a autores de finales del siglo XIX y principios del XX. A su vez, el existencialismo ha sido un movimiento que ha influido mucho a la corriente de la Psicología Humanista , cuyos principales representantes fueron Abraham Maslow y Carl Rogers.


Jean-Paul Sartre (1905-1980)


Filósofo, escritor, novelista, dramaturgo, activista político, biógrafo y crítico literario francés, es el exponente máximo del existencialismo y del marxismo humanista. El corazón de su filosofía era la preciosa noción de libertad y su sentido concomitante de la responsabilidad personal. Rechazó el Premio Nobel de Literatura en 1964.



Pocos años antes de su muerte, en una entrevista insistió en que nunca había dejado de creer que «al final uno siempre es responsable de lo que haya sido de él», algo parecido a su lema «el hombre se hace a sí mismo».

Para Sartre, los seres humanos no somos el resultado de un diseño inteligente (ideado por un dios); nuestra esencia, aquello que nos definirá, es lo que construimos nosotros mismos mediante nuestros actos.

La responsabilidad, ese concepto que distinguimos de la culpa, que nos hace dueños de nuestros actos pues asumimos sus consecuencias, ya fue entendido así por Jean-Paul Sartre, para quien cada uno es el único responsable de sus decisiones. La libertad de elección conlleva compromiso y responsabilidad.

Para los existencialistas en general, los individuos son libres de escoger su propio camino; tienen que aceptar el riesgo y la responsabilidad de seguir su compromiso dondequiera que les lleve.


Merleau-Ponty (1908-1961)


Filósofo fenomenólogo francés, fuertemente influido por Edmund Husserl.

Es frecuentemente clasificado como existencialista debido a su cercanía con Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, así como por su concepción «heideggeriana» del ser, aunque posteriormente, debido a su litigio con Sartre, Merleau-Ponty negó pertenencia o acuerdo con dicha filosofía.



Merleau-Ponty habla de la primacía de la percepción, ya que esta es activa y constitutiva, y una primacía de la experiencia, donde toda conciencia es conciencia perceptiva. El cuerpo propio es una condición permanente de la existencia; constituye la apertura perceptiva, como la «creación» de ese mundo.


Psicoterapia existencial


En la actualidad, la psicoterapia existencial podría entenderse más como una herramienta de desarrollo personal que como una práctica terapéutica propiamente dicha, ya que uno de sus principales axiomas es considerar los problemas de las personas más como asuntos que emergen ante las dificultades encontradas por el hecho de vivir que como indicadores de salud o enfermedad. Estas dificultades, lejos de suponer dolencias que hay que tratar, son oportunidades para desarrollar nuestros recursos, potencialidades personales y alcanzar una existencia más significativa y responsable.

Es por lo tanto un enfoque que, en vez de promover una «correcta» o «adecuada» forma de vivir, proporciona un marco para reflexionar y hacernos preguntas que aumenten nuestra perspectiva.

Para todo ello es indispensable tomar conciencia de las posibilidades de cada uno, ampliar la perspectiva de nosotros mismos y del mundo que nos rodea, y contemplar a la persona en evolución y desarrollo, en movimiento y proceso constantes.

La relación se da entre el «terapeuta» y el cliente a través de lo que se denomina «diálogo existencial», o un debate en el que predomina la conversación para buscar y clarificar las creencias acerca del mundo de manera que se llegue a un mejor entendimiento de los conflictos internos y los objetivos de la existencia que se dan en el día a día.

No hay una desigualdad entre cliente y terapeuta; este no asume la dirección al decirle al cliente lo que debe hacer. No se le considera como «el gran conocedor de la verdad» sino como la persona que sabe dialogar y facilitar la reflexión acerca de nuevas posibilidades.

En esta relación el cliente puede repasar sus experiencias con el terapeuta, quien cuestionará, retará y explorará, pero que no tiene respuestas que puedan sostener al otro sino solo propiciar el diálogo que facilite su reflexión.

El cliente está dispuesto a tomar la responsabilidad de su propia vida en este proceso, digamos «terapéutico», donde se mejora el conocimiento de uno mismo.

Es esencial enfocarse hacia la libertad de elección dando forma a la propia vida, abriendo y explorando otras posibilidades de ser, reflexionando acerca de nuestra particular manera de estar en el mundo, ya que la realidad es inter-relacional y anterior a la formación de la identidad como un «yo» independiente.

Un «yo», o una visión de uno mismo que es siempre cambiante y está en continuo proceso de construcción, interpersonal y contextual. Esta construcción se promueve teniendo en cuenta el mundo que nos rodea, observándolo e interaccionando con él y con los otros.

La psicoterapia existencialista trata el sufrimiento como una oportunidad. Tiene además una función sanadora, ya que promueve una búsqueda profunda y una reflexión formal.

Frente a otro tipo de procesos terapéuticos, este no se enfoca en el «por qué», en las causas, sino que se detiene en el nivel descriptivo hacia el «qué» y el «cómo», algo propio del método fenomenológico, según el cual «los hombres perspicaces juzgan que el fiarse de lo que se ve y se toca es una limitación: no todo lo que hay que ver está a la vista, no todo lo real es tangible. Sin embargo, la apariencia debiéramos considerarla todos como testimonio irrecusable de un ser presente: lo que se ve es algo que está ahí. Pero nos parece que lo visible ya no es lo evidente; que el ser puede ser engañoso; que la apariencia no es la realidad».

A través de este método, lo que la psicoterapia existencial impulsa es:

 Nuestra particular experiencia de ser-en-el-mundo-con-otros.

 Examinar, confrontar y revalorar los límites auto-impuestos y los asignados al mundo.

 Una manera dialógica de ser del cliente, actitudes, valores, creencias y juicios, explícita o implícitamente, para conocer o cambiar su manera de ser.

 El ser es una experiencia manifestada en emociones y respuestas afectivas que son significativas.


Para la visión existencial, la experiencia siempre es intencional. En palabras de Ernesto Spinelli, cada vez que noto, descubro, me doy cuenta de algo y hablo de mi experiencia, realizo un acto de interpretación, selección y reflexión. En este sentido, cualquier referencia a una experiencia pura es desde este punto de vista una falacia.

Para la fenomenología, los opuestos son el principal criterio de contraste y una característica indispensable para la conciencia; de esta manera solo conocemos la tristeza por la alegría, o el frío por el calor, etc.


Principales escuelas contemporáneas de psicoterapia existencial



Ludwig Binswanger, Medrad BossAnálisis existencial
Viktor FranklLogoterapia y análisis existencial
Eugene Minkowski, Kart Jaspers, Ronald D. Laing, David Cooper, Thomas SzaszPsiquiatría existencial
Emmy Van Deurzen, Ernesto Spinelli y Hans CohnEscuela inglesa de Psicoterapia existencial
James Bugental, Rollo May, Irvin Yalom, etc.Escuela norteamericana de Psicoterapia existencial
Buber, MartinTerapia dialogal
Laengle, AlfredAnálisis existencial personal
Escuela latinoamericana de Psicoterapia existencial


Viktor Frankl8



Nos gustaría subrayar algunas de las ideas y aportaciones de la Logoterapia de Viktor Frankl, por su influencia en el Coaching y en las prácticas de desarrollo personal. Ahí van algunas de ellas:

 El carácter indivisible de la persona.

 La diferenciación entre causa e intención.

 

 La psicoterapia orientada a fines y objetivos.

 La búsqueda del «sentido de la vida» y su importancia en la psicoterapia.

 La relevancia del diálogo y la relación terapéutica.


Conclusiones

Las aportaciones más significativas del enfoque existencial al Coaching son:

 Considerar la relación «terapéutica» desde un prisma distinto al de salud/enfermedad. Al ser problemas que emergen por el hecho de vivir y que pueden darse en cualquier persona, pasamos de una perspectiva psicopatológica a una de desarrollo personal.

 La relación entre el facilitador y el cliente no será directiva. No se le dice al cliente lo que debe hacer, pensar, decir... No tiene respuestas, sino más bien preguntas.

 La relación es entre iguales; se promueve la capacidad para fomentar el diálogo y la reflexión.

 Una de las herramientas fundamentales es el diálogo.

 La existencia como libertad de elección, lo cual implica responsabilidad para asumir el propio destino y aceptar los riesgos.

 El «yo» integrado en el mundo, «fluimos» en él.

 La búsqueda del objetivo vital.

 La visión de la persona en proceso de construcción, cambiante.

 La subjetividad del sistema de creencias, juicios y valores.

 Cada uno de nosotros interpreta lo percibido, la realidad… su realidad.

 Enfocar el diálogo, al «qué», al «cómo», al aspecto descriptivo, más que al causal del «por qué».

 La relación facilitador-cliente orientada a fines y objetivos.

 El carácter indivisible de la persona.

 La reflexión, el conocimiento de uno mismo, como parte indispensable para conseguir aquello que el cliente quiera.

 Exploración de nuevas posibilidades del «ser», de la persona, nuevas capacitaciones.

 No existe una manera «adecuada» de vivir.


La psicología como disciplina raíz

del coaching


Cristina Izquierdo Crespo, texto de Vikki Brock9

Introducción

En este capítulo mostraremos cómo la Psicología es una de las raíces fundamentales del Coaching y cómo muchas de las teorías psicológicas han ayudado al crecimiento del Coaching como metodología de desarrollo de personas. También abordaremos herramientas y fundamentos que la Psicología ha aportado a la práctica del Coaching.

La doctora Brock hace una fabulosa exposición de los distintos autores y profesionales destacados en el surgimiento de los diferentes hitos de la Psicología que han supuesto grandes avances en el estudio del comportamiento humano, así como en la forma en que la Psicología ha ido sembrando teorías y desarrollos que han contribuido significativamente al nacimiento y expansión del Coaching.

Gracias al metódico y al exhaustivo análisis realizado en esta obra, hoy podemos contar con una magnífica síntesis del camino realizado por la Psicología durante los dos últimos siglos, los avances y descubrimientos aportados por sus profesionales al estudio del comportamiento humano y las conexiones que presenta con el Coaching.

A lo largo de este capítulo expondremos las ideas principales siguiendo la misma estructura que la autora aplica en la obra original.

En primer lugar abordaremos las distintas corrientes y escuelas surgidas a lo largo del tiempo desde el inicio de la Psicología, manteniendo su orden cronológico con el fin de ver qué elementos históricos y científicos hicieron posible el avance de nuevas ideas.

Posteriormente desarrollaremos las distintas subdisciplinas de la Psicología basadas en la aplicación que de esta ciencia se hizo. En cada una de ellas veremos sus teorías, los autores más relevantes y los fundamentos que hoy día comparte con el Coaching.

Historia de la psicología

«La Psicología sigue siendo uno de los hijos más robustos de la filosofía; al igual que ella, se refiere a un conjunto de teorías y de prácticas» (Brock, 2011).

Es conveniente saber que si bien sus raíces están en los filósofos de la antigua Grecia, la Psicología científica se asocia al año 1879, cuando Wilhelm Wundt abrió el primer laboratorio en Alemania, año que consideramos el inicio de la Psicología científica.

Según la American Psychological Association (APA), a finales del siglo XIX la Psicología trataba el estudio de la mente y de la consciencia a través de la introspección y de la descripción de la experiencia. A finales del siglo XX, el enfoque se amplió a la ciencia y práctica relacionadas con el comportamiento humano, así como a los procesos mentales que subyacen por debajo de la salud física y mental. En las últimas dos décadas del siglo XX se entiende que la Psicología no es solo una ciencia, sino también una práctica.




Fuente: Adaptado de Vikki Brock (2008).


En el gráfico podemos ver fácilmente la evolución temporal de las distintas escuelas y cómo unas han facilitado la aparición de otras.

En 1999 se define la Psicología como el estudio del comportamiento y del fenómeno mental subyacente. Peo la realidad es que la Psicología se define cada vez más en relación al campo particular que estudia en lugar de como un todo.

La Psicología de 1879 combinaba la introspección filosófica con los métodos de análisis, experimentación y comparación. Tanto Wundt como William James (padre de la Psicología estadounidense y también estudiante de Medicina) son descendientes de la tradición filosófica.

En este período, Sigmund Freud desarrolló un modelo de psicoterapia llamado Psicoanálisis a partir del modelo médico, basado en las patologías y que se centraba en la cura de enfermedades mentales y trastornos de la persona.

En las décadas siguientes, los conductistas se convirtieron en la segunda fuerza más importante. Liderados por Pávlov en Europa y Skinner en USA redirigieron los estudios de Psicología hacia comportamientos humanos abiertos y la manera en que estos estaban condicionados por estímulos externos.

Posteriormente los psicólogos cognitivos añadieron otra dimensión al enfoque conductual al centrarse en patrones de pensamiento consciente a través de los cuales los seres humanos podían aprender a discernir y modificar sus propios pensamientos, sentimientos y enfoques de vida.

Poco después, los psicólogos humanistas, enfocados en la persona como un todo (en lugar de limitarte a la mente), incluyeron estudios de toma de consciencia personal y potencial humano. Esta corriente fue la más tolerante con otros puntos de vista.

La Psicología Transpersonal completa a la humanista, siendo ambas presentadas por Abraham Maslow, convirtiéndose así en la cuarta fuerza más importante dentro de la disciplina, centrada en un reconocimiento más amplio de la voluntad y la intencionalidad, así como de la espiritualidad del ser humano.

En las décadas de los 60-70, el Movimiento de Potencial Humano (HPM) y el Coaching coercitivo (LGAT-programas diseñados para aumentar la consciencia de uno mismo y producir resultados positivos en la vida de las personas) popularizaron muchos principios psicológicos y no psicológicos, convirtiéndose en parte de la cultura popular occidental, especialmente en EEUU.

Carl Rogers, Abraham Maslow y Fritz Perls estuvieron implicados en proporcionar los principios psicológicos al gran número de personas que visitaban su centro de terapia Esalen; de este modo las personas empezaron a usar más mayoritariamente estos principios para mejorar sus vidas.

La Psicología Humanista, el movimiento del potencial humano y el movimiento de desarrollo humano influyeron así en el clima socioeconómico y en las preguntas que la gente se hacía sobre la realización de su propio potencial.

Hoy en día casi todas las subdisciplinas psicológicas se dividen en los enfoques psicoanalíticos, cognitivo-conductual, humanístico y transpersonal.

La Psicodinámica y la Psicología Cognitiva de principios y mediados de 1900 eclipsaron rápidamente el enfoque estructural inicial de la Psicología.

Adler influyó en ello en los años 20 del pasado siglo. Más tarde lo hicieron Maslow, Ellis, Jung, Rogers y Erickson (década de los 50), Argyris y Perls en los 60, Bandler en los 70, Dilts en los 80 y Goleman, Wilber, Seligman y Csikszentmihalyi en los 90.

Cada uno de los cuatro enfoques principales de la Psicología ha sido de gran influencia en el Coaching, y en la actualidad siguen usándose por los coaches, aunque con diferentes combinaciones en función de la historia personal y la educación de cada uno. La Psicología estructural y funcional siguen influyendo en la investigación sobre la consciencia humana, la Psicología dinámica sigue aportando técnicas para usar con los clientes, la escuela cognitivo-conductual influye en aspectos relacionados con el aprendizaje de adultos, y la Psicología Transpersonal sigue insistiendo para que la voluntad y la intencionalidad se incluyan, al igual que la espiritualidad, en todos los procesos relacionados con el desarrollo humano.

Cada enfoque tiene su marco de trabajo con sus teorías, supuestos, modelos y protocolos. Usan la evaluación para potenciar la propia conciencia, ayudar al desarrollo de habilidades y favorecer las medidas correctivas. Todos contienen modelos terapéuticos, habilidades y técnicas específicas, aunque habitualmente se describan en lenguaje diferente.

Fundamentos de las corrientes psicológicas y aportaciones al coaching

Psicología estructural y funcional