Uchuraccay

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© Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC)

Primera publicación: enero de 2018

Impreso en el Perú – Printed in Peru

Autor: Franz Krajnik

Fotografía y edición gráfica: Franz Krajnik

Asesoría fotográfica: Mayu Mohanna

Edición: Diana Félix

Corrección de estilo: Jessica Vivanco

Diseño: Gabriela Morales

Editor del proyecto editorial

Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas S. A. C.

Av. Prolongación primavera 2390, Santiago de Surco, Lima-Perú.

Teléf: 313-3333

www.upc.edu.pe

Primera edición: enero de 2018

Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC)

Centro de Información

Krajnik, Franz

Uchuraccay / Franz Krajnik.-Primera Edición-

Lima: Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, 2018

ISBN de la versión impresa: 978-612-318-123-9

ISBN de la versión PDF: 978-612-318-128-4

ISBN de la versión epub y mobi: 978-612-318-129-1

1. Ayacucho (Perú: Dpto) 2. Perú 3. Terrorismo 4. Fotografía periodística 5. Víctimas de terrorismo 6. Campesinos 7. Periodistas 8. Violación de los derechos humanos 9. Fotografía documental 10. Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas

303.625 KRAJ

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, de la editorial.

El contenido de este libro es responsabilidad del autor y no refleja necesariamente la opinión de los editores.

Franz Krajnik

Prólogo de Salomón Lerner F. e introducción de María Eugenia Ulfe Diseño de Gabriela Morales

A JOSEFINA Y ALEJANDRA; A GESSEL, QUIEN ME ACOMPAÑÓ EN TODO ESTE CAMINO.

EN MEMORIA DE LEVIS


“ME SIENTO CON PENSAMIENTO CUANDO RECUERDO A MI PADRE, MI MADRE Y MI ABUELA ASESINADOS POR SENDERO EN 1983, PERO LA RELIGIÓN ME HA AYUDADO A SEGUIR PARA TRABAJAR POR MI PUEBLO”.

EMILIANO CHÁVEZ, EXALCALDE DE UCHURACCAY

“EN MAYO DE 1983, MI MADRE ENCONTRÓ A MI PADRE TIRADO EN MEDIO CAMINO, ASESINADO POR SENDERO. LUEGO, TUVE QUE BUSCARME LA VIDA EN LA SELVA PARA MANTENER A MIS HERMANITOS. TENGO RENCOR TODAVÍA”.

GUILLERMO FIGUEROA, POBLADOR DE UCHURACCAY

“TENÍA 13 AÑOS CUANDO ME BALEARON LOS SENDERISTAS. YO SALVÉ DE MORIR, PERO MI HERMANO MENOR NO SOBREVIVIÓ. DESPUÉS LLEGARON LOS MILITARES Y NOS PERSIGUIERON GRITANDO: TERRUCOS DE MIERDA” DE MIERDA”.

ELADIO HUAYLLA, PRESIDENTE DEL COMITÉ DE AUTODEFENSA DE UCHURACCAY

“AHORA SOY FELIZ PORQUE TENGO MI FAMILIA, PERO EN MI CORAZÓN SIEMPRE QUEDARÁ UNA HERIDA ABIERTA POR MI PADRE Y MI HERMANO MAYOR QUE FUERON MUERTOS POR LOS SINCHIS EN 1984, A BALAZOS”.

JOEL PACHECO, POBLADOR DE UCHURACCAY


ENTRE LOS AÑOS 1980 Y 2000, EL PERÚ VIVIÓ EL PEOR CONFLICTO ARMADO INTERNO DE SU HISTORIA REPUBLICANA; EN ÉL, MÁS DE 69 000 PERUANOS MURIERON O DESAPARECIERON EN ACCIONES VIOLENTAS COMETIDAS POR GRUPOS TERRORISTAS, FUERZAS MILITARES, POLICIALES Y RONDAS CAMPESINAS (CVR, 2003). AL PIE DEL APU RAZUHUILLCA, A 4 000 METROS SOBRE LAS ALTURAS DE LA PROVINCIA DE HUANTA, DEPARTAMENTO DE AYACUCHO, EL SALDO DEL CONFLICTO FUE DE OCHO PERIODISTAS QUE, JUNTO A SU GUÍA, FUERON ASESINADOS EL 26 DE ENERO DE 1983 A MANOS DE LOS MISMOS COMUNEROS; SIN EMBARGO, POCO SE SABE DE LOS 135 CAMPESINOS DE UCHURACCAY ASESINADOS EN LOS MESES Y AÑOS SIGUIENTES POR PARTE DE SENDERO LUMINOSO Y LAS FUERZAS ARMADAS. HOY, LA COMUNIDAD DE UCHURACCAY SE LEVANTA DE ENTRE LAS CENIZAS PARA CONTARNOS CÓMO SE CONVIVE CON EL DOLOR A TRAVÉS DEL TIEMPO.

La mirada y el compromiso del fotógrafo

Siguiendo la concepción andina del tiempo cíclico, donde el pasado se ubica delante y no detrás (porque se conoce y se ha visto), este notable ensayo fotográfico de Franz Krajnik propone, de acuerdo con sus propias palabras, visibilizar el dolor de aquellas generaciones que cargan en brazos el peso de la muerte.

Mientras para muchos Uchuraccay es un lugar emblemático de la violencia política del país, un lugar, por lo tanto, encerrado y olvidado en un espacio determinado de la historia política del Perú, para Franz se trata de una comunidad que aprendió a renacer de las cenizas de la muerte, a la cual llegó como parte de un propio viaje personal con el propósito de averiguar cómo se podía con(vivir)con el dolor.

Para poder llevar a cabo su registro, en las condiciones buscadas por el autor, este ha tomado decisiones metodológicas importantes como el uso del blanco y negro; una decisión fundamental, ya que va de la mano con el concepto transtemporal que Franz desarrolla en su libro. Hay fotografías que parecen tomadas no en el periodo de cinco años que Krajnik comenta le demoró desarrollar el trabajo, sino, incluso, de un tiempo previo mucho más antiguo. Franz se conmueve, se identifica ante el dolor de los demás que, como él mismo señala, es el suyo propio.

Llama la atención el manejo de la luz, la calidad de los retratos, la cercanía que tiene con sus personajes, la forma en que Franz es aceptado por la comunidad y cómo, por medio de las fotografías, observamos la vida cotidiana de sus pobladores. La mirada de Krajnik no es la de un extraño. No es la de un viajero. Es la de alguien integrado en Uchuraccay. Franz nos muestra las luces y las sombras de la comunidad, sus escalas de grises. Sus fotografías se complementan con su texto. Son uno solo y van de la mano. El manejo de las atmósferas y sensaciones que transmite son notables. La violencia, el dolor, la ausencia persisten en las imágenes. La postguerra, para aquellos que han sufrido muerte, destrucción, la pérdida de seres queridos, puede ser tan dolorosa como la guerra en sí. Forman parte de un solo proceso. Aquello lo vemos en las fotos. Sin embargo, conviven con risas, alegrías, escenas de siembra, juventud y fortaleza. A partir del dolor, que continua y se mantiene, es que renace la vida. El dolor no se niega, es la herramienta que sirve para continuar hacia adelante.

El compromiso de Franz con el país lo llevó a realizar este libro. Para nosotros como Facultad de Comunicaciones de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas es una gran satisfacción respaldar y publicar el trabajo de uno de nuestros más destacados docentes de la naciente carrera de Comunicación y Fotografía. Mantenemos y asumimos plenamente nuestro compromiso con nuestro país, sociedad, profesores y alumnos.

Renzo Babilonia Fernández Baca Docente, Fotógrafo e Investigador Fotográfico Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas

EL TRABAJO

DE LA MEMORIA

Salomón Lerner Febres*

Cuando una comunidad ha sufrido los embates de la violencia, la memoria se revela como un instrumento fundamental para que ella logre cumplir con las exigencias de la justicia y la paz, deterioradas por el drama padecido y que ha causado, muchas veces, rupturas entre los vínculos sociales e institucionales preexistentes. Cuando la violencia vivida ha manifestado el grado de crudeza que se registró en Uchuraccay, al punto que suscitó el éxodo de sus pobladores por espacio de diez años, el ejercicio de la memoria se constituye como una actividad dolorosa y al mismo tiempo como un desafío moral y político de alta significación.

Uchuraccay es una de las zonas del país más golpeadas por el conflicto armado interno, el más cruento que ha sufrido la república peruana. Es una comunidad de las alturas de Ayacucho que se hizo tristemente célebre a fines de enero de 1983, cuando ocho periodistas y un guía perecieron a manos de los comuneros del lugar. La Comisión Vargas Llosa atribuyó la masacre a la confusión de los comuneros, y a las distancias entre el “Perú oficial” y aquellas regiones del país generalmente olvidadas por el Estado peruano. A poco tiempo de este suceso, 135 pobladores de Uchuraccay fueron asesinados por incursiones de Sendero Luminoso y por la posterior represión militar. El debate mediático y político abarcó el terrible caso de los periodistas asesinados, pero dejó en el silencio lo sucedido después con la señalada comunidad, contentándose muchos con la atribución no reflexionada de un estigma indeleble para ese grupo social.

El libro de Franz Krajnik se propone retratar de manera reflexiva y emocionalmente concernida la conexión entre el pasado y el presente experimentada por la comunidad de Uchuraccay. Sus fotografías en blanco y negro dan cuenta del recuerdo de la violencia que acompaña a los habitantes de Uchuraccay, pero también recogen las vivencias y las esperanzas de los miembros de la comunidad, encarnadas en diversas situaciones de la vida diaria. Recoge, asimismo, vistas panorámicas a las zonas antigua y nueva de Uchuraccay, y extraordinarios paisajes altoandinos de gran belleza. Krajnik concibe su trabajo explícitamente como un ensayo de memoria. Y lo es, sin duda.

 

En efecto, el cuidado de la memoria no es solo una exploración del pasado, sino una meditación en torno a la conexión entre el pasado, el presente y las posibilidades del futuro en el curso de la vida de los seres humanos, y también de las instituciones que conforman. Se trata de hacernos cargo del pasado, para aprender de él, para que sus efectos negativos no vuelvan a acecharnos y podamos llevar una vida plena y razonable con nuestros conciudadanos. Los pobladores de Uchuraccay dejaron la comunidad en la primera mitad de la década de 1980, y retornaron a ella el 10 de octubre de 1993 —según declara el autor del libro—, después de una década. La experiencia del retorno, luego de una experiencia dolorosa y conflictiva —el célebre nóstos de los griegos—, deja su sello en las personas y en las comunidades. Reencontrarse después de un periodo de exilio, volver a mirarse a los ojos, reconstruir los vínculos de solidaridad que cohesiona las comunidades, constituye un reto decisivo. Un reto que, asumido con compromiso —como dan fe los habitantes de Uchuraccay—, puede reestructurar la comunidad en cuanto tal.

La situación de Uchuraccay es la de muchos pueblos del Perú que enfrentaron el conflicto armado interno. Pueblos a los que el Estado apenas llega o no está presente en absoluto. Pueblos cuyos habitantes no hablan español y que formalmente son parte del “Perú oficial”. El Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación recabó diversos testimonios de víctimas del conflicto que señalan con claridad y con profundo dolor que muchos compatriotas no fueron tratados como peruanos y como ciudadanos cuando denunciaron los actos que padecieron ante las autoridades correspondientes. Su condición de pobres, de comuneros, de campesinos o de hablantes de un idioma andino o amazónico fue asumida por sus interlocutores como motivo para negarles el reconocimiento debido a ciudadanos libres e iguales.

El ejercicio de la memoria señala esa forma básica de injusticia: la comisión del daño y la condición de víctima hacen patente una situación contraria a las exigencias morales de cualquier forma de humanismo democrático. El punto de partida moral y político de este humanismo es el reconocimiento de la dignidad inherente a toda persona humana, el reconocimiento de los derechos fundamentales de todo ciudadano de una república libre. El daño físico y la restricción ilegal de las libertades suponen —parafraseando a Hannah Arendt— el inadmisible desconocimiento del más elemental “derecho a tener derechos” que asiste a todo ciudadano.

El trabajo de la memoria pretende revelar la injusticia como lo inaceptable en una perspectiva moral y política. Su objetivo es servir a la justicia en el proceso de reparación de la víctima y de sanción a los perpetradores. La memoria constituye un primer e ineludible paso en la lucha por lograr justicia allí donde se desató la violencia. Quienes son responsables del daño producido se proponen imponer el silencio frente a los crímenes contra los derechos humanos. El silencio no solo propicia políticas de impunidad, sino también bloquea el aprendizaje moral y político de una sociedad que ha sufrido violencia. La memoria exige nadar en contra de la corriente. Ella cumple un rol transformador en el escenario de las prácticas sociales y las instituciones.

La memoria constituye un elemento esencial de cualquier proyecto de reconciliación social. La CVR formuló esta idea en términos de la reconstrucción de las relaciones sociales lesionadas por la violencia y por la exclusión. La recuperación de estos vínculos supone el reencuentro del Estado peruano con las poblaciones altoandinas y amazónicas cuyos derechos no supo proteger. La reconciliación implica, asimismo, la reconfiguración de los nexos entre los grupos sociales y las organizaciones de la sociedad civil (universidades, sindicatos, iglesias, etcétera). Además, invoca la necesidad de la recuperación de los vínculos interpersonales dentro de las comunidades locales que fueron golpeadas por la violencia terrorista y militar. Esas comunidades fueron en su día abandonadas por sus habitantes —como Uchuraccay— para conseguir salvar la vida; la vuelta a la comunidad supone, entonces, el intento del restablecimiento de la comunicación y la participación de los comuneros en actividades colectivas. Se propone superar las antiguas fracturas y los conflictos para reconstruir la comunidad.

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