Terapia de grupo en niños

Tekst
Loe katkendit
Märgi loetuks
Kuidas lugeda raamatut pärast ostmist
Šrift:Väiksem АаSuurem Aa


EDICIONES UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

Vicerrectoría de Comunicaciones y Educación Continua

Alameda 390, Santiago, Chile

editorialedicionesuc@uc.cl www.ediciones.uc.cl

Terapia de grupo en niños.

Una alternativa de crecimiento emocional

María Verónica Gazmuri Mujica

Neva Milicic Müller

© Inscripción Nº 236.021

Derechos reservados

2013

ISBN edición impresa Nº: 978-956-14-1402-0

ISBN edición digital Nº: 978-956-14-2574-3

Primera edición

Diseño:

Manuel Francisco de la Maza

versión | producciones gráficas ltda.

Diagramación digital:

ebooks Patagonia

www.ebookspatagonia.com info@ebookspatagonia.com

CIP-Pontificia Universidad Católica de Chile

Gazmuri, Verónica.

Terapia de grupo en niños: una alternativa de crecimiento emocional / Verónica

Gazmuri M. y Neva Milicic M.; con la colaboración de Pilar Álamos V.

1. Psicoterapia de grupo - En lactancia y niñez.

2. Interacción social en niños.

I. t.

II. Milicic, Neva, 1943-

2013 616.89152+DDC22 RCAA2

A nuestros hijos e hijas:

Javier, Jimena, Álvaro y Soledad.

Roberto y Marcela.

A nuestros nietos y nietas:

Magdalena, Beatriz, Constanza, Florencia, Valentina, Victoria, Diego, Matias y Felipe

Joaquín, Felipe, Gaspar, Lorenzo y Emilio

Niños y niñas que fueron llegando a nuestras vidas uno a uno, que nos dieron una enorme alegría, nos obligaron a la paciencia y nos transmiten vitalidad y energía, abriéndonos cotidianamente las ventanas al mundo de la infancia.

Y a Pablo Fontecilla, por su constante y estimulante compañía durante los años en que realizamos los grupos y escribimos este libro.

Neva y Verónica.

ÍNDICE

Introducción

Primera parte: Antecedentes teóricos

Fundamentos conceptuales de psicoterapia de grupo

Contexto e historia

Dinámica de los grupos

Fuerzas que operan en un grupo

Psicoterapia de grupo

Psicoterapia de grupo en niños

Aportes de las diferentes teorías psicológicas a la psicoterapia de grupo

Aportes de la teoría psicoanalítica

Aportes de la teoría cognitivo-conductual

Aportes de la teoría racional emotiva

Aportes de la teoría gestáltica

Aportes de la teoría humanista existencial

Aportes de la teoría narrativa

La experiencia grupal y la construcción de la narrativa personal

Aportes de la teoría sistémica

La persona del terapeuta, coterapia y supervisión

Coterapia

Supervisión

Las emociones

Qué son las emociones

Emociones básicas

Amor

Alegría

Rabia

Miedo

Tristeza

Emociones y terapia grupal

Identidad personal y emoción

Competencias relacionadas con la regulación emocional

Grupo y conciencia emocional

Variables sociales y emocionales en las terapias grupales

Apego y grupo

Terapia de grupo y redes sociales

La terapia de grupo como una experiencia que favorece la resiliencia

Factores protectores internos

Tipos de grupos de acuerdo a los problemas presentados

Modelo de tratamiento para las habilidades sociales de niños con Síndrome de Déficit Atencional (SDA)

Modelo de grupo para niños con trastornos de conducta

Modelo terapéutico para situaciones traumáticas

Modelo terapéutico para niños víctimas de abuso sexual

Modelo terapéutico para niños víctimas de maltrato

Programas grupales en unidades de crisis para adolescentes

Grupos para trastornos de alimentación

Modelo terapéutico para niños con problemas médicos (diabetes)

Nuestro enfoque teórico

Objetivos generales del grupo

Favorecer el autoconocimiento, la comunicación y la autoestima

Favorecer la vinculación con los otros de manera clara y honesta

Aprender a enfrentar los conflictos en forma pacífica

Favorecer una actitud positiva frente al aprendizaje

Etapas en el desarrollo de un grupo

Estrategias de intervención-técnicas terapéuticas

Actitudes y conductas de los terapeutas que favorecen la integración de los niños al grupo

Técnicas terapéuticas utilizadas más frecuentemente

Actividades Terapéuticas

El juego

El dibujo

Las dramatizaciones

Las imaginerías

El relato de sueños

Los collages

Los cuentos

 

Mecanismos Terapéuticos

Componentes interaccionales asociados al cambio terapéutico

Cambios intragrupales y extragrupales

Ámbitos de cambio

En relación consigo mismo

Relación con los otros

Segunda parte: Organización del trabajo grupal y descripción de las sesiones

Constitución del grupo

Indicaciones y criterios de conformación

Tipo de grupo

Edad y sexo

Tamaño del grupo

Frecuencia y duración

Lugar en que se realiza la actividad

Preparación del grupo antes de las sesiones

Preparación del grupo

La motivación a la familia

Descripción de sesiones

Descripción de sesiones de la etapa inicial

Acogida y presentación

Expectativas y normas del grupo

Atrapando los buenos recuerdos

Sesión en la etapa inicial de una situación inesperada

Juego de adivinar el animal

Descripción de sesiones de la etapa intermedia

Un recuerdo triste

Análisis de una sesión del recuerdo triste

La autorregulación

Emociones y sentimientos

Los sueños

Los temores y los miedos

Imaginería dual de animales

Si yo fuera un árbol

Árbol de virtudes y frutos

Imaginería del espacio interno

Un día perfecto

Descripción de sesiones de la etapa de término

Las metas

Los sí mismos posibles

Cómo solucionar los conflictos en la relación con otros

Toma de decisiones

Sesión de término: evaluación y despedida

Cuadro síntesis de las sesiones

Entrevista con los padres al término del grupo

Bibliografía

Índice de autores

Indice temático

Introducción

Hace muchos años que nos veníamos planteando la necesidad de escribir un libro que sistematizara nuestra postura y experiencia en relación a la terapia de grupo con niños. Los comienzos de este proyecto no fueron fáciles. A poco andar caímos en cuenta que no resultaba fácil describir la riqueza y complejidad de los procesos terapéuticos que se dan al interior de un grupo.

Llevábamos varias décadas trabajando juntas en coterapia, habíamos realizado más de 100 grupos de terapia con niños, revisado exhaustivamente la literatura focalizada en el tema y de áreas afines y habíamos reflexionado, posteriormente a las sesiones y al término de cada grupo, acerca de la efectividad de nuestras intervenciones y los cambios que estimábamos necesarios de introducir.

Habíamos realizado cursos de formación de terapeutas que nos ayudaron a sistematizar lo realizado y los diálogos con los participantes de los cursos fueron enriqueciendo nuestro trabajo. Por todo ello estimamos que transmitir lo aprendido en todas estas instancias podría ser de utilidad para la formación de los psicólogos clínicos y educacionales que trabajan con temas de infancia.

La pregunta acerca de qué era lo relevante a transmitir nos hizo reescribir, eliminar y agregar. Al llegar al final de la tarea esperamos haber logrado, en la medida de lo posible, trasmitir el espíritu y los conceptos que nos han animado a trabajar con los niños en terapia de grupo.

Los grupos son el contexto natural donde se desenvuelve la vida socioemocional de los niños. Pertenecer a ellos es clave para su bienestar; sentirse marginado es causa de un enorme sufrimiento para quienes tienen algún déficit en el desarrollo de sus competencias socioemocionales. Los grupos son un medio para favorecer en forma explícita e implícita estas competencias.

Este libro está organizado en dos partes:

La primera se refiere a los antecedentes teóricos que sustentan las terapias grupales. No pretende ser un estado del arte, pero sí describir en forma sucinta los principales aportes de los distintos enfoques recogidos a través de la revisión bibliográfica. Se ha puesto especial énfasis en aquellos autores que para nosotras resultaron claves para consolidar y enriquecer nuestra perspectiva terapéutica. En este sentido es una selección de lo leído, sesgada por el criterio de que los contenidos aportados hubieran resultado iluminadores del trabajo terapéutico realizado por nosotras.

En rigor, resulta difícil ser un buen terapeuta de grupo a quien no ha tenido formación y experiencia previa como terapeuta infantil, ya que el grupo es una modalidad orientada al crecimiento emocional y a la resolución de conflictos, la que se ve enriquecida por el aporte de los niños en el grupo. De alguna manera, si la experiencia terapéutica es bien guiada, los otros niños actúan como coterapeutas y al hacerlo experimentan un gran crecimiento emocional.

Algunos de los principios y las experiencias utilizadas en terapia grupal pueden resultar de utilidad en grupos de desarrollo emocional. La asistencia de los niños a un grupo, genera en ellos un crecimiento originado en la toma de conciencia de la importancia que revisten las competencias socioemocionales en la convivencia social.

Bisquerra (2006) plantea que a partir de los años 90 asistimos a una verdadera revolución emocional caracterizada por un aumento del estudio y las publicaciones en relación a las emociones, a la implicación de la neurociencia en los estudios del cerebro emocional, a la aplicación de la inteligencia emocional a distintas organizaciones y, especialmente, a la aplicación de los conceptos de inteligencia emocional a la educación de los niños.

Según este autor, la revolución emocional “trata de crear metas orientadas hacia la estructuración futura de la sociedad de tal manera que posibiliten un mundo más inteligente y feliz. Esto implica a las personas consideradas individualmente, pero también a la sociedad en general. La confluencia de ambas fuerzas (persona y sociedad) puede constituir una revolución más trascendental para el bienestar y la calidad de vida que las revoluciones industrial, tecnológica o informática” (p. 20).

Para los niños, asistir a una terapia de grupo es una experiencia terapéutica vivida habitualmente como positiva, es un lugar de encuentro con otros niños y con ellos mismos. Como plantea Violet Oaklander (2008), el proceso terapéutico debería ser algo natural al desarrollo de cada niño. El terapeuta solamente adapta este proceso a las necesidades del niño, teniendo en cuenta su singularidad y experiencias vitales particulares. Todo niño tiene el derecho inherente a desarrollar, fortalecer y expresar cada aspecto de su organismo: el cuerpo, los sentidos, las emociones y el intelecto. En la medida que el niño empiece a conocer y sea capaz de conectarse con su mundo de manera satisfactoria y sana, su camino de vida y crecimiento será un camino gozoso.

Coincidimos con Oaklander (2008) cuando sostiene que “trabajar con grupos es una eficaz y gratificante manera de trabajar con niños”. El grupo se presta para desarrollar las competencias sociales y emocionales y la imaginación; da a los niños un sentido de pertenencia y aceptación, les permite un espacio para expresar sentimientos a veces inexpresados y para experimentar con nuevas conductas, en un ambiente contenedor y amigable, que opera como un lugar que permite experimentar un apego seguro.

Un grupo exitoso es aquel donde cada niño se siente lo suficientemente seguro como para permitirse ser vulnerable y que ayuda a los niños a hacer un reencuadre de experiencias emocionales que pudieren haber estancado su desarrollo emocional por lo dolorosas.

Estar en un grupo es una experiencia emocional potente, donde es necesario que exista un guión que oriente, pero dentro del cual los participantes tienen la libertad de exponer los contenidos, de hacer un enjuiciamiento de la experiencia y de atribuirle un significado y así integrarlo en su narrativa personal.

La segunda parte de este libro está orientada a hacer una descripción detallada de las sesiones, desde los objetivos y las experiencias terapéuticas diseñadas para las diferentes etapas del grupo. Se incluyen a modo de viñetas algunos ejemplos concretos de sesiones, para permitir al lector hacerse una imagen lo más nítida posible de lo que puede suceder en una sesión de grupo.

Esperamos que el esfuerzo desplegado para sintetizar y describir nuestra experiencia, permita visualizar la riqueza de las interacciones de los niños y cómo a través de las diferentes modalidades, los niños van logrando niveles crecientes de autoexposición y de interacción. A medida que el grupo transcurre cada niño se va conectando más profundamente consigo mismo, fortaleciendo su identidad, dejando de lado miedos y mecanismos de defensa que los empobrecen. Este contacto consigo mismo es clave para un encuentro más real y auténtico con los otros.

Al terminar, quisiéramos agradecer en primer lugar a los niños que participaron en los grupos y a sus familias que dieron el consentimiento para su asistencia; también a nuestras familias, por el tiempo que les hemos quitado y por el afecto y el apoyo generoso que nos entregan cada día.

Verónica Gazmuri y Neva Milicic

PRIMERA PARTE

Antecedentes teóricos

FUNDAMENTOS CONCEPTUALES DE PSICOTERAPIA DE GRUPO

Contexto e historia

 

Las terapias de grupo en niños son posteriores a las terapias de grupo en adultos, como ha sucedido con todos los enfoques terapéuticos, y se encuentran influenciadas fuertemente por las terapias de juego, que sin duda han sido un gran aporte. Shectman (2002) realizó una revisión de los estudios existentes en intervenciones grupales para niños y constató que prácticamente todo lo que se sabe del trabajo en grupo con niños está basado en grupos de adultos.

Con los trabajos de Caplan y Caplan (1974) y Ginott (1975) se observa un aumento significativo de las publicaciones sobre terapia de grupo a partir de los años ochenta, siendo especialmente relevantes los aportes de Sweeney y Homeyer (1999), de Berg y Landreth (1998) y de Van der Kolk (1985).

Sweeney y Homeyer (1995) plantean que los terapeutas de juego y los terapeutas de grupo comparten el compromiso con un proceso terapéutico creativo y dinámico y están centrados en el desarrollo y la mantención de una relación terapéutica segura.

Los grupos, según Berg y Landreth (1998), serían un microcosmos del mundo cotidiano del niño. En el espacio terapéutico los niños tienen la oportunidad de enfrentar las reacciones de sus compañeros y de aprender en forma vicaria otras modalidades de relación más adaptativas. En este sentido, muchos niños que asisten a terapia presentan estancamientos o regresiones en relación a la etapa evolutiva en que deberían encontrarse. La interacción con otros niños los estimula a pasar a la zona de desarrollo próximo. En este sentido no hay nada que sea tan estimulante para el desarrollo de un niño como lo es otro niño.

Para entender la terapia de grupo se hace necesario conocer cómo se gestaron los movimientos de dinámica de grupo, que son los orígenes de la terapia de grupo.

Existe consenso que una de las figuras más importantes es Kurt Lewin, quien trabajó en el MIT en Boston en 1946, realizando seminarios de grupos cuando recién terminaba la segunda guerra mundial, época en que el espíritu que impregnaba el mundo intelectual era trabajar en reconstruir y evitar nuevas guerras. Este movimiento generado a partir de la figura de Lewin, que se desarrolló en un pequeño pueblo llamado Bethel, originó una asociación llamada National Training Laboratories (NTL), cuyo objetivo era capacitar a monitores en ciertas habilidades básicas que les permitieran actuar como agentes de cambio. Kurt Lewin (1935), científico social, planteó una metateoría de la conducta humana. Desde su perspectiva, los procesos de grupo son campos estructurados que están constituidos por elementos que se relacionan entre sí. Él concibió el grupo social como una totalidad dinámica, donde observar cada elemento por separado carece de sentido. Para el autor, el conjunto y sus partes son igualmente relevantes y la totalidad posee características propias definidas (Lewin, 1951). Así, la conducta del grupo se distingue de la de sus miembros aunque funcionalmente se asocie a ella. Es común ver que los niños se comportan en un grupo de modo muy diferente a como lo hacen en otros contextos.

La teoría de campo y la Gestalt cambiaron la visión del grupo como un agregado, percibiéndolo como un sistema. Además, según la teoría de campo, la conducta de grupo está influida por la interacción con el medio ambiente, un subsistema dentro de una jerarquía de sistemas. Lewin( 1951) además subrayaba la importancia del contexto y del aquí y ahora para predecir un comportamiento.

Kaplan y Sadock (1996) señalan que la influencia de Lewin sobre la psicología social fue notable, sin embargo, su impacto no fue tanto sobre la psicoterapia. La mayoría de los psicoterapeutas de grupo no están influidos por la teoría de campo.

Por ese mismo tiempo, el psicoanalista británico Wilfred Bion (1961) formuló sus ideas acerca del grupo como totalidad. Bion postuló también que los conflictos intragrupales difieren de los conflictos propios de cada sujeto. Su supuesto básico en relación al comportamiento de los sujetos en el grupo es que la conducta es una defensa coherente frente a los conflictos del grupo y se manifiesta en respuestas de dependencia, emparejamiento y ataque-fuga.

Bion trabajó en la Clínica Tavistock tratando pacientes en grupo, donde el terapeuta atendía a la dinámica del grupo como totalidad. Las investigaciones señalaron que este método no daba los resultados deseados; al parecer, las interpretaciones estrictamente globales referidas al grupo como un todo les dejaban a los pacientes un sentimiento de deshumanización y minusvalía (Malan, Balfour, Hood y Shooter, 1976). Posteriormente los terapeutas modificaron las intervenciones apuntando a dar apoyo individual a la vez que hacían la interpretación en el grupo como totalidad y esta modalidad produjo los logros esperados en los pacientes, lo que contribuyó a fortalecer la práctica de la terapia grupal.

En los adultos, la terapia de grupo es una modalidad de intervención cuyo objetivo es solucionar en un contexto grupal problemas emocionales mediante recursos terapéuticos. En los niños, el objetivo de un grupo de este tipo es ayudar a sus participantes a lograr un cambio en la dirección de un normal desarrollo (Noshpitz, 1979).

Dinámica de los grupos

Cuando dos o más personas se reúnen y conforman un grupo siempre habrá fuerzas que operan y que afecten-influyan poderosamente lo que sucede al interior de ese grupo y, en gran parte, la conducta de sus miembros. Este conjunto de fenómenos que suceden en un grupo cualquiera recibe el nombre de dinámica de grupos.

A diferencia de las dinámicas de grupos, la psicoterapia de grupo es un tipo de terapia que moviliza las fuerzas que operan al interior de un grupo, con fines terapéuticos.

Fuerzas que operan en un grupo

Cartwright y Zander (1968) postulan que los grupos movilizan fuerzas muy poderosas que pueden producir efectos muy positivos o muy negativos en sus miembros.

Frente a la pregunta ¿qué hace que un grupo funcione como funciona? Las respuestas posibles son múltiples. Nos llama la atención que por muy semejantes que sean los grupos de niños que hemos realizado (en cuanto a las edades, la problemática que presentan, la distribución por sexo, el nivel socioeconómico y las actividades propuestas), la dinámica que se produce en cada uno es diferente y, por lo tanto, demanda de los terapeutas intervenciones y acciones distintas. Pero en todos los grupos se produce un aumento de los vínculos entre los niños, una sensación de aceptación y pertenencia que en alguna medida se transfieren a sus contextos familiares y escolares.

También se observa que los niños van desinhibiéndose progresivamente, que se descomprimen en relación a sus emociones negativas, sus miedos y sus ansiedades, lo que además de tener un efecto catártico mejora sus niveles de comunicación y favorece su capacidad de expresión emocional, tanto de las emociones positivas como de aquellas que son percibidas por ellos como conflictivas.

López-Yarto (1997), en su libro La dinámica de grupos cincuenta años después, basándose en las ideas que Cartwright escribiera en su clásico libro Groups Dinamics (1968), plantea que en todo grupo operan fuerzas muy poderosas que producen efectos en sus miembros. Por supuesto, los grupos de terapia infantil no son una excepción sino que muy por el contrario, en la medida que los terapeutas intencionan el cambio tomando en consideración estas fuerzas que actúan en el grupo, estos cambios se potencian y se orientan en una dirección positiva.

El modelo que se presenta a continuación describe el propuesto por López-Yarto (1997), basándose en las ideas Knowles y Knowles (1972).

Fuerzas interpersonales

En todo grupo la sola proximidad física genera necesidad de conectarse con los otros, lo que se produce desde los inicios del grupo. Prácticamente desde la primera sesión es posible visualizar que hay fuerzas de atracción y rechazo entre los distintos niños. Es necesario registrar la forma en que los niños interactúan en el grupo, ya que sin duda esta conducta tiene una alta correlación con la forma en que se comportan con sus compañeros en sus contextos naturales.

También se distinguen las fuerzas centrífugas o centrípetas que aglutinan al sujeto con otros o lo segregan. Estas fuerzas determinan la distancia física y psicológica con que los niños se sitúan unos de otros.

En las fuerzas interpersonales aparecen claramente las necesidades de cercanía o distancia de ciertas personas y las conductas de sumisión y dominio. Algunos asumen más activamente la búsqueda de comunicación con los otros y los que son solicitados tienden a asumir una actitud respondente.

Es posible encontrar situaciones de triangulación entre los miembros que generan conflictos y a las que es necesario estar alerta para lograr su utilización con fines terapéuticos.

Una situación a la que es necesario prestar especial atención es la de los niños que asisten al grupo derivados por un cuadro de inhibición. Estos niños tienden a repetir el sentimiento de sentirse excluidos, y la situación de grupo terapéutico debería constituir para ellos una experiencia emocional correctora y no una confirmación de sus temores a ser socialmente incompetentes. Estos niños, en nuestra experiencia, son los que experimentan mayor progreso en la medida en que ven normalizadas sus dificultades al conocer las emociones de los otros.

Fuerzas intrapersonales

Son fuerzas no biológicas que nacen de necesidades de carácter interno y que empujan desde dentro. Se relacionan con necesidades de aceptación, comunicación, seguridad y pertenencia, y marcan en forma importante los vínculos que las personas mantienen con el grupo. Por ejemplo, una persona con carencias afectivas que pueden impulsarla a asumir una actitud muy protagónica dentro del grupo, derivada de su inseguridad, o bien un niño podría tener mucha dificultad en compartir los juguetes y materiales con los otros miembros del grupo por haber sido muy consentido en su familia.

Estas fuerzas tienen que ver con las necesidades psicológicas individuales que el niño trae al grupo. Así, un niño que ha experimentado una sensación de rechazo, va a repetir los mismos comportamientos que utiliza en sus contextos habituales, a pesar de que esas conductas hayan mostrado no ser eficientes para conseguir la aceptación del grupo. Con sus acciones va a modificar la dinámica del grupo, por ejemplo, siendo muy disruptivo del trabajo de los otros en la búsqueda de no sentirse excluido, produciendo un efecto de desorganización en el grupo.

Lo mismo puede ocurrir en el caso de una niña con problemas de autoestima, que puede actuar en relación a sus compañeros en forma muy seductora en la búsqueda de seguridad, lo que genera en el grupo interacciones basadas en las capacidades de seducir y ser seducido, constituyéndose una dinámica en que el grupo se erotiza.

Otro ejemplo en relación a las fuerzas intrapersonales lo constituyen los niños con problemas de rendimiento escolar. Estos estudiantes, que por su historia de fracaso académico tienen mucha ansiedad en lo que se refiere a temas escolares, generan una actitud de evitación y rechazo frente a cualquier actividad de lápiz y papel u otra que aparezca levemente escolarizada, actitud a la que otros miembros del grupo pueden sumarse. En tanto que un niño en cuya identidad el conocimiento y lo que sabe es muy central, puede generar en el grupo una dinámica competitiva orientada a conocer quién sabe más.

Tener una actitud que visibilice y valore estas características, permite la utilización de estas fuerzas intrapersonales para los objetivos terapéuticos individuales y grupales.

Fuerzas grupales

Cualquier relación con un grupo se asemeja mucho a la relación que se tuvo en la primera experiencia grupal que, en general, es la familia y desde allí se configura la relación que se establece con el grupo. En otras palabras, se refiere a la transferencia que las personas tienden a realizar de sus primeras experiencias en el grupo primario que es la familia y que están registradas a nivel no consciente. Esta definición de las fuerzas grupales aparece dentro de la tradición psicoanalítica y a decir de López-Yarto (1997), en los grupos se re-viven antiguas y profundas experiencias infantiles. Sería como una matriz que fuerza a reproducir los conflictos individuales. Estos conflictos se pueden relacionar con represión de sentimientos, rivalidades no resueltas y conflictos con la dependencia.

Las relaciones con los padres como figuras que son fuente de afecto y de autoridad y la relación con los hermanos, tienen su impacto en cómo los niños se relacionan en el grupo con los terapeutas y con los compañeros. Así, por ejemplo, un niño sobreprotegido y dependiente va a estar constantemente demandando atención y guía de parte de los terapeutas, con lo que será poco autónomo y ocupará mucho del espacio y el tiempo de éstos, si no se realizan intervenciones terapéuticas orientadas a revertir esta situación. Otro ejemplo lo constituyen los hijos únicos, los que presentan habitualmente más dificultad para hacer alianza y asociarse con otros niños para hacer las tareas de grupo, compartir materiales, juguetes y dulces.

A modo de síntesis, a continuación se entrega el siguiente cuadro de la propuesta de Knowles y Knowles (1972) acerca de las fuerzas que mueven los grupos:


PSICOTERAPIA DE GRUPO

Speier (1977) identifica tres procesos en la psicoterapia grupal, que si bien no son separables, son posibles de distinguir:

1. Procesos propios de la psicoterapia en general:

Se refieren fundamentalmente a la disminución de la ansiedad, la catarsis, la solución de problemas de personalidad, fortalecimiento y desarrollo del yo.

2. Procesos propios de la interacción en el grupo:

Es posible observar una desinhibición más rápida, un clima emocional más intenso, una mayor rapidez en la resolución de la culpa, en la disminución de la ansiedad, en el encuentro de soluciones positivas y en el cambio a través de la percepción de un problema desde distintos puntos de vista.

3. Procesos basados específicamente en la vivencia y participación grupal:

Existen tres procesos que surgen particularmente en la interrelación grupal:

• La vivencia común: el sentimiento de compartir problemas aliviándose más rápidamente por la vivencia de generalidad.

• El proceso de socialización y maduración de la personalidad a través de la interacción: se realiza en su medio natural, ampliándose la relación en la interacción con el terapeuta y en la relación con los miembros del grupo. Se produce un desarrollo de los rasgos positivos que llevan al equilibrio, permitiendo una buena convivencia.

• El proceso de diferenciación e individuación a través de la interrelación grupal: los rasgos positivos dentro de la relación social se integran en un desarrollo más completo de la personalidad.