Crepúsculo 2020 - Amanecer de estados plurinacionales

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Crepúsculo 2020 - Amanecer de estados plurinacionales
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Índice

Prólogo

Prólogo

Agradecimientos

Introducción

Capítulo 1

Sociología primal y antropología jurídica

Capítulo 2

Los Huarpes “en” Abyayala y Abyayala “en” el mundo

Capítulo 3

Abyayala del Norte, Centro y Sur: el contexto de los huarpes precolombinos

Capítulo 4

La colonización del destierro y la deshonra huarpe

Capítulo 5

Profanación de memorias, promesas de retornos, corporalidades y espacios sagrados

Capítulo 6

Abyayala, cultura visible de una oralidad viva

Capítulo 7

Reconstrucción de la espiritualidad huarpe

Capítulo 8

El pasaje Omta de anclaje etnoterritorial e intercultural

Capítulo 9

El viaje nurum del fuego para la unidad y la reconstrucción

Anexo

Bibliografía

CREPÚSCULO 2020

AMANECER DE ESTADOS PLURINACIONALES

Silvia Roxana Lemos


Lemos, Silvia Roxana

Amanecer de estados plurinacionales / Silvia Roxana Lemos. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Suburbia, 2021.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-47966-1-5

1. Sociología. 2. Antropología. I. Título.

CDD 301.01

Diseño de tapa: Maitreya Arte y Diseño

Diseño de interior: Silvia Ojeda

© 2020 Silvia Roxana Lemos

© 2021 de esta edición by Pampia Grupo Editor

ISBN 978-987-47966-1-5

Primera edición: eBook

Pampia Grupo Editor

Avenida Juan Bautista Alberdi 872

C1424BYV – Ciudad Autónoma de Buenos Aires

www.pampia.com

www.alquimiaandina.org

info@pampia.com

Reservados todos los derechos.

Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, transmitida por un sistema de recuperación, en ninguna forma ni por ningún medio, sin el permiso expreso por escrito de la editorial y de la autora.

Editado en Argentina

Detrás de toda certeza, hay una parcialidad pasible de deconstrucción1

todo es interpretación… que aspira a una argumentación en nombre

de aquello imposible de deconstruir y por lo tanto de definir:

el amor, la justicia, la paz y la verdad.

En nombre del “Bien” y la obtención de riquezas, se han producido muchas atrocidades en contra de grupos humanos, nuestro planeta y sus seres vivos (fauna y flora).

El Tao que puede ser expresado no es el verdadero Tao (…)

ambas cosas, Ser y No-Ser, tienen el mismo origen,

aunque distinto nombre, su identidad es el misterio,

y en este misterio se halla la puerta de toda maravilla2.

Para constelar la inclusión de una parte segregada que pertenece al todo,

este libro es solo una interpretación, una argumentación introductoria…

una perspectiva, para el pase de lo multicultural hacia lo intercultural.

No se puede constelar la paz de una nación,

sino se opera a partir de su génesis milenaria primigenia.

En plena crisis civilizatoria, solo nos queda la esperanza

de pulsar la constelación a través de la rasgadura espacio-temporal 2020

abriendo un portal como una opción más, para el ingreso voluntario

desde la libertad de consciencia y una epistemología solidaria.

1. La deconstrucción es un término utilizado por el filósofo Jacques Derrida. Se basa en el estudio del método implícito en los análisis del pensador Martin Heidegger. Nos muestra que toda interpretación es deconstruible, cuestionando toda certeza que se precie de ser verdad, mostrando que detrás de ella existe una construcción histórica.

2. Lao Tse, Tao Te King.

Prólogo

de Licia Brizuela y Gabriela Pérez

Licenciadas en Trabajo Social, autoras de la obra “Regenerando Lazos sociales, desde el respeto por la Naturaleza” (2013); tesis de grado convertida en libro por la UNCuyo, Mza.

¡Xehuercheyna Caye Huarpe! (¡Volver al Corazón Huarpe!)

Como habitantes del Valle de Tulumaya (Lavalle), la propuesta que nos hizo la autora de escribir el prólogo fue realmente una alegría. También nos surge un agradecimiento profundo por dedicar y comprometerse, durante 7 años, para investigar, sentir, conocer, comprender, la comunidad huarpe desde su cosmovisión, y desde un sentido circular de tiempo, pasado, presente y futuro integrados en un relato.

Observamos que la Pacha nos ofrece una hermosa sincronía. Con Silvia nos conocimos allí en tierras huarpes, en la comunidad de La Asunción, en ese momento simplemente conectando desde la naturaleza, y desde compartir ese sentir amoroso con aquellas personas que habitan Guanacache del Valle del Tulumaya desde hace siglos.

Este es un libro que nos permite conocer, recordar y sentir en nuestro cuerpo, mente y espíritu la historia y el presente de nuestros hermanos y hermanas millcayac; como también tener una mirada integral de los pueblos originarios que habitan el Abyayala, este hermoso continente que nos cobija desde hace siglos.

Mucho se ha ocultado, tergiversado y manipulado desde la historia oficial; muchos supuestos héroes galardonados fueron la cara visible y la mano activa que materializó el horror que vivió nuestro pueblo huarpe, cada una de sus familias, niños, niñas, mujeres, hombres, abuelos y abuelas.

Poco a poco con la lectura comenzamos a descubrir que existe otra forma de ver el mundo, otras miradas; es como, si de repente, nos sacamos unos anteojos que durante años no nos permitieron ver otras perspectivas, otros hechos concretos, otra forma de comprender y experimentar la vida, la relación con Pecneteta o Pecnetao (como ellos/as llaman la Madre Tierra), con Hana (Madre Naturaleza), con Hunuc Huar (Dios y Padre mítico fundador del pueblo huarpe), y la relación entre las personas; empezamos a descubrir el valor y el dolor que padecieron y aún padecen nuestros hermanos y hermanas millcayac-allentiac.

También surgen interrogantes: ¿cómo es posible que el dialecto millcayac quedara en el olvido? ¿Cómo es posible que conozcamos tan poco la cultura Huarpe-Andina? Pero ¿si este es un pueblo que pisó los suelos que desde niñas nosotras pisamos? Pero ¿cómo en la escuela nos nombraron a esos pueblos como seres del pasado? Pero, si aquí están. Algo se oía en los diálogos de la ciudad, pero era tan poquito, tan lejano...

Si hay algo que ha caracterizado a nuestro pueblo huarpe es el “silencio”.

Silencio que les permitió vivir, también sobrevivir�

Silencio que les dio cobijo frente a tanta persecución y violencia� Silencio que mantuvo su llama, sus conocimientos, sus creencias, su espiritualidad allí entre ellos/as, en sus corazones.

Hay que destacar que este Silencio toma lugar después de la conquista Europea, después que los maltrataron, los humillaron, se los llevaron a las minas de Chile, donde muchos murieron congelados en el camino y otros tantos en el trabajo, separándolos de sus familias que es su núcleo fundante.

También los/as obligaron a cambiar sus nombres, les quitaron sus tierras, desviaron el agua de sus Lagunas de Guanacache; como si fuera poco los torturaron, esclavizaron, violaban a las mujeres y los/as separaban de sus hijos/as. ¿Podemos imaginar el dolor que esto significa? En sus barcos trajeron las prácticas y concepciones del Patriarcado y todo lo que esto implica.

Pero ahora, y de la mano de este libro llegó el momento de Hablar, ¡de Re-Conocer, de Recordar!

Este Silencio también estuvo expuesto a principio del siglo XX en lo académico, ya que se ha dado mucha difusión a las teorías europeas pero, como dice la autora, el pensamiento Huarpe-Andino ha sido invisibilizado y hasta desfigurado, y atravesado por una “Sociología de las Ausencias”, abordado desde un sincretismo inconexo, entendido y estudiado desde una visión occidental. Retomarlo desde la cosmovisión del pueblo originario huarpe gana en comprensión desde una perspectiva holística, por ello se propone una “Sociología de las Emergencias” que permita comprender y retomar este saber, este modo de vida huarpe de manera integral. Por supuesto que esto implica tener valentía académica.

 

Con este libro se intenta llevar claridad allí donde durante años primó la oscuridad y el ocultamiento. Esto condice con la profecía de nuestros pueblos originarios referida a los Pachacuteq, que tiene que ver con ciclos cósmicos. Los pasados 500 años previos a 1990 se caracterizaron por el “Pachacuteq de Oscuridad”, donde padecieron un sinfín de situaciones dolorosas, y que poco a poco son explicadas en estas hojas. Luego de los años `90 exponen que comienza a vislumbrar el “Pachacuteq de Luz”, que permite llevar consciencia, iluminar todos los errores que se desarrollaron anteriormente.

Por ello creemos que llegó el momento de vivir en el tiempo que sincroniza con Che (la Luna), que es armónico y que reconoce la fuerza de los astros, de Xumec (el Sol) y las estrellas, sobre Pecnetao-Pecneteta y Hana. También percibimos que es tiempo de habitarla de manera respetuosa, sabiéndonos parte y no dueños/as, vivir sus ciclos sin apropiarnos de la tierra, los ríos, los animales e inclusive de otras personas.

Este libro se está pariendo en este contexto de aislamiento social-obligatorio, y muy cerca del comienzo del nuevo año maya� allí en el calor del útero, del necesario estar en el hogar para encontrarnos y espejarnos, para reconocer en los ojos del otro/a un nosotros/as y reconocernos parte de este Cuyum en el Abyayala. Viene a recordarnos, a volver a pasar por el corazón, la sabiduría, la vida en armonía con Pecnetao y el habitar comunitario del y la huarpe que permanece y resiste. También es una invitación a poner en nuestros ojos y corazones ese grito silencioso de justicia. ¿Hasta cuándo vamos a negarles?

Pero consideramos que ya no se puede negar esa diversidad que crece, que se hace fuerte, que espira deseos de lucha en convivencia armónica y pluriétnica, que nos empodera hacia el Buen Vivir.

Un nuevo tiempo-espacio se nos presenta como viable, donde los/as hermanos/as Huarpes nos retornen a las raíces, y donde caminemos todos/as como hijos/as de esta Pecnetao que nos cobija, al calor de todo lo que tenemos por compartir con los distintos colectivos, que también buscan salir del margen en el que nos coloca este sistema capitalista� los derechos de mujeres y disidencias, las asambleas por el agua, los movimientos en pos de la soberanía alimentaria, aquellos que buscan la recuperación de nuestra salud de manera autónoma y tantas experiencias que quieren ser incluidas en un todo que las albergue, en un mundo pluriétnico y plurinacional� si nos miramos, son más los puntos de encuentro que las diferencias que nos han mantenido alejados/as hasta este momento� ¡XEHUERCHEYNA CAYE HUARPE! (¡Volver al Corazón Huarpe!).

Prólogo

de María Elena Fuertes

Permacultora y Licenciada en Sociología UNCuyo. Mendoza.

Territorialidades ancestrales de los hijos e hijas de Huar

Es importante rescatar las raíces ancestrales de estos territorios, para lograr una mayor conexión en este momento en que la Pecnetao pide a gritos que dejemos de dañarla.

Es mucha la cantidad de personas interesadas en saber acerca del pueblo huarpe, y ya no como un dato histórico del pueblo que antaño habitaba el Cuyum, sino como un llamado más profundo de recuperar las raíces, de re-conocernos como parte de algo más grande, parte de la tierra y el lugar que habitamos; la necesidad de conectar espiritualmente desde lo material y empírico, sacralizando todos los reinos que aquí habitamos, mineral, vegetal, animal, esencial.

Espiritualidad que viene de la mano con rescatar esa cultura, que la historia oficial relató en algún momento como ya extinta, registros arqueológicos de un pasado que se sincretizó, mezcló con la civilización occidental hasta hacernos creer que desaparecieron. Pero junto con el grito de la Madre Tierra llega la información de que esa cultura está viva, oculta y guardada allí en el secano, donde los procesos civilizatorios empujaron al pueblo huarpe que protege su cultura ancestral, que resistió el ser esclavizado… a ese secano que la misma civilización desertificó, talando los algarrobos, acaparando y desviando el agua, para el beneficio de la lógica capitalista.

Ese progreso civilizatorio que desde la conquista y colonización fue arrinconando y reduciendo al pueblo huarpe hasta ese lugar del territorio donde ya el agua no llega. Porque el agua que antaño fluía libremente por los ríos y los arroyos, que llenaba lagos y lagunas, que daba vida a plantas y animales se fue secando, como se fue secando la biodiversidad y escondiendo esa cultura ancestral, en la cual se conocían el alimento y la medicina de cada planta que naturalmente aquí crecía; valoraban y respetaban los animales que les servían de alimento y abrigo, ayudaban y acompañaban el agua en su fluir, dejando como legado las acequias y canales, hoy cubiertos de cemento y llenos de bolsas, botellas y hedor que trae el progreso, donde ya ni los sapos cantan, las abejas decrecen y las luciérnagas se apagaron.

Cursos de agua secos y secas las lagunas en nombre del progreso civilizatorio occidental, que con su economía extractivista continúa secando la Tierra. Ese mismo progreso que juzgó, con sus paradigmas dominantes, que la vida de algunos seres valían y otras no, que la cultura euro-occidental merecía ocupar todos los espacios homogenizando la riqueza de la diversidad, negando las expresiones de la cultura huarpe, la cultura milenaria de esta Tierra. Que las personas llegadas de Europa merecían los territorios que habitaban otros pueblos. Robo, genocidio, etnocidio, biocidio llamado progreso.

Ese progreso que con el tiempo requirió más saqueo a la Tierra como parte de la lógica extractivista de la economía capitalista que sólo es posible acaparando el agua. Agua que sólo llegará allí donde el interés económico de los grupos de poder lo permitan, agua estancada en grandes diques y represas para ser usadas en ciertas actividades productivas. Y allá, en ese rincón donde aún sobrevive el pueblo huarpe, donde aún reina la cosmovisión ancestral, donde están guardados los recuerdos, la cultura, los ritos, la espiritualidad y la conexión con estas tierras. Allí, en ese rincón, ya no puede llegar el agua.

Es notoria la cantidad de personas que sienten mucha intriga y muchos deseos de conocer más del pueblo huarpe, siento que el porqué de ese deseo tiene que ver con un llamado muy profundo de volver a conectar con nuestras raíces y con las del territorio. Y siento que es ese mismo territorio el que nos está gritando que es momento que conectemos con seres humanos que aún guardan esa información.

Muchas gracias Silvia R. Lemos por ser canal en este proceso, y gracias al pueblo huarpe por haber resistido hasta el día de la fecha, y podamos colaborar junto a ustedes en la labor de activar su legado, operando con justicia, reparación socio-histórica, cultural y económica.

Con cariño.

María Elena Fuertes.

Agradecimientos

De la multiculturalidad a la interculturalidad.

En ocasiones escuché decir que la filosofía devenida de la cultura del latín, Grecia y Roma, son el inicio del conocimiento formal, mal que nos pese a personas utópicas como yo. Entre ella y ellos, un historiador me manifestó, sin tapujos, en la cara, que era una locura des-contemporánea tratar el tema partiendo desde la crítica al colonialismo de tantos siglos atrás…

Fue entonces cuando me percaté del arduo trabajo que me aguardaba, formalizar y socializar la sistematización de datos para colaborar con una interculturalidad, para trascender lo multicultural o lo transcultural que evite “estandarizaciones monoculturales”; a través del acompañamiento durante los procesos de sanación de memorias, y de visibilizar eslabones perdidos de la herida ancestral, durante los casi 10 años que me tomó el trabajo de investigación de la tesis y posterior escritura de este libro.

La y los miré en silencio, ante su supremacía de poder científico, y después de darme sus espaldas, me dirigí al jardín de la Academia y coloqué en la Madre Tierra mis manos� pidiéndole sea testigo de esos dichos, invocando los nombres de quienes los esbozaron, pidiendo justicia y fuerzas para continuar un camino solitario, sin fondos económicos ni equipo interdisciplinario, lo pedí al grito de victoria omta-nurum: “Xehuercheyna caye huarpe”…

En aquel momento, con mi proyecto en mano, esas personas que me dieron la espalda, jamás se imaginaron que, diez años después, lograría no solo hacer entrar por la puerta grande de la Academia el pensamiento espiritual-nurum y político-omta huarpe; sino la intención de terceros a convertirlo en libro. Por ello mi profundo agradecimiento a Fundación Santa Elena Mendoza, quien colaboró en la publicación.

Pero también quiero agradecer a esos “no”, por encender aún más la vehemencia de mi inquebrantable voluntad, dado que no hicieron más que continuar introduciendo el dedo en la herida de destinos rotos que aún supuran reclamos de justicia. Y si hubieran imaginado que lo lograría, quizá sus negaciones no las hubiera escuchado, porque eso que manifestaron les salió de sus entrañas con poco disimulo político, al verme una persona sin trayectoria dentro de “sus ambientes académicos”. Me subestimaron. Hemos retornado.

En mi estrategia de no volver a la marginalidad ante cada “no” institucionalizado, hice un cambio de táctica, me quedaba la última puerta de ingreso legítimo al campo de conocimiento científico… la Maestría de Estudios Latinoamericanos. Por lo tanto que se destaque este “gracias” a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo, un gracias emitido por una “mestiza” atrevida que en pleno Pachacuti de retornos, emprendió el desquite histórico de graduarse en la Academia con títulos de grado y posgrado.

Y así, co-creando con Pecnetao o Pelmetao� me llegó la solidaridad epistémica y fui escuchada. Mi proyecto de tesis finalmente tuvo acogida y comenzó activarse: fueron científicos y científicas que sin sentirse adscriptos/as directos a esta temática, se sensibilizaron con los Pueblos Originarios y me facilitaron trayectos para continuar. Así debe ser la ciencia al servicio de los pueblos� como alguna vez nos inculcó Arturo Roig: ¿puede ser intolerante (disfrazado de neutralidad monocultural), insensible y poco digno/a un científico o científica social latinoamericano/a en un continente con tanta inequidad, discriminación y sufrimiento?

Por ello, agradezco a mi Director de tesis Dr. Alejandro Paredes, quien colaboró teórica e institucionalmente en construir los puentes descolonizadores; como así también a la Dra. Adriana Arpini y Dra. Paola Bayle. Paciencia, gestión académica y comprensión acompañaron los 7 años de investigación que cargaba esta tesis, al no contar con becas ni honorarios por ser investigadora. Posteriormente y cercana a la fecha de defensa pública, aparece Javier Espósito, quien se solidariza precipitando la publicación del libro, para que no quede guardado en una biblioteca universitaria y llegue a la ciudadanía común.

Asimismo merecen especial mención quienes me inspiraran teóricamente en la defensa etnográfica política huarpe; me refiero a la Dra. Leticia Katzer, las Sociólogas cuyana Rosa Bustos y la aymara Silvia Rivera Cusicanqui. También a quienes integraron el Tribunal de tesis. Otro agradecimiento al Dr. Diego Escolar.

Siguiendo la línea de integración intercultural; para abrir caminos de diálogo introduciendo una Sociología primal Abyahuarpe en la Universidad, agradezco en 2011 a la Asociación de Profesionales de Sociología de la Provincia de Mendoza, Secretaría de Graduados de FCPYS-UNC y al CICUNC por colaborar en la concreción de dos Jornadas teórico-prácticas que organicé; invitando a Tolteca de la UNAMéxico Lic. Juan Corneli y el salteño Chasquij Delfor W. Layme formado por amautas, para que disertaran sobre ciencia y pensamiento espacio-temporal de las civilizaciones Náhuatl-Maya e Inka, para esclarecer las versiones populares que se referían, de manera equivocada, acerca de la prospectiva del año maestro 2012, como fin de una era.

 

También a mis maestros y maestras del humanismo espiritual ancestral: Consejo de Ancianos/as A.Y.O. Porque se reclama justicia étnica, desde este vuelo de libertad en el sentir, el hacer y el pensar; dediqué mi tesis a la memoria del mito fundante cuyano “Hunuc Huar” y al biocéntrico-telúrico “Hana” y ”Pecnetao” o “Pecne-Madre” como le suelen decir también a nuestra Madre Tierra. Sobre todo a Millcayac Numita y su ceremonia de fuego-luna, y en nombre de ella a todos los y las Nurum del Cuyum.

Un especial agradecimiento a Anto Barros, Rosita Guardia, Rubén Díaz, Chiqui y Mingo. También al Dr. Sebastián Brizuela. Merecen especial consideración Omta Marcelino Azaguate y Omta Diego Barros, quienes junto a sus comunidades vienen construyendo los puentes de la interculturalidad huarpe.

Sin más fondos económicos que mis modestos ingresos de horas de docencia, en silencio me dirigía a hemeroteca de la FFYL-UNCuyo, y a las comunidades en busca de las entrevistas etnográficas, y sin quererlo, me sorprendieron con la mejor enseñanza espiritual y profesional de la vida: que la “paciencia” y “tolerancia” también es parte de la espiritualidad, y sobre todo una “cortesía de la inteligencia”. Que “nuestras memorias no pueden ocuparse por mucho tiempo en el rencor ni estancarse en el miedo y prejuicios, sino en honrar y dignificar a nuestras/os ancestras/os”; en lucha política, tal cual nos manifestara Silvia Rivera Cusicanqui, de no caer en un discurso miserabilista que inevitablemente nos llena de frustración, en tanto colonización internalizada; para superar la memoria del lamento, sin trivializar el dolor.

Por lo tanto, si bien en los primeros capítulos soy muy crítica con la colonización espiritual que se ejerció sobre las y los huarpes históricos, solicito prudencia respetuosa y tolerante para con aquellos/as que profesan la religión católica y sobre todo uno de sus sacerdotes benefactores: Benito Sellito a quien, muchos/as le llevan memoria en su corazón, y no les gusta sean criticados/as. Benito� siempre fue transparente a nivel ideológico, y dijo que su actuar estuvo inspirado en su obra misional de amor a Jesucristo. Si bien esta tesis no parte desde el fundador del cristianismo, no quita se dé a conocer sobre la obra actual de la pastoral.

Agradezco a las artistas plásticas y de dibujo mendocinas: Nuria Altamira, María Inés Carlderón y María Inés Altamira, por graficar a Omta Ucchuquimini.

Un agradecimiento por el respeto y cariño de mi segunda familia, conformada por amigos, amigas de mi camino de sabiduría; como así también mención especial a mis estimados/as del Cordón del Plata-Tupungato: Calle los 4, ex Barrio Pérez y Barrio Integración, que guardo siempre en mi corazón. A mi renacedora y artesana andina, respectivamente: Stella Maris Civelli y Caro Bragado.

A Érica Videla, Laura Simón, Fabricio Gutiérrez y Valeria Chavarría, y a través de ell@s a mis estudiantes y graduados/as de nivel superior IES 9-009 de Unidades Académicas Luján de Cuyo, Casa Matriz Tupungato, Penitenciaría y Legislatura; asimismo a Anabel Cuquejo, Julia Elmelaj, Norma Maggini, Rubén Ippoliti, Carolina y Elizabeth Giaquinta, y a toda la comunidad administrativa y cuerpo docente del Instituto.

Para finalizar, dedico este libro a mis padres Myriam y Félix Luis, y a través de ella y él, la memoria que invoqué de 7 linajes hacia atrás y a los/as que viven tanto perpetradores como benefactores: hermanos, tíos/as, primos/as, sobrinas Luna-Martina-Zarita; sobrinos Gael-Giovanni-Juan Francisco; un cariño y agradecimiento especial a Natalia De La Maza Lemos y Juan Pablo Lemos Guidoli (el Coyote); también un reconocimiento de inclusión al árbol, a mi tío abuelo Agenor Cano al solo efecto de constelar prueba indirecta histórica de ajusticiamiento; por último a mi sobrino Astor Félix, que viene en camino a través de mi querido hermano Mauricio y mi estimada cuñada Ivana.

Justo junto a Félix, como sus nombres lo indican, vinieron a constelar la justicia y felicidad; Astor Félix viene a cauterizar una de las ramas maestras que nunca más permitirá exclusiones, en un transgeneracional que tardó un siglo en constelar la justicia para poder sellar la paz.


Como marca nuestro abya-tiempo prospectivo fractal, los finales son cíclicos, en consecuencia, los destinos rotos tendrán por siempre una nueva oportunidad; por lo tanto, agradezco al guardián de los retornos y la justicia de mi transgeneracional: mi abuelo Félix Lemos.

Hemos retornado…

Silvia Roxana Lemos