Escultura Barroca española. Nuevas lecturas desde los Siglos de Oro a la sociedad del conocimiento

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En general, los franceses entienden que la estatuaria no es el fuerte del arte español. Algunos echan de menos la maestría del Barroco, citan, precisamente, a Alonso Cano, y muy pocos alaban alguna obra, entre ellas el Ángel caído de Bellver y la Virgen Madre de Samsó, que entienden inspirada en una obra de Rafael[49].

Los más premiados fueron Vatmillana y Bellver.

No cambia mucho el panorama con el modernismo. Se sigue hablando de los mismos problemas e iguales resultados. La poética fin de siglo, pese a la revitalización espiritualista y la moda cristológica, importaron nuevas iconografías y su modo de representarlas, que no calaron demasiado en la sociedad española. No se puede decir lo mismo de la pintura. Como ejemplo recordamos el tema de Jesús en el Lago de Tiberiades, tan magníficamente traducido por Muñoz Degrain. Pero los modernistas, cuando volvían a la temática religiosa, no se desprendían de la esencia del Barroco ni de sus preceptos. Y ahí están Miguel Blay y Benlluire para confirmárnoslo.

¿Debemos por ello renegar de la escultura religiosa del siglo XIX, o, si me apuran, de la del XX? Mejor las palabras de Sánchez Cantón pronunciadas en 1926, que las mías, para concluir:

“Allá amargados y exclusivistas, nuevos Jeremías, derramen lágrimas sobre el pasado y vaticinen la destrucción de toda belleza; ésta jamás perecerá, y el arte durará tanto como el mundo. A nuevos tiempos, nuevos conceptos y nuevas formas; procuremos explicárnoslas, por mucho que disten de nuestros gustos. Fuera audacia discernir qué habrá de quedar de las tendencias actuales; es pleito reservado a los que vendrán detrás; pero cuando Holanda, Guevara, Pacheco y tantos otros se equivocaron al fallar en contra de grandes artistas coetáneos suyos, parece cautela de prudentes no proferir anatemas, aunque sólo sea en previsión de risas futuras”.

3.BIBLIOGRAFÍA

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[1] SIMPOSIO NACIONAL. El siglo XIX a reflexión y debate, 2011, 9 al 11 noviembre. MUPAM-Universidad de Málaga. SAURET, Teresa (Ed.). El siglo XIX a reflexión y debate. Málaga: SPICUM-UMA, 2013.

[2] Como en las páginas que siguen se verá, ya se cuenta con una amplia historiografía que aborda el tema desde diferentes puntos de vista, aunque este de la iconografía religiosa en escultura ha sido sistemáticamente desatendido.

[3] MARTÍN GARCÍA, Alfredo. “Ilustración y religiosidad popular. El expediente de Cofradías en la Provincia de León (1770-1772)”, Estudios Humanísticos de Historia, nº 5, 2005, pp. 137-158.

[4] MORALES MOYA, Antonio. “La ideología de la Ilustración española”. Revista de Estudios Políticos (Nueva Época), nº 59. Enero-marzo 1988, pp. 65-105.

[5] RODRÍGUEZ CASADO, Vicente. Política interior de Carlos III. Valladolid, 1950, p. 10.

[6] ANDRÉS y MOREL, Juan. Origen, progresos y estado actual de toda la literatura. Madrid, 1784-1806, t. VI, p. 355. EGIDO, Teófanes. “El regalismo y las relaciones Iglesia-Estado en el siglo XVIII”. En GARCÍA VILLOSLADA, Ricardo (Dir.). Historia de la Iglesia, t. IV. Madrid, 1979, p. 135.

[7] MORALES MOYA, Alfredo. “La ideología…” [ob. cit.], p. 85.

[8] GÓMEZ MARÍN, José Antonio. “Los españoles y sus santos”, en Bandolerismo, santidad y otros temas españoles. Madrid, 1972, p. 51; DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antonio. “Aspectos de la España de Feijoo”. Hispania: Revista española de historia, nº 96, 1964 , pp. 552-576.

[9] DOMINGUEZ ORTÍZ, Antonio. Sociedad y Estado en el siglo XVIII español. Barcelona, 1976, p. 494.

 

[10] Una completa relación bibliográfica se encuentra en REYERO, Carlos y FREIXA, Mireia. Pintura y escultura en España. 1800-1910. Madrid: Cátedra, 1995.

[11] GÓMEZ MORENO, María Elena. Breve Historia de la escultura española. Madrid, 1952, p. 187.

[12] CID PRIEGO, Carlos. “Damián Campeny, escultor religioso del periodo neoclásico”. Butlletí de la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi, nº 6, 1992, pp. 31-59.

[13] SANCHEZ CANTÓN, Francisco Javier. “San Francisco de Asís en la escultura española”. Discurso leído por Dn. ... el día 20 de junio de 1926; y contestación de Elías Tormo y Monzó. Madrid, Tipografía artística, 1926.

[14] Ibid., pp. 31-33.

[15] PARDO CANALÍS, Enrique. Escultores del Siglo XIX. Madrid: C.S.I.C., 1951.

[16] [Ob. cit.], p. 4.

[17] Ibid., pp. 7-10.

[18] GAYA NUÑO, Juan Antonio. Arte del siglo XIX, Colecc. Ars Hispanie. Madrid: Ed. Plus Ultra, 1962.

[19] Íbid., p. 69.

[20] AZCÁRATE, José María de. “El Arte al servicio de las devociones del pueblo cristiano”. En Arte Sacro y Concilio Vaticano II. León, 1963, Junta Nacional Asesora de Arte Sacro, 1964, p. 275.

[21] GUARDINI, Romano. “Imagen de culto e imagen de devoción”. En La esencia de la obra de Arte. Madrid: Cristiandad, 1960, pp. 15-39.

[22] RAMSEYER, Jean Philip. “La palabra y la imagen. Liturgia, arquitectura, arte sacro”. San Sebastián, 1967, p. 180.

[23] Martínez Montañés y la escultura andaluza de su tiempo. Dirección General de Bellas Artes, Comisaría de Exposiciones, 1971.

[24] MADRAZO, Pedro de. “Exposición de pinturas. 1842”. Revista de Madrid, nº 10, la quincena octubre 1842, pp. 393-407.

[25] MADRAZO, Pedro de. “Bellas Artes. Génesis del Arte Cristiano”. El Renacimiento, t. I, entrega 3m 28 de marzo, 1847, pp. 47-48.

[26] MADRAZO, Federico. “Discurso leído por D…. En la Academia de San Fernando el 23 de mayo de 1846”. En HERRERO GARCÍA, Miguel. “Un discurso de Madrazo sobre arte religioso”. AE, año XVII, II de la 3ª época, Tomo XIV, Cuarto trimestre, 1942, pp. 13-20.

[27] En este extremo hace referencia a Horacio (Arte Poética). Descriptas servare vices operumque colores Cur ego si nequeo ignoroque, poeta salutor? (¿Porqué han de llamarme poeta, si no sé cómo se distinguen los colores ni darle a cada obra su lugar?)

[28] Estas explicaciones nos la dio Domingo Sánchez-Mesa Martín al hilo de un curso de doctorado en la Universidad de Málaga en 1978 frente a la “Dolorosa” del Cister de Pedro de Mena. Magistral lección que debemos seguir difundiendo y un maestro a quien hay que recordar y honrar.

[29] CAVEDA, José. Memorias para 1a historia de la Real Academia de San Fernando y de las Bellas Artes en España, desde el advenimiento al trono de Felipe V hasta nuestros días. Vol. II. Madrid: Imp. y Libr. de Manuel Tello, 1868, p. 145.

[30] ALFONSO, Luis. “El arte al final del siglo”. La Ilustración Española y Americana, año 34, nº 31, 22 de agosto 1890, p. 103. En lo que se refiere a la pintura de tema religioso, en donde insiste en la falta de fe como carencia para resolver la eficacia de la obra y del asunto vid. Ibid. nº 34, p. 223, cit, por ÁLVAREZ LOPERA, José. “La crisis de la pintura religiosa en la España del siglo XIX”. Cuadernos de arte e iconografía, nº 1, 1988, pp. 81-120.

[31] Escultor académico, formado en la de san Fernando y en Roma, en donde conoció a Ponzano, trabajó el tema clásico y el religioso, este interpretado al modo de la de Historia al decir de OSSORIO. Vid. OSSORIO BERNARD, Manuel. Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX. Madrid: Imp. Manuel Moreno, 1864, ed. facsímil, Ed Gaudí, 1975, p. 504.

[32] Discurso de Dn. José Pagniucci Zumel leído en Junta Pública de 13 de noviembre de 1859: en Discursos leídos en las recepciones y actos públicos celebrados por la Real Academia de las Tres Nobles Artes de San Fernando desde 19 de junio de 1839. Tomo I, Madrid, Imp. Manuel Tello, 1872, p. 78.

[33] Alumno de Sabino de Medina en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, consigue la pensión para Roma en 1864, en donde trabaja y participa en certámenes con escultura religiosa, como el “San Juan de Dios” con el que consigue 2º medalla en la Nacional de 1864. Participa en la decoración escultórica de la iglesia de San Francisco el Grande de Madrid. Ingresa como académico de San Fernando el 1 de diciembre de 1872, y posteriormente fue su director. OSSORIO Y BERNARD, Manuel, [Ob. cit.], p. 422. PARDO CANALÍS, Enrique. “El San Juan de Dios, de Elías Martín”. Goya, nº 112, 1973, p. 257.

[34] Discursos leídos ante la Real Academia de las Tres Nobles Artes de San Fernando en la recepción pública de Dn. Elías Martín en día 1º de diciembre de 1872, Madrid, Imp. Manuel Tello, 1872, p. 6.

[35] Ibid. p. 19.

[36] Formado en la Academia y en Roma, eligió los temas mitológicos y la estética neoclásica como base de su propuesta. OSSORIO Y BERNARD, Manuel, [ob. cit], pp. 437-439. PARDO CANALÍS, Enrique. “El escultor Sabino de Medina”. Revista de Archivos y Bibliotecas y Museos, nº 3-4, 1978, p. 67.

[37] Discursos leídos ante la Real Academia de las Tres Nobles Artes de San Fernando en la recepción pública de Dn. Elías Martín en día 1º de diciembre de 1872, Madrid, Imp. Manuel Tello, 1872, p. 29.

[38] “La escultura contemporánea”, Discurso leído ante la Real Academia de S. Femando en la recepción pública del Sr. D. Francisco M. Tubino, p. 8. Publicado en Revista de Andalucía, Málaga, Imp. Rev. de Andalucía, pp. 137-143 (p, 143).

[39] Formado en la Escuela de la Lotja y en el taller de los hermanos Vallmitjana, estudió como becado en Roma para posteriormente trasladarse a Madrid, en donde desarrolló la mayor parte de su obra. Comienza en lenguaje e iconografía neoclásica para adaptarse posteriormente a otros estilos e iconografías. Su escultura religiosa es afectada. OSSORIO Y BERNARD, Manuel, ob. cit., p. 653. PARDO CANALÍS, Enrique. Escultores del siglo XIX. Madrid: Instituto Diego Velázquez, CSIC, 1951. IBID., Escultura neoclásica española. Madrid: Instituto Diego Velázquez, CSIC, 1958. FONTBONA, Francisco. Del neoclassicisme a la restauració: 1808-1888, “Història de l’art català”. Barcelona: Edicions 62, 1983, t. VI, pp. 182-186 y 252-253.

[40] SUÑOL, Jerónimo. “Sobre Escultura”. Discursos leídos ante la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en la recepción pública del señor D. …el día 18 de junio de 1882. Madrid: Imp. M. Tello, 1882, pp. 3-24 (p. 18). Le contesta el Marqués de Valmar, al biografiarlo consigna que empieza como carpintero en el taller de su padre, después se pasa a la talla pero la falta de formación le hace concebir proyectos con carácter industrial antes que artístico. A los 18 años entra en le taller de los Vallmitjana, después Roma (p. 29), a la que fue por sus medios e ingresó en Academia de San Lucas pero el realismo con el que estaba contagiada esta academia hizo que se fuera a una particular, en donde se formó en el idealismo clasicista. “La estatuaria moderna tiene que seguir nuevas sendas para conseguir nuevos laureles”, (alejarse del clasicismo e historicismos): “la sociedad actual abriga espíritu y necesidades morales que son peculiares a su esencia y vida. El arte no puede prescindir de ellos, y es demencia querer vivificarlo con el espíritu y las necesidades de los pueblos que pasaron. Yerran los estéticos cuando quieren encontrar la belleza absoluta […] el arte moderno tiene que buscar su alimento y su gloria en el arranque, en el movimiento, en el calor del alma. No basta saber dibujar, es necesario saber sentir” (p. 37).

[41] Es de los pocos escultores que gana medalla en las Nacionales con escultura religiosa, a la que se dedicó preferentemente. Escultura catalana del segle XIX. Del neoclassicisme al realisme, cat. exp. Barcelona: Fundació Caixa de Catalunya, 1989.

[42] SAMSÓ, Juan: “La escultura religiosa”, Discursos leídos ante la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en la recepción pública del señor D. …el día 13 de octubre de 1907. Madrid: Est. Tip. de la viuda e hijos de M. Tello, 1899, pp. 3-18. Le contesta Amós Salvador y Rodríguez, p.7.

[43] Íbid, p. 9.

[44] “El anarquismo en el arte”. Discursos leídos ante la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en la recepción pública del Excmo. Sr. D. Mariano Benlliure el día 6 de octubre de 1901, Madrid, Imp. M. Tello, 1901, pp. 3-34 (p. 19).

[45] PACHECO, Francisco. Arte de la Pintura, edición con preliminar, notas e índice de Sánchez Cantón. Madrid 1.95t, pág., 213, del Tm. I., en: SÁNCHEZ-MESA MARTÍN, Domingo. “La infancia de Jesús en el arte granadino: la escultura”. Cuadernos de arte e iconografía, nº 1, 1988, Rev. virtual de la FUE. www.fuesp.com/revistas/pag/cai0103.html

[46] “Nuestros grabados: Madrid, Exposición de Bellas Artes en 1876”, La Ilustración Española y Americana, año XX, nº XXVI, 15 de julio de 1876, p. 19.

[47] REYERO, Carlos. “La participación de los escultores españoles en las Exposiciones Universales de París de 1855 a 1889”. En CABAÑAS BRAVO, Miguel (coord.). El arte español fuera de España. Madrid: CSIC, 2003, pp. 79-92.

[48] DUBOSC DE PESQUIDOUX. Jean Clément Léonce, Lárt dans les deux mondes. Peinture et sculture (1878). París: Pon, 1881, vol. I, p. 460, cit. por REYERO, Carlos. “La participación…”… [ob. cit.], p. 90.

[49] [Ob. cit.]

12 Pervivencia y transformación: imagineros del Siglo XX

Sonia Ríos Moyano

1.IMAGINEROS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

La transmisión cultural durante el siglo XX no fue fácil. Los problemas políticos, sociales y religiosos se sucedieron en uno de los siglos más significativos para el estado español pero, a pesar de todo, la imaginería barroca logró permanecer y adaptarse a los distintos vaivenes hasta conseguir un periodo de resurgir y esplendor que ha llegado incluso al siglo XXI. Podemos pues, hacer una clara distinción entre el proceso de auge vivido durante el primer tercio del siglo XX, un periodo de estancamiento y leve renacer que coincide con los años centrales del siglo, más un último tercio en el que se produce un resurgir imaginero comparable al vivido en el Siglo de Oro, manifestado de este a oeste y de norte a sur de la geografía española. Es difícil desligar la vinculación de la escultura religiosa de corte imaginero de su principal vehículo de expresión —la Semana Santa—, además de todo lo que conlleva su puesta en escena, donde la tradición heredada y convertida en manifestación popular de interés local, nacional e internacional en la mayoría de nuestras regiones pervivió con gran auge y estimación popular durante todo el siglo XX.

 

En el siglo XIX, la imagen religiosa procesional atraviesa uno de sus momentos más impopulares, pero a finales del siglo y comienzos del XX se vivirá un resurgir marcado por el ambiente fin de siglo, que durante las primeras tres décadas del siglo XX se irá institucionalizando y convirtiendo en la manifestación popular que ha llegado hasta la actualidad. Es en este contexto, donde pervive la figura del escultor que realiza imágenes religiosas —el imaginero—, oficio que hereda los patrones y las técnicas de los maestros del Barroco, mientras que, por otro lado, se sigue la estela de los grandes maestros de la imaginería barroca, en sus múltiples focos y escuelas repartidas por la geografía española. Los focos de creación de la escultura religiosa con fines devocionales y procesionales se ciñen a las localizaciones de las escuelas tradicionales. La distribución geográfica española mantiene sus focos preeminentes en Andalucía, Castilla y Levante, gozando de ejemplos singulares en otras regiones periféricas y en el centro de la Península.