Escenarios intangibles: la cultura literaria, sonora y artística de Tonalá

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La Santa Cruz en México: el caso de Tonalá, Jalisco

La festividad del Hallazgo de la Santa Cruz, celebrada el 3 de mayo, es muy difundida en todo México con diferentes matices, como la celebración del Día del Albañil. En el caso de algunas comunidades indígenas, los ritos que se llevan a cabo en ese día son diversos y varían de región a región, según su contexto. En algunas localidades, la fiesta religiosa es de carácter popular y se realizan festejos muy grandes y reconocidos.

En las comunidades indígenas se observa que la mayoría de las celebraciones se relacionan simbólicamente con el cambio de la estación, la llegada de las lluvias y el inicio del momento de cultivo. En Guerrero, por ejemplo, en la localidad de La Montaña, ubicada en el municipio de Tlalchapa, se sitúa una falla natural en donde se ha formado un centro regional de peregrinación que abarca un gran número de comunidades nahuas. A ese lugar llegan los peregrinos para la Fiesta de la Cruz y colocan decenas de cruces sobre una capilla o alrededor de ella, representando a las diferentes comunidades y entonando plegarias para la lluvia.7 En el Altiplano Central, en el Valle de Ixtlahuaca, se encuentra otro centro de peregrinaje, el cerro de Santa Cruz, el cual recibe el 3 de mayo a cientos de peregrinos otomíes y mazahuas para realizar danzas y ritos para pedir la llegada de las lluvias.8

En la localidad de Huamantanga, en Perú, se celebra una fiesta conocida como la Fiesta de las Cruces el 6 de enero. La fiesta está relacionada con el inicio de las lluvias y de las siembras en la región. Es una fiesta de gran arraigo popular que celebra a 17 cruces, las cuales son adornadas con flores y listones y son llevadas en procesión sobre las lomas comunales, plegando por las lluvias. Las procesiones son acompañadas de música, danzas, comida y alegría.9 En Perú también se celebra el 3 de mayo la fiesta litúrgica de la Cruz con diversos festejos. Sin embargo, la Fiesta de las Cruces se extiende a enero para vincularla con los ciclos agrícolas.

Los casos anteriores marcan una referencia sobre la tradición que existe alrededor de la festividad de la Santa Cruz, en Tonalá, Jalisco. La tradición de Las Cruces en Tonalá tiene un origen incierto. La historia oral nos remonta al periodo colonial con el posible sincretismo de tradiciones prehispánicas; sin embargo, no se ha localizado la documentación al respecto para determinar un periodo exacto. Los festejos y las actividades comienzan el 30 de abril para dar inicio formal de las actividades el día de la Santa Cruz, el 3 de mayo. Las actividades se extienden y continúan por quince días consecutivos.

La tradición conmemora la protección de los pozos y los manantiales, agradeciendo su gracia a la divinidad, en este caso representada por el símbolo de la cruz. Al ser varios pozos los conmemorados, son varias cruces las que se festejan. Con el paso de los años y la introducción de las tuberías, los pozos han desaparecido; sin embargo, fueron bautizados con un nombre y en su antigua fuente se ha construido una pequeña capilla con una cruz. Su festejo gira en su memoria y en el lugar de cada capilla, que en conjunto son conocidas como Las Cruces. La tradición se extendió por toda la cabecera municipal y ahora son 18 capillas las que se han sumado a los festejos que se conservan desde 1880 (Basulto, 2015).

Los festejos se realizan en un ambiente popular, en las calles, lejos de las iglesias. Se comienza muy temprano con “Las mañanitas” y con un desayuno sencillo, en el que participan varios vecinos e invitados. En las ocasiones en las que he tenido la oportunidad de asistir y compartir con los vecinos del lugar varios festejos, he observado que por lo general el desayuno consiste en menudo, siempre amenizado con música en vivo. El desayuno se realiza en las calles, las cuales se cierran para que alberguen el festejo. Las capillas son adornadas con flores, veladoras, papel picado y elegantes telas sobre las cruces, y se mantienen abiertas para la ocasión. Por la tarde se celebra una misa y por la noche se prende un castillo acompañado de cena y música.

En ocasiones, las procesiones son acompañadas de sonajeros, las noches con música versátil. Es una celebración importante para toda la gente el barrio, la gente se apropia de su espacio. Las calles se cierran y la comunidad, sin molestias ni arrebatos, respeta el espacio y la logística de la celebración. La festividad es una celebración para todos, y los servicios municipales están atentos a la seguridad de los vecinos.

Las festividades están reguladas y son organizadas puntualmente por las llamadas hermandades. Cada hermandad está a cargo de una cruz y procura que su festejo sea llamativo, rico, colorido y que resalte del resto de capillas. Las hermandades son formadas por los grupos de vecinos interesados en mantener la tradición y encargarse de organizar y designar las funciones de los miembros, reunir fondos y dar seguimiento a la logística de los requerimientos. La organización de la celebración de Las Cruces en Tonalá está bien establecida y es participativa, por lo que fue necesario crear una institución que gestionara y organizara los trabajos de todas las hermandades. En 1971 se creó una comisión para organizar dichos trabajos y se formalizó en el 2010 con un Reglamento Interno. Dicha comisión está integrada por 18 hermandades y encabezada por una mesa directiva con cargos honorarios de presidente, secretario y tesorero, los cuales se renuevan cada dos años por medio de una elección participativa (véase el Reglamento Interno de las Hermandades de la Santa Cruz de Tonalá, Jalisco, publicado el 25 de mayo de 2010 en los estrados de la Parroquia de Santiago Apóstol).

Se forman varias comisiones y sus deberes se encuentran muy bien establecidos en el Reglamento Interno de las Hermandades de la Santa Cruz de Tonalá, Jalisco. Dicho reglamento estipula en su artículo 4 que las hermandades fomentarán la espiritualidad y devoción a la Santa Cruz y la formación de sus miembros, en sus barrios y comunidades. Las hermandades se declaran una asociación religiosa integrada por fieles cristianos laicos, siempre con la asesoría y el acompañamiento de un sacerdote. El reglamento interno de las hermandades comprende en su totalidad 11 capítulos y 47 artículos bien definidos.

En ese reglamento se encuentran plasmadas las disposiciones generales, el modo de integrar la mesa directiva y las funciones correspondientes a la misma; los derechos y obligaciones de cada integrante, las sesiones de trabajo establecidas, la calendarización de las misas que cada hermandad debe realizar, los festejos, la entrega y recepción de la Santa Cruz, los bienes y las sanciones a los incumplimientos. El primer reglamento del que se tiene noticia fue aprobado en su totalidad en asamblea extraordinaria el 15 de marzo de 2010 y publicado el 25 de mayo del mismo año en los estrados de la Parroquia de Santiago Apóstol (ibídem).

En el mencionado reglamento interno se establece la calendarización de las misas destinadas a los festejos de mayo con motivo del día de la Santa Cruz. A través de esa normatividad, se llevan a cabo los festejos y se logran regular los tiempos y los espacios. Es en el capítulo VII, artículo 35, en donde se mencionan los días precisos para llevar a cabo los festejos en honor de la Santa Cruz y son los siguientes:


Tabla 1. Festejos en torno a la Santa Cruz
Lista de crucesFecha de celebración
Cruz del Señor de la Misericordia30 de abril
Cruz Blanca3 de mayo
Cruz de Castiochepe3 de mayo
Cruz de Metal3 de mayo
Cruz de Castio Galván4 de mayo
Cruz del Arenal4 de mayo
Cruz de la Alberca5 de mayo
Cruz de la Higuera5 de mayo
Cruz del Agua Caliente6 de mayo
Cruz de la Capilla6 de mayo
Cruz de la Escondida7 de mayo
Cruz de Martha y Magdalena7 de mayo
Cruz del Zapote8 de mayo
Cruz del Ocote8 de mayo
Cruz del Pachahuio9 de mayo
Cruz de la Sillita9 de mayo
Cruz de Cristo Rey de los Santos Inocentes11 de mayo
Cruz de San Isidro15 de mayo

En dicho reglamento, en el capítulo VII, artículo 36, se hace énfasis en que además de los festejos mencionados en mayo, cada una de las hermandades organizará en conjunto un festejo en honor del día de la Exaltación de la Santa Cruz, el 14 de septiembre. Para tal celebración se realiza un recorrido por las calles, pasando por cada capilla para recoger las cruces e incorporarlas en la peregrinación que culminará en la Parroquia de Santiago Apóstol. El festejo del día de la Exaltación es menor y menos popular.

Las hermandades renuevan a los encargados cada año a través de un sorteo realizado la noche anterior a la fiesta de la Santa Cruz. En dicho sorteo se designan las comisiones, los encargados, las funciones a realizar, se revisan las cuentas y se recuerdan los deberes propios de la hermandad y su celebración. A pesar de que las celebraciones de las cruces inician a partir de la fiesta de la Santa Cruz el 3 de mayo, el trabajo de las hermandades es continuo y durante todo el año (Basulto, 2015). Las hermandades mantienen la unidad entre sus socios, brindan apoyo económico, espiritual y moral en caso de dificultades y, sobre todo, mantienen una tradición viva.

 

Las hermandades, en el afán de mantener y acrecentar el número de sus adeptos, han creado una página en Facebook, a través de la cual organizan colectas para solicitar apoyos económicos y documentan las festividades.10 La página en línea se encuentra activa desde mayo del 2013 con las 18 hermandades participantes y menciona su propósito de promover y cultivar la devoción y espiritualidad a la Santa Cruz. La creación de dicha página ha resultado muy buena estrategia para involucrar hasta el público más joven en las festividades y mantener viva la tradición. Es una buena manera de documentar las fiestas e invitar a todos los interesados a sumarse a los esfuerzos.

La imagen que históricamente se ha manejado en las hermandades para identificarse es la cruz de su santo patrono, Santiago. Dicha cruz es además utilizada en las redes sociales, como la página de Facebook, así como en las asambleas y playeras que utilizan en distintas procesiones. En los últimos años, la mesa directiva comenzó a difundir un nuevo emblema que incluye motivos de identidad de los barrios tonaltecas. Dicho emblema comprende una cruz realizada con trazos de pintura, aludiendo a la tradición alfarera del municipio. Junto a la Cruz aparece el número 18 y la letra H, que simbolizan el número de hermandades, todo sobre un fondo color amarillo, que simboliza el sol y el escudo de armas de Tonalá. La nueva imagen se ha difundido en redes sociales y en las camisas que los miembros de las hermandades hicieron para identificarse. A pesar de esto, en la actualidad la cruz de Santiago sigue utilizándose para identificar a las hermandades de la Santa Cruz.

Las fiestas dedicadas a Las Cruces en Tonalá generan un ambiente de identidad entre los vecinos y su respectivo barrio. Ser parte de la celebración significa dar continuidad a lo que ha sido la tradición de sus antecesores. Participar con el trabajo propio, colaborar y cooperar en alguna tarea consolida las relaciones de la comunidad y se da un beneficio para todos, para el colectivo.

La administración de la celebración está a cargo de los organizadores, así como los recursos requeridos año con año. El comité tonalteca se renueva según la descripción que sigue:

En un sombrero o canasto se incluyen los papelitos que contienen los nombres del cargo que va a sortearse. Los números van del uno al ocho. El presidente en funciones, con el sombrero o canasta en mano, va invitando a los miembros de la asociación presentes a que participen en la rifa. Unos aceptan y otros no. Cuando alguien por fin se decide toma un papel y, cuando eso sucede, se arroja un cohete al aire. Se siguen promoviendo los cargos hasta que todos se asignen. Una vez que todos han sido repartidos, se procede a la apertura de los mismos y a su lectura en público. Cuando sale el papel con el nombre de la Santa Cruz es sabido que la persona designada será el primer cargador por un año. Otro cargo es el de comisión y su poseedor tendrá una responsabilidad de dos años. Se llega así al final y, una vez que ha sido dado a conocer, se enciende la ristra pirotécnica (Marrón, 2006).

Las fiestas de la Santa Cruz en Tonalá han permitido construir una red de relaciones sociales para la celebración, la herencia de la práctica y de la tradición. La manera en que se funden la religión, la fiesta y la burocracia son múltiples. Esa característica ha facilitado el arraigo de las fiestas entre los vecinos de los municipios y su continuidad. Desde el inicio de la celebración, en cada barrio se instalan juegos mecánicos y puestos de comida o de diversiones, lo que convierte a la reunión en una verbena que motiva la convivencia entre vecinos; es el goce mezclado con la fe.

A manera de conclusión

La herencia del mundo medieval, a pesar de su lejanía temporal y espacial, se hace evidente en lo contemporáneo y se sincretiza con el imaginario de los pueblos indígenas y los barrios populares en el Nuevo Mundo. La estrecha relación que encontramos con las celebraciones de los ciclos agrícolas y las festividades cristianas pone en evidencia el fuerte arraigo de las creencias populares.

El origen litúrgico de la festividad de la Santa Cruz originado en los confines del periodo imperial se hereda a la Europa occidental y se implementa en el Nuevo Mundo, creando un fenómeno único. La herencia de los conquistadores y los evangelizadores crea un proceso sincrético con importantes particularidades que merecen ser estudiadas. La labor evangelizadora en el occidente del país y la fuerza civil del virreinato impusieron una serie de tradiciones que no se desprendieron totalmente de sus raíces prehispánicas, relacionadas con aspectos y ciclos naturales.

Tonalá presenta una variedad de encuentros religiosos, sociales y culturales que se conjuntan en uno de los meses más calurosos del año: mayo. Hay que considerar que en Europa, abril y mayo son meses en que despunta la abundancia de la primavera y se agradece el temporal. En México, dichos meses son los más calurosos del año y las tradiciones populares, en ese sentido, son muy diversas. El culto popular tuvo que adaptarse a sus necesidades y hay una reelaboración de la liturgia europea que se adapta al entorno natural, relacionado con los ciclos agrícolas y su contexto.

Cabe señalar que la festividad de la Santa Cruz no tiene el rango de fiesta patronal en Tonalá; sin embargo, la celebración está muy arraigada en sus habitantes. Las fiestas de la cruz pertenecen primero al pueblo que a la institución eclesiástica. Los barrios encontraron en Las Cruces una devoción auténtica y expresiva de su comunidad, una devoción que se ha heredado colectivamente y expone sus convicciones religiosas. Esa devoción está además documentada y normada por un reglamento interno e instrucciones precisas que la vuelven una práctica formal.

Por sus características, las festividades de Las Cruces en Tonalá merecen entrar en la categoría de Patrimonio Cultural Intangible y recibir apoyo para su preservación y defensa. La continuidad de la tradición está en las manos de los mismos vecinos y participantes de los festejos, cuyo esfuerzo ha hecho posible crear lazos entre el pasado y presente. Queda a los investigadores abonar en el estudio de sus raíces y en el contexto histórico de tan ferviente y viva tradición tonalteca.

Bibliografía

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BASULTO LEMUS, A. y Diana Garcidueñas (2015). Tonalá. Tradición viva. Tonalá: Conaculta.

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MARRÓN, Ó. y otros (2006). Las cruces de Tonalá. Tonalá: Cuadernillos Tepalcate/Ayuntamiento de Tonalá.

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Fuentes en línea

http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtualdata/publicaciones/inv_sociales/N22_2009/pdf/a11.pdf. Consultado el 5 de mayo de 2017

Fundamentos para el estudio del patrimonio intangible: el mundo acústico y bibliografía fundamental
IVÁN JOSÉ PELAYO

En el presente ensayo se plantean las bibliografías fundamentales para definir la conceptualización del sonido como patrimonio cultural. Además, es un buen principio plantear el sonido estructurado por los seres humanos como parte de la cultura, ya que así como el ser humano nace con las capacidades de ver y oír, así como existe una “cosmovisión”, hay una “cosmoaudición”, es decir, una manera de interpretar la realidad, escucharla y expresarla a través de la música o de diseños iconográficos; para plantearlo de otra manera, se trata de “el sonido musical humanamente estructurado o sistematizado”.

Por otro lado, se plantea una nueva línea de investigación relacionada con el entorno acústico y específicamente el relacionado con aves y sus sonidos, ya que conecta directamente con el humano que percibe con el espacio en el que habita y en que se mueve, ambos directamente fusionados con el sonido como parte del entorno y de procesos creativos en algunos tipos de arte. El ser humano es quien limita la percepción y la va creando con base en sus propias memorias, sensibilidades y vivencias cotidianas, siendo éstas la limitante perceptiva, donde el objeto es una materialización que refleja una idealización cultural del sonido y satisface un fin determinado. Este tipo de perspectivas resultarían de gran utilidad en los estudios de historia el arte, porque ayudaría a entender la influencia de la naturaleza en los procesos de creación, como sería el caso de aves representadas en cerámica tradicional tonalteca.

El ensayo está organizado en tres partes y revisa las diferencias entre sonido, ruido y música; la segunda parte aborda aspectos sobre espacio, sonido y memoria; por último aspectos, se reflexiona en torno de las aves comunes en el occidente de México; además de que se incluye un listado breve con características básicas de las mismas. Este ensayo es de carácter multidisciplinario y posiblemente sea el primero en su tipo, pues conjuga aspectos de etnomusicología, antropología cultural, historia del arte, acústica, psicología de la percepción y ornitología, y se enfocándose en influencias del biosistema natural en el proceso creativo de ciertos tipos de artes populares desarrollados en Tonalá.

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