La sexualidad en el siglo XXI

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En la conferencia sobre el síntoma, a raíz de Juanito, Lacan menciona la experiencia de la erección como un goce que no es homo, como auto, autoerótico, no es relativo al principio del placer, es más bien todo lo contrario, lo llamó hétero.

Encontramos aquí aquello que para Freud fue un tope, la roca de la castración, lo que queda por fuera de la regulación de lo simbólico, de la palabra, del lenguaje, de las normas, de las convenciones, sea la época que sea, siglo XIX, siglo XX o siglo XXI. Si bien es lo simbólico del lenguaje lo que da sentido, regulando la satisfacción que permite el ingreso del sujeto en un discurso, no-todo puede ser regulado por lo simbólico, esa satisfacción en exceso, ese goce, un plus imposible de soportar e imposible de decir, un real sin ley (22), lo femenino, que aparece como un accidente, que llamó dijimos antes irónicamente: “No hay relación sexual“, no hay completud ni armonía entre el goce y la palabra (23), no hay uno para cada una, no hay lo adecuado totalmente, todas las palabras que existen y las que vendrán no alcanzarán a nombrarlo… todos los semblantes que aporta el género: hombre, mujer, homosexual, trans, queer…, etc .

Podrán asistir a la mayoría de los trabajos orientados en este eje, tanto como la participación de Gustavo Stiglitz sobre identidad e infancia

Entonces, ¿qué propone el psicoanálisis?

Hoy más que ayer, por las coordenadas de la época, el ser hablante se enfrenta tempranamente, según su suerte –ya sea por la familia que le toca como por las contingencias de su propia vida– a esta parte del viviente sin regulación, donde deberá enfrentar el vacío de lo simbólico ante este exceso vital insoportable que paradójicamente lo destruye, el goce, ¿qué hacer con eso? Deberá dar una respuesta, ahí se ubicará el primer momento de la elección, de esa elección forzada a partir de los elementos simbólicos e imaginarios que disponga y que posibilitará una sexuación posible, o no, cada uno, uno por uno.

El psicoanálisis con Lacan, después de Freud, nos orienta en que no por ser forzada la elección es inmutable en todos los casos. Y propuso la experiencia analítica, una experiencia con un analista, y por esto, bajo transferencia, como una posibilidad de hacer saber al “serhablante” del goce que estuvo en juego en esa primera elección que, como inconsciente, fue infantil, sexual, y en algunos casos reprimido; en otros, tendremos que precisar su anudamiento, ofreciendo a quien esté dispuesto, una nueva toma de posición, una nueva posibilidad de asumir, más allá de sus identificaciones, su ser sexual, lleve el nombre que lleve: hombre, mujer, bi, trans… y que haga de su vida, decida lo que decida, una mejor elección.

*- Andrea Blasco es AP de la Escuela de la Orientación Lacaniana y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Coordinadora del CID Jujuy

1- Miller, J.-A., “Elogio de los heréticos”, Revista Lacaniana de Psicoanálisis. EOL, año XIII, N° 23, Buenos Aires, octubre 2017.

2- Miller, J.-A., “Méritos de la ortodoxia”, op. cit.

3- Mansilla, G., Mariposas libres. Derecho a vivir una infancia trans, Ediciones UNGS, Buenos Aires, 2018.

4- Página/12. 2/11/18. “Cambiar el mundo desde el propio cuerpo”.

5- Laurent, É., “El niño como real del delirio familiar”, Blog. http://nel-medellin.org/el-nino-como-real-del-delirio-familiar. Enero 2011.

6- Ansermet, F., “Disrupciones en la procreación, el género y la filiación: una introducción”, Enlaces 24, Grama ediciones, Buenos Aires, 2018.

7- Diccionario de la Real Academia Española. Google.

8- Ibid.

9- Diccionario de la Lengua Francesa. Google.

10- Ibid., p. 248.

11- Klein, R., “El nacimiento del género”, Colofón N° 22, Granada, noviembre 2002.

12- Lacan, J., “Del Trieb de Freud y del deseo del psicoanalista”, Escritos 1, Siglo XXI, Buenos Aires, 1993, p. 830.

13- Silvestre, M., Mañana el psicoanálisis, Manantial, Buenos Aires, 1988.

14- Miller, J.-A., Del síntoma al fantasma y retorno, Paidós, Buenos Aires, 2018.

15- Lacan, J., “Nota sobre el niño”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2009.

16- Stiglitz, G., “Entrevista a É. Laurent”, Rayuela, Revista virtual, 2017.

17- Laurent, É., Conferencia “El niño y las nuevas parentalidades”, UBA, 2018. Inédita.

18- Lacan, J., El Seminario, Libro 16, De un Otro al otro, Paidós, Buenos Aires, 2012.

19- Lacan, J., El Seminario, Libro 19, …o peor, Paidós, Buenos Aires, 2012.

20- Lacan, J., Seminario 21, Les non dupes errent. (19/03/1974). Inédito.

21- Lacan, J., El Seminario, Libro 23, El sinthome, Cap. 2, Paidós, Buenos Aires, 2006.

22- Miller, J.-A., La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, Paidós, Buenos Aires, 2008, p. 238.

23- Lacan, J., “El atolondradicho”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012.

INFANCIA Y ELECCIÓN

¿Qué lugar para la sexualidad de los sujetos niños y adolescentes en la escuela? Marcela Hessling (*)

Será porque en la clínica con niños uno no sólo debe vérselas con los padres de éstos, sino (y, cada vez más), también con las instituciones escolares a las que asisten.

Será porque cada vez pasan más tiempo esos niños en esos espacios, que me pareció de gran importancia hablar sobre lo que sucede y lo que no sucede entre aulas, pasillos, clases, recreos, palabras y silencios.

En esta clínica donde los motivos de consulta son diversos, cada vez más es la escuela quien empuja a los padres a la consulta y, entonces, escucho tres voces: los padres, la escuela y al sujeto niño-adolescente. Y no siempre la demanda es la misma (las tres voces no coinciden); se trata de ubicar el punto de angustia en ese sujeto.

Por tanto en mi trabajo, como creo en el de todos los que compartimos la clínica con niños y adolescentes, hablamos con colegas que están o transitan por esas instituciones escolares desde los gabinetes fijos o itinerantes. Una de estas intersecciones fue lo que motivó entre otras hacer esta transmisión: en ocasiones me tocó supervisar gente que trabaja en las escuelas, como equipo de orientación y que se topan con estas dificultades en lo escolar. Porque la escuela no sabe qué hacer, no quiere hacer, deja pasar o se asusta porque lo que aparece son las dificultades de los adolescentes para tramitar algo de la sexualidad; y justamente aparece el cuerpo con cortes, piercing, tatuajes, etc., donde se trata de regular algo de esto.

Silvia Ferrarotti, en las palabras de apertura de las II Jor-nadas del Proyecto Alojar expresa: para el psicoanálisis el lazo social se plantea en términos de discurso, es decir que el sujeto adviene en el campo del Otro y se humaniza en ese encuentro.

El discurso se transmite principalmente por las instituciones, que son las que generan los lazos que nos unen, empezando por la familia, siguiendo por las instituciones educativas, jurídicas, de la salud, etc. Las instituciones entonces están regidas por el discurso del amo que ordena, comandado por el significante del ideal, lo que podemos traducir como norma, regla o principio de ley. Es por ello que este discurso necesariamente homogeniza y es universalizante.

La escuela es un lugar que está reglado, allí no se puede hacer cualquier cosa, lo que pone en evidencia la importancia de la ley en el discurso social, en tanto regulación y orientación necesarias para el sujeto.

En su discurso, la escuela vehiculiza una demanda, siempre se espera algo del niño y el adolescente: que siga las consignas, que estudie, que respete las pautas de convivencia, etc. Pero es una demanda que necesita del consentimiento, el sujeto puede decir que no.

La pregunta por la posibilidad de educar la sexualidad es un tema que interesa y preocupa a las instituciones educativas. Es un tema actual y también un tema antiguo, cada cultura fue inventando un modo de abordar la cuestión, o también de callar, de negar, de desconocer, que son otros modos de hacer con eso. Hoy, ¿cuáles son los ritos del pasaje? Si los hay, ¿mantienen todavía su eficacia simbólica?, ¿qué se les dice a los niños y niñas de hoy, cómo hacerse hombre, cómo hacerse padre, que no es lo mismo, cómo hacerse mujer o madre, que tampoco es lo mismo?

 

Hoy afligen a las instituciones casos donde lo sexual irrumpe, conmoviendo a la opinión pública. Para algunos funcionarios públicos, lo que ha aumentado no son los hechos, sino que el estado, al tener más instancias jurídicas que faciliten las denuncias, dicen que éstas se incrementaron. Los medios de comunicación insisten en afirmar, basándose en datos estadísticos, que los delitos sexuales sí han aumentado. Pero también podemos pensar que este incremento se debe a que la vida en sociedad se ha vuelto light: las normas o leyes que imponen un límite a los propios impulsos del ser humano se han debilitado, se puede pasar al acto con facilidad.

Introducimos pues en este debate, el malestar que despiertan episodios cotidianos que ocurren en el ámbito escolar: preguntas inesperadas, embarazos adolescentes, niños identificados a rasgos opuestos a los típicos de su sexo, juegos sexuales que ocurren en los recreos, en los baños o incluso en las aulas. También las situaciones de abuso (cada vez más comentan las chicas estas escenas). Hay un permitido de hablar de esto y además hay unas pautas con las cuales la cual la escuela debe cumplir, un deber en función de la ley con respecto a la cual está obligada a denunciar frente a estos acontecimientos, ¿qué responsabilidad le toca a la educación? ¿Es posible la prevención? ¿De qué hay que prevenir a los adolescentes, del desencuentro estructural con el objeto de satisfacción? No hay nada normal en la sexualidad. Y el tema es cómo vivir con el malestar y eso no es transmisible, hay un saber imposible de trasmitir sobre la sexualidad, ¿cómo vivir con eso? ¿Por qué la escuela se ve implicada en este problema?

Desde el psicoanálisis sostenemos que la sexualidad no es educable en términos pedagógicos. La sexualidad va más allá de lo conciente, lo racional; es lo que nosotros llamamos la libido, la pulsión o el goce. Diferentes términos que intentan cernir lo menos aprehensible del ser humano. Decimos intentan, porque nombrarla no agota su empuje, siempre se escapa a la posibilidad de simbolizarla, de civilizarla.

La orientación es la pregunta de cómo precipitan en las instituciones (educativas), las operaciones o mandatos sociales, como por ejemplo, las leyes de “Educación Sexual Integral” y la de “Identidad de Género”; dos mandatos sociales que tocan uno de los resortes estructurales de la constitución subjetiva. Ver cómo inciden y resuenan en el campo de las prácticas educativas

Tomemos las adolescencias, para elucidar qué hace la escuela con ellas. Stevens define a la adolescencia como “la edad de todos los posibles y del reencuentro con un imposible […] Los fantasmas que funcionaban dando algún tipo de respuesta ahora le resultan insuficientes al sujeto. Los posibles que hasta ahora daban respuesta son cuestionados, son abiertos y esto enfrenta al adolescente al “reencuentro con el “imposible”. Es decir, aquello que hasta ahora no se cuestionaba, se presenta como interrogante y por consiguiente con el imposible de la respuesta. “La adolescencia, la edad de una gran variedad de respuestas posibles a este imposible que es el surgimiento de un real propio de la pubertad. La cuestión es, para finalizar, ¿cómo acompañar a los adolescentes en tal escenario a construirse un vínculo plausible con la sexualidad, con el abismo que es la sexualidad, con el amor y lo que no acaba de velar, con la vida, en definitiva? ¿Cómo acompañarlos a realizar sus duelos en una época que no favorece las narrativas y que promociona lo anestésico, en sus distintas variantes?

Este acompañamiento requiere de una apuesta, intentar la conversación, en tanto que la mediación de la palabra introduce el lazo y da lugar a la emergencia del amor.

La apuesta es promover el gusto por las palabras y no tanto de rellenar el vacío que conlleva su condición de adolescentes, el sexo y el amor, en nombre por ejemplo de la seguridad.

Qué posibilidades en la escuela de tramitar esos ideales de bienestar, de higienismo, sus prédicas de un ser en relación a lo patológico, cuando los sujetos, todos, en realidad no encuadran en la universalización o uniformización; quizá ese sea el desafío, que plantea en un punto la ley de ESI, la aceptación del uno por uno.

Bibliografía

Liberari, P. y Gregoret, B., “La sexualidad en el campo educativo. Tropiezos”, Diálogos pedagógicos, Año v, N°9, Abril 2000

Boureneu, M.; Beauvais, A.-M. y otros, “Laboratorio: la apuesta de la conversación”, en Memorias de la Jornada del Centro Interdisciplinario de estudios sobre el niño (CIEN), Buenos Aires, 2001.

Lacan, J., La familia, Argonauta, Buenos Aires, 1992.

Lacan, J., El Seminario, Libro 10, La angustia, Paidós, Buenos Aires, 2015.

Lacan, J., “Televisión”, Psicoanálisis. Radiofonía & Televisión, Anagrama, Barcelona, 1977, p. 39.

Laurent, É., “La nueva mirada social de Lacan”. Publicación virtual Emerolica, 2005.

Spurrier, P., “El niño, sus síntomas y el psicoanálisis”, seminario inédito, Bogotá Colombia, 2000.

Castro, M. P. y otros, “Adolescencia y época”, Revista Consecuencias N°6, junio 2011.

Desafíos en las Escuelas II. La excepción en las prácticas institucionales con niños y adolescentes, Grama ediciones, Buenos Aires, 2016.

Tizio, H., Reinventar el vínculo educativo: aportaciones de la Pedagogía Social y del Psicoanálisis, Gedisa, Barcelona, 2005.

Cottet, S., “El sexo débil de los adolescentes: sexo máquina y mitología del corazón”, Varité, Setiembre 2012

*- Marcela Hessling, es miembro del CID Salta.

Una niña trans, una “elección preferencial” Ana Rosa Cóncaro (*)

La pregunta que me surgió a partir del video de Tiziana fue: ¿qué es lo diferente en Tiziana de otro niño o niña? Y quizás sea la pregunta de los autores del video, y de la propia madre de Tiziana, que la llevó a realizar de la infancia de su hijo/a una cuestión pública, una causa de defensa universalizante, defender el colectivo de la infancia trans.

Niño es un significante que no tiene ninguna realidad más que articulado a otros en un discurso. Decir que es un niño, dependerá del lugar que ocupe en un discurso, en tanto que estos son los que regulan los lazos entre los sujetos y su goce. Justamente in-fancia, quiere decir “el sujeto que no habla”, el que no toma la palabra propia, es hablado.

Freud en 1920, en “Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina”, resume las tres variables que se conjugan en la sexualidad humana: los caracteres sexuales somáticos, los caracteres sexuales psíquicos, hoy el género, y la elección del objeto. Lo que me interrogó quizás, sea que los rasgos sexuales somáticos, o sea el sexo asignado al nacer, no coincida con los caracteres psíquicos de Tiziana. Ya lo anticipaba Freud que estos tres caracteres varían con cierta independencia unos de otros y que en cada individuo aparecen diversamente combinados, dando una graduación amplia de combinaciones que nos permitiría decir que hay tantas sexualidades como rostros humanos.

Con Lacan podemos decir que la sexuación se diferencia de los roles sexuales en cuanto construcciones sociales y culturales. En el video sobre Tiziana, se evidencia que el ser nombrada trans está significado por esos rasgos de la cultura que definen a la mujer: los aros, las uñas pintadas, los movimientos en la danza, dan cuenta de cómo los significantes muerden el cuerpo y que eso da cuenta de su modalidad de goce.

La causación del sujeto se despliega en dos operaciones y en tiempos lógicos, ambos son necesarios para el surgimiento del sujeto del inconsciente, sujeto del deseo por un lado y por otro, la forma en que “este sujeto vacío de algún modo se torna sustancia como objeto a”, (1) la separación. Doble vertiente, la del deseo y la de la pulsión.

Tiziana, la niña trans, con un brillo reluciente, da cuenta de la operación de alienación, donde su orientación es a los significantes del Otro, elige lo menos peor, el sentido que le viene del Otro, esto es “yo soy”, y precipita, tempranamente, el momento de concluir, tomando significantes que la época ofrece a través de su madre, y realiza a los 8 años el cambio de género en el documento. Además, el video deja ver la lectura del famoso libro Yo nena, Yo princesa, donde la madre de Lulú, primer caso en la Argentina de cambio de género en la infancia, relata que a los 18 meses su hijo expresó esa frase. La madre de Tiziana indica con su dedo en el libro, las palabras que le permitirán a Tiziana, nombrar algo de lo innombrable que la habita. Tiziana en esta “elección preferencial”, que es la dirección hacia el Otro, hacia un “no pienso”, precipita una identidad sexual, soy trans, significante que coagula, condensa y la nombra, reduciendo el tiempo de comprender, de latencia.

L. Gorostiza en la entrevista previa a las Jornadas de la Escuela de la Orientación Lacaniana 2018, nos propone investigar una línea abierta por Lacan en el Seminario 18, “lo que obtura es el falo”, y agrega: “El falo es el goce femenino”. El falo introduce la discordancia fálica, no hay una relación compatible. La madre tiene una relación primaria con el objeto fálico o con su falta, y el lugar del niño, se lo considera en relación a esa falta: si la cubre, si no la cubre, si la sublima, etc. El fantasma está siempre presente entre la madre y el hijo. El hijo es un objeto para la madre, es su producto, y el padre que ejerza la función: “Es aquel que tuvo la perversión particular de apegarse a los objetos a de su mujer” (2), para separar al hijo de la madre de la buena manera, padre-versión, y en este sentido podemos también hablar de la perversión materna.

La familia hoy no se constituye, generalmente, alrededor de la metáfora paterna; lo que se percibe, es que el niño va como objeto de goce de la familia, no solamente de la madre, y más aún de la época. Laurent dice: ”El niño es el objeto a liberado, producido”. (3) Y por su presencia sutura la falta en la madre, colma su ex-sistencia, es condensador de goce. Entonces la operación de separación está obstaculizada en Tiziana, operación de intercepción de vacíos, la falta del Otro habilita al sujeto a operar desde su propia falta. Como ejemplo, Tiziana es llevada por su madre a hablar en espacios públicos sobre su elección sexual en defensa de la infancia trans, y algunas veces participa su padre.

Miller, citado por Gorostiza, ubica un sintagma para nombrar la época, “Capitalismo plus ciencia” (4), considera que hay un rechazo de la alteridad, de lo femenino en tanto hétero para el hombre como para la mujer. Y que en la diversidad y multiplicación de sexos que aparecen en la época, “secretamente” podemos ubicar un rechazo de la alteridad, y un empuje a la homogenización. Entiendo que esta visibilización que exhibe la madre es un rasgo de la época: la indiferenciación entre público-privado y cierta homogeneización en categorías identitarias. Defensa de la castración, y por otro lado, a las respuestas segregativas del otro social.

La sexuación se construye a partir de identificaciones y en tiempos, dando cuenta de la modalidad de goce del parlêtre, y sabemos que lo simbólico no alcanza para dar cuenta acabadamente del real del goce; le queda, aún, a Tiziana, el encuentro contingente con la metamorfosis de la pubertad, la irrupción del real del cuerpo puberal, para ver si ese despertar la expulsará o no del campo imaginario donde está ubicada. Y armar una nueva respuesta, donde el saber constituido en la infancia no alcanzará para suplir lo imposible de saber. Deseo, fantasma y elección de objeto, jugarán su partida y exigirán una nueva tirada de cartas.